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Tema 5 – Ansiedad Social en la Infancia y Adolescencia 2017

Ü Introducción
El trastorno de ansiedad social (fobia social) es uno de los problemas psicológicos más comunes durante la
infancia y la adolescencia. Su característica principal es el miedo o ansiedad intenso y persistente, antes,
durante y después de una o varias situaciones sociales (hablar en público, una fiesta de cumpleaños, etc.).
El niño o adolescente teme ser evaluado negativamente o que los demás perciban señales de que está ansioso. En
consecuencia, tiende a evitar las situaciones sociales o las soporta con elevada ansiedad. Este cuadro produce
malestar clínicamente significativo e interfiere en todas las áreas de la vida.
Presenta una alta comorbilidad con otros trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, y cuando los síntomas se
prolongan en el tiempo de forma intensa pueden llegar a poner en peligro la vida del niño. En el ámbito escolar,
habitualmente bajo rendimiento académico. En casos graves se produce un abandono escolar. Es un factor de riesgo
tanto para el inicio como para el abuso de sustancias adictivas y problemas de alimentación. Debido a su curso
crónico (especialmente si no se trata) y las implicaciones que tiene para la salud y el desarrollo, es fundamental
conocer su psicopatología para detectarlo precozmente e intervenir a edades tempranas.

