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CONFLICTIVIDAD SOCIAL.
Hace ya algún tiempo que resulta incuestionable que en nuestra Comunidad Autónoma
estamos asistiendo a una auténtica revolución social protagonizada por los empleados públicos
de la Junta de Andalucía que, junto a los opositores y ciudadanos en general, se han revelado
contra el Decreto Ley 5/2010, auténtico símbolo del nepotismo, enchufismo y desvergüenza del
gobierno andaluz, un gobierno que no escucha, que manipula permanente a la opinión pública y
que no se ha dado cuenta, o no quiere darse, de que las protestas no son una rabieta ocasional y
aislada de unas pocas personas (unos 40.000 nos manifestamos el día 13 de noviembre en
Sevilla), sino un auténtico movimiento social que no va a decrecer, por más que CANAL SUR, la
televisión de ¿todos? los andaluces, se empeñe día tras día en manipular las noticias, alterando
la realidad de los hechos que están sucediendo o silenciando los mismos, sometiendo los
acontecimientos a una auténtica censura informativa digna de tiempos pretéritos.
Dijo hace algún tiempo Groucho Marx que “la política es el arte de buscar problemas,
encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar un remedio equivocado”.
Pero ha ocurrido que el plan se ha torcido, quizá como ya dije en otra ocasión, porque no
contaron con algo tan sumamente peligroso para la tiranía como es la DIGNIDAD, surgiendo una
revolución social en Andalucía que, poco a poco, y debido a la mediocridad, mezquindad y
mentiras de ciertos políticos y sindicalistas tiene trazas de convertirse en un auténtico
CONFLICTO SOCIAL. Y digo esto con fundamento, porque cada vez que alguno de los
principales responsables sindicales y políticos hablan en los medios de comunicación social de lo
que está ocurriendo, “sube el pan”, y también los termómetros, exaltando aun más a los
empleados públicos ante las injurias y mentiras que escupen y consiguiendo aumentar
progresivamente las movilizaciones en todas las provincias andaluzas, al tiempo que se
incrementa el número de personas que salen a la calle, y con ello, el nivel de concienciación de
la ciudadanía que, afortunadamente y a marchas forzadas, empieza a tomar conciencia de la
importancia de la figura del empleado público en la defensa de los valores esenciales de nuestra
comunidad y de lo que realmente se está cociendo en la Junta de Andalucía.
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a) Empezando por la cabeza, y omitiendo sus reiteradas, engañosas y enfermizas
referencias al PP como instigador único y desalmado de esta revolución social, resultan cuando
menos llamativas las últimas y más recientes palabras del Sr. Griñan que ha dicho públicamente
que ningún artículo del Decreto Ley dice que se pueda ser funcionario sin un procedimiento
basado en el “principio de publicidad”. ¿Ha olvidado quizás el Sr. Griñan otros tres principios
esenciales de acceso a la función pública como son los de igualdad, mérito y capacidad?. ¿Es
olvido, o ignorancia?. ¿O quizás hay algo más?.
b) Las Sras. Moreno y Aguayo, no se quedan atrás, y cada vez que abren la boca, es para
escupir un hediondo aliento a mentira y manipulación, como cuando dicen que los empleados
públicos están protestando por la rebaja de las pagas extras, que están desinformados, que no
están en contra del Decreto Ley sino que se manifiestan por motivos políticos o, que los
funcionarios están desprestigiando a los empleados públicos que no son funcionarios. Sra.
Aguayo, creo que usted es médica, pues dedíquese a recetar, y deje la Consejería porque
todavía, y ya ha llovido, no tiene ni idea de lo que es un empleado público. Se lo explico por
tercera vez en un mes: los contratados en sus fundaciones, sociedades mercantiles, empresas
públicas, etc., NO SON EMPLEADOS PÚBLICOS. Déle una ligera lectura al Estatuto Básico del
Empleado Público, a la Ley de Función Pública de Andalucía y a la jurisprudencia de este país, y
NO CONFUNDA A LOS CIUDADANOS/AS con sus juegos de palabras. Para ser empleado
público (condición reservada única y exclusivamente a los funcionarios, personal laboral del VI
Convenio de la Junta, interinos y eventuales), para ser funcionario o laboral de la Junta de
Andalucía, HAY QUE SUPERAR UN PROCESO SELECTIVO BASADO EN ESOS 4
PRINCIPIOS QUE USTED YA SABE, PROCESO QUE EL PERSONAL EXTERNO NO HA
SUPERADO. Para que usted lo entienda mejor, léase algo, un poquito aunque sea, de las
Relaciones de Puestos de Trabajo y del Registro General de Personal de la Junta de Andalucía.
Haga un esfuerzo, venga.
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c) Mención especial merecen los escuderos sindicalistas, Sr. Carbonero y el Sr. Pastrana
(también su ahijado intelectual, el Sr. Dionisio Valverde), que tampoco se quedan a la saga, pues
cada vez que hablan demuestran que el conocimiento que tienen de los entresijos del Decreto
Ley es equiparable a la lectura de un rollo de papel higiénico. Dejen de desprestigiar a los
empleados públicos andaluces con sus estupideces, y dedíquense a intentar recuperar junto a
sus lideres nacionales (aunque les advierto que es misión imposible), el prestigio de sus
organizaciones sindicales, el más bajo de la historia de la democracia. Cuidado con sus
amenazas, señor Valverde, con eso de dar dos palmadas y sacar a la calle a 3.000 sindicalistas
(liberados, supongo), porque una batalla empleados públicos-liberados sindicales, no sé
físicamente por más que yo quisiera salir de la duda, pero moral y socialmente la tiene perdida de
antemano ante la opinión pública, y si no, a ver como le explica que quieren cerrar las bocas de
quienes defienden, de una parte, la imparcialidad y objetividad de la Administración Pública, y de
otra, a los propios ciudadanos al luchar contra el enchufismo y el control político (y sindical) de la
Administración. Relájese, y dé palmadas, muchas, pero en su pecho, entonando el “mea culpa”
por este excremento normativo que el gobierno andaluz ha aprobado con su complicidad. Y dejen
de jugar a ser legisladores en materia de función pública porque no tienen ni puta idea. Mírense
en el espejo de sus dos fracasadas huelgas generales de este año a ver que ven y saquen
conclusiones. Y digan algo coherente cuando hablen, algo que no sea “…franquistas,
tardíofranquistas, fascistas, nacionalismos excluyentes, más fascistas, otra vez franquistas…” y
un sinfín de sandeces más que solo pueden provenir de quienes tienen escasos o, más bien,
nulos argumentos para defender algo.
(22-11-2010).