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MAY

El concepto de organizador grupal / La Escuela Francesa de Grupos.


La Escuela Francesa de Grupos.

La Escuela Francesa de Grupos se comienza a gestar


alrededor de los años 1950, cuando las ideas de Kurt Lewin
se expanden en Francia, aportando los conceptos de
gestalt, totalidad y la definición de grupo a partir de estas
características. Las ideas de Jacobo Moreno y su aplicación
a través de las técnicas psicodramáticas también constituye
un hito importante. Otra influencia fundamental será la
teoría de Lacan, especialmente la idea de estructura y la
importancia de la relación entre las partes. Y los trabajos
de Didier Anzieu sobre la fantasmática en los grupos y los
desarrollos sobre el aparato psíquico grupal de René Kaës,
a partir de la década del sesenta y en la actualidad.

En Inglaterra, Wilfred R.Bion y S.H. Foulkes habían llegado


a la misma conclusión: concebir al grupo como totalidad,
estableciendo los conceptos de mentalidad grupal y de
matriz de relaciones, respectivamente.

En la década 1970/1980 hubo aportes relevantes de René


Kaës sobre "organizadores grupales", "cadena asociativa
grupal", "doble apoyatura del aparato psíquico grupal", "lo
negativo en los grupos", "la histeria en los grupos".

Otros grupólogos contemporáneos de esta escuela son el


italiano Angelo Bejarano (transferencia en los grupos,
1966), André Missenard (procesos identificatorios en los
fenómenos grupales, 1972), Roger Dorey (la cuestión del
fantasma en los grupos) y J.B. Pontalis (el grupo como
objeto y las fantasías inconscientes como organizadores).

Hay un autor argentino que ha ejercido una gran influencia


en la escuela francesa, especialmente en Anzieu y Kaës.
José Bleger. Su conceptualización de núcleo aglutinado y
sociabilidad sincrética es muy similar (y muy anterior) al de
mente de grupo de Bion y al de ilusión grupal de Anzieu.

El concepto de los organizadores grupales.

La importancia de trabajar todos estos complejos, densos,


conceptos centrados en las fantasías inconscientes esta
vinculado al hecho de que esas fantasías están presentes
circulando en cada grupo y que de algún modo u otro son
los que organizan el proceso grupal. Ahí la relevancia de
toda esta cuestión. Se puede distinguir en los grupos dos
niveles.

- Uno, en que los miembros están reunidos por razones


conscientes y objetivables, en un nivel racional, de
predominio intelectual y fundamentalmente "para hacer
algo" (espiritual o material).

- Otro, en el que los lazos de unión son inconscientes, no


objetivables, por lo tanto, en un nivel irracional,
inconsciente y de predominio emocional y
fundamentalmente para "constituir o sostener su identidad
(personal o profesional)".

Dice Daniel E. Schoffer Kraut:


"Todo grupo tiene una tarea a realizar, cuyo buen desarrollo
va a depender de distintos aspectos, como ser la dificultad
real que pueda entrañar su ejecución, así como los modos de
abordarla, la distribución de roles y funciones entre los
miembros, etc.

Pero, al ponerse en marcha la actividad, la situación plural


produce una circulación emocional entre los participantes,
porque moviliza emociones arcaicas familiares que van a ser
ocultadas por medio de los deslizamientos fantasmáticos.
Estos fantasmas , que son individuales, circularán y resonarán
entre los miembros del grupo, fomentando o inhibiendo la
producción según el tipo de organización interna que se
imponga en el grupo en un momento determinado."

¿Cómo se organizan los grupos en ese nivel inconsciente,


irracional, no objetivable, de predominio emocional, de
ilusión grupal (según la terminología de Anzieu)? El
primero que habla de aparato psíquico grupal es André
Missenard. Dice que el organizador psíquico inconsciente
del grupo apunta a constituir un aparato psíquico grupal a
partir del aparato psíquico individual. René Kaës es quien
hace el gran desarrollo de este concepto.

¿Cómo utiliza D. Anzieu estos conceptos para describir la


relación entre el aparato psíquico grupal y el aparato
psíquico individual. Anzieu dice que los grupos (en este
nivel inconsciente) se organizan, estructuran y funcionan
alrededor del fantasma individual. Es el principal
organizador grupal. A partir de tres conceptos que
confluyen:

a. resonancia fantasmática.

b. imago.

c. fantasmas originarios.

LA RESONANCIA FANTASMÁTICA. EL PRIMER


ORGANIZADOR GRUPAL.

1. El concepto de resonancia existe desde 1450 como


resonancia acústica (luego se lo amplia a todo tipo de
resonancia: óptica, electromagnetismo, música, etc.).
Imaginemos un piano. Uno golpea el diapasón, lo pone
cerca de otro y sin golpearlo el otro diapasón empieza a
vibrar. Y pronto el sonido se expande. Y si hay varios
diapasones la vibración se extiende a todos. Este fenómeno
depende de la longitud de brazos de cada diapasón. Cuanto
más cercana sea la longitud de brazos entre un diapasón y
otro, más fácilmente y a mayor distancia van a entrar a
vibrar por resonancia unos y otros. Es lo que ocurre con la
resonancia fantasmática en el grupo. En la medida que un
integrante presenta un fantasma cuya estructura es más o
menos cercana a los fantasmas de los demás integrantes
del grupo, con más facilidad o dificultad empezarán los
otros a vibrar en la misma longitud de onda.