Ü Descripción de la Ansiedad Social / Fobia Social


Ansiedad Social y Fobia Social se usan como sinónimos.
Criterios Diagnósticos Ansiedad Social (Fobia Social) – DSM-5 / 300.23 (F40.10)
A. Miedo o ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que el individuo está expuesto a una posible evaluación
por parte de otras personas. Algunos ejemplos son las interacciones sociales (mantener una conversación, reunirse con
personas desconocidas), ser observado (mientras come o bebe), y actuar delante de otras personas (dar una charla).
Nota: En los niños, debe ocurrir en contextos en los que están otros niños y no sólo en las interacciones con los adultos)
B. El individuo presenta miedo de actuar de cierta manera o mostrar síntomas de ansiedad que se valoren negativamente (que lo
humillen o avergüencen; que se traduzcan en rechazo o una ofensa para otros).
C. Las situaciones sociales casi siempre provocan miedo o ansiedad.
Nota: En los niños, el miedo o ansiedad puede expresarse a través del llanto, berrinches, quedarse paralizados, aferrarse,
encogerse o el fracaso de hablar en situaciones sociales.
D. Las situaciones sociales se evitan o resisten con intenso miedo o ansiedad.
E. El miedo o la ansiedad son desproporcionados a la amenaza real que entraña la situación social o al contexto sociocultural.
F. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente 6 meses o más.
G. El miedo, la ansiedad, o la evitación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas social, laboral o de
otras importantes de la actividad.
H. El miedo, la ansiedad o la evitación no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia (droga, medicamento) u otra
condición médica.
I. El miedo, la ansiedad o la evitación no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental, como el trastorno de
pánico, trastorno dismórfico corporal, o trastornos del espectro autista.
J. Si existe otra enfermedad (Parkinson, obesidad, desfiguración debida a quemaduras o lesiones), el miedo, la ansiedad o la
evitación están claramente NO relacionados con esta o es excesiva.
Especificar si: Sólo actuación: Si el miedo se limita a hablar o actuar en público.
1. Caracterización Clínica
La ansiedad social se manifiesta a través del triple sistema de respuesta que postula la terapia cognitivo-conductual:
a) Respuestas Fisiológicas. La activación de la rama simpática del SNA o vegetativo produce señales corporales
desagradables (respuestas somáticas), que se tienden a sobrestimar en frecuencia e intensidad:
o Incremento de la tasa de respiración: sensación de ahogo o falta de aire, disnea (dificultad para respirar).
o Incremento de la actividad cardiovascular: taquicardia/palpitaciones, dolor torácico, sensación de “baja
presión” o desmayo, incremento del pulso y la presión. Rubor o palidez, cambios en la temperatura corporal y
escalofríos o sofoco.
o Incremento de la conductancia en la piel: aumento sudoración en axilas y manos, sudor frío en la espalda.
o Incremento de la tensión muscular: entumecimiento o tensión en varias partes del cuerpo, rigidez muscular,
dolor muscular, movimientos espasmódicos o temblores, voz quebrada.
o A diferencia de otras fobias, signos característicos: rubor, boca seca y las contracciones nerviosas o temblores.
b) Respuestas Cognitivas. La activación del sistema cognitivo se traduce en pensamientos e imágenes mentales
negativos y desadaptativos.
o Evaluación de la situación social como amenazante: “Haré el ridículo y se reirán de mí”, “Me quedaré
bloqueado y no sabré qué decir”, etc.
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o Evaluación negativa del repertorio conductual: “Yo no valgo para hablar delante de la gente”, etc.
o Preocupación por la evaluación que hacen otros de su actuación o síntomas de ansiedad: “Van a notar que
estoy nerviosa, me tiembla la voz”, “Si no respondo correctamente a la pregunta van a pensar que soy tonta”, etc.
o Preocupación por las respuestas fisiológicas: “¿Y si me pongo roja?”, “Me tiemblan las piernas”, etc.
o Rumiación de respuestas de evitación y/ o escape: “Mañana no voy a ir a clase”, “No me encuentro bien”, etc.
o Sobrestirnación de la crítica e infraestimación de los aspectos positivos observados por los demás: “Lo hice
fatal. No me quieren decir nada para no hacerme sentir mal”, “En cuanto me vaya seguro que me critican”, etc.
o Expectativas de rechazo: “Después de esto van a pensar que soy tonto ... nadie querrá jugar conmigo”, etc.
c) Respuestas Conductuales. La evitación, la procrastinación o el escape de situaciones sociales que provocan
esa respuesta emocional negativa son características. Cuando no se logra, pueden surgir alteraciones motoras.
o Evitación activa: no acudir o participar en las situaciones sociales temidas (faltar a clase).
o Escape: interrumpir una acción para eludir la situación social temida (reducir la duración de su exposición oral).
o Conductas de seguridad: cuando no se puede evitar o escapar de la situación, se realizan comportamientos
que previenen o minimizan la respuesta de ansiedad o amenaza (consumir alcohol o sustancias relajantes
(benzodiacepinas, valeriana, etc.)), evitar el contacto visual, controlar lo que se dice y/o prepararlo antes.
o Alteración comportamental: tartamudez, muecas/tics, sonrisas inadecuadas, silencios largos, voz baja.
2. Clasificación
Debido a la alta prevalencia de ansiedad social relacionada con la actuación en público, el DSM-5 recoge una
categoría particular denominada “Sólo de Actuación” cuando el miedo se limita a hablar o actuar en público.
Existen al menos 2 subtipos de ansiedad social o fobia social, descritos en versiones anteriores del DSM:
1) Generalizada: temor a la mayoría de las situaciones sociales. MÁS SEVERO O IMPACTANTE.
2) Específica: temor a situaciones sociales concretas (miedo a comer delante de otras personas). MÁS LEVE.
Las situaciones habitualmente temidas han sido clasificadas en 4 categorías (Bados, 2001), si bien el temor hacia la
situación social concreta no implica sentir temor hacia el resto de situaciones de esa misma categoría:
a) Intervención pública: hablar o actuar en público, presentar un trabajo o intervenir en grupo pequeño.
b) Interacción informal: iniciar, mantener y/ o concluir una conversación (especialmente con desconocidos),
introducirse en una conversación ya iniciada por otros, expresar sentimientos, halagar a otros, relacionarse con
personas del sexo por el que uno se siente atraído, recibir críticas, llamar por teléfono a alguien, etc.
c) Interacción asertiva: hacer peticiones de cambio o mostrar críticas (pedir a alguien que cambie su
comportamiento porque resulta molesto), mostrar desacuerdo con algo/ alguien, mantener sus propias opiniones,
interactuar con personas a las que se les atribuye autoridad (el maestro), etc.
d) Ser observado: en cualquier situación (comer, beber, trabaja, etc.), entrar en una sala en la que ya hay otras
personas (un baño, una clase, el transporte público) o ser el centro de atención (en clase o una fiesta).
En un estudio español sobre prevalencia de los temores sociales en la infancia, García-López, Inglés y García-
Fernández (2008) hallaron que las situaciones sociales que provocan mayor nivel de ansiedad eran: hablar en
público (11 %), ser observado (9.7%), vivir una situación embarazosa (9.3%) y ser rechazado por otros (9%).
3. Epidemiología, Desarrollo y Curso
Cuando hablamos de prevalencia de los trastornos psicológicos hay que tener en cuenta que los datos pueden variar
en función de: los criterios diagnósticos, el tipo de instrumento, las adaptaciones culturales y las
características y representatividad de las muestras empleadas.
La ansiedad social es el tercer trastorno más prevalente en “población general” después de la depresión y la
dependencia al alcohol. Durante la infancia y adolescencia, es uno de los problemas psicológicos más
comunes. De acuerdo con el DSM-5, la prevalencia es muy variable entre los países. Las cifras en niños y
adolescentes son comparables a las de adultos.
o Uno de los estudios americanos más amplios (N = 10.123) sobre trastornos mentales en adolescentes (13-18
años) informa de una tasa de fobia social de 8.6% (9.2% chicas y 7.9% chicos).
o En España, en adolescentes en ese mismo rango es del 5.5 %. Olivares (2005) halló una prevalencia de 8.2 %
entre los 14 y 18 años (el 3% fobia social en su grado más severo), muestra de casi 16.000 adolescentes.
La ansiedad social es más prevalente en los adolescentes que en los niños. El 75% de los casos se
diagnostican entre 8 y 15 años y la edad media se sitúa en 13 años, según estudios con muestra americana. Se
deduce que la adolescencia es un periodo crítico para desarrollar ansiedad social. Durante esta etapa se forja la
identidad y se otorga un especial valor a la opinión de los demás, especialmente del grupo de iguales.

