PORTADA

LOUSIANA REAL ISAZA

Nací en el extremo norte de la región caribe Colombiana
(Villanueva-La Guajira). Hija de Claudia Isaza Rivera y
Jorge Real Álvarez. Desde muy pequeña junto a mi madre
comenzamos a residir en Valledupar-Cesar. Cursé mi
primaria en el colegio Fundación Manuela Beltrán y mi
secundaria en la institución Educativa Alfonso López
Pumarejo. Apasionada por la lectura, el fútbol y la
fotografía.
He logrado destacarme en las áreas de la literatura y el
deporte. En 2017 recibí un reconocimiento por parte del
alcalde de la ciudad debido a mi declamación del poema
“Azul de ti” de Eduardo Carranza.
Formé parte de diferentes equipos entre los cuales destaco
la selección Cesar, Internacional f.c y Real Manantial.

Actualmente estudio enfermería en la universidad

popular del Cesar y aspiro poder culminar esta etapa
con honores.
¡CON DERECHO A
RENACER!

LOUSIANA REAL ISAZA

¡CON DERECHO A
RENACER!
Agradezco en primer lugar a
Dios que ha sido la fuente en
la que he saciado la sed de este
camino llamado vida y me ha
dado la fortaleza para
continuar con pasos lentos
pero firmes y seguros.
Agradezco a cada persona que
hasta el momento ha hecho
parte de esta historia que de
una u otra forma han sido
indispensables en esta
transformación.
Agradezco a mis amigos por
todos esos días en los que
estuvieron a mi lado dándome
alientos.
Finalmente, agradezco a la
vida porque con sus pruebas
me convirtió en quien soy hoy
día.
Para todas aquellas
personas que como yo
se dieron cuenta que
solo se vive una vez,
pero se muere muchas.
“Reímos y lloramos,
caemos nos levantamos
Disfrutamos lo bueno
aprendemos de lo malo”
-Tirone Gonzáles Orama
ÍNDICE

 CAPÍTULO 1…………………… 10

 CAPÍTULO 2……………………16

 CAPÍTULO 3……………………21

 CAPÍTULO 4…………………...31
“De la vida como una película,
tragedia, comedia y ficción”
¿Cuántas veces no hemos sentido que ya no podemos
más? ¿Cuántas veces has querido abandonar todo y
tirar la toalla? La vida no es como nos la pintan
cuando somos pequeños, no hay paraísos, ni
unicornios. No siempre vas a tener quien te motive
cuando hayas fracasado, ni tampoco quien te
recuerde que debes continuar aun cuando tus
ilusiones y fuerzas se hayan esfumado. Muchas veces
sólo te vas a tener a ti y debes darte la charla
motivacional, levantarte, sacudirte y decirte “yo
puedo con esto”, así como David derrotó a Goliat tú
tendrás que vencer cada adversidad que se te presente
por más grande que parezca.

Me llamo Charlotte y esta es mi historia o quizás mi

novela porque ha sido un transcurrir de episodios que
llevan consigo innumerables tragedias, soy la actriz
de esta telenovela llamada vida que a veces supera la
ficción…”ánimo Char, un poco más y te ganas un
Oscar” me digo a mi misma en medio de risas.

Todos me conocen como esa chica risueña y

extrovertida, aquella que nunca se queda en silencio
y siempre tiene una sonrisa en su rostro; soy esa que
siempre intenta hacer sentir bien a los demás así me
esté derrumbando. Pero, ¿alguna vez alguien se ha
llegado a preguntar la batalla en la que me encuentro
constantemente?

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No he tenido una vida fácil, me he encontrado en una
montaña rusa de emociones que en ocasiones me
hace desear tener un botón para desaparecer por
completo. Me caracterizo por la facilidad que tengo
para ponerme en el lugar de los demás e intentar
aconsejarlos de la mejor manera, algunos le llaman
empatía, yo le llamo saber sumergirse en el mundo
de otro sin ahogarse en él. Pero que difícil resulta
aplicar esto cuando se trata de mí, soy la mejor
ayudando a salir de problemas a los demás, pero si
analizas minuciosamente mi vida es un desastre…
¿ilógico no?

