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Modelos analógicos de un régimen transpressivo del Cenozoico temprano en el sur de México:

implicaciones sobre la evolución del complejo de Xolapa y el límite de la placa de América del
Norte y el Caribe

Resumen: Presentamos modelos analógicos que ilustran la evolución tectónica del margen
continental del suroeste de México y la deformación del complejo de Xolapa en el cenozoico
temprano. Junto con los datos geológicos, sugieren que la convergencia oblicua causó la
deformación distribuida y la construcción de montañas cerca del margen actual del sur de México
en un régimen transpresional lateral lateral izquierdo. También se observa una deformación
similar al norte del complejo Xolapa en Maastrichtian a las unidades de roca volcánica y
sedimentaria del Paleoceno. Dado que la exhumación post-oligoceno de la corteza media no
afecta significativamente las rocas volcánicas del Eoceno Tardío al Oligoceno, inferimos que la
evolución del margen de transformación llevó a la formación de límites discretos que
eventualmente desacoplaron la corteza exhumada media-alta de las secuencias de la corteza
superior en tierra Desde el Eoceno Tardío.

Descifrar la estructura intrincada del complejo Xolapa representa un objetivo importante para
comprender la evolución geológica del margen continental en el sur de México (Fig. 1). El
complejo Xolapa, también conocido como Xolapa Terrane (Campa & Coney 1983) o Chatino
Terrane (Sedlock et al. 1993) es un cinturón paralelo a trincheras compuesto por rocas
metamórficas y migmatitas pre-cenozoicas (Ortega-Gutie´rrez 1981) invadidas por plutones desde
la edad del Cretácico Tardío al Cenozoico Temprano (Herrmann et al. 1994; Mora´n-Zenteno et al.
1999; Ducea et al. 2004). Se han propuesto varios modelos para su evolución, pero la mayoría de
los estudios interpretan el complejo como un equivalente a la corteza media de la corteza
continental expuesta al norte (por ejemplo, Dickinson y Lawton 2001; Ortega-Gutie´rrez & Elı´as-
Herrera 2003; Ducea et al . 2004; Keppie 2004) con dos episodios principales de arco magmatismo
que ocurrieron en el Paleoceno y el Eoceno Tardío al Oligoceno (Herrmann et al. 1994; Schaaf et
al. 1995; Mora´n-Zenteno et al. 1999, 2004, 2005; Ducea et al. 2004).

Estudios recientes también sugieren que durante el Cretácico Tardío al Paleoceno, el área del
complejo Xolapa se caracterizó por un acortamiento dirigido hacia el norte cerca de Tierra
Colorada (Torres De Leo´n & Solari 2004) o una transresión cerca de Chacalapa (Corona-Cha´vez et
al. 2006; fig. 1). De manera similar, se ha documentado recientemente un régimen transpresivo
que afecta la secuencia sedimentaria y volcánica del Maastrichtiano al Paleoceno Temprano en
una amplia zona al norte del complejo Xolapa desde la Plataforma Guerrero Morelos hasta el
oeste de Oaxaca (Cerca et al. 2004; Cerca et al. 2007 ; Figura 1). Los datos paleomagnéticos de la
suite intrusiva Mezcala (Molina-Garza y Alva-Aldivia 2006) proporcionan una confirmación
independiente de esta fase transpresiva, que muestra una cantidad decreciente de rotación en
sentido contrario a las agujas del reloj sobre el eje vertical desde el Cretácico temprano hasta las
rocas del Cenozoico temprano. La tendencia de las estructuras transpresivas es casi perpendicular
a las antiguas estructuras acortadoras de tendencia norte-sur asociadas con la orogenia de
Laramide (Fig. 1). Esto sugiere la existencia de una fase separada de deformación entre el
acortamiento dirigido hacia el este que finalizó en el Cretácico Tardío en la Plataforma Guerrero-
Morelos (Fig. 1) al régimen de deslizamiento lateral izquierdo dominante en el Oligoceno (Cerca et
al. 2007 ).

