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Las justicias indígenas y la estructura judicial del Estado

DANIEL GARCÍA URBINA

Pues no se puede saber lo que es el saber, es decir, qué


problemas encaran hoy su desarrollo y su difusión, si
no se sabe nada de la sociedad donde aparece.
Jean-François Lyotard1

Propuesta de investigación

Partiendo de un contexto en donde se desarrolla la interlegalidad de las justicias


indígenas y el derecho oficial, el principal motor de la investigación propuesta
es analizar de qué manera y en qué medida, las justicias indígenas conviven con
el derecho oficial.2

Postura epistemológica

En mi examen profesional de maestría, el profesor José Ramón Narváez me


preguntó lo siguiente: ¿No serás tú el descafeinado? Para poner en contexto esta
pregunta es necesario entender a qué hice referencia con mi tesis de
investigación, cuando propuse la idea de que el multiculturalismo aplicado en
México es un multiculturalismo descafeinado. Este término lo elaboré tomando

1 Lyotard, Jean-François, La condición posmoderna. Informe sobre el saber, Cátedra, España, 2006.
2
Para entender mejor el concepto de interlegalidad, véase: Guevara Gil, Armando, y Gálvez Rivas, Aníbal
(coomp.), Pluralismo jurídico e interlegalidad, Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2014.
Sieder, Rachel (ed.), Multiculturalism in Latin America, Indigenous Rights, Diversity and Democracy,
Palgrave, London, 2002; Assies, Willem. “Pueblos indígenas y reforma del Estado en América Latina” en
Assies, Willem, Gemma Van der Haar y André Hoekema. El reto de la diversidad, México: Colegio de
Michoacán, 1999.
como referencia el pensamiento de Slavoj Žižek. En Slavoj Žižek presenta a
Robespierre. Virtud y Terror, el filósofo expone una idea interesante: la
Revolución Francesa ha sido elogiada por numerosos pensadores liberales que
desconocen, o pretenden desconocer, la necesidad de la Época del Terror
robesperriana. Lo que desean es 1789 sin 1793, o sea, una revolución
descafeinada, que huela lo menos posible a revolución. Žižek considera que los
defensores de las revoluciones quieren una revolución sin revolución, o sea, sin
asumir la necesidad del terror para defenderla y mantenerla. Me parece que el
apellido “descafeinado” describe la condición de ciertos aspectos de nuestra
realidad que, por cualquiera que sea la razón, no estamos dispuestos a asumir
en sus consecuencias.3
Ahora bien, si se tratara de formular una premisa que responda a cómo es
el multiculturalismo indígena en México sería más o menos así́: la autonomía y
libre determinación de los pueblos y comunidades indígenas son permitidas,
siempre y cuando no afecten el bien común y la unidad nacional. Esto significa
que en México la autonomía y libre determinación de las comunidades
indígenas, en un ejercicio de ponderación, tienen menos peso que toda la
estructura del liberalismo.
Pues bien, a este multiculturalismo lo he denominado multiculturalismo
descafeinado, ya que representa una forma de resolver los retos de la diversidad
cultural sin ser realmente multicultural. En otras palabras, es un
multiculturalismo privado de su contenido, descafeinado porque a través de él
se quiere dar un reconocimiento deseado a las comunidades indígenas pero sin
sufrir los molestos efectos secundarios, como pueden ser las contradicciones del
mundo indígena con el mundo occidental.