Por naturaleza fuimos seres creados para dar y recibir

amor, cuando nos rompen el corazón derramamos un
mar de lágrimas, nos cuestionamos a diario por qué
nos suceden estas cosas y sí, es cierto que cuesta
mucho reponerse y acostumbrarnos al hecho de que
perdimos a esa persona a la cual le entregamos una
parte de nosotros, pero, ¿existe una desilusión más
grande que aquella que viene de tu familia? NO. Yo
lo viví, desde muy pequeña aquel hombre que tenía
como mi prototipo perfecto me falló, aquel que se
suponía era el encargado de protegerme fue el
primero en abandonarme, mi padre me enseñó que si
él pudo marcharse y dejarme a la deriva cualquier
otro hombre podría hacerlo. A veces para hacer mi
historia un poco menos triste digo en tono de burla
“mis padres me hicieron con tanto amor que se acabó
el de ellos” pero lo cierto es que esto ha creado

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marcas imborrables en mí, aunque intente
disimularlo con uno que otra chiste.

No crecí con el amor de papá, él nunca entendió que

hay cosas que el dinero no puede comprar y que
muchas veces no es un billete lo que necesitamos
sino tan solo unos brazos abiertos para brindarnos
apoyo y seguridad por medio de un cálido y
reconfortante abrazo cuando nada nos sale bien o tal
vez solo nos sentimos agotados.

El tiempo fue transcurriendo, este no se detiene ni un

segundo y para mí siempre estuvo mamá. Poco a
poco se fue creando un vacío que no era fácil de
llenar, era imposible que no se me hiciera añicos el
alma cuando veía familias unidas y felices. Fue duro
tener que aceptar que no es como en los cuentos de
hadas, que no existe una varita mágica para poder
desear que todo sea tal como alguna vez lo soñamos.
Algunas veces entraba a la habitación, me llenaba de
fuerzas y en frente del espejo gritaba con enojo:
-CHARLOTTE ESTO ES LA REALIDAD, NO
TUS ESTÚPIDOS CUENTOS DE FANTASÍA.

El año tiene 365 días de los cuales no había uno en el

que lo viera o compartiéramos juntos, estaba tan

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ocupado en sus obligaciones y con su nueva familia
que se le olvidaba que tenía una hija que no había
pedido nacer, que fueron ellos que decidieron
tenerme y por lo tanto merecía recibir afecto.

En mis celebraciones y logros importantes no ha

estado, hasta el día de hoy no he podido decir “papi
estuvo”. Han pasado 17 años de mi vida en los cuales
cada 14 de septiembre cuando apago la última vela
del pastel pido el deseo de que el próximo mi padre
pueda estar, pero es cierto lo que dicen, que
necesitaré algo más que solo palabras, algo más que
solo cerrar los ojos y pedirlo.

Así han transcurrido mis días y solamente ha estado

mi mamá, ella me enseñó que no se necesita un
hombre para mantener un hogar, ha luchado y se ha
esforzado para que nunca me falte nada. A pesar de
todo ha intentado suplir esta falencia con mucho
cariño y sobreprotección, crecí teniendo todo lo que
quería y pedía en cuanto a la parte material, era
mimada y consentida lo que más adelante iba a tener
sus consecuencias.

Comencé a experimentar una etapa de rebeldía lo que

llevó a estado crítico la relación con mis padres. La
confianza y comunicación se destrozaron por
completo y empecé a ver mi hogar como el último

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lugar donde quería estar. Fue bastante fuerte para mí
empezar a escuchar comentarios despectivos e
hirientes que provenían de la única persona que había
estado conmigo, mi madre. Comenzó a compararme
de una manera egoísta con mis hermanas lo que fue
generándome un sentimiento de rencor. A veces los
padres no se dan cuenta de lo que duele y afecta todo
esto ya que ellos son los principales encargados de
destruir o construir con tan solo una palabra.

Mis días no tenían nada de especial, se encontraban

sumergidos en una completa monotonía lo que los
hacía más aburridos que de costumbre, sólo pedía día
y noche llenarme de paciencia para entender que no
todo lo podía controlar, ni cambiar.