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Respecto al niño, el adolescente presenta un nivel de desarrollo cognitivo suficiente para ser consciente y comparar
cómo se percibe a sí mismo y cómo es percibido por los demás. Además, goza de una vida social más intensa que el
niño y comienzan a producirse las primeras citas amorosas y relaciones íntimas.
Las chicas suelen presentar MAYOR nivel de ansiedad social que los chicos. Estas diferencias son más
acusadas durante la adolescencia y la primera juventud. En muestras clínicas se observa una mayor prevalencia
en varones (la diferencia es pequeña y podría relacionarse con que los varones buscan ayuda con mayor
frecuencia). El nivel de ansiedad experimentado en situaciones sociales está relacionado con la cultura. En países
como Japón o Corea (colectivistas) existe mayor preocupación por la evaluación social -> mayor nivel de ansiedad
social, aunque con MENOR prevalencia del “Trastorno”. Puede desarrollarse de forma brusca o de forma lenta e
insidiosa. Habitual que exista historia previa de “inhibición social” o “timidez”. Suele presentar un curso crónico.

Ü Modelos Explicativos de la Ansiedad Social en la Infancia


El conocimiento de los mecanismos implicados en la génesis y mantenimiento de la fobia social es fundamental para
una mejor comprensión del trastorno y el diseño de tratamientos eficaces y su prevención:
a) Preparatoriedad de la especie humana. Los seres humanos compartimos una predisposición biológica y
adquirida que nos hace vulnerables a adquirir miedos hacia objetos o situaciones que filogenéticamente han
supuesto una amenaza. Se hipotetiza que existe una predisposición evolutiva para temer las señales de
desaprobación social (expresiones faciales que indican rechazo, ira, crítica negativa, etc.). Esto contribuiría a
mantener el orden social, y en consecuencia a preservar la “supervivencia” dentro del grupo de pertenencia.
b) Predisposición del niño o adolescente. Las DDII y la vulnerabilidad al condicionamiento de respuestas
fóbicas dependen de factores biológicos (transmisión genética e inhibición conductual ante lo desconocido) y
psicológicos. El 15% de los niños presenta alta inhibición conductual ante situaciones novedosas o
desconocidas (+ timidez, + tensión muscular, + ritmo cardiaco y respuestas de estrés). La sobreprotección
familiar y crecer en entornos poco afectivos y exigentes son factores de riesgo para desarrollar fobia social.
c) Procesos de condicionamiento. La hipótesis de la preparatoriedad biológica intenta explicar por qué estando
expuestos a condiciones ambientales similares, determinadas personas son más vulnerables que otras a adquirir
problemas fóbicos. En la adquisición y mantenimiento de la fobia están implicados factores ontogénicos, como
experiencias previas (directas o indirectas), creencias, expectativas y variables socio-culturales.
1. Condicionamiento Clásico: La ansiedad social surge como una respuesta condicionada a partir de la
asociación entre una experiencia negativa (EI) y un EN (que se convierte en EC tras la asociación). La fobia
social (especialmente la específica) surge por experiencias sociales traumáticas o negativas.
2. Condicionamiento Operante: la ansiedad social se mantiene por reforzamiento positivo (quedarse en
casa jugando al ordenador en lugar de ir a clase) y reforzamiento negativo a través de conductas de
evitación y escape.
3. Aprendizaje Social: observación de experiencias sociales negativas o de ansiedad social en otros (padres)
4. Aprendizaje Cognitivo: información amenazante que asocia ciertas situaciones sociales a peligro.
1. Modelos Cognitivos (énfasis en el componente cognitivo)
Modelo de Clark y Wells (1995)
Está basado en el modelo de PI autorregulatorio de los problemas emocionales. La persona con fobia social
focaliza la atención hacia sí mismo (autofocalización) en las situaciones sociales. Se desarrollan creencias
disfuncionales que se activan en dichas situaciones. Estas creencias disfuncionales contribuyen a una interpretación
de la realidad como amenazante, lo que genera ansiedad y expectativas catastrofistas sobre su ejecución social.
La evitación o escape reduce inmediatamente el nivel de ansiedad, y a su vez contribuye al mantenimiento del
problema. Se centra en los mecanismos de mantenimiento de la fobia social, pero no tanto en los de adquisición.
Modelo de Rapee y Heimberg (1997)
La persona con fobia social compara la imagen que se ha formado de sí mismo (en función de lo que cree que
piensan los demás) y la imagen del estándar de actuación que considera que otros (la audiencia) esperan de
él. Percibe a los demás corno agentes críticos, por lo que será evaluado negativamente y la situación social es
vivida con ansiedad. Corno novedad, incluye el concepto de audiencia y defiende que los procesos de génesis y
mantenimiento de la ansiedad son similares.
2. Propuestas Integradoras
Modelo de Olivares y Caballo (2003)
Es una propuesta explicativa de la génesis, desarrollo y mantenimiento de la fobia social aplicado a niños,
adolescentes y adultos. Se basa en los modelos anteriores, entre otros. Esta propuesta incluye 4 fases:
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1. génesis, 2. desarrollo, 3. tránsito de la timidez y otros problemas subclínicos de ansiedad social hasta la
fobia social, y 4. mantenimiento del trastorno.
La primera fase incluye variables de vulnerabilidad e inicio de la fobia social divididos en: ambientales (contexto
familiar, escolar, etc.) y del organismo (determinantes biológicos, déficits de aprendizajes, personalidad y otros).
La segunda y tercera fases se representan conjuntamente. Algunos factores de riesgo: predisposición innata, alta
puntuación en neuroticismo e introversión y aprendizaje de modelos poco habilidosos socialmente.
La última fase aborda los mecanismos de consolidación y generalización que favorecen el mantenimiento.
La incertidumbre percibida y las respuestas de evitación y escape son centrales en todas las fases.
Modelo de Kimbrel (2008)
Fundamentado en la Teoría de Sensibilidad al Reforzamiento de Gray. NOVEDAD: integración de factores
genéticos, temperamentales, sesgos y creencias disfuncionales, que explican la fobia social generalizada.
Explica las diferencias entre los subtipos de fobia social. Trata de explicar los sesgos cognitivos frecuentes desde una
perspectiva biológica, e identifica en qué condiciones se suelen dar.