3Véase: Žižek, Slavoj, Slavoj Žižek presenta a Robespierre. Virtud y Terror, Ediciones Akal, Madrid,
España, 2010.
Entendido lo anterior, el profesor Narváez sugería con aquella inquietud
si mi investigación sobre el multiculturalismo indígena no estaba influida por
cierto colonialismo interno disfrazado de crítica al liberalismo político y
económico; es decir, aquella pregunta develaba la posibilidad de que pensar a
las comunidades indígenas desde la cosmovisión occidental podía ser la puerta
a pensar el multiculturalismo sólo con estándares no-indígenas, y por lo tanto,
sin ser conscientes, plenamente, de los efectos de la convivencia intercultural.
Esto no es cosa menor si queremos encontrar una justificación epistemológica
a por qué y cómo una persona que no pertenece a una comunidad indígena –
como el que escribe estas líneas– puede investigar sobre los contextos de la
justicia indígena en las comunidades indígenas. La expresión de si yo puedo
investigar sobre estos menesteres es meramente retórica, porque desde luego
que puedo, pero considero que es válido cuestionarse qué tanto valor, desde el
punto de vista epistemológico, puede tener lo dicho.
En otras palabras, me pregunto ¿cuál es la legitimidad de un estudio
donde se toma como sujeto de estudio a los indígenas por parte de un no
indígena? Esto plantea diversos desafíos, porque si aceptamos que un no–
indígena no puede escribir sobre los procesos internos del derecho indígena, y
luego entonces sólo puede escribir desde la periferia de ese derecho indígena y
su contacto con el derecho no indígena –oficial–, en consecuencia, sólo podría
afirmar que el derecho hegemónico convive con otro derecho –el indígena– pero
hasta ahí, pues cualquier intento de decir cómo es percibido esto por los
indígenas, es empíricamente imposible.
Por otro lado, surge la pregunta de si las investigaciones en materia
indígena deberían tener el compromiso político de su descolonización; es decir,
¿mi investigación debe tener como presupuesto una responsabilidad de la
“liberación indígena”?4 Esto es de gran relevancia porque, en caso de ser
afirmativa la respuesta, quiere decir que en la investigación no serán tomadas a
las comunidades indígenas como simples objeto de estudio, sino que serán
estudiadas para sus propias luchas por su libertad.
También vale la pena resaltar que los investigadores estamos socialmente
ubicados en un género, cultura, educación, e ideologías, ¿de qué manera mis
privilegios como no indígena afectan la investigación? Así las circunstancias,
creo que uno de los grandes retos a los que me enfrento como investigador es a
sumergirme en un diálogo intercultural donde pueda combinar teoría, enfoques
teóricos y metodologías occidentales con cosmovisiones y tradiciones de
pensamiento indígena.
De esta manera, el para qué epistemológico, para quién se investiga, a
quién le sirve este conocimiento y el qué ha de hacerse luego con los resultados,
son vicisitudes que, en lo personal, hacen cuestionarme sobre la validez –de
nuevo, epistemológica– que tiene un estudio sobre las justicias indígenas. Por
esta razón, me parece vital asumir una posición, pues me parece imposible
conocer el mundo sin saber qué significa conocer, qué podemos conocer, qué
es la verdad o qué es un error. Esto sirve, desde luego, para saber qué es
exactamente lo que vamos a conocer: la posición epistemológica permite dar
sentido a lo que conocemos.
Considero que delimitar esta posición no es banal, es la base misma del
proyecto de investigación: provee sustento y coherencia, al tiempo que orienta
las decisiones; esto significa, como lo asegura Richard Rorty, que no hay otra
cosa que versiones sobre el mundo5; o como afirmaría Nietzsche: no hay

