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Una guía para el riego de árboles I.

Los sistemas de raíces de los árboles pueden llegar a


tener una extensión similar al área foliar (ancho de
copa) del árbol.
La mayoría de las raíces absorbentes del árbol se
encuentran en los 30 cm superiores del suelo.

El riego, es la clave de la
supervivencia del árbol.

Los árboles se deben regar siempre que sea necesario.


Esto que parece obvio, no lo es tanto para muchas personas, que riegan
insistentemente cuando no tienen por qué.

Durante períodos de sequía, todos los árboles


necesitan riego suplementario.

Cuando regar.
La manera más sencilla de comprobar la humedad del suelo, es poder
introducir en la tierra un destornillador, si se introduce de forma fácil, es
que el suelo esta esponjoso y húmedo, pero si te cuesta mucho
introducirlo es que el suelo está seco, en este caso es el tiempo de
regar.
Otro indicador fácil, es toma un puñado
de tierra en la mano y amasarlo, si la
tierra se desmenuza, aunque sea negra,
es necesario regar.
Pero, las plantas te dirán de manera
evidente si es necesario regar, ya que
mostrarán signos de marchitez
El mejor momento del día, es al
atardecer, de esta manera el árbol
aprovechará mejor el riego.
Cantidad y frecuencia del riego.
¿Cuánta agua se debe aplicar?
Hay que tener presente, que no todas las plantas tienen las mismas
necesidades hídricas.
Como regla general, los árboles recién plantados y los jóvenes requieren
un riego más frecuente, que los árboles más viejos ya establecidos.

Como término medio, el suelo debe de quedar húmedo, a una cierta


profundidad:
- para arbustos unos 30 cm.
- césped entre 5-10 cm
- para los árboles de menos de 5 años unos 50 cm.

Es importante adaptar a los árboles progresivamente, a riegos


espaciados.

El riego excesivo, puede hacer depender a un árbol precisamente del


riego y no ser lo suficientemente resistente, como para sobrevivir a las
inclemencias normales de la zona en donde esta plantado.

Durante una sequía, la cantidad de agua para


los árboles superiores a 25 cm de diámetro, es
de 40 l/m2, por semana, debido a que estos
árboles tienen un sistema de raíces más
grande, que es capaz de retener el agua
durante más tiempo, en comparación con los
árboles pequeños y medianos.

Debes evitar el riego junto al tronco, de manera de evitar


enfermedades fungosas, por lo tanto el mejor riego, es de manera
equilibrada alrededor del ejemplar.
Respecto a la frecuencia de riego no hay una ley exacta

Las raíces se mueven hacia la humedad.

El agua se debe aplicar dentro


de la línea de goteo (la zona
radicular crítica, se muestra
entre ambos círculos).

Riegue profunda y lentamente.


Es muy conveniente a comienzo de la temporada de sequía, insertar en
el suelo una horqueta dentro de la línea de goteo, para mejorar la
capilaridad, luego aplique agua y mulch.

Los árboles, se riegan mejor con riegos espaciados, pero profundos, un


riego eficaz una vez por semana, es mucho mejor que un riego
superficial cada pocos días.

Los riegos superficiales permiten que las raíces se desarrollan más


superficialmente y por tanto, no profundizan
buscando agua (para qué, si se la estamos
dando nosotros) vuelve a los vegetales más
sensibles en caso de sequía.

El riego profundo, por otro lado, estimula a


que las raíces se desarrollen más profundo y
sean resistentes a la sequía.

Una buena manera de comenzar, es regar


toda la línea de goteo y dejar que el suelo se
seque parcialmente, antes de ponerle más
agua hasta una profundidad de 30 cm.
La cobertura orgánica ayuda a retener la
humedad del suelo, también es denominado
acolchado o mulching.
Aplicando una gruesa capa de acolchado (compost
de jardín, paja, hojas...) al pie del árbol, se
disminuye la cantidad de agua que hay que aplicar.

Un buen riego es necesario para prevenir


enfermedades.
Los árboles estresados son más vulnerables a las
enfermedades, las plagas de insectos y la muerte de
ramas. Esté alerta para detectar cualquier cosa que
parezca estar fuera de lo normal.

Regla general: mejor quedarse corto con el agua que pasarse, porque:

Las raíces se asfixian y se pudren al faltarles el oxígeno.


Arrastra nutrientes minerales en profundidad que se pierden del alcance
de las raíces. El riego excesivo lava o lixivia nitrógeno, potasio,
micronutrientes…
Salen más “malas hierbas” para aprovechar la abundancia de agua.

Estamos desperdiciando un bien escaso como es el agua.

CLUB DEL ÁRBOL DE TALCA

Publicó, Ricardo Saavedra Rojas, diciembre 2015.

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