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1 Corintios 1:18-31

La madurez cristiana procede de la obra de Cristo


Estamos en nuestra serie en la 1ª epístola de Pablo a los
corintios, creciendo en madurez.
La madurez espiritual está directamente vinculada a la
sabiduría. La sabiduría que conduce a la madurez espiritual
procede del conocimiento de Cristo, de una relación personal
con Dios por medio de Cristo donde uno aprende los principios
de la palabra de Dios y en la dependencia de Dios busca
aplicarlos a su vivir diario.
Algunos confunden sabiduría con acumulo de conocimiento.
Para muchos poseer conocimientos y poder expresarlos por
medio de sus discursos elocuentes sería ser sabio.
Lamentablemente la mayoría de las veces esta elocuencia en la
verbosidad excesiva no pasa de sabiduría humana o sabiduría
del mundo.
La sabiduría del mundo o la sabiduría humana que es expresada
en estos términos en las escrituras son contrarias a la sabiduría
que procede de Dios, porque ella al ser humana procede del
pensamiento y conceptos elaborados por el propio hombre y al
ser del mundo sus fundamentos proceden de un sistema
contrario a Dios. Por eso la biblia en Stg. 3:15 y 1 Cor. 1:20,
nos dice que la sabiduría que no procede de lo alto es terrenal,
natural y diabólica, o es necedad.
También prov. 3:7 nos exhorta a no ser sabio a nuestros propios
ojos, o según nuestras propias opiniones y en Stg. 1:5, si alguno
necesita sabiduría, pídala a Dios, que Él se le dará.
La sabiduría que procede de Dios es contrastada con la sabiduría
que procede de abajo, pues la de lo alto nos enseña a
someternos a Dios, a ser humildes, a vivir vida sacrificial, a
servir a los demás, la de este mundo enseña la independencia
de todos, a buscar riqueza, fama, reconocimiento, poder.
Preguntas:
Quizás debemos ser honestos y reconocer que muchas veces
pensamos que somos más sabios de lo que realmente somos.
Otras veces pensamos que debemos asociar la sabiduría
humana con la sabiduría de Dios, como si la de Dios no fuera
suficiente.
¿Qué tipo de sabiduría tenemos?
¿La sabiduría que tenemos o estamos adquiriendo nos ayuda a
avanzar en la madurez?
¿Cuán fiel es nuestro mensaje al evangelio de Dios?
El apóstol Pablo había predicado este evangelio en la ciudad de
Corinto, una ciudad de la Grecia, donde pasó 1 año y medio con
ellos y ahora después de algunos años muchos problemas se
han levantado en medio de aquella iglesia.
Los creyentes que deberían abandonar las costumbres, las
normas, opiniones y conceptos mundanos, estaban trayendo
esto para adentro de la iglesia. Hay división, hay disputas entre
ellos y una relativización del evangelio.
Lo que se ve es que en lugar de someterse incondicionalmente
al evangelio y a su mensaje, ellos conservaban sus opiniones y
se manejaban por ellas.
Y siempre que la iglesia se desvíe, aunque sea un poquito de la
palabra de Dios, ella pasa a guiarse conforme su propia manera
de pensar. La única manera de andar en la verdad, de andar en
conformidad con el evangelio es estar sometido solamente a la
palabra de Dios.
El mensaje del evangelio que había recibido del Señor Jesucristo
era el mismo que Pablo compartió con la iglesia. Jesús no le
pidió a Pablo que hiciera el evangelio más interesante,
contemporáneo o aceptable por la gente. Jesús le ordenó que él
predicará lo que había recibido.
Tres enseñanzas acerca de la sabiduría y el crecimiento en la
madurez.
1- La necesidad de la predicación para la madurez – 18-23
En los vs. 18 a 23 el apóstol Pablo trata de explicar lo que
empezó a decir en el v. 17 acerca de la predicación del
evangelio. Su ministerio estaba centrado en la predicación del
evangelio, no en la predicación del bautismo, y no lo hacia en
la dependencia de sus habilidades retoricas, o en la destreza de
la argumentación para que el mensaje del evangelio no quedara
en segundo plano, literalmente era para que el evangelio no
fuera sustituido por otro mensaje o persona.
Y en estos vs. habla de la importancia de la predicación del
evangelio, del mensaje de la cruz, porque es por medio de este
mensaje que uno es salvo y entra en el camino de la verdadera
sabiduría. Sin el conocimiento del evangelio no se alcanza
verdadera sabiduría. Al contrario, sin el conocimiento del
evangelio, por medio de la sabiduría de este mundo solo
rechazamos el evangelio y lo consideramos como locura,
insensatez.
Por eso remarca que en el mundo solo hay dos clases de
personas: Aquellos que caminan a la perdición y aquellos que
caminan a la salvación (v. 18).
¿En que grupo de persona estás?
Lo que cambia el destino de ellos es la respuesta que le dan al
evangelio, el texto es claro en decir que ellos responderán de
manera diferentes, algunos se opondrán al mensaje y otros se
rendirán al mensaje del evangelio.
Aquellos que rechazan al evangelio lo hacen porque se juzgan
sabio lo suficiente para someterse a una sabiduría que le resulta
simplista, débil. Aquellos que se rinden, son convencidos que