4 Hale, Charles, Reflexiones sobre la práctica de una investigación descolonizada, Anuario, Universidad
de Ciencias y Artes de Chiapas, Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, 2008, México,
pp. 297-313.
5 Rorty, Richard, La filosofía y el espejo de la naturaleza, Cátedra, España, 1989.
hechos, sólo interpretaciones.6 Asimismo, considero que la actividad científica
promueve determinados valores sociales, es decir, la creación de conocimiento
no es una tarea robótica o procedimental, pues no creo que haya investigaciones
en las ciencias sociales políticamente neutrales. Wright Mills en La imaginación
sociológica sostiene algo conmovedor: “Quiéralo o no, sépalo o no, todo el que
emplea su vida en el estudio de la sociedad y en publicar sus resultados, está
obrando moralmente y, por lo general, políticamente también. La cuestión está
en si afronta esta situación y acomoda su mentalidad a ella o si se oculta a sí
mismo y a los demás y va moralmente a la deriva.”7
Antes de posicionarme es menester aclarar que la investigación que se
propone no es sobre los procesos de lucha internos de las comunidades
indígenas para buscar su autonomía y libre determinación. De la misma manera,
a diferencia de magníficas obras como El derecho a la insurrección, del
profesor Orlando Aragón Andrade, el trabajo que se propone no se inscribe
dentro de la investigación-acción, ni en el análisis de prácticas jurídicas
militantes que busquen entender y aplicar el derecho como herramienta
contrahegemónica de la sociedad dominante.8 Tampoco es mi intención analizar
el derecho en contextos políticos de movilización social; es decir, no me interesa
hacer un estudio sobre las capacidades del derecho como herramienta de
emancipación ni un estudio sobre las experiencias militantes. No porque
considere que no son importantes, ya que desde luego lo son; sino más bien
porque la posición socio-histórica del que escribe, me circunscriben al análisis
meramente sociológico del pluralismo jurídico.

6 Nietzsche, Friedrich, Fragmentos póstumos VI, Tecnos, Madrid, 2008.


7 Véase: Wright, Mills, La imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, p. 95.
8 Aragón Andrade, Orlando, El derecho en insurrección. Hacia una antropología jurídica militante desde

la experiencia de Cherán, México, UNAM-Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad Morelia,


2019.
Mi intención es concentrarme en un aspecto particular de éste: la
concepción del derecho y la justicia de las comunidades indígenas inmersas
dentro de las estructuras judiciales oficiales estatales; o más bien, sobre cómo
el derecho oficial y el derecho indígena se fusionan para hacer surgir una
concepción del derecho en las comunidades indígenas y fuera de ellas. Así, lo
que me interesa investigar son los imaginarios de justicia y derecho que han
desarrollado las comunidades indígenas y las instituciones del Estado alrededor
del pluralismo jurídico, es decir, alrededor de la convivencia del derecho
indígena con el derecho estatal; o, en otras palabras, sobre cómo se reconfiguran
los espacios de justicia estatales con la influencia de la justicia indígena.
Son la teoría crítica cultural, la sociología crítica y la antropología
poscolonial las disciplinas que me permitirán desarrollar mi investigación. Por
parte de la teoría crítica cultural –teoría que va desde Marx, pasando por Escuela
de Frankfurt, hasta llegar al estructuralismo y posestructuralismo francés– se
tomarán aquellos aspectos que consideran cualquier expresión del poder –por
ejemplo, el derecho oficial– como violencia socialmente legitimada, que
cumple una función disciplinaria y de control.
En relación a la sociología crítica, ésta me permitirá entrar a la discusión
de la producción de un conocimiento reflexivo que, ocupando herramientas de
corte científica (como la recopilación de datos), cuestione los hallazgos a la luz
de factores sociales, políticos y económicos. Esto significa que no es mi
intención utilizar los métodos de la sociología aplicada a la resolución de un
problema particular.
Finalmente, la antropología poscolonial –o descolonizada– será una
disciplina de la que me valdré para elaborar conocimiento no desde la agenda
puramente académica de la antropología jurídica clásica, como la simple
descripción de los campos sociales de acuerdo con las categorías
científicamente aceptadas, sino más bien una antropología que tome en cuenta
la reflexión de los propios participantes de la justicia indígena. Es decir, una de
mis principales motivaciones, será que debe ser un trabajo colaborativo con los
integrantes y autoridades de las comunidades indígenas.
De esta manera, debo destacar que uno de mis principales compromisos
como investigador es ser sensible a las demandas culturales indígenas y las
aspiraciones de autodeterminación y autonomía; de manera tal que se le dé
cierta centralidad a las epistemologías indígenas y a la importancia de estudiar
prácticas sociales indígenas de manera apropiada metodológica y éticamente.
Así, una investigación con un fuerte compromiso descolonizador debe aspirar a
desarrollar un proyecto en diálogo estrecho con la comunidad indígena: conocer
sus verdaderas necesidades, algo que un punto pueda ser útil para ellos.
Pero también hay que estar conscientes que los intereses de las
comunidades indígenas están mediados por sus propias complicaciones
internas, lo cual trae a flote nuevas complicaciones sobre ¿cómo lograr una
investigación descolonizadora, pero al mismo tiempo neutral, es decir, sin ser
presa de los favoritismos al interior de las luchas indígenas? ¿Cómo estar
comprometido con la lucha indígena sin sesgarse por los propios conflictos
internos de esa lucha? ¿Debería haber una coincidencia entre los intereses de
las comunidades indígenas y los intereses del investigador? ¿Qué pasa si los
intereses del investigador no son reconocidos por la comunidad indígena como
relevantes?