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“Amarse a sí mismo es el comienzo de
una aventura que dura toda la vida”

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-Malditos estereotipos. Exclamé sollozando.
En el último siglo nos han vendido una imagen falsa
e irreal de lo que es considerado en la actualidad
como “bonito”, nos hacen creer que para ser
atractivos es necesario tener las medidas perfectas o
unos grandes músculos. Durante años nos hemos
vuelto títeres de los falsos estándares de belleza que
solo crean día a día miles inseguridades en el ser
humano.

El excesivo repudio que llegué alguna vez a sentir

por mi apariencia fue el resultado de una sociedad
insensible y podrida. En mi primaria sufrí de
bullying, fueron 5 años en los que recibía
diariamente insultos y comentarios peyorativos
acerca de mi cuerpo. Fui sometida a constantes
burlas y apodos que destrozaron mi autoestima. No
entendía como desde pequeños éramos capaces de
albergar sentimientos tan crueles.

Empecé a cuestionar que había de mal en mí y a

sentirme avergonzada por mi físico. Me llené de
complejos y no podía contener las lágrimas cuando
me miraba al espejo y no me gustaba lo que veía.

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A mi corta edad tuve que experimentar lo que es
caminar por un pasillo y que los demás murmullen,
lo que es sentirte rechazada por no tener el peso ideal
o peor aún, lo que es perder amistades porque nadie
quería juntarse con “la obesa Charlotte”.

Fue necesario vivir esta gran experiencia para darme

cuenta que no podía seguir dependiendo de lo que
pensaran u opinaran los demás, si tu felicidad
depende de alguien más entonces ya no es tuya. El
valor me lo daba yo. Debía aprender a aceptarme y
quererme tal como era, así, con unos kilitos demás.

Paulo Coelho nunca se equivocó cuando dijo que las

personas solo aman y respetan a los que se aman a sí
mismo. Nosotros somos los marineros de nuestro
propio barco y no es sano permitir que alguien más
tome el control sobre este porque tarde o temprano
terminaremos naufragando.

Poco a poco fui llenándome de amor propio, si, ese

que tanto me faltaba, hasta convertirme en alguien
segura y orgullosa de sí misma. Mi estado de ánimo
ya no dependía de nadie más que de mi misma, me
sequé las lágrimas y salí a comerme el mundo. En
medio de la marea fue necesario tirar el ancla para
centrarme y darme cuenta que ser fuerte era mi única
opción.

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En el instante que empiezas a definirte por lo que
piensen los demás de ti nunca lograrás ser feliz. No
tengas miedo de ser tú, ponte esa minifalda que tanto
te gusta, usa ese croptop que te encanta… ¿Y QUÉ
SI NO ERES 90-60-90? Basta con que te sientas
cómoda y satisfecha.

Enamorarse de uno es el primer secreto de la

felicidad, coloca en tu lista de prioridades el sentirse
bien contigo mismo ya que es con quien pasarás el
resto de tu vida.

Te harán sentir miserable y que no vales nada pero es

tu decisión si quieres ser como el huevo que cuando
pasa por agua caliente se vuelve fuerte o como la
zanahoria que se convierte en algo frágil y débil. El
agua caliente es la adversidad, tú decides como la
usas.

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“Yo era cenizas, tú me tocaste y volví
a arder”

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El amor indiscutiblemente es la fuerza que mueve el
mundo. Nunca sabemos en qué preciso momento
percibiremos este sentimiento, lo cierto es que a lo
largo de nuestras vidas experimentaremos diferentes
momentos y circunstancias que nos harán
cuestionarnos si realmente es capricho, deseo o
amor.

En el siglo XXI hemos distorsionado completamente

el significado de este, las caricias y el romanticismo
se encuentra en peligro de extinción; hemos
convertido la infidelidad en el pan de cada día.
Somos una sociedad tan miserable que la falacia nos
ha empezado a dominar y gobernar, inventamos
sentimientos donde no los hay, usamos mascaras
para ocultar lo que realmente somos, fingimos y
creamos falsas ilusiones mediante promesas que
nunca serán cumplidas, lo peor, es que esto lo
usamos como método para conseguir un beneficio
propio; en la mayoría de los casos es saciar placeres
vánales. Ser leal y transparente se ha vuelto un tabú
y el verdadero amor lo estamos exterminando.