Ü Evaluación de la Fobia Social en la Infancia y la Adolescencia


1. Medidas Indirectas
1.1. Entrevista al niño y los padres. Recopilar información relevante, impacto en la salud y el motivo de consulta.
Fortalecer el vínculo entre el niño y el terapeuta. Se debe indagar sobre: la respuesta de ansiedad, el estímulo
que la provoca, reacción de los padres y personas del entorno, repertorios conductuales, historia y repercusiones
Se dispone de entrevistas estructuradas y semiestructuradas: se recomienda la Entrevista para los Trastornos
de Ansiedad según el DSM-5: Versión para niños y padres (ADIS-5 C/P), por ser una de las más usadas para
diagnosticar trastornos de ansiedad en niños y adolescentes entre 6 y 17 años. Entre 60’ y 120’ (Partes/Total).
1.2. Cuestionarios. Aportan datos estadísticos que facilitan la interpretación y comparación de los resultados a
partir de baremos por edad y sexo. Hay varios específicos para evaluar la ansiedad social. Una revisión concluye
que el SPAI-C y el SAS-A son los cuestionarios específicos para evaluar fobia social infantil que presentan
mayor apoyo empírico, aunque el SPIN y LSAS-CA también muestran buenos resultados.

Instrumento (Específico Ansiedad Social) Autores Año Características

FNE (Escala de Miedo a la Evaluación Negativa) Watson & Friend 1969 30 ítems v/f. Entre 14 y 17 años.

SAD (Escala de Ansiedad y Evitación Social) Watson & Friend 1969 28 ítems v/f. Entre 14 y 17 años.

SASC-R (E. Ansiedad Social Niños-Revisada) La Greca & López 1993 22 ítems (4 nulos). 3 factores: miedo evaluación
negativa, evitación social generalizada y
evitación social con nuevos compañeros. Entre
7 y 16 años.

SAS-A (Escala de Ansiedad Social Adolescentes) La Greca & Stone 1998 22 ítems (4 nulos). Modificación del SASC-R

EDAS (Escala para la Detección de la Ansiedad) Olivares & García- 1998 10 ítems. 2 dicotómicos, el resto Likert. 14 y 17
López años. Evitación, Malestar e Interferencia.

LSAS-CA (Escala de Ansiedad Social de Liebowitz y cols. 2003 24 ítems Likert para interacción social. Entre 10
Liebowitz para niños y adolescentes) y 17 años.

SPAI (Inventario de Ansiedad y Fobia Social) Stanley y cols. 1989 45 ítems tipo Likert. Entre 14 y 18 años.

SPAI-C (I. de Ansiedad y Fobia Social para niños) Morris, Turner 1995 26 ítems. Entre 8 y 18 años. Punto de corte ≧
18 puntos.

SPAI-B (I. de Ansiedad y Fobia Social - Breve) Turner y cols. 2008 16 ítems tipo Likert. Versión breve del SPAI-C.

SPIN (Inventario de Fobia Social) Weisler y cols. 2000 17 ítems tipo Likert.