Contexto del problema de investigación

En 2001 –luego de un largo proceso– se reformó el artículo 4 de la Constitución


Federal: se reconoció que México era un país con una población pluricultural,
es decir, se hacía explícito que la sociedad mexicana no era un cuerpo
homogéneo, sino que en ella, conviven diversos tipos de comunidades indígenas
además de la población mestiza; consecuencia de lo anterior, también se
reconoció la autonomía y libre determinación de esas comunidades indígenas.
Esta autonomía abarca una multiplicidad de enfoques: desde lo cultural hasta lo
político9; sin embargo, desde ahora especifico que la investigación que se
propone centra a la autonomía desde el enfoque del reconocimiento de la
jurisdicción de los sistemas de justicia indígenas.10
El reconocimiento de los diversos tipos de justicia indígena ha tenido
resultados ambivalentes: por un lado, las comunidades indígenas han luchado
por mantener sus propias formas de resolución de controversias separadas de
las formas oficiales –como es el caso de Cherán o las Juntas de Buen Gobierno
zapatistas–; y por otro lado, el Estado ha tratado de crear las condiciones
necesarias para el desarrollo de la oficialización de la justicia indígena –como
en la comunidad de Cuetzalan, Puebla–, es decir, se han creado espacios en
donde converge la justicia estatal junto con la justicia indígena. Dos grandes
temas que son analizados desde los conceptos del pluralismo jurídico y la
interlegalidad.11
Lo anterior presenta una diversidad de retos que interesan a la
investigación. Por ejemplo, ¿cuáles son los usos del derecho en las comunidades
indígenas? ¿Cómo se relaciona el derecho del Estado y el derecho indígena?

9
Por ahora, la autonomía de las comunidades indígenas no será objeto de discusión. Para su mayor
comprensión pueden consultarse: Díaz Polanco, Héctor, Autonomía regional. La autodeterminación de
los pueblos indios, Siglo XXI, México, 1991.
10 Para mayor comprensión del concepto autonomía, véase: Villoro, Luis, Los Pueblos Indios y el derecho

a la autonomía, en Etnicidad y Derecho: un diálogo postergado entre los científicos sociales, UNAM,
México, 1996.
11 Véase: Terven Salinas, Adriana, Relaciones interlegales y construcción de proyectos culturales de