Nos hemos quemado tanto la cabeza que resulta una

completa fantasía encontrar a esa persona correcta
con quien valga la pena compartir tus latidos. Es
saludable que nos acostumbremos a caminar solos, a
despertar y no tener nadie a tu lado, a dormir sin un
“buenas noches” y a no tener con quien compartir tus

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tardes. Lo cierto es que una pareja no es
indispensable y tampoco puede pasar a ser la fuente
de nuestra felicidad, depender de alguien para estar
bien es la primera forma de autodestrucción.

Estar solos no está mal, lo que sí es realmente nocivo

es aceptar menos de lo que mereces por temor a la
soledad, no permitas que el amor propio entre en
coma.

Mientras escribía esto me detuve un momento y

pensé “parece clases de ética y moral de primaria”
pero es importante recordarte lo que vales para que
en el viaje de la vida no le entregues el timón a
alguien más, sé el capitán de tu destino.

¿Alguna vez has sentido que por fin llegaste a la

estación correcta y que empezaste a comprender por
qué tantas veces te dejó el tren? Yo sí. Conocí a una
persona que de la forma más dulce fue mi trampolín
para tocar las nubes, quizás parezca cursi pero ¿quién
en su sano juicio no ha estado locamente perdido en
un par de ojos cafés?

Y si, suena loco y contradictorio pero yo era

Charlotte la niña que nunca se enamoraba, pero

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siempre llega alguien que rompe tus esquemas, te
toma de la mano y te enseña mundos ocultos en los
que nunca antes habías pensado estar. Desde el
primer instante él llenó mis días de felicidad,
encontró las llaves del cofre en el que se encontraban
olvidadas todas esas emociones, tomó los trozos de
un corazón herido por la vida y con paciencia pegó
uno a uno, aunque nunca encajaron entre sí logró
construir algo con esos pedazos y aquí me tienen, una
fanática del amor.

Las personas mágicas si existen, son aquellas que

llegan para reparar los grandes desastres. A lo largo
de mi vida había conocido innumerables personas,
cada una con un propósito diferente, pero sólo una
logró marcarme de una manera tan fuerte que el
hecho de imaginar su partida me ponía en una
inmensa melancolía.

Esta es mi historia de amor, el relato de un corazón

que le costó entender que los para siempre solo
existen en las películas.

Qué difícil es cuando encontramos en una persona el

antídoto pero también el veneno. A pesar que
diariamente me repetía que no me enamoraría y que
solo sería uno más en mi vida, no fue así. De un
momento a otro comencé a idealizarlo, defenderlo y

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preocuparme en exceso. Era capaz de llenar mis
vacíos, desaparecer mis dudas y calmar mis temores
tan solo con su presencia. Esa Charlotte que nunca se
acostumbraba a perder lo había hecho, GAME
OVER, estaba enamorada.

Él logró ponerle calma a mi tormenta y cuando más

pérdida me encontraba vagando en medio de
inseguridades se convirtió en mi faro y mi brújula
para rescatarme antes de que me hundiera
completamente.

Me sentía viviendo mi cuento de hadas, algo muy

bueno debí haber hecho para que la vida me
premiara. Por fin el universo conspiraba a mi favor,
todo marchaba perfectamente y el idilio en el que me
encontraba cada día crecía más.

Mi pasado era historia, sólo quería centrarme en mi

presente para seguir construyendo todo aquello que
anhelábamos en un futuro. Era imposible el no darse
cuenta lo bien que le hacía a mi vida, me enseñó a
ver estrellas sin necesidad de un telescopio y el café
de sus ojos fue el mismo que me quitaba el sueño.

