Você está na página 1de 27

CAPÍTULO 6

Análisis Funcional y diseño de intervención


en el ámbito hospitalario

María Cristina Bravo González y Mayra Alejandra Mora-Miranda

Introducción Antecedentes
Dentro de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), Hablar de Análisis Funcional remite, de manera
el proceso de evaluación resulta una herramienta ineludible, a los trabajos de B.F. Skinner, primero
fundamental e imprescindible para el proceso te- dentro del Análisis Experimental de la Conducta
rapéutico dado que permite identificar, organizar y posteriormente dentro del Análisis Conductual
y sistematizar la información proporcionada por el Aplicado. Dentro de la perspectiva del primero, el
usuario, para diseñar y ofrecer un tratamiento de concepto de Análisis Funcional (AF) se mencionó
acuerdo a las características del mismo. Es por esta por primera vez en el texto Verbal Behavior (Skinner,
razón, que conocer los elementos y la ló gica que le 1957), reflexionando que ‘causa y efecto’ eran
subyacen, es un elemento clave para cualquier tera- intercambiables, es decir, que la ‘causa’ es un ‘cambio
peuta que dirija sus intervenciones con un enfoque en una variable independiente’, mientras que ‘efecto’
cognitivo-conductual, tanto para explicar la conduc- es un ‘cambio en una variable dependiente’, por lo que
ta problema, como para elaborar una propuesta de las antiguas relaciones causales las consideró ahora
intervención articulada. como relaciones funcionales (Reep y Horner, 2000).
Una pieza fundamental que compone al pro- Por tanto, desde sus orígenes en el conductismo
ceso de evaluación conductual es el análisis funcio- radical, con el término AF se designó al proceso por
nal, cuya historia data desde los inicios del condicio- medio del cual se identifican relaciones funcionales
namiento operante y se ha consolidado hasta el día entre estímulos y respuestas (Muñoz, 2003).
de hoy como un elemento característico de la TCC En el área experimental, el AF es una fuente
ya que permite establecer un vínculo entre el análisis de datos, ya que permite variar y controlar las con-
de los motivos de consulta, las conductas problema diciones en las que se presenta una conducta, por lo
y la elaboración del plan terapéutico, por ello, tiene que es posible afirmar, sin lugar a dudas, qué factores
la facultad de relacionar y darle sentido de continui- elicitan y mantienen una conducta; en sus primeros
dad a todo el proceso de evaluación e intervención usos, Skinner (1953, en Phares y Trull, 2000; O’Brien
psicológica. El presente capítulo tiene por objetivo y Haynes, 1997) se refería con él a la importancia de
presentar las características del análisis funcional, sus la conducta manifiesta y los elementos medioam-
peculiaridades en el ámbito hospitalario y su vincu- bientales que la controlan (Díaz, Ruiz y Villalobos,
lación con la elaboración de programas de interven- 2012), por lo que en sus inicios, el AF hacía referen-
ción basados en la TCC. cia la realización de un análisis sistemático y exacto
acerca de la relación entre la conducta problema, los métodos que recomiendan para derivar hipótesis
aquellos eventos que la anteceden y aquellos que la y el énfasis en los diferentes procedimientos y ele-
preceden, de tal manera que se lograsen identificar mentos de la formulación de caso, Fernández-Balles-
aquellos factores capaces de evocar o mantener com- teros (1994b) afirma que comparten características,
portamientos (Harris y Glasberg, 2007). “ya que su objetivo es el análisis científico del com-
Desde el Análisis Conductual Aplicado, y a portamiento humano, cuentan con el método expe-
lo largo de la evolución de los modelos conductuales rimental como fundamental fuente de hallazgos” (p.
en psicología, se ha incluido al AF en la evaluación 85), y en resumen, es el estudio del comportamiento
conductual como modelo explicativo de la conducta y de los principios que regulan el aprendizaje.
humana, cuyas aplicaciones se han diversificado, en- Del mismo modo, el proceso de evalua-
tre otros, a problemas organizacionales, educativos, ción conductual es común a todos los modelos con
clínicos y relacionados con el proceso salud-enfer- orientación conductual, el cual, desde sus orígenes
medad. Sin embargo, en todos estos ámbitos, se ha se consideró como la respuesta a las necesidades de
tratado de mantener el rasgo distintivo, en palabras evaluación de la terapia y modificación de conducta
de Reep y Horner (2000, p. 2), de: “explicar la función (Goldfried y Pomeranz, 1968, en Fernández-Balles-
del problema que se presenta…en términos de entornos teros, 1994a), al considerarse una alternativa a la eva-
presentes y pasados, y luego cambiar el entorno, de tal luación tradicional y al mismo tiempo, proporcionar
modo que la conducta apropiada conduzca a la misma una metodología de evaluación congruente con los
función, generalmente con más eficacia que la conduc- supuestos básicos (sobre aprendizaje y cogniciones)
ta problema que se había producido”. y aportar indicaciones puntuales sobre las áreas de
En este sentido, pese a que no fue su objetivo interés de la evaluación y los procedimientos nece-
central, Skinner (1974, en Castro y Angel, 1998) sen- sarios (Díaz, Ruiz y Villalobos, 2011), es decir, com-
tó las bases para un modelo de formulación clínica a parten el énfasis en la importancia de la formulación
través de su modelo de triple relación de contingen- en el diseño y elección del tratamiento, así como en
cia, a partir del cual es posible identificar regularida- el énfasis que se le proporciona a la coherencia con-
des entre eventos comportamentales y el ambiente, ceptual (Caycedo et al., 2008).
los cuales facilitan la identificación de variables a mo- Este proceso se caracteriza por su enfoque
dificar. Es decir, el AF favorecerá la identificación de idiográfico -individual- (Phares y Trull, 2000), donde
condiciones bajo las que se producen las conductas el sujeto es evaluado de forma específica, tanto en los
problema, además de determinar las consecuencias comportamientos problema como en la selección de
de esos actos para cada situación/individuo par- variables ambientales que los controlan o mantienen
ticular, de ahí que las estrategias para modificar la en el momento presente; este enfoque es uno de los
conducta puedan ser variables aun cuando las situa- rasgos característicos en psicología clínica y en cual-
ciones problema sean en apariencia similares; estas quier ámbito aplicado, como el de salud, donde se bus-
características, lo han constituido en la piedra angu- ca establecer relaciones entre variables para un indivi-
lar de la Evaluación Conductual. duo, además analizar cómo responde al tratamiento.
En la actualidad, la Evaluación Conductual
Generalidades del Proceso (EC) se ha modificado sustancialmente, desde los
de Evaluación Conductual supuestos del conductismo radical hasta la incorpo-
Pese a que existen diferentes modelos conductuales ración de eventos internos (cognitivos), las variables
en psicología, y, como señalan Caycedo, Ballesteros y de tipo organísmicas (Díaz et al., 2011), y su integra-
Novoa (2008), varían en las categorías contempladas, ción en la Terapia cognitivo-conductual; además de

102 Bravo González y Mora-Miranda


aceptar progresivamente las aportaciones de otros la efectividad del tratamiento, así como las variables
modelos que tratan de explicar el comportamiento, situacionales que pudieran conducir a una recurren-
por ejemplo los sistemas de clasificación como el cia (Godoy, A., 1991; Muñoz, 2001; Phares y Trull,
DSM V. 2000).
Así, es claro que la EC “…es un proceso que
La evaluación conductual es una alternativa a implica distintos ejes, momentos y tareas, que se
la evaluación tradicional, que proporciona una organizan mediante la metodología científica y que
metodología idiográfica congruente con los su- tiene como principal objetivo la planificación del tra-
puestos sobre los que subyace el modelo cogniti- tamiento” (Muñoz, 2003, p. 17). Es importante seña-
vo-conductual, útil para caracterizar la conducta lar, pese al acuerdo sobre su utilidad, que dependien-
problema, elegir las variables sobre las que se ha do del autor, pueden encontrarse como sinónimos
de intervenir y valorar los resultados de la inter- conceptos como EC (Muñoz, 2001; Muñoz, 2003),
vención, por lo que se considera un proceso que análisis funcional (Segura, Sánchez y Barbado, 1995;
articula y guía la forma de proceder dentro de la Reep y Horner, 2000) análisis conductual y formula-
terapia cognitivo-conductual. ción de casos (Godoy, 1991; Koch, Stewart y Stuart,
2010; Westbrook, Mueller, Kennerley y McManus,
La EC constituye un paradigma de evalua- 2010); empero, en este texto, se aludirá al proceso
ción psicológica a partir del cual, de acuerdo con de evaluación conductual, debido a que se considera
Díaz et al., (2011), se lleva a cabo el proceso de eva- que éste es más amplio que sólo la formulación del
luación e influye en el enfoque, contexto, individuos, caso o la realización del análisis funcional, más aún,
forma, instrumentos de evaluación, integración de como señala Muñoz (2003) la evaluación implica un
los datos, elaboración de juicios clínicos y las deci- proceso general más amplio, mientras que análisis
siones que se toman con base en ellos; en conclusión, alude a operaciones o tareas concretas que se reali-
es un proceso que articula y guía la forma de proce- zan dentro del proceso de evaluación y en ese senti-
der dentro de la terapia cognitivo-conductual. For- do, en palabras de Haynes (1998, en Muñoz, 2003) el
malmente, se puede definir a la EC como un enfoque AF es una modalidad de formulación clínica, la cual
de evaluación psicológica que está fundamentado en se enmarca en el enfoque conductual.
el empleo de técnicas de medición con el menor ni-
vel de inferencia o susceptibles de interpretación, el La EC es un proceso continuo que ocurre antes,
empleo de medidas confiables y válidas, la identifi- durante y después del tratamiento, por medio del
cación de relaciones funcionales y el establecimiento cual se toman decisiones clínicas sobre lo que le
de conclusiones y formas de intervención específicas sucede a un individuo. Por tanto, se considera una
(Heiby y Haynes, 2004); por ello, la evaluación pue- aproximación particularmente enfocada al trata-
de resumirse como un proceso por medio del cual se miento y cambio conductual.
toman decisiones sobre lo que ocurre a un individuo
(Fernández-Ballesteros, 1994b). Otra situación relativamente problemática,
La EC es un proceso continuo que tiene se refiere al hecho de que en la actualidad no hay
como objetivos identificar las características de de- consenso acerca de los pasos que se deben seguir en
terminado problema psicológico, delimitar las es- este proceso, debido a que los elementos principa-
trategias específicas de la intervención psicológica, les varían entre autores (Muñoz, 2001). Por ejemplo,
proporcionar información acerca de la eficacia de las Godoy (1991) sostiene que son tres las fases princi-
herramientas empleadas, valorar de manera general pales que distinguen la formulación de casos (con-