El deslizamiento lateral lateral izquierdo asociado con la extensión está muy extendido en el sur de
México y probablemente se inició por el Eoceno Tardío (ver Mora´n-Zenteno et al. 2005 para una
revisión de las estructuras de deslizamiento vertical). Las características de deformación
dominantes cerca o en el límite norte propuesto del complejo de Xolapa se han interpretado como
producto de un régimen lateral izquierdo con una extensión de tendencia NE-SW asociada
(Ratschbacher et al. 1991; Riller et al. 1992; Meschede et al. 1996 ; Tolson 1998, 2005). La
deformación se caracteriza por las zonas de cizallamiento milonítico NW-SE con tendencia
localizada cerca de las exposiciones más al norte de las rocas de la corteza medio inferior (Mora´n-
Zenteno et al. 1996; Tolson 2005; Corona-Cha´vez et al. 2006). La extensión norte-sur asociada con
las zonas de cizallamiento milonítico lateral izquierdo se ha propuesto en las zonas de Tierra
Colorada, Juchatengo (Ratschbacher et al. 1991; Riller et al. 1992) y Chacalapa (Tolson 2005;
Corona-Cha´vez et al. 2006), para el lapso de tiempo Eoceno Tardío-Mioceno. Estimaciones de
exhumación para el complejo de Xolapa, ya que el rango de Oligoceno de c. 13 a 19 km en el área
de Acapulco-Tierra Colorada (Mora´n-Zenteno et al. 1996) y c. 25 km en el área de Puerto
Escondido (Corona-Cha´vez et al. 2006).
Fig. 1. (a) Vista esquemática de las características analizadas que muestran los vectores de
convergencia entre las placas de Farallón y Norteamérica en el Cretácico Tardío y el Cenozoico
Temprano para el área estudiada (después de Engebretson et al. 1985; Schaaf et al. 1995;
Meschede et al. 1996). El recuadro muestra la ubicación del sur de México en América del Norte.
Las líneas negras gruesas en el área continental corresponden al frente volcánico del Cinturón
Volcánico Transméxico y los límites aproximados de las rocas de la corteza media a baja del
complejo Xolapa. Tenga en cuenta que este complejo afecta casi en ángulo recto a las principales
estructuras de la corteza en el margen de México. Las líneas grises representan estructuras
principales en el área continental que incluyen: (1) fallas laterales izquierdas que afectan a las
intrusivas del Eoceno y del Oligoceno (Montiel-Escobar et al. 2000); (2) Tzitzio anticlinorium
formado en el Paleoceno al Eoceno (Ferrari et al. 2004); (3) Empuje de teloloapan del cretáceo
tardío (Campa et al. 1976; Cabral-Cano et al. 2000; Rivera-Carranza et al. 1997; Campa-Uranga et
al. 1997); (4) Frontera occidental del complejo Acatla´n y Papalutla Thrust (De Cserna et al. 1980;
Cerca et al. 2007); (5) Falla de Oaxaca (ver Nieto-Samaniego et al. 1995, 2006); (6) Vista Hermosa
Thrust (Ham-Wong 1981). Se infiere un bloque de la corteza más gruesa entre el Empuje de
Papalutla y la Zona de Cizalla de Oaxaca (Cerca et al. 2004; Nieto-Samaniego et al. 2006). GMP,
Plataforma Guerrero Morelos. (b) Mapa geológico simplificado del sur de México (modificado
después de Tolson 2005; Sa'nchez-Zavala 2005); las letras mayúsculas se refieren a las secciones
geológicas presentadas en la Figura 2: (A) Acapulco – Tierra Colorada; (B) Puerto-Escondido–
Juchatengo; (C) Puerto – Ángel – Chacalapa.

La deformación y el magmatismo cerca del margen continental se han relacionado con el


desplazamiento del Bloque de Chorti durante el Cenozoico temprano. Algunos autores
argumentan que Chortı se ha separado de su posición original en la placa norteamericana a lo
largo de un límite de transformación continental, lo que lleva al truncamiento del margen
continental. En este modelo, la migración de la triple unión trinchera-trinchera desde el Eoceno (c.
45 Ma) se asoció con la migración hacia el este de la extinción magmática documentada con las
edades de los plutones a lo largo de la costa (Herrmann et al. 1994; Schaaf et al. 1995; Meschede
et al. 1996; Mora´n-Zenteno et al. 1996). También se ha sugerido que la exhumación de las rocas
de la corteza inferior es el resultado combinado del truncamiento y la erosión por subducción
después de la intrusión de plutones en el oligoceno (Mora´n-Zenteno et al. 1996). En contraste, las
restauraciones tectónicas recientes coinciden en que la Placa del Caribe entró en la vía marítima
proto caribeña en los tiempos de los conianos y los campanianos, causando deformación en los
lados norte y sur (por ejemplo, Kerr et al. 1999; Pindell & Kennan 2001; Rogers et al. 2003) . La
colisión de la placa y su interacción progresiva con el margen sur de México es una causa probable
de deformación transpresiva pre-Eoceno (Cerca et al. 2007).

Aquí, discutimos un posible escenario para la evolución estructural del margen continental del sur
de México durante la fase transpresiva del Cenozoico temprano. El modelo geológico está
respaldado por modelos analógicos que exploran y se centran en la respuesta mecánica de la
corteza frágil-dúctil del sur de México a la convergencia oblicua. Por lo tanto, no pretendemos
explicar las causas de la convergencia oblicua ni todos los detalles estructurales que llevaron a la
configuración actual del margen continental del sur de México.

Zonas de cizallamiento que bordean el complejo Xolapa y la fase de transpresión esquiva

Dos fases principales de deformación se han documentado en el sur de México desde el Cretácico
Superior:
(1) Una fase de acortamiento "Laramide" dirigida al este que comenzó a aproximadamente 90 Ma
y migró hacia el este en el tiempo y el espacio. El final de esta fase también migró de oeste a este
desde el Maastrichtiano Tardío (Nieto- Samaniego et al. 2006; Cerca et al. 2007).

(2) Una fase de huelga-deslizamiento lateral izquierda y extensional con una tendencia
predominante de estructuras NW-SE desde el Eoceno tardío (Alaniz-

A ´lvarez et al. 2002; Mora´n-Zenteno et al. 2005; Nieto-Samaniego et al. 2006). La deformación
asociada es más intensa dentro del complejo Xolapa.

