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ENSAYO:

EDUCAR PARA UNA NUEVA SOCIEDAD

Es importante iniciar la reflexión teniendo en consideración la aportación de


la iglesia y la responsabilidad del hombre ante esta situación. Bien sabemos que la
educación es un elemento que integra la constitución humana, donde en distinto
ámbito, el hombre las presenta como consecuencia de un desarrollo de la
personalidad.

En un primer momento, el libro nos presenta un panorama general de la


educación en el mundo, sin embargo, la concretamos en América, y más
específicamente en México, donde la mayoría de nuestras experiencias, hemos
sabido llevarla y conservarla de manera cuidadosa, en algunos sentidos, porque
en otros, es vulnerada e incluso, utilizada para fines personales.

La primera parte del libro nos exhorta a trabajar con responsabilidad esta
obra humana, es decir, todos somos responsables de la educación, todos tenemos
el deber de ofrecer una mejor educación desde la dimensión particular en la que
nos encontramos, debemos empezar por una auto-formación, luego por nuestra
primera comunidad que es la familia, por último, en la sociedad. No obstante, en la
sociedad también la podemos distribuir en la medida en que nos vallamos
relacionando y realizando como personas.

Siguiendo la misma idea, la podemos aplicar en todos los niveles


educativos, no perdiendo de vista el contexto y los medios con los que contamos,
ya que esto será una tarea de todos los hombres. De igual manera, desde el
momento en que nos levantemos, hasta el momento en que nos acostamos,
debemos de mostrar educación básica y digna hacia las demás personas.

La segunda parte nos muestra un panorama general de cómo es que la


iglesia influyó en el ámbito de la educación. Hay que recalcar el meollo de la
época de la conquista, incluso, a partir de allí podemos ubicar muy bien la mano
de la iglesia dentro de este marco. Recordamos los primeros evangelizadores, los
primeros frailes que llegaron a México, estos se encontraron con problemas muy
graves, donde en primer lugar, no compartían el mismo lenguaje, después, el
contexto en el que vivían y por último, las costumbres y la formación que
necesitaban éstos para lograr enseñarles y catequizarlos.

La educación en México inicia por la evangelización, sin embargo, ven


necesario implementar el lenguaje y la gramática para poder comunicarse y así,
lograr su objetivo. Nos damos cuenta pues que el medio por el cual el ser humano
llega a la perfección, es por medio de la educación, y entonces, se vuelve capaz
de ir más allá de lo que se puede imaginar.

El libro nos recuerda que las primeras universidades y colegios en México,


son a causa de las intenciones de evangelizar a los naturales, para después lograr
hacer conciencia en que son dignos de Dios. No obstante, salieron personajes de
renombre, que se enfocaron aún más en este marco educativo.

El tercer apartado nos da los parámetros para lograr construir una


educación capaz de formar al ser humano en su integridad, del mismo modo, a
responder sus necesidades antropológicas las cueles van a guiar y fortalecer la
persona humana. A todo esto le llamaremos una humanización educativa o parte
de un humanismo integral.

La consideramos de ese modo en la medida en que como persona humana,


tiene la capacidad de razonar, posee de suyo la capacidad de comprender y amar,
y en esa misma medida, lo lleva a concientizar en sí mismo y en la sociedad, a tal
grado de ofrecer algo productivo y netamente favorable para los demás. Todo esto
está inmerso en un desarrollo que tiene como objetivo una perfección.
Es importante la educación en la persona, puesto que desde el principio,
existe una cultura que necesita estar consciente en el desarrollo, por lo tanto,
requiere un sentido frente a la creación, que, desde el inicio está inmerso en él.
Dicho de otro modo, el hombre le da sentido a las cosas, a la realidad, lo define y
lo encapsula en conceptos creados por él mismo, entonces, conlleva con eso, un
perfeccionamiento y dominio de la propia naturaleza humana y otra, por su
dinámica perfección de desarrollo personal y social.

Por lo tanto, nos muestra el sentido y la esencia de una educación prudente


y justa ante la situación humana. Esto es, la educación es comunicación. Es decir,
expresar desde una experiencia previa para construir una realidad humana
nueva. Esto implica también un recorrer el camino, es decir, ese camino que
conduce precisamente a la realización de la misma persona.

Por otro lado, también es considerado como un formar e impulsar a una


persona a lograr un pleno desarrollo de la conciencia y una madurez necesaria.
Esto requiere a su vez de un desarrollo integral de sus capacidades y virtudes,
claro, para el servicio de los demás. En relación de todo esto, también es cultivar,
educar es cultivar, es decir, no abandonarlo, sino ir al paso para que se logre un
fruto bueno e íntegro en la sociedad.

Es cierto que la educación es buena y necesaria para el ser humano, pero


sobre todo, para la búsqueda de la verdad, donde el hombre ya no sea aquél que
depende de la naturaleza y se convierte en utilidad y medio, sino se convierta en
el sujeto capaz de compartir y de hacer juicios, y con eso, alcanza el objetivo
último de la inteligencia humana.

En la última parte del libro se nos invita a asumir este compromiso, un


deber que, como creyentes y personas de buena voluntad, podamos ser los
verdaderos protagonistas de nuestra propia historia, y a su vez, de nuestro propio
fortalecimiento y mejoramiento de la educación en México. Esto indica un
encuentro constante con la realidad educativa y, al mismo tiempo, un contra
ataque al mismo, para lograr eso que queremos.
A modo de conclusión, puedo deducir que hay una gran propuesta, una
invitación obligatoria donde a se pueda abordar esta problemática, pero con una
madurez buena y una gran responsabilidad. Para lograr esto, el documento nos
proporciona recuperar la centralidad de la persona, puesto que es todo el
fundamento de la acción política y educativa.

Del mismo modo, se nos invita a la plena concientización de hacer de la


educación una prioridad para todo ser humano, y en consecuencia, a centrarnos
al servicio de todo educando. Todo esto supone paciencia, perseverancia y
estímulo que ayuden a un discernimiento y opción vocacional sin violentar la
libertad. Para ello, hay que reconocer el valor fundamental y papel de los grupos
pequeños como la familia, para que la educación sea más eficiente, puesto que
ésta es la más responsable de la educación de las nuevas generaciones.

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