Capítulo 6103
siderándolo equivalente al proceso de evaluación cribirá con mayor detalle sus características, ventajas
conductual): 1) la selección y operacionalización de y limitaciones.
las conductas problema, 2) la selección de las me-
jores técnicas de intervención para incidir sobre las Análisis Funcional
conductas descritas; y, 3) la valoración de los efectos Antes de comenzar con la explicación sobre las ca-
producidos por la intervención realizada. Mientras racterísticas del Análisis Funcional (AF), es impor-
que para Muñoz (2003) las fases principales son dos: tante tener presente algunas consideraciones sobre
la evaluación, que a su vez se divide en tres tareas y el el término funcional en el contexto de la evaluación
tratamiento. En la Figura 6.1 se muestra un esquema conductual. De acuerdo a Fernández-Ballesteros
que ilustra este proceso. (1994b), ha de reconocerse que una variable (con-
ducta problema) está en función de otras variables
(contextuales, personales u organísmicas), con las
que no solo mantienen una asociación de tipo pre-
dictivo, sino que además permiten generar una po-
sible explicación funcional. Díaz et al., (2011) men-
cionan que el término funcional puede emplearse de
dos maneras: una se refiere al efecto que una con-
ducta tiene sobre el contexto, es decir, al propósito o
función que la conducta de un individuo tiene sobre
Figura 6.1. Principales fases y tareas de la Evaluación Conductual. su medio; la segunda se refiere a la relación de con-
tingencia que se establece entre dos variables, donde
En resumen, las metas de la evaluación con- una cambia en función de la presencia o ausencia de
ductual, incluyen: a) considerar la interacción y de- la otra.
pendencia recíproca entre el proceso de evaluación
propiamente dicho y las estrategias de intervención El término funcional puede entenderse como el
para cada caso; b) evaluar el problema, por tanto se efecto o propósito que una conducta tiene sobre el
realizan diversos tipos de análisis para obtener un contexto; por otro lado, se refiere a la relación de
diagnóstico; c) seleccionar e instrumentar estrate- contingencia, es decir, a que una variable cambie si
gias de intervención coherentes con los resultados de la otra se encuentra presente o ausente.
la evaluación previa; d) analizar los resultados, a la
luz de la trascendencia de la terapia, el índice de cam- La relevancia de este concepto radica en
bio y la eficacia de las técnicas de intervención. Por que parte del principio de que el comportamiento se
ello, de acuerdo con Fernández-Ballesteros (1994b), aprende y se mantiene en el tiempo debido a las con-
el proceso de evaluación conductual es una aproxi- secuencias que se generan de la ejecución de éste. Y
mación particularmente enfocada al tratamiento y por lo tanto, en esencia, el psicólogo clínico debe de
cambio conductual. reconocer aquellos estímulos que precipitan/deto-
Como puede concluirse, de la revisión de las nan la probabilidad de ocurrencia de cierto compor-
distintas propuestas de fases o etapas del proceso de tamiento y determinar qué eventos subsecuentes a la
evaluación conductual, el análisis funcional es una de conducta problema son los que posibilitan su mante-
las tareas que lo componen, sin embargo es quizá la nimiento (Phares y Trull, 2000).
pieza clave para comprender y enlazar a la evaluación Si bien el AF es el componente esencial del
con la intervención, por lo que a continuación se des- análisis conductual, es relevante hacer hincapié en

104 Bravo González y Mora-Miranda


que toma como base el análisis topográfico o des- • No son exclusivas, ya que pueden existir varia-
criptivo (Fernández-Ballesteros, 1994b). Este aná- bles que no se identificaron que también afecten
lisis favorece la identificación y delimitación de las la relación.
conductas problema a través de varias tareas, prin- • Una variable independiente puede ser necesaria
cipalmente, elaboración de listas de conductas pro- (Y no ocurre nunca sin X), suficiente (Y ocurre
blema, análisis de secuencias, análisis de parámetros cuando X ocurre, es decir, X es suficiente para
de la conducta (ver Muñoz, 2001). Por tanto, se debe causar Y), necesaria y suficiente (Y ocurre cuan-
hacer la distinción entre el análisis topográfico y el do ocurre X y además Y nunca ocurre sin X)
funcional ya que como lo mencionan algunos auto- (Muñoz, 2003) para una relación funcional.
res (Godoy, A., 1991; Muñoz, 2001; Salamero, Peri • Son susceptibles de descripción en términos ma-
y Gutiérrez, 2003), recopilar información se puede temáticos.
quedar sólo en la elaboración de un análisis operante • Tienen dominios de funcionamiento (contex-
o topográfico y no de una identificación de variables tos).
asociadas al problema en términos funcionales, ade- • Varían en su nivel y deben ser empleadas en el
más, como señala Muñoz (2003, p. 169) “el análisis más relevante para cada caso, pueden ser micro-
descriptivo es una labor central y necesaria, pero no sociales (individuales) o macrosociales (comuni-
suficiente para el establecimiento de un tratamiento”, tarias).
lo cual es fundamental en el proceso de intervención. • Las causales pueden ser reciprocas o bidireccio-
nales.
El análisis de un problema psicológico se divide • Requieren de la variable independiente (aconte-
en dos: descriptivo (identificación de las conduc- cimiento causal) que precede en el tiempo a la
tas problema, conformación de secuencias con- variable dependiente (acontecimiento causado).
ductuales y establecimiento de parámetros de la
conducta) y funcional (modelo explicativo -aun- Bajo estas consideraciones, puede compren-
que tentativo- de la conducta problema, estable- derse el papel que tiene el AF dentro del proceso de
ce la hipótesis de mantenimiento y fundamenta la evaluación conductual, especialmente con respecto a
intervención). la formulación del caso, ya que proporciona un mo-
delo explicativo (Muñoz, 2001) de las conductas pro-
El AF, al tener como meta principal el re- blema, que puede definirse como un resumen de los
tomar toda la información descriptiva -antes ya re- problemas del paciente y de las variables con las que
copilada- y darle un sentido funcional mediante la correlacionan, y que, de forma hipotética afectan a
formulación de hipótesis, proveerá al clínico de las esos problemas (Haynes y O’Brien, 2000). Por tanto,
herramientas necesarias para establecer relaciones como se mencionó previamente, consiste en llevar a
funcionales, las cuales de acuerdo con Muñoz (2001), cabo un análisis individualizado de las conductas es-
se caracterizan porque: pecíficas del usuario y que se pueden controlar para
• Implican covarianza entre variables (pueden ser un cambio (Díaz et al., 2011), y a partir de ello, “crear
causales o correlacionales; importantes o trivia- una verdadera teoría clínica del caso que dé razón de
les; controlables o no), es decir, hay una relación todos los sucesos observados en el análisis descripti-
funcional cuando dos variables mantienen una vo y añada información funcional a la etiqueta diag-
varianza compartida. nóstica elegida” (Muñoz, 2003, p. 171).
• Son probabilísticas, debido a los errores en la Hoy en día el concepto de Análisis Funcio-
medición. nal se ha refinado a tal punto, que es posible no sólo

Capítulo 6105
identificar aquellos comportamientos problema, que el diseño se hace a medida de cada individuo.
precedentes y de mantenimiento; sino que posibilita • Ayudar al clínico para tomar decisiones clínicas
formular hipótesis y derivar, por añadidura, los ob- complejas y obtener el máximo beneficio del tra-
jetivos de tratamiento, así como la selección de las tamiento.
estrategias de intervención más adecuadas, y ser así
una herramienta muy poderosa para el psicólogo en O´Brien y Haynes (1997) proponen que todo
ámbitos clínicos o de la salud. AF incluye las siguientes dos variables:
Así, para los fines de este capítulo, se enten- 1. Topografía de las conductas analizadas. Se refie-
derá al AF como aquel modelo conceptual o proceso re a todas las características topográficas que tie-
para identificar las relaciones funcionales causales, ne una situación problema y son:
importantes y controlables, que pueden aplicarse a • Respuesta general, que se subdivide en el siste-
un conjunto particular de conductas meta para un ma compuesto por los tres niveles de respuesta:
individuo (Haynes y O’Brien, 1990), mediante la fisiológico, motor y cognitivo-afectivo.
recopilación de información acerca de los factores • Magnitud de la respuesta general o grado de
situacionales y conductuales que controlan varios cambio.
aspectos topográficos de la conducta problema (Mu- • Características temporales conocidas como pa-
ñoz, 2001; O´Brien y Haynes, 1997). rámetros de respuesta: frecuencia, duración, in-
Formalmente, el AF se define, de acuerdo tensidad, latencia y nivel de cambio.
con Díaz et al., (2011, p. 119), “como el conjunto de • Variabilidad de la respuesta.
métodos que organizan la información recogida en • Nivel de reducción, ya sea individual, intraorgá-
hipótesis sobre los antecedentes, conductas proble- nico o inferior.
ma y consecuencias, considerando también otras Es importante señalar que a pesar de que se
variables que pueden afectar a este esquema básico, recomienda hacer uso de todas estas características
con el objetivo de determinar la razón (función) de la para la elaboración del análisis funcional, se abre la
conducta”. Así, puede resumirse como un sistema de posibilidad de combinar estas variables de manera
organización de la información relevante en la eva- específica dependiendo de la problemática de la que
luación clínica, basado en la identificación de relacio- se trate.
nes funcionales entre las conductas problema y even- 2. Topografía de los factores determinantes. Esta
tos ambientales, históricos y personales. El AF, por característica del AF hace mención a la topo-
tanto, permite establecer una red multicausal que sir- grafía de todos aquellos factores que pudieran
ve de base a la comprensión del mantenimiento del controlar la conducta. Los cuales se pueden
comportamiento y al diseño de la intervención. dividir en dos dimensiones:
Así, las metas que se pretende alcanzar con el • Las situacionales. Ambientes específicos (deno-
AF son (Díaz et al., 2011): minados escenarios de conducta) donde apa-
• Aportar respuestas o hipótesis acerca de las cau- rece un patrón de conducta estable, los cuales
sas del comportamiento de un individuo, lo cual pueden ser ambientales físicos inanimados y
incluye identificar las necesidades particulares o ambientales físicos animados (humanos o no
ganancias secundarias que tiene un individuo a humanos).
través de ciertas conductas. • Las intraindividuales. Son aquellas situaciones
• Aprender de las personas, sus problemas y ne- internas (cognitivo-verbales, afectivo psicológi-
cesidades antes de intervenir: ello disminuye el cas y motrices) que pudieran estar controlando
riesgo de fracaso en el tratamiento. de tal modo algún aspecto de la topografía de la conducta,

106 Bravo González y Mora-Miranda


de hecho, estos tienen la facultad de explicar la 2. Definir la conducta de interés o conducta pro-
variabilidad de la topografía de la respuesta. blema (en sus tres niveles de respuesta: motor,
cognitivo-afectivo y fisiológico).
Muñoz (2003) por su parte, señala que no 3. Explicitar las situaciones estímulo antecedente
existen normas ni procedimientos tipificados para el (ante qué situaciones se hace altamente probable
establecimiento de las relaciones funcionales, y con- que aparezca la conducta, incluyendo elementos
secuentemente, para la elaboración del AF, sin em- tanto de tipo conductual, como fisiológicos y/o
bargo, proporciona algunas recomendaciones útiles: cognitivo-afectivos).
1. Contar con un análisis descriptivo previo y a par- 4. Explicitar las consecuencias, es decir qué es lo
tir de él, leer y observar cuidadosamente las re- que, probablemente, está manteniendo la con-
presentaciones gráficas de las secuencias. ducta, tanto a nivel inmediato como mediato.
2. Estudiar detenidamente los parámetros de la 5. Señalar los acontecimientos históricos relaciona-
conducta y las relaciones de contingencia obser- dos con el problema, así como los sucesos vitales
vados. estresantes que puedan estar relacionados con la
3. Elaborar un análisis de la evolución del proble- conducta de interés.
ma, considerando los eventos vitales estresan- 6. Incluir información sobre variables modulado-
tes, los tratamientos previos, mejoras, recaídas ras como las habilidades con las que cuenta o los
y cualquier covariación de sucesos y problemas. déficits conductuales del individuo y también si
4. Identificar las variables y sus niveles de funciona- las variables cognitivo-culturales juegan un papel
miento en una secuencia. importante para el origen, desarrollo o manteni-
5. Identificar los procesos biológicos, psicológicos miento de la conducta problema.
y/o sociales relacionados con el problema. Esto 7. Describir a qué aspectos de la secuencia/varia-
implica rastrear los posibles procesos que pue- bles del modelo secuencial se va a dirigir la in-
den estar afectando las secuencias o el problema tervención, en qué nivel(es) de respuesta(s),
en general. qué justifica la elección de esa(s) variable(s) y
nivel(es) de intervención, a través de qué técni-
Una manera que se ha encontrado particular- ca(s) de intervención se piensa dirigir el trata-
mente útil en la formación de terapeutas, en la prác- miento, qué metas se esperan alcanzar.
tica de psicología clínica en la Facultad de Estudios A continuación se presentan dos ejemplos
Superiores Iztacala, es seguir el modelo de Kanfer y de AF de acuerdo con los elementos antes descritos
Saslow (1969), principalmente para la elaboración (ver Tabla 6.1).
del análisis descriptivo (secuencial) y posteriormen-
te para establecer el AF. De acuerdo con ese modelo, Ejemplo, caso 1. Se presenta a consulta el Sr. E.,
se favorece que se formule el AF de acuerdo a siete de 66 años de edad, viudo, tiene seis hijos aunque
elementos: vive solo, es pensionado y actualmente trabaja en
1. Características del organismo (sexo, edad, esta- su casa de mecánico; acude por un problema que
do civil, apariencia física, peso, ingesta actual de reporta como “depresión”, la cual define como
medicamentos), que favorecen identificar algu- cansancio, decaimiento, la “armonía se baja”, desu-
nas variables que pueden facilitar u obstaculizar bicado, se siente molesto consigo mismo. Esta
la puesta en marcha de determinadas estrategias situación se caracteriza a nivel motor porque se
de intervención. sale a la calle, platica con amigos, escucha música,