2. Para llegar al concepto más amplio de resonancia


fantasmática, Anzieu hace todo un recorrido. Primero, habla
de la doble referencia. Dice que hay una relación entre los
mitos populares y las fantasías inconscientes. No hay
sociedad que no tenga mitos, leyendas, creencias, de la
misma manera que no hay individuo que no tenga
fantasmas. El fantasma le hace eco al mito. El fantasma
resuena en la medida que existe el mito, que da un sonido.
Y a su vez el mito le hace eco al fantasma. Es una
reproducción y retroalimentación constante donde es
indistinto determinar qué es lo primero y qué lo posterior. A
esto se refiere el fenómeno de la doble referencia. Los
mitos populares son desarrollos que intentan dar una
explicación a la organización política, geográfica,
cosmológica, etc. de los pueblos. Los mitos darían cuenta
de las fantasías inconscientes de los individuos que
componen una sociedad.
"Las leyendas, los cuentos infantiles que los mayores cuentan, alimentan
la vida fantasmática de los niños, dan un sustrato sobre el cual se
desarrolla la fantasía inconsciente. Y a su vez la catexis (energía)
fantasmática es lo que da a los mitos esa presencia viva, permanente, ese
impacto colectivo y afectivo que tiene el mito. Los mitos se estructuran
como una forma que tiene la sociedad de expresar esas fantasías
inconscientes de los individuos."

Marcos Bernstein.

3. El vínculo más primario interhumano es la circulación


fantasmática. Otros vínculos importantes entre los seres
humanos como las relaciones de objeto, las transferencias,
los mecanismos de proyección o introyección, etc., estarían
vacíos sin la circulación fantasmática. Serían como un
armazón vacío, sin contenido. Por ejemplo, la transferencia
no tendría realmente significación sin la presencia de la
circulación fantasmática, sin la fantasía inconsciente que
acompaña y le da contenido a la transferencia.

4. Anzieu habla de dos ilusiones:

- la ilusión tecnicista, los que piensan que si el grupo se


puede desembarazar de la dimensión fantasmática y
funcionar en un nivel puramente racional, la productividad
sería extraordinaria.

- la ilusión fantasmática. Creer que basta con desear para


realizar, que las cosas simplemente transcurran a nivel del
deseo, de la fantasía. Lo que subyace a la ilusión
fantasmática es la fantasía de ilusión utópica (estar todos
fusionados).
"En todo este desarrollo ustedes se están encontrando con algo que
conocen muy bien porque lo han vivenciado constantemente en la vida, y
su experiencia es que en los grupos se da una oposición entre los
partidarios de trabajar la temática y los que prefieren privilegiar los
afectos, es decir, esa oposición entre "intelectuales" y 'afectivos'."

Marcos Bernstein.

5. Anzieu habla de fantasmatización. Es la capacidad de


cargar con fantasías, de fantasear. Todo encuentro
despierta y moviliza los fantasmas personales de cada uno.
La fantasmatización es una actividad preconsciente que
articula representaciones de cosas, palabras, etc. La
capacidad de fantasear es uno de los rasgos más
importantes del Yo. Favorece la creatividad. En cambio, es
pobre en la inmadurez afectiva y en las neurosis.

6. El último concepto que Anzieu desarrolla antes de entrar


en el punto específico de la resonancia fantasmática, es la
afirmación que el fantasma tiene una organización grupal
interna.
"Según Freud, el fantasma individual es una escena imaginaria que se
desarrolla entre varias personas, estando el sujeto presente generalmente
a título de espectador y no de protagonista. El sujeto está presenciando
una escena. Esta escena es imaginaria, se da a nivel del mundo interno.
De esto se deriva que el fantasma tenga una organización grupal interna.
Si el sujeto está fantaseando con una escena en donde intervienen varios
personajes, se va a estructurar entonces la fantasía inconsciente en
términos de grupo. En los sueños, en los síntomas, generalmente se trata
de repetir esta escena. Las posiciones que el sujeto soñante ocupa en
esta escena o las que le hace ocupar a los personajes que intervienen en
el sueño pueden ser diferentes, pero la estructura permanece siendo la
misma."

Marcos Bernstein.

7. Luego, algunos miembros del grupo le van a servir a


otros como soportes para sus pulsiones, es decir, puntos de
identificación con los cuales un sujeto puede identificarse
con otro. En esto se basa la resonancia fantasmática, que
es el agrupamiento de algunos miembros del grupo sobre
uno de ellos, el cual les hace ver a los demás, a través de
sus palabras, de sus conductas, de actos de cualquier tipo,
sus fantasmas individuales inconscientes.

"Al ser portador de un deseo reprimido, el fantasma individual


inconsciente de un miembro del grupo puede provocar en los demás
miembros distintas reacciones. A veces provoca horror, otras
fascinación, otras indiferencia.

- Según que movilice en el otro una condena del SuperYo, va a despertar


horror.

- Si el fantasma mueve en los demás un deseo análogo o similar que


estaba latente, va a despertar fascinación.

- Y si el fantasma de uno mueve en los demás mecanismos de defensa, en


particular, los mecanismos de negación, va a despertar en el grupo
indiferencia.

Todo el discurso del grupo se puede entender como la puesta en escena


del fantasma de aquel que es el portador al cual algunos le dan la réplica,
ocupando posiciones incluidas en el escenario del portador."

Marcos Bernstein.

La escuela francesa utiliza el término portador en una


forma cercana (pero diferente) a la noción pichoniana de
portavoz.

Portavoz. Si tomamos la idea de las tres D (depositado,


depositario, depositante), los integrantes del grupo serían
los depositantes, lo depositado serían las fantasías
inconscientes de todos sobre este sujeto (portavoz) que se
hace depositario de todo eso.

Para la escuela francesa el esquema sería distinto: el


portador es este sujeto que pone sobre el escenario sus
fantasmas y emite y provoca en los demás miembros del
grupo distintas reacciones. Y si a los demás miembros del
grupo les resuena el fantasma que este sujeto está
poniendo en escena van a engancharse y van a ir a ocupar
un lugar en el escenario imaginario del portador, o que el
portador propone. ¿Cómo es posible esto? Porque los
fantasmas son universales (fantasías originarias).
"Los silenciosos que aparentemente no entran en resonancia, sin
embargo están presentes y también entran en el escenario imaginario.
Son espectadores oyentes. Y ahí, ¿qué es lo que ocurre? Están
silenciosos en la medida en que el fantasma del otro se les actualiza pero
de una manera muy especial. Se les puede actualizar por una
identificación con el deseo del otro y entonces, ¿para qué va a
hablar? No lo precisa. Se identifica totalmente con el deseo del portador
y no necesita hablar porque está totalmente expresado a través del otro.
O puede que se quede en silencio por las defensas contra ese deseo que
se ha puesto en movimiento."