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Gracias a él descubrí una nueva yo, me ayudó a
blindar mi corazón y a sacar mi mejor versión para
convertirme en alguien fuerte e inquebrantable.
Maduré en varios aspectos de mi vida y me enseñó a
verle el lado positivo a las cosas. Del desastre que era
hizo brotar universos.

Fuimos como niños llenándonos de ilusiones, juntos

aprendimos que no se trata de encontrar tu otra mitad
sino de hallar alguien que te complemente. Me
recordaba a diario que todo lo que me propusiera
podía lograrlo, que rendirse en medio del camino no
debía estar en mis planes y que todo lo que soñaba
podía convertirse en mi realidad si luchaba por
conseguirlo. Que gran motivación tenía.

Nos conocíamos tan bien que solo bastaba con

mirarnos fijamente para saber lo que queríamos, no
teníamos filtros al momento de contarnos las cosas,
éramos transparentes y sinceros. Viví nuevas
experiencias a su lado, lugares y momentos que sin
saberlo me iban marcando de la manera más linda.

Estaba viviendo un sueño pero llegó el momento de

despertar, por más que queramos nada es eterno y
cuando algo se rompe jamás vuelve a ser igual. Si te
quedas por costumbre en un lugar donde te
demostraron que todo acabó automáticamente te

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conviertes en un ser masoquista. Nos da miedo decir
adiós, duele soltar pero duele aún más dejarte
minimizar por alguien. ¿Por qué el ahínco de insistir
en lo que ya caducó? Nosotros mismos nos
rompemos el corazón en nuestro afán de encender
nuevamente lo que ya se apagó.

El desenlace había llegado, ya no existía un

“nosotros”, éramos “él y yo”, dos completos
desconocidos pero con recuerdos en común.
Desacostumbrarme a su presencia no resultaba
sencillo y se hacía cada vez más complejo este
proceso cuando en mi cabeza rondaban interrogantes
sin resolver, no comprendía como un día desbordas
amor y al otro ya nada funciona. No podemos nadar
en contra de la corriente ni mucho menos seguir
remando cuando el otro se quiere bajar del bote.

¿Por qué aceptar algo a medias? ¿Por qué convertirse

en conformistas? Nos permitimos recibir una
compañía mediocre por temor a dejar ir lo que ya no
es para nosotros. Caemos en el error de justificar el
hecho de que no tengamos el valor de partir. ¡YA
BASTAAAA! No vas a florecer si sigues en un lugar
donde el sol se volvió oscuridad y donde te riegan
por temporadas. El amor no se mendiga, no se ruega,
no se regatea, no se implora, ni mucho menos se
espera. Quien te va a amar lo hará sin restricciones,
no hace falta que lo ates con cadenas para que

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permanezca junto a ti. Si necesitas pedirlo entonces
ahí no es.

A la fuerza tuve que aprender la lección con alguien

que era el problema pero también la solución, me
aferré tanto en sostener aquello que ya no quería estar
que olvidé por completo que no es sano tener
recuerdos por obsesión. Fue la manera más linda que
tuvo la vida para mostrarme que a veces hay personas
que llegan para enseñarte, pero no para quedarse.

Aunque nada terminó como yo lo deseaba tengo

mucho por agradecerle, creyó en mi cuando nadie
más lo hacía, me sostuvo justo antes de caer en un
abismo, se convirtió en luz en medio de la oscuridad
y creó el arcoíris que cesó mi tormenta. Se sentó a mi
lado y me enseñó
como volver a brillar.
Fue mi amor a cuatro
estaciones, me hizo
florecer como la
primavera, logró hacer
que me sintiera cálida
y protegida como el
verano, pero con sus
actitudes me ayudó a
desprenderme como el