hay una sabiduría en Dios que revela a Cristo, y que uno jamás
alcanzaría a través de sus propios medios. Por eso abandona la
arrogancia, el orgullo y humildemente recibe el don de la vida
eterna.
Ahora debemos notar que Pablo estaba escribiendo a los
creyentes para recordarlos verdades que ya habían escuchado
antes, pero que ellos todavía se dejaban influenciar por
conceptos, opiniones de la vida pasada. Algunos de los
creyentes eran de trasfondo judío y otros eran griegos, pero
estos dos grupos ilustran la arrogancia humana en querer medir
a Dios con sus propios conceptos, exigir que Dios sea
conformado a su manera de pensar y actuar.
Por eso menciona una profecía de Is. 29:14, que el contexto
revela que los judíos querían honrar a Dios solo con sus labios
pero que el corazón de ellos andaba en sus propios conceptos.
La idea es que la sabiduría humana será destruida, dejará de
existir en un tiempo futuro todos serán guiados solo por la
sabiduría de Dios, pero en un tiempo presente los creyentes
tienen que despojarse de los conceptos que son contrarios a
Dios e ir creciendo en la sabiduría que El provee para Sus hijos,
porque nadie puede acceder a Dios por su propia sabiduría, Dios
la rechaza.
Pablo tiene en mente el libro de Isaías cuando hace las
preguntas del v. 20. En Is. 44:25 “hago fallar los pronósticos de
los impostores, hago necios a los adivinos, hago retroceder a
los sabios, y convierto en necedad su sabiduría.”, o sea, cuantas
veces Dios ha avergonzado a los sabios de este mundo,
mostrándoles que la sabiduría de ellos es transitoria, pasajera,
mutable, falible. ¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este
mundo sea necedad?
v. 21- revela la importancia de la predicación del evangelio,
pues es la única manera que Dios dio a conocer Su sabiduría,
no hay como el hombre llegarse a Dios sino por el camino que
Él mismo ha establecido que es Jesucristo, y Su obra perfecta
en lugar de aquellos que creen. Es mediante la cruz que Dios
salva al pecador, es mediante la cruz que accedemos a la
sabiduría divina que conduce a la madurez espiritual.
En los vs. 22-23, Pablo explica porque el mensaje de la cruz es
considerado necedad por los hombres que son representados
en estos dos grupos. Judíos y gentiles.
Para ambos grupos el evangelio no sirve, porque cada uno tiene
sus propios conceptos y expectativas que condicionan el
recibimiento del evangelio.
Los judíos rechazaron a Jesús, a Su mensaje, porque no les dio
muestras convincentes de que era el Mesías. Se acercaban a
Jesús en búsqueda de señales o evidencias de que era el Mesías,
Mat. 12:38. Jn. 4:48, Jesús reprocha a ellos por la incredulidad
que exigía señales, pero permanecían endurecidos.
Para muchos judíos, la crucifixión era un tropiezo, pues para
ellos era la prueba definitiva de que Jesús había sido maldecido
por Dios por algún pecado propio (Deut 21:23). Ellos esperaban
un Mesías vencedor, y Jesús se presentó como El Mesías
sufridor. Por eso no veían la cruz como el medio de salvación
para ellos, no lograron ver que Jesús era la mayor señal de parte
de Dios. El deseo de prueba, de evidencias es una excusa para
no creer.
Los griegos por otro lado eran más que los corintos, tenían una
diversidad de grupos con diferentes conceptos acerca del
origen, del propósito y del destino de la vida. Estaban abiertos
a escuchar diferentes formas de pensamientos, desde que fuera
lógico a sus propios entendimientos. Tenían sus preconceptos
de lo que era un dios y como un dios que tenía que actuar para
que les fuera creíble.
Por eso para ellos el mensaje de la cruz era necedad, como
puede la muerte de un hombre que se dice Dios en una cruz
traerte sabiduría y salvación. La muerte en la cruz era para un
criminal, y si era Dios era impotente. La cruz era algo trágico y
débil por lo tanto no les servía.
El mensaje de la cruz es sencillo: Todos los hombres nacen
absolutamente depravados y en rebelión contra un Dios
bueno. Su pecado los hace culpables ante un Dios Santo y son
sentenciados a morir por un Dios Justo. Pero ese mismo Dios es
misericordioso, amable y perdonador. En amor, Dios eligió
salvar a los hombres para mostrar su grandeza y tener
comunión con los hombres que lo rechazaron. Para eso envió a
su Hijo a morir la muerte que nuestros pecados merecen y lo
levantó de la muerte como prueba de la victoria sobre el pecado,
Satanás y la muerte. Y este Redentor ascendió a los cielos de
donde en breve volverá para estar por siempre con aquellos que
creen en Su palabra y condenar eternamente aquellos que la
rechazaron. Es este mensaje que conduce a la salvación y que
no depende ni es conforme a la sabiduría humana.
Una relación correcta con Dios y con los demás no se alcanza
por la sabiduría humana sino solo por la sabiduría que procede
de Dios que es en Cristo.
El que ve la cruz como locura está condenado a su propia
insensatez. El que encuentra en la cruz sabiduría encuentra la
vida eterna.