Capítulo 6107
se pone a leer, ve televisión, fuma y a veces no Ejemplo, caso 2. Se presenta a consulta la Sra. L.
puede dormir, piensa que lo que le pasa es debido de 25 años de edad, es divorciada y tiene dos hijos,
a la muerte de sus padres y su esposa, a que se en- de 5 y 4 años de edad, respectivamente. Reporta
cuentra solo, piensa que tiene derecho a rehacer
que “desea recuperar la seguridad en sí misma y que
su vida, “¿qué no habrá alguien en quien confiar?”
Físicamente se siente cansado y agotado, a veces su actitud no le afecte a sus hijos”; la problemática
le duelen las piernas. se caracteriza a nivel motor por las discusiones
Esto se hace altamente probable cuando se en- frecuentes con su madre y a nivel cognitivo por-
cuentra en su casa, le ocurre a cualquier hora del que las decisiones que toma son influenciadas por
día y cuando piensa en sus padres y esposa y en su madre y tiene miedo de hacer cosas que le son
tener una nueva pareja, piensa “soy un ser humano necesarias. Lo anterior se hace altamente probable
y no hay (mujeres) pues no voy a salir a buscar a la cuando su madre hace comentarios acerca de su
calle”, piensa en la soledad en que se encuentra y trabajo, su arreglo personal, las personas con quien
que le hace falta una compañera. La conducta pro- sale y el decirle que parece una puta porque cada
blema puede estar mantenida porque piensa “es- vez que sale va a un hotel, además, cuando hace
toy mal, me estoy dejando llevar por los problemas comentarios sobre el cuidado de sus hijos; ocasio-
que he tenido (muerte de los padres y esposa) y es- nalmente, su padre la regaña por llegar después de
toy desubicado,” procura estar tranquilo y trata de la hora estipulada. Esta situación probablemente es
desechar sus pensamientos saliéndose a la calle y mantenida porque la Sra. L. se siente chantajeada
caminando un poco; algunas veces ha retrasado la y presionada por su madre y tiene miedo de hacer
entrega de su trabajo. Al Sr. E. le gusta salir a cami- cosas que ella considera necesarias e importantes.
nar, practicar deportes (alpinismo, excursionismo Por otro lado, la mamá de la Sra. L. le deja de ha-
y natación), leer, escuchar música y ver televisión. blar, llora, se molesta, se queja por teléfono con
Considera que debe mantener una imagen ante otra de sus hijas. Es importante señalar que la Sra.
sus hijos y no quiere que lo vean acobardado, por L. es divorciada y por ello regresó a vivir a casa de
lo tanto no desea comentar sus problemas con sus sus padres. Por otro lado, dentro de las variables
hijos para no preocuparlos y causarles problemas, organísmicas se encontró que la Sra. L. no tiene
también es importante señalar que recibió una habilidades para tomar decisiones por sí misma, ni
educación tradicionalista, donde el hombre es el para negociar o discutir sus puntos de vista; otro
fuerte y pilar de la casa. aspecto importante es que a la Sra. L. se le inculcó
que a su mamá siempre había que complacerla y
De acuerdo con el análisis anterior se considera
que ella merece todo porque “es lo máximo”. Cabe
que el tratamiento se enfoque a nivel cognitivo,
tanto en las situaciones estímulo antecedentes señalar que el padre de la Sra. L. se ve influenciado
y las consecuencias, además de favorecer el por lo que diga la gente, por lo tanto le preocupa “el
incremento de actividades gratificantes, debido a qué dirán;” por otra parte su madre no acepta que
que se identifican diversos tipos de pensamientos se haya divorciado.
disfuncionales que intensifican la sensación de
depresión, por lo tanto se propone un tratamiento De acuerdo con lo anterior, se considera que la
en reestructuración cognitiva para modificar
intervención se dirija tanto a la conducta de interés
dichas cogniciones, así como favorecer la
como a las características de la Sra. L. con respecto
planeación de actividades gratificantes con lo que
se espera que el usuario tenga una perspectiva a sus habilidades y los valores cognitivo culturales,
funcionalsobre la necesidad de tener una pareja y debido a que presenta una serie de creencias y
mejore su estado de ánimo. déficits conductuales que dificultan la interacción

108 Bravo González y Mora-Miranda


con su madre, por lo tanto se propone un entre- Pese a los diversos modelos y recomendaciones
namiento en habilidades sociales, manejo de con- para la elaboración del AF, su elaboración incluir
tingencias y solución de problemas, los cuales le información sobre los antecedentes, conductas
permitan a la paciente afrontar las situaciones de problema y consecuencias, considerando también
interacción con su madre de una manera efectiva. otras variables que pueden afectar a este esque-
ma básico, con el objetivo de determinar la razón
Tabla 6.1. Dos ejemplos de análisis funcional. (función) de la conducta.

Sin embargo, independientemente del mo- Díaz et al., (2011) señalan que la idea central
delo que se siga para la elaboración del AF, éste tiene del AF, desde la idea original de Skinner es que la
por objetivos (Haynes, 2009): conducta tiene un propósito, y por tanto, el objetivo
• Intentar dar respuesta a preguntas como ¿Dón- final es comprender la función de la conducta proble-
de centrar el tratamiento en pacientes con múl- ma. Y más allá de considerar a la conducta problema
tiples problemas complejos interrelacionados? como desadaptativa, debe entenderse que las con-
• Identificar las variables y relaciones funciona- ductas problema tienen claros beneficios o ganancias
les para una conducta problema: para quien la emite. De este modo, cuando se están
- Variables desencadenantes identificando consecuencias de la conducta proble-
- Variables de mantenimiento ma, es importante considerar los posibles propósitos:
- Parámetros de la conducta 1. Atención social, la cual es uno de los más pode-
rosos reforzadores para las personas.
Sobre este último punto, es importante 2. Tangibles, se refiere a poseer ciertos objetos, los
considerar que las relaciones funcionales varían en cuales pueden ser cedidos por terceras personas.
función de los contextos y las variables organísmi- 3. Escape o evitación de situaciones que generan
cas (aquellas variables relativamente estables en una un malestar intenso.
persona, de tipo físico, psicológicas o fisiológicas) o 4. Estimulación sensorial, que se busca para com-
moduladoras de estas relaciones. pensar el déficit que se presenta en el contexto
La función de la conducta tiene implicacio- del individuo, por lo que éste busca experimen-
nes directas para las decisiones con respecto al tra- tar sensaciones intensas.
tamiento (Díaz et al., 2011). Por ejemplo, intervenir Un punto que resulta importante señalar co-
sobre los antecedentes de la conducta problema o so- rresponde a la necesidad de ampliar el AF cuando el
bre la modificación de algunos parámetros probable- individuo presenta más de un problema psicológico
mente implicará modificar la conducta. En otro caso, relevante (lo cual ocurre en la inmensa mayoría de
sin embargo, cuando la conducta problema cumple los casos), en estos casos, es necesario establecer las
determinada función, la intervención debiera favore- relaciones entre los diversos problemas, por lo que,
cer que el individuo adquiera conductas que cubran de acuerdo con Muñoz (2003) resulta pertinente am-
las necesidades que eran atendidas por la conducta pliar las hipótesis funcionales a esquemas más am-
problema. Por tanto, cualquier estrategia que se in- plios que incluyan el desarrollo y las relaciones entre
troduzca en la intervención debe apoyarse de la ela- los problemas del individuo y proporcionen un pa-
boración del AF. norama lo más amplio posible de la situación, lo cual
implicaría elaborar la formulación clínica del caso, es
decir, presentar un conjunto de hipótesis que pon-
gan en relación toda la información disponible sobre

Capítulo 6109
el caso para explicar el origen, desarrollo, manteni- que resultan de la suma de diversas actividades clí-
miento y pronóstico del mismo. De este modo, el AF nicas, que influyen la observación, el estudio de los
debe ser capaz de explicar el origen, curso y funcio- parámetros, el análisis de las contingencias y la consi-
namiento actual de cada problema de manera inde- deración de aspectos temporales. Que en resumidas
pendiente y, al mismo tiempo, favorecer la elabora- cuentas expliquen por qué los individuos se com-
ción de un pronóstico sobre la evolución de dichos portan de determinada forma, qué elementos tanto
problemas. En resumen, cuando se tienen múltiples internos como ambientales la determinan y cómo
problemas, es necesaria la estimación de las relacio- es que se puede incidir en esta cadena de comporta-
nes funcionales entre los problemas del usuario y las mientos.
variables causales, para obtener el máximo efecto del Independientemente del modelo de AF que
tratamiento (Haynes, 2009). el terapeuta decida seguir, es una tarea que impli-
Al terminar el AF se esperaría haber clarifica- ca una cantidad considerable de tiempo y esfuerzo,
do, o por lo menos, haber generado algunas hipótesis principalmente fuera de las sesiones, debido a que
viables sobre las causas y la función de una determi- requiere contar con información relevante, la cual
nada conducta, y posterior a ello, debe completarse puede demorarse dependiendo del método de eva-
con el contraste de hipótesis, lo cual se realizará con luación que se elija; requiere también la elaboración
la puesta en marcha del programa de intervención. de un análisis descriptivo de dicha información,
Una vez que se ha recopilado la información a partir del cual se fundamentará el AF y se puede
de la conducta problema, descrito topográficamente estar en posibilidad de formular hipótesis del caso y
y encontrado relaciones funcionales que estuvieran determinar las metas y estrategias de la intervención.
perpetuándola, correspondería tal y como lo men- Aunque no hay un consenso con respecto al tiempo
ciona Muñoz (2001) a elaborar hipótesis acerca del en que estas actividades debieran completarse, algu-
caso, que pudiesen no sólo explicar la cadena de su- nos autores como Muñoz (2003) han señalado que
cesos conductuales, sino proporcionar información son suficientes alrededor de 4 sesiones.
relevante con respecto a cuáles serían las guías de ac-
ción para el establecimiento de objetivos terapéuti- Algunas limitaciones del Análisis funcional
cos, conocido como análisis de soluciones, o contras- El AF, pese a ser la piedra angular en la evaluación
te de hipótesis, el cual puede hacer uso de estrategias conductual, no está exento de limitaciones, las cuales
cualitativas, cuantitativas, experimentales o cuasiex- han de ser consideradas por el psicólogo encargado
perimentales. de analizar la información. Algunas de éstas son:
En este sentido, se distinguen dos clases de • El AF es “hipotético” (supuesto por el clínico) y
hipótesis: las históricas y las de mantenimiento (Mu- se prueba o contrasta por los efectos de la tera-
ñoz, 2001). Las primeras, a pesar de ser las menos es- pia (Haynes, 2009), sin embargo, ello implica el
tudiadas, hacen alusión tanto a la primera vez en que riesgo de irlo modificando o adecuando al paso
el usuario identifica que se presentó la conducta pro- del tiempo para que el contraste de hipótesis re-
blema y cómo es que ésta ha evolucionado a lo largo sulte favorable.
del tiempo con la intención no de contrastarlas, sino • El AF es incompleto: lo cual depende de los mé-
más bien de obtener información relevante acerca de todos a partir del cual se haya elaborado y de los
los factores predisposicionales, la primera secuencia instrumentos de obtención de información, ya
conductual y el contexto temporal en que esta ocurre que no siempre es cuidadosa, metódica ni siste-
para así incidir en ésta de forma más efectiva. mática. Esta limitación puede hacerse más am-
Las hipótesis de mantenimiento son aquellas plia al utilizar estrategias de AF indirecto (ela-