Instrumento (General Ansiedad Social) Autores Año Características

SCAS (Escala de Ansiedad para niños - Spence) Spence 1997 45 ítems Likert. Entre 8 y 12 años

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Cuestionarios Relevantes Ansiedad Social Autores Año Características

CEDIA (Evaluación Dificultades Interpersonales) Hidalgo y cols. 2000 39 ítems Likert. Entre 12 y 18 años

SSPSS Autoverbalizaciones al Hablar en Público Hofman & DiBartolo 2000 10 ítems Likert. Adolescentes. 5 Pensamientos

1.3. Registros y autorregistros. Suponen un método práctico y sencillo para evaluar ansiedad social en el
entorno real. Información de frecuencia, intensidad y duración de la ansiedad (análisis topográfico), identificar
las situaciones específicas que producen ansiedad, conductas de aseguración y pensamientos negativos e
intrusivos. Los registros son útiles para establecer la línea base antes de iniciar el tratamiento y hacer un
seguimiento periódico. La información puede representarse gráficamente.
2. Medidas de Observación
La observación puede aplicarse a pruebas de evaluación conductual en situaciones naturales, artificiales y
simuladas. En el entorno natural -> los padres (en casa y otros entornos), los profesores (en clase), incluso el
terapeuta si existe esa posibilidad. Las situaciones artificiales y simuladas pueden recrearse en el contexto clínico. Un
ejemplo de situación artificial podría consistir en pedir al niño o adolescente que haga una presentación oral
preparada previamente, ante un grupo reducido de personas. En las situaciones simuladas, se le pide que actúe en
contextos que simulan a los que se dan en vida cotidiana (mantener una discusión con otro adolescente que hace de
un compañero de clase). Existen numerosas variantes en observación: en función del grado de estructuración de la
situación (alta, media o nula), las instrucciones, etc.
En registros observacionales se evalúa la actuación en base a aspectos paralingüísticos (entonación, volumen,
fluidez, etc.), no verbales (miradas, gestos, expresión facial, postura, etc.) y verbales (contenido, flujo de la
conversación, etc.). Se le solicita al niño o adolescente que valore el grado de intensidad de su ansiedad de 0-10 o
con ayuda de un termómetro de miedo (escala de estimación), antes y después de la actuación.
3. Medidas Psicofisiológicas
Las respuestas más evaluadas son el ritmo cardíaco, presión sanguínea, la sudoración, y la conductividad de la piel.
Otras serían el nivel de tensión muscular y las fluctuaciones espontáneas en la conductancia de la piel. No es común
en la práctica clínica (alto coste y baja capacidad predictiva). Otorgan mayor objetividad en la investigación.

Ü Tratamiento de la Fobia Social en la Infancia


La TCC ha demostrado mayor eficacia para reducir ansiedad social que el placebo, el tratamiento farmacológico
(fluoxetina), incluso que la combinación de terapia cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico.
El tratamiento de la ansiedad social infantil aparece ligado al de la timidez. La eficacia de los tratamientos está
fundamentada en estudios meta-analíticos y revisiones cuantitativas y cualitativas.
⇒ De acuerdo con el meta-análisis de Olivares y cols,(2002) donde se revisaron 24 estudios sobre intervenciones
para disminuir la timidez y la fobia social en niños y adolescentes entre 3 y 16 años (edad media: 9.6 años), la
eficacia global de los tratamientos es moderada a corto plazo (d= 0.59) y en el seguimiento (d = 0.64). En
una revisión centrada en “fobia social infantil” (1980-2002), la eficacia era “elevada” a corto plazo (d =1.52) y en el
seguimiento aumentaba (d = 1.68). La eficacia es mayor cuando:
1) Se combinan sesiones individuales y grupales, en las chicas (respecto a los chicos).
2) Se aplican por terapeutas con alta experiencia, en el contexto escolar y en niños con mayor edad.
Por otro lado, la revisión meta-analítica de Méndez, Sánchez-Meca y Moreno (2001) sobre la eficacia de los
tratamientos para la fobia social en España tiene un efecto moderado a corto plazo (d = 0.77), y elevado en el
seguimiento (d = 0.95). De acuerdo con Cohen (1988), tamaños del efecto positivos indican que el tratamiento es
eficaz, valores negativos que es ineficaz, y valores próximos al 0 -> efecto nulo o muy pequeño. Tras el
tratamiento, la mejoría puede ser ligera (d+ = 0.20- 0.49), moderada (d+ = 0.50- 0.79) y grande (d+ =0.80 o más).
1. Tratamiento Multicomponente basados en el Modelo Cognitivo-Conductual
Los tratamientos basados en el modelo cognitivo-conductual tienen como objetivo principal proporcionar
estrategias y habilidades para reducir el nivel de ansiedad en situaciones sociales, habitualmente asociado a
pensamientos negativos e intrusivos sobre la ejecución social y al temor de una evaluación negativa.
Diversos tratamientos multicomponente (la mayoría adaptados de los adultos):
1) CBGT-A (Cognitive-Behavioral Group Treatment for Adolescents).
2) SET-C (Social Effectiveness Training for Children).
3) IAFS (Intervención en Adolescentes con Fobia Social) (Olivares, 2005). España + apoyo empírico