justicia. El caso del juzgado indígena de Cuetzalan, Puebla, en México, en Antipod. Rev. Antropol.
Arqueol. No. 21, Bogotá, enero-abril 2015, pp. 99-120.
¿Son justicias diferentes o justicias con sentidos culturales distintos? ¿Es
posible reconstruir las lógicas del derecho consuetudinario indígena? ¿Cómo se
expresa el conflicto y la diferencia cultural en la ley? ¿Podemos hablar de una
justicia indígena alternativa? ¿Es posible hablar de sistemas jurídicos
autocontenidos o separados? ¿Cuáles son los límites de las intersecciones y
conflictos entre derecho estatal y derecho indígena, como manifestación del
pluralismo jurídico? ¿De qué manera se construye la legalidad en contextos de
ese pluralismo jurídico? ¿Cómo los actores sociales hacen uso de referentes
normativos diferenciados para dar salida a sus controversias? ¿Qué significa
tener derechos para una comunidad indígena? ¿Las justicias indígenas tienen
sus propias Constituciones? ¿Hay algún tipo de pacto social que determine a la
justicia indígena, tanto oficial como comunitaria? ¿Cómo evitar que la justicia
indígena oficial se trate de una simple adecuación de usos y costumbres al orden
normativo instaurado en las estructuras del Estado? ¿De qué manera las
comunidades indígenas se han apropiado de formas jurídicas no indígenas y las
ha hecho compatibles para sí mismos?
Las anteriores preguntas representan la médula de la presente
investigación. No obstante ello, y quizá por ahora más importante, me parece
imprescindible cuestionarme qué métodos utilizaré para abordar aquellos. Esto
no es de menor importancia pues la respuesta a qué métodos utilizaré
determinará en gran medida que pueda hacerme las preguntas correctas sobre la
interlegalidad entre la justicia oficial y la indígena.

Delimitación del espacio geográfico de aplicación

A pesar de tener cierta claridad sobre qué investigar, y teniendo una posición
epistemológica, aún falta especificar, el contexto geográfico donde pretendo
investigar los espacios de la justicia en que se desarrolla una reivindicación de
los derechos de las comunidades indígenas. Este es quizás la parte de la
investigación que más ha costado delimitar hasta el momento, pues existe una
gran diversidad de proyectos que desde la antropología y etnografía se han
desarrollado alrededor del pluralismo jurídico y la interlegalidad.
Existen, en general, tres tipos de estudios relacionados. Por un lado, están
aquellos que analizan los alcances de la autonomía y la autodeterminación de
las comunidades indígenas; necesarios pero que, tal y como ya se había
señalado, no se encuadran dentro de los intereses de esta investigación. Por otro
lado, están los estudios que tienen como propósito explicar la diversidad
cultural y la cosmovisión indígena –en donde incluyen las prácticas jurídicas
propias–. Estos adolecen, a mí consideración, de una descripción con lupa sobre
cómo es entendido el derecho y la justicia en las comunidades indígenas, pues
si bien aceptan la cosmovisión y las prácticas culturales singulares de cada
comunidad, pocos son los trabajos que son capaces de desarrollar categorías que
puedan explicar esa cosmovisión jurídica –pues se plantean como principios
filosóficos–, lo que da como consecuencia, que no puedan articularlas para
darles coherencia.
Finalmente, están los proyectos que se centran en analizar la justicia
indígena oficializada, es decir, en las instancias jurisdiccionales estatales
indígenas. En la mayoría de estos, los pensadores/as concluyen que esta justicia
o se plantea como una instancia de mediación –como es el caso de entidades
como Puebla, San Luis Potosí o Hidalgo–, o sus alcances están determinados
por el Estado –como en Campeche–; o se considera que las autoridades
indígenas tienen ámbitos jurisdiccionales en el espacio de sus comunidades –
Quintana Roo–; o se reconocen nuevas figuras como los jueces de paz y de
conciliación indígena –como en Chiapas–.12 Es decir, este último tipo de
estudios afirman que las reformas sobre la justicia oficial indígena en México
son parte del proceso de modernización judicial que busca fomentar la
mediación y la resolución alternativa de conflictos, pero no se plantean el
reconocimiento efectivo de las jurisdicciones indígenas y de sus derechos de
autonomía, por lo que estas reformas promueven la oficialización de la justicia
indígena para adecuarla a los marcos constitucionales, es decir, al Estado de
derecho, contribuyendo a su regulación dentro de las formas de justicia
hegemónica.13
Ahora bien, mi interés es focalizar mi investigación entre un punto medio
de los dos últimos tipos de estudios, es decir, entre los que estudian la
cosmovisión indígena y al derecho como una mera expresión de su cultura sin
demasiado hincapié en su forma de entender la justicia, y los que estudian la
oficialización de la justicia indígena. Esto significa que lo que me interesa
revisar son las prácticas de la justicia propias de las comunidades indígenas –
entenderlas “desde adentro”– y, a su vez, revisar su transformación producto de
la convivencia con las prácticas de justicia en las estructuras judiciales del
Estado. Es decir, no sólo me interesa conocer los mecanismos estatales de
procuración e impartición de justicia oficializada indígena, ni sólo conocer la
cosmovisión indígena, sino analizar los puntos de conexión en que la justicia
indígena influye a la justicia oficial, y viceversa.
Estoy consciente de la crítica generalizada que se ha hecho a la justicia
indígena oficializada sobre ser sólo una medida burocrática que no representa

