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Por otra parte, en relación a la denuncia de la solicitante de la revisión acerca de que, en


el presente caso, se configuró la confesión “ficta”, la Sala observa que no resulta un hecho
controvertido, en el juicio primigenio la incomparecencia del demandado a la contestación
de la demanda, y en tal sentido, la sentencia objeto de revisión analizó la solicitud de
confesión “ficta” que planteó la parte demandante a la luz de los extremos del artículo 362
del Código de Procedimiento Civil, y concluyó, en primer lugar, que la pretensión que se
ejerció no es contraria a derecho; y, en segundo lugar, que el demandado logró probar algo
que le favoreciera, es decir, que la demandante pretendió llevar a cabo la venta definitiva
sobre el inmueble diferente al que se le ofreció, pues posterior a la celebración de la opción
el 23 de diciembre de 2003, procedió en el mes de febrero de 2004, a realizar unas
actuaciones judiciales y registrales, para ampliar la extensión de terreno, mediante el
reconocimiento de integración de una parcela vecina, sobre la cual ha ejercido una añeja
posesión.

Ahora, la confesión “ficta”, y la reversión de la carga de la prueba que trae consigo,


se encuentra prevista en el artículo 362 del Código de Procedimiento Civil que,
textualmente, señala lo siguiente:
Si el demandado no diere contestación a la demanda dentro de los plazos indicados en este
Código, se le tendrá por confeso en cuanto no sea contraria a derecho la petición del
demandante, si nada probare que le favorezca.
De esta manera, de conformidad con lo dispuesto en la norma citada
precedentemente, para que se configure la confesión “ficta” se requiere que se cumplan
tres premisas, a saber: i) que el demandado no dé contestación a la demanda; ii) que la
demanda no sea contraria a derecho, y; iii) que no pruebe nada que le favorezca.
Por ello, cuando se está en presencia, como el caso bajo estudio, de una falta de
contestación de la demanda, en principio, no puede afirmarse que el demandado está
confeso, ya que el contumaz por el hecho de su inasistencia, nada ha admitido, debido a la
falta de alegación, situación que no genera presunción alguna en su contra. De manera que,
el demandado tiene la carga de la prueba, en relación a la demostración de que no son
ciertos los hechos alegados por la parte actora.
En este sentido, al tratarse de la distribución legal de la carga de la prueba, el
demandante debe promover pruebas, a pesar de que el demandado no haya contestado la
demanda, ya que la situación de carga en cabeza del demandado puede subvertirse, debido
a que el demandado puede promover pruebas que demuestren algo que le favorezca y con
ello reinvierte la carga al actor.
Por otra parte, para que proceda la confesión “ficta” se requiere que la petición del
demandante no sea contraria a derecho, es decir, que la acción no esté prohibida por la ley;
ya que, de lo contrario, no hay acción, por lo que, al verificar el juez tal situación, la
circunstancia de considerar la veracidad de los hechos admitidos, pierde trascendencia al
sobreponerse las circunstancias de derecho a las fácticas, pues aunque resulten ciertos los
hechos denunciados no existe un supuesto jurídico que los ampare y que genere una
consecuencia jurídica requerida.
En cuanto al supuesto contenido en la norma de que el demandado nada probare que
le favorezca, el mismo hace referencia a que el demandado que no dio contestación podrá
promover las pruebas que considere convenientes, siempre y cuando vayan dirigidas a
hacer contraprueba a los hechos alegados por el actor.
En este sentido, esta Sala en su reiterada jurisprudencia (Ver sentencia n.°: 2428,
del 29 de agosto de 2003, caso: Teresa de Jesús Rondón de Canesto; y sentencia n.°: 912
del 12 de agosto de 2010, caso: Vicenta Pernía Zambrano, entre otras), en cuanto a la
actividad probatoria del demandado contumaz, ha señalado lo siguiente:
(…) lo único que puede probar el demandado en ese “algo que lo favorezca”, es la
inexistencia de los hechos alegados por el actor, la inexactitud de los hechos, pero ha
indicado de esta forma, que no puede nunca el contumaz probar ni excepciones perentorias,
ni hechos nuevos que no ha opuesto expresamente.
Criterio que es compartido por esta Sala, al señalar que la expresión “probar algo que lo
favorezca”, se encuentra referida a que el demandado podrá probar la inexistencia de los
hechos que narró el actor en su pretensión.
Siendo así, cuando el demandado va a probar algo que lo favorezca en el sentido de