Marcos Bernstein.

En los grupos, los integrantes pueden seguir dos caminos


frente a la irrupción de la fantasía inconsciente de uno de
los miembros.

- Cada integrante, o se repliega sobre sí mismo para


proteger su identidad que está amenazada y para proteger
sus fantasmas individuales inconscientes, que no se
"contamine" con el fantasma que está proponiendo el otro,
- o trata de hacer entrar a los otros en el juego de los
fantasmas individuales inconscientes.

Y el grupo puede llegar a paralizarse cuando varios


fantasmas individuales inconscientes luchan para ser el
centro del grupo y para anular a los otros fantasmas
inconscientes de los otros miembros del grupo.

La resonancia se da cuando varias personas se encuentran


y cada uno proyecta su fantasma individual inconsciente
sobre los otros y trata de hacer actuar a los otros de
acuerdo al fantasma propio. Si ello corresponde a los
fantasmas individuales de cada uno de los otros, los otros
van a jugar ese rol que le ha adjudicado el portador del
fantasma, estableciéndose de esta una tensión común. El
concepto de tensión común es fundamental, es el principio
de la resonancia fantasmática y es el principio de la
situación grupal, porque a partir de ella se van a desarrollar
todas las ideas que posteriormente culminan en el
desarrollo que hace la escuela francesa sobre el "aparato
psíquico grupal".

Es importante comprender lo que la actitud de uno


significa para los demás miembros del grupo. Las
interpretaciones que va haciendo el coordinador apuntan al
denominador común de los fantasmas individuales
inconscientes de todos los miembros del grupo, o apuntan a
las resistencias que pueden aparecer en el grupo para
establecer la tensión común.
"¿Cuáles pueden ser las resistencias que aparecen en una situación
grupal cualquiera frente a la aparición de un fantasma individual
inconsciente que trata de incorporar a los otros y establecer la tensión
común? Los silencios pueden ser una de las manifestaciones más
habituales de la resistencia. O cuando aparecen chistes, bromas, que son
a veces descalificatorias o simplemente tratan de desplazar el foco de la
atención, o hacer como que lo que se trajo no es algo serio (es un
chiste)."

Marcos Bernstein.

En las instituciones, empresas, etc., un fantasma


individual inconsciente, cuando se lo institucionaliza, ejerce
un efecto muy duradero. Tomemos el ejemplo de nosotros
mismos. La figura de Pichon está siempre presente y está
recargada de contenidos fantasmales inconscientes de todo
tipo. En las instituciones el efecto del fantasma es muy
duradero.

Pero en los grupos, no. ¿Por qué? Por las


incompatibilidades (en el sentido que un fantasma
individual que presenta algo en el grupo no siempre
encuentra resonancia en los demás, sino incompatibilidad)
y por las revindicaciones que cada uno propone para su
propio fantasma (cada uno reivindica su derecho a ocupar
él un lugar central en el escenario fantasmático).

Cuando no se fusiona el grupo con el fantasma individual


que presenta uno de los miembros, significa que ha
fracasado en ese momento la resonancia fantasmática, los
fantasmas individuales de los demás integrantes no entran
a vibrar, no se despliegan en la escena propuesta por este,
no ocupan roles o lugares en esa escena.

¿Qué pasa entonces? Fracasa la resonancia fantasmática y


la ilusión grupal de fusión y aparece otro fantasma que es
muy común en los grupos, el fantasma de la locura, la
fantasía de la dispersión, de que el grupo se disuelve, se
separa, no existe más como grupo.

Resumen: Predominio de lo isomórfico.

Al comienzo de la formación del grupo, cuando para


defenderse del peligro de pérdida de su individualidad, los
miembros se fusionan indiscriminadamente, en lo que
Anzieu llama ilusión grupal, la creencia inconsciente de
cada miembro es que el aparato psíquico grupal (los
procesos psíquicos del grupo), funcionan de manera
idéntica a como funciona el aparato psíquico individual.
Esto se confirma por el hecho de que los miembros se
cohesionan alrededor de un elemento psíquico de cada uno
de los otros (la fantasía individual) ocasionando el
fenómeno de la resonancia fantasmática (primer
organizador grupal). El sentimiento de bienestar por
pertenecer al grupo, que experimenta el aparato psíquico
de un miembro, le hace creer que todos sienten el mismo
bienestar y que no hay ninguna fisura o separación
emocional entre ellos. Este tipo de relación no permite la
individuación. Esto es lo que pasa en la familia psicótica.
Ahí se da una tendencia a la isomorfia (no se discrimina
quién es quién, ni se diferencia mundo interno del mundo
externo, o unos de otros). Se apunta a la igualdad total de
todos los miembros del grupo. No pueden diferenciarse ni
discriminarse y remite a la ilusión grupal de la fusión.
La imago. Segundo organizador grupal.

Cuando un fantasma individual inconsciente de uno de los


miembros se hace centro de atracción en forma
permanente, obstaculiza la circulación de los otros
fantasmas que no entraron en resonancia con él. Por lo
tanto, la prevalencia constante de un fantasma no es
soportada por el grupo y el grupo vuelve a la deriva. ¿Por
qué a la deriva? Porque la resonancia fantasmática era el
primer organizador grupal. Si este falla es preciso encontrar
otro organizador. Ese segundo organizador es la imago.

