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POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ

DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN Y DOCTRINA


ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO
PROFESIONAL DE LA PNP

II SEMESTRE ACADÉMICO, PROMOCIÓN ESPARTANOS


MODALIDAD REGULAR

ÁREA : ENFOQUE DE GÉNERO

TEMA : ACCESO DE JUSTICIA DE LAS MUJERES EN


SITUACION DE VIOLENCIA

INTEGRANTES : E-1 PNP VALENCIA MARINES JAN


E-1 PNP VALENCIA MARINES LUIS ALFREDO
E-1 PNP TUERO TORRES YHONI ANTONIO
E-1 PNP VELASQUEZ ROJO LUIS
E-1 PNP YANA COILA VLADIMIR
E-1 PNP TUMBA FLORES FRANCO

DOCENTE : CMDTE. PNP MENDOZA CASILLAS MANUEL

MOQUEGUA - 2018

1
INDICE

DEDICATORIA 3

AGRADECIMIENTO 4

INTRODUCCION 5

CAPITULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 8

A. CARACTERIZACION DE LA PROBLEMATICA 8
B. DELIMITACION DE LOS OBJETIVOS 8
1. OBJETIVO GENERAL 8
2. OBJETIVOS ESPECIFICOS 9
C. JUSTIFICACION E IMPORTANCIA 9
1. JUSTIFICACION 9
2. IMPORTANCIA 9
D. LIMITACIONES 10

CAPITULO II

MARCO TEORICO – DOCTRINARIO 11

A. ANTECEDENTES 11
B. BASES TEÓRIAS 17
C. BASE LEGAL 35
D. DEFINICION DE TERMINOS 35

CAPITULO III

ANALISIS 38

CONCLUSIONES 40

RECOMENDACIONES 42

BIBLIOGRAFIA 43

ANEXOS 44
2
DEDICATORIA

Dedicada a Dios que nos protege e


ilumina nuestras vidas
A nuestros padres por su apoyo
incondicional
A mis docentes por su compromiso de
formarnos como buenos policías del
mañana.

3
AGRADECIMIENTO

Agradecemos a nuestros compañeros


de la promoción Espartanos, quienes
nos esforzamos para seguir adelante y
ser buenos prospectos para nuestra
patria.

4
INTRODUCCIÓN

“ACCESO DE JUSTICIA DE LAS MUJERES EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA”. La


violencia impregna toda la realidad social. La pobreza y la miseria, el hambre y la
enfermedad, la fuerte desigualdad en la distribución del ingreso y la discriminación
en sus múltiples formas (racial, de clase, de edad, por la orientación sexual, por la
nacionalidad y por la pertenencia étnica) son expresiones de la violencia estructural
presente en la sociedad actual. La violencia contra las mujeres, dolorosamente
presente y actual, se cruza con esas y otras violencias, las ensombrece y complica
(Chiarotti 2009: 61).

La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia


contra la mujer (Convención de Belem do Pará, 1994) reconoce que esta violencia
es “una manifestación de las relaciones de poder históricamentedesiguales entre
mujeres y hombres”; y la define como cualquier acción o conducta basada en su
género que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer,
tanto en el ámbito público como en el privado” (artículo 1).

Esta definición abarca una amplia gama de actos dañinos dirigidos a las mujeres y
utiliza el término “basada en género” para enfatizar que gran parte de esta violencia
tiene sus orígenes en un orden social que discrimina a las mujeres por el hecho de
ser mujeres y desvaloriza lo femenino, construyendo desigualdades sociales entre
hombres y mujeres.

En nuestro país, tal como lo indican las cifras oficiales y lo señala el Plan Nacional
contra la Violencia hacia la Mujer 2009-2015, los principales actos dañinos infligidos
contra las mujeres son la violencia familiar, el feminicidio, las violaciones sexuales,
la trata, el hostigamiento sexual, la violencia por prejuicio, entre otras. Las cifras

5
nacionales, tal como se verá en el primer acápite de este documento, revelan una
situación bastante grave, incluso si la comparamos con el resto del mundo.

No cabe duda que la violencia basada en género está dirigida principalmente a las
mujeres, pues las afecta de manera desproporcionada o exclusiva. No obstante, si
también consideramos como violencia basada en género a n de encauzarla ytodo
acto dirigido contra cualquier persona que pretende confrontar el sistema de género,
con el someterla a tal sistema tal como lo discutiremos en este documento, el
problema se amplía.

Así, la violencia basada en género puede referirse a una amplia gama de


situaciones que van desde la violencia conyugal y otras formas de violencia que se
dan en la intimidad del espacio familiar, hasta llegar hasta la violencia homofóbica
y su efecto más perverso, el denominado “crimen de odio” contra personas
lesbianas, gays, bisexuales, trans o de ser el caso, intersex.

Las consecuencias de la violencia basada en género son variadas y de larga


duración y tienen serias repercusiones en el proceso de desarrollo de los países.
Este tipo de violencia es causa importante de morbilidad cuando no de muerte, y
además se debe tener en cuenta su carácter acumulativo, que no se ciñe a la
persona afectada, sino que tiene consecuencias intergeneracionales y genera
costos institucionales, además de los costos humanos que ya son conocidos, entre
los cuales cabe mencionar los que devienen de la pérdida de productividad y el
ausentismo laboral.

La gravedad y la prevalencia de estas conductas de violencia requieren redoblar


esfuerzos para dar avances hacia su disminución y su completa erradicación. Al
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, como órgano rector en los temas
de igualdad de género y violencia, le corresponde ser el principal impulsor de las
políticas públicas dirigidas a enfrentar a la violencia basada en género. Este
documento tiene la finalidad de aportar a la clara comprensión del problema y

6
ofrece un marco para unificar conceptos para aportar así a la consolidación de las
políticas públicas correspondientes.

Para cumplir con este cometido, el marco conceptual de la violencia de género se


ha estructurado en base a cuatro capítulos. El primer capítulo plantea el
planteamiento del problema como tema de investigación. El segundo capítulo hace
una presentación de la situación actual existente en las modalidades de violencia
basada en género más comunes, citando información sobre la situación
internacional para tener un marco de referencia para comprender la gravedad de la
situación existente en el país. Finalmente, el tercer capítulo presenta conclusiones,
recomendaciones y bibliografía

7
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

A. CARACTERIZACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA

La violencia basada en género que tiene un carácter generalizado, constante y


múltiple, se presenta en distintos espacios de la vida social, por lo que requiere
ser atendida desde un enfoque que permita visibilizar las múltiples conexiones
entre las diferentes formas en que se presenta. En 2017 se identificaron cerca de
66 mil víctimas de violencia familiar, un promedio de 180 al día. 9 de cada 10 de
las víctimas fueron mujeres. Pese a los importantes avances normativos logrados
desde el Estado, la respuesta pública a este problema aún no logra brindar una
atención integral y garantizar el acceso a la justicia para las mujeres víctimas,
concluye informe defensorial sobre la implementación de Ley para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo
familiar. “La Ley N° 30364, la administración de justicia y la visión de las víctimas”,
fue presentado por la Defensoría del Pueblo , personal de la Policía Nacional del
Perú (PNP), Ministerio Público, Poder Judicial y usuarias del sistema de atención
de víctimas de violencia en las regiones de Arequipa, Ayacucho, La Libertad,
Lambayeque, Loreto, Moquegua, Puno y San Martín. Muestra los desafíos para
mejorar la atención a las víctimas de violencia basada en género en aspectos
como las medidas de protección, el procesamiento de los casos y las sanciones a
los agresores; la falta de un presupuesto adecuado para que los servicios del
sistema de administración de justicia respondan de manera óptima.

