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La concepción formal de la
argumentación jurídica. 2. La concepción material de la argumentación
jurídica. 3. La concepción pragmática de la argumentación jurídica. III.
Segunda Parte . 1. Sentencia. 2. Voto concurrente. IV. Tercera Parte. 1.
Análisis formal. 2. Análisis material. 3. Análisis pragmático. Conclusiones.
ÍNDICE
I. Introducción
II. Primera Parte
o 1. La concepción formal de la argumentación jurídica.
o 2. La concepción material de la argumentación jurídica.
o 3. La concepción pragmática de la argumentación jurídica.
III. Segunda Parte
o 1. Sentencia.
2. Voto concurrente.
IV. Tercera Parte
o 1. Análisis formal.
o 2. Análisis material.
o 3. Análisis pragmático.
Conclusiones.
CONTENIDO
IIntroducción
La argumentación jurídica está ubicada esencialmente en el discurso
justificado de la judicatura, es decir, su objeto de estudio está
concentrado particularmente en los argumentos de los jueces; por ello,
su conocimiento y posterior dominio resulta un elemento fundamental
para cualquier juzgador. No obstante la evidente importancia de la
argumentación jurídica su estudio se torna complejo, en principio, porque
existen diversas concepciones o dimensiones de esta y, por otra parte, se
trata de una disciplina relativamente nueva que está en constante
construcción.1
Este autor explica en qué sentido es formal dicha lógica y qué se debe
entender exactamente por análisis o consideración formal de los
argumentos. Parte de la idea de que, si bien la inferencia no es el único
objeto de la lógica, sí ha constituido su tema central desde la época
aristotélica. A la lógica no le preocupa la corrección de las premisas y de
la conclusión, sino cómo se pasa de las primeras a la otra, hace
abstracción del significado de los enunciados y del contexto en el que
han sido emitidos. Por ello, la validez de la inferencia no implica
"obligación" a aceptar la conclusión, sino sólo que el argumento es
correcto en forma abstracta, con independencia de su significado
semántico, contextual. Por ello, es que en la lógica deductiva es posible
ex presar los argumentos por medio de símbolos y así poder analizarlos
de una mejor manera. No obstante lo anterior, Atienza nos advierte que la
lógica formal es incapaz de expresar la riqueza del lenguaje natural, que
está cargado de intenciones.
Por ese motivo -dice este autor-, los lógicos han construido lógicas
intencionales que permiten la sustitución de los términos dentro de los
contextos intencionales, y aunque afirma que la lógica estándar puede
ser útil para ex presar tales argumentos utilizando ciertas técnicas de
simbolización, también precisa que existe un problema de traducción de
la simbología lógica al lenguaje natural que no se debe soslayar para
efectos de entender su aplicación en el Derecho. Entender la limitación
de la lógica no tiene como fin desecharla de la argumentación jurídica,
sino más bien, ubicarla en su justo lugar.
2. La concepción material de la
argumentación jurídica
La siguiente dimensión de la argumentación es la material, que aunque
es distinta a la concepción formal, están ciertamente vinculadas a esta,
pues la segunda es presupuesto necesario de la primera; es decir, antes
del análisis material o de contenido de un argumento, es requisito
indispensable que éste cumpla con las reglas mínimas que exige la
lógica, pues de otra forma, se estaría en presencia de un razonamiento
inválido. No obstante lo anterior, el doctor Atienza reitera que el análisis
formal de los argumentos es insuficiente para justificar un razonamiento
práctico, y menos aún una de cisión judicial como: "condeno a X a la
pena de 5 años de prisión". Para demostrar la corrección de dicha
determinación es necesario evidenciar primero que existe una conducta
que es sancionada con dicha pena, y por otra parte que X desplegó dicha
conducta.
3. La concepción pragmática de la
argumentación jurídica
El tercer enfoque de la argumentación jurídica, que no puede calificarse
ni de formal ni de material es el pragmático.
