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PERÚ, 31 DE MAYO, 1970: QUINIENTOS AÑOS DE DESASTRE

El 31 de mayo de 1970, producto de un terremoto, aluviones subsiguientes y por la gran


vulnerabilidad de la zona, 70 mil habitantes murieron y 140 mil resultaron heridos. Todo
esto como resultado de la desestructuración de la sociedad andina como efecto de la
conquista.

Desde una nueva perspectiva se empezó a interpretar los desastres como funciones de un
proceso social en marcha, su estructura de relaciones humanas y el marco más extenso de
los procesos históricos que han dado forma a dichos fenómenos (Hewitt 1983, p. 25). Esta
nueva perspectiva establece una relación entre los riesgos y las condiciones socio-
económicas.

Esta perspectiva plantea que los desastres son causados, pues existe una relación directa
entre el daño causado y las condiciones de subdesarrollo de los países afectados. Esta
perspectiva también sostiene que dichas condiciones y las fuerzas que las crearon has
desestimado las estrategias de adaptación desarrolladas a través de la experiencia sobre los
peligros de la región. Por lo tanto, es erróneo creer que el desastre es un evento extremo.

Por consiguiente, se debe considerar las relaciones humano-ambientales que “prefiguran” el


desastre y no sólo enfocarse en los “eventos extremos” (Hewitt, 1983, p.27).

Peligros naturales en los andes

Para evaluar las condiciones de subdesarrollo en los andes es necesario ver los peligros
que caracterizan la región. En general, las bases naturales de esta condición se encuentran
en las dimensiones de la climatología y la geología.

Los factores climatológico y oceanográfico afectan a la región andina, siendo El Niño y los
andes también otros factores.

La topografía desigual de la región sierra andina produce altas concentraciones de


precipitación local, nieve y granizo. En palabras del mismo autor: “La combinación de
fuertes lluvias con tierras inestables en las pendientes de las montañas, puede producir
huaicos de distíntas proporciones que frecuentemente tienen resultados trágicos para los
asentamientos humanos, la agricultura y la infraestructura (Oliver-Smith 1994).”

Al respecto, Caviedes expresa:

La combinación de la altura extrema y la ubicación en latitudes subecuatoriales con alta


insolación sostenida, causa una rápida alteración de las nevadas y deshielos que se convierten en
campos glaciales sumamente inestables y vulnerables a los más leves temblores, los cuales
producen avalanchas de hielo y rocas de distintas proporciones (1981, p. 284).

Adaptación a los peligros en los andes pre-colombinos

La población andina pre colombina pudo adaptarse a los fenómenos; el control de


múltiples niveles ecológicos, asentamientos dispersos, materiales y técnicas de
construcción adecuadas al ambiente, preparación e ideología y modos de explicación.

El control de múltiples niveles ecológicos permitió a las poblaciones de la sierra andina


diseminar tanto los riesgos como los recursos en una zona muy amplia, reduciendo así los
impactos de inundaciones localizadas, granizos, huaicos y heladas (Murra 1972). La
tendencia de los modelos de asentamiento rural eran dispersos, ubicados en las laderas y
pendientes así como en los valles bajos (Rowe 1963, p. 228 Hyslop 1990, p. 271-2). La
mayoría de los pueblos eran relativamente pequeños, usualmente para menos de 100
familias (Rowe 1963, p. 229).

Las técnicas y materiales de construcción empleados por la población proporcionaban


cierto grado de seguridad, especialmente contra daños causados por terremotos. Las
viviendas domésticas fueron construidas mayormente con piedras del campo y adobe o
barro y con paredes delgadas (Rowe 1963, p. 222).

Debido al reconocimiento del peligro potencial se estableció un sistema de redistribución


basado en un sistema de depósitos de productos excedentes (qollqas). Este sistema excluyó
la posibilidad de una carencia a largo plazo ocasionada por desastres naturales (Cook 1981,
p. 108).

Los altos niveles de conocimiento sobre desastres se encuentran en la ideología de la


población. Mientras las evidencias arqueológicas muestran impactos en los asentamientos,
muestran poca evidencia de daños mayores y de mortalidad.
La historia peruana y la subversión de adaptaciones indígenas

La conquista significó un gran colapso demográfico. Cook (1981) establece que en


vísperas de la conquista la población era de nueve millones para luego ser reducida a un
millón.

A fin de tener un mayor control sobre la población, arruinaron las estrategias indígenas de
adaptación a los ambientes peligrosos, ocurriendo en dos niveles; el específico y el
sistemático.

En palabras de Larson:

Los españoles no sólo ignoraban sino que desestimaban los conocimientos andinos sobre
territorialidad y modelos de asentamiento (1988, p. 35).

Los españoles ignoraban la experiencia sobre peligros en el ambiente andino, ubicando


frecuentemente a sus pueblos en los puntos de confluencia de los ríos donde eran
vulnerables a inundaciones y huaicos (Oliver-Smith, 1986).