B. DELIMITACIÓN DE LOS OBJETIVOS

1. OBJETIVO GENERAL

a. Analizar y determinar en qué consiste el acceso de justicia


de las mujeres en situación de violencia

8
2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

a. Conocer en qué consiste el acceso de justicia de las mujeres


en situación de violencia
b. Conocer en qué consisten los procedimientos policiales para
la investigación de violencia contra la mujer.

C. JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA

1. JUSTIFICACIÓN

Este trabajo se justifica porque nos enseña a los estudiantes de la Promoción


Espartanos sobre el ACCESO DE JUSTICIA DE LAS MUJERES EN
SITUACIÓN DE VIOLENCIA, y cuál es el papel de la PNP y otras
instituciones frente a este delito.

2. IMPORTANCIA

Se habla de 4 tipos de violencia basada en el género. Estos se agrupan en:


violencia física, violencia sexual, violencia psicológica y violencia patrimonial o
económica, este último se refiere a la restricción del acceso a los recursos
financieros o de otro tipo como instrumentos de control y sometimiento.
Dependiendo del ámbito en el cual la violencia sea perpetrada, ésta puede ser
agrupada de la siguiente manera:

1) En la familia, incluye maltrato verbal y físico, abuso sexual frente algún


integrante del hogar, la mutilación genital y otras prácticas tradicionales
que afectan la salud de la mujer, los crímenes de honor, los crímenes
de pasión, los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la
familia y la violencia relacionada con la explotación.

2) En la comunidad: incluye maltrato físico y verbal, la violación, el abuso


sexual, el acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones

9
educativas, u otro lugar de carácter público, la pornografía infantil, la
trata de mujeres y niñas, y la prostitución forzada.

Otros actos de violencia basada en el género son aquellos que violan los
derechos humanos de las mujeres en situación de conflictos armados; en
particular el asesinato, el abuso sexual o violación, la esclavitud sexual y el
embarazo forzado. También son considerados violencia basada en el género
las esterilizaciones forzadas, el uso obligado de anticonceptivos, el infanticidio
femenino, los abortos forzados, la selección prenatal del sexo del bebé, los
ataques con ácido, los crímenes raciales, el reclutamiento forzado, la venta
de niñas, y los matrimonios a edad temprana.

La violencia basada en el género afecta a toda la población, sin distinguir edad,


raza, creencia religiosa, condición social o situación económica. Con el hecho
de ser mujer se convierte en objeto de violencia basada en el género. Sin
embargo es importante destacar que algunas mujeres o más bien algunos
grupos de mujeres presentan mayor vulnerabilidad. Así por ejemplo se
identifican entre esos grupos específicos a: mujeres que pertenecen a
minorías étnicas, mujeres refugiadas y/o migrantes, mujeres
campesinas, indigentes, en instituciones o detenidas; niñas, mujeres con
discapacidades, mujeres mayores; mujeres desplazadas, repatriadas, o
viviendo en pobreza; y mujeres en situaciones de conflictos armados,
ocupación extranjera, guerras de agresión, guerras civiles y terrorismo,
incluyendo la toma de rehenes. Y por último es importante tener en cuenta que
los gobiernos de cada país y las autoridades competentes tiene la obligación
de actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la
violencia contra la mujer.

D. LIMITACIONES

El único factor limitante es nuestro tiempo que es muy poco y muchas ves hay
temas que son de muy limitada información.

10
CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO – DOCTRINARIO


A. ANTECEDENTES

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER: ELCASO PERUANO TUERO

La violencia contra la mujer es una de los mayores problemas que el Estado


Peruano debe enfrentar. Para ello es necesario diseñar e implementar políticas
públicas que busquen reducir la incidencia de violencia de género, sancionando
efectiva y ejemplarmente a los perpetradores. Es necesario también trabajar
directamente con los niños y jóvenes, desde temprana edad y buscar analizar y
entender las razones por las cuales, en el caso peruano, la incidencia de
violencia es tan alta y la sociedad tan permisiva. La evidencia reciente
demuestra, que el enfoque de equidad de género implementado de manera
transversal en los servicios de educación, salud, seguridad transporte y acceso
a la justicia tiene un impacto positivo.

De acuerdo con la OMS una de cada tres mujeres en el mundo (30%) ha sufrido
violencia física y/o sexual de parte de su pareja en algún momento de su vida.
En el caso peruano, la incidencia es mayor: de acuerdo con la OMS, 69% de
mujeres rurales y 51% de urbanas han sufrido violencia física o sexual por parte
de su pareja en algún momento de su vida. Más aun, la primera experiencia
sexual del 24% de las mujeres rurales en el Peru ha sido forzada (OMS Estudio
Multipaís 2005).

Solo en el 2016, el 68,2% de las mujeres en el Peru sufrieron violencia física,


sexual o psicológica por parte de sus parejas. El estudio encontró que a nivel
nacional el 64.2% de las mujeres declaro haber sufrido violencia psicológica, el
31.7% violencia física y el 6.6% violencia sexual (INEI 2017).

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La violencia contra la mujer es transversal, ocurre en todos los estratos sociales,
en todas las ciudades del país y en todos los países del mundo. Ello sin importar
el nivel de educación de la mujer, su acceso al mercado laboral ni a recursos
económicos. La violencia contra la mujer, en todas sus formas, psicológica,
física, sexual, financiera y económica es causada por el control que busca
ejercer un hombre sobre una mujer. Es una muestra de poder, de superioridad.

Entre los factores de riesgo de violencia contra la mujer identificados por la OMS
se encuentran (i) tener un bajo nivel de instrucción (tanto para los perpetradores
como en el caso de las víctimas de violencia); (ii) la exposición al maltrato
infantil; (iii) el trastorno de personalidad antisocial (autores); (iv) el uso excesivo
del alcohol; (v) el hecho de tener muchas parejas o de inspirar sospechas de
infidelidad en la pareja; (vi) las actitudes de aceptación de la violencia; (vii) las
costumbres que consagran los privilegios sexuales del hombre; (viii) la levedad
de las sanciones legales contra los actos de violencia sexual.

En el Peru, el 55% de las mujeres peruanas considera que la violencia física es


el principal problema que deben enfrentar, seguido por la violencia psicológica
32%; el embarazo no deseado 31%; el acoso sexual 28% y la violencia sexual
23%. Una de cada dos mujeres siente que las peruanas no están seguras dentro
de su propia casa (ENDES 2010).

La violencia contra la mujer tiene un impacto negativo en la salud física, mental,


sexual y reproductiva de las mujeres y puede aumentar la vulnerabilidad al VIH.
El 42% de las mujeres víctimas de violencia de pareja a nivel global sufrieron
alguna lesión como consecuencia de ello (OMS). De acuerdo con el Banco
Mundial “Se calcula que en Estados Unidos el costo de salud de las mujeres
que sufren abuso físico es un 42 % más alto que el de las mujeres no
maltratadas. Un estudio reciente calcula que el costo económico total alcanza
al menos (i) al 5 % del producto interno bruto (PIB), más del doble de lo que la
mayoría de los Gobiernos gastan en educación primaria.” (Guía VAWG Banco
Mundial, 2014). El costo anual de la violencia doméstica en Australia está

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estimado en US$8.400 millones, mientras que en el Reino Unido se estima en
US$42.000 millones. Estas cifras incluyen el impacto que la violencia tiene en
los niños. En un estudio en Chile, se encontró que la pérdida de capacidad
productiva de las mujeres víctimas de violencia domestica ascendía a US$1.700
millones y en Nicaragua alrededor de US$34 millones. Medir el costo de la
violencia contra la mujer no es sencillo, y por ello la diferencia de los resultados.
De acuerdo con el Banco Mundial, se calcula que “los costos médicos directos
sumados a los perjuicios en materia de productividad oscilan anualmente entre
el 1,6% y el 2% del producto interno bruto (PIB), lo que equivale
aproximadamente al promedio del gasto público anual en educación primaria en
una serie de países en desarrollo.”