Desde el Paleoceno hasta el Eoceno, se documenta una fase de transición caracterizada por la
transpresión en una amplia área al norte del complejo Xolapa, la Plataforma Guerrero Morelos y
las áreas Yanhuitlan-Tamazulapan (Cerca et al. 2004, 2007). En el complejo de Xolapa, la
información geológica es escasa pero los datos disponibles apoyan la interpretación de una fase de
transpresión similar durante el Cenozoico temprano. Por ejemplo, Tolson (2005) describe una fase
de deformación Dnþ2 caracterizada por pliegues y empujes con una vergencia hacia el norte. Este
episodio de deformación es posterior al emplazamiento de una suite intrusiva aparentemente
sintectónica que ha producido edades contrastantes de c. 130 Ma (Mora´n-Zenteno 1992) o entre
66 y 46 Ma (Herrmann et al. 1994) sugiriendo que estos son en realidad dos pulsos magmáticos de
diferentes edades, y son anteriores a la actividad transtensiva principal del Oligoceno al Mioceno
de la falla de Chacalapa. Además, la deformación, el metamorfismo y el magmatismo de esta área
sugieren que el complejo de Xolapa evolucionó como un sistema de empuje de borde NE durante
el Cretácico Tardío-Paleógeno, con metamorfismo sininemático (Corona-Cha´vez et al. 2006). El
mapeo geológico reciente (Campa- Uranga et al., 1997) también muestra que el acortamiento
hacia el norte asociado con la falla de La Venta afectó la piedra caliza de Albian a Cenomanian, así
como los lechos rojos del Cenozoico temprano c. 5 km al sur de Tierra Colorada (Fig. 1). Los
estudios preliminares de esta área (Torres De Leo´n & Solari 2004; Solari et al. 2006) también han
documentado acortamiento hacia el norte que afecta a las secuencias del Cretácico Tardío en esta
área y la milonización entre c. 50 y 45 ma. Estudios de zonas de cizallamiento en o cerca de los
límites del norte del complejo Xolapa, incluidas las áreas de Tierra Colorada y Juchatengo
(Ratschbacher et al. 1991; Riller et al. 1992; Mora´n-Zenteno et al. 1996) y Falla Chacalapa (Tolson
2005; Corona-Cha´vez et al. 2006) reportan un régimen principalmente lateral izquierdo, oblicuo,
divergente, activo al menos desde el Eoceno Tardío limitado por la edad de los intrusivos en el
área (Fig. 1). Sin embargo, también ofrecen información sobre las estructuras acortadas y
transpresivas formadas anteriormente. La estructura de las melonitas y las rocas cataclásticas
expuestas cerca de Tierra Colorada sugiere cizalladura lateral izquierda (Ratschbacher et al. 1991;
Riller et al. 1992; Meschede et al. 1996; Fig. 2a). Sin embargo, la edad precisa de la formación de
mylonite todavía es controvertida y varía entre el Cretácico Tardío y el Eoceno (Ratschbacher et al.
1991; Riller et al. 1992; Herrmann et al. 1994; Mora´n-Zenteno et al. 1999; Solari et al. 2006).
Además, en la misma zona, la tierra colorada intrusiva de c. 34 Ma no parece verse afectado por la
mielonización (Herrmann et al. 1994), que establece un límite superior a la edad de la deformación
mylonítica. Posteriormente, la deformación extensional y de impacto-deslizamiento acompañó a la
c. 13 a 20 km de exhumación rápida del complejo de Xolapa durante y después de un episodio de
Oligoceno magmático (Mora´n-Zenteno et al. 1996, 1999, 2005; Ducea et al. 2004). Deformación
frágil-dúctil y frágil relacionada con el desplazamiento de deslizamiento-deslizamiento y la
extensión asociada en las estructuras de mylonitic posteriores al Oligoceno, así como las
anteriores compresiones de deslizamiento-deslizamiento y de ángulo bajo (ver Ratschbacher et al.
1991; Riller et al. 1992).

Las mylonitas y las rocas cataclásticas en la zona de cizallamiento de Chacalapa registran una
deformación transtensiva entre 29 y 23 Ma (Fig. 2, Secciones byc).

Fig. 2. Secciones geológicas esquemáticas e idealizadas en: (a) Perfil Acapulco-Tierra Colorada. Esta
sección fue construida después de Mora´n-Zenteno et al. (1996, 2003); Campa-Uranga et al.
(1997); y nuestros propios datos de campo. (b) Perfil de Puerto-Escondido rediseñado y
simplificado después de Corona-Cha´vez et al. (2006); (c) Perfil de Chacalapa simplificado después
de Corona-Cha´vez et al. (2006) y Tolson (2005). Note la diferencia de escala en las secciones a y c
con respecto a la sección a. Las estructuras presentadas están relacionadas exclusivamente con las
fases de deformación posteriores al Cretácico Superior.
La milonización afectó la intrusión sintáctica de Huatulco, fechada en 29 Ma (Tolson 1998, 2005).
El mismo autor considera que las melonitas de Chacalapa se formaron progresivamente de un
régimen dúctil a frágil, lo que sugiere una exhumación progresiva. Las mylonitas de Chacalapa
también sobreimprimen zonas de cizallamiento dúctiles de ángulos bajos más antiguas (Tolson
1998, 2005; Corona-Cha´vez et al. 2006). De la misma manera en Juchatengo, los escasos datos
disponibles indican mionización en una deformación progresiva de dúctil a quebradiza durante el
estiramiento norte-sur (Ratschbacher et al. 1991; Fig. 2, Sección b). Estas observaciones sugieren
que la deformación general del margen continental evolucionó de transpresional a transtensional
de paleoceno a eoceno. Nuestro análisis de los datos disponibles y los resultados de los modelos
análogos favorecen la idea de que la fase de transpresión causó la construcción de montañas y
probablemente el levantamiento temprano de las rocas de la corteza inferior del complejo Xolapa.
Más tarde, el mayor levantamiento del complejo de Xolapa se vio favorecido por el
desacoplamiento mecánico lateral durante y después del Emateno Tardío al Oligoceno
magmatismo pico. Esto puede explicar por qué las estructuras transpresivas son más evidentes al
norte del complejo Xolapa. Especulamos que el debilitamiento térmico de la corteza inferior y el
ascenso y emplazamiento de grandes cuerpos de magma favorecieron el desacoplamiento
mecánico al disminuir la viscosidad de la corteza inferior y la exhumación a gran escala del
complejo de Xolapa sin afectar sustancialmente los bloques continentales adyacentes.

