Juan es un niño que vive con su madre y su padre en Guatemala, su padre es el
administrador de una casa grande y hermosa rodeada de flores y palmeras, tiene pavos reales que andan por el césped. Un día los padres de Juan discutieron porque el señor quería salir a tomar con sus amigos y su esposa no lo dejaba, pues no había suficiente plata, entonces el señor agarró maletas y se fue de la casa. Juan y su madre tenían que irse de aquella casa porque había que conseguir otro administrador, al no tener en donde vivir se fueron para donde su abuela, ya que ella era muy noble y le gustaba ayudar a las personas que tenían problemas. La casa estaba llena de gente porque cada que sus hijos, nietos o amigos peleaban con sus esposas le llegaban allá, la abuela les dio una pieza con una cama; todos los días la abuela salía a vender arroz con leche, así se ganaba la vida. Cada noche la madre salía con Juan a pasear por el pueblo, un día la mamá se encontró con un señor y se fueron a tomar algo. Su madre había cambiado, cada noche salía sola, hasta que un día llegó a casa muy feliz y dijo que se iba a casar con aquel señor pero que se tenía que ir sin su hijo, porque el señor quería una familia y un hijo que fuera de él, esa misma noche se fue llevándose la cama en la cual dormía Juan con su mamá, al llegar la abuela del mercado el niño le cuenta todo, al terminar de llorar le pregunta que si puede dormir con ella, y le responde que no porque los niños dan mucha pata y ella tenía que descansar, al ver que iba a comenzar a llorar otra vez, se puso a buscar unos sacos viejos y los puso al lado de la cama de ella. Al poco tiempo le enseñó a embolar y todas las tardes salía a trabajar, Juan estaba feliz porque ganaba plata y le ayudaba a su abuela, lo único que le tenia triste era ver a otros niños que iban a la escuela, un día decidió preguntarle a su abuela por qué no le mandaba a estudiar, y respondió que porque aún no tenía edad para estudiar, él dice que ya está grande pues ya tiene 7 años. Su abuela sorprendida dijo “7 años por qué no me habías dicho”, así que al otro día se fueron a la escuela a matricularse, la rectora le dijo que ya estaba muy quedado que así no podría entrar, así que sacó una hoja del periódico y la leyó y escribió lo que decía, al ver que ya iba adelante le dijo que sí podía entrar. Estaba muy feliz. Juan y su abuela salían todas las noches a pasear, un día la abuela le dijo al niño que leyera lo que decía en una fotografía que había en el pueblo, leyó: “El lugar más bonito del mundo” le preguntó a su abuela que si Guatemala era el lugar más bonito del mundo, ella respondió que el lugar más bonito del mundo podría ser cualquiera, ¿cualquiera? Si cualquiera en el que puedas llevar tu cabeza en alto y en el que te puedas mostrar orgulloso de ti mismo…