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otoño porque se volvió tan frío e insensible como el
mismo invierno.
La vida consiste en desprenderse y la lección que me
enseñaste fue soltar. Aunque pase el tiempo seguirá
ocupando un espacio muy importante en mí, lo
recordaré como un pequeño ángel en medio de mi
camino.
Hoy día puedo decir con certeza que nadie me
conoce mejor que él, le permití observar
minuciosamente mi esencia, mis gustos, mi manera
de ser, todo lo que amo pero también eso que me
disgusta. Sabe mi olor favorito y como disfruto
ayudar a los demás. Conoce lo feliz que me pongo
cuando suena mi canción favorita y como me encanta
el chocolate blanco. Tiene la facilidad de descubrir
cuando miento porque se sabe de memoria mis gestos
y conoce lo nerviosa que me pongo. Él podría dar
clases intensivas de mi vida y recordarme quien soy
por si algún día lo olvido. GRACIAS PORQUE SI
NO HUBIESE SIDO POR TI JAMÁS ME
HABRÍA DADO CUENTA DE ESA PERSONA
TAN FUERTE Y MARAVILLOSA QUE
ESCONDÍA AQUÍ DENTRO.

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“No me quiero curar jamás, quiero caminar con la
herida puesta. Simplemente porque no me quiero
olvidar jamás del pedazo de golpe que me di”

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“Mis cicatrices me recuerdan que mi
pasado fue real”

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“Cuando ella se transformó
en mariposa, las otras
orugas no hablaron de su
belleza, sino de lo rara
que estaba. Querían que
volviera a ser como antes,
pero ella ahora tenía
alas”

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Me hundí en una fuerte depresión, se volvía un
disparate de ideas el solo hecho de pensar en cómo
alguien que primero fue alfarero terminó siendo el
mismo que derrumbó todo lo que construyó. No
quería salir de mi habitación, me alejé de mis
amistades, sólo deseaba estar en una completa
soledad mientras en mis oídos retumbaba mi canción
favorita. La almohada y el insomnio se convirtieron
en mi mejor compañía.

¿A quién quería engañar? Yo no deseaba estar sola,

simplemente anhelaba tener junto a mí a alguien que
se había marchado. Me llenaba de impotencia el no
poder tener lo que quería, ¿capricho o amor? Lo
único cierto es que lo necesitaba conmigo.

No había día en el que no me inundara la tristeza y

corrieran infinitas lágrimas por mi rostro, me
derrumbaba poco a poco y él ni siquiera lo notaba,
después de todo no resultaba tan lindo enamorarse.

Se esfumaban mis esperanzas y el precio del silencio

estaba resultando muy caro. Necesitaba un oído que
me escuchara, un hombro en el cual pudiera
recostarme y un plácido abrazo que me reconfortara.
¡JODER, CUANTO DUELE ESTAR ROTO!, no
existía un analgésico que pudiera calmar el dolor que
sentía en el corazón.

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Tomé mi teléfono y realicé una llamada. Entre
sollozos susurré:
-Te necesito, no puedo más. Y colgué.

Transcurrieron aproximadamente 30 minutos y de

pronto escuché los gritos de mi madre los cuales me
avisaban que alguien había llegado, seguido a esto
sentí tres golpecitos en la puerta de mi habitación; me
levanté lo más rápido que pude y abrí.

-Paula: ¿Cómo va tu relación? Hace más de dos días

que no respondes mis mensajes, pensé que algo te
había disgustado de mí.
-Charlotte: Ya no existe, se ha ido para no volver
jamás.
-Paula: ¿Qué ha sucedido? No hace nada se juraban
una eternidad juntos y estoy segura que tú lo querías
mucho.
-Charlotte: No lo sé, de un momento a otro se volvió
un completo desconocido y me demostraba que
quería de todo, menos estar a mi lado.
- Paula: ¡POR DIOS AMIGA! Deja de ser ingenua
de una vez por todas, nadie que quiere realmente lo
deja de hacer de la noche a la mañana, a menos que
nunca lo haya sentido.

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-Charlotte: No sé si fue real todo lo que decía sentir
por mí, pero Pau él me lo demostraba y tú sabes lo
bien que le hizo a mi vida.
-Paula: Todos mentimos y a veces lo hacemos ver tan
real. Algunos terminan siendo los mejores actores.
Perdóname si soy un poco cruel pero no soporto verte
así y no estoy aquí para decirte lo que quieres
escuchar, sino para ser sincera.

