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Ai Chi: Tai Chi en el agua

9-12 minutos

Ya te habíamos hablado del woga o del aquagym, pues


el Ai Chi es la concentración del yoga, el trabajo físico
del aquagym, la flexibilidad y la fuerza del pilates y el
movimiento pausado del tai Chi adaptados al agua.

Traducido como: “energía del amor” el Ai Chi es un


programa de ejercicios acuáticos y de relajación que
combina la respiración profunda con movimientos
amplios y lentos, continuos y fluidos realizados según
unos patrones preestablecidos.

El Ai Chi fue creado por el japonés Jun Konno. Es una


forma de fitness acuático que se concentra
principalmente en el equilibrio, la fuerza, la relajación, la
flexibilidad y la respiración. Es como una meditación en
movimiento que trae equilibrio a nuestro cuerpo y a
nuestra mente.

Generalmente se realiza en grupos dentro de la piscina.


Los lentos y amplios movimientos de brazos y piernas,
junto con la respiración y una música suave para facilitar
la relajación, ayudan a estimular y a que fluya la energía
interna. El Ai Chi es un trabajo muy holístico que llega al
cuerpo, a la mente y al espíritu y que nos ayuda tanto
físicamente como en nuestras actividades diarias.

Estos son los principios del Ai Chi:

YUAN – Hacer los movimientos de forma circular


buscando la armonía interna y externa.
SUNG - Relajar, interna y externamente, para
promover la circulación sanguínea.
CHING – No tener el cuerpo en tensión.
YUN – Moverse a una determinada velocidad
contraloda siempre por la mente.
CHENG – Mantener bien el equilibrio y la postura.
SHU – Mover el cuerpo de una manera fácil,
confortable y relajada.
TSING – Dirigir el pensamiento hacia la mente,
concentrarse.

Durante los ejercicios, hay que inspirar por la nariz y


espirar por la nariz y la boca. Los tres primeros
ejercicios pertenecen a la primera secuencia del Ai Chi y
se centran en la respiración. La sesión se realiza
acompañada de música relajante o con sonidos de la
naturaleza.

Flotar
Deje que la flotabilidad del agua soporte su peso. Inspire
y, mientras espira, baje las manos con las palmas hacia
abajo. Inspirando, levante los brazos por delante con las
palmas hacia arriba. Repita 5-10 veces, después espire y
baje los brazos para prepararse para el próximo
movimiento. En el Ai Chi, cada movimiento constituye la
preparación del siguiente: los ejercicios fluyen sin
interrupciones.

Levantar
Continúe a partir del ejercicio anterior, con los brazos
bajados por delante del cuerpo y las palmas hacia abajo.
Inspire y levante los brazos en sentido lateral hasta la
altura de los hombros, pero todavía bajo el agua. Las
palmas hacia arriba. Las piernas están separadas con
las rodillas dobladas y los pies ligeramente hacia fuera.
Espirando, baje los brazos hasta que estén a los lados,
con las palmas hacia abajo. Repita estos movimientos
5-10 veces, después vuelva a levantar los brazos para
prepararse para el siguiente ejercicio.

Cerrar
Partiendo del ejercicio anterior, con los brazos a los
lados a la altura de los hombros y las palmas hacia
arriba, espire y, girando las palmas hacia abajo, junte los
brazos por delante del cuerpo hasta que se crucen por
las muñecas. Mantenga las piernas a la misma
distancia, con las rodillas dobladas y los pies
ligeramente hacia fuera.

Inspire y, manteniendo los brazos a la altura de los


hombros, ábralos en sentido lateral todo lo que pueda,
con las palmas hacia arriba. Repita 5-10 veces, depuse
levante los brazos a los lados para prepararse para el
siguiente movimiento.

Secuencias de movimientos
1 - Contemplando

2 - Flotando

3 - Elevando

4 - Cerrando

6 - Calmando
7 - Agrupando

8 - Liberando

9 - Transfiriendo

10 - Aceptando
11 - Aceptando con gracia

12 - Rodeando

14 - Fluyendo

15 - Reflejando
16 - Sosteniendo

Ai Chi, fundamentos del método gimnástico:

El punto de atención cambia ahora a la parte inferior del


cuerpo y al equilibrio. No existe una forma incorrecta: lo
que usted sienta que es mejor; lo será. No importa que
adaptaciones realice del Ai Chi, seguro que resultará
positivo. No olvide la respiración.

Aceptar con gracia


Continúe, a partir del ejercicio anterior, con los brazos a
los lados a la altura de los hombros, las palmas hacia
abajo. Como antes, las piernas están separadas con las
rodillas dobladas y los pies ligeramente hacia fuera.
Espirando, lleve el brazo izquierdo hacia el derecho
hasta que se toquen los pulgares. Gire los pies 90
grados hacia la derecha. El peso esta repartido entre las
piernas. Inspire y abra los brazos a la altura de los
hombros, las palmas hacia arriba. Al mismo tiempo,
cambie de nuevo el peso a la pierna izquierda y levante
la derecha por delante.