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a) CBGT-A -> 16 sesiones de 90’ en grupo. El tratamiento está estructurado en 2 partes:
1º psicoeducación y entrenamiento en habilidades (sociales, resolución de problemas, asertividad y
reestructuración cognitiva): 7 sesiones y 1 de introducción a la exposición para padres y adolescentes.
2º exposición, que se aplicará de forma gradual y estructurada en las sesiones 9 a la 16. Se promueve la
exposición en vivo entre sesiones.
Aunque ha demostrado ser eficaz a corto plazo, sus efectos a largo plazo no parecen consistentes.
b) SET-C -> 24 sesiones de 90’ (1 grupal y 1 individual) durante 12 semanas. Incluye psicoeducación (niño y
padres), entrenamiento en habilidades sociales, exposición en vivo y generalización de lo aprendido al
grupo de iguales (no ansiosos); este último componente es la aportación novedosa del SET-C.
Ha demostrado ser eficaz para reducir el miedo y la ansiedad social, mejorar las habilidades sociales en el
postest, a los 6 meses y en seguimientos a los 3 y 5 años mantiene los efectos positivos. La adaptación es
España es SET-A y en el ámbito escolar es SASS.
En 2007, Beidel y cols. publicaron un estudio comparativo sobre la eficacia del SET-C, el placebo
farmacológico y el tratamiento farmacológico con fluoxetina en niños y adolescentes con fobia social (7-
17 años). El grupo que recibió SET-C era superior en competencia social al grupo de la fluoxetina e incluso
superior al placebo farmacológico, en términos de ansiedad social y competencia social.
c) IAFS -> 12 sesiones de 90’ semanales en el ámbito escolar. Incluye ps1coeducac10n, entrenamiento en
habilidades sociales, exposición y técnicas de reestructuración cognitiva. Ofrece sesiones individuales y
tareas para casa para consolidar lo aprendido en el entorno natural del niño.
Ha demostrado ser más eficiente que el SET-A y el CBGT-A para reducir los síntomas de ansiedad en un
estudio comparativo con seguimiento de 5 años en una muestra de 59 adolescentes diagnosticados con
ansiedad social generalizada. Inicialmente para 14-18 años, es eficaz para 10-14 años. Incorporó hace unos
años el componente entrenamiento a padres (IFAFS).
Aunque cada tratamiento para la fobia social infantil tiene sus propias características, la mayoría de ellos incluyen
componentes similares. Componentes clave de los tratamientos para la fobia social infantil:
1. Psicoeducación 4. Relajación
2. Exposición Gradual 5. Reestructuración Cognitiva
3. Entrenamiento en Habilidades Sociales 6. Entrenamiento en Resolución de Problemas.
De todos, la exposición y la terapia cognitiva son los que han demostrado mayor eficacia para el tratamiento de la
fobia social, y los que incluyen la mayoría de programas multicornponente.
2. Componentes Individuales
2.1. Psicoeducación. La TCC se inicia con una 1ª fase educativa, en la que el terapeuta explica al niño y a sus
padres qué es la ansiedad social, que características tiene, que factores mantienen el problema, y qué se puede
hacer para abordarlo. La ansiedad es una respuesta adaptativa (síntomas físicos, pensamientos y conductas).
Cuando el “nivel de ansiedad” es ELEVADO y/o DESPROPORCIONADO deja de ser adaptativa. Se establecen
las líneas generales del tratamiento. Se emplea un lenguaje claro, sencillo y adaptado a los padres y al niño.
2.2. Exposición Gradual. Tratamiento de elección para los trastornos de ansiedad en general. Es el más utilizado
en los tratamientos de la fobia social infantil. Consiste en exponer al sujeto a las situaciones sociales y/o
estímulos que le generan ansiedad. Los objetivos son:
o Reducir el nivel de ansiedad ante las situaciones temidas,
o Comprobar que las consecuencias temidas son menos negativas de lo que se imagina/anticipa,
o Aprender a tolerar el nivel de ansiedad (habituación, reestructuración cognitiva, respiración, etc.)
Se recomienda la exposición gradual basada en una jerarquía de situaciones/estímulos personalizada, que deben
estar ordenadas en función del nivel de ansiedad/miedo que le producen: ascendente.
La exposición puede ser: en vivo (situaciones reales), en imaginación o virtual (ordenador, tablet, etc.).
Las actuaciones del niño pueden grabarse (previo consentimiento) para facilitar la evaluación y la intervención
mediante su visionado. La exposición a los errores que se pueden cometer ha demostrado ser un ingrediente
que incrementa los resultados del tratamiento.
El clásico meta-análisis de Feske y Chambless concluye que los tratamientos basados en la exposición son
tan eficaces como los tratamientos basados en la TCC para tratar la fobia social.
2.3. Entrenamiento en Habilidades Sociales. Se basa en un “supuesto” déficit en las habilidades o en la capacidad.