12 Sierra, María Teresa, “Globalización legal, justicia indígena y reforma del Estado”, en Escobar, Antonio,

Salmerón Fernando, et. al. (coord.), Reformas del Estado. Movimientos sociales y mundo rural en el siglo
XX en América Latina, México, UNAM, pp. 111-146.
13 Anaya Muñoz, Alejandro, “The emergence and develompment of the politics of recognition of cultural

diversity and indigenous peoples rights in Mexico: Chiapas and Oaxaca in Comparative Perspective”,
Journal of Latin American Studies, vol. 37, pp. 585-610.
más que una nueva vuelta de tuerca al indigenismo, que continúa en una
posición paternalista y que se niega a otorgarles plena autonomía; o, como ya
lo sostuve en otro trabajo, que se trata de un multiculturalismo descafeinado.
Sin embargo, y creo que esta es la principal aportación del trabajo, lo que me
interesa encontrar son esas grietas en el sistema que permitan un buen uso del
término interculturalidad en la de impartición de justicia, tanto oficial como
indígena.14

Hipótesis

La hipótesis que se plantea es que los actores sociales en contextos locales –ya
sean oficiales o indígenas– interactúan y se apropian de discursos locales y
globales en formas complejas. Estas interacciones son dialógicas: son productos
de interpelación continua en la cual los otros –indígena o no indígena– están
implicados. De esta manera, los actores sociales son afectados por estas
interacciones y las dinámicas de poder en que están inscritos han transformado
la manera en cómo ellos se entienden a sí mismos y a los otros. Pero al mismo
tiempo los actores aplican sus propios entendimientos de los significados y
funciones del discurso.

Dificultades

Uno de los ejercicios introspectivos más básicos que me aquejan es el de cómo


sobrellevar las dificultades epistemológicas y metodológicas para llevar a buen
puerto esta investigación. La primera de ellas, y por ahora la que más me

14Véase: Sierra, María Teresa, et.al., (coord.), Justicias indígenas y Estado. Violencias contemporáneas,
FLACSO, CIESAS, México, 2013.
preocupa, es la de cómo escapar de lo que Charles Hale denomina
“multiculturalismo neoliberal”15. De acuerdo con el autor, las leyes son una
importante técnica de opresión cuando se vuelven un catálogo regulatorio y de
cooptación de demandas políticas; así, en el caso de las reivindicaciones
indígenas, las leyes podrían estar delimitando una cultura mínima o aceptable.
Por lo que la justicia oficial en realidad estaría alentando una vigilancia de
identidad, subyugando a las comunidades indígenas a un conjunto de normas
reguladoras.
Con esto no sugiero una postura separatista en donde la justicia indígena
no debe bajo ningún pretexto empaparse de los discursos oficiales; en primer
lugar porque eso da pauta a reconocer un relativismo recalcitrante; y en segundo
lugar, porque sería ingenuo pensar que los sistemas normativos son cuerpos
herméticos. Pero sí creo que es importante destacar que cuando se estudian las
formas oficiales de justicia indígena se corre el riesgo de perder de vista cuando
alguna norma acarrea una política asimilacionista.
Otras de las dificultades que alcanzo a visualizar es sobre si es posible
encontrar métodos objetivos –no neutrales– para evaluar moralmente los
órdenes normativos, tanto oficiales como indígenas. Es decir, ¿podemos llamar
derecho sólo a los mecanismos legales que cumplen ciertos estándares de
moralidad y valores?