demostrar la inexistencia de los hechos que narró el actor, no requerirá plena prueba,
siéndole suficiente en consecuencia las dudas, en razón de que, lo que exige la ley es probar
algo. Esto tiene que ver con la ficción (la confesión), la cual no puede ocultar la realidad. Si
se está ante una futura ficción, la sola duda a favor de la realidad ya tiene que eliminarla.
Debido a que el proceso persigue que el valor justicia se aplique, por cuanto el fallo lo que
busca es hacer justicia, no puede hacerla si se funda en ficciones y no en la realidad.
No obstante lo expuesto, existen materias donde no funcionan los efectos del artículo 362
del Código de Procedimiento Civil, como sucede en los juicios donde está interesado el
orden público, y la falta de contestación no invierte nada, por lo que el actor sigue teniendo
sobre sí la carga de la prueba. Igual sucede en los juicios donde el demandado es un ente
público que goza de los privilegios del fisco, cuya situación es idéntica a la planteada, es
decir, se da por contestada la demanda y en consecuencia no existe la posibilidad de
inversión de la carga de la prueba, como se ha señalado.
Al respecto, esta Sala en sentencia del 27 de marzo de 2001 (Caso: Mazzios Restaurant
C.A.), señaló:
“El artículo 362 citado, considera que el demandado que no contesta la demanda se le
tendrá por confeso, cuando en el término probatorio no pruebe nada que lo favorezca y la
demanda no sea contraria a derecho. Luego, para tenerlo como confeso, lo que se declara
en el fallo definitivo, como una garantía al derecho de defensa, se le permite al demandado
probar algo que lo favorezca, lo que significa que ni siquiera se le exige una plena prueba
contra una presunción en su contra.
Omissis...
La confesión expresa puede siempre ser revocada o rectificada mediante la prueba del
error de hecho (artículo 1404 del Código Civil), y por ello los efectos del silencio que
conduce a que alguien se tenga por confeso, igualmente y con mayor razón pueden ser
revocados, no siendo necesario el alegato y prueba del error de hecho, ya que el artículo
362 del Código de Procedimiento Civil previene que con probar algo que favorezca al no
concurrente, evita que se consoliden los efectos del silencio, y por tanto que se le tenga
por confeso. Se trata de principios generales, congruentes con el mantenimiento del
derecho de defensa de las partes” (Negritas del fallo citado).
De lo anterior, la Sala concluye que, el demandado que no de contestación a la
demanda debe dirigir su carga probatoria a hacer contraprueba de los hechos alegados por
la parte demandante, por lo que resultan infructuosas las pruebas promovidas con relación a
excepciones o defensas que debieron haberse alegado en la oportunidad procesal de la
contestación y no se hizo, con lo cual dichas pruebas no van dirigidas a beneficiar a la parte
por cuanto lo controvertido quedó fijado con los hechos que alegó la parte actora, y su
negativa de existencia.
Es así como en sentencia n.° 2428, del 29 de agosto de 2003, caso: Teresa de Jesús
Rondón de Canesto, citada “ut supra”, esta Sala, al desarrollar el concepto establecido en
el artículo 362 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto a “probar algo que le
favorezca”, señaló:
Tales afirmaciones pueden entenderse de mejor forma, bajo el siguiente escenario, en la
causa principal que originó el presente amparo, el objeto de la acción es una resolución de
contrato por falta de pago, donde el demandado no dio contestación a la demanda, siendo
así, su actividad probatoria ha debido estar enfocada en desvirtuar los hechos constitutivos
que afirmó su contraparte, esto es, que la obligación no existió o no podía existir. El
demandado, no produjo pruebas que desvirtúen los hechos alegados por la actora; sino que,
promovió una serie de probanzas (como fueron: 1) documento de propiedad del inmueble a
nombre de la ciudadana Alicia Salazar, 2) acta de defunción N° 81 del 13 de mayo de 1997,
correspondiente al fallecimiento de Alicia Salazar, 3) exhibición del documento que le
acreditaba a Alicia Peralta García la propiedad, representación o derecho con que actuó al
momento de la celebración del contrato de arrendamiento y 4) testimoniales), dirigidas a
demostrar que su accionante y a la vez arrendatario no era la propietaria del inmueble
arrendado, lo que conllevaría a la nulidad del contrato suscrito con la accionante, pruebas
estas correspondientes a una excepción perentoria que no fue alegada en su oportunidad, y
que no contradicen las circunstancias alegadas en el escrito libelar (que quedaron como
ciertas al no haberse dado contestación a la demanda y no cumplirse los extremos del
