Você está na página 1de 5

Diferencias nutricionales en Colombia de acuerdo a la región y al extracto

social y sus efectos en la capacidad de aprendizaje en la población escolar de


primaria.

La edad escolar es una fase crucial durante la cual los menores experimentan un
crecimiento continuo, consolidan sus gustos y hábitos alimenticios y se empiezan
a adaptar a la alimentación de adulto.

 Siete de cada 100 menores en edad escolar presentan desnutrición crónica.


En los indígenas, 30 de cada 100 menores presentan este problema,
mientras que esta situación se extiende a 11 de cada 100 niños de los
hogares más pobres del país.
 El exceso de peso en los menores en edad escolar se incrementó de 18,8%
en 2010 a 24,4% en 2015

Según el retraso en la talla en Colombia la media nacional según la ENSIN 2015,


se encuentra en 7.4 su tendencia es hacia la baja, puesto que la encuesta del
2005 era 13.9 y 2010 de 9.1

Pero se puede evidenciar una marcada inequidad entre las regiones pues la región
de la Orinoquía se ubica por encima de la media nacional con 9.6, es decir, que de
cada 100 niños en edad escolar evaluados aproximadamente 10 tienen retraso en
la talla; siguiéndole la región del Atlántico con 9.4, la región oriental con 6.6; pero
llama la atención que la región pacifica se ubica por muy debajo de la media nacional
con mejor indicador de las regiones que lo pone a competir con la región central
que tiene las mismas cifras, por cada 100 niños en la región Pacífica, solo
aproximadamente 7 tienen retraso en su talla.

Encuestas nacional de situación Nutricional en Colombia ENSIN Recuperado de


https://www.icbf.gov.co/bienestar/nutricion/encuesta-nacional-situacion-nutricional#ensin3
Hay al menos tres caminos por los cuales la nutrición afecta la educación (Behrman et
al. 2004): Primero, niños desnutridos recibirían menos educación, principalmente
porque la desnutrición viene acompañada de mayores tasas de morbilidad y por
consiguiente, mayores tasas de ausentismo escolar, Segundo, el hecho de que los
niños desnutridos tienden a entrar más tarde a la escuela que sus pares, lo que se
traduciría en menos años de educación que sus pares, en tanto el costo de oportunidad
de la educación aumenta con la edad, y/o en menores ingresos esperados en la vida
laboral. Tercero, la desnutrición puede afectar la educación mediante la reducción en
la capacidad de aprendizaje. Esto puede suceder porque la desnutrición y el hambre
afectan el comportamiento y la capacidad de concentración del niño, lo que
consecuentemente afecta su aprendizaje (Behrman, 2004). La desnutrición, además,
influye en resultados del comportamiento, que sumados con la concentración
influencian el aprendizaje. Grantham-McGregor (1999) y más recientemente Black
(2003) señalan la importancia del hierro, el cinc y la vitamina B-12 para el desarrollo
cognitivo. No hay claridad con respecto al impacto que las deficiencias de
micronutrientes tienen sobre el desarrollo cognitivo de las personas. Grantham-
McGregor y Fernald (1999) señalan la importancia del hierro, el cinc y la vitamina B-12
en el desarrollo de esta capacidad.

En una revisión que Black (2003) hace sobre el efecto de deficiencias de hierro,
menciona que ésta ha sido asociada a retrasos en el desarrollo cognitivo, aún en
ausencia de anemia. De hecho, la deficiencia de hierro es la deficiencia nutricional más
común en el mundo. La deficiencia de zinc ha sido asociada con retrasos en el
desarrollo motor de los niños y poca actividad de los mismos, pero la evidencia que
relaciona este nutriente con el desarrollo cognitivo no ha sido concluyente (Black, 2003.)
Tampoco lo han sido las investigaciones sobre la relación entre deficiencias post-
natales de yodo y disminución en el desarrollo cognitivo.

La relación es directa cuando la deficiencia la padece la madre gestante, pero no lo es


cuando la padece el niño después de nacer. La deficiencia de vitamina B-12, cuya única
fuente son los productos de origen animal, ha sido ligada con problemas cognitivos en
ancianos, pero su impacto sobre niños no ha sido demostrado. En síntesis, no se ha
llegado a un consenso con respecto al impacto sobre la capacidad cognitiva de tener
niveles subóptimos de los micronutrientes mencionados anteriormente.

Las condiciones de salud y nutrición de los niños y niñas inciden en las posibilidades de
socialización y en la capacidad de aprendizaje. En el ámbito educativo los efectos de la
malnutrición, el hambre y las deficiencias de micronutrientes, independientemente de
que los niños presenten cualquier déficit cognoscitivo, se reflejan en una alteración de
la capacidad funcional que puede dificultar la ejecución de tareas específicas, así como
en una morbilidad asociada al estado carencial y un mayor ausentismo, todo ello como
consecuencia de este mismo estado (IDEP, 1998: 17 –19). Los niños en edad escolar
se comportan y tienen particularidades específicas y diferentes a los niños de edad
menor.