Un ejercicio similar se realizó en Vietnam, donde ONU Mujeres encontró que la


pérdida de ingresos y los gastos extras de una mujer víctima de violencia
domestica (Tratamiento médico, policial, asesoría jurídica y trámites judiciales),
y la cuantificación de la escolaridad perdida, sufrida por lo niños cuyas madres
sufren la violencia es aproximadamente el 1,4% del PIB de este país. (Banco
Mundial

El Informe del Banco Mundial 2012 sobre Género y Desarrollo reconoce que si
bien ha habido progreso en el acceso de las mujeres a la educación, salud y al
mercado laboral, la equidad de género aún está lejos de ser una realidad. En
muchas partes del mundo, como en el Perú, las mujeres no tienen las mismas
posibilidades de lograr acceder a la justicia que sus pares masculinos. La
lenidad con la que la justicia trata la violencia contra la mujer lleva a que cada
año ocurran 17,000 casos de violencia sexual, en el 90% de los casos las
víctimas son mujeres y en el 70% de los casos se trata adolescentes entre 13 y
17 años. El 42% fue violada en su propia casa. Sin embargo menos del 48% de
las sobrevivientes, presenta una denuncia formal. Sea por miedo a represalias,
o por vergüenza. El día del censo nacional 2017, una voluntaria de 37 años fue
violada sexualmente, por un hombre al que llego a empadronar.

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El 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son
cometidos por su pareja masculina (OMS). Entre enero de 2009 y julio de 2017
se produjeron en el Perú 1001 casos de feminicidio. El 79.6% de estos casos,
el perpetrador del crimen fue la pareja o la ex pareja de la víctima (Informe
Fiscalía de la Nación). Solo entre enero y junio del 2017 han ocurrido 59
feminicidios (Ministerio de la Mujer)

Pese a toda la evidencia que muestra la situación de riesgo y violencia que viven
las mujeres en el Perú, existe una marcada oposición al enfoque de equidad de
género, promovido y satanizado exitosamente desde el sector conservador de
la sociedad peruana, aliado estratégicamente con las Iglesias evangélicas y la
Iglesia Católica, que temen que el enfoque de equidad de género lleve a un
mayor empoderamiento de la mujer, que identifican como una de las razones
de la división de la familia. Una mujer empoderada, tiende a ser meno tolerante
a la violencia intrafamiliar. Más aun, se teme que el enfoque de equidad de
género logre a una mayor tolerancia de las poblaciones LGTBI.

Es así como la Iglesia Católica a través de la exhortación apostólica Amoris


Laetitia, sostiene que la ideología de género, “presenta una sociedad sin
diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”,
además procura una identidad humana que puede determinarse de forma
individual y ser cambiada en el tiempo. Esta ideología lleva a proyectos
educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y
una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica
entre hombre y mujer.”

En ese mismo contexto, el colectivo Padres en Acción interpuso una demanda


judicial contra la Resolución Ministerial Nº 281-2016 del Ministerio de Educación
que aprobó el Currículo Nacional de Educación Básica Regular para el 2017, el
mismo que utiliza un enfoque de equidad de género. De acuerdo con la
demanda el uso de la palabra género en el currículo nacional promueve una
supuesta ideología de género, “lo que realmente implica el contexto que utiliza

14
la palabra “género”, es hacia lo determinado una nueva visión de la sexualidad,
en donde además del género masculino y femenino, se quiere enseñar que hay
otros géneros más.”. El Poder Judicial peruano les dio la razón y declaro nula la
Resolución Ministerial que aprueba el Currículo Nacional “respecto al Enfoque
de Igualdad de Género”.

La violencia contra la mujer es invisibilizada en el Perú, porque la sociedad cree


equivocadamente que la violencia de género pertenece al ámbito privado de la
familia. Las víctimas de la violencia contra la mujer en el Peru, son
responsabilizadas al considerarse que ellas se lo buscaron o porque ellas lo
permiten al no dejar al perpetrador, cuando se trata de su pareja. En el 56% de
los casos las mujeres toleran la situación de violencia por los hijos, en el 48%
por motivos económicos (ENDES 2010).

Solo durante el 2016, se reportaron 3,194 denuncias por violación sexual a


niñas y adolescentes. En el Peru, nueve niñas son violadas cada día. El
embarazo adolescente es un serio problema de salud pública, donde 14.5% de
las niñas y adolescentes (15-19) ya son madres o están embarazadas. A nivel
mundial cada año 2 millones de niñas entre 10 y 14 años dan a luz. En el caso
peruano cada día, 4 niñas de entre 10 y 14 años se convierten en madres. Solo
en el 2015, 1,538 niñas de entre 11 y 14 años tuvieron un hijo y 3,950 de 15
años. En el 71% de los casos, las parejas de las niñas madres son hombres
mayores de 18 años.

6 de cada 10 niñas peruanas no terminan el colegio. En la mayoría de los casos


como resultado de un embarazo temprano. Ello limita su acceso a la educación,
a un trabajo formal y sus posibilidades de escapar de la pobreza. Es además un
problema de salud pública ya que una adolescente no está físicamente
preparada para enfrentar el embarazo y parto, por ello la mortalidad materna en
adolescentes es mucho más alta que en cualquier otro grupo etario. Solo en el
2015, 29,000 niñas hicieron abandono escolar (ENDES).

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La evidencia demuestra que el retraso del primer embarazo está asociado con
una mejora en la salud de las mujeres, disminución de la mortalidad materna e
infantil, más años de escolaridad y educación de las mujeres así como de
oportunidades laborales y mejoras en la educación, nutrición y salud de sus
hijos. Además, existe correlación entre la reducción de la fertilidad y la mejora
de las condiciones socioeconómicas de la familia. Para reducir la pobreza, se
necesita que las mujeres y sobre todo las adolescentes tengan la posibilidad de
controlar su fertilidad.

La sociedad peruana es marcadamente machista y responsabiliza a la mujer


por lo que le sucede. Así, el 32% de limeños cree que las mujeres son violadas
porque provocaron al hombre.

En el Peru, la participación política de la mujer es aun limitada. Así, de 24


gobernadores regionales solo 1 es mujer, de 194 municipalidades provinciales,
solo 6 son lideradas por mujeres. Solo 1 de cada 4 congresistas es mujer, y
difícilmente están capacitadas en temas de género. Las mujeres en el Peru son
1 de cada 2 estudiantes universitarios, 1 de cada 3 empleados en el sector
privado, 1 de cada 4 gerentes en el sector privado, 1 de cada 5 expertos en
medios de comunicación y 1 de cada 10 miembros de directorios. Más aun, a
pesar del crecimiento de la economía y los salarios, por cada hora trabajada
una mujer recibe en promedio 40% menos que un hombre con las mismas
características (Ñopo, 2016).

Para lograr reducir la incidencia de violencia contra la mujer, necesitamos lograr


empoderarlas, implementar programas de educación, una campaña de cambio
de comportamiento con tolerancia cero a los casos de violencia y lograr que los
niños, adolescentes y hombres peruanos sean aliados en la lucha contra la
violencia de género. El Ministerio de la Mujer tiene un rol importantísimo, pero
sería más importante aún si lográramos que en todos los ministerios y entidades

públicas se utilizara un enfoque de género transversal. TUERO

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B. BASES TEÓRICAS

ACCESO DE JUSTICIA DE LAS MUJERES EN SITUACIÓN DE VIOLENCIA

TUMBA

1. ¿Qué se entiende por acceso a la justicia para mujeres víctimas de


violencia y discriminación?

La violencia contra las mujeres y su raíz -la discriminación- es un problema


grave de derechos humanos, con repercusiones negativas para las mujeres
y la comunidad que las rodea, constituyendo un impedimento al
reconocimiento y goce de todos sus derechos humanos, incluyendo el
respeto a su vida e integridad física, psíquica y moral (Convención Belém do
Pará).