110 Bravo González y Mora-Miranda


borado a través de entrevistas, cuestionarios, y Hanes, 1997; Díaz et al., 2011), aunque la ma-
autoinformes, registros), y tiende a controlarse yoría coincide en al menos tres aspectos básicos:
mejor cuando se elabora un AF directo (con in- definición de la conducta problema, identifica-
formación obtenida a través de observaciones ción de antecedentes y consecuentes de dicha
directas) (Díaz et al., 2011). El AF indirecto es conducta.
el más utilizado y por ello es ampliamente flexi- • Es equiparable a estrategias de intervención nomo-
ble, ya que al paso del tiempo pueden agregarse téticas. No se han encontrado diferencias impor-
variables que permitan una explicación más am- tantes en los resultados de intervenciones basa-
plia del comportamiento. das en criterios diagnósticos como el DSM y las
• Las relaciones funcionales son dinámicas, es decir, intervenciones basadas en AF, por lo que para
no permanecen estables en el tiempo (Haynes, muchos autores, son equivalentes y el primero
2009; Haynes & Williams, 2003); como señala puede sustituir al segundo. A modo de ejemplo,
Muñoz (2003), las relaciones que se establecen consúltese el texto que editan Ladouceur, Fon-
para un momento de la vida cambiarán con el taine y Cottraux (1994), donde se presentan 31
paso del tiempo, por ejemplo, si ocurre un cam- casos de problemas psicológicos y las conside-
bio en alguna variable moderadora, es probable raciones tomadas en cuenta, en líneas generales,
que la conducta problema se altere, por lo tanto, para elaborar el análisis funcional (muchos de
el clínico debe estar pendiente de esas variacio- ellos muestran solo los criterios del DSM), en-
nes e incorporarlas, en lo posible, al AF. tendido como parte de la elaboración del diag-
• El AF refleja los sesgos del clínico (Haynes, 2009; nóstico. Muñoz (2003) proporciona otro ejem-
Haynes & Williams, 2003), respecto al área de plo al describir el estudio del Proyecto Bochum
intervención y las técnicas de intervención, de Terapia de la Ansiedad donde comparan los
no existen reglas concretas que precisen la se- tratamientos en tres grupos: uno siguiendo un
lección y análisis de las conductas problema. tratamiento protocolizado, otro con tratamiento
Por ejemplo, un clínico puede generar AF más basado en AF y un tercer grupo con tratamiento
orientados a la modificación de cogniciones emparejado a los del grupo 2, pero sin AF previo,
para la mayoría de sus casos, debido a que tie- los resultados muestran que aunque todos los
ne un mayor entrenamiento en tales estrategias, grupos mejoraron, el del tratamiento estándar lo
por lo que sistemáticamente puede dejar en se- hizo antes.
gundo plano las necesidades de intervención en • Al ser individualizado, no se puede replicar en
áreas conductuales. su contenido, aunque si en la metodología, sin
embargo, como señala Haynes (2009), un trata-
Por otro lado, puede haber varias propues- miento con base idiográfica es más efectivo que
tas de tratamiento para un mismo cliente, por lo que uno estándar o protocolizado; aunado a ello,
no hay claridad con respecto a los criterios que se Caycedo et al. (2008) indican que la selección
emplean para recomendar un tipo de tratamiento, de la intervención más eficaz para el usuario, es
sin embargo, como afirma Muñoz (2003), no es im- aquella que depende de la identificación de va-
prescindible que el AF sea idéntico para garantizar la riables relevantes y no de la etiqueta diagnóstica
efectividad del tratamiento. que mejor se ajuste a su conducta.
• Existen diversas maneras de elaborarlo, no existe Estas limitaciones, sin embargo, no signifi-
UNA sola forma, es decir, se presentan diversos can una amenaza para el AF, ya que sigue completa-
requerimientos para su elaboración (ver O’Brien mente vigente (Díaz et al., 2011), generando traba-

Capítulo 6111
jos que muestran su empleo y eficacia dentro de la que éstas constituyen en el medio por el cual se pre-
evaluación conductual (véanse, a modo de ejemplo, tende alcanzar las primeras.
Bowman, Hardesty y Mendres-Smith, 2013; Cayce-
do et al., 2008; Thomason-Sassi, Iwata y Fritz, 2013; Al diseñar una intervención psicológica, han de
Virués, 2004; Wacker et al., 2013, por citar algunos), considerarse dos preguntas clave: ¿dónde interve-
por lo que es indudable que es un modelo que permi- nir? (en respuestas, consecuencias, antecedentes,
te establecer relaciones causales, así como entender variables de desarrollo, estrategias de enfrenta-
la variabilidad de la conducta en términos de adapta- miento o por diagnóstico) y ¿cuándo intervenir?
ción ambiental. (criterios de gravedad, adherencia y de jerarquía
de habilidades).
Diseño de programa de intervención
En los modelos cognitivo conductuales, los usuarios Al momento de diseñar una intervención, el
tienen un papel activo, y en conjunto con el tera- terapeuta se enfrenta a dos grandes preguntas, ¿dónde
peuta, establecen las metas a las que se quiere llegar intervenir? y ¿cuándo intervenir?, sobre ambas cues-
al término de la terapia, luego de la devolución de tiones Muñoz (2003) menciona diversos lineamientos
información, es decir, de la explicación que el tera- que pueden ayudar a resolver estas interrogantes. Con
peuta hace al usuario sobre su opinión acerca de sus respecto a dónde intervenir, también denominado
problemas, su pronóstico y la intervención (Muñoz, selección de las variables, se señalan seis estrategias:
2003), por tanto se les proporciona el plan de trata- a. Basadas en las respuestas, es decir, organizar los
miento de tal modo que saben la secuencia y las di- conjuntos de respuesta en términos de jerarquía
versas actividades que se van a realizar. De acuerdo de respuestas o cadenas de respuestas, donde es
con Díaz et al., (2011) la intervención habrá llegado más sencillo intervenir en la primera respuesta
a su fin, idealmente, cuando se hayan logrado los de una secuencia y esperar a que las demás se
objetivos finales de la intervención; sin embargo, es modifiquen en una “reacción en cadena”.
importante entrenar al usuario en habilidades y es- b. Basadas en las consecuencias, en algunos casos
trategias que favorezcan la generalización y el mante- se identifica claramente que algunos eventos es-
nimiento de los cambios alcanzados. tán manteniendo la conducta problema, por lo
Diseñar un plan de tratamiento a la medida que es necesario modificarlos a partir de progra-
de cada individuo conlleva la evaluación exhaustiva mas de manejo de contingencias.
y cuidadosa, además de las tareas implicadas en la c. Basadas en los antecedentes, se refiere a aquellos
elaboración del AF antes descritas, y como señalan casos en donde se identifica que hay situaciones
Cormier y Cormier (1994), esto favorece la selección o estímulos que controlan el problema o bien
racional de las estrategias de intervención individua- que inciden -elicitan- en su aparición, en estos
lizadas para cada caso. casos, la caracterización adecuada de la situación
Una vez que se ha establecido el modelo ex- estimular que es indispensable para la adecuada
plicativo de la conducta problema, se definen los ob- selección del tratamiento.
jetivos terapéuticos, ya que éstos definirán las metas d. Relacionadas con el desarrollo, al analizar el de-
a alcanzar y la selección de las estrategias de inter- sarrollo de los problemas se pueden identificar
vención, con lo que formalmente se inicia el diseño variables que a lo largo de la vida pueden tener un
del programa de intervención. Por tanto, queda cla- papel central en el inicio, desarrollo y manteni-
ro que es necesario plantear en primera instancia las miento de los problemas; este tipo de estrategia
metas y posteriormente las estrategias a utilizar, ya representa ciertos retos, ya que la mayoría de los

112 Bravo González y Mora-Miranda


eventos de desarrollo son inmodificables, pueden • Criterios de adherencia. Inicialmente incluir
encontrarse datos sobre patrones de compor- técnicas muy eficaces, con cambios fáciles de
tamiento anterior que se han mantenido sobre identificar, para favorecer una mayor adherencia.
periodos largos de la vida del usuario y que pue- También se sugiere preferir la intervención
den explicar parte de su comportamiento actual. en comportamientos que produzcan
e. Cambiar estrategias de enfrentamiento. En mu- generalizaciones rápidas, y por ende, mayor
chos casos se identifican conjuntos particulares reforzamiento, en el medio social.
de respuesta que se agrupan bajo denominacio-
nes como habilidades, competencias o estilos de Aunque es sumamente útil considerar los
enfrentamiento, ya sea por excesos o déficit, que criterios antes descritos para el diseño de la interven-
tienen un papel fundamental en la conducta pro- ción, y pese al acuerdo generalizado sobre las venta-
blema, y por lo tanto, es necesario favorecer que jas de que ésta sea individualizada, preferentemente
éstos sean adaptativos. luego de la elaboración del AF y la formulación del
f. Basadas en diagnóstico y estrategias nomotéti- caso; no es abundante la literatura que, de forma ex-
cas. Implican la revisión de sistemas de diagnósti- plícita, señale cuáles son los elementos que confor-
co y clasificación como el DSM, aunque también man un programa de intervención. De acuerdo a la
pueden dirigirse a la revisión de los principales experiencia docente de las autoras en la práctica clí-
modelos teóricos elaborados para explicar los nica, se propone que un programa de intervención
diversos trastornos y analizar con cierto detalle, conste de los componentes que se describen a conti-
qué tanto se ajustan los problemas de un indivi- nuación.
duo en particular a la descripción proporcionada
por el modelo; dentro de esta estrategia, se in- Componentes del programa de intervención
cluye a la experiencia clínica anterior, ya sea con En resumen, el plan de tratamiento o diseño de la
casos propios o publicados por otros, que pue- intervención especifica qué técnicas se van a aplicar
dan tener similitudes con el caso actual y pueda sobre qué problemas y en qué sucesión temporal. Sin
servir de guía en la identificación de variables y embargo, hasta el momento se ha obviado señalar al-
técnicas de intervención a considerar. gunas características importantes de los programas
de intervención: en primer lugar, dado que la Tera-
Por otro lado, respecto a cuándo intervenir, o pia Cognitivo-Conductual, en su conjunto, se carac-
a la decisión sobre la temporalidad de la intervención, teriza por ser una terapia breve, en términos genera-
Muñoz (2001; 2003) indica tres criterios básicos: les, se considera que el proceso de intervención debe
• Criterios de gravedad. Es el criterio que se estructurarse de tal modo que se ajuste a ese criterio,
atiende en primer lugar, ya que la mayoría de de tal suerte que se plantea que en un promedio de
las intervenciones se dirige, prioritariamente, a 20 a 30 sesiones de psicoterapia podrían alcanzarse
resolver las situaciones que representan mayor los objetivos terapéuticos; empero, el número real
gravedad o malestar social o individual. de sesiones puede variar considerablemente entre
• Criterios constructivos o de jerarquía de usuarios debido a la problemática que presentan, al
habilidades. El tratamiento debe considerar nivel de participación y adherencia al proceso y al
inicialmente el entrenamiento en habilidades tipo de técnicas que se decidan emplear en el caso;
básicas y poco a poco, ir incrementando la adicionalmente, al estar basada en el desempeño o
complejidad, ajustándose al principio de en alcanzar un nivel de ejecución mínimo (conocido
aproximaciones sucesivas. también como criterio de cambio), esto significa que

Capítulo 6113
los avances se miden a partir del logro de objetivos, • Diseñar el plan de intervención en términos
no por el número de sesiones. positivos y constructivos.