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Prácticamente TODOS los programas para fobia social incluyen entrenamiento en habilidades sociales (aspectos
verbales y no verbales), haciendo especial hincapié en la “Asertividad”. Se suele aplicar en grupo y en
situaciones controladas (role-playing) antes de hacerlo en entornos naturales. Técnicas: Instrucciones verbales,
Modelado, Ensayo de conducta y Retroalimentación.
Los estudios son limitados y no hay conclusiones firmes, aunque hay evidencia de su relevancia en combinación
con la Exposición y la Terapia Cognitiva.
2.4. Entrenamiento en Relajación. Permite que el niño aprenda a identificar los síntomas, para gestionarlos y
reducirlos. Aprender a relajarse requiere una práctica continuada. Una técnica más sencilla para niños y
adolescentes es la “Respiración Profunda”. NO es un componente central. Resultados que empeoraban¡!.
2.5. Reestructuración Cognitiva. Es uno de los componentes principales del tratamiento. Se fundamenta en los
sesgos cognitivos y las creencias irracionales (debo caer bien a todos, no le gusto a nadie). El objetivo es
identificar los “pensamientos” que provocan la ansiedad para “reemplazarlos” por otros más realistas y
adaptativos. Implican que el paciente entienda la relación entre: pensamientos, emociones y conductas. NO se
recomienda con niños pequeños.
La evidencia empírica NO muestra resultados consistentes con respecto al aporte de la Terapia Cognitiva a la
eficacia de los tratamientos de la Fobia Social en niños y adolescentes. Sin embargo, Bados y Saldaña (1986)
indican que la “reestructuración cognitiva” (aplicada en entrenamiento a “hablar en público”) es la modalidad que
mejor resultados ofrece para tratar el miedo a “hablar en público”.
2.6. Entrenamiento en Resolución de Problemas. Incluido en programas “Multicomponente”. Su objetivo es
entrenar en la toma de decisiones, en 5 fases: 1) búsqueda de alternativas (brainstorming), 2) evaluación de
las ventajas y desventajas (a corto y largo plazo), 3) selección de la mejor alternativa, 4) puesta en
práctica, y 5) evaluación de su eficacia. Se inicia de nuevo el proceso en caso de no solucionar el problema.
2.7. Realidad Virtual e Intervenciones Online. El meta-análisis de Opris (2012), incluye 23 estudios, concluye que
la exposición a través de “realidad virtual” es eficaz para el abordaje de problemas de ansiedad.
Especialmente en: fobias específicas (arañas, tormentas) y la ansiedad a hablar en público. Resultados similares
a la TCC. Su evidencia en ansiedad social y con población infantil es escasa. Resultados prometedores.

Ü Aplicaciones Prácticas: un caso clínico de Miedo a Hablar en Público


1. Descripción del Caso. María, 15 años (3º ESO). Etapa de mucha ansiedad. En su centro escolar se sigue una
metodología basada en proyectos (presentaciones frecuentes). En su primera presentación (hace 4 meses) su
ansiedad fue aumentando, sintiéndose tan mal que pidió terminar precipitadamente. Ha ido empeorando.
2. Evaluación. Se llevó a cabo mediante:
a) Entrevistas semiestructuradas. Las principales variables que se exploraron fueron: el tipo de situaciones
temidas (antecedentes), las características de la respuesta de ansiedad (síntomas, secuencia de síntomas,
intensidad), la gravedad e interferencia del problema, y las fluctuaciones en el problema.
b) Autoinformes: para cuantificar la “intensidad” y analizar las dimensiones asociadas y evaluar variables del
sujeto (estilos de pensamiento y repertorios de conducta). Se administró el FNE y el SPSS.
c) Autorregistros: mediante un modelo ABC, María anotaba los episodios de ansiedad social. Registraba antes
y después: nivel de ansiedad, valoración de actuación y cogniciones antes y durante la ejecución.
Se determinó que la ansiedad social estaba restringida a situaciones donde María debía hablar en público. La
respuesta problema consistía principalmente en activación excesiva en forma de palpitaciones y sudoración.
3. Hipótesis Explicativa y Objetivos Terapéuticos. El problema se había generado por un aprendizaje. Se había
asociado por Condicionamiento Clásico (presentación en clase – malestar físico). Al salir de clase y reducirse los
síntomas, el escape había actuado como reforzador negativo (C. Operante). Se planteó como objetivo
terapéutico que María fuera capaz de afrontar situaciones de hablar en público sin experimentar ansiedad. Esta
meta incluye criterios operativos sobre la calidad de la ejecución (conducta asertiva), la situación estimular
(audiencia de 20 personas) y emocional (ansiedad moderada-baja).
4. Intervención.
4.1. Psicoeducación. Se expuso la hipótesis del problema. Explicaciones del motivo por el que sucede, etc.
acordamos con María que la forma de revertir el problema era ayudarla a sentirse segura en sus intervenciones.
Sesiones 1-3 Evaluación del caso Sesión 6-10 Exposición

