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DIFERENCIAS EN LA FORMA DE PENSAR DEL HOMBRE Y LA MUJER.

Desde el momento de la concepción es notable la diferencia entre el hombre y la


mujer, puesto que en sus cromosomas la mujer lleva XX y el hombre XY, a su vez
las hormonas también hacen de las suyas, la testosterona en ellos y los
estrógenos en ellas, es ahí donde se empieza a ver las primeras diferencias.

El cerebro humano posee características que difieren según el sexo de las


personas.

Hasta ahora se ha asumido que las mujeres tenían un alto nivel de tolerancia al
dolor, bastante más alto que el de los hombres, esto para ayudarlas a lidiar con la
agonía de dar a luz o con sus dolores menstruales. Pero el asunto es que en
realidad las mujeres sienten el dolor de una forma muy diferente.
Los hombres se circunscriben más a las tareas o pensamientos puntuales que les
compete en determinadas circunstancias específicas, a diferencia de las mujeres.
Esta cualidad les permite a ellos tener mejor capacidad para enfocarse en lo que
están haciendo e, incluso, les cuesta abandonar una tarea porque necesitan
resultados inmediatos. En este sentido superan en muchos casos a las mujeres, a
quienes les cuesta ocuparse de una sola cosa a la vez. La mujer tiende a dar más
importancia a sus emociones, porque muchas veces son ellas quienes le dictan
qué hacer ante determinadas situaciones. Por el contrario, el hombre necesita
escuchar a su mente lógica y analizar objetivamente para actuar. Su mente es
pragmática y concreta. Para los hombres el pensamiento femenino puede resultar
poco riguroso, por eso dan más importancia a la razón por sobre la emoción.

Las mujeres en cambio, las admirables y súper capaces féminas, utilizan un


proceso de pensamiento diferente que en algunos círculos es denominado
"procesamiento paralelo masivo", y que con frecuencia es confundido con la
"multihabilidad": aquel mito que dice que las mujeres pueden, al mismo tiempo,
manejar un automóvil, maquillarse, hablar - discutir - por teléfono celular y
disciplinar a los niños del asiento trasero, sin mayores complicaciones. Esto
tampoco es verdad. Las mujeres realizan a veces tareas así por una necesidad
contextual, pero sus resultados no son siempre eficientes ni repetibles. Sin
embargo, es un hecho médico el que las mujeres utilizan de manera natural
ambos hemisferios cerebrales, mientras que el hombre presenta una fuerte
inclinación a utilizar sólo el hemisferio izquierdo para la resolución de problemas.
De ahí que la mujer, al enfrentarse a una situación, no contempla sólo un enfoque,
sino muchos al mismo tiempo. Eso es el procesamiento paralelo masivo. No es
"multihabilidad", sino "multifinalidad" y les permite a las mujeres tomar en cuenta
muchos más aspectos cuando se enfrentan a una situación.

Desde chiquitos, los hombres son acción constante. Se mueven sin parar,
necesitan correr, golpear cosas, destruir, les gusta demostrarse a sí mismos su
fuerza. Las niñas, en cambio, pueden jugar más tiempo solas, con sus muñecas,
en tranquilidad, son capaces de sostener la mirada por más tiempo cuando se les
habla y parecieran aprender más rápidamente las reglas.

Ellos son más competitivos y luchadores. Desde niños, los hombres prefieren los
juegos de competencia y las niñas, los cooperativos. Tal vez la cualidad
conciliadora no les permite a ellas competir tan sencillamente, prefieren apoyarse
y evitar entrar en conflicto. Los hombres pelean más fácilmente por instinto, y
luchan por el lugar que creen merecer. Por eso suele haber tantos hombres
ocupando puestos directivos en empresas, como funcionarios públicos o en el
mundo deportivo.

Todo esto hay que tenerlo en cuenta cuando hablamos del amor en cada sexo.
Para algunos hombres el amor se convierte en una "conquista", una "tarea", un
"estado emocional", un "encuentro sexual", un "problema"... o todo lo anterior...
¡pero secuencialmente! y lo van enfrentando así, de manera secuencial. En las
mujeres puede ser todo eso al mismo tiempo. Cuando una mujer dice "nuestra
relación está en problemas" muchas veces el hombre escucha que hay una tarea
por enfrentar y pierde de vista que ella también está externando sus miedos, sin
pedirle ninguna solución a ellos. En cambio, cuando un hombre dice "nuestra
relación está en problemas", se refiere a que ve un problema concreto que debe
ser resuelto y las mujeres tienen la tendencia a creer que él está expresando sus
emociones...
Digamos quizá que el hombre está enfocado a la eficiencia (lo cual explica por qué
siempre al terminar de hacer el amor pregunta "¿te gustó?"), mientras que la mujer
está enfocada a la integralidad (y eso explicaría el por qué al terminar el acto
sexual preguntan "¿me amas?"). Si bien esto puede parecer muy simplista,
también lo es el reducir el amor a la emoción compartida o a la admiración
platónica. El amor pleno entre varón y mujer implica corporalidad, intimidad,
sexualidad. Y también emocionalidad, intelectualidad, espiritualidad. Si falta
alguna, la que sea, entonces es otra cosa, no es amor.

El lenguaje no verbal lo usamos cuando nos comunicamos con alguien, al tiempo


que hablamos, o a veces incluso sin hablar, estamos comunicando con los
movimientos de las manos, del cuerpo, las expresiones del rostro, etc.
Según los psicólogos las mujeres son mejores que los hombres para interpretar el
lenguaje no verbal, lo que delata nuestro comportamiento.
Por supuesto, toda generalización es injusta ya que cada vez encontramos más
mujeres directas y enfocadas (incapaces de realizar varias tareas a la vez) y
hombres sensibles y abiertos (inútiles al momento de resolver cuestiones
directas). Ninguna opción es mala. Es sencillamente que somos distintos y,
además, únicos. Y es en esas diferencias que cada uno encuentra maravilloso el
complemento que es la pareja.

El conocimiento de los entresijos del cerebro masculino y femenino puede ayudar,


tanto a los hombres como a las mujeres, a sentir más intimidad, compasión y
valoración mutua.
DIFERENCIAS EN LA FORMA DE PENSAR DEL HOMBRE Y LA MUJER.

ELIANA TRUJILLO CARTAGENA.

JOSE ELISEO BAICUE PEÑA.

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

SALUD OCUPACIONAL

II SEMESTRE

NEIVA – HUILA

2015

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