Rompí nuevamente en llanto y ella tomó mi cabeza,

la recostó en su hombro y me susurró al oído: “Tú
pudiste, puedes y podrás”. Luego esto me desvanecí
en mi cama, deseaba que todo fuera una horrible
pesadilla y que pronto acabara.

-Paula: No vas a sanar si sigues culpándote a ti

misma por lo que pasó, es necesario que lo perdones
aunque él no te lo pida.
-Charlotte: ¿Cómo carajos me pides que lo perdone?
O es que acaso te volviste loca, me rompió el corazón
y se largó.
-Paula: Él no te rompió nada, se lo rompiste tú
porque le enseñaste lo que es amar de verdad y eso
difícilmente se encuentra. Tarde o temprano se dará
cuenta de lo que perdió porque así como él te ayudó
tanto, tú también lo hiciste. Pon de tu parte y pronto
volverás a estar como antes.

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-Charlotte: Que estupidez, todos sabemos que
cuando te parten el corazón en 1000 pedazos y te
agachas a recogerlos solo hay 999. Jamás se vuelve
a estar como antes.
-Paula: No puedes seguir toda la vida lamentándote
porque todo acabó. Existen personas que te amamos
Char, deja de centrarte en las que no.
-Charlotte: ¿Cómo dejas de amar aquello que amaste
sin querer? Yo no planeaba que esto pasara, pero
Paula él encendió todo lo que se encontraba apagado
en mí y luego todo se derrumbó como cientos de
dominós en filas, sin una maldita razón, no estaba
preparada.
-Paula: Quédate con lo bueno y recicla lo malo. Ten
presente que si algo se va es porque no era para ti, la
vida te premiará nuevamente porque las personas
como tú brillan hasta con el alma rota y no olvides
que el verdadero amor no tiene un final feliz porque
si es verdadero no tiene final y si lo tiene no será
feliz.
-Charlotte. Te quiero y gracias por venir, a pesar de
que estuve tan ausente.
Paula: No te preocupes amiga, todos hemos pasado
por eso. Char discúlpame pero debo ir a clases,
mañana vendré a levantarte de esa cama, el mundo te
necesita.

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Renacer se vuelve una completa aventura,
superarnos resulta complicado y aprender a volar con
unas alas rotas es una gran misión. Tocar fondo hace
que te fortalezcas en cada ámbito, descubres que la
vida es un viaje, no una estación y no se acaba
cuando el amor se va, te das cuenta que aún con
cicatrices hay que continuar porque el mundo no se
va a parar porque tú te sientas así. Respira profundo
y no te aturdas, empieza a trabajar en quien eres
porque tú eres tu mayor proyecto y recuerda que el
carbón es sometido a mucha presión para convertirse
en diamante.

Cuando más fuerte caen los granizos corres con la

suerte de hallar un paraguas que apacigüe las fuertes
tempestades, seres que se convierten en un prisma
para reflejar arcoíris, para algunos son amigos, para
mí son el hallazgo de una piedra valiosa y preciosa.

Eso ha sido Paula para mí. Secó mis lágrimas y con

su entrega me recordó como volar. Juntas
atravesamos este abrupto camino que resultó siendo
más fructífero de lo que alguna vez creí.

De vez en cuando es bueno sumergirnos en nuestros

procesos y dejar de acelerar los duelos, vas a sanar,
tarde o temprano lo harás, pero date tu tiempo y
extrae enseñanzas que puedan ayudar a volver a

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construirte. La frustración agota, la tristeza se vuelve
extenuante y ningún camino es satisfactorio si
estamos agotados.

Llora todo lo que sea necesario, desahógate, grita,

golpea las paredes y pon esa canción que tanto te
gusta a todo volumen. Tenía el corazón despedazado
y me faltaba una pieza fundamental, una pieza que
más nunca volveré a tener, jamás estará el
rompecabezas completo sobre la mesa. Perdí la
batalla, pero mi guerra continúa.

Sequé mis lágrimas, pinté mis labios, recogí mi

cabello y salí a sonreír, como si nunca hubiese
sufrido; justo ahí me di cuenta en lo que me estaba
convirtiendo, fui el ave fénix resurgiendo de las
cenizas.