Una vez recibidos los autos por dicha Superioridad, previos los trámites
legales pronunció sentencia en la que determinó que los agravios
formulados por la autoridad responsable eran fundados y suficientes para
revocar la con cesión del amparo, esencialmente porque el Juez de
Distrito incurrió en un error al delimitar el objeto del impuesto sobre la
renta, siendo el caso que dicho concepto abarca todos los ingresos que
tengan una repercusión positiva en el patrimonio de la persona, con
independencia de que sean o no remunerativos, aunado a que el Juzgador
se basó en tesis jurisprudenciales que no resultan aplicables para la
solución del caso.
2. Voto concurrente
Por su parte, el Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo formuló voto
concurrente, en el cual manifestó estar de acuerdo con el sentido de la
resolución, pero no con las consideraciones que la componían, en tanto
hacían referencia al concepto denominado como "mínimo existencial" o
"mínimo vital".
Bajo ese análisis, el Ministro argumentó que uno de los conceptos que
condicionaba el que en un momento dado un gravamen respetara o no el
principio de proporcionalidad tributaria que prevé la fracción IV
del artículo 31 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, era el relativo a la capacidad contributiva, que no debía
confundirse con el de capacidad económica.
(A v B)----------- C
(A v B)
___________
Por otra parte, continuando con el análisis del caso, la Primera Sala sigue
preguntándose:
Que se responde:
D ---------(C v E)
(C v E)
_________
Por lo tanto, los artículos 110 y 112 de la Ley del Impuesto sobre la
Renta no son violatorios del principio de proporcionalidad previsto en la
Constitución Mexicana.
2. Análisis material
Como quedó precisado con anterioridad, en el enfoque formal se atiende
a la estructura del argumento haciendo abstracción del contenido; en
cambio, en el aspecto material lo que interesa es analizar la plausibilidad
de los razonamientos dados por el órgano de decisión, precisamente, por
lo que en ellos se contiene.
En ese sentido, cuando se impugna una ley tributaria, como violatoria del
artículo en comento, se tiene que demostrar que la contribución no
cumple con alguno de tales requisitos, y exclusivamente tratándose del
de proporcionalidad, este tiene que circunscribirse al análisis de un
hecho igualmente objetivo como lo es la capacidad que cada individuo
tiene para tributar; es decir, reconociendo la clara diferencia fáctica
entre todos los gobernados, es claro que no podemos ser tratados por
igual, ya que unos están en aptitud de "proporcionalmente" contribuir al
gasto público en mayor o menor medida. La importancia de este
argumento es que no sólo radica en la interpretación psicológica que
realiza la Corte, es decir, acerca de cuál fue la intención del
constituyente en esta norma, sino que también deriva del análisis del
principio de igualdad, que por su naturaleza tiene una fuerza expansiva
mayor.
3. Análisis pragmático
Finalmente, recordemos que el aspecto pragmático de la argumentación
jurídica, se ocupa de analizar cómo argumentamos, especialmente para
advertir la persuasión y efectividad de nuestros argumentos.
Conclusiones
A manera de conclusiones se puede señalar que el análisis de una
sentencia, tanto en su aspecto formal, material, como pragmático, es
distinguible, aun que estén íntimamente vinculados; creo que es posible,
como lo señala el doctor Atienza, hacer una separación para efectos
prácticos.
_____________
[7] Criterios que se citan a lo largo del voto concurrente como: la tesis
P/J. 109/99 que sustentó el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en la novena época y que aparece publicado en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo X, noviembre de mil
novecientos noventa y nueve, página veintidós, del rubro: "CAPACIDAD
CONTRIBUTIVA. CONSISTE EN LA POTENCIALIDAD REAL DE CONTRIBUIR
A LOS GASTOS PÚBLICOS"; la tesis sustentada por el Pleno en la
Séptima Época, que aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación, tomo 193198, primera parte, página ciento cuatro, del rubro
"IMPUESTOS. PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD DE LOS. SU FALTA
DEPENDE DE CIRCUNSTANCIAS GENERALES"; la tesis 2da. LXXX/2001,
que sustentó en la novena época la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
tomo XIII, junio de dos mil uno, página trescientos diez, del rubro:
"PROPORCIONALIDAD Y EQUIDAD TRIBUTARIAS. POR REGLA GENERAL,
LA VIOLACIÓN A ESTOS PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES NO ES OBJETO
DE PRUEBA, PUES LA CONSTITUCIONALIDAD DE LAS NORMAS FISCALES
DEBE ANALIZARSE ATENDIENDO AL UNIVERSO DE GOBERNADOS QUE SE
UBICAN EN EL SUPUESTO NORMATIVO QUE PREVÉN"; la tesis 2ª./J.
