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Vivimos en un universo consciente. Somos parte de esa conciencia infinita. Somos una
manifestación de la misma.
El movimiento de la conciencia genera vibración, a este movimiento podemos llamarle
mente, y esta vibración genera campos de energía e información, de los cuales surge la
materia y todas las cosas que experimentamos con los sentidos.
Así que tenemos que comenzar considerando el hecho que la materia no es sólida ni
tiene una existencia propia e independiente, no hay nada sólido y todo se encuentra
entrelazado en el nivel fundamental.
En esencia todo es unidad. Es debido a la frecuencia en la que vibran las partículas
elementales que nuestros cerebros las perciben como sólidas y separadas, creando una
realidad física palpable y en apariencia concreta.
Pero la fuente original, el origen de la mente, de la energía y de nuestro mundo físico es
la conciencia, y existe por lo tanto un océano infinito de conciencia pura y vibrante en
el interior de cada uno.
Según el genial físico Max Planck: “No existe la materia como tal, toda la materia se
origina y existe en virtud de una fuerza que hace que el átomo vibre y provoca que el
diminuto sistema solar del átomo se mantenga unido. Debemos asumir que detrás de
esta fuerza existe una mente consciente e inteligente. Esta mente es la matriz de toda la
materia.”
De manera que nuestros cuerpos físicos y toda la materia que nos rodea y configura
nuestra realidad cotidiana, son el resultado de una frecuencia.
Puesto que cada ser vivo es consciente de manera única y propia, cada ser vivo presenta
un tipo de vibración que le es particular. La conciencia transmite un amplio espectro de
vibraciones, el cual a través del principio de resonancia atrae un espectro
correspondiente de experiencias. Las conciencias con una frecuencia común comparten
niveles de existencia o dominios comunes de experiencia y tienden a atraerse y a cruzar
caminos en la vida.
Estas ondas poseen una frecuencia, una amplitud y presentan fases que provocan
fenómenos como la interferencia, que tiende a crear patrones.
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Patrón de interferencias
La frecuencia (f) es la cantidad de ciclos por segundo y esta en relación directa con la
velocidad (v) de la misma e inversa con la longitud de la onda (λ).
f=v/λ
Es decir, una frecuencia alta indica que la onda vibra a alta velocidad y por lo tanto es
más corta.
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En física, la interferencia es un fenómeno en el que dos o más ondas se superponen
para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud, es decir, puede ser una
interferencia constructiva cuando las ondas presentan la misma fase, o destructiva y que
las ondas se cancelen.
Estas combinaciones son las que crean un patrón de interferencia. Estos patrones, que
podemos compararlos con un código de barras, son leídos e interpretados por las
células.
El efecto de interferencia puede ser observado en cualquier tipo de ondas, como luz,
radio, sonido, ondas en la superficie del agua e incluso el pensamiento.
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En los seres vivos, las vibraciones más sutiles generan campos, que de acuerdo a sus
características pueden ser:
-electromagnéticos, relacionado con la actividad eléctrica y el campo magnético de las
células.
-de energía, relacionados con la energía vital (chi) y el aura.
-de información, como los campos morfogenéticos,
-de conciencia, relacionado con las emociones (campo emocional) y pensamientos.
A su vez estos campos son la expresión de los diferentes cuerpos que componen
nuestra existencia y al mismo tiempo los están generando en una realimentación
continua.
El cuerpo informa al campo, el campo modela al cuerpo.
Cada cuerpo tiene un nivel de vibración característico, desde las frecuencias más bajas y
menos sutiles que crean el plano físico hasta las frecuencias más altas de la conciencia
humana, que forman los cuerpos sutiles, que están entrelazados con el resto de las
conciencias y son de naturaleza no localizada.
Pero es a partir de este nivel que hacemos experiencia. La materia contiene y le sirve de
vehículo a la conciencia. Como un envase o una funda, o mejor dicho, como una
proyección.