2. ¿Qué se entiende por acceso a la justicia?

 Es un derecho.
 Un indicador de ciudadanía efectiva.
 La justicia como un bien público del que deben gozar por igual todos los
seres humanos, sin discriminación.
 No se circunscribe a la existencia formal de recursos judiciales, sino a
que éstos sean idóneos para investigar, sancionar y reparar las
violaciones denunciadas.
 Acceder es obtener una respuesta judicial efectiva frente a actos de
violencia contra las mujeres.
 Comprende la obligación de hacer accesibles recursos judiciales
sencillos, rápidos, idóneos e imparciales de manera no discriminatoria,
para investigar, sancionar y reparar estos actos y prevenir la impunidad.
 Indispensable el acceso a la justicia de jure y de facto.

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 Estados tienen la obligación de actuar con debida diligencia frente a
violaciones a derechos humanos: Prevención, Investigación, Sanción y
Reparación. La Convención de Belém do Pará afirma que obligación de
actuar con debida diligencia adquiere una connotación especial en casos
de violencia contra las mujeres (Art. 7).
 El acceso va más allá del sistema de justicia, se complementa con
políticas públicas integrales e intersectoriales, todo el territorio nacional.
 Práctica muestra que mujeres víctimas de violencia no logran un acceso
expedito, oportuno y efectivo a recursos judiciales / impunidad.

3. Obstáculos determinados por la CIDH (INSTITUTO INTERAMERICANO


DE DERECHOS HUMANOS)

 Patrón de impunidad sistemática en las actuaciones y en el


procesamiento judicial.
 Baja utilización del sistema de justicia por parte de las mujeres víctimas
de violencia (maltrato que pueden recibir víctimas y sus familiares al
intentar acceder a recursos judiciales; persistente desconfianza que las
instancias judiciales sean capaces de remediar los hechos perpetrados).
 Sensación de inseguridad, indefensión y desconfianza en la
administración de justicia por parte de las víctimas.
 Estados carecen de una visión y de una política integral institucionalizada
para prevenir, sancionar, investigar y reparar actos de violencia contra
las mujeres.
 Percepción del asunto por el sistema de justicia como de baja prioridad.
Mayoritariamente las personas funcionarios de las instituciones del
sistema de justicia:
 No consideran prioritarios los casos de violencia.
 Descalifican a las víctimas.
 No efectúan pruebas que resultan claves para el esclarecimiento de
responsables.

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 Asignan énfasis exclusivo a las pruebas físicas y testimoniales.
 Otorgan poca credibilidad a las aseveraciones de las víctimas.
 Brindan tratamiento inadecuado a ellas y a sus familiares cuando intentan
colaborar en la investigación de los hechos.
 Medidas cautelares no funcionan.
 Problemas estructurales que afectan procesamiento de casos de
violencia contra las mujeres y de otras violaciones dh:
 Ausencia de instancias de la administración de la justicia en zonas
rurales, pobres y marginadas.
 Falta de abogados de oficio para las víctimas de violencia que no cuentan
con recursos económicos.
 Debilidad de los ministerios públicos así como de las instancias policiales
involucradas en la investigación de delitos.
 Falta de unidades especiales de fiscales y de policía con los
conocimientos técnicos especiales requeridos para abordar temas de
violencia.
 Cultura patriarcal, estereotipos.
 Invisibilización:
 Precariedad y falta de coordinación en los sistemas de información para
obtener estadísticas sobre incidentes y casos de violencia contra las
mujeres, indispensables para examinar causas y tendencias.
 Dificultad para obtener estadísticas uniformes a nivel nacional sobre
casos de violencia contra las mujeres, se traduce en una invisibilización
del problema y obstaculiza el desarrollo de políticas públicas en el área
judicial que correspondan a su gravedad y magnitud.
 Costo económico de los procesos judiciales.
 Falta de información de las víctimas y sus familiares sobre la forma de
acceder a instancias judiciales de protección, el procesamiento de los
casos y cómo contribuir a la investigación y esclarecimiento de los
hechos.

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4. Obstáculos en normatividad civil y penal

 Lenguaje y contenido de legislación con deficiencias, vacíos, falta de


armonización; presencia de conceptos discriminatorios que actúan en
detrimento y desventaja de las mujeres.
 Existencia de legislación anacrónica y disposiciones discriminatorias
basadas en concepciones estereotipadas del papel social que
desempeñan las mujeres; valores como honra, pudor y castidad de la
víctima.
 En algunos países todavía existen disposiciones jurídicas que eximen al
agresor de actos de violación si contrae matrimonio con la víctima.
 Las leyes en general todavía se concentran primordialmente en violencia
doméstica e intrafamilar; no abarcan diversas manifestaciones de
violencia que se cometen contra las mujeres.

5. Otros obstáculos que limitan correcta aplicación de las leyes por parte
de autoridades estatales

 Falta de reglamentaciones y procedimientos claros.


 Ausencia de programas de capacitación destinados a fomentar adecuada
interpretación y aplicación de leyes en el procesamiento de casos de
violencia contra las mujeres por parte de funcionariado público.
 Sobrecarga de trabajo de instancias encargadas de implementar la ley.
 Presupuestos exiguos o inexistentes para lograr correcta aplicación e
implementación de la legislación existente en el área de justicia y para
hacer sostenible su funcionamiento.
 Fallas en funcionamiento-coordinación de programas de gobierno
destinados a prestar servicios multidisciplinarios a víctimas de la
violencia.

6. Esfuerzos reconocidos por CIDH

20
• Elaboración de diagnósticos sobre tratamiento de casos de violencia
contra las mujeres por la administración de la justicia a nivel nacional.
• Creación de tribunales especializados y unidades dentro Ministerio
Público y Policía para abordar de manera específica y especializada
aspectos de género.
• Creación de programas de capacitación para operadores de justicia y
para la policía.
• Iniciativas para provisión de acompañamiento a las víctimas cuando
utilizan el sistema judicial.
• Fallos jurisprudenciales que apuntan a protección de los derechos de las
víctimas de violencia.
• Adopción de marcos jurídicos.
• Creación políticas públicas.

7. ¿Que es violencia basada en géneros?

Entendemos la violencia basada en género como el abuso y la vulneración


de los Derechos Humanos por causa de relaciones desiguales mantenidas y
reforzadas a través de dos modelos. Por un lado, el patriarcado, un sistema
de jerarquías que establece la superioridad del varón por sobre la mujer. Por
el otro, la hetero normatividad, un sistema de creencias que presenta las
relaciones entre hombre y mujer como el único modelo de relación sexual y
afectiva válido. Esto limita a los seres humanos a sólo dos categorías
complementarias: varón y mujer. También supone que las relaciones
sexuales y maritales son posibles sólo entre personas de sexos diferentes.
Supone que cada sexo tiene roles determinados y presume el predominio y
autoridad del varón y lo masculino por sobre la mujer y lo femenino. La
violencia puede ser de diferentes tipos física, psicológica, sexual, económica
y simbólica y puede tener diferentes modalidades: doméstica dentro del
grupo familiar; institucional por cualquier miembro de instituciones; laboral

21
dentro de ámbitos de trabajo públicos o privados; contra la libertad
reproductiva cuando limita los derechos reproductivos; obstétrica ejercida por
el personal de salud en los procesos reproductivos; mediática la que se da

en los medios de comunicación. TUMBA

8. ¿Que entendemos por violencia basada en género?

CACHANGA MAYOR YANA VLADIMIR DE CIÑA


MORVELI

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia contra la Mujer de contra la mujer como cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico, tanto en el ámbito público como en el privado. Dicha
convención agrega además que se entenderá que la violencia contra la
mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica:

a) Que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en


cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el agresor comparta
o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que comprende,
entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;
b) Que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier
persona y que comprende, entre otros, violación, abuso sexual,
tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso
sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas,
establecimientos de salud o cualquier otro lugar
c) Que sea perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra
(artículos 1 y 2).