Objetivos de la intervención Sobre el orden en que debe plantearse el lo-


El primer elemento del programa de intervención gro de los diversos objetivos, existen diversos crite-
consiste en la redacción de los objetivos terapéuticos, rios, Godoy, J. (1991) indica iniciar con la conducta
los cuales se establecen con el propósito de delimitar más molesta, la más fácil de modificar, la que tenga
las metas de la terapia, es decir, hasta dónde habrá de mayores probabilidades de generalización o la pri-
llegarse con la intervención y qué se pretende lograr. mera conducta de una cadena comportamental; sin
El planteamiento de los objetivos de la intervención embargo, no existe universalidad en los criterios y de
es una tarea que debe abordarse en conjunto con el acuerdo con Díaz et al. (2011) se recomienda usar el
usuario, debido a que, en la mayoría de los casos, sus juicio clínico sobre el análisis funcional para elegir
objetivos no necesariamente coinciden con los obje- cómo comenzar, aunque también sugieren comenzar
tivos del terapeuta; sin embargo, es una función de con algún problema que permita obtener resultados
éste el incluir los objetivos del primero con la finali- suficientemente gratificantes que motiven al indivi-
dad de que el tratamiento esté ajustado a sus necesi- duo a mantenerse en el proceso de terapia.
dades y posibilidades (Muñoz, 2003). La segunda clase de objetivos son los inter-
De acuerdo con Gavino (1997), existen dos medios u objetivos particulares, en los cuales se pre-
tipos de objetivos terapéuticos: objetivos finales, que sentan los pasos que permiten llegar a los objetivos fi-
son aquellos que al alcanzarse indican el final de la in- nales; en general este tipo de objetivos se conforman
tervención, regularmente estos objetivos están diri- por las variables sobre las que se aplica el tratamiento
gidos a que haya una mejoría (que las quejas se modi- (Gavino, 1997) y tienen una estrecha relación con las
fiquen), se alcancen las metas del usuario (conseguir técnicas de intervención con las que se decida trabajar.
las demandas) y que no surjan nuevas quejas como En la redacción de ambos tipos de objetivos,
resultado de la intervención; en resumen, implican es importante que cumpla con las siguientes caracte-
la solución del problema del paciente rísticas (Muñoz, 2001; 2003):
Díaz et al. (2011) señalan algunos elementos • Nivel descriptivo en su definición.
a tener presentes en la elaboración de objetivos de la • Énfasis en que el sujeto obtenga un nivel de eje-
intervención u objetivos finales: cución efectivo en su ambiente.
• Elegir comportamientos que son o pueden ser • Incluir situaciones y contextos en su definición.
potencialmente peligrosos o dañinos para el • Ser individualizados y surgir del análisis
usuario o terceras personas. funcional.
• Modificar los comportamientos que provocan • Redactarse en forma positiva sobre lo que debe
malestar en el usuario o en otros. ocurrir, no sobre lo que se va a eliminar.
• Centrarse en los comportamientos que pro- • Considerar las jerarquías de habilidades y las
muevan la adaptación social, la autonomía y la conductas de acceso (prerrequisitos conduc-
funcionalidad del individuo. tuales).
• Cambiar aquellos aspectos del comportamien- • Considerar criterios de adaptación, validez
to que favorecerían el incremento y flexibilidad social y legalidad.
del repertorio de conductas y que favorecerían • Redactarse en función del usuario y no del
la adaptación. terapeuta, es decir, preferir señalar lo que se
espera que logre el paciente, en lugar de las

114 Bravo González y Mora-Miranda


actividades que realizará el terapeuta. Por De manera complementaria, Muñoz (2003) señala
ejemplo: la paciente nombrará las diferencias que si el terapeuta va a plantear por completo la
entre la conducta asertiva, pasiva y agresiva, se intervención (es decir, no adaptará ningún protocolo
prefiere a: el terapeuta explicará la diferencia o intervención estandarizada), debe considerar en la
entre comunicación asertiva, pasiva y agresiva. elección de las terapéuticos,
Los objetivos técnicas los siguientes
se dividen argumentos:
en dos gran-
Además, es necesario que cumplan con la 1. des
La(s) técnica(s) seleccionada(s) debe contar
grupos: los generales o finales (indican con
el final
redacción de verbos que preferentemente sean ob- deunla cuerpo de investigación
intervención) que fundamente
y los objetivos intermedios su o
servables, medibles y cuantificables, por ejemplo empleo para
particulares el tipo de variables
(representan los pasosaomodificar, no
etapas a tra-
nombrar, identificar, señalar, se prefieren en lugar de dede
vés trastornos, yaalcanzará
la cuales se que un mismo trastorno
la meta final). puede
aprender, saber, conocer, ya que este tipo de verbos tener diversas explicaciones funcionales.
no da cuenta de cómo ese aprendizaje o conocimien- 2. Debe existir la posibilidad real de ponerla en
to se dio, en cambio, los verbos conductuales pueden marcha con cierta garantía de eficacia, es decir,
indicar con toda claridad el tipo de productos/acti- las características del usuario, el tipo de proble-
vidades que se requieren para considerar que se ha mática y los recursos con los que cuenta, hacen
alcanzado el objetivo. viable la aplicación de la técnica.
3. La capacitación y experiencia del terapeuta con
Los objetivos terapéuticos, se dividen en dos la técnica en cuestión es fundamental; esto tiene
grandes grupos: los generales o finales (indican el implicaciones éticas importantes, ya que supo-
final de la intervención) y los objetivos intermedios ne que el psicólogo no debe aplicar una técnica
o particulares (representan los pasos o etapas a o procedimiento para el que no está plenamente
través de la cuales se alcanzará la meta final). capacitado.
4. Considerar con prioridad aquellas técnicas que
Procedimiento y/o técnicas a emplear pueden ser más económicas, de tal manera que,
De acuerdo con los objetivos terapéuticos en igualdad de condiciones de efectividad para
planteados, se seleccionarán las técnicas con que el control o modificación de una variable, debe
se pueden alcanzar dichos objetivos. Como se elegirse aquella que tenga menores costos.
señaló previamente, el análisis funcional indica los 5. Identificar los recursos, soluciones y estrategias
elementos concretos que han de modificarse para con las que cuenta el individuo.
alcanzar las metas de la intervención. Sin embargo,
existen por lo menos otras tres estrategias que La selección de técnicas que formarán el pro-
pueden facilitar la elección del tratamiento (Díaz et grama de intervención, además de estar determinada
al., 2011; Godoy, 1991; Muñoz, 2001; Nezu, Nezu y por alguna(s) de las estrategias antes mencionadas,
Lombardo, 2006; Salamero, Peri y Gutiérrez, 2003): también va a estar modulada por diversos factores
a) la conducta clave, que consiste en identificar (Cormier y Cormier, 1994; Díaz et al., 2011) como el
la primera conducta de una cadena conductual y tipo de problemática a tratar (incluyendo gravedad,
favorecer su modificación esperando que con ello, severidad, sistema de respuesta predominante, entre
se modifiquen el resto de conductas pertenecientes otros), las características del paciente (edad, capaci-
a esa cadena; b) la estrategia diagnóstica, que sugiere dad física, intelectual, recursos cognitivos con los que
elegir algún tratamiento que haya demostrado cuenta), las del contexto donde se lleva a cabo la in-
ser eficaz en usuarios con el mismo diagnóstico y tervención (consultorio privado, institución, hospi-
ponerlo en marcha adecuando la intervención al talización) y, como ya se mencionó, las características
caso concreto; c) la estrategia de la guía teórica. del terapeuta (capacitación, experiencia profesional).

Capítulo 6115
En la mayoría de los casos, es necesaria la medios y las técnicas de intervención, se llevarán a
combinación de varias estrategias de intervención, cabo una serie de actividades durante la sesión, éstas
por lo que se hace necesario seleccionar y ordenar representan los medios para lograr el establecimien-
secuencialmente dichas estrategias; así, de acuerdo to de una conducta objetivo/meta (expresada como
con Cormier y Cormier (1994), un programa tera- objetivo particular), en otras palabras, son aquellas
péutico bien estructurado integrará todas las técni- acciones que se realiza para potenciar que el usuario
cas y/o procedimientos necesarios para manipular alcance el objetivo.
las habilidades conductuales, las destrezas cogniti- Las actividades se dividen en actividades del
vas, las respuestas afectivas, los procesos fisiológicos terapeuta y actividades del paciente o usuario. En las
y los factores ambientales relacionados con la con- primeras se describe qué hará el terapeuta durante
ducta problema. Ya que se seleccionaron las estra- la sesión, de acuerdo con el objetivo particular y la
tegias de intervención, se aplicarán en el orden pre- técnica, mientras que las segundas son las activida-
viamente establecido (de acuerdo con los objetivos des que realizará el paciente en la sesión, éstas de-
intermedios), aunque el tratamiento debe tener la ben tener correspondencia con las actividades del
suficiente flexibilidad como para adaptarse al usua- terapeuta. Por ejemplo, las actividades del terapeuta
rio e incorporar los imprevistos que puedan surgir; la pueden incluir: 1. describir y ejemplificar los estilos
evaluación del progreso de la terapia debe realizarse de enfrentamiento a una crítica; 2. modelar diversas
sesión a sesión, de este modo se puede comprobar el formas asertivas de afrontar una crítica; 3. propo-
logro de los objetivos y de no ser así, será necesario ner situaciones para llevar a cabo el juego de roles.
modificar la técnica empleada, la secuencia de inter- 4. retroalimentar la ejecución del paciente. En con-
vención, las metas del tratamiento o las hipótesis a traparte, las actividades del usuario, de acuerdo con
partir de las cuales se generó el tratamiento (Díaz et las actividades del terapeuta antes señaladas, podrían
al., 2011). ser: 1. escuchar la conferencia sobre los estilos de en-
Concretamente, de acuerdo con los obje- frentamiento de críticas; formulará preguntas y dará
tivos finales e intermedios que se hayan planteado ejemplos sobre éstos; 2. observar la ejecución del te-
para resolver una problemática particular, las técni- rapeuta; 3. participar en el juego de roles, ejecutando
cas a utilizar se han de describir como procedimien- formas asertivas para afrontar una crítica; 4. escuchar
tos, en este sentido es importante diferenciar éstos la retroalimentación de su ejecución.
de los que se reportan en una investigación donde Como puede observarse, es necesario delimi-
se describen detalladamente cada uno de los pasos tar todas las actividades que habrán de realizarse para
a seguir en el estudio. En este caso, el procedimiento alcanzar cada objetivo particular, tanto del terapeuta
implica nombrar las técnicas y/o la fase de éstas que como del paciente, siempre en congruencia con el
han de emplearse para cubrir un objetivo interme- objetivo particular y la técnica antes mencionados.
dio o particular, por ejemplo, en el caso del objeti-
vo intermedio: Julia enunciará las características del Asignación de tareas
comportamiento agresivo, pasivo y asertivo, la técnica Las tareas para casa son uno de los elementos pri-
es Entrenamiento en habilidades sociales, con proce- mordiales de la TCC, todo terapeuta experimentado
dimientos de psicoeducación, modelamiento y ensayo sabe que la terapia exitosa depende de las actividades
conductual. del usuario fuera de la consulta, ya que es ahí donde
éste tiene los problemas, en la vida cotidiana y en si-
Actividades a realizar en la sesión tuaciones reales, no dentro del consultorio. Dentro
De acuerdo con los objetivos particulares o inter- del programa de intervención, han de asignarse ta-

