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Calendarios de fases lunares
Índice
1 Mes sidéreo y mes sinódico
2 El movimiento de la Luna
3 Las fases lunares
o 3.1 Luna nueva
o 3.2 Creciente
o 3.3 Cuarto creciente
o 3.4 Luna llena
o 3.5 Cuarto menguante
4 Referencias
Sucede que nuestra observación se hizo tomando como referencia al Sol, una estrella
demasiado próxima, tanto, que el movimiento de traslación de la Tierra hizo parecer
más lento el de la Luna a nuestro alrededor.
Izquierda Tomando como referencia a las estrellas, al final de un mes sidéreo la Luna
no se encuentra exactamente en la misma fase que a su inicio debido a la traslación de
la Tierra. Aún ha de girar un pequeño ángulo en su órbita para que ello ocurra.
Derecha Un mes sinódico lunar. 1 Luna nueva 3 Cuarto creciente 4 Luna llena 5
Cuarto menguante 2 y 6 son fases intermedias, inicio del creciente y fin del
menguante, respectivamente.
La flecha señala el movimiento propio orbital de la Luna.
Esa es la diferencia entre mes sidéreo y mes sinódico. Desde el espacio hemos
apreciado el mes sidéreo, de estrella a estrella, pues tomamos como referencia del
movimiento lunar a las estrellas distantes, aparentemente fijas. En cambio desde la
superficie de la Tierra se apreció un mes sinódico, de fase a fase, referido al Sol.
El mes sidéreo son 27 días 07 horas 43 minutos, y el sinódico -lunación o mes lunar-,
29 días 12 horas 44 minutos.
El movimiento de la Luna
Con fines de observación visual exclusivamente, el movimiento del Sol y de la Luna en
la bóveda celeste podemos considerarlo resultado de la composición de tres
movimientos distintos:
Hemisferio norte
El movimiento diurno de la bóveda, una vuelta completa (360 grados de arco) por día,
15 grados por hora, es de magnitud muy superior a los otros dos:
1. Movimiento anual del Sol: escasamente 1 grado por día.
2. Movimiento orbital de la Luna: muy poco más de 12 grados por día.
Para hacernos una idea, en una noche equinoccial (12 horas) la bóveda celeste gira 180
grados hacia el oeste. En ese tiempo el movimiento anual del Sol es de medio grado, y
el orbital de la Luna 6 grados, ambos en sentido opuesto hacia el este.
Se explica que el movimiento aparente de la bóveda celeste hace que Sol y Luna se
desplacen rápidamente hacia el ocaso. Y que al ser más rápido el movimiento orbital de
la Luna que el anual del Sol resulta que aquélla se va alejando de la estrella en dirección
este. La Luna se retrasa respecto al Sol en su aparente movimiento, de media hora a una
según época del año y latitud, lo que repercute en las horas de su orto, ocaso y mareas -
pleamar y bajamar-.
No obstante, lo anterior es siempre válido al norte del trópico de Cáncer y al sur del
trópico de Capricornio, porque entre ambos trópicos lo observado depende del mes y
latitud.
Sol y Luna con la misma longitud geocéntrica. El satélite se interpone entre la estrella y
nosotros, con su cara visible no iluminada. Sale por el este y se pone por el oeste,
siempre junto al Sol, pero en ningún momento del día podemos verla. Se inicia una
lunación.
La órbita lunar está inclinada unos 5 grados respecto a la eclíptica, de modo que sólo si
la luna nueva está en uno de sus nodos o muy próxima a ellos se producirá un eclipse
solar, con ocultación total o parcial. En caso de totalidad se hace prácticamente noche
en pleno día con un acusado descenso de la temperatura. El fenómeno puede durar más
de seis horas -hasta una en su máximo-, según el tipo de eclipse.
La acción gravitatotoria de Sol y Luna sobre la Tierra tiene la misma línea de acción y
sus efectos sobre la corteza y océanos terrestres se suman. En zonas costeras el efecto es
patente en forma de mareas vivas, con pleamares y bajamares muy por encima de sus
valores medios.
Calendarios de fases lunares
Creciente
Edad: 1 a 6 días
Dos o tres días después la Luna se ha desplazado lo suficiente hacia el este para que
comencemos a ver su cara iluminada. Se inicia su fase creciente, de difícil visibilidad
durante el día en su inicio. Sin embargo, tras la puesta del Sol, ya en el crepúsculo, una
lúnula con la convexidad hacia el horizonte destacará durante unos pocos minutos.
La luna creciente, siempre al este del Sol y día a día más alejada de él, llegará a ser
visible durante el día, pareciendo moverse en pos de la estrella hacia poniente.
Téngase en cuenta que en el hemisferio norte el movimiento propio de la Luna de
traslación en torno a la Tierra es de sentido antihorario, opuesto al movimiento aparente
de la bóveda celeste. De esa manera, el satélite se aleja del Sol hacia el este, haciéndose
más fácilmente visible, incluso de día.
La parte oscura del creciente de pocos días puede verse débilmente iluminada por el
reflejo de la Tierra o luz cenicienta.
En contra de lo que puede parecer la Luna es un cuerpo relativamente oscuro, que con
un albedo de 0'12 refleja únicamente el 12% de la luz solar recibida. Por el contrario
nuestro planeta refleja el 37%, suficiente para ver nuestro propio reflejo en ella. El
albedo lunar varía según zonas: en las tierras altas dónde abundan los cráteres de
impacto llega a 0,18. Al contrario, en los mares o maria formados por coladas de lava
varía entre 0,07 y 0,10.