A partir de esta definición se tiende a identificar violencia contra la mujer con


violencia de género, cuando enrealidad no son sinónimos y más bien la

22
violencia contra la mujer está incluida en la violencia de género, que además
incluye, entre otros, a la violencia por prejuicio, como se verá más adelante.
Se requiere previamente tener una comprensión clara del fenómeno de la
violencia desde su manifestación más general en la sociedad, para entender
cómo se inserta allí la violencia basada en género, delineando sus
mecanismos, sus causas aportando definiciones sobre conceptos clave y
sentando posición respecto de cómo semecanismos y sus causas,
aportando de está entendiendo el tema desde una perspectiva de género.

9. El triangulo de la violencia y la violencia simbólica en la dominación


masculina

La violencia basada en género, que tiene un carácter generalizado,


constante y múltiple, se presenta en distintos espacios de la vida social, por
lo que requiere ser atendida desde un enfoque que permita visibilizar las
múltiples conexiones entre las diferentes formas en que se presenta. Al
respecto, resulta útil tomar como referencia los aportes teóricos de Johan
Galtung sobre la violencia, que propone un modelo triangular para ilustrar la
manera en que distintos tipos de violencia se relacionan entre sí. Galtung
distingue entre la violencia directa, la violencia estructural y la violencia
cultural. Para este autor, la violencia se entiende como: “afrentas evitables
a las necesidades humanas básicas, y más globalmente contra la vida, que
rebajan el nivel real de la satisfacción de las necesidades por debajo de lo
que es potencialmente posible. Las amenazas de violencia son también
violencia” (Galtung, 2003, citado por Magallón 2005, p.4). Es posible hacer
una lectura de los planteamientos de Galtung desde el enfoque de derechos
para colocar la violencia en el lugar que le corresponde, pues producto de
las luchas de las mujeres es que se empieza a considerar a la violencia como
un problema público y se la incorpora como un asunto de derechos que entra
en el campo de exigibilidad frente al Estado, que debe brindar garantías para
que se cumplan.

23
En el caso de las mujeres, la violencia directa es claramente evidenciable y
se ejerce contra sus derechos de sobrevivencia, de identidad, de bienestar
y de libertad, a través del feminicidio, el maltrato, el desprecio, el acoso, la
alienación identitaria proveniente de los modelos hegemónicos de
feminidad, la ciudadanía de segunda categoría y la sistemática negación de
derechos y de opciones y elecciones de vida para las mujeres (Magallón,
2005, p. 5).

Del mismo autor sabemos que si bien la violencia estructural se vincula a lo


económico, cuando se trata de las mujeres, expresa además el añadido que
deviene de la posición subordinada que ocupan ellas en el orden social y
económico que configura situaciones de violencia especificas y diversas. En
ese contexto, “las relaciones de género, social y culturalmente construidas,
forman parte de este tipo de violencia estructural institucionalizada,
aceptada socialmente, con efectos profundos, en muchos casos invisibles,
no evidentes de manera directa, en las potencialidades y en el bienestar
humano” (Ramos, 2003, p. 311). Algunas de las expresiones más evidentes
de la violencia estructural en las mujeres son:
• La desigualdad para el acceso a la propiedad.

24
• La diferente determinación de los salarios para hombres y
mujeres a igual capacidad y experiencia (presente en la idea
anterior).
• Las diferencias en el acceso a las posiciones de poder y tomar
de decisiones.
• La feminización de la pobreza.
• La división sexual del trabajo.

A esto se agrega que se trata de violencias que han sido socialmente


pactadas, organizadas y reguladas, lo que implica que están integradas a la
institucionalidad de la sociedad (Mac Gregor, 1990). En el caso del Perú, es
preciso señalar además que son violencias que han recibido la herencia
histórica del pasado colonial y de la desigualdad entre clases sociales y su
correlato: el desprecio de los criollos de sectores altos y acomodados por las
capas sociales más humildes de origen indígena o africano, herencia que
también alcanza a las mujeres que provienen de esos estratos o clases y
que, pese al tiempo transcurrido de vida republicana, aún se mantiene viva.

Por otro lado, la violencia cultural tiene un carácter simbólico y perdura en el


tiempo. De acuerdo a lo que señala Galtung, cumple la función de legitimar
a las otras dos formas de violencia: la violencia directa y la violencia
estructural. Aquí se encuentra lo que se ha construido respecto de la mayor
cercanía de la mujer a la naturaleza debido a su papel reproductor, que la
ha encasillado en el mundo familiar del cuidado, entendido en contraposición
del mundo de la racionalidad, de la producción, de la creación
transformadora y la cultura y lo que, por otro lado, se ha construido asociado
a los varones, a quienes se reconoce capacidades para regirse en el mundo
público de la ciencia, de la política y el arte, que además ostenta mayor
prestigio y reconocimiento social. También forman parte de la violencia
cultural contra las mujeres, aquellas ideas y estereotipos que se mantienen

25
vigentes hasta hoy en día acerca de la pasividad y falta de impulso creativo
de las mujeres (Magallón, 2005, p. 6).

Finalmente, todo lo que constituye ese universo de representaciones


marcadas por consideraciones de género en el campo simbólico son
expresiones de este tipo de violencia, que al estar internalizadas en cada
individuo y en cada institución social, son poco visibles y por ello, difíciles de
combatir y erradicar. El papel de la violencia simbólica es clave para
entender los mecanismos de la violencia en su conjunto y las
interconexiones entre estas distintas formas de violencia. Ahondando en el
tema de la violencia simbólica, Bordieu señala con acierto que la diferencia
entre los sexos tiene el carácter de una institución que marca tanto lo
objetivo de las estructuras sociales como lo subjetivo de lasestructuras
mentales a tal punto que el dominio masculino no necesita justificarse, ya
que se expresa a todo nivel y se refuerza permanente a través de las

costumbres y los discursos. YANA

10. ACCESO DE JUSTICIA PARA LA MUJER VIOLENTADA EN PERÚ

VELASQUEZ
En el Perú hay una serie de limitaciones para que la población rural ejerza
su derecho de acceder a la justicia, entendido como «El derecho de las
personas, sin distinción de sexo, raza, edad, identidad sexual, ideología
política o creencias religiosas, a obtener una respuesta satisfactoria a sus
necesidades jurídicas» (PNUD 2005). La Rosa (2007) identifica cuatro
barreras principales en el acceso a la justicia en el mundo rural: lingüísticas,
económicas, culturales y geográficas. Asimismo, según el mismo autor, hay
una serie de limitaciones desde el tejido social nacional y el contexto estatal.
En primer lugar, la población rural es heterogénea y sus visiones culturales
son distintas. En segundo lugar, el Estado no tiene un monopolio sobre el
derecho y la jurisdicción. Finalmente, el sistema jurídico nacional se halla

26
desarticulado y no alcanza a todo el territorio (La Rosa 2007). Esto ocasiona
que, en muchos casos, en la práctica se produzca un reemplazo de
instituciones estatales de carácter nacional por instituciones de protección
locales (Levitsky y Murillo 2012). Un claro ejemplo de ello -para Van Cott
(2003)- son las rondas campesinas y las autoridades comunales, las cuales
llenan un vacío de poder público y privado, pues proveen su propio sistema
de seguridad colectiva. De este modo, según Von Benda-Beckmann, se ha
conformado en las zonas rurales un «pluralismo legal» que consiste en «la
coexistencia de diferentes órdenes normativos en un espacio sociopolítico»
(Von Benda-Beckmann, citado en Van Cott 2003). El artículo 149 de la
Constitución Política del Perú reconoce este pluralismo y señala: «Las
autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las
Rondas Campesinas, pueden ejercer las funciones jurisdiccionales dentro
de su ámbito territorial de conformidad con el derecho consuetudinario,
siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. La ley
establece las formas de coordinación de dicha jurisdicción especial con los
Juzgados de Paz y con las demás instancias del Poder Judicial». Desde el
multiculturalismo, esto es entendido como un derecho diferenciado en
función de grupo (Kymlicka 1996). Sin embargo, los límites de la jurisdicción
del derecho consuetudinario no están bien definidos, y en sus márgenes hay
choques frecuentes con el sistema de justicia estatal. Desde la Constitución
en 1993, como menciona Villanueva (2010), no se ha emitido una ley de
coordinación entre la justicia estatal y la justicia comunal. Específicamente
en la defensa frente a la violencia de género, el acceso a la justicia de las
mujeres víctimas es aún más limitado, dado que además de las barreras
planteadas, deben enfrentarse al hecho de que las instituciones policiales y
judiciales se hallan aún fuertemente «masculinizadas», ya que a pesar de la
incursión de mujeres como operadoras de justicia, como señala Daverio
(2009a), las relaciones de poder, jerarquía y dominación se reproducen en
marcos masculinos en los que se subyuga el rol de la mujer.