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La luz que vemos ocupa una pequeña franja del espectro total de radiaciones
electromagnéticas
Es una cuestión de creencias. Se cree más fácilmente en la materia que en la mente que
hay detrás de esa materia, o en un dios separado de uno más que en la naturaleza divina
de la existencia. La tendencia general es a compararse o referenciarse con los demás,
con los objetos y con las situaciones exteriores en lugar de autoreferenciarse, es decir,
que sea el propio espíritu la referencia, y esta es la razón por la cual la mayoría de los
seres humanos viven sus vidas con un sentimiento de separación, aislados, temerosos
del futuro, de la soledad, de la escasez, de la muerte. Olvidando asumir su propia
naturaleza divina, cósmica e incapaces de mover una partícula con sus pensamientos,
los cuales están confinados a un incesante y monótono diálogo interno.
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Una realidad holográfica
En cada momento en el tiempo, nuestro universo no es más que un fragmento de una
compleja red de infinitas posibilidades, que es inmutable y eterna. A estos múltiples
universos o estados proyectados se le llama multiverso o “función de onda" de la
realidad. También le podemos decir “océano de potencialidad infinita”.
Es un holograma fractal que tiende a proyectarse hacia el futuro y del cual surgen
todas las formas y manifestaciones.
Fractales en la naturaleza
El propio fractal no cambia, es sólo nuestra mente la que se mueve a través y por lo
tanto genera por sí misma la ilusión del espacio tiempo.
Para entender este proceso, se debe entender cómo funcionan los hologramas.
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Un holograma es un objeto bidimensional que contiene codificada toda la información
que describe la imagen tridimensional. Al ser iluminado de cierta forma, el objeto 2D
reproduce una imagen en 3D. Nuestro universo tridimensional podría estar codificado
en una superficie, o sea 2 dimensiones que lo contiene, como una especie de inmenso
holograma. Y de esto hay evidencias cada vez mayores.
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La naturaleza de la imagen proyectada depende del ángulo, la intensidad y la frecuencia
(color) del láser, es decir, la imagen final está en relación con la cantidad y calidad de la
luz.
La conciencia y el holograma
Así como el color del láser determina la información holográfica accesible, nuestras
emociones determinan el tipo de experiencias a las que podemos acceder, generando los
distintos arquetipos, que son los moldes o modelos básicos de comportamiento.
De toda esa gama de frecuencias, nuestros pensamientos determinan el ángulo
particular de iluminación desde la cual se experimenta este arquetipo. Y la fuerza de
nuestra intención, o sea de nuestras creencias, determina cuan exacto y vívido se
manifiesta. A mayor información y energía mayor fidelidad en la proyección.
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De manera que el futuro es un subconjunto surgido de todos los futuros probables,
aunque en realidad, el tiempo es ilusorio, porque todos los niveles del fractal existen
simultáneamente.
Por eso decimos que este fractal es holográfico, nosotros iluminamos porciones de él
según nuestras emociones, pensamientos e intenciones.
Estos niveles o dominios son los mundos personales que habitamos, nuestra esfera de
influencia, nuestro alcance de percepción y la región de actividad. Son áreas específicas
del holograma que cada uno ilumina según su espectro vibratorio, que es proporcional
al grado de comprensión y de apertura de la mente.
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Por lo tanto, los dominios pueden entrelazarse, interconectarse y además ser
subconjuntos de otros dominios.
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A veces dos dominios son aparentemente independientes, compartiendo solamente las
frecuencias básicas.
Por ejemplo, dos personas pueden compartir las frecuencias más bajas, colocándolas en
el mismo plano físico, pero tener diferentes grados de percepción y niveles de
entendimiento y estas diferencias harán que una persona sea insignificante en la vida de
otra. Pueden cruzarse, pero sólo de manera superficial. Y si se ven obligados a
interactuar o comunicarse, habrá mutua incomprensión y falta de interés en el mejor de
los casos, y aversión o confrontación en el peor.