Hoy soy una Charlotte completamente diferente, di

un giro de 360 grados; una Charlotte que no se
amilana ante nada, una Charlotte implacable y segura
de sí misma. Cada paso que doy lleva impregnada
toda la confianza que ha surgido en mí. Recolecté
cada piedra que me fue arrojada y estoy
construyendo mi propio imperio.

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Comencé a amar mi soledad y a no sentir la
necesidad de tener a alguien junto a mí, si bien es
cierto que a veces deseamos encontrar esa “media
naranja” así como coloquialmente lo conocemos, no
debemos apresurarnos porque del afán solo quedan
malas decisiones. Nadie dijo que sería fácil, pero es
necesario. Entendí que sólo dependo de mí para ser
feliz y que todo lo demás viene por añadidura.

NOTA IMPORTANTE: Si alguien te hace daño, no

malgastes tu tiempo queriendo hacerle a los demás lo
mismo o buscando vengarte, tú sé diferente y algún
día la vida te recompensará todo lo bueno que hagas.
La gente mala se destruye sola.

39
 “Los cambios son para los valientes,
los cobardes prefieren quedarse donde
están aunque no sean felices”

40
Los días que te quiebras, son los
días que te construyen.

41
El arte de estudiarse a sí mismo es la más compleja
de todas, por eso nos resulta más sencillo hablar de
la vida de los demás que la nuestra.

Sé que en algún instante de la lectura se llegaron a

preguntar ¿Quién será Charlotte?, algunos dirán que
es una amiga, otros que es una historia que escuché
y unos cuantos pensarán que es la vida de un
personaje el cual fue producto de mi invención.
ERROR. Por medio de Charlotte intenté recrear mi
vida, algunas de las pruebas que me han marcado y
me enseñaron que todo lo que nos ocurre hace parte
de nuestro crecimiento personal.

Un día cualquiera me sentía devastada, sin ánimos de

continuar y de rodillas en un piso le imploraba a Dios
que me sentía sola, que me sentía destrozada y que
no entendía el por qué me sucedía todo esto, que me
ayudara a salir de ese laberinto porque no encontraba
ninguna salida; después de terminar esa oración me
prometí a mí misma más nunca dejarme afectar tanto
de las peripecias que me sucedan.

42
No les puedo prometer que nunca van a sentirse que
no sirven para nada, no les puedo prometer que
habrán días en los que lo último en lo que pienses
será sonreír, habrán días en los que broten inmensas
cascadas de nuestros ojos; pero en eso consiste, que
a pesar de que nos inunden los problemas, las
dificultades, los corazones rotos y las frustraciones
debemos volver a surgir, porque tenemos derecho a
renacer. Nadie está exento de tropezar, pero es
obligatorio levantarse.

Uno de los momentos en los que se me hizo añicos

el corazón fue cuando se fue aquel ser que me hizo
volver a brillar, pero me reparé cuando entendía que
el amor propio es lo único que no debemos perder;
justo cuando sentimos que no podemos más, que no
volveremos a sentirnos bien, que nunca amaremos
otra vez y que el amor no vale la pena encontraremos
en medio del caos lo que estamos buscando o quizás
no, seguramente algo mucho mejor. Una persona que
está destinada a compartir junto a nosotros cicatrices
y errores porque nunca es demasiado tarde para
amar.

YO APRENDÍ A NADAR EN MEDIO DE

LA MAREA ¿Y TÚ?

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“Con derecho a renacer” es un libro que te atrapará
de principio a fin porque nos refleja cómo podemos
sobrellevar los dolores que nos rompen el alma y nos
marcan un nuevo destino, recordándonos que
nosotros mismos somos los artífices de nuestra
felicidad.
¿A quién no le han roto el corazón? ¿Quién no se ha
sentido alguna vez sólo, destruido, desilusionado,
abandonado o desolado? Son situaciones que
debemos a travesar sí o sí; acá aprenderemos como
reconstruir nuestros mundos a pesar de esos
obstáculos que la vida nos impone. Nosotros
elegimos si nos aferramos a un dolor o asumimos la
realidad.

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