2- La obra de Dios que nos posibilita una vida de madurez


– 24-25
Los vs. 24 y 25, revelan que no todos los hombres responden
de manera negativa al mensaje del evangelio. Entre los judíos
y los griegos hay muchos que creyeron. Creyeron porque fueron
llamados por Dios.
En lo que nos queda del texto muestra toda la obra de Dios, en
gracia y misericordia conducir a los soberbios a la fe en el
mensaje de la cruz. Dios escoge, Dios llama, por obra de Dios
uno va a Cristo. Por obra de Dios cuando uno es llamado por el
evangelio ve en Jesucristo el poder para su salvación y la
sabiduría de Dios en revelarnos lo que tenía preparado desde
los siglos pasados lo que recibimos en el tiempo presente.
La debilidad de la sabiduría humana está en que todo está
manchado, contaminado por el pecado, y nada se hace para la
gloria de Dios. La sabiduría humana no tiene poder para librarse
del pecado, ni motivación para hacer las cosas para la gloria de
Dios. Por eso reina el orgullo, el egocentrismo.
Solo Dios puede cambiar esta situación en la vida del hombre,
por eso Él en gracia llama y conduce a la fe.
Esta obra de Dios fue lo que transformó la vida de los miembros
de aquella iglesia que en su sabiduría tenía una vida que no
podría conducirlos a la salvación. 1 Cor. 6:9-11.
Por eso esta obra de Dios que a los ojos de los hombres (desde
la perspectiva de ellos) es insensata en su sencillez o que parece
debilidad, es poder de Dios que transforma la vida, la mente,
los valores y la eternidad.
Lo que aprendemos hasta aquí es que no todos se salvarán,
pero que aquellos que Dios ha escogido serán llamados por Él
por medio de la predicación del evangelio, que en un tiempo les
parecerá locura, pero cuando tocados por El E.S. de Dios será
poder y sabiduría de Dios.
Aliento para predicar - Aquellos que, procedentes de cualquier
trasfondo étnico, son tocados y convencidos por el Espíritu de
Dios encontrarán en la cruz una piadosa sabiduría y el poder
para transformar sus vidas (v. 24).
En Dios no hay necedad ni debilidad. Lo que el vs. está diciendo
que aquello que parece insensato o débil en Dios, como la
muerte del redentor para la salvación de los que creen es lo que
avergüenza la sabiduría humana, pues los caminos del Dios
omnisciente, omnipotente son más elevados que la mezquina
sabiduría o conocimiento que pueda obtener el hombre.