15 Hale, Charles. “Rethinking Indigenous Politics in the Era of the Indio” en NACLA Report, sept.-oct.
2004, 16-21; Hale, Charles. “Does Multiculturalism Menace? Governance, Cultural Rights and the Politics
of Identity in Guatemala” en Journal of Latin American Studies, 34, 2002, 485-52.
Objetivos de la investigación

Objetivo primario

Establecer con mayor claridad los límites de las intersecciones, articulaciones y


conflictos entre derecho estatal y derecho indígena, como manifestación del
pluralismo jurídico, en las acciones jurisdiccionales de los actores indígenas y
estatales.

Objetivos secundarios

 Documentar la manera en que se construye la legalidad en contextos de


́ ico, las formas que adquiere el conflicto cultural en la
pluralismo jurid
práctica de la justicia y cómo los actores sociales hacen uso de referentes
normativos diferenciados para dar salida a sus controversias.
 Estudiar las prácticas jurídicas y los usos del derecho, así como sus
representaciones, tal como se construyen en la cotidianidad de los actores
sociales, desde sus contextos sociales y culturales, cuando se ven ante la
necesidad de resolver sus controversias o exigir sus derechos.
 Analizar el papel productivo del derecho en la construcción de
identidades étnicas y de género, y el sentido en que nuevos discursos
sobre derechos (humanos, indígenas, de las mujeres) están siendo
apropiados por organizaciones y sujetos indígenas, generando nuevas
alternativas en la confrontación con el Estado, pero también nuevas
tensiones y contradicciones en el ámbito de las mismas comunidades.
Metodología propuesta

Estudio de casos

La interlegalidad, es decir, la puesta en juego de referentes normativos y


discursos legales y su actualización en situaciones concretas, nos permite
conceptualizar las dinámicas jurídicas que observamos en las regiones
estudiadas.
La metodología propuesta se basa en estudio de caso a través del
acompañamiento de los involucrados a las instancias judiciales, de entrevistas
al personal de la justicia, de análisis de los documentos relacionados con el
proceso jurídico, revisión de expedientes de diferentes tipos de audiencias,
entrevistas a diferentes actores (adolescentes, víctimas, familiares y vecinos de
ambos, jueces, y diferentes funcionarios de juzgado); pláticas informales con
defensores y fiscales, y análisis de expedientes.
De la misma manera, se propone utilizar un acercamiento etnográfico de
convivencia con la integrantes de las comunidades indígenas durante varias
horas de sus días, a fin de detectar los conflictos más comunes con que se
debatían en su cotidianidad y las líneas que seguían para alcanzar una solución;
así como observar las actividades diarias de las instituciones responsables en
́ enas.
dar asistencia a los indig

Institucionalismo

Se propone utilizar la teoría del institucionalismo para analizar el


comportamiento de instituciones como las defensorías públicas con la intención
de conocer y visibilizar el grado de comportamiento sobre asuntos que
resuelvan en relación a integrantes de comunidades indígenas.

Percepción ideológica

Se propone que a través de entrevistas a integrantes de las diversas comunidades


indígenas, se pueda conocer cuál es la percepción que éstos tienen de la forma
en que se resuelven los conflictos y además, la forma en la que se apropian de
discursos occidentales para defender sus derechos.

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