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Introducción
En este planeta, el agua es la única sustancia que existe abundantemente en los tres estados
físicos. Además, es el componente mayoritario de los seres vivos y. por lo tanto, de los
alimentos, variando su contenido desde un 60- 70% en la carne hasta un 90-95% en las
verduras.
Si se pretende conocer el papel que juega el agua en los alimentos, o en cualquier tipo de
material biológico, es necesario primero un estudio de la estructura y propiedades del agua y
del hielo.
Al comparar las propiedades físicas del agua y del hielo con otras sustancias de masas
moleculares similares (CH₄, NH₃, SH₂, etc.) y otros líquidos (metanol, etanol, acetona, etc.) se
observa que el agua se comporta de una forma totalmente anormal, ya que posee unos valores
muy altos, no habitúale:.
la del hielo a 0°C es de 0,9168 g :) y una densidad máxima, totalmente anormal, a 3,98 °C,
así como una dilatación, también anormal, al pasar al estado sólido. Su viscosidad, por otra
parte y a la vista de las propiedades anteriores, es extremadamente normal.
es cuatro veces mayor que la del agua a la misma temperatura (0,57 W lo que indica
que el hielo conduce la energía calorífica a una velocidad mayor que el agua inmovilizada (por
ejemplo, en los tejidos). Es importante también la difusividad térmica, ya que indica la
velocidad a la que los alimentos sufren cambios de temperatura. La del hielo (11,7 x
) es, a 0 °C, unas nueve veces mayor que la del agua (1 3 x ). Las
diferencias existentes entre los valores de conductividad y difusividad térmica de agua y hielo
explican por qué los tejidos se congelan más rápido que se descongelan.
Las anormales constantes físicas del agua sugieren la existencia de fuerzas de atracción muy
fuertes entre las moléculas y una estructura, tanto del agua como del hielo, poco común.
En la molécula de agua, el átomo de oxígeno comparte un par de electrones con cada uno de
los átomos de hidrógeno, por superposición de los orbitales híbridos sp3 del átomo de oxígeno.
Se forman así dos enlaces covalentes (2/3 de carácter covalente y 1/3 de carácter iónico).
Mediante análisis espectroscópicos y de rayos X, se han determinado con precisión los ángulos
de valencia y las longitudes. El ángulo de valencia medio para el enlace H -O -H en el agua es de
104,5° que le proporciona una configuración tetraédrica casi perfecta (el ángulo del tetraedro
es 109 ° 28’) de los cuatro orbitales sp3 posibles del átomo de oxígeno. La explicación de esta
ligera desviación es que los electrones no compartidos del átomo de oxígeno tienden a repeler
a los electrones pareados. La distancia media entre H-Ó es de 0,096 nm. Esta disposición de los
electrones en la molécula de agua le confiere asimetría eléctrica. El átomo de oxigeno
electronegativo tiende a atraer los electrones no compartidos del átomo de hidrógeno.
El resultado es que cada uno de los dos átomos de hidrógeno posee una carga local parcial
positiva, el átomo de oxígeno, a su vez, posee una carga local parcial negativa. De esta forma, la
molécula de agua es un dipolo eléctrico.
El grado de separación de las cargas positivas y negativas en las moléculas dipolares se expresa
por el momento dipolar que constituye una medida de la tendencia de una molécula a
orientarse en un campo eléctrico.
La naturaleza dipolar de la molécula de agua aislada hace que se produzca una fuerte atracción
electrostática entre la carga parcial negativa, situada sobre el átomo de oxigeno de una
molécula de agua, y la carga parcial positiva situada sobre el átomo de hidrógeno de otra
molécula de agua adyacente, dando lugar a enlaces de hidrógeno. A causa de la ordenación
aproximadamente tetraédrica de los electrones en el átomo de oxígeno, cada molécula de
agua tiende a establecer enlaces de hidrógeno con otras cuatro moléculas de agua vecinas. En
comparación con los enlaces covalentes, con una energía de enlace (energía necesaria para
disociar el enlace) de 335 kJ los enlaces de hidrógeno tienen una energía de enlace
Como los enlaces covalentes de la molécula de agua están localizados sobre dos de los ejes del
tetraedro imaginario, estos dos ejes representan líneas positivas de fuerza (sitios dadores).