3- El propósito de Dios en llamarnos a la vida de madurez –


26-31
Los últimos versículos llaman a los creyentes a considerar la
obra de Dios en Sus vidas y el propósito de Dios en todo eso.
El llamamiento de Dios no tenía en nada que ver con algún
merito personal en ellos. Ellos deberían abandonar toda
jactancia, todo orgullo porque todo lo que ellos tenían procedía
de la gracia de Dios. Ellos no fueron salvos porque tuvieron una
buena educación, porque habían alcanzados una buena posición
en la sociedad o porque tuvieran muchos recursos.
En otras palabras, Dios no los llamó por lo que eran, sino a pesar
de lo que eran.
Dios revela sus propósitos en la salvación de ellos. Avergonzar
a los sabios, para avergonzar los fuertes, aquello que a los ojos
del mundo es despreciable, o sin utilidad, Dios en gracia le
concede un nuevo estatus, una nueva condición.
El mundo que no cree en Dios admira el estatus social, el éxito
financiero, el poder político, el reconocimiento social. Pero
ninguna de estas cosas puede recomendarnos a Dios ni
garantizarnos la vida eterna.
A Dios no le importa cuanta plata uno tiene, el lugar donde haya
estudiado o los títulos que pueda tener, o la posición que pueda
ocupar en la sociedad.
El propósito es para que nadie se jacte. No se madura en la vida
cristiana si el creyente sigue teniendo los pensamientos que
tenía antes de conocer a Cristo. En la iglesia todos gozamos y
somos participes de un mismo llamamiento que procede de una
gracia común a todos los santos. Por eso no debe haber lugar
para disputas, partidarismo o vana gloria.
Recuerda en el v. 30, recuerda que la salvación es obra de Dios
y no una conquista humana. Se elimina toda posibilidad de
arrogancia, jactancia. Uno no se salva, sino que Dios es quien
salva por medio de Cristo.
Somos unidos a Cristo y por medio de Él entendemos el
evangelio, Él es la sabiduría de Dios para nosotros, en Cristo
entendemos que debemos abandonar la sabiduría de este
mundo para abrazar la sabiduría que procede de Dios, que es
una vida guiada y conformada por la palabra de Dios.
Pero también, nuestra unión con Cristo nos trae la justificación,
somos librados de nuestra justa condenación para recibir una
justicia que no era nuestra. Nuestros pecados son perdonados
y nuestra aceptación y filiación son aseguradas.
También nuestra unión con Cristo nos trae la santificación,
posicional y progresiva, somos separados ser de Dios y para
vivir para Dios. Libres no solo de la condenación del pecado sino
también del poder del pecado, de manera que el pecado no
reina más en nosotros.
Nuestra unión con Cristo nos trae la redención, somos libres, el
pagó el precio por nuestra salvación, fuimos comprados por Su
sangre para que seamos posesión adquirida de Dios para vivir
de manera digna del llamamiento que hemos recibido.
Los propósitos mencionados del obrar de Dios tienen un
propósito mayor, los propósitos anteriores apuntan para este
propósito mayor, glorificar a Dios, o gloriarnos en El Señor.
Parece que Pablo tiene en mente las palabras del profeta
Jeremías 9:23-24
“Así dice el SEÑOR: No se gloríe el sabio de su sabiduría, ni se
gloríe el poderoso de su poder, ni el rico se gloríe de su riqueza;
más el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me
conoce, pues yo soy el SEÑOR que hago misericordia, derecho
y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco --
declara el SEÑOR.”
La jactancia y la gloria personal impide todo crecimiento en la
madurez y es la puerta para todo tipo de pecado.

Conclusión:
Necesitamos recordar con frecuencia la centralidad del mensaje
del evangelio, en su simplicidad es poderoso. No hay que
agregarle algo, no hay que humanizarlo o hacerlo más atractivo.
Debemos recordar que Dios obra por medio del evangelio, no
todos se salvarán, pero Él salvará aquellos que ha escogido por
la predicación. El conocimiento de la salvación viene por la
predicación del evangelio. Para algunos será necedad, locura,
pero para aquellos llamados por Dios poder, sabiduría,
salvación.
Y debemos recordar que todo lo hace para Su gloria, para que
abandonemos la arrogancia, la altivez, y que Él sea la causa
ultima de nuestra adoración. Nuestra unión con Cristo y el
acceso a las bendiciones espirituales proceden de la gracia de
Dios y sin la gracia de Dios nada tenemos. Debemos abandonar
la autosuficiencia, la arrogancia y reconocer que a Dios
debemos toda la gloria.
el cristianismo genuino y completo se opone a los valores
fundamentales de un mundo caído y pecaminoso, pero
proporciona el necesario antídoto contra el espíritu egocéntrico
y divisivo de los corintios.