116 Bravo González y Mora-Miranda


reas para casa por cada objetivo particular, las cuales este modo, es más probable que el paciente se moti-
pueden consistir en registros, búsqueda de informa- ve con los éxitos obtenidos en las tareas sencillas que
ción, práctica de habilidades, etcétera. ante los fracasos por una tarea compleja y abundante
Cualquier tarea asignada siempre debe tener no cumplida.
un objetivo y ser meditada sobre el modo en que inci- También hay que considerar qué elementos
dirá en la problemática del paciente. Generalmente, o prerrequisitos son necesarios para la realización de
las tareas para casa sirven para propiciar situaciones una tarea, ya que en muchas ocasiones, se requiere
de práctica en ambientes reales, con lo que se acele- de un repertorio conductual específico previo para
ra el proceso terapéutico, además de que se anima al la realización de una tarea, por ejemplo, en el caso de
paciente a poner el proceso bajo su control. la desensibilización sistemática primero es necesario
Existen diversos beneficios derivados del asegurarse que el paciente es capaz de relajarse efec-
empleo de las tareas para casa: tivamente antes de sugerir los emparejamientos con
• Acceso a conductas privadas. Es un enfoque que los estímulos que provocan ansiedad.
hace que la terapia continúe en ausencia del te- Otro aspecto a considerar, es la adecuada es-
rapeuta, es muy útil para las conductas que no pecificación sobre el contenido de tarea, en qué le va
pueden observarse fácilmente dentro del con- a beneficiar, cuáles son sus propósitos y enseñarle al
sultorio. paciente a hacerla en la sesión, de manera que se ase-
• Eficacia del tratamiento. Las nuevas habilidades gure que ha entendido la tarea a realizar. En práctica-
requieren ser practicadas repetidamente y ser mente todos los textos sobre terapia cognitivo-con-
llevadas a cabo en lugares diferentes. La prácti- ductual se incluye una amplia cantidad y diversidad
ca que se limita al tiempo de la sesión no habrá de formatos de registro y se sugieren algunas tareas
concluido el trabajo. de acuerdo con las distintas técnicas de intervención,
• Mayor autocontrol. Implicar a los pacientes en sin embargo no siempre pueden emplearse tal cual
su propio tratamiento fuera de las horas de tera- dichas sugerencias, por lo que es necesario ser muy
pia puede ayudar a que se vean como los princi- cuidadoso en la selección de los formatos y tareas,
pales agentes de cambio y motivarlos para que y en muchos casos es preferible adaptarlos o crear
actúen en beneficio de sus intereses. otros de acuerdo con las características del paciente.
• Transferencia del entrenamiento. Una de las ta- Finalmente, es obligada la revisión de la ta-
reas que enfrenta el terapeuta consiste en ayu- rea. Inicialmente, servirá para afianzar la relación te-
dar al paciente a transferir lo que ha aprendido rapéutica, al revisarse en conjunto con el usuario, por
durante la terapia al mundo exterior. El asignar otro lado, deben reforzarse positivamente todos los
tareas en casa puede facilitar esta labor, sobre esfuerzos hechos por el individuo en la realización
todo cuando se induce desde los primeros mo- de las tareas, tanto si las realiza exitosamente como si
mentos del proceso. no, en este último caso, el terapeuta debe insistir en
nuevas tareas, recalcando que lleva tiempo aprender
Para la asignación de tareas hay que conside- y dominar nuevas habilidades. En esta misma revi-
rar varios factores, los primeros tienen que ver con sión, el terapeuta debe preguntar por los obstáculos
el grado de complejidad y la cantidad para que el pa- o limitaciones encontradas durante la realización de
ciente pueda llevarla a cabo, en este sentido lo más la tarea, verificar si contribuye al logro del objetivo
recomendable es asignar tareas sencillas que sean fá- particular o al criterio de cambio, y, de ser necesario,
ciles de registrar o practicar y poco a poco ir aumen- reformular, reasignar o cambiar por otra.
tando la complejidad y cantidad de las mismas, de

Capítulo 6117
Criterios de cambio procedimientos o herramientas que van a emplearse,
Como se señaló previamente, los programas de in- ya sea en los criterios de cambio o en las tareas. Al
tervención congruentes con el proceso de evaluación igual que en los criterios de cambio, el registro
conductual, están basados en el logro de un nivel de asignado como tarea puede considerarse como
desempeño mínimo. Por tanto, muy relacionado con técnica de evaluación, ya que probablemente a partir
los objetivos particulares se encuentran los criterios de ese registro se delimitará si el paciente alcanzó o
de cambio, que son los requisitos que han de alcan- no los requisitos planteados en el objetivo particular.
zarse antes de pasar a otro objetivo particular, ya sea Sin embargo, los procedimientos de evalua-
en la misma sesión o entre sesiones, dicho de otra ción no se limitan a los registros o tareas para casa,
manera, estos criterios implican establecer un nivel incluyen la observación de comportamientos en la
de desempeño mínimo o límite para saber cuándo se sesión, llenado de cuestionarios, entrevista con otros
alcanzará un objetivo y/o especificar cuándo cam- significativos, y cualquier otro método de evaluación
biar al siguiente objetivo específico. convencional, etcétera; además, para evaluar un ob-
Estos criterios generalmente se redactan en jetivo particular, del mismo modo que los criterios de
términos cuantitativos (en porcentajes, frecuencia o cambio, pueden establecerse varias técnicas de eva-
duración, entre otros parámetros), y deben ser co- luación. La elección del procedimiento debe ser con-
herentes con los objetivos, las tareas y las técnicas gruente al mismo tiempo con el objetivo particular,
de evaluación; además pueden establecerse varios las tareas y los criterios de cambio. Algunos ejemplos
criterios de cambio para valorar la ejecución de la de técnicas de observación, pueden ser: la observa-
conducta en varias situaciones. Establecer criterios ción de la ejecución durante el juego de roles o, auto-
de cambio en la ejecución de la conducta tiene va- rregistro de situaciones de enfrentamiento de críticas.
rios beneficios, entre ellos: determinar la calidad de En resumen, los elementos que constituyen
los productos de los pacientes; ayudar a contrastar el programa de intervención se muestran en la Tabla
y evaluar adecuadamente la ejecución de la persona; 6.2. En la Tabla 6.3 se presenta, a modo de ejemplo,
y, comprobar si se ha dominado o no la habilidad al parte del programa de intervención de acuerdo con
indicar el nivel de capacidad que se requiere. el Caso 1 presentado anteriormente.idad en este mis-
En algunas ocasiones las tareas que se asig- mo capítulo.
nan pueden considerarse un criterio de cambio,
siempre y cuando se definan en los términos cuan- Análisis funcional y programas de intervención
titativos adecuados. Algunos ejemplos de criterios en el ámbito hospitalario
de cambio son: mostrar comportamientos asertivos Como se ha descrito en capítulos previos, padecer
para enfrentar una crítica al menos en 80% durante una enfermedad crónica generará complejos y
el juego de roles, o mostrar al menos un 80% de res- diversos problemas psicológicos tanto en la persona
puestas asertivas en el registro de la interacción con como en el contexto donde ésta interactúa; por lo que
mujeres. los problemas comportamentales de estas personas
difieren significativamente de los que presentan
Técnicas de evaluación poblaciones sin enfermedades físicas. La efectividad
Se encuentran estrechamente vinculadas con los del modelo cognitivo conductual en problemáticas
criterios de cambio, ya que en este punto se especifica psicológicas asociadas a enfermedades físicas, se ha
de qué manera se va a evaluar el cumplimiento de demostrado de forma contundente y existen una
un objetivo, para pasar al siguiente. Este elemento cantidad abrumadora de ejemplos, por lo que muchos
es importante ya que aquí habrán de definirse los profesionales de salud ven en la Terapia Cognitivo-

118 Bravo González y Mora-Miranda


OBJETIVO(S) GENERAL(ES)
Objetivo Técnica o Actividades Tareas Criterios de Técnicas de
particular procedimiento Terapeuta Usuario cambio evaluación

Tabla 6.2. Elementos que constituyen el programa de intervención.

OBJETIVO(S) GENERAL(ES)
Objetivo Técnica o Actividades Tareas Criterios de Técnicas de
particular procedimiento Terapeuta Usuario cambio evaluación
El paciente Planeación de Explicar la Poner Elaborar un Los ejemplos Reporte
describirá la actividades: importancia de atención, listado de al han de estar verbal. Listado
importancia de psicoeducación. las actividades. escuchar y menos 5 acordes con la de actividades.
la realización Poner ejem- hacer actividades de explicación en
de actividades plos. preguntas. interés que por un 85%.
distintas a las Solicitar Proporcionar alguna razón Entregar un
que lleva a ejemplos. ejemplos. no ha podido listado con
cabo en su vida Asignar tarea. realizar. aquellas
cotidiana. actividades de
su interés que
no ha podido
realizar.

El paciente Terapia Cogniti- Explicar el Poner Ninguna. Ejemplos de Los ejemplos


describirá la va de Beck modelo ABC y atención, forma oral del han de ser
importancia de Explicación del el papel de los escuchar y modelo ABC y correctos en
los pensamien- modelo. pensamientos hacer de sus propios un 90%, de
tos para Proporcionar y preguntas. pensamientos. acuerdo a la
explicar la solicitar Proporcionar explicación.
conducta. ejemplos. ejemplos.

El paciente Terapia Cogniti- Explicar tipos Poner Registrar por Los ejemplos Ejemplos por
identificará sus va de Beck: de pensamien- atención, escrito los han de ser escrito de
pensamientos Identificación tos, distorsio- escuchar y pensamientos correctos en pensamientos
distorsionados. de pensamien- nes cognitivas hacer en situaciones un 90%. Los y distorsiones.
tos distorsiona- y la forma de preguntas. que generen registros serán Llenar un
dos del modelo. registro. Proporcionar malestar correctos en registro de
Proporcionar y ejemplos. durante una un 80%. pensamientos
solicitar Completará semana. automáticos.
ejemplos por un registro de Llegar a
escrito. pensamien- conclusiones
Asignar tarea. tos. en el debate.

Tabla 6.3. El programa de intervención para el caso 1 (ver antes).

Capítulo 6119
Conductual un coadyuvante en el tratamiento de sus para el usuario; en ese sentido, indican que “siempre
pacientes (Sanders, Surawy, Zahl y Salt, 2010). es prematuro sugerir un plan de acción salvo que
Y, aunque en Medicina Conductual, al el problema del cliente haya sido adecuadamente
igual que en contextos clínicos convencionales, evaluado” (p. 369).
establecer las relaciones causales suele hacerse a Así, debe tenerse presente que, de acuerdo
partir de la información recabada por el terapeuta con Muñoz (2003), la elaboración del AF y las con-
en la interacción con el usuario mediante diversas secuentes hipótesis es uno de los momentos más di-
estrategias de evaluación (entrevistas, autoinformes, fíciles de la evaluación conductual, y que la tarea se
autorregistro, etcétera), no suele ser una tarea fácil, hace más compleja en personas que padecen alguna
debido a que las personas con enfermedades crónicas enfermedad, ya que implican que el psicólogo recu-
presentan una serie de respuestas y reacciones a la rra al acervo de conocimientos derivados del avance
enfermedad idiosincráticas y que están matizadas, al de la psicología en general, de los modelos de terapia
mismo tiempo, por una gran diversidad de factores. cognitivo-conductual en particular (y más específi-
En el ámbito hospitalario, particularmente camente de los diversos modelos teóricos que se en-
en las problemáticas psicológicas -comportamen- marcan en este concepto), de las características de la
tales- asociadas con padecer enfermedades cróni- enfermedad, así como de las repercusiones que ésta
co-degenerativas, la evaluación de éstas no en todos conlleva en la vida del individuo, para generar una
los casos se realiza cuidadosamente, entre otras razo- explicación sobre cómo y por qué ocurre(n) la(s)
nes debido a que el tiempo en que puede elaborarse conducta(s) problema(s).
es muy limitado, alrededor de 4 o 5 días en prome- Con base en estas consideraciones, podría
dio; las situaciones que potencialmente pueden ge- suponerse que la evaluación conductual en el ámbito
nerar o incrementar los problemas psicológicos son hospitalario es una tarea imposible; sin embargo, la
poco estables en el tiempo, es decir, hay cambios parte final de este capítulo pretende señalar algunos
continuos que dificultan el establecimiento de rela- lineamientos generales que pueden facilitar tanto
ciones funcionales entre los eventos y las conductas el proceso de evaluación (y el consiguiente Análisis
problema; en la mayoría de los casos, los individuos Funcional), como la elaboración de un programa de
no han identificado su comportamiento como pro- intervención.
blemático, y por tanto no consideran la necesidad de En primer lugar, hay que tener presente el
modificar su conducta. contexto en el que se lleva a cabo la intervención psi-
Estas características, favorecen lo señalado cológica, debido a que las condiciones, expectativas
por O´Brien y Haynes (1997), respecto a que, y objetivos varían en función de éste. Un grupo de
desgraciadamente en muchos de los casos, no se usuarios por atender son aquellos que son referidos
realiza un análisis funcional, ya sea por la dificultad por el personal de salud durante el curso de la hospi-
tanto teórica como metodológica que dicha talización, los cuales, en la mayoría de los casos, esta-
ejecución supone o por la carencia de métodos rán dentro de la institución, en promedio 4 o 5 días,
sistemáticos y refutables que permitan organizar sin embargo esto es sumamente variable, de acuerdo
las complejas relaciones entre conductas. Aunado a la situación por la cual se encuentre hospitalizado
a ello, Cormier y Cormier (1994) indican que (por ejemplo, programado para cirugía, para reci-
muchos terapeutas con poca experiencia, tienden bir tratamiento, a consecuencia de una emergencia
a tomar decisiones prematuras con respecto a las o efectos secundarios, etcétera); otra condición que
estrategias de intervención, lo cual, en la mayoría afectará la realización de la evaluación y posible in-
de los casos, supone resultados poco favorecedores tervención es la condición física de la persona, es