Wilfred Rupert Bion, un psiquiatra inglés que trabajó en la


Segunda Guerra Mundial con grupos operativos, desarrolló
a través de su teoría de los supuestos básicos, la
concepción freudiana de la imago. Para Bion los grupos
pueden organizarse a través de una realidad psíquica
transindividual, o sea, de la interacción que se da entre los
integrantes y que no es un fantasma individual inconsciente
sino la imago del jefe lo que asegura el vínculo grupal. Acá
es donde Bion desarrolla el concepto freudiano de imago. El
concepto freudiano de imago gira alrededor de la imagen
del jefe como organizador del grupo. Lo desarrolla en
Totem y Tabú. Dice que la horda primitiva formaba clanes
en los cuales existía un jefe cuya figura era fundante para
la estructuración de todo ese gran grupo.

En esa línea, llamamos imago a ciertas imágenes


prototípicas inconscientes que porta cada sujeto. Son ellas:

- la imago materna.

- la imago paterna.

- la imago fraterna.

Imago es una palabra que resulta de la contracción de


"imitago", vocablo latino que significa "imitar". Dice el
Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis:
"Prototipo inconsciente de personajes que orienta efectivamente la forma
en que el sujeto aprehende a los demás; se elabora a partir de las
primeras relaciones intersubjetivas reales y fantaseadas con el
ambiente familiar."

- El fantasma individual es una representación de acción,


una escena.

- En cambio, la imago (segundo organizador grupal) es


una representación de instancias psíquicas orientadoras del
Yo.

- El fantasma se construye durante el desarrollo psíquico


del individuo.

- En cambio, la imago se constituye durante el desarrollo


de la especie (Freud) y preexiste desde el nacimiento. De
ahí el carácter universal que Freud da a las imago.

Bion llama a la imago "supuestos básicos" (creencias


defensivas).

Dice Mignon Rousseau:


"(...) Este nivel de actividad mental puede ser entendido como el
continente de tres tipos de "creencias" defensivas, o "supuestos
básicos", que de un modo inconsciente, espontáneo y anónimo son
creadas, sustentadas y compartidas por un conjunto de personas que
están en igual estado de regresión.

Estos supuestos básicos constituyen estructuras defensivas


utilizadas como respuestas o líneas de conducta posibles
frente a las ansiedades primarias o arcaicas,
desencadenadas a partir del ingreso, la pertenencia, la
interacción o la finalización virtual o real de un grupo.

El estar en grupos, re-actualiza las primeras experiencias


de fusión-discriminación, encuentro-separación,
individuación-masificación, así como la pérdida de la
cápsula dual primitiva, la inclusión de la triangularidad
edípica y el dolor por la aprehensión de las realidades
interna y externa, dando lugar así a la eclosión de intensos
torrentes emocionales que pueden obstaculizar la actividad
psíquica necesaria para la realización de la tarea propuesta
racionalmente.
Cuando ello sucede, estos supuestos básicos, o creencias
defensivas, penetran como una cuña en la actividad mental
del grupo de trabajo, la que resulta atacada al ver
interrumpida su acción (p.ej., dejar de pensar esperando
recibir una solución 'mágica').

Estos supuestos básicos, denominados de dependencia, de


ataque-fuga y de apareamiento, aparecen en forma
alternada y de acuerdo a modelos secuenciales dispares."

El deseo del grupo de depender de un jefe justo,


poderoso, fuerte, que pueda contener las ansiedades del
grupo, que les de protección y cuidado. Este supuesto
básico, si se lo compara con el concepto de imago de
Freud, correspondería a la imago del padre bueno. Es lo
que sucede en el grupo cuando se despliega ese deseo de
establecer una relación de dependencia con el líder grupal.

La escena que subyace a este supuesto básico se


estructura en función de una figura central, un líder, de
quien depende el resto del grupo. En lo manifiesto, el líder
suministra a su base social algo que satisface una
necesidad grupal, por ejemplo, información teórica; los
integrantes concentran sobre el líder su demanda y el
diagrama grupal adopta una configuración fuertemente
radial:

1. Supuesto básico de dependencia (o la fórmula de


la deidad y sus creyentes).

El grupo demanda al líder. El líder suministra al grupo.

En lo latente, por su parte, se estructura una escena


inconsciente de la que todos participan: el líder personifica
la imago del padre bueno; este suministra amor a un
conjunto de infantes que demandan satisfacción inmediata
y plena.

Cuando decimos padre bueno, no estamos hablando de un


valor absoluto sino de lo que para ese grupo significa
bondad. Puede, por ejemplo, tratarse del jefe de una banda
delictiva, donde la bondad puesta en juego está en función
de los valores internos del grupo.

El supuesto básico de dependencia puede ser rastreado


prácticamente en todos los grupos, pudiendo este padre ser
una figura interna, externa, o de borde, como son los casos
del líder emergente, el conductor de masas o el coordinador
respectivamente.

En Psicología de las masas y análisis del Yo, Freud aborda


el segundo caso. Considera al líder de masas como alguien
cuyas condiciones personales ubican en un lugar tomado
como el del Ideal del Yo por cada uno de los integrantes de
la base. Entre estos distintos yoes, previamente aislados en
el defensa de la propia individualidad, se establece un lazo
de hermandad en función de la adoración del líder, tomado
como modelo de identificación.

Distintos autores plantean que las religiones se fundan


sobre la base del supuesto de dependencia. El propio Freud
, al explicar la conducta adulta en relación a improntas
infantiles, opina que los movimientos de fe tienen una
raigambre en la dupla niño-padre puesta en acto en el
vínculo entre el creyente y su Dios.

La estructura del supuesto de dependencia facilita por su


universalidad el manejo que no sólo desde lo religioso, sino
también desde lo político, lo económico o lo militar, puede
ejercerse sobre pequeñas o vastas porciones de la
sociedad.