71/2006, emitida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, Novena Época, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, tomo: XXIII, junio de 2006, página 215, del rubro
"NORMAS GENERALES. SON INOPERANTES LOS ARGUMENTOS
EXPRESADOS EN SU CONTRA SI SU INCONSTITUCIONALIDAD SE HACE
DEPENDER DE LA SITUACIÓN PARTICULAR DEL SUJETO A QUIEN SE LE
APLICAN"; y final mente la tesis 2ª/ J. 88/2003, de la Segunda Sala,
consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo
XVIII, octubre de 2003, Novena Época, del rubro: "CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN Y AGRAVIOS. SON INOPERANTES CUANDO TIENDEN A
DEMOSTRAR LA INCONSTITUCIONALIDAD DE ALGÚN PRECEPTO,
SUSTENTÁNDOSE EN UNA SITUACIÓN PARTICULAR O HIPOTÉTICA".
Criterios que son a su vez interpretados por el Ministro concurrente, ya
que en ninguno de ellos se plantea propiamente el problema abordado
por la Primera Sala, esto es, la existencia o no de un derecho al mínimo
vital en la Constitución Mexicana y su impacto en la materia tributaria,
sino específicamente la definición de proporcionalidad tributaria.
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argumentacion deductiva
Es posible conocer hoy los hechos del caso a través de lo que dicen los diarios (vg. "Página
12" por I. Hauser). Como titula el CIJ (nota con link al fallo completo) la Corte "ordenó a la
Ciudad"-la de Buenos Aires, ¿que otra "Ciudad" con mayúsculas sería si no?- "poner fin a la
situación de calle de una madre y su hijo discapacitado".
Poner fin a la situación de calle, no es exactamente "dar una vivienda" (tengamos en cuenta
además que esto no es una sentencia definitiva, sino una cautelar que la Corte mantiene).
Pero veamos, aquí, un punteo rápido de lo más importante desde el punto de visto jurídico.
El asedio contra la distinción tuvo dos líneas de ataque. La línea maximalista: todas las
normas son "operativas", ergo exigibles. Y una línea minimalista: la de decir que una norma no
operativa se podía judicializar en ciertos casos, cuando se adoptaran medidas concretas que
fueran en contra del "programático" mandato constitucional (un criterio que podía usarse para
atacar normas regresivas, esto es, para evitar que hubiera un "peor derecho", pero no para
exigir normas que dieran un "mejor" derecho).
El derecho a la vivienda es, cuando nos poníamos a discernir qué cosas eran más o menos
"exigibles", uno de los más complicados. ¿Es deber del Estado dar una "vivienda" a cada uno?
¿Puede solucionarse con programas de vivienda social, con créditos blandos para que la gente
acopie ladrillos y construya? ¿Qué cosa es, después de todo una vivienda? ¿Basta un mero
"techo", cualquier "solución habitacional"? ¿Podría el Estado establecer campos de
concentración para personas en situación de calle cumpliendo con ello con el mandato
constitucional? Como se ve, cuando se empieza a hilar fino hay muchas alternativas posibles.
Pueden leerlo pero no importa tanto, porque la Corte tiene que hacer una interpretación del
caso que no descanse en una norma local sino en una norma del bloque de constitucionalidad
federal. No señores, no nos paramos tanto en la Convención Americana sino en la Convención
de Derechos de las Personas con Discapacidad (un angulo absolutamente prioritario en el voto
particular de Argibay) y en el PIDESC, un pacto que marca la próxima frontera del derecho
constitucional exigible: los Derechos Económicos Sociales y Culturales (más central en el voto
conjunto de mayoría y en el separado, pero de igual sentido, de Petracchi).