120 Bravo González y Mora-Miranda


decir, las condiciones serán completamente distin- tengan elementos mínimos para establecer rela-
tas en personas que se encuentran, aunque débiles, ciones funcionales entre variables muy concretas.
conscientes y orientadas, en comparación con aque- 4. Si no es de vital importancia (casos en crisis),
llas que se encuentren tan agotados que no pueden ni evitar la implementación de estrategias de inter-
hablar o que se encuentran sedados a causa del dolor vención improvisadas, es preferible dedicar un
intenso; un ejemplo más se encuentra en la necesi- poco más de tiempo a una evaluación más cuida-
dad que tenga el personal de salud de que el paciente dosa que la intervención prematura.
muestre señales de cambio. A continuación se presenta un ejemplo de
evaluación y análisis funcional en una persona hospi-
La atención psicológica en el hospital se encuentra talizada (ver Tabla 6.4.).
matizada por una diversidad de variables a las
cuales el médico conductual en formación debe A.V., paciente femenina de 31 años de edad, sol-
atender, sin embargo, ello no justifica realizar tera, con diagnóstico de Leucemia Linfoblástica,
intervenciones precipitadas, poco estructuradas hospitalizada para la aplicación de quimioterapia
y con poco valor terapéutico por no contar con (Variables organísmicas). Refiere deseos de aban-
una conducta problema claramente identificada y donar el tratamiento, lo cual se caracteriza a nivel
analizada. motor por inquietud, llanto fácil, movimientos
estereotipados de manos y pies; a nivel cognitivo
Estas situaciones (por citar solo algunas de
se han identificado pensamientos disfuncionales
la multitud de condicionantes que pueden presentar-
de tipo catastrófico, maximización, imperativos
se), ilustran el hecho de que el médico conductual,
personalesy generalización excesiva, acerca de la
en la atención de personas hospitalizadas, debe maxi- estancia hospitalaria, tratamiento (procedimien-
mizar el tiempo disponible, considerando todos los tos) y pronóstico de la enfermedad; mientras que
posibles factores que pueden incidir en su evaluación a nivel fisiológico experimenta tensión muscular,
e intervención, de este modo se sugiere: respiración acelerada y opresión en el pecho (pal-
1. Comenzar a identificar conductas problema desde pitaciones). (Definición de la conducta objetivo).
el primer contacto con el paciente, independiente- Cuando la paciente se enfrenta al tratamiento o a la
mente de lo que puedan referir tanto el personal hospitalización, surgen distorsiones cognitivas que
de salud como otros significativos. Debido a que disparan las respuestas a nivel cognitivo, fisiológi-
la mayoría de las personas tiene varias conductas co y motor, que dificultan la realización de proce-
problema que le gustaría modificar, ceñirse a los dimientos médicos y la estancia en hospitalización
criterios señalados previamente con respecto a (identificación de antecedentes), lo cual a su vez
cuándo intervenir (Muñoz, 2001; 2003): el más “confirma” y exacerba el surgimiento de dichas
molesto, el más fácil o el de mayor adherencia. cogniciones iniciales, estableciendo un círculo vi-
2. Invertir el tiempo disponible en obtener informa- cioso mantenido a su vez por el déficit de la pacien-
ción necesaria y relevante, esto es muy importan- te (identificación de consecuentes) para identifi-
car cogniciones y manejarlas adecuadamente. Por
te, ya que en pocos casos se sabe con precisión
ello, es necesario intervenir en el nivel cognitivo,
cuánto tiempo hay disponible ni cómo evolucio-
favorecer la adquisición de habilidades para modi-
nará la condición física del paciente.
ficar dichas cogniciones y por tanto, permanezca
3. Dirigir la evaluación a la identificación de ante-
en tratamiento.
cedentes y posibles consecuentes de la principal
(E. Blas, comunicación personal, 21/10/13).
conducta problema y tratar de establecer regula-
ridades para esos eventos. De tal manera que se
Tabla 6.4. Ejemplo de análisis funcional en el ámbito hospitalario.

Capítulo 6121
Como puede observarse en el ejemplo, se El otro contexto más frecuente de interven-
integran la mayoría de los elementos señalados por ción en el ámbito hospitalario, es el que se realiza en
Díaz et al., (2011), para la realización de un modelo la consulta externa, el cual puede apegarse un poco
funcional, entre paréntesis y en negritas: más a los tiempos de un programa de psicoterapia
1. Definir la conducta objetivo en términos cognitivo-conductual convencional, sin olvidar las
concretos características peculiares antes descritas, una de es-
2. Identificar los antecedentes de la conducta tas condiciones especiales, es el avance propio de la
objetivo enfermedad, el cual, dependiendo del padecimiento
3. Identificar las variables organísmicas puede tener un curso lento o rápido; otra condición
4. Identificar las consecuencias y función de la que matizará la intervención es el momento en que
conducta objetivo se inició la intervención, lo cual ocurre generalmen-
De este modo, se propone la realización de te después de la comunicación de malas noticias, por
evaluaciones que estén orientadas a recabar la infor- lo que es muy frecuente que la persona se encuen-
mación pertinente para elaborar un modelo funcio- tre ante una crisis y requiera de una intervención de
nal de cada problemática que se presente, en algunos emergencia, después de la cual el terapeuta decidirá
casos, cuando el tiempo para llevar a cabo procedi- si el paciente se incorporará a psicoterapia o no. Así,
mientos más sistemáticos, es posible llevar a cabo el terapeuta debe tener presente estas consideracio-
una formulación del caso, donde puedan plasmarse nes, entre otras, peculiares a la consulta externa de
un conjunto de problemáticas y presentar una pano- un hospital.
rámica más completa de las diversas conductas pro- Dejando a un lado los casos de urgencia,
blema de un paciente. cuando el médico conductual puede iniciar un pro-
La intervención, para el contexto de hos- ceso de psicoterapia con un enfermo crónico de-
pitalización, en pocos casos puede ser tan sistemá- generativo, puede llevar a cabo el proceso de eva-
tica y estructurada como se indicó previamente, sin luación conductual, ajustándolo a la evolución del
embargo, es posible hacer un plan de tratamiento padecimiento y a las propuestas de tratamiento mé-
general, que aunque no incluye todos los elementos dico que se ofrecen al paciente. A modo de ejemplo,
propuestos, si traza directrices a seguir con un caso se presenta el análisis de un caso en esta condición
particular, en ese sentido, este plan puede incluir (Tabla 6.5) y en la Tabla 6.6 parte del programa de
(ver Figura 6.2): tratamiento (adaptado de Bravo, 2004).

Figura 6.2. Componentes del Plan abreviado de tratamiento.

122 Bravo González y Mora-Miranda


Se presenta el caso de T., mujer de 42 años de la primera. T. presentó una respuesta inmediata
de edad, casada desde hace 18 años, es madre de dos de llanto incontrolable, dificultad para expresarse
niñas, de 10 y un año y medio de edad. Estudió un verbalmente, hiperventilación y bloqueo cognos-
bachillerato técnico con secretariado, sin embargo citivo, ante lo cual se realizó intervención en crisis
en la actualidad se dedica al hogar. Como antece- con el objetivo de regular sus respuestas puesto que
dentes de importancia refirió dificultad para lo- acudió sola a la consulta; se inició con instruccio-
grar embarazarse, pérdidas gestacionales múltiples nes para la respiración diafragmática, con la cual T.
(cuatro) y dos embarazos de alto riesgo, en cada dejó de hiperventilar y disminuyó notablemente el
uno de ellos menciona que se deprimió durante llanto; posteriormente se realizó una evaluación de
algunos meses, alcanzando remisión parcial de los la información sobre la enfermedad y se aclararon
síntomas, aunque cada nuevo intento de embarazo algunas dudas sobre la misma, promoviendo la ex-
era una situación experimentada con elevados nive- presión de preguntas con su médico tratante.
les de ansiedad, a partir de los cuales “me volví muy Al final de esta sesión se propuso iniciar con
nerviosa…como que tengo miedo de todo” (sic pa- un proceso psicoterapéutico durante su atención
ciente); a pesar de evaluarlos como eventos graves oncológica, debido a que se observaron respuestas
no recibió atención psicológica en ninguna de esas emocionales significativas que podrían obstaculi-
situaciones, sólo el apoyo de su familia de origen y zar la adaptación a la enfermedad, entre las cuales
de su cónyuge. Sufrió un accidente automovilístico destacaron la ansiedad (llanto excesivo, temblor de
donde perdió su dentadura y fue necesaria la colo- extremidades superiores, sudoración de las palmas
cación de prótesis superiores e inferiores. de las manos, hiperventilación) y los pensamientos
No se encontraron otros antecedentes fí- distorsionados (visión catastrófica, sobregenerali-
sicos y/o emocionales, hasta el motivo por el cual zación e interpretación del pensamiento), de nega-
acudió a la clínica de tumores mamarios a mediados ción y anticipatorios respecto a la enfermedad, ade-
del año 2002: una tumoración mamaria izquierda. más, T. expresó la necesidad de contar con apoyo
Este conjunto de situaciones antecedentes facilita- para “sobrellevar mejor la enfermedad, que no sea
ron la exacerbación de percepciones negativas en tan duro” (sic).
la imagen corporal de T., refiriéndose a sí misma Por tanto, el objetivo del programa de tra-
como “estoy toda atrofiada, echada a perder, gorda, tamiento fue promover la adquisición de estrategias
fea, chimuela y ahora salgo con esto (cáncer)” (sic de enfrentamiento adaptativas en la paciente a tra-
paciente). vés de técnicas cognoscitivo-conductuales que le
La primera intervención psicológica con permitieran enfrentarse a las diferentes etapas de
T. se realizó durante la consulta en la clínica de tu- atención oncológica para el cáncer de mama; esto
mores mamarios, a partir de la comunicación de bajo el supuesto de que las diversas técnicas de in-
su diagnóstico de cáncer de mama y la propuesta tervención, aplicadas en las principales fases de tra-
de tratamiento inicial con mastectomía, quimiote- tamiento médico podrían facilitar la mejor adapta-
rapia y radioterapia dependientes de los hallazgos ción de T a la enfermedad.

Tabla 6.5. Ejemplo de análisis de caso atendido en consulta externa.