Del padre bueno, personaje supuestamente omnipotente,


se espera todo: alimento, amor, alimento, información,
contención, seguridad, la solución de todos los problemas,
la satisfacción de toda necesidad.

Así como para Freud el líder ocupa un lugar central en


virtud de su propia personalidad, de acuerdo a la visión de
Bion, es un producto grupal. Para Pichon, en cambio, se
conjugan ambas instancias: su verticalidad (lo personal, lo
propio del sujeto) y la horizontalidad (la necesidad grupal).
Como en la constitución de todo rol, hay allí tanto una
asunción como una adjudicación.

Debemos agregar, a propósito de la visión pichoniana, que


si bien existen momentos grupales en los que la
emergencia de un líder se hace necesaria, cuando el grupo
efectivamente trabaja, el líder es la tarea.

En el supuesto básico de dependencia predomina la


oralidad, ya que se trata de una estructura cimentada en el
modelo alimentario. Todo aquello que el líder suministra
metaforiza el alimento y esto lo podemos ver en la
estructura que subyace a una clase teórica tradicional,
donde alguien investido de un saber vierte, como en un
sistema de vasos comunicantes (uno lleno y otros vacíos)
un caudal de conocimientos en los integrantes de una masa
ávida de información.

Cuando en los grupos la demanda al líder obtiene


respuesta bajo la forma de algún tipo de suministro,
predomina entre los integrantes un silencio al que
llamamos "nutricio", donde campean la incorporación y la
elaboración.

Esta oralidad puesta en juego es de succión, aunque no


tarda en instalarse la oralidad canibalística, en que los
integrantes intentan vaciar al líder. Es posible que lo logren
si el personaje central no hace un manejo adecuado de la
dinámica demanda-suministro. En ese caso, se instala un
clima depresivo donde la fantasía reinante es de decepción,
por cuanto se comprueba que el líder no dio lo que de él se
esperaba.

Este quiebre de expectativas y resultados conduce al


derrocamiento del líder; dado que la adjudicación de
omnipotencia choca contra una realidad humana, la
idealización original deriva por lo general en la denigración
y la destitución.
"El supuesto básico de dependencia es la creencia, compartida
inconscientemente por los miembros del grupo, de que alguien (el
coordinador) posee la clave del problema que los individuos
componentes del conjunto necesitan resolver.
Una vez establecida esta "creencia", el hecho fenomenológico es
sencillo de describir: alguien tiene un objeto idealizado y otros lo anhelan
y necesitan. Deseo y derecho son sinonimizados y por lo tanto la única
vía de resolución del problema es la de recibir la solución ya existente
pero detentada por alguien que la posee cuando en realidad debería
entregarla.

El grupo se ha reunido para algo así como un "acto de transmisión de un


bien valioso", que si se cumple como corresponde daría por finalizada su
tarea.

Si el poseedor del objeto valioso comparte la misma creencia -es decir,


deviene él mismo un sujeto en igual estado de regresión que el resto-
experimentará admiración y placer ante su propio potencial y
benévolamente satisfacerá la demanda del grupo, quizás no regalándole
el objeto pero permitiéndole su "usufructo", convirtiéndose así en "líder
de la resistencia", ya que favorecerá la satisfacción de la tendencia
defensiva y regresiva (dependencia infantil), en lugar de estimular la
tendencia progresiva (dependencia madura).

La dependencia infantil devora igualmente a coordinador y coordinados,


sujetos-sujetados a un mismo vaivén. La idealización del objeto genera
envidia, odio y voracidad, dando lugar a la aparición de sentimientos de
culpa por vaciar al objeto y, consecuentemente, a la emergencia de
ansiedad depresiva y baja autoestima.

El objeto carenciado (por ende, denigrado primero y persecutorio


después) se halla en posesión de uno de los polos de la fórmula -los
miembros del grupo-, lo que, a la corta o a la larga hace insostenible la
situación."

M.R.

2. Supuesto básico de ataque y fuga (o la fórmula del


general y sus huestes).

La segunda instancia estructurante que Bion postula no se


fundamenta en la faz positiva del amor, sino en la
amenaza. Frente a un peligro, el grupo tiene dos opciones:
atacar o huir

La imago principal que aquí se instala es también la


paterna, pero en lo que remite al padre terrible.

El clima es de hostilidad, de desconfianza, de


resentimiento. Los miedos básicos -también llamados
ansiedades básicas o ansiedades psicóticas- de los que
habla Pichon, a la pérdida y al ataque, están presentes. Así
como en el supuesto básico de dependencia predomina la
sensación de ser el mejor grupo y si hubiese un enemigo
este se localizaría afuera, en el de ataque y fuga hay un
enemigo interno.

El rol principal ligado a este tipo de grupos es el de chivo


emisario, con frecuencia asociado a un enemigo externo
que por su intermedio ha establecido una especie de quinta
columna. Cuando Sartre analiza lo grupal en el marco de la
Revolución Francesa, lo dice claramente: "un grupo
necesita, en ciertas ocasiones, de un enemigo afuera y un
sospechoso adentro". Este "necesitar" remite a una
coincidencia importante con Pichon: los roles son
funcionales y situacionales, están al servicio de necesidades
grupales concretas.

Este supuesto básico puede servir a la manipulación de las


personas cuando de Poder se trata. En la Alemania de la
década del 30 el Estado y la sociedad se estructuraron
alrededor de este supuesto de ataque y fuga en
concordancia con el supuesto de dependencia: en un corte,
gran parte de la masa se ligaba en torno a un líder
carismático (Hitler) que encarnaba ciertos ideales de raza y
nacionalidad; en otro, una minoría (judíos) era depositaria
de los males que -precisamente- separaban a la comunidad
de esos ideales y por lo tanto debía ser destruida. En este
caso, la condición de chivo emisario deja lugar a la de chivo
expiatorio, que supone no sólo la segregación sino también
la muerte.
"El supuesto básico de ataque y fuga organiza la creencia inconsciente
del grupo de que el logro de la solución a sus problemas se dará en la
medida en que puedan evitar un peligro cierto proveniente de un objeto
persecutorio -interno o externo al grupo- al que deberán enfrentar,
atacando o huyendo, liderados por el coordinador.