Modelos analógicos

Nuestros modelos análogos de corteza de dos capas quebradizos y dúctiles representan un


desarrollo adicional de la serie informada por Cerca et al. (2004). Se simularon dos fases de
deformación documentadas en el sur de México:

(1) Cretáceo tardío (campaniano), acortamiento de laramida; y

(2) Cenozoico temprano izquierda convergencia oblicua lateral (Cerca et al. 2004). Los modelos
están limitados por la información geológica disponible en el sur de México (por ejemplo, Cerca et
al. 2007). En este estudio, nos centramos en el estudio de los patrones de deformación producidos
por la fase de transpresión propuesta (2) en los modelos. No discutimos los resultados de la fase
de acortamiento anterior que solo se dan como referencia en el texto y se muestran en la Figura 3.
La fase de mayor transtensión del Eoceno tardío-Oligoceno tampoco está modelada. Durante el
acortamiento ortogonal, los modelos se acortaron 42 mm por una pared móvil a una velocidad de
6 mm h21 (correspondiente a aproximadamente 1 mm / año en la naturaleza). Durante la
transpresión, una pared móvil ortogonal produjo una convergencia oblicua lateral izquierda que
resultó en un desplazamiento masivo de 72 mm a 15 mm h21 (correspondiente a c. 3 mm / año en
la naturaleza) con un ángulo de 75.
Fig. 3. Configuración experimental: (a) vista de mapa; (b) vista tridimensional; (c) sección
longitudinal de los modelos que muestra la variación en el grosor de la capa quebradiza superior y
la ubicación de los perfiles de resistencia de (d) las capas dúctiles y frágiles normales y (e) el
bloque más grueso incrustado construido alternativamente con arena y arcilla. Tenga en cuenta
que la discontinuidad de la velocidad (VD) solo está activa durante la segunda fase.

La configuración de los modelos anteriores se conservó básicamente, pero en los nuevos modelos
descritos aquí agregamos una placa metálica basal paralela a la pared móvil durante la transresión.
Esto actuó como una discontinuidad de la velocidad (VD) que enfocó el impacto y deslizamiento en
la capa dúctil inferior, reduciendo la influencia de la pared vertical en movimiento y causando la
convergencia oblicua (Fig. 3). El ajuste implica que la deformación en la corteza quebradiza fue
parcialmente impulsada por el flujo de la corteza inferior, como se ha propuesto para el sur de
México (Tolson 1998). La VD representa la zona en la que se va a localizar la deformación.

Para modelar la simplicidad, asumimos que la localización de la deformación se encuentra al sur


del bloque más fuerte, como podría ser el caso en el sur de México. Las propiedades de los
materiales utilizados como análogos en los experimentos se presentan en la Tabla 1. Los modelos
se escalaron de tal manera que 1 cm en el modelo es equivalente a 20 km en la naturaleza, de
acuerdo con los principios de similitud descritos por Hubbert (1937) y Ramberg ( 1981). Los
modelos se simplificaron para simular una corteza dúctil y frágil de dos capas compuesta por una
capa de arena quebradiza sobre una capa dúctil de una mezcla de arena y silicio (5: 5.5% en peso).
Se construyó un área más gruesa en la capa quebradiza que representa un bloque más rígido con
una forma paralelepípedo de arena fina de bentonita (Chorti´s 07), arena de cuarzo (Chort´s 08) y
arcilla húmeda de alta cohesión (Chort´s´s 09 ). El bloque incorporado simula un área más gruesa
del sur de México compuesta por terrenos metamórficos que aparentemente actuaron como un
área más estable durante las fases de deformación simulada (Cerca et al. 2004, 2007; Nieto-
Samaniego et al. 2006). Esta configuración permitió el estudio de los efectos de los cambios en la
resistencia del bloque durante la fase de convergencia oblicua (Tabla 1). El diseño del modelo
también implica que la resistencia de la corteza reside principalmente en la capa superior
quebradiza y no se considera la deformación del manto litosférico (Cerca et al. 2004). Suponemos
que un mayor contraste de resistencia favorece el desacoplamiento mecánico entre las capas
dúctiles y frágiles, como en el caso del bloque construido con arcilla (Fig. 3e). Nos damos cuenta
de que el uso de este material altamente cohesivo está fuera de escala con respecto a los sistemas
naturales (Tabla 1), pero tiene el efecto de mejorar los patrones de deformación alrededor del
bloque más fuerte. Para más detalles sobre la escala y las propiedades de los materiales, consulte
Cerca et al. (2004). De este modo se mejoran los patrones de deformación en la capa frágil.

Limitaciones del modelado.

Utilizamos modelos analógicos como un enfoque indirecto para arrojar luz sobre la evolución
tectónica poco conocida del complejo de Xolapa en el Paleógeno al Oligoceno, cuando se produjo
una deformación transpresional lateral izquierda en la Sierra Madre del Sur. Los modelos
analógicos inevitablemente simplifican la geometría y la reología de los procesos naturales en
estudio. Por lo tanto, las limitaciones inherentes del modelado deben discutirse antes de cualquier
intento de comparación con la situación natural.

Desde un punto de vista mecánico, la estructura simple de dos capas del modelo simula solo la
parte superior de la litosfera. Como en modelos anteriores, se consideró que en nuestro caso la
resistencia de la corteza reside principalmente en la capa superior quebradiza (por ejemplo,
Jackson 2002). El modelo considera una corteza continental uniformemente gruesa caracterizada
por una región con una corteza frágil más gruesa y más fuerte por encima de una capa dúctil que
es más delgada que en cualquier otro lugar.