Intentaron establecer un control más burocráticamente eficiente mediante un programa


masivo de migración involuntaria y reasentamiento.

Las técnicas de construcción españolas y los diseños urbanos fueron utilizados en las
reducciones. Aquí se favoreció el modelo tradicional de calles angostas y perpendiculares
organizadas alrededor de una plaza central. Lo normal era construir calles angostas y casas
muy cercanas. Pese a que se siguió utilizando materiales de construcción que se usaban en
la época pre colombina, aparecieron cambios tanto en los materiales como en las técnicas
de construcción que las hacían muy vulnerables a los sismos. Todos estos cambios
aumentaron el peligro que dichas viviendas representaban para sus habitantes.

Al respecto, Oliver-Smith agrega:

Otra importante adaptación que se perdió a partir de la conquista fue la institución de


qollqas, o centros de acopio. La asidua extracción de excedentes por los españoles no
permitió el almacenamiento de provisiones para contingencias (1994, p. 9).
Se reemplazaron las formas y relaciones de producción tradicionales por relaciones de
producción europeas.

La llegada de los españoles significó mayores cambios en el modelo de organización social


y la estructura de los Andes, pesto que tomaron una serie de medidas socio-económicas las
cuales dejaron a la mayoría de la población indígena sin acceso a tierras adecuadas o al
control de la mayor parte de la producción, dando como resultado la marginalización de la
población indígena.

La naturaleza extractiva del sistema dio inicio a un modelo que ha ido creando una
infraestructura de extracción más que de integración y, finalmente, una nación agrícola
dependiente de los recursos externos. La red de carreteras y comunicaciones vinculó a las
regiones andinas con el centro de Lima, más no a una con otra.

El gran terremoto peruano del 31 de mayo de 1970

Como consecuencia, la sociedad que enfrentó el tremendo sismo que ocurrió en la tarde
del 31 de mayo de 1970 era muy vulnerable a una catástrofe, por ello el peor desastre
“natural” acaecido en el hemisferio norte ocurrió aquí.

Sobre la catástrofe, Oliver-Smith expresa:

El terremoto afectó una zona de aproximadamente 83,000 Km2 […]. Ocasionó la muerte de
unos 70,000 habitantes, hiriendo a otras 140,000 personas y causando daños y destrozos a más
de 160,000 construcciones, […]. Más de 500,000 personas quedaron sin vivienda y las vidas de
otros tres millones de personas se vieron afectadas (1994, p. 11).

En Cuanto al Callejón de Huaylas, la alta tasa de mortalidad se debió a la ubicación de los


pueblos, el planeamiento de los mismos y las técnicas y materiales de construcción. Estos
dos últimos factores convierten al callejón en una mortal trampa masiva durante un
terremoto.

Los sistemas de electricidad, agua y atención médica fueron devastados por el desastre, al
igual que las carreteras, ferrocarriles, aeropuertos y comunicaciones, los cuales fueron
inhabilitados por el terremoto.
Los embotellamientos que se crearon en Lima fueron el primer síntoma del problema que
caracteriza a las sociedades dominadas por una ciudad primaria a través de la cual
tradicionalmente fluyen hacia afuera todos los bienes. No sólo tuvo que pasar por Lima la
ayuda del interior para la zona del desastre, sino que todas las decisiones acerca de la
región afectada se tomaron a nivel de una organización ministerial creada para este
propósito y localizada en Lima. El hecho de que el principal organismo encargado de la
mitigación y reconstrucción está ubicado completamente alejado de la zona del desastre
resultó en un caótico diseño burocrático y una desconcertante división de responsabilidades
de acuerdo al tipo de ayuda y la esfera de responsabilidad, trastornando seriamente la
entrega (Doughty, 1988: 50).

Los embotellamientos creados en Lima fue la principal consecuencia que esta sea una
ciudad por la cual fluyan los bienes y las decisiones hacia afuera. El hecho que el
organismo principal encargado de la mitigación y reconstrucción estuviera ubicado lejos
del lugar del desastre resultó en un caótico diseño burocrático y división de
responsabilidades.

Conclusiones

Los primeros años de la década de los setenta fueron duros debido a los intentos de
recuperación. La mayoría de la ayuda se concretó en las ciudades, aunque las carreteras,
aeropuertos y los servicios de electricidad y agua se encuentran en mejor estado de lo que
estaban antes del terremoto, pero muy poca ayuda llegó a la población rural gracias a la
pésima distribución de la ayuda y la falta de eficiencia de los organismos de apoyo incluso
varios años después del desastre.

Por último, gran parte de la devastación es consecuencia del colonialismo que trastornaron
las formas de adaptarse a los peligros ambientales diseñados por las poblaciones y culturas
andinas. Ergo, la gran vulnerabilidad de la región es un producto histórico. Pero pese a que
el colonialismo transtornó las formas de adaptación andinas, estas, con ayuda de una
investigación cuidadosa y la combinación de la experiencia técnica occidental, podrían
contribuir a reducir la vulnerabilidad.

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