La solución anhelada se presenta como un botín de guerra del que hay


que apropiarse primero y resguardar después. Puede estar en las manos
del general y sus huestes enfrentados conjuntamente a un enemigo
interno o externo, concreto o abstracto, o bien una parte del grupo puede
haberlo arrebatado en detrimento de los demás.
La ansiedad desencadenada es de tipo persecutorio y el arsenal se
completa con los mecanismos más arcaicos del sistema defensivo,
estratégicamente organizados por el miembro que asuma el liderazgo
resistencial que satisfaga la consigna bélica de atacar o huir."
M.R.

3. El supuesto básico de apareamiento (o la fórmula


de acoplarse y esperar).

"El supuesto de apareamiento o emparejamiento implica la creencia de


que el objeto salvador aún debe ser creado y que esta actividad será
tomada a cargo de dos miembros voluntarios del grupo que facilitarán así
el descanso de los demás.

La creencia de que la solución anhelada, completa y perpetua,


aparecerá en cualquier momento, permite la esperanza confiada, la no
consecución de la tarea y la no confrontación con la realidad, puesto que
justamente se trata de algo que nunca habrá acaecido y no podrá ser por
lo tanto evaluado, sino que siempre estará por acaecer y resultará hasta
que aparezca, "no imputable" de fracaso o equivocación.

Habrá por lo tanto una pareja (de igual o distinto sexo) encargada del
proceso de producción a partir de una cópula fecunda, siendo el resto del
grupo un conjunto de personas designadas herederas, beneficiarios y
usufructuantes del producto final, el que será debidamente distribuido
para su posterior consumición."
M.R.

Las estructuras universales de Anzieu.

En los grupos se instalan ansiedades que distintos autores


bautizan de diversas maneras. Para Pichon se trata de
ansiedades básicas o miedos básicos. Melanie Klein prefiere
llamarlas ansiedades psicóticas, lo que no debe ser
entendido en sentido patológico, sino que alude a lo
regresivo, a lo más arcaico e infantil que subsiste en cada
uno de nosotros y que ciertas situaciones grupales
potencian.

Con el propósito inconsciente de conjurar, de controlar


esas ansiedades, los individuos ponen en común
estructuras defensivas que toman cuerpo en los grupos.
Para Bion, tales estructuras adoptan configuraciones a las
que llamó "supuestos básicos". Para Anzieu, en cambio, las
estructuras defensivas que se instalan (que en ciertos
aspectos coinciden con las de Bion) son seis:

1. El grupo ilusión.

Es el grupo que se considera a si mismo perfecto. La


ilusión grupal es la del grupo ideal, y tal ideal ha sido ya
logrado en la fantasía de sus miembros. Aparece como polo
de bondad respecto de otro grupo o del afuera genérico.

Es frecuente observar esta estructura cuando, por


ejemplo, un equipo de fútbol gana un campeonato:
predomina el "somos los mejores", toda falla es negada,
toda contradicción es ignorada. Los integrantes viven a este
grupo como lugar paradisíaco, cuyos valores es preciso
defender a toda costa.

2. El grupo boca.

Para esta estructura el grupo se comporta como una gran


boca. La demanda es muy elevada y predomina el modelo
alimentario. En el marco de la regresión que este fantasma
propone, prevalece la oralidad en sus modalidades de
succión y canibalística. Esto conlleva una ambivalencia: en
el grupo hay fantasías de satisfacción alimentaria,
metaforizada en información, afecto, etc., pero también de
destrucción: los integrantes podrían ser devorados.

Puede observarse una cierta coincidencia con el supuesto


básico de dependencia, donde Bion plantea la demanda y el
vaciamiento del líder.

3. El fantasma de rotura.

En alguna medida esta estructura es la antítesis del grupo


ilusión, porque circula una fantasía de despedazamiento, de
fractura grupal. Es el caso del surgimiento de dos líderes
antagónicos, que mientras discuten instalan lo que se llama
"sesgo".
El temor que surge es el de la ruptura entre ambos líderes
y el paso de sesgo a "cisma".

Se trata de un fantasma recurrente en grupos


institucionalizados como los partidos políticos y las
congregaciones religiosas. Cuando décadas atrás el
radicalismo difundía la consigna "que se doble, pero que no
se rompa", cundía en sus filas el terror por la fractura, en
virtud del enfrentamiento diametral entre sus líderes. En
los hechos, tal fantasma se hizo realidad más de una vez.

Grandes movimientos religiosos han sufrido cismas


históricos cuando líderes notables plantearon discrepancias
dogmáticas o pragmáticas, fundándose nuevos cultos de
masas y también una infinidad de pequeñas sectas, a veces
con sutiles diferencias respecto del tronco original.

4. El grupo máquina.

Se trata del grupo que funciona a la perfección, pero el


acento está puesto en la eficiencia y en la producción. Es
cuando sus integrantes dicen "este grupo es un relojito". El
grupo ilusión, también vivido como perfecto, carece de los
componentes de la máquina y de hecho puede no
plantearse producción alguna.

Pero en el grupo máquina la exigencia imperante tiene un


doble efecto: sus integrantes pueden por momentos vivirlo
como una instancia de progreso y eficacia, como vehículo
de éxito personal y grupal, pero también circula la fantasía
de ser tragado por mecanismos que se comportan como
autónomos y hasta como autómatas.

La película Tiempos Modernos, paradigma de obra de arte


al servicio de la comunidad, para Pichon, es
suficientemente explícita a este respecto: vemos allí a
Chaplin convertido en operario robotizado por las
exigencias de una línea de producción, cuando no
succionado por la maquinaria y formando parte de sus
engranajes.
5. El grupo organismo.