artículo 362 del Código de Procedimiento Civil), por lo cual resulta obvio que, la no
concurrente no promovió nada que le favoreciera.
Ahora, luego del análisis de las actas del expediente, esta Sala observa que, en el
presente caso, el demandado no dio contestación a la demanda y en la fase probatoria
promovió como pruebas un título supletorio y una prueba de informes a los fines de la
demostración de que la parte actora incumplió el contrato de opción de compra venta
porque pretendía venderle un inmueble de mayor extensión al que fue descrito en dicho
contrato; con lo cual el Juzgado Superior consideró que había quedado demostrada la
modificación que hizo la parte actora en cuanto a la extensión del terreno que fue objeto de
la opción de compra venta, en cuanto a su mayor extensión.
No obstante, esta Sala observa que las pruebas promovidas por el demandado
corresponden a una excepción perentoria que no fue alegada en su oportunidad, y que no
contradicen las circunstancias alegadas en el escrito libelar (que quedaron como ciertas al
no haberse dado contestación a la demanda y no cumplirse los extremos del artículo 362 del
Código de Procedimiento Civil), como lo es la insolvencia del demandado en cuanto a las
cuotas establecidas en el contrato de opción de compra venta, por lo cual resulta obvio que,
el demandado contumaz no promovió nada que le favoreciera, a saber: alguna contraprueba
de los hechos alegados por la parte demandante, que para el presente caso era la falta de
pago.
De esta manera, se evidenció que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
Bancario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico, actuando en sede
civil con asociados, con su sentencia del 16 de junio de 2008, creó inseguridad jurídica y,
además, un palmario desequilibrio en la relación contractual de las partes intervinientes, es
decir entre la Sucesión Torrealba-Tovar y el ciudadano Gustavo Rodríguez Medina (parte
opcionante y opcionada, respectivamente), con lo cual afectó gravemente el interés de la
parte actora (opcionante) ya que se violaron los artículos 2, 26, 49 y 257 del texto
constitucional, al aplicar erradamente la normativa previamente mencionada.
Al respecto, resulta importante resaltar, como se ha establecido en la jurisprudencia
de esta Sala, que con la revisión de las sentencias, esta Sala persigue la uniformidad de
normas y principios constitucionales en relación con el alcance de la protección al derecho
a la tutela judicial efectiva de los justiciables y la confianza legítima, por lo tanto, como en
casos anteriores, esta Sala Constitucional ha establecido que corresponde al demandado,
cuando no contesta la demanda, la carga de desvirtuar los hechos en los cuales el
demandante fundamenta su pretensión, y en el presente caso –como ya se señaló- no
sucedió, motivo por el cual esta Saladeclara: ha lugar la revisión solicitada de conformidad
con el criterio antes expuesto, anula el fallo objeto de revisión y ordena remitir el
expediente al Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Bancario y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Guárico para que un Juez accidental que se designe a
tal efecto, dicte un nuevo fallo en relación a la apelación ejercida, de conformidad con los
parámetros aquí establecidos. Así se declara.

VI
DECISIÓN

Por las razones antes expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
declara HA LUGAR a la solicitud de revisión constitucional interpuesta por los abogados
Tulio Colmenares Rodríguez y Juan Francisco Colmenares Torrealba, en su carácter de
apoderados judiciales de la ciudadana ANA ROSA TORREALBA DE
COLMENARES, quien actúa en representación de laSUCESIÓN TO RREALBA-
TOVAR, de la sentencia que dictó el 16 de junio de 2008, el Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, Bancario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico,
actuando en sede civil, con Asociados. En consecuencia, se ANULA el fallo objeto de
revisión y se ordena remitir el expediente al Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,
Bancario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Guárico para que un Juez
accidental que se designe a tal efecto, dicte un nuevo fallo en relación a la apelación
ejercida, de conformidad con los parámetros establecidos en la presente decisión.
Publíquese, regístrese y archívese el expediente.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 16 días del mes de diciembre de dos mil
once (2011). Años: 201° de la Independencia y 152° de la Federación."

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