Cuando la diferencia entre los dominios es extrema, los seres de cada dominio, no se
perciben físicamente entre sí y esto se relaciona también con las dimensiones de cada
conciencia.
Redes neuronales
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Las 2 fases
Podemos describir al campo de múltiples posibilidades, al que también llamamos la
Matriz o el “océano de potencialidad infinita”, como un gran holograma universal, de
acuerdo a la región del holograma que sea iluminada por el observador y a la manera
en que este lo haga, generará o proyectará una realidad determinada que se manifestará
en el plano físico.
Una función de onda puede dar información acerca de la probabilidad de que una
partícula subatómica, por ejemplo un electrón, estará en una posición determinada o en
un estado de energía cuando es medida.
Las funciones de onda se pueden considerarse como una nube de posibilidades de las
que sólo una de estas posibilidades se manifiesta cuando es observada. Es una pequeña
región del holograma universal a partir de la cual se proyecta un ángulo de información.
A nivel cuántico las funciones de onda son la base física de los dominios, es decir, los
planos o mundos que percibimos y con los que interactuamos. A su vez estos dominios
de la percepción definen el alcance de nuestras funciones de onda personales.
Estas funciones de onda son muchísimo más complejas y más ricas en información que
las de un electrón, que ya en si mismo es complejo, sin embargo los principios de la
física cuántica son tan válidos para nosotros en el mundo macroscópico como para los
electrones en el mundo subatómico.
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Esta fase no es más que el alineado físico de la función de onda. En resumen, para que
dos o más objetos compartan la misma realidad e interactúen causalmente entre sí deben
tener cero diferencia de fase entre ellos.
En lo que respecta a los seres humanos, la situación es más compleja, ya que sus
funciones de onda son más complejas.
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determina el ángulo de visión de la imagen final, también la selección de la fase
geométrica generada por la observación provoca el colapso de la función de onda en una
realidad determinada..
Por lo tanto, nuestro dominio perceptual es una función de onda que se extiende de
forma esférica desde nuestra ubicación hacia afuera en todas las dimensiones y
direcciones del espacio tiempo.
La fase esotérica sólo puede ser modulada por campos superpotenciales, que son aún
más simples en su estructura que los campos potenciales. Mientras los campos
potenciales son como las corrientes de agua, los campos superpotenciales representan el
agua misma. Sólo dos cosas son capaces de generar y modelar tales campos: la
conciencia y ciertas tecnologías hiperdimensionales.
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medio interno y el medio externo. No se pueden detectar con instrumentos estándar
porque los campos que conforman el aura son estructuralmente más simples que los
campos electromagnéticos.
El aura es un campo de resonancia que codifica cual región del holograma es accesible
para alinear las fases, determinando qué experiencias serán atraídas. Hasta cierto punto,
el aura traza un mapa de la función de onda de cada individuo y su dominio. Va
disminuyendo con la distancia, pero está en relación directa con los campos de energía y
con las emociones y el nivel de conciencia de cada ser.
Esta es la razón por la cual la vibración de una persona o lugar se nota sólo cuando uno
está lo suficientemente cerca.
Lo que llamamos aura, es solo una parte del espectro de vibraciones. Es la parte más
cercana al nivel físico. Pero los cuerpos sutiles se extienden más allá del espacio tiempo
y están entrelazados con otros cuerpos, incluso separados por grandes distancias. Esta es
una propiedad de la conciencia infinita que justamente es no localizada e interconectada
con todo lo que existe.
Por eso dos personas pueden compartir los dominios y transmitirse información y
energía mucho más allá del espacio tiempo ordinario, a través del entrelazamiento
mental y emocional.
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energía e información para experimentar una cierta realidad, pero no selecciona
explícitamente cual experiencia en particular se manifestará. La manifestación de la
experiencia consciente depende de otros factores como la programación subconsciente,
la educación, el estado neurofisiológico de la persona, el libre albedrío, las emociones,
las circunstancias, etc.