Durante los experimentos, los esfuerzos de compresión que causan deformación se transmiten
principalmente por la discontinuidad de la velocidad subyacente, aunque la transmisión lateral de
las fuerzas desde la pared rígida en movimiento también puede ser significativa. Esto podría
representar una simplificación apropiada del proceso natural donde las fuerzas que causan la
deformación de la litosfera se transmiten verticalmente desde abajo, impulsadas por el flujo del
manto o por la corteza inferior (por ejemplo, Teyssier y Tikoff 1998) y / o impulsadas lateralmente
por el desplazamiento de un rígido Bloque (ver más adelante).
Varios otros factores no considerados por el modelo pueden influir en las estructuras formadas
durante la deformación. Entre ellos se encuentran la erosión y la deposición en las cuencas, el
efecto de la presión de poros en el crecimiento y la propagación de estructuras, la evolución
térmica, la migración de magma y los efectos de emplazamiento o isostacia (por ejemplo, Corti et
al. 2003). Los modelos no intentaron reproducir la compleja evolución térmica esperada en el
complejo de Xolapa (gradiente térmico vertical, variaciones de temperatura durante el
engrosamiento progresivo o la elevación), ni variaciones químicas o petrológicas que ocurren
durante la transpresión.

Por lo tanto, las modificaciones reológicas de las diferentes capas y la desestabilización de la


transición frágil-dúctil en la corteza, que evolucionan continuamente durante el engrosamiento de
la litosfera, no se modelaron. En los modelos la viscosidad de la capa dúctil es uniforme. En la
naturaleza, la viscosidad puede depender en gran medida de la temperatura a lo largo del tiempo,
así como espacialmente, y las regiones de menor viscosidad también pueden concentrar la
deformación (por ejemplo, Turcotte y Schubert 1982), como lo muestran los modelos análogos
anteriores (por ejemplo, Corti et al. 2003). Además, la cohesión de arcilla utilizada en el modelo
Chortı´s 09 no se escala adecuadamente y claramente supera la rigidez del prototipo natural; esto
podría amplificar el efecto de los contrastes de fuerza lateral dentro de la corteza continental. A
pesar de todas estas simplificaciones, los modelos analógicos proporcionan información sobre los
posibles efectos de la convergencia oblicua a lo largo del margen sur de México.

Resultados del modelado

La evolución estructural general exhibida por los experimentos fue similar a los modelos
anteriores de Cerca et al. (2004). Nuestro análisis se centra en las estructuras formadas durante la
segunda fase de la deformación dominada por impacto y deslizamiento con dos experimentos de
miembros finales. La primera (A) investiga el acoplamiento mecánico entre la corteza quebradiza y
la capa dúctil durante la transpresión (por ejemplo, Teyssier y Cruz 2004), representada por los
modelos Chort´s 07 y Chort´s 08 (Fig. 3e). El modelo Chort´s 09 representa el experimento B, con
un acoplamiento mecánico bajo compensado por el contraste de alta resistencia del bloque más
grueso construido con arcilla plástica húmeda (Fig. 3e). La evolución de la deformación en los
modelos se muestra en la Figura 4 y se discute tomando el lado vertical corto del modelo como
norte. Nuestros modelos asumen que la partición de tensión es un proceso importante, mejorado
por el aumento de la oblicuidad de la convergencia. Por lo tanto, la primera estructura formada en
todos los experimentos es una banda de deformación de impacto-deslizamiento, con una
componente de movimiento inversa subordinada, que golpea paralelamente a la pared móvil y se
ubica directamente sobre la discontinuidad de la velocidad. Despues c. 25 mm de desplazamiento
de la pared móvil, la tensión se distribuye en un c. Banda de 4 cm al norte de la discontinuidad de
la velocidad en el modelo A, mientras que la tensión se localiza evidentemente en el margen sur
del bloque rígido en el modelo B (Fig. 4). Aunque no se muestra en la figura, otra característica
observada en el modelo B es la transmisión efectiva de la tensión hacia el borde noreste del
bloque de arcilla. En ambos casos, los pliegues formados en la primera fase giran en sentido
contrario a las agujas del reloj en la esquina suroeste del modelo. Mostramos esta característica
solo como una referencia, ya que las secciones analizadas no se cortan perpendicularmente a los
pliegues.

Fig. 4. Evolución de la deformación de los modelos a simple vista que muestra las diferencias en la
evolución de la deformación del caso A y el caso B. Los experimentos del caso A investigan la
deformación de la corteza quebradizo-dúctil durante la transpresión, el caso B, explora un bajo
acoplamiento mecánico propiciado Por el contraste de alta resistencia del bloque más grueso
construido con arcilla plástica húmeda.

Despues c. 50 mm de desplazamiento de la pared móvil en el experimento A, el bloque comienza a


transmitir tensión hacia el borde noreste. La transmisión efectiva de masa hacia el este provoca el
levantamiento de esta área y, dentro del área deformada, la formación de estructuras sintéticas.
En el caso B, el bloque rígido comienza a girar y la deformación se propaga hacia el noroeste a lo
largo de su límite. Como no puede haber transferencia de masa desde el bloque cohesivo hacia las
áreas deformadas, se forma una cuenca profunda adyacente al bloque (Fig. 4, final de los
experimentos de tipo B).
La zona de deformación al final del experimento A se caracteriza por un sistema imbricado de
fallas conjuntadas vinculadas de deslizamiento-deslizamiento y elevación en un área alrededor de
la discontinuidad de la velocidad (Fig. 5). Una característica importante es la traducción hacia el
noreste del área elevada observada durante la evolución de los modelos Chorti 07 y 08 (Fig. 4).