En este caso, la fantasía reinante asimila al grupo a una


entidad viviente donde los integrantes son miembros u
órganos. La deserción de un integrante es vivida como una
mutilación, como una amputación.

En cierto modo, hay similitudes con el grupo máquina ya


que en la fantasía circulante hay toda una mecánica de
interacción donde los efectos o la información metaforizan
fluidos nutrientes o detritus.

Es común detectar roles asimilables a partes de un ser


vivo: el cerebro de una banda, el corazón del equipo, el
nervio de la empresa, la mano derecha del jefe, la cabeza
de la familia. Circula una fantasía de simbiosis y suelen
encontrarse referencias al nacimiento, el crecimiento y la
muerte del grupo, como así también la reproducción de
funciones (el semillero).

6. El fantasma de la muerte del padre.

Anzieu reflexionó sobre el fantasma de la muerte del


padre con motivo de una consulta institucional. En una
ocasión es convocado por una familia, todos abocados a
tareas concretas en una fábrica propia.

Frente a la muerte del padre, cabeza de la empresa, un


esquema de dependencia -imago de padre bueno, diría
Bion- se derrumba y la amenaza de caos generalizado se
apropia de los integrantes.

A diferencia del mito de la horda primitiva en que el padre


terrible es matado por los hijos y canibalizado en la comida
totémica -como consecuencia de lo cual los hijos, lejos de
poder ejercer libremente su sexualidad incorporan la ley
que prohibe el incesto-, en esta estructura era el padre
bueno quien daba sentido al grupo; al morir, cunde la
amenaza de desmembramiento por cuanto los lazos que
unían a la familia convergían en la figura paterna. Vemos
aquí el deslizamiento de los afectos sobre los vínculos
funcionales de una empresa.

La muerte de un líder religioso, político o filosófico, puede


desatar este fantasma entre una masa antes cohesionada y
ahora al borde de la desintegración.

Una estructura se caracteriza por la existencia de partes y


de nexos funcionales entre ellas, por la consecuente
dependencia entre los elementos y entre esos elementos y
el todo, por la existencia de un plus más allá de la
sumatoria de las partes, por la modificación del todo a
partir de cambios en cualquier elemento. Por ello, frente a
la desaparición de la parte más importante sólo cabe
esperar -como fantasía, al menos-, el desmoronamiento de
todo el sistema.

Resumen. Equilibrio entre lo isomórfico y lo


homomórfico.

A medida que avanza el proceso de grupalización, la


relación de "identidad" entre los aparatos psíquicos
individuales y el aparato psíquico grupal va virando hacia
una creencia inconsciente que podría ser expresada por un
miembro (estamos hablando de procesos inconscientes)
como: "Somos todos parecidísimos, casi idénticos, pero
Fulano y Mengano son un poco más...y yo me siento un
poco menos que..."

Esta situación de relativo equilibrio entre la isomorfia y la


homomorfia (, entre el aparato psíquico individual y el
aparato psíquico grupal, corresponde a la etapa en que el
grupo se cohesiona a través de las imagos (segundo
organizador grupal), que constituyen estructuras psíquicas
de mayor nivel de complejización y que, al ser transmitidas
por la especie, brindan un telón de fondo "común" al grupo
que les asegura una cierta posibilidad de diferenciarse entre
sí sin tanto peligro de desintegrarse como grupo. Pero esta
posibilidad es aún débil y el peligro subsiste, aunque
aminorado.
Fantasías originarias. Tercer organizador grupal.

Estos supuestos básicos cubren otras fantasías mucho


más primitivas, primarias, arcaicas. El tercer organizador.
El primero era la resonancia fantasmática, el segundo son
las imago, que son los supuestos básicos de Bion, y el
tercero son los fantasmas originarios.

Las imago no son las únicas representaciones


inconscientes que son comunes a los hombres, hay otras
que también son universales. Entre estas fantasías
inconscientes universales algunas son comunes porque
responden a las cuestiones que los niños se plantean desde
muy pequeños y que están referidas a los orígenes. Desde
niños todos nos hemos planteado esas preguntas referidas
a ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿cómo es que
estamos en el mundo?

En la dinámica de los grupos cuando la resonancia


fantasmática no se despliega totalmente sino que es
limitada tanto en el número de resonancias como en la
duración de cada una, entra a funcionar el segundo
organizador que son las imago. Cuando las imago traen
dificultades al grupo, cuando la imago buena se convierte
en imago mala, apareciendo fantasías persecutorias, se
vuelve a aquellos fantasmas inconscientes que son
semejantes en todos los seres humanos.

1. origen de los individuos. A través de las fantasías


de la escena primaria (se refiere a la fantasía del niño, a la
imago de los padres acoplados permanentemente en un
coito ininterrumpido), vida intrauterina y fantasía de fusión.
La imago de los padres acoplados apunta a la indivisión, lo
mismo que el fantasma de vida intrauterina. Y la indivisión
¿con qué esta relacionado? Con la isomorfia, con la
tendencia mas regresiva de los grupos: formar una masa
indiscriminada (fusión).

2. origen de la sexualidad. A través de las fantasías


de seducción y exclusión. La fantasía que experimenta el
niño es explicada como efecto de las seducción ejercida
sobre él por el objeto de su deseo; en este caso podría
estar referido específicamente a la relación con algunos de
los padres.

3. origen de la diferencia de los sexos. A través


de las fantasías de castración y diferencia. El niño imagina
un solo sexo, que sería el masculino. La presencia
(ausencia) del pene, define al hombre o mujer.
"El origen de la fantasía está ubicado en el momento en que las pulsiones
sexuales se separan de las pulsiones de autoconservación que les sirven
de apuntalamiento. En un primer momento el pecho satisface una pulsión
de autoconservación a la que pronto se le adosa una pulsión libidinal; el
pecho resulta así objeto de alimentación y de placer. Con la deflexión de
las pulsiones, el pecho que satisface la necesidad de nutrición queda
afuera y se internaliza el pecho libidinal, instaurándose la etapa
autoerótica.