Esto determina que existan diferentes arquetipos dentro de la conciencia, que a nivel
del aura se manifiestan como patrones simbólicos que resuenan y atraen las
correspondientes experiencias del holograma universal.
El campo emocional
Es la irradiación en el espacio de nuestro cuerpo emocional. El cuerpo emocional tiene
obviamente una base física que corresponde a los órganos internos y glándulas cuya
interfaz con los campos más sutiles corresponde a los chakras. Cada órgano tiene un
tipo de vibración o conciencia que le es propia y que depende de su nivel de energía y
de su funcionamiento. Un órgano sano y pleno de energía generará un tipo de emoción,
lo contrario cuando está bloqueado o con energía insuficiente.
Así por ejemplo, los riñones son fuente de voluntad y sabiduría o de miedo y pánico, su
energía nutre directamente al cerebro.
El hígado puede generar fe, autoconfianza y creatividad o cólera y frustración, es el
responsable de crear un medio armonioso.
El corazón es fuente de alegría, de compasión y motivación o de inquietud, manías,
aislamiento e incluso crueldad. El equilibrio emocional depende de su buen
funcionamiento. Es el emperador, el chakra central.
Los pulmones aportan energía, resistencia, seguridad y capacidad de concentración o
debilidad, depresión, baja resistencia a las enfermedades y falta de coraje.
El bazo y el estómago representan la nutrición, la capacidad de transformación, están
relacionados con el pensamiento consciente y la capacidad de reflexionar, favorecen el
acceso a información contenida en la memoria, pero su mal estado o funcionamiento no
solo provocan trastornos digestivos, en los planos más sutiles generan preocupación,
obsesión y rumiación mental (pensamientos en bucle que se realimentan a si mismos),
este tipo de actividad mental agota aún más la energía de los órganos manteniendo o
acentuando el desequilibrio.
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Los 5 elementos y los órganos internos
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Cuando la molécula de ADN aumenta su vibración, mejora su plegamiento,
incrementando fenómenos de superconductividad y entrelazamiento cuántico en su
interior, permitiendo proyectar y crear una realidad de mayor dimensión.
Cabe destacar que el miedo es una forma de vibración lenta y densa que desactiva en su
mayor parte al ADN, no permitiendo que este se pliegue correctamente y cumpla sus
funciones de antena y proyector, y solo queda limitado al 10 % conocido, que es la parte
del genoma dedicada a fabricar proteínas, es decir, el nivel más básico (físico).
Por eso es importante aprender a alinearnos con nuestros planos superiores y practicar
posturas y hábitos que nos permitan equilibrarnos, calmar la mente y expandir la
conciencia.
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De manera que el ADN emite fotones creando una luz coherente que transmite
información, como un verdadero bioláser. El ADN es una parte fundamental del
sistema físico que proyecta nuestra realidad y determina que parte del holograma
iluminamos y con que intensidad y brillo.
Cuando necesitamos aprender algo es porque nuestro espectro vibratorio está careciendo
de ciertas frecuencias o de un patrón particular. Si a nuestro espectro vibratorio le falta
un componente se genera un desequilibrio y la forma de encontrar el equilibrio es
mediante las lecciones que aprendemos y las experiencias que vivimos. Es la forma que
tiene la conciencia de adquirir información y aprender.
Una vez que se aprende una lección, o se asimila la experiencia, el nuevo estado de
equilibrio ya no atrae estos tipos de experiencias, porque el vacío está lleno, pero si no
se aprende la lección la brecha queda incluso un poco más amplia que antes,
continuando así el desequilibrio.
Esta es la razón por la cual si no aprendemos una lección o enseñanza la primera vez,
esta tenderá a repetirse en varias formas y a veces intensificando la gravedad.
Diferentes personas pueden aprender la misma lección de manera diferente, porque cada
individuo tiene su propio camino de aprendizaje en la vida. Las experiencias que son
importantes para uno pueden ser incomprensibles o innecesariamente duras para otros.