En el componente de salud las prioridades empiezan a cambiar, pues en esta etapa


disminuye el riesgo de morir ante la presencia de enfermedades en el momento del
nacimiento, infecciones o desnutrición, como en el caso de los niños menores de cinco
años.
Informe Final Bogotá, Febrero de 2013. Evaluación de Operaciones y Resultados para Determinar
la Efectividad del Programa de Alimentación Escolar PAE. Recuperado de:
https://www.icbf.gov.co/sites/default/files/informe_final_eval_pae.pdf

------------------------------------------------------------------------------------------------------

II. ANTECEDENTES Y MARCO LEGAL

En la década de 1940 un grupo de profesionales colombianos se especializaron en el


Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard, y a su regreso crearon el
Laboratorio de Bromatología (1944) y tres años más tarde el Instituto de Nutrición, adscrito
al nuevo Ministerio de Higiene. Alrededor del Instituto se generó un trabajo de investigación
nutricional en Colombia, y esto permitió emprender la primera campaña de fortificación con
micronutriente en el país. En efecto, en 1950-1952 se efectuó la campaña de yodación de
la sal de consumo humano, 4 como una forma de bajar la prevalencia del bocio endémico,
que en algunas poblaciones colombianas llegaba al 83%2.

En 1968 se creó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), adscrito en un


principio al Ministerio de Salud (luego de Protección Social), como el ente encargado, entre
otras funciones, de la nutrición de los niños, mujeres gestantes y adultos desprotegidos en
todo el territorio nacional. En los años 70 se dictaron las primeras políticas públicas
asistencialistas para personas con problemas de desnutrición3. Durante la administración
del presidente Alfonso López Michelsen (1974-1978), se implementó el primer Plan
Nacional de Alimentación y Nutrición – PAN, el cual contenía la política y los proyectos para
reducir la desnutrición. La población objetivo del PAN era el 30 % más pobre de los
colombianos, esto es, los más vulnerables a la desnutrición: niños menores de cinco años,
así como madres embarazadas y lactantes que vivan en zonas rurales y barrios marginales
urbanos4.

En las décadas de 1960 y 1970 se realizaron las primeras aproximaciones a la desnutrición


en Colombia. En 1990 Profamilia, con el apoyo de entidades nacionales y extranjeras,
adelantó la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, que ha continuado realizando cada
cinco años (1995, 2000 y 2005), para estudiar los distintos aspectos de la salud sexual y
reproductiva de Colombia, en el que estaba incluido el capítulo de lactancia materna.

Gráfico 1
Colombia: desnutrición crónica y global en niños menores de 5 años, 1965-2005

Fuente: Profamilia, ENDS 2005, p. 273.


Las estadísticas disponibles muestran que la desnutrición crónica (retraso en el
crecimiento) y global (bajo peso para la edad) se han reducido en las últimas cuatro
décadas. En efecto, la desnutrición crónica disminuyó veinte puntos, al pasar de 32% en
1965 a 12% en 2005. Durante el mismo período, la desnutrición global bajó de 21% a 7%.
Un estudio de Meisel y Vega (2005) encontró que la estatura de los colombianos se
incrementó a lo largo del siglo XX como resultado, entre otras razones, del continuo
mejoramiento de su nutrición 5. No cabe duda que los avances en la disminución de la
desnutrición son positivos, pero todavía insuficientes, si se quiere reducir este indicador a
los estándares propuestos por las Metas del Milenio.
En la década de 1990 se realizaron en Roma la Conferencia Internacional de Nutrición
(1992) y la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (1996), con la presencia de
prácticamente todos los jefes de Estado del planeta, siendo Colombia uno de los asistentes.
Allí se acordó que cada país elaborara un Plan de Acción para la Nutrición, con la finalidad
de erradicar el hambre en cada país, y por tanto, del mundo. La Cumbre acordó que el
objetivo para el 2015 sería reducir al 50% (con respecto a 1990) la población subnutrida a
nivel mundial6.
Por su parte, el gobierno colombiano, de acuerdo a los lineamientos dados por la
Constitución Política de 1991 y “Conferencia de Roma” de 1992, estableció el Plan Nacional
de Promoción, Protección y Apoyo a la Lactancia Materna (1992-1994) y luego constituyó
el Consejo Nacional de Lactancia Materna. Estas instancias abrieron el camino para la
elaboración del Plan Nacional de Alimentación y Nutrición para el período 1996-2005,
coordinado y ejecutado por el ICBF.

En el Plan está contenida la política de seguridad alimentaria y nutricional del país, en el


que se definen ocho líneas de acción: seguridad alimentaria; protección al consumidor
mediante el control de la calidad y la inocuidad de los alimentos; prevención y control de las
deficiencias de micronutrientes (vitamina A, hierro, yodo); prevención y tratamiento de las
enfermedades infecciosas y parasitarias; promoción, protección y apoyo a la lactancia
materna; evaluación y seguimiento en aspectos nutricionales y alimentarios, y formación
del recurso humano en políticas de alimentación y nutrición7 . En la misma época también
se creó el Plan de Alimentación y Nutrición para el Distrito Capital 1999-2003, el cual para
su ejecución estableció que se debían elaborar Planes Locales de Alimentación y Nutrición
(PLOAN)8 .

referencia

2 Varela, Guillermo, 1979. “El Plan Nacional de Alimentación y Nutrición de Colombia: un nuevo
estilo de desarrollo”, DNP, Nutrición. Plan Nacional de Alimentación y Nutrición, Bogotá, p. 32. 3
Ortiz, María del Rosario, et al., 2003. “Identificación de barreras a las políticas de nutrición y
alimentación en Colombia: estudio por el método Delfos”, en: Revista Panamericana de Salud
Pública, Vol. 14, N° 3, Washington, p. 3. 4 Varela, Guillermo, Op. Cit., pp. 45-46.

Você também pode gostar