el contraste esencial entre la sabiduría de Dios y la del mundo.

el verdadero evangelio es el mensaje centrado en la cruz y lo


hace apelando a la experiencia personal de los corintios,

la razón por la que el mundo rechaza de manera tan rotunda un


evangelio centrado en la cruz

por tanto, he aquí, volveré a hacer maravillas con este pueblo,


prodigiosas maravillas; y perecerá la sabiduría de sus sabios, y
se eclipsará el entendimiento de sus entendidos.
(Isa 29:14 LBA)
20a reprende a los aparentemente entendidos. Las palabras
“sabio”, “erudito” y “filósofo” pretenden ser aproximadamente
sinónimas; *NVI

18-21, sus conocimientos son insuficientes para conducirlos a


Dios.

Muchos judíos esperaban una confirmación dramática y


milagrosa de las afirmaciones de Jesús, algo que él se negó a
ofrecer (p. ej. Mt 12:38–42). Muchos griegos consideraban que
las filosofías especulativas representaban los ideales humanos
más elevados, con sus concomitantes acentos en la retórica, las
materias esotéricas

Confrontando los dos pensamientos dominantes en sus días


los principales grupos étnicos del mundo de Pablo – judío y
gentiles
Para este tipo de personas, la cruz era una piedra de tropiezo
(literalmente un “escándalo”) y algo absolutamente absurdo (v.
23).

Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la


debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.
(1Co 1:25 LBA)
En Dios no hay necedad ni debilidad. Lo que el vs. está diciendo
que aquello que parece insensato o débil en Dios, como la
muerte del redentor para la salvación de los que creen es lo que
avergüenza la sabiduría humana, pues los caminos del Dios
omnisciente, omnipotente son más elevados que la mezquina
sabiduría o conocimiento que pueda obtener el hombre.

Sin embargo, aquellos que, procedentes de cualquier trasfondo


étnico, son tocados y convencidos por el Espíritu de Dios
encontrarán en la cruz una piadosa sabiduría y el poder para
transformar sus vidas (v. 24).
(ricos y pobres, blancos, negros o amarillos, con mucha
educación o con poca educación)

1 Corintios 1:26–31 contrasta la posición de la mayoría de los


corintios en su sociedad cuando fueron salvos (“llamados”).
Trasfondo de los creyentes en corinto.

No había muchos de ellos entre los sabios filósofos o retóricos,


o entre los poderosos (“influyentes”) en términos políticos,
militares o religiosos, ni tampoco eran muchos los que habían
nacido en el seno de familias ricas (v. 26). Muchos esclavos y
libertos se habían trasladado a Corinto. Aunque la mayoría de
los miembros de la iglesia no procedían de los estratos más
necesitados de la sociedad (ver la Introducción, pp. 20-21), sí
estaban fuera del círculo de los fuertes y poderosos. Por ello,
Pablo podía llamarles “lo insensato”, “lo débil” y “lo más bajo”
(vv. 27–28), en directa oposición a los tres atributos del
versículo 26.

A continuación, Pablo añade la idea que tienen los poderosos


sobre tales personas: para ellos son “lo más bajo y despreciado”
y “lo que no es nada”.
Estas son, sin embargo, personas que Dios escogió en su mayor
parte para que fueran salvos, a fin de avergonzar a los sabios y
fuertes y “reducir a nada” (NRSV) a quienes pretenden ser algo.
En pocas palabras, Dios elimina cualquier motivo de
enorgullecimiento en la propia autosuficiencia (v. 29). Y si el
mundo considera desafortunados a quienes no pueden jactarse
en sus propios logros, las bendiciones en Cristo les compensan
con creces.