Cada emoción tiene una frecuencia determinada (una vibración en la fase esotérica) y
así como el láser accede a un nivel del holograma en particular de acuerdo a su
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frecuencia, las personas con temperamentos diferentes tienen acceso a diferentes niveles
del holograma y con ello atraen diferentes futuros probables para cualquier tipo de
lección determinado.
Los temperamentos más equilibrados, que son calmos, observadores y saben discernir,
son activos en vez de reactivos, porque el grado de evolución de la conciencia y el libre
albedrío generan respuestas apropiadas para cada experiencia.
Las frecuencias de resonancia que son más altas en la escala, son más cercanas a las de
la conciencia infinita y pura. En contraste con las reacciones predeterminadas, las
acciones son no deterministas, ya que se derivan de la verdadera opción más que del
efecto predeterminado de alguna causa.
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Por lo tanto, el espectro vibratorio de nuestra conciencia determina dónde estamos
situados en el ciclo de evolución espiritual.
Pero debido a que cada experiencia de aprendizaje ofrece una elección en la actitud y
forma de proceder, siempre existe la posibilidad de subir la escala de frecuencia y ser
más consciente y menos reactivo, lo que a su vez hace menos duras las experiencias de
vida.
Las ciudades y los barrios son ejemplos de grupos físicos que generan un campo
colectivo, cuya intensidad disminuye con la distancia física. Acercándose demasiado a
un área con vibraciones muy disonantes a la propia puede evocar sentimientos de
desasosiego, malestar e incluso miedo, entrando en zonas con vibraciones resonantes
aparecen sentimientos de confort y bienestar.
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Hay personas que se mudan a un lugar particular, muchas veces sin saberlo
conscientemente, ya que este proporciona los probables futuros necesarios para catalizar
su evolución personal.
Pero una vez que los catalizadores se han agotado, las brechas del límite del dominio
personal que antes atraían a esas experiencias están completas y entonces causan
disonancia. Esta disonancia genera automáticamente una respuesta desde el holograma,
bajo la forma de variados catalizadores para la separación. En otras palabras, cuando es
hora de que alguien se mueva a un área más positiva o necesaria, eventos improbables
se manifiestan que forzarán el cambio.
Si un campo de energía, individual o colectivo, vibra en una alta frecuencia pero con
una baja intensidad puede verse influenciado o arrastrado hacia abajo por un campo de
baja vibración pero de mayor intensidad.
Por el contrario si a un grupo que está vibrando en una baja frecuencia llega alguien u
otro grupo con una alta e intensa vibración de felicidad, humor y vitalidad, seguramente
contagiará al grupo con su energía plus y este cambiará su estado de ánimo y su
frecuencia.
La intensidad esta relacionada con las creencias, cuanto más profundamente creemos en
algo mayor fuerza o intensidad tendrá la onda que proyectemos.
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El poder de la auto-referencia
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Vivir de acuerdo con nuestro verdadero yo, significa auto-referencia, lo que quiere
decir que el punto de referencia en nuestra vida es nuestro propio espíritu y no los
objetos de nuestra experiencia.
Lo contrario de la auto-referencia es la referencia al objeto exterior. Cuando vivimos
según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por el medio externo y por
cosas que están fuera de nuestro verdadero yo: situaciones, personas y objetos.
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-Tiene la capacidad de magnetizar a las personas, las situaciones y las circunstancias en
apoyo de nuestros deseos, y esto sucede gracias al campo electromagnético generado en
el corazón, que es el verdadero centro integrador.
- Este poder permite establecer lazos, conexiones que emanan del verdadero amor, que
es desapegado e incondicional.
-Su luz es brillante y de mayor intensidad. Vibra en una alta frecuencia y tiene la
capacidad de iluminar zonas lejanas del holograma universal, incluso más allá del
espacio tiempo. Y esto aumenta las habilidades cognitivas, la intuición y la percepción.
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La quietud y el silencio interior son las condiciones básicas para experimentar este
estado de conciencia.
Enero 2013
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