La propagación de la tensión hacia el borde noreste del bloque no es tan efectiva como en el
experimento B, pero al final del experimento aún se puede observar una ligera rotación del bloque
y una elevación en la parte delantera.

En el experimento B, el engrosamiento se concentra en los límites del bloque, donde existe un


fuerte contraste reológico. Además, la concentración de tensión no refleja la posición final de la
discontinuidad de la velocidad, porque la deformación se concentra en los bordes del bloque
rígido. Esto dio lugar a la extrusión lateral de la capa dúctil debajo. La deformación observada al
final de los experimentos Chorti 07 y 08 se resume en la Figura 5. Agregar una discontinuidad de
velocidad basal permitió la separación del bloque de la pared móvil en la segunda fase,
acomodando un desplazamiento lateral que no se había considerado previamente (por ejemplo,
Cerca et al. 2004). Presentamos secciones de modelos que ilustran las diferencias en los estilos de
deformación de los dos experimentos informados en las Figuras 6-8. En los modelos, el gradiente
de desplazamiento causado por la discontinuidad de la velocidad y el flujo de masa diferencial
produce un patrón de deformación complejo que no se puede describir completamente con una
sola sección. La deformación dentro de la capa dúctil se caracteriza por el flujo de penetración a lo
largo de la discontinuidad de la velocidad y el empuje de la dúctil sobre la capa frágil se observa
fácilmente en las secciones transversales (Fig. 6). La extrusión lateral significativa de la capa dúctil
ocurrió durante la fase transpresiva. En general, la deformación asociada con la segunda fase se
caracteriza por el engrosamiento de la corteza y la exhumación lateral de la capa dúctil.

Las estructuras florales típicas de los regímenes transpresionales no se forman en el experimento


que involucra el bloque más fuerte (Figs. 6a, b, 7a, b, y 8a, b). En cambio, se mejora la extrusión
lateral de la capa dúctil. En ausencia del bloque (Fig. 6c) o cerca de la punta del bloque (Fig. 7c), se
forma una estructura de flor ligeramente asimétrica, con la excepción del experimento B, donde
se evita el flujo de masa lateral del bloque Su alta cohesión. En resumen, los resultados anteriores
sugieren que la evolución estructural y topográfica del área deformada depende de la estructura
reológica lateral del modelo (es decir, la composición y presencia o ausencia del bloque) y del
transporte de masa lateral (por ejemplo, extrusión de capas dúctiles). ).
Fig. 5. (a) Fotografía de la deformación resultante en el modelo Chortı´s 07, representativo de las
características de deformación observadas en los experimentos. Los puntos muestran el
desplazamiento lateral izquierdo de dos puntos ubicados originalmente en la misma línea de
marcador vertical. (b) Dibujo lineal de las estructuras resultantes.
Fig. 6. Vista en planta de la deformación al final del experimento Chortı´s 08 y secciones. Las
flechas marcan la posición final de la discontinuidad de velocidad (VD). (a, b) Secciones
longitudinales que cortan el bloque más fuerte.

Discusión

Deformación de convergencia oblicua en el sur de México y complejo de Xolapa Un régimen de


cizalladura lateral izquierda a gran escala afectó la litosfera continental del sur de México durante
el Cenozoico (Ratschbacher et al. 1991; Riller et al. 1992; Ducea et al. 2004; Mora´n -Zenteno et al.
2005; Tolson 2005; Corona-Chavezz et al. 2006; Nieto-Samaniego et al. 2006). La deformación
asociada con este evento fue más intensa cerca del margen continental y superpuesta a la
estructura de deformación anterior en las rocas de la corteza media del complejo de Xolapa. Los
trabajos anteriores en esta área se centran en la deformación transtensiva progresiva dúctil-frágil
que comenzó en el Eoceno Tardío (Ratschbacher et al. 1991; Riller et al. 1992; Ducea et al. 2004;
Tolson 2005). Nuestro análisis de los datos disponibles revela la existencia de una fase
transpressiva paleoceno-eoceno que se registra mejor en las rocas de la corteza superior al norte
del complejo de Xolapa (Cerca et al. 2007). Los resultados del modelado resaltan la importancia de
la deformación transpresiva del cenozoico temprano para moldear la litosfera del sur de México y
sirven como una guía para analizar las principales características geométricas y mecánicas de esta
fase de deformación poco conocida.
Fig. 7. Vista en planta de la deformación al final del experimento Chorti´s 07 y secciones
transversales

Fig. 8. Secciones transversales del modelo Chortı´s 09 (a – c). Debido a la alta cohesión del bloque
de arcilla, permanece básicamente no deformado y evita el flujo de masa hacia la capa quebradiza
adyacente, como se puede ver en (c).

Los resultados del modelo indican que durante la convergencia oblicua de ángulo bajo (158), la
construcción de montañas y la partición de tensiones son procesos importantes mejorados por los
contrastes reológicos (Fig. 9). Si la construcción de montañas ocurrió en el sur de México, esto
podría haber aumentado la erosión y haber cambiado el sistema hidrográfico general. En el sur de
México, la gruesa secuencia continental de rocas volcánicas sedimentarias e intercaladas conocida
como Grupo Balsas se depositó entre el Cretácico Tardío y el Cenozoico Temprano, por lo que es
en su mayoría contemporánea con el régimen transpresional (Cerca et al. 2004, 2007; Mora´n-
Zenteno et al. 2005). Los cambios en el ancho del complejo de Xolapa se han atribuido a la
presencia de estructuras principales casi perpendiculares a la huelga del límite de la placa del
paladar, como los pliegues y los empujes de una fase de deformación previa (Cerca et al. 2004) o
el Paloozoico-Mesozoico de Oaxaca. zona de cizallamiento (Nieto- Samaniego et al. 1995; Alaniz-
A´lvarez et al. 1996). Los resultados del modelado sugieren que los contrastes en la resistencia
también podrían haber influido en los cambios de dirección y ancho del complejo de Xolapa.

