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FORMACIÓN
(Resumen)
El quinto aspecto se refiere a que el individuo con una adicción padece graves problemas
en la esfera física y/o sanitaria, en la esfera personal, familiar, laboral y social. Estos
problemas, en mayor o menor grado, están presentes en todas las conductas adictivas.
1) Abuso: viene a hacer e al patrón de uso de una sustancia fuera de los márgenes social o
médicamente aceptados en una determinada cultura.
2) Dependencia: Según el DSM-IV y DSM-IV-TR, es un grupo de síntomas cognoscitivos,
comportamentales y fisiológicos que indican pérdida de control del uso de una sustancia
psicoactiva y en la que el sujeto continúa consumiendo la sustancia a pesar de la aparición
de problemas significativos relacionados con ella.
3) Tolerancia: es la necesidad de recurrir a cantidades crecientes de la sustancia para
alcanzar el efecto deseado. Clásicamente se había venido hablando de tolerancia física y
de tolerancia psíquica. Hoy día no tiene sentido establecer dichas diferenciaciones, dado
que en mayor o menor medida, la tolerancia implica ambos constructos. Evidentemente
cada sustancia tiene su potencial diferente de crear tolerancia y dependencia, influyendo
además las características de cada sujeto en la individualidad de dichos efectos.
4) El síndrome de abstinencia: es un conjunto de síntomas físicos y de expresividad psíquica
que se produce en el sujeto dependiente de una sustancia cuando se suspende la toma de
la misma de manera brusca. Este cuadro, el de abstinencia, se relaciona por tanto con el
mantenimiento de la conducta adictiva y también con la recaída en la misma, si bien no es
el único factor determinante (American Psychiatric Association, 1994, 2000; Organización
Mundial de la Salud, 1992; Miller y Gold, 1991).
5) Craving: es aquella conducta marcada por la necesidad de consumo de sustancias y la falta
de control sobre el mismo, asentada sobre una base neuroquímica.
NEUROBIOLOGÍA DE LA ADICCIÓN: CIRCUITO DE RECOMPENSA Y NEUROTRANSMISORES
IMPLICADOS PÁGINAS (34, 35, 36, 37 Y 38)
Este circuito es básico para la supervivencia del individuo y de la especie, facilita el aprendizaje y
el mantenimiento de las conductas de acercamiento y con sumatorias, en principio, importantes y
útiles para la adaptación y la supervivencia. Así, el circuito de recompensa es una vía común de
reforzadores tanto natural como artificial (como las drogas). Su objetivo es perpetuar aquellas
conductas que al sujeto le proporcionan placer. Esta sensación placentera es la que hace que el
sujeto tienda a volver a consumir (Tirapu, Landa y Lorea, 2004). Uno de los mecanismos que
participa en las conductas adictivas es el sistema mesocorticolímbico, formado por estructuras del
cerebro medio como el Área Tegmental Ventral (ATV) y la sustancia negra, y del cerebro anterior
(amígdala, tálamo, hipocampo, corteza cingulada y corteza prefrontal) entre otras áreas. Dicho
sistema en su conjunto recibe el nombre de circuito del placer o de recompensa (Volkow, Fowler y
Wang, 2004). En los últimos años se está contrastando que áreas cerebrales, como la ínsula,
desempeñan un papel más importante del que inicialmente se consideraba en la adicción a
sustancias.