La Luna de un día es de muy difícil observación. Con telescopio quizás se alcance a ver
el Mare Humboldtianum (Mar de Humboldt) muy al noreste (56.8º N, 81.5º E). Su
epónimo es el naturalista, geógrafo y explorador alemán Alexander von Humboldt. A su
oeste (56.0º N, 1.4º E) está el Mare Frigoris (Mar del Frío). Las libraciones determinan
el grado de visibilidad de estos mares.
A partir del día 3 se muestra el Mare Crisium (Mar de las Crisis) con una superficie de
176.000 km2, semejante a la de Gran Bretaña o Uruguay. Su proximidad al limbo
oriental lo hace parecer circular cuando en realidad es elipsoideo con el eje mayor de
570 km en dirección este-oeste, y el menor 430 km norte-sur. Además su observación se
ve muy afectada por las libraciones. Aislado del resto de los mares, presenta una
superficie lisa resultado del afloramiento de lava fluida procedente del manto lunar tras
el impacto de un asteroide.
Al sur y apenas oeste del Mar de las Crisis vemos el Mare Fecunditatis, sensiblemente
mayor con sus 840 km de orilla a orilla. A diferencia del Crisium este mar no está
aislado pues se comunica con el Mare Tranquillitatis al noroeste. En la orilla este
destaca el cráter Langrenus de 132 km de diámetro.
Mare Nectaris (Mar del Néctar), al oeste de Fecunditatis, es un pequeño mar de 100.000
kilómetros cuadrados, considerado un golfo del Mare Tranquillitatis. De albedo mayor,
se ve más claro que sus grandes vecinos. Destacan en su orilla sur los cráteres
Fracastorius (124 km de diámetro) inundado por las lavas de Nectaris, y Piccolomini
con un diámetro de 88 km y una profundidad de 4'5 km, la mitad del Everest.
Cuarto creciente
La Luna con un retraso de 90 grados respecto al Sol según el mes y latitud, tardará
cuatro u ocho horas en salir por el este después del amanecer. Es el cuarto creciente.
Hoy sabemos que el Sol es 400 veces mayor, y dista de nosotros 389 veces más [3].
El orto lunar sucede con el Sol en culminación, a pleno día. A la puesta del Sol culmina
el cuarto creciente. La Luna lucirá buena parte de la noche.
Luna llena
Luna retrasada 180º respecto al Sol, con la totalidad de su cara iluminada frente a
nosotros. El orto al este es simultáneo con el ocaso solar al oeste. Culmina a
medianoche 4 ó 6 horas antes de ocultarse.
El Sol es un cuerpo muy extenso, de modo que la sombra proyectada por la Tierra se
compone de dos zonas de sombra. Una interna, muy oscura, la sombra propiamente
dicha o umbra, el cono de sombra. Por fuera, la penumbra, más clara. Según el caso,
la Luna puede entrar en la penumbra sólo -eclipse penumbral- oscureciéndose
levemente, o introducirse hasta la umbra -eclipse umbral-, de un oscurecimiento
intenso, asalmonado o rosáceo por la refracción de la luz solar en la atmósfera terrestre,
sin que la Luna llegue a desaparecer de nuestra vista del todo. En un eclipse lunar la
Luna no se oculta completamente, a diferencia de los solares en los que el Sol sí que
puede ser ocultado totalmente por la Luna.
Entre los accidentes más conspicuos de la luna llena están Tycho y Copérnico con sus
formidables sistema de rayos. Se localizan fácilmente: Tycho lo encontraremos muy
aproximadamente al sur, en medio de una vasta extensión clara y radiante. Copérnico lo
tenemos casi a medio camino entre el centro lunar y el limbo oeste, en medio de zonas
extensas oscuras o marias. Unos simples prismáticos de diez aumentos bien apoyados
nos permitirán hacernos una idea del espectáculo.
Ambos son cráteres por el impacto de objetos de más de 15 km, con una velocidad de
20 km por segundo. Estos sucesos catastróficos originan cráteres complejos con una
elevación central, y material eyectado a gran distancia [5].
Sus epónimos son Tycho Brahe y Nicolás Copérnico. Brahe fue el último de los grandes
astrónomos posicionales tras los que Galileo con el telescopio abrió la senda de la
astronomía moderna. Sus concienzudas observaciones y minuciosas anotaciones le
sirvieron a Kepler para asegurarse de que las órbitas planetarias no son circulares, sino
elípticas. Copérnico representa la ruptura con la astronomía medieval al imponer el
modelo heliocéntrico para el Sistema Solar. Pero el heliocentrismo ya había sido
propuesto por Aristarco de Samos con casi dos mil años de antelación.
Cuarto menguante
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Referencias
Notas
1.
Desde el hemisferio norte la mitad oriental de la cara visible de la Luna la tenemos a
nuestra derecha, hacia el oeste del horizonte. Recíprocamente, la mitad occidental la
veremos a nuestra izquierda, hacia el este.
Águila en inglés, el módulo de alunizaje.
El radio solar vale 696.000 km y el lunar 1.738 km. La Tierra dista 149.598.000
km del Sol y 384.400 km de la Luna. De ello resulta que el diámetro angular solar es
apenas mayor que el lunar: 32 minutos de arco, frente a 31.
El diámetro ecuatorial de la Tierra mide 12.756'28 km, y el lunar 3.476 km. Véase
en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas: Sobre los Tamaños y
Distancias del Sol y la Luna
Bibliografía