Qué hacer con normas que se traducen en exigencias de prestaciones del Estado
El asunto se ancla en definir un esquema para "leer" el derecho de acceso a una vivienda
digna y el emparentado deber estatal de dar protección a sectores especialmente
vulnerables. El criterio que la Corte adopta en el fallo se desgrana en tres principios:
2. Son normas "de carácter derivado" (bajado al caso: la CS aclara: "no consagran una
operatividad directa, en el sentido de que, en principio, todos los ciudadanos puedan solicitar
la provisión de una vivienda por la vía judicial"). Su judiciabilidad está condicionada porque:
su implementación requiere de una ley del Congreso o de una decisión del Poder Ejecutivo
que provoque su implementación. Ello es así porque existe la necesidad de valorar de modo
general otros derechos, como por ejemplo la salud, las prestaciones jubilatorias, los salarios,
y otros, así como los recursos necesarios. En estos supuestos hay una relación compleja entre
el titular de la pretensión, el legitimado pasivo directo que es el Estado y el legitimado pasivo
indirecto que es el resto de la comunidad que, en definitiva soporta la carga y reclama de
otros derechos.
En ese sentido la función de la judicatura es esperar y ver. Hasta ahí -rescato un textual del
fallo- "es incuestionable que no es función de la jurisdicción determinar qué planes concretos
debe desarrollar el gobierno".
3. Las obligaciones de hacer a cargo del Estado con operatividad derivada quedan sujetas
al control de razonabilidad por parte del Poder Judicial. ¿Bajo qué criterio el Poder Judicial
debe hacer ese control? No es un criterio tan laxo como el de la mera auditoría de la
arbitrariedad. Es un criterio rawlsiano (de John Rawls) que la CS glosa así: “desarrollar las
libertades y derechos individuales hasta el nivel más alto compatible con su igual
distribución entre todos los sujetos que conviven en una sociedad dada, así como introducir
desigualdades excepcionales con la finalidad de maximizar la porción que corresponde al
grupo de los menos favorecidos" (principio de libertad más principio de diferencia igual
a justicia como equidad).
La idea de la Corte es que "sin perjuicio de las decisiones políticas discrecionales, los poderes
deben atender a las garantías mínimas indispensables para que una persona sea considerada
como tal en situaciones de extrema vulnerabilidad". Esta interpretación, dice "permite hacer
compatible la división de poderes, la discrecionalidad política del Poder Ejecutivo y del
Congreso, con las necesidades mínimas de los sectores más desprotegidos cuando éstos piden
el auxilio de los jueces".
Bajando al caso
Esto parece bastante complejo, pero para la Corte el análisis se simplifica bastante encontrar
la buscada "frontera a la discrecionalidad de los poderes públicos". La vara está puesta, en
verdad, muy alta: "debe acreditarse una afectación de la garantía, es decir, una amenaza
grave para la existencia misma de la persona". Nada menos que eso.
Así resuelve el asunto (dice: "es difícil imaginar un estado más desesperante: hay un niño
discapacitado, con una madre en situación de calle"), deja enunciada la cuña rawlsiana, pero
ese baremo está todavía en un rango que deja atrapar una casuística muy pequeña. En la
práctica es más de Radbruch (control de la "injusticia extrema") que de Rawls.
(Por cierto, la defensora que llevó el caso a la Corte dice que hay "cientos" de casos análogos
en el ámbito de la CABA pero nos preguntamos en qué medida son iguales al de Q. C.).
La Corte dice algunas cosas sobre cómo ejecutar el análisis de razonabilidad. Entiende que las
partidas que destinan los programas habitacionales de la CABA son cuantiosas, pero esa sola
medición de la magnitud proporcional de un gasto no basta para eximir al Estado.
Porque en un segundo nivel, toma nota de particularidades que los números ocultan: la
ausencia específica de programas destinados dar viviendas definitivas a personas en situación
de calle, la falta de voluntad de explorar opciones de bajo coste (el Gobierno terminaba
pagando el mismo alquiler por una pieza de 3x3 sin baño que por un departamento de dos
ambientes) que le hubiera permitido dar una mayor cobertura al derecho.
(En este aspecto, el voto de Petracchi hace hincapié en asumir que en estos casos la carga de
la prueba se desplaza hacia el Gobierno, pues "es el Estado quien debe demostrar que ha
realizado todo esfuerzo por satisfacer sus deberes, y no el afectado que ve sus derechos
insatisfechos", entre otras razones porque es el Estado quien tiene y produce la información
presupuestaria y de ejecución de sus políticas).