Fig. 9. Diagramas de bloques esquemáticos que muestran el tipo de deformación observada en los
modelos: (a) se desarrolla una estructura transpresiva asimétrica en presencia de un bloque más
grueso; (b) Estructura típica de la flor en ausencia del bloque.

Los resultados de nuestro modelo muestran una diversidad de estructuras principalmente en tres
niveles diferentes:

(1) La deformación de la capa quebradiza se caracteriza por un plegado paralelo a la pared móvil y
estructuras transpresivas subverticales; El contraste en la fuerza con el bloque más grueso provoca
la formación de empuje en la dirección opuesta a la convergencia.
(2) El acoplamiento mecánico entre las capas quebradizas y dúctiles forma una zona de transición
(es decir, la zona de unión de Teyssier y Cruz 2004).

(3) La deformación en la capa dúctil se caracteriza por el aplanamiento vertical y el estiramiento a


lo largo de la discontinuidad de la velocidad (Fig. 9).

La presencia de un bloque más grueso da como resultado una estructura asimétrica (Fig. 9a),
mientras que en ausencia de la deformación del bloque se produce una estructura de flor típica
(Fig. 9b). Algunos estudios estructurales observaron acortamiento hacia el norte o un régimen de
convergencia oblicua en el complejo de Xolapa antes del Eoceno Tardío (Meschede et al. 1996;
Campa-Uranga et al. 1997; Torres De Leo´n & Solari 2004; Cerca et al. 2004, 2007; Tolson 2005;
Corona-Cha´vez et al. 2006). La corteza superior expuesta al norte del complejo Xolapa incluye el
empuje dirigido hacia el norte al norte del área de Tierra Colorada (Campa-Uranga et al. 1997;
Torres De Leo´n & Solari 2004) y la rotación de bloques en sentido contrario a las agujas del reloj y
estructuras anteriores (Cerca et al 2004, 2007). Estas observaciones confirman un régimen
transresivo lateral posterior a la izquierda para el Paleoceno. En la corteza inferior expuesta en el
complejo de Xolapa, la evidencia incluye el plegamiento vertical hacia el noreste y el empuje de la
foliación migmatítica y las zonas de corte de inmersión al sur de ángulo bajo (Tolson 2005; Corona-
Cha´vez et al. 2006). No se han informado indicadores cinemáticos que sugieran estiramientos
asociados con este evento, y se necesitan restricciones de edad adicionales para la deformación
observada en la corteza inferior para aclarar este problema. En cualquier caso, la concentración de
la deformación en el complejo de Xolapa sugiere que su área corresponde a una litosfera
debilitada.

Los resultados del modelo y el análisis de los datos disponibles permiten algunas inferencias sobre
el proceso de exhumación posterior orogénica. La deformación transtensiva dúctil-frágil asociada
con zonas de cizallamiento discretas en la parte norte del complejo Xolapa estuvo activa durante e
inmediatamente después del emplazamiento voluminoso del plutón (Schaaf et al. 1995; Mora´n-
Zenteno et al. 1996, 1999, 2005) en el Eoceno tardío-Oligoceno, con fecha posterior a la
deformación transpresional anterior (Corona-Chavez y otros, 2006; Mora´n-Zenteno y otros, 1996;
Tolson, 2005).

Esta configuración se ha interpretado como un cambio progresivo del régimen dúctil a frágil
durante la exhumación (Riller et al. 1992; Tolson 2005). Se puede argumentar que el episodio
magmático a gran escala del Eoceno Tardío-Oligoceno provocó una disminución en la viscosidad
en masa del complejo de Xolapa ya debilitado. Al mismo tiempo, un orógeno transpressivo
debilitado podría haber favorecido el emplazamiento de los magmas de arco.

Las estimaciones de la exhumación de oligoceno del complejo de Xolapa varían de 13 a 19 km al


este de Acapulco (Mora´n-Zenteno et al. 1996) a c. 25 km en el área de Puerto Escondido (Corona-
Cha´vez et al. 2006). La presencia de rocas volcánicas no deformadas del Eoceno Tardío y
Oligoceno en el área de Tierra Colorada, justo al norte del complejo de Xolapa (Cerca et al. 2007),
sugiere que el desacoplamiento mecánico lateral permitió la rápida exhumación de intrusivos y
rocas huésped después del Eoceno.
La evolución geológica del complejo Xolapa en el sur de México es claramente más compleja de lo
que se presenta aquí. Sin embargo, con la geometría simple de los modelos, pudimos discutir los
posibles efectos de una fase de transpresión mal documentada en el sur de México. El trabajo de
campo adicional es obligatorio para confirmar o descartar las predicciones del modelo.

Relevancia para el sur de México y la tectónica caribeña.