El nacimiento del psiquismo coincide así con el de la fantasía. Se trata de


un momento fundante dado que la sexualidad surge del encuentro con el
objeto (seducción), la experiencia de frustración da origen a la
experiencia de la alteridad del otro, que en un principio era parte del self
(castración), y la fusión será reconstruida después a partir de la
seducción y la castración, es decir, una vez producida la separación."

Agrega Mignon Rousseau:

"La fantasía originaria sólo se expresa por intermedio de una fantasía


secundaria que permite inferirla. Lo que equivale decir que a toda fantasía
secundaria subyace, en última instancia, una fantasía de origen. La
fantasía secundaria inconsciente es susceptible de devenir consciente, a
través de la interpretación.

El fantasma aparece en el grupo a través de un discurso de múltiples


voces, por la inducción o resonancia que suscita en los demás miembros.
Posee una causalidad circular de tal modo que el inductor es al mismo
tiempo un inducido, puesto que toda esta dramática fantasmática se
ejercerá a través de la estructura de roles, o sea, el interjuego de ofertas
y demandas de los mismos."

Los fantasmas originarios tienen su equivalente en


situaciones grupales. Dice Marcos Bernstein:
"El fantasma de escena primaria, en el grupo, es muy claro. Es la
situación triangular, pero no en términos edípicos, sino de la trilogía;
coordinador-observador-grupo. Sin embargo esta ubicación es
absolutamente aleatoria, y no representa para nada predominancia,
prevalencia, o exclusión sino que cualquiera de estos términos puede
estar ubicado en cualquiera de los vértices del triángulo.

Cuando estos tres elementos entran a jugar hay uno que queda afuera. El
enfrentamiento con estos fantasmas es un riesgo que se debe vivir
siempre. Entonces, a veces, se establece una relación coordinador-
observador en la que el grupo puede sentirse excluido, por ejemplo, en la
medida que el coordinador y el observador se reúnen afuera del grupo
para elaborar la temática que se ha desarrollado, la dinámica, etc. Pero
hay veces en que, en la dinámica del grupo, se dan situaciones en la que
puede ocurrir que el coordinador establezca un vínculo muy catextizado
con el grupo y deje excluido o afuera al observador, y que éste se sienta
entonces excluido de la relación intensa que está teniendo el coordinador
con el grupo. Esto se ve potenciado sobre todo cuando el observador no
puede participar verbalmente y los fantasmas de exclusión pueden
aparecer en el observador.

Puede establecerse un nexo muy fuerte entre el grupo y el observador.


Son situaciones en las que, fuera de las reuniones de grupo, el
observador establece un diálogo con los miembros del grupo, y es un
diálogo que por lo general queda oculto al coordinador, oculto tanto por
el observador como por el grupo, quedando el observador excluido.
Entonces se puede establecer un secreto grupal."

Resumen: Predominio de lo homomórfico.

Al seguir avanzando el proceso de grupalización, los


miembros se cohesionarán alrededor de elementos que
todos han sentido y tienen. Hay por lo tanto un "plafond"
seguro, en cuanto a elemento en común, que los "apoya"
como para que puedan mostrar las diferencias en el
aparato psíquico individual que tiene cada miembro con
respecto al aparato psíquico grupal , o sea, con respecto al
aparato psíquico individual de cada uno de los otros y al de
todos, considerados como una unidad, el aparato psíquico
grupal.

El elemento cohesionador serán en esta etapa las


protofantasías o fantasías originarias (tercer organizador
grupal), donde podemos hablar ya de una clara situación de
homomorfia entre el aparato psíquico individual de los
miembros y el aparato psíquico grupal del agrupamiento.

El resultado de este proceso es la construcción de un


nuevo aparato psíquico que se construye grupalmente y
que es diferenciado de los aparatos psíquicos individuales
de cada uno de los integrantes. Es un proceso en el que no
se busca la identidad completa entre aparato psíquico
grupal y aparato psíquico individual, como se lo hacía en la
isomorfia. En la homomorfia hay un des-sujetamiento de la
persona en el grupo, o sea, no queda sujetado al grupo
sino que el sujeto se puede individuar. Se da una movilidad
de roles, de lugares, complementariedad, antagonismos,
etc. Y todo esto le permite al grupo establecer nuevas
relaciones entre los integrantes, diferenciándose entre sí,
sistemas de interacción más abiertos, una apropiación
activa de la realidad y un registro simbólico de la
diferenciación, de los roles y de las tareas.

El concepto de desorganizador grupal. Las fantasías


inconscientes tanto en el individuo como en el grupo
pueden ser un desorganizador. ¿De qué depende? Del
grado de angustia que produzcan. Las angustias
desorganizadoras para el grupo son las ansiedades
paranoides y las ansiedades depresivas, que son las que
corresponden al miedo al ataque y el miedo a la pérdida.
Según el grado de angustia que esto produzca y según
cómo se maneje puede tener un efecto desorganizador.

El encuadre constituye la defensa más estable contra


estas situaciones desorganizadoras. El coordinador puede
ayudar a los participantes a resolver las fantasías que sean
desorganizadoras, pero no le puede imponer al grupo una
fantasía organizadora que les garantice la cohesión. Puede
ayudarlos a desprenderse de las desorganizadoras, pero no
les puede imponer una que sea organizadora. Sólo puede
mostrarle al grupo su presencia o su ausencia, y las
relaciones que el grupo establece con esas fantasías, ya
sean organizadoras o desorganizadoras y es el grupo quién
tendrá entonces que elaborar y trabajar sobre esto. La
frase de Anzieu es: "el inconsciente es lo que es, sin él los
grupos no serían lo que son...".

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