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Plata o plomo:

La soberanía irrevocable de los narcotraficantes en Colombia y México

En cuanto al concepto del intercambio en el contexto de un mercado libre, Adam Smith

dijo, “It’s not from the benevolence of the butcher, the brewer, or the baker that we expect our

dinner, but from their regard to their own interest” (Smith). Esta realidad decreta la manera en la

cual funcionan los mercados en la actualidad—incluso los que reparten mercancías ilícitas. Las

fuerzas de la oferta y la demanda—fuerzas que cuentan con los intereses egoístas—alientan el

ímpetu del narcotráfico hoy en día. Marcada por la corrupción y la violencia, la influencia

política que poseen los narcotraficantes en México y Colombia amenaza la democracia y los

derechos humanos.

A fines de los 80, la cocaína comenzó a difundirse en los Estados Unidos y rápidamente

llegó a ser el narcótico más popular. Pablo Escobar era el responsable por haber establecido el

cartel de cocaína más grande, lo cual ocasionó abundante oposición por parte de los gobiernos

colombianos y estadounidenses. Harto de la huida, Pablo Escobar decidió hacer un trato con el

gobierno colombiano para evitar la extradición a los Estados Unidos. La resolución que se

coordinó exigía que Escobar cumpliera una sentencia de solo cinco años en una cárcel que él

mismo designara. Pablo Escobar mandó la construcción de lo que llamó “la Catedral”. Debido a

las amenidades tan opulentas que contenía, la prisión se conocía por los apodos “Hotel Escobar”

o “Club Medellín” (Gómez). El trato que Pablo Escobar logró establecer con el gobierno

colombiano demostró que los narcotraficantes poseían cierta soberanía que los distanciaba de la

justicia.
En México, la historia es muy parecida. En 1993, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera

había establecido un verdadero imperio transportando cocaína que originaba en Colombia a los

Estados Unidos. Junto con la administración antidroga estadounidense, la policía federal

coordinó su captura y detenimiento en una prisión de máxima seguridad en Jalisco. Dentro de la

cárcel, El Chapo Guzmán coordinó su escape exitoso, metiéndose en un carrito de lavandería. El

Chapo fue recapturado en 2014 y encarcelado en otra prisión de máxima seguridad en Altiplano

solo para escaparse de nuevo el año siguiente a través de túneles secretos (Valadez). Es

conocimiento común que estos escapes que concertó El Chapo Guzmán resultaron factibles

debido a la ayuda de las autoridades policiales y los políticos federales. Según el asunto en

México, Peñaloza dijo, “No sólo no han logrado combatir el delito, sino que, según se ilustra en

la mayoría de las notas periodísticas actuales, un gran número de personas pertenecientes a

alguna de las instituciones de seguridad pública y justicia penal se encuentra involucradas en

actividades delictivas” (7). El hecho de que el gobierno participa en el mismo delito demuestra

un problema severo para la causa de la democracia. Se supone que, en el sistema democrático,

las instituciones políticas se establecen derivando su poder del consentimiento de la misma

población. En México y Colombia, la soberanía política está en las manos de los

narcotraficantes. En vez de trabajar para el pueblo, los oficiales de seguridad pública se han

convertido en marionetas, siendo controlados por la voluntad de los narcotraficantes.

Pablo Escobar inventó el refrán, “plata o plomo”, un recordatorio imponente de la

supremacía que exigen los narcotraficantes en Colombia y México. Los narcotraficantes cumplen

constantemente con sus compromisos de recompensa (plata) o violencia (plomo) para mantener

su poder. Amenazan a las autoridades que los oponen, y al mismo tiempo ofrecen amplios pagos

para aquellos que los apoyan, haciendo que el costo de oponerlos sea demasiado alto para
rehusar (Duncan). Debido a que las barreras regulatorias que prohíben la entrada al negocio del

narcotráfico son sumamente altas, los carteles son algunas de las organizaciones más ricas del

mundo. Por lo tanto, les resulta muy factible invertir dinero para disfrutar de la ayuda de las

autoridades policiales y los políticos.

A pesar del costo inmenso que se asigna a cualquier oposición política, existen los que

atreven resistir la vivacidad de los narcotraficantes. Varios oficiales de México y Colombia se

han involucrado en la causa antidroga al juntarse con el gobierno estadounidense y la DEA

(Cardona). Con frecuencia, estas autoridades incorruptibles intentan organizar alguna oposición,

pero los narcotraficantes imponen sus medios de violencia contra el público para promover

sumisión. En cuanto a la violencia que corresponde a la guerra contra el narcotráfico, se supone

que ha ocasionado aproximadamente 45,000 muertos civiles en México y Colombia (Bowden).