27
11. Las políticas públicas contra la violencia de género

Al describir esta problemática, nos preguntamos qué ha hecho el Estado


frente a la violencia de género en las áreas rurales. En el ámbito
internacional, el Perú ha firmado una serie de tratados para la erradicación
de la violencia de género, tal como la Convención de Belem Do Pará (1994),
la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (1979) y la Recomendación General N.º 19 del Comité para
la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU, Acerca de la
violencia contra la mujer (1992). El Estado peruano ha desarrollado una serie
de políticas públicas que se reflejan en un marco normativo, planes
nacionales y programas especializados. El Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MIMP) es el principal encargado de implementar
estas políticas, aunque la complejidad del tema supone un esfuerzo
multisectorial y comprende distintos niveles de gobierno. El marco legal
frente a la violencia contra la mujer se compone principalmente de la Ley de
Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres (Ley 28983),
promulgada en el 2007, que establece las garantías para el ejercicio de
derechos y el acceso a oportunidades sin discriminación; la Ley de
Protección Frente a la Violencia Familiar (Ley 26260), promulgada en 1998,
que establece el proceso de denuncia, investigación y sanción frente a casos
de violencia contra la mujer;4 y el Código Penal de 1991, que incorpora la
criminalización de distintas modalidades de violencia contra las mujeres. En
estos instrumentos se especifica que la Policía Nacional, la Fiscalía y el
Juzgado son las agencias estatales encargadas de intervenir en casos de
violencia contra la mujer. Asimismo, los Centros de Emergencia Mujer (CEM)
y las Defensorías Municipales del Niño y el Adolescente (Demuna) son dos
instituciones especializadas en casos de violencia familiar que atienden
directamente casos de violencia contra la mujer. Presentamos a
continuación las funciones de cada una de estas agencias y la ruta de la
denuncia que se debe de seguir ante un caso de violencia contra la mujer.

28
A. La comisaria

La Ley de Protección Frente a la Violencia Familiar, Ley 26260, señala


que la comisaria es la principal responsable de recibir las denuncias por
violencia contra la mujer y realizar las investigaciones preliminares
correspondientes. Esto incluye tomar la declaración de la agredida,
notificar al imputado (el acusado), tomar la declaración del imputado, y
emitir la orden para el examen médico legal y la evaluación psicológica.
Asimismo, debe remitir el atestado policial al juzgado penal o juzgado de
familia, dependiendo la gravedad de las lesiones de la víctima. Además,
de acuerdo con los artículos 6 y 7 de dicha Ley, la Policía está habilitada
para proteger inmediatamente a las víctimas y detener al agresor: En
caso de flagrante delito o de muy grave peligro de su perpetración, la
Policía Nacional está facultada para allanar el domicilio del agresor.
Podrá detener a este en caso de flagrante delito y realizar la investigación
en un plazo máximo de 24 horas, poniendo el atestado en conocimiento
de la fiscalía provincial penal que corresponda. De igual manera, podrá
conducir de grado o fuerza al denunciado renuente a concurrir a la
delegación policial.

b. La fiscalía

La fiscalía tiene el deber de tramitar inmediatamente todas las denuncias


de violencia contra la mujer que reciba, ya sea por denuncia directa o por
un expediente proveniente de la Policía. Luego, de acuerdo con la
situación o por petición de la víctima, debe dictar medidas de protección
para ella y sus hijos en un plazo no mayor de 48 horas. Estas incluyen: el
retiro del agresor del domicilio, prohibición de comunicación,
acercamiento o proximidad a la víctima en cualquier forma, suspensión
temporal de visitas, inventarios sobre sus bienes, suspensión del derecho
de tenencia y porte de armas, y otras medidas de protección inmediatas
que garantizan su integridad física, psíquica y moral. Para la ejecución de

29
estas medidas, debe solicitar el auxilio de la fuerza pública si fuera
necesario. Asimismo, el Fiscal puede solicitar la detención del agresor
ante el Juez Penal competente, quien decreta dicha medida dentro del
plazo de veinticuatro (24) horas.6 Terminado el proceso de investigación,
el fiscal interpondrá demanda ante el juez de familia, de acuerdo con lo

estipulado en el artículo 18.7 VELASQUEZ

c. El juzgado de familia, el juzgado penal y el juzgado de paz

VALENCIA

1. Juzgado de familia

Si el dictamen del médico legista señala que la víctima requiere un


descanso de hasta 10 días, el caso pasa a manos del juzgado de
familia de la localidad. El proceso se inicia por demanda tanto de la
víctima o su representante como del fiscal de familia. En teoría, no es
necesario volver a recolectar evidencia ni testimonios, sino que se
trata de un proceso único que se inicia en la comisaría, tal como detalla
el artículo 20 de la Ley de Violencia Familiar: «Las pretensiones sobre
Violencia Familiar se tramitan como Proceso Único, conforme a las
disposiciones del Código de los Niños y Adolescentes. Es
improcedente el abandono en los procesos de violencia familiar». La
resolución judicial que pone fin al proceso determina si ha existido o
no violencia contra la mujer y establece medidas de protección a favor
de la víctima, así como el tratamiento que deben recibir tanto ella como
su familia y el agresor, reparaciones económicas y/o el
establecimiento de una pensión de alimentos.
2. Juzgado penal

En caso de que las lesiones ocasionadas por el hecho de violencia


superen los 11 días de descanso médico legal, el proceso es

30
considerado un delito y pasa al juzgado penal. De este modo,
corresponde al juez dictar las medidas cautelares que prevengan el
escape o el robo de activos por parte del imputado, así como, según
la naturaleza o gravedad de los hechos, proponer la detención del
agresor. Además, durante todo el proceso el juzgado deberá proveer
las medidas de protección correspondientes para la víctima.