En él, los creyentes reciben la verdadera sabiduría: la sabiduría


de la cruz y todos sus beneficios (v. 30): una correcta posición
ante Dios (“justificación”), purificación moral (“santificación”) y
rescate de la esclavitud del pecado (“redención”).

mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me


conoce, pues yo soy el SEÑOR que hago misericordia, derecho
y justicia en la tierra, porque en estas cosas me complazco --
declara el SEÑOR. (Jer 9:24 LBA)

Curiosamente, esta cita sigue a un versículo que afirma: “Así


dice el Señor: ‘Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el
poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza’” (Jer 9:23). Y
estas son precisamente las tres categorías que Pablo ha
enunciado en 1 Corintios 1:26.4
Puentes con nuestro tiempo
Los problemas que Pablo trata en este pasaje aparecen de
nuevo en casi todas las sociedades, puesto que son un reflejo
de la naturaleza humana y no solo rasgos peculiares de unas
culturas específicas. El egoísmo que está en el corazón de este
rechazo del “evangelio de Pablo” es la esencia del pecado
humano.
Los versículos 18–25 equilibran el asombroso éxito de Jerusalén
en el día de Pentecostés (Hch 2:1–41) o el de Tesalónica veinte
años más tarde (1Ts 1:4–10) y nos recuerdan que no podemos
esperar que todas las personas, quizá ni siquiera una mayoría,
respondan positivamente al evangelio. Al contrario, si el
cristianismo se hace demasiado popular, es mejor verificar el
mensaje que predicamos, no sea que lo hayamos diluido tanto
que haya desaparecido la ofensa de la cruz.

que “cualquier intento de hacer atractivo el evangelio,


adaptándolo a los gustos de aquellos a quienes se les predica,
lo deforma, porque en este caso las expectativas de la
humanidad caída se convierten en el criterio a seguir”.

“la cruz representa, pues, la negación última de todos los


intentos humanos de llegar a Dios. Su verdad no puede
conseguirse mediante lo mejor del intelecto y la fuerza
humanos, sino que ha de recibirse como un don en la humilde
sumisión de la fe y la confianza”.

¿Cuánto de nuestro mensaje está centrado en la cruz?


Uno se pregunta qué porcentaje de la predicación
contemporánea está, de hecho, centrada en la cruz.
El mensaje en muchos pulpitos es de triunfalismo, de victoria,
es un mensaje de autoestima, de que uno puedo, de que uno
es un gigante adormecido, aunque estos temas puedan mover
los sentimientos humanos en medio de sus muchos problemas,
este tipo de mensaje no conduce a la salvación y no te sostiene
en la vida cristiana.
Algunos fabricantes de milagros y otros amantes de los títulos
para un reconocimiento público por la erudición.
Por más que no te guste un evangelio centrado en la cruz, en la
persona de Jesucristo, es esto lo que necesitamos para nuestra
salvación.

A cruz ocupa um lugar central na proclamação do evangelho.


Paulo introduz um contraste entre o poder do evangelho e a
fraqueza da sabedoria humana.

Paulo só tem uma mensagem (1.21,24): Cristo crucificado é o


poder de Deus para os judeus e a sabedoria de Deus para os
gregos. Nós somos chamados à comunhão por causa da nossa
união com Cristo: Ele morreu por nós. Nós fomos batizados em
Seu nome. Nós estamos identificados com Sua cruz. Que
maravilhosa base para a unidade espiritual!
Por qué no podemos jactarnos de nada:

“A pregação da cruz é considerada loucura por aqueles que


estão a perecer, justamente porque ela não possui qualquer
atavio de sabedoria humana que o recomende. Seja como for,
em nossa opinião, não obstante, a sabedoria de Deus está
vividamente irradiando-se dela.” Joao Calvino

Nadie está en los caminos de Dios por algo que lo hiciera


merecedor, sino solamente porque Dios nos ha manifestado
gracia. Él ha sido misericordioso y compasivo con nosotros.
Por qué cuando miramos a la cruz vemos redención, perdón y
vida eterna? Porque somos más inteligentes que los demás,
más humildes, o gozamos de alguna superioridad a los demás?
Porque hemos nacido en el lugar correcto?
No por nada que hubiera en nosotros
El evangelio era/es un mensaje insensato. Más que nada, el
evangelio fue y es insensato. La reacción humana sin el auxilio
divino siempre será de incredulidad. Vemos claramente esto en
los días de Jesús, sus líderes, los maestros de la ley, incluso su
propia familia y amigos pensaban que era, en el mejor de los
casos, un ejemplo trágico de humildad y, en el peor, un demonio
poseído por los locos. La historia de un líder que pone fin a una
rebelión muriendo por sus enemigos no le sentó bien a los
romanos ni a nadie, es a la vez contra-cultural y contraintuitiva.

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