En otras palabras, la estrategia de violencia que han empleado los narcotraficantes en contra del

público ha resultado en una pérdida abundante de vidas inocentes. Han sufrido incontables otras

personas debido a este gasto también, señalando un verdadero problema que la presencia del

narcotráfico en México y Colombia presenta—que los encargados no respetan los derechos

humanos. Al observar que una organización tan inhumana y cruel puede tener tanta influencia en

el gobierno y la comunidad, se puede concluir que la presencia del narcotráfico amenaza los

derechos humanos en general.

Si uno se fija en las fuerzas económicas que sustentan el narcotráfico, se da cuenta de las

razones por las que existe. La presencia del narcotráfico cuenta con la demanda de narcóticos,

ante todo la que existe en los Estados Unidos. Mientras exista dicha demanda, habrá alguien que

la satisface. Varios economistas concluyen que jamás será posible eliminar la demanda de las

drogas, así que se perpetúa el flujo de mercancías ilícitas. El problema es que la lucha contra el
narcotráfico intenta atacarlo al disminuir la oferta. Estas acciones solo sirven para incrementar el

precio de estas sustancias, lo cual motiva a que los criminales que actualmente controlan el

narcotráfico empleen cualquier método que puedan para conservar su manera de vivir. Ya que

las fuerzas antidrogas emplean tácticos como violencia o extradición para amenazar a los

narcotraficantes, los mismos criminales dan una opción de obstruir con actos de violencia o

usurpación de poder político para asegurar su riqueza. Otra solución que hasta ahora no se ha

intentado es crear un mercado libre donde los narcotraficantes no tendrían que cometer actos de

violencia ni usurpar el poder político para perpetuar su negocio. Si se legalizara el libre flujo de

drogas a los Estados Unidos, el precio se bajaría, y se comportaría como cualquier otra

mercancía que se ofrece en la actualidad. Sin embargo, otros problemas sociales, cuyas

complejidades sobrepasan el alcance de este análisis, prohíben la factibilidad de que se proponga

esta opción en el ámbito político de los Estados Unidos en la actualidad.

México y Colombia son los países que más experimentan estos efectos del narcotráfico

debido al poder que han establecido sus participantes. Personajes como El Chapo Guzmán y

Pablo Escobar han demostrado que muchos narcotraficantes mantienen una plaza que está

encima de la ley, debido a sus medios económicos. Por gran parte, los procedimientos sociales

están efectivamente dominados por la influencia de los narcos porque suelen comprar el apoyo

estatal. La huella del narcotráfico en México y Colombia presenta una clara amenaza a la

democracia y los derechos humanos. La triste realidad es que no existe ninguna solución eficaz a

estas amenazas hacia la humanidad a menos que se legalicen los narcóticos en los Estados

Unidos, lo cual promovería otra abundancia de problemas sociales.


Obras citadas

Bowden, Charles. Murder City: Ciudad Juarez and the Global Economy's New Killing Fields.

Public Affairs, 2011.

Cardona, Juan Carlos. “México y Colombia: El Narcotráfico, Más Que Un Destino Común, Un

Proyecto Común.” Intersticios: Revista Sociológica De Pensamiento Crítico, vol. 12, no.

2, 2018.

Duncan, Gustavo. “Más Que Plata o Plomo. El Poder Político Del Narcotráfico En Colombia y

México.” Íconos Revista De Ciencias Sociales, no. 55, 2016.

Gómez, Alba Nelly, et al. “La catedral y Montecasino: ¿Espacios para las memorias ciudadanas

y espejos del estado colombiano?” Boletín de antropología, vol. 28, no. 45, 2013.

Peñaloza, Pedro José. Narcotráfico, Crisis Social, Derechos Humanos y Gobernabilidad.

Editorial Porrúa, 2010.

Smith, Adam. The Wealth of Nations. Seven Treasures Publications, 2009.

Valadez, Carlos Alfonso Macías. “Menoscabo De La Confianza Social En El Sistema Penal y

Judicial Mexicano Tras Caso Chapo Guzmán.” Universidad Hankuk De Estudios

Extranjeros, vol. 35, no. 4, 2016.

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