3. Juzgado de paz

De acuerdo con el texto único ordenado (TUO) de la Ley 26260, el


juzgado de paz solo debería actuar como reemplazo del juzgado de
familia y el juzgado penal: «Excepcionalmente y cuando la carga
procesal o la realidad del distrito lo justifiquen, el Poder Judicial o el
Ministerio Público, a través de sus órganos de gobierno, podrá asignar
competencia para conocer las demandas que se plantean al amparo
de lo dispuesto sobre la ley de violencia familiar, a los juzgados de paz
letrados».8 Así, los juzgados de paz letrados solo tendrán jurisdicción
en los casos en que no se tenga acceso a juzgados especializados de
familia.

d. Los Centros de Emergencia Mujer (CEM)

De acuerdo con los lineamientos del MIMP, los CEM son los órganos
operativos del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual.
Realizan las tres funciones claves de la estrategia de intervención:
atención psicológica, social y legal a las víctimas; campañas y acciones
de prevención de la violencia; y producción de información. En lo que
corresponde a la atención, la idea original que orientó el modelo CEM fue
la de un servicio multisectorial donde converjan físicamente todas las
instancias que debe recorrer una persona afectada por violencia contra la
mujer y/o sexual —comisaría, fiscalía y médico legista, a fin de reducir el

31
tiempo para formular su denuncia y hacer el seguimiento del proceso
(Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social 2007). En la actualidad este
modelo de convergencia multisectorial se aplica solo en algunos CEM,
puesto que no siempre se cuenta con la disponibilidad y apoyo de otros
sectores. De este modo, los CEM constituyen una ruta paralela de
denuncia, que implica un acompañamiento durante todo el proceso y
concluye en el juzgado correspondiente.

e. La Defensoría Municipal del Niño y del Adolescente (Demuna)

El artículo 42 de la Ley 27337, Código de los Niños y Adolescentes, define


a la Defensoría del Niño y del Adolescente como «un servicio del Sistema
de Atención Integral que funciona en los gobiernos locales, en las
instituciones públicas y privadas y en organizaciones de la sociedad civil,
cuya finalidad es promover y proteger los derechos que la legislación
reconoce a los niños y adolescentes. Este servicio es de carácter
gratuito». Sus funciones específicas son las siguientes: a) conocer la
situación de los niños y adolescentes, b) intervenir cuando ellos se
encuentren amenazados o vulnerados, d) promover el fortalecimiento de
los lazos familiares —para ello puede efectuar conciliaciones
extrajudiciales entre cónyuges, padres y familiares sobre alimentos,
tenencia y régimen de visitas, siempre que no existan procesos judiciales
sobre estas materias—, e) denunciar ante las autoridades competentes
las faltas y delitos cometidos en agravio de los niños y adolescentes, entre
otras.9 En muchas localidades, esta institución es reconocida como un
punto de referencia legal frente a distintos conflictos familiares. En
situaciones en que se entera directa o indirectamente de casos de
violencia contra la mujer, la Demuna los deriva a la institución
correspondiente, ya sea al CEM si existe una oficina en la localidad o a la
comisaría.

32
12. LA DEFENSORIA DEL PUEBLO

A. La normalización de la violencia

La violencia contra la mujer es una grave violación a sus derechos


humanos y en el Perú, es una práctica normalizada. “Partimos de un
mundo patriarcal donde la mujer no tenía derechos. Hoy han ganado
más espacios, pero cuesta trabajo y demora. No tendremos una
democracia sin el respeto del derecho a la igualdad de las mujeres. El
Estado debe hacer su papel”. Es a través del real cumplimiento de lo
establecido en dicha ley que la víctima podrá acceder a una atención
integral por parte de todos los sectores involucrados y se le podrá
brinda atención, justicia y bienestar. “Para acortar la brecha entre lo
establecido en la ley y las atenciones que recibe la víctima, es
necesario dotar de suficiente presupuesto a las instituciones
competentes, priorizar el desarrollo de intervenciones conjuntas y
sinergias, así como fortalecer las competencias técnicas del personal
a cargo de la atención de los casos”.

B. El difícil acceso a la justicia

El primer servicio de atención a mujeres víctimas de violencia son las


comisarías. En las dependencias de las regiones estudiadas, 4 de
cada 10 encuestados de la PNP señalaron que estaban de acuerdo
con la conciliación en casos de violencia contra las mujeres en una
relación de pareja, pese a que no es una medida aplicable en estos
casos. Como motivos, señalaron la protección de la familia y la
percepción de que algunas mujeres mienten, entre otros.

El informe revela también que el 59% de las usuarias del sistema de


justicia considera que las comisarías no cuentan con un ambiente
adecuado para la atención de las denunciantes. Por otro lado, “un gran
número de mujeres no denuncian, no acceden a justicia, sus casos no
son registrados correctamente o están desaparecidas”, resaltó Eliana

33
Revollar, Adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del
Pueblo. En cuanto a los servicios ofrecidos por el sistema de justicia,
el informe muestra que más de la mitad de jueces y juezas consideran
que existen situaciones de violencia que pueden ser resueltas por la
pareja mediante acuerdos de conciliación. En relación con los plazos
establecidos para ofrecer medidas de protección, 4 de cada 10
funcionarios entrevistados en el Poder Judicial declararon que se
cumplen con el periodo de 72 horas, mientras que 3 de cada 10
declaró que excedían los plazos debido a sobrecargas laborales.

VALENCIA

C. Recomendaciones del informe defensorial

Para combatir la violencia contra la mujer, el informe recomienda:

 Al Ministerio de Economía y Finanzas, dotar a la PNP, Ministerio


Público y Poder Judicial de un presupuesto adecuado para ampliar
y mejorar la calidad de la atención a las víctimas.
 A la PNP, capacitar a todo su personal en el tratamiento e
investigación de casos de violencia contra la mujer.
 Al Ministerio Público, priorizar sus recursos económicos en ampliar
y fortalecer los servicios del Instituto de Medicina Legal.
34
 Al Poder Judicial, ampliar los juzgados de familia que atienden los
casos de violencia y fortalecer sus labores.
 Recordar a todos/as los/as operadores/as de justicia que el
mecanismo de reconciliación no es aplicable a los casos de
violencia contra las mujeres.

C. BASE LEGAL

Ley N° 28983, Ley de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres y el


Decreto Legislativo Nº 1098, Ley de Organización y Funciones del Ministerio de la
Mujer y Poblaciones Vulnerables.

D. DEFINICION DE TERMINOS

o Empoderamiento de las mujeres: Término acuñado en la IV


Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijin (Pekín) para referirse al
aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de
decisiones y acceso al poder.
o Enfoque integrado de género. Enfoque de trabajo que pretende
integrar, de forma sistemática, la Perspectiva de Género en los diversos
ámbitos (social, económico y político) de la vida, tanto en las esferas
públicas como en las privadas.
o Estereotipo. Idea y creencia que determina un modelo de conducta social
basado en opiniones preconcebidas, que adjudican valores y
comportamientos a las personas en función de su grupo de pertenencia,
por ejemplo, el sexo
o Feminización. Tendencia al aumento de la incidencia y prevalencia de
algo específico entre las mujeres.
o Género. Concepto que hace referencia a las diferencias sociales (por
oposición a las biológicas) entre hombres y mujeres, las cuales han sido

35
aprendidas, cambian con el tiempo y presentan grandes variaciones tanto
entre diversas culturas como dentro de una misma.
o Igualdad de trato. Supone la ausencia de toda discriminación, directa o
indirecta, por razón de sexo en los ámbitos económico, político, social,
laboral, cultural y educativo, en particular, en lo que se refiere al empleo,
a la formación profesional y a las condiciones de trabajo.
o Impacto de género. Consiste en identificar y valorar los diferentes
resultados y efectos de una norma o una política pública en uno y otro
sexo, con objeto de neutralizar los mismos para evitar sus posibles
efectos discriminatorios.
o Marca de excelencia en Igualdad. Es el reconocimiento para distinguir
a aquellas entidades comprometidas con la igualdad entre mujeres y
hombres, con la finalidad de incentivar las iniciativas empresariales que
implanten medidas para la promoción de la igualdad en la gestión de los
recursos humanos, así como mejoras en la calidad del empleo de las
mujeres.
o Paridad. La participación en lo público y en lo político, y las tareas que se
derivan de esa participación deben de recaer igualmente en mujeres y
hombres.
o Plan de Igualdad en empresas. Son un conjunto ordenado de medidas
adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a
alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre
mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo.
o Perspectiva de género. Análisis de la realidad surgido desde el
pensamiento feminista para interpretar las relaciones de poder que
existen entre mujeres y hombres. Explica la vida social, económica y
política desde una posición que hace visible el mundo femenino, su
realidad y sus aportaciones, comparando sus derechos con los de los
masculinos.