Espirando, gire las palmas hacia abajo y lleve los brazos


hacia delante, a la altura de los hombros, mientras baja
la pierna. Repita los últimos dos movimientos 5-10
veces, después repita con el otro lado. Regrese a la
posición inicial con los brazos a los lados.
Rodear
Continuando a partir del ejercicio anterior, lleve el brazo
izquierdo hacia la derecha y gire las palmas hacia arriba,
empuje los brazos hacia atrás y cambie el peso a la
pierna trasera. Espirando gire las palmas hacia abajo y
lleve los brazos hacia delante hasta que los pulgares se
toquen. Al mismo tiempo, lleve la pierna trasera hacia
delante y levántela, intentado tocar el dedo gordo del pie
con las puntas de los dedos de las manos. Repita el
movimiento 5-10 veces y depuse regrese al centro.
Repita con el otro lado y luego regrese a la posición
inicial, con los brazos a los lados.

Balancear
Desde el ejercicio anterior, lleve el brazo izquierdo hacia
la derecha y gire hacia ese lado. Inspirando, gire las
palmas hacia arriba, presionando los brazos abajo y
atrás. El movimiento empieza con el dorso de la mano,
las palmas mirando havia delante. El mismo tiempo,
lleve la pierna trasera hacia delante en una patada alta e
inclínese ligeramente hacia atrás. Espirando, gire las
palmas hacia abajo, empuje los brazos hacia delante y
arriba, y estire la pierna derecha por detrás. Inclínese
hacia delante. Repita estos dos movimientos 5-10 veces,
después repita con la izquierda. Regrese al centro con
los dos brazos a los lados.

Estos dos ejercicios provienen de la cuarta secuencia de


Ai Chi, cultivar el Chi, en la que cogemos la energía de la
vida y la alimentamos.

Rodear el Chi
Colóquese con los pies muy separados, dejándose
sostener por el agua, como antes. Lleve las manos hacia
delante, con las palmas enfrentadas: como si estuviese
cogiendo una bola de energía vital (Chi) que ha recogido
del agua. Espirando, y girando hacia la izquierda, mueva
las manos de forma que la mano derecha quede por
encima de la Bola y la izquierda por debajo. Siga girando
hasta que las piernas se crucen y este mirando hacia
atrás. Imagínese rodeándose del Chi. Inspire y gire en la
otra dirección para regresar al centro y a la posición
inicial. Espirando, repita el ejercicio, girando hacia la
derecha. Repita el ejercicio tres veces en cada dirección,
controlando las manos en todo momento.

Alimentar el Chi
Comience como antes, con los brazos abiertos en
sentido lateral a la altura de los hombros y las palmas
hacia abajo. Llevando el brazo derecho hacia el
izquierdo, gire los pies 90 grados hacia la izquierda.
Mientras espira, doble las rodillas e inclínese hacia
delante. Empujando las manos hacia delante muy
despacio, déjelas que se hundan en el agua. Inspirando,
estire las rodillas y levante las manos por delante del
cuerpo, las palmas hacia arriba. Repita los últimos dos
movimientos tres veces. Regrese al centro y repita en la
otra dirección. Con cada respiración, eliminara el estrés
y llenara sus reservas con Chi fresco y limpio.

El Ai Chi se concentra en el fluir suave y lento de los


movimientos que integran el cuerpo, la mente y el
espíritu y de una forma más sutil que la fuerza se
consiguen la flexibilidad y la capacidad aeróbica.

Según un estudio japonés el solo hecho de sumergirse


en el agua ya aumenta el consumo de oxigeno un 7% y
por lo tanto se queman calorías. Como en cualquier otro
trabajo corporal acuático, los movimientos del Ai Chi
obligan a respirar diafragmáticamente, lo que calma el
sistema nervioso (parasimpático), reduce la frecuencia
cardiaca, favorece la digestión y acelera el proceso
natural de desintoxicación del cuerpo. La respiración
coordinada con los movimientos hace que los
movimientos sean más fáciles de ejecutar y promueve
un estado meditativo. En el agua tibia, los músculos se
relajan y se ablandan por lo que los movimientos son
más amplios sin que haya dolor o malestar.

Los movimientos lentos y bonitos del Ai Chi inspiran la


conciencia estética y sinestésica. Aprendemos a
movernos con la ayuda del agua. Las repeticiones tienen
un efecto calmante. Con la práctica, fomentamos el
sentido de la unidad y la conexión de movimientos.
Como en el Watsu, las secuencias están pensadas para
alargar los meridianos o las líneas de la energía del Chi
del cuerpo. Practicar el Ai Chi solo, frecuentemente con
los ojos cerrados y en el silencio, puede ser una forma
de meditación profunda.

Una vez que somos conscientes de los ritmos externos


e internos y conseguida la relajación, podemos empezar
a alejarnos de las secuencias de ejercicios y seguir los
movimientos espontáneos de nuestro cuerpo en
respuesta al agua y experimentar las palabras de Lao-
tzu del Tao Te Ching: “nada en el mundo es tan blando y
redondo como el agua”.

http://www.ai-chi-taichi.com/aichi/ai-chi.php

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