Capítulo 6123
Etapa de manejo médico: Comunicación de mastectomía como tratamiento de primera línea.
Objetivo Actividades Actividades Criterio Técnicas
Tareas
específico del terapeuta del paciente de cambio de evaluación
La paciente Psicoeducar Parafrasear Enlistar Expresión de Reporte
identificará respecto al cáncer los punto más preguntas sobre la preguntas acordes verbal Lista de
las principales y las alternativas importantes de mastectomía. a la información preguntas.
características de de tratamiento, la información proporcionada.
la mastectomía y énfasis en la mas- proporcionada. Elegir las cinco
su utilidad en su tectomía. preguntas más Expresión de
caso particular. Expresar pre- importantes, respuestas al
Identificar los guntas o dudas anotarlas y diálogo socrático
prinicpales relacionadas con comentarlas y reevaluación de
pensamientos y su tratamiento. con su médico la situación.
emociones en la tratante.
paciente. Expresar expecta-
tivas, creencias y
Realizar diálogo temores sobre la
socrático. enfermedad y el
tratamiento.
Etapa de manejo médico: Preparación para la realización de la mastectomía.
La paciente Proporcionar Escuchar y seguir Ejercicios de Disminución en Observación
ejercitará la instrucciones instrucciones relajación tres las manifestacio- directa.
respiración y modeladas de de respiración veces al día y nes observables
relajación ante respiración diafragmática y autorregistro de de ansiedad, en al Reporte verbal.
respuestas diafragmática relajación. nivel de relajación menos 70%.
de ansiedad y relajación de pre y post Autorregistrado
asociadas a la
frase autógenas, Valorará el nivel práctica, durante Llanto. de relajación.
realización de la
mastectomía. incluyendo de relajación una semana. Suduoración.
evaluación alcanzado. Temblores.
del nivel de Discurso
relajación. Escuchar la retro- accidentado.
alimentación. Hiperventilación.

Manifestar dudas. Reporte subjetivo


de relajación de al
menos 7 en 80%
de los ejercicios
en casa.

Tabla 6.6. Muestra del programa de intervención para el caso de T.

Otras consideraciones útiles para el médico conduc- • Reducir los costos del tratamiento médico y
tual se refieren a las sugerencias de Sanders et al., hospitalizaciones, al capacitar a los pacientes
(2010) con respecto a los principales objetivos de la en el manejo de sus condiciones físicas y estre-
intervención cognitivo-conductual, de forma gene- sores asociados.
ral, con personas con enfermedades crónicas: • Ayudar a las personas con problemas psicológi-
• Reducir y tratar problemas psicológicos como cos preexistentes a enfrentarse adecuadamente
ansiedad, depresión o estrés postraumático, a sus problemas médicos.
por citar algunos.

124 Bravo González y Mora-Miranda


• Mejorar la adherencia al tratamiento y en el ma- Castro, L. y Angel, E. (1998). Formulación clínica
nejo de los efectos secundarios de los mismos. conductual. En V. E. Caballo (Comp.).
• Ayudar a la persona a reducir los comporta- Manual para el tratamiento cognitivo-
mientos que pueden tener un impacto negativo conductual de los trastornos psicológicos. (pp.
en su salud. 3-69). Madrid: Siglo XXI.
Caycedo, C., Ballesteros, B. y Novoa, M. (2008).
A modo de conclusión Análisis de un protocolo de formulación de
Así, si se conjugan las recomendaciones incluidas en caso clínico desde las categorías de bienestar
el presente texto, es posible ajustar el modelo de eva- psicológico. UniversitasPsicologica, 7(1),
luación conductual a las peculiaridades del ámbito 231-250. Recuperado de http://revistas.
hospitalario, por lo que en resumen, la elaboración javeriana.edu.co/index.php/revPsycho/
del AF es una tarea ardua que el psicólogo debe en- article/view/211/231
frentar para favorecer la elección del tratamiento idó- Cormier, W. y Cormier, S. (1994). Estrategias de en-
neo para la problemática que presenta un individuo trevista para terapeutas. Bilbao: Desclée de
en particular, y en el contexto de las enfermedades Brouwer.
crónicas es de gran utilidad como elemento rector Díaz, M., Ruiz, A. y Villalobos, A. (2012). El proceso
para la elección del tratamiento. en Terapia de Conducta: la evaluación
Como se puede concluir de lo expuesto en conductual. En Ruiz, A., Díaz, M., y
este capítulo, el realizar un análisis funcional es una Villalobos, A. (Eds.). Manual de técnicas de
tarea que conlleva grandes retos, no sólo por la ne- intervención cognitivo-conductuales. (pp. 99-
cesidad de recopilar toda la información posible con 145). Bilbao: Desclée de Brouwer.
respecto al motivo de consulta del usuario, sino sobre Fernández-Ballesteros, R. (1994a). Características
todo, por la estrecha relación que guarda con el esta- básicas de la evaluación conductual. En R.
blecimiento de objetivos terapéuticos y por la com- Fernández-Ballesteros (Comp.). Evaluación
pleja tarea de elaboración inherente a este. Por ello, conductual hoy. Un enfoque para el cambio en
como señalan Caycedo et al., (2008), es un puente psicología clínica y de la salud. (pp. 85-110).
entre la práctica, la teoría y la investigación, al pro- Madrid: Pirámide.
porcionar un conjunto articulado de explicaciones Fernández-Ballesteros, R. (1994b). El proceso de
que describan y expliquen la conducta problemática evaluación conductual. En R. Fernández-Ba-
de la persona y que, a partir del mismo, se delimiten llesteros (Comp.). Evaluación conductual
las estrategias de intervención a seguir. hoy. Un enfoque para el cambio en psicología
clínica y de la salud. (pp. 111-157). Madrid:
REFERENCIAS Pirámide.
Gavino, A. (1997). Guía de ayuda al terapeuta
Bowman, L., Hardesty, S. y Mendres-Smith, A. (2013). cognitivo-conductual. Madrid: Pirámide.
A functional analysis of crying. Journal of Godoy, A. (1991). El proceso de la evaluación
Applied Behavior Analysis, 46(1), 317-321. conductual. En V. Caballo (Comp.). Manual
Recuperado de http://onlinelibrary.wiley. de técnicas de terapia y modificación de
com/doi/10.1002/jaba.4/pdf conducta. (pp. 91-108). Madrid: Siglo XXI.
Bravo, M. (2004). Reporte de experiencia profesional.
Tesis de Maestría no publicada. México:
UNAM.

Capítulo 6125
Godoy, J. (1991). Medicina Conductual. En V. Koch, C., Stewart, A. y Stuart, A. (2010). Systemic
Caballo (Comp.). Manual de técnicas de aspects of CBT. En M. Mueller, H. Kennerley,
terapia y modificación de conducta. (pp. 871- F. McManus & D. Westbrook (Eds.).
890). Madrid: Siglo XXI. Surviving as a CBT Therapist. (pp. 178-198).
Harris, S. y Glasberg, B. (2007). Functional Behavioral New York: Oxford University Press.
Assessment in Practice: Concepts and Ladouceur, R., Fontaine, O. y Cottraux, J. (1994).
Applications. En J. Jacobson, J. Mulick & J. Terapias cognitivo comportamentales.
Rojahn (Eds.). Handbook of Intellectual and Barcelona: Masson.
Developmental Disabilities. (pp. 317-332). Muñoz, M. (2001). Formas de proceder y pasos en
Springer, doi: http://dx.doi.org/10.1007/0- el desarrollo de la evaluación conductual.
387-32931-5 En J.F. Labrador, J. Cruzado y M. Muñoz
Haynes, S. (2009). Análisis funcional: Principios (Coords.). Manual de técnicas de modificación
Básicos y Métodos. Conferencia presentada y terapia de conducta. (pp. 284-319). Madrid:
en III Jornadas del Grupo contextos “El Pirámide.
Análisis Conductual Actual” 20-21 marzo, Muñoz, M. (2003). Manual práctico de evaluación psi-
Málaga, España. Recuperado de http:// cológica clínica. Madrid: Síntesis.
www.conducta.org/articulos/congresos/ Nezu, A., Nezu, C. y Lombardo, E. (2006).
jornadas3/exposiciones/PDF/02%20-%20 Formulación de casos y diseño de tratamientos
Haynes%20-%20Functional%20Analysis.pdf  cognitivo-conductuales: un enfoque basado en
Haynes, S., N., y O’Brien, W. H. (1990). Functional problemas. México: Manual Moderno.
analysis in behavioral therapy. Clinical Psy- O´Brien, W. H. y Haynes, S.N. (1997). Análisis
chology Review, 10, 649-668. funcional de la conducta. En: G. Buela-Casal
Haynes, S.N. y O’Brien, W.H. (2000). Principles and y J.C. Sierra (Eds.). Manual de evaluación
practice of behavioral assessment. New York: psicológica: fundamentos, técnicas y
Academic Publishers. aplicaciones. (pp. 493-524). Madrid: Siglo XXI.
Haynes, S. y Williams, A. (2003). Case formulation Phares, J. y Trull, T.J. (2000). Psicología clínica:
and design of behavioral treatment pro- conceptos, métodos y aspectos prácticos de la
grams. Matching treatment mechanisms to profesión. México: Manual Moderno.
causal variables for behavior problems. Eu- Reep, A., y Horner, R. (2000). Análisis funcional de
ropean Journal of Psychological Assessment, problemas de la conducta. México: Paraninfo.
19(3), 164–174. Salamero, M., Peri, J. y Gutiérrez, F. (2003).
Heiby, E.M. y Haynes, S.N. (2004). Introduction to La evaluación psicológica en el ámbito
behavioral Assessment. En S.N. Haynes & hospitalario. En E. Remor, P. Arranz y S. Ulla
E.M. Heiby (Eds.). Comprehensive Hand- (Eds.). El Psicólogo en el ámbito hospitalario.
book of Psychological Assessment. Cap. 1, pp. pp. 75-92. Bilbao: Desclée De Brouwer.
3-18. Hoboken, New Jersey: Wiley. Sanders, D., Surawy, C., Zahl, D. y Salt, H. (2010).
Kanfer, F., H., y Saslow, G. (1969). Behavioral Physical health settings. En M. Mueller, H.
diagnosis. En C. Franks (Comp.). Behavior Kennerley, F. McManus y D. Westbrook
Therapy: Appraisal and status. New York: (Eds.). Surviving as a CBT Therapist. (pp.
McGraw Hill. 253-273). New York: Oxford University Press.

126 Bravo González y Mora-Miranda


Segura, M., Sánchez, P. y Barbado, P. (1995). Análisis Wacker, D., Lee, J., Padilla Dalmau, Y., Kopelman,
funcional de la conducta: un modelo explicati- T., Lindgren, S., Kuhle, J., Pelzel, K. y Wal-
vo. Granada: Universidad de Granada. dron, D. (2013). Conducting functional
Skinner, B.F. (1957). Verbal behavior. New York: analyses of problem behavior via telehealth.
Appleton-Century Crofts. Journal of Applied Behavior Analysis, 46(1),
Thomason-Sassi, J., Iwata, B. y Fritz, J. (2013). 31–46. Recuperado de http://onlinelibrary.
Therapist And Setting Influences On wiley.com/doi/10.1002/jaba.29/pdf
Functional Analysis Outcomes. Journal of Westbrook, D., Mueller, M., Kennerley, H. y
Applied Behavior Analysis, 46(1), 79-87. McManus, F. (2010). Common problems
Recuperado de http://onlinelibrary.wiley. in therapy. En M. Mueller, H. Kennerley, F.
com/doi/10.1002/jaba.28/pdf McManus y D. Westbrook (Eds.). Surviving
Virués, J. (2004). Análisis funcional y tratamiento de as a CBT Therapist. (pp. 1-39). New York:
un paciente con graves problemas de con- Oxford University Press.
ducta diagnosticado de trastorno límite de
la personalidad. International Journal of Cli-
nical and Health Psychology, 4(1), 207-232.
Recuperado de http://www.aepc.es/ijchp/
articulos_pdf/ijchp-104.pdf

Capítulo 6127

Você também pode gostar