La presencia de un régimen de convergencia oblicua lateral izquierda en el sur de México tiene


implicaciones importantes para la evolución tectónica de las placas de América del Norte y el
Caribe. De Cserna (1967) y Karig et al. (1978) notó la naturaleza truncada del margen continental
del sur de México. Malfait & Dinkelman (1972) y Ross & Scotese (1988) promovieron la idea de
que el Bloque de Chorti se unió originalmente a la parte sur de la placa norteamericana, ahora
truncada, durante la mayor parte del Mesozoico. En este modelo, el Bloque de Chorti se transfirió
a la Placa del Caribe a través de la formación de un límite de placa transcurrente oblicuo a la
frontera de Farallón-América del Norte con tendencia NNW. Desde entonces, muchos autores han
postulado que las Chorti se unieron al sur de México en los tiempos del Cretácico Tardío
(Meschede y Frisch 1988; Herrmann et al. 1994; Schaaf et al. 1995; Mora´n-Zenteno et al. 1996;
Meschede et al. 1996; Kerr et al. 1999; Pindell 1993; Pindell et al. 2005; Pindell & Kennan 2001;
Rogers et al. 2003, 2007; Cerca et al. 2004, 2007; Nieto-Samaniego et al. 2006). En un estudio
geológico detallado reciente, Rogers et al. (2003, 2007) sugieren sorprendentes similitudes en las
características geológicas y estructurales entre el Bloque de Chorti y el sur de México una vez que
el bloque se restaura y rota de nuevo a la posición Cretácica inferida. En una actualización de su
reconstrucción tectónica, Pindell et al. (2005) sugieren que el Bloque de Chorti comenzó a
separarse de América del Norte en el Maastrichtiano y se convirtió en parte de la Placa del Caribe
en el Eoceno Medio, cuando se abrió el Canal de Caimán. Este proceso probablemente se debió a
la colisión del borde delantero del arco del Caribe con el margen suroeste de América del Norte en
el último Cretácico (Pindell et al. 2005; Rogers et al. 2007; Mann et al. 2007). Teniendo en cuenta
los vectores de convergencia sugeridos para el Cenozoico temprano para el desplazamiento
relativo entre las placas de Farallon y de América del Norte (Schaaf et al. 1995; Meschede et al.
1996), la transpresión es ineludible si los Chortí fueron desplazados a la SE de un original Puesto
adscrito a América del Norte. Por otro lado, se ha aceptado comúnmente que el Bloque de Chortı
se movió a lo largo de una trayectoria marcada por la zanja media americana actual (Herrmann et
al. 1994; Schaaf et al. 1995; Tolson 2005; Nieto-Samaniego et al. 2006). Esta idea no considera que
la erosión por subducción haya ocurrido después del emplazamiento del arco magmático del
Eoceno Tardío al Oligoceno, como lo sugiere la ausencia de un prisma de acreción bien
desarrollado y la presencia de granitos de arco cerca de la trinchera (Mora´n -Zenteno et al. 1996,
2005, y sus referencias). Aunque no se dispone de estimaciones de la cantidad de erosión por
subducción, se puede argumentar que al menos parte del antebrazo se eliminó durante este
proceso. Esta consideración coloca al Bloque de Chorti unido a América del Norte en una posición
más al sur. En este escenario, especulamos que en una fase temprana de la deformación por
movimiento del Bloque de Chort se distribuyó en un área amplia, principalmente ubicada al sur del
margen actual (Fig. 10). Durante la erosión por subducción posterior al oligoceno, se eliminó una
gran parte del antebrazo debilitado por la deformación. Colocar el Bloque de Chorti en una
posición más al sur es una posibilidad que debe explorarse en un trabajo posterior, ya que podría
explicar algunos de los problemas descritos por Keppie y Mora´n- Zenteno (2005) para vincular el
Canal de Caimán a través del Motagua Zona de falla de Guatemala a la Fosa de América Central.

Si bien la discusión presentada en este estudio no prueba que la deformación transpresional en el


sur de México fue causada por el desplazamiento lateral izquierdo del Bloque de Chorti, sí sugiere
que es cinemáticamente posible. Si este es el caso, la deformación transpresional debería haber
afectado un área amplia al norte y al sur del límite de la placa en evolución. Finalmente, nuestros
resultados muestran que las aparentes incompatibilidades mecánicas de las estructuras en la
corteza superior e inferior del sur de México se pueden resolver con el modelo simple que se
presenta aquí para su discusión.

Fig. 10. Caricatura que muestra el modelo propuesto para la deformación de convergencia oblicua.
Una unión triple se mueve a lo largo de la trayectoria del límite de la placa recién formada.

Conclusiones
Los modelos analógicos escalados proporcionan información valiosa que permite la discusión de la
evolución del Cenozoico temprano del margen sur de México. Los modelos ilustran un mecanismo
capaz de explicar la presencia de estructuras de acortamiento dirigidas hacia el norte en el
complejo de Xolapa y la deformación transpresional interior. La deformación que afecta a una
amplia zona al norte y al sur del margen continental del sur de México puede haber resultado del
movimiento del Bloque de Chorti hacia el SE. Con el análisis de los datos disponibles y los
resultados del modelo presentados aquí, proponemos que la evolución tectónica del margen
suroeste de México se puede considerar como una deformación espacialmente heterogénea y
transgresora temporal asociada con la interacción general de la Placa de América del Norte y el
Caribe. Los resultados del modelo proporcionan una explicación plausible para la variedad de
estructuras observadas en el complejo de Xolapa. Reconocemos los fondos de CONACYT
(subvención 32509-T a LF) y una subvención bilateral SRE-MAE. Este estudio también fue
financiado parcialmente por la subvención CONACYT 46235 y la subvención DGAPA-PAPIIT
IN120305 a MC. Gracias a Dante Mora´n-Zenteno por las muchas horas de fructífera discusión
sobre la tectónica del sur de México y por proporcionar información sobre importantes
limitaciones geológicas. Las revisiones de Bert Bally y Keith James son agradecidas.

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