36
o Políticas de Igualdad de Oportunidades. Son la instrumentalización de
la igualdad de oportunidades. Las intervenciones a partir de las cuales
este principio se llevan a la práctica.
o Principio de Igualdad. Principio jurídico que ampara la igualdad entre los
sexos y condena la discriminación. Viene a recordar que todas las
personas somos iguales ante la ley. Es sinónimo del principio de no
discriminación.

37
CAPITULO III

ANÁLISIS

JUSTICIA CON ENFOQUE DE GÉNERO

La atención prioritaria y efectiva por parte del Estado, en todos sus niveles, para
enfrentar los casos de violencia que sufren las mujeres en el Perú, instó el Tribunal
Constitucional (TC) en reciente sentencia que en materia de derechos
fundamentales representa no solo un avance importante en la perspectiva de
género sino también en el derecho a una vida libre de violencia.

Así, el TC desarrolla la obligación constitucional de modo especial para lograr la


eficiencia en la impartición de justicia en casos de violencia contra la mujer y, en
específico, los de agresión sexual, en un esfuerzo por evitar que se perpetúen
injusticias en el país por razón de género. Esto, al advertir que dicha situación
constituye un problema estructural en nuestra sociedad que ha colocado a sus
ciudadanas en una posición de especial vulnerabilidad.

Sin duda, una decisión justificada tanto en datos estadísticos como en declaraciones
normativas internacionales y de políticas públicas. En efecto, el Tribunal nos
recuerda que, según el INEI, el 68.2% de las mujeres han sufrido algún tipo de
violencia por parte de su esposo o compañero en el 2016; y que apenas el 27.2%,
menos de un tercio del total, buscó ayuda en una institución como la Policía
Nacional, las defensorías municipales, el Ministerio Público, el Poder Judicial o el
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.

En ese sentido, se reconocen los esfuerzos de desarrollo legislativo y del diseño de


políticas públicas para atender la situación de vulnerabilidad de la mujer peruana en
normas como la Ley Nº 30364, para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar; y en cuyo artículo 9 se

38
garantiza el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, así como el actual
Plan Nacional contra la Violencia de Género 2016-2021.

No obstante, expone también las observaciones del Comité para la Eliminación de


la Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas respecto a los supuestos
obstáculos a los que deben enfrentar las mujeres para acceder a la justicia, esto es,
la prevención de la violencia, castigo a los agresores y el servicio reparador para las
víctimas. Un reto para la función jurisdiccional en el país.

Se espera, de ese modo, que conforme lo recomienda el Comité, nuestra sociedad


pueda seguir con la concertación de esfuerzos para cambiar los arraigados
estereotipos de género, reforzar las capacidades de los magistrados, defensores,
profesionales de la salud y médicos forenses, en la atención a las mujeres víctimas
de la violencia que acudan a la justicia considerando debidamente las cuestiones
de género; alentar la denuncia de todos estos casos de violencia, tanto dentro como
fuera del hogar, incluida la agresión sexual; e incrementar los medios de protección
disponibles para las mujeres víctimas de la violencia.

Inclusive, por medio del fundamento de voto de la magistrada Marianella Ledesma


Narváez, se deja como un desafío en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional,
el desarrollo del contenido y alcances del derecho de las mujeres a una vida libre
de violencia, pese al reconocimiento, en otras sentencias, de diferencias
históricamente muy arraigadas y que han situado a grupos de la población en
posiciones no solo desventajosas, sino también contrarias a la dignidad de la
persona, lo cual es plenamente aplicable a la situación de las mujeres, sobre todo
en el caso de las pobres y extremadamente pobres en el Perú.

39
CONCLUSIONES

1) La violencia basada en el género o violencia contra la mujer es una de las


expresiones más negativas que alteran de forma drástica escenarios
construidos desde los vínculos primarios de afecto y tejido social. Esta
violencia causa daños en las relaciones de convivencia y es una grave
vulneración a los derechos humanos.
2) La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada
por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1993.
La define como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen
en la vida pública como en la privada”.
3) Puede ocurrir en el ámbito público y en el privado. Por ejemplo en el trabajo,
en la escuela, y o en la comunidad en general. El hogar es el ámbito donde
ocurre con mayor frecuencia la “violencia intrafamiliar”, siendo la mujer quien
más se ve afectada.
4) Una de las cacusas que la originan son las relaciones desiguales de poder
establecidas y aceptadas por un orden socialmente construido que determina
una jerarquía y poder diferente para hombres y mujeres. Este orden
subordina a la mujer con respecto a los hombres, quienes a su vez ejercen
poder sobre ellas de distintas maneras, utilizando la violencia como
manifestación de ese poder. Esta violencia no es sólo una manifestación de
la desigualdad de género, sino que a menudo sirve como instrumento para
hacer cumplir y perpetuar tal desigualdad en la práctica.
5) Se habla de 4 tipos de violencia basada en el género. Estos se agrupan en:
violencia física, violencia sexual, violencia psicológica y violencia patrimonial
o económica, este último se refiere a la restricción del acceso a los recursos
financieros o de otro tipo como instrumentos de control y sometimiento.
RECOMENDACIONES

40
1. Crear instancias y recursos judiciales idóneos y efectivos en zonas
rurales, marginadas y en desventaja económica, con el objeto de
garantizar que todas las mujeres tengan un acceso pleno a una tutela
judicial efectiva ante actos de violencia.

2. Incrementar el número de abogados de oficio disponibles para mujeres


víctimas de violencia y discriminación.

3. Crear instancias especializadas en derechos de las mujeres dentro de


los Ministerios Públicos, la policía y los tribunales, con conocimientos
especializados y con adecuados recursos para garantizar una
perspectiva de género al abordar casos de mujeres que procuran
interponer un recurso efectivo ante actos de violencia.

4. Crear y mejorar sistemas de registros de información estadística y


cualitativa de incidentes de violencia contra las mujeres dentro de los
sistemas de la administración de la justicia. Fortalecer los registros de
información sobre casos de violencia contra las mujeres para
garantizar su uniformidad, certeza y transparencia.

5. Diseñar mecanismos para lograr la uniformidad entre los sistemas de


información de actos de violencia contra las mujeres a nivel nacional.

6. Implementar medidas para que los sistemas de información reflejen de


manera adecuada la situación a nivel nacional y local, que incluya
especialmente informes sobre violencia en zonas rurales y
marginadas.

7. Adoptar medidas para que los sistemas de información puedan


desagregar los datos por sexo, edad, raza y etnia, entre otros factores
de riesgo, frente a actos de violencia y discriminación.

41
8. Mantener estadísticas confiables y actualizadas que incluyan a todos
los actores que perpetúan la discriminación y la violencia contra las
mujeres.

9. Incorporar en el diseño de las políticas públicas los problemas que se


reflejen en las estadísticas oficiales existentes sobre las distintas
manifestaciones de la violencia y la discriminación contra las mujeres.

10. Promover que la información recopilada por entidades estatales en


todos los sectores sobre incidentes de violencia y discriminación sea
procesada con una perspectiva de género.

42
BIBLIOGRAFIA

1. https://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dgcvg/mimp-marco-
conceptual-violencia-basada-en-genero.pdf
2. https://repositoriopncvfs.pe/producto/marco-conceptual-bvg/
3. http://www.inmujeres.gub.uy/innovaportal/file/40831/1/vbgg.pdf
4. http://www.plafam.org.ve/violencia-basada-en-genero/
5. https://es.slideshare.net/HABBIBI/violencia-basada-en-genero
6. http://focoeconomico.org/2017/11/10/violencia-contra-la-mujer-el-
caso-peruano/
7. https://elperuano.pe/noticia-justicia-enfoque-genero-65072.aspx
8. https://www.grade.org.pe/wp-content/uploads/ddt77.pdf

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ANEXOS

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