Pero en el átomo de oxígeno permanecen otro par de orbitales sobre otros dos ejes del
tetraedro y representan líneas negativas de fuerza (sitios receptores de enlaces de hidrógeno).
En virtud de estas cuatro líneas de fuerza, cada molécula de agua puede establecer cuatro
puentes de hidrógeno con otras cuatro moléculas, obteniéndose, como resultado, una
estructura también tetraédrica.
Debido a que la molécula de agua tiene un número igual de sitios receptores que dadores de
puentes de hidrógeno que permiten una disposición tridimensional, hace que existan unas
fuerzas de atracción muy grandes entre las moléculas de agua, sobre todo si se compara con
las fuerzas de atracción de otras moléculas pequeñas con configuración tetraédrica, tal como el
NH₃, que tiene tres hidrógenos y sólo un sitio receptor, o el FH con un hidrógeno y, por lo tanto,
tres sitios receptores. Ambos no tienen igual número de receptores y dadores y. por ello, sólo
pueden formar enlaces de hidrógeno en sentido bidimensional y, en consecuencia, un menor
número de enlaces de hidrógeno entre sus moléculas que en el agua.
La disposición tridimensional de las moléculas del agua explica muchas de las propiedades
anormales que posee; su gran capacidad calorífica, su alto punto de fusión y de ebullición, su
tensión superficial, los altos valores de los calores de fusión, vaporización y sublimación; todos
ellos relacionados con la gran cantidad de energía que se necesita para romper los enlaces de
hidrógeno intermoleculares.
El agua, con sus fuerzas dirigidas en las tres direcciones del espacio y en el sentido de los
cuatro ejes de un tetraedro, cristaliza en una estructura abierta de baja densidad. La distancia
entre los dos átomos de oxígeno más cercanos es de 0.276 nm y el ángulo que forman tres
átomos de oxígeno es ligeramente superior a 109° (muy próximo al ángulo del tetraedro
perfecto, 109a 28’). En el hielo, cada molécula de agua se halla unida por enlaces de hidrógeno
a exactamente otras cuatro moléculas de agua que se asocian de tal forma que se obtiene una
estructura hexagonal, que es la combinación de dos planos paralelos muy cercanos con los
átomos de oxígeno distribuidos de forma regular Esta disposición constituye una estructura
basal.
Cuando varias estructuras básales se unen se obtiene la estructura habitual del hielo.
El hielo puro no es un sistema estático constituido sólo por moléculas de agua dispuestas en un
orden preciso sino que es un sistema dinámico porque, al margen de contener en cantidades
vestigiales ciertos isótopos (deuterio, tritio, ¹H, ¹⁷O, ¹⁸O. etc.), que pueden ignorarse en la
mayoría de los casos, los cristales de hielo nunca son totalmente perfectos, existiendo d
efectos de tipo orientacional (causados por dislocación de protones) o iónico (formación de
H₃O⁺ y OH⁻) que explican la mayor movilidad de los protones en el hielo que en el agua; se cree
que están en vibración continua que disminuye al hacerlo la temperatura, siendo necesario
alcanzar temperaturas del orden de -183 °C para fijar los átomos de hidrógeno y conseguir un
sistema estático. Este estado dinámico del hielo se ha relacionado con la actividad de ciertas
reacciones que, aunque sea lentamente, siguen progresando en los alimentos bajo
congelación.
En el hielo cada molécula de agua está unida a otras cuatro moléculas vecinas. En el agua
líquida a 0°C cada molécula de agua se halla unida, en cualquier momento, a otras 3-4
moléculas; por otra parte, la distancia entre dos átomos de oxígeno es superior a la que se
encuentra en el hielo: 0,29 nm a 15°C y 0305 nm a 83 °C. A partir del calor de fusión del hielo
se ha calculado que cuando éste se funde a 0°C, sólo se rompen un 15% de los enlaces de
hidrógeno existentes en el hielo. El agua líquida puede considerarse, pues, como hielo
quebrantado.
Entre las moléculas de agua a 100 °C existen todavía fuertes atracciones, como parece indicar
el elevado calor de vaporización. En realidad los enlaces de hidrógeno no se disocian
totalmente hasta que el vapor de agua se calienta por encima de los 600 °C.
Entre el agua y el hielo existe, pues, una pequeña diferencia en la cantidad de enlaces de
hidrógeno establecidos, lo cual puede parecer sorprendente si se compara la rigidez del hielo
con la fluidez del agua. La teoría más difundida para dar una explicación aceptable reside en la
velocidad con que se establecen y rompen los enlaces de hidrógeno. Aunque en un instante
determinado la mayor parte de las moléculas en el agua líquida están unidas por puentes de
hidrógeno, la vida media de cada enlace de hidrógeno es sólo de 10⁻¹⁰ a 10⁻¹¹ segundos. La
estructura del agua es, por lo tanto, sólo estadística, ya que es el resultado de una media
obtenida en el espacio y en el tiempo. Por consiguiente, es a la vez fluida y estable. Se ha
empleado el término de agrupaciones fluctuantes para designar tos grupos de moléculas de
agua, de vida corta y estructura similar a la del hielo, existente en el agua líquida.
La velocidad con que se forman y escinden los enlaces de hidrógeno en sistemas acuosos
supera, en mucho, a la velocidad de formación y destrucción de la mayoría de los enlaces
covalentes.
Esta característica confiere a los enlaces de hidrógeno una gran ventaja biológica en lo que se
refiere a las reacciones biomoleculares.
F = e₁ e₂ JDr²
donde:
El agua posee una constante dieléctrica muy elevada, comparada con la de disolventes
orgánicos (agua 80; metanl 33; etanol 24; acetona 21,4; benceno 23 ; hexano 1.9). Las fuerzas
de atracción en el agua existentes entre los iones
Na⁺ y C⁻ t, por ejemplo a una determinada distancia, son sólo un catorceavo de la que
mostrarían en el benceno; es un factor que favorece la hidratación de los iones y la
desorganización de la red cristalina.
Otro tipo de sustancias que se disuelven en el agua con facilidad son los compuestos no iónicos
pero de carácter polar, tales como ios azúcares, alcoholes sencillos, aldehidos y cetoñas.
El agua también dispersa muchos compuestos que contienen grupos apolares o hidrófobos
formando micelas, siempre que tales compuestos posean también grupos fuertemente
polares. Este tipo de interacción resulta posible por el establecimiento de enlaces de hidrógeno
que, en este caso, no se establecen entre las moléculas del soluto y del disolvente, sino entre
las moléculas del disolvente. Los compuestos que contienen grupos muy nidrófobos y grupos
fuertemente polares simultáneamente se denominan anfipádcos.
Las biomoléculas antipáticas más corrientes que tienden a formar micelas son áridos grasos y
lípidos polares. También, en la mayor parte de
del agua
de las disoluciones, las cuales dependen del número de partículas del soluto por unidad de
volumen del disolvente. Los solutos producen efectos característicos en el disolvente tales
como el descenso del punto de congelación, la
del hielo
son habituales.
es:
PIPo - nj/n, +
donde:
n, = motes de soluto.
temperatura.
o ~ PIPo
es la unidad; en consecuencia, la aw de
química.
como:
- P fo - PIPo
dicho término.
(% )(H RE):
aw = H REA 00
La relación entre aw y el contenido en humedad
a J M (1 e„ ( C - s y jíjC
donde:
tena s e a ) .
a).
enzimáticas y microbianas.
de am.
1.00
0.95 / Punto
** /
0,90
Tamparatum fC)
muestra determinada.