Sesión 4 Feedback, discusión, objetivos y lógica del tratamiento Sesión 11 Evaluación Postest

Sesión 5 Entrenamiento en control de activación Sesión 12 Prevención de Recaídas y Estrategias de Mantenimiento

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Tema 5 – Ansiedad Social en la Infancia y Adolescencia 2017
4.2. Entrenamiento en Control de la Activación. Se le enseñaron técnicas sencillas de control de la respiración. El
objetivo era que automatizara una pauta de respiración lenta y profunda, practicando frecuentemente en casa
para su posterior aplicación justo antes y durante la exposición oral. Registro de pulsaciones por minuto.
4.3. Reestructuración Cognitiva. Se analizaron el papel de pensamientos negativos básicos sobre su desempeño al
hablar en público (no puedo fallar), antes (me quedaré en blanco), durante (quiero que esto acabe ya), y
después de la situación (lo he hecho fatal). Se identificó el matiz “desadaptativo” de las cogniciones y se le
animó a modificar sus “expectativas” y cambiar sus pensamientos por otros que facilitaran la exposición.
4.4. Exposición.
a) Preparación de la Jerarquía. El componente al que se dedicó + tiempo fue a la exposición en vivo. Se
elaboró una lista de situaciones de ansiedad (jerárquica, de menor a mayor ansiedad) con los siguientes
parámetros: tamaño de la audiencia, conocimiento de la misma, preparación previa, uso de ayudas y
posición corporal en la situación. Se redujo la relación de 20 a 10 ítems. Algunos se practicaron entre el
terapeuta y María, y el resto con la colaboración de otros adolescentes. Se grabaron en vídeo.
b) Autoexposición Grabada. Se practicó la autoexposición grabando presentaciones de diferente duración. El
proceso era el siguiente: 1) Preparación de la situación, 2) Exposición grabada, 3) Preparación cognitiva para
la visualización, 4) Visualización y feedback. Se practicaban 2 situaciones por sesión, enfatizando después
de la visualización, los aspectos positivos.
c) Autoexposición en Vivo. Se programaron tareas de autoexposición que María realizaba como práctica
entre sesiones. Se solicitó la colaboración de la tutora y se realizaron 8 exposiciones. Se redujo la activación
a lo largo de las exposiciones.
4.5. Mantenimiento y Prevención de Recaídas. Consolidar los logros y a establecer estrategias de mantenimiento. Se
discutió con María el proceso de su mejoría mediante la técnica del ensayo escrito, donde ella reconoció que la
razón principal de haber superado su problema era “haberse obligado” a hacer aquello que temía. Se le
recomendó que siempre que tuviera ocasión de intervenir en público lo tomara como un reto.
5. Valoración del caso. 12 sesiones en 3 meses. Aunque es recomendable la terapia en grupo, se puede combinar
con el tratamiento individual. Aprendizaje desadaptativo por asociación. Se constató la mejoría a través de:
cumplimiento de objetivos terapéuticos, observación conductual, autoinformes. El éxito del tratamiento se
relaciona con haber modificado las variables que mantenían el problema. Se cumplió la hipótesis que planteaba
que una exposición repetida a las situaciones de hablar en público extinguiría la ansiedad durante la actuación.

Ü Conclusiones y Tendencias de Futuro.


1. La ansiedad social es uno de los trastornos psicológicos más prevalentes durante la infancia y adolescencia.
2. Este trastorno durante la infancia se asocia con una alta comorbilidad con otros trastornos de ansiedad,
depresión, fracaso escolar, acoso escolar y es un factor de riesgo para el consumo y abuso de sustancias
adictivas y problemas de alimentación.
3. La mayoría comienzan en la infancia y adolescencia, y su curso tiende a ser crónico, si no recibe tratamiento.
4. En niños y adolescentes, la prevalencia es mayor en las chicas que en chicos.
5. La ansiedad social puede ser evaluada con métodos indirectos (entrevista al niño y a los padres, cuestionarios),
de observación (pruebas situaciones) y objetivos (registros psicofisiológicos).
6. Se dispone de varios autoinformes (específicos de evaluación) que han demostrado buenas propiedades
psicométricas con niños y adolescentes españoles.
7. Los tratamientos basados en la TCC han demostrado ser eficaces para la ansiedad social, siendo la
exposición un componente clave y común en ellos.
8. El terapeuta dispone de una amplia gama de técnicas de tratamientos eficaces, que comparten
fundamentalmente la exposición, entrenamiento en habilidades y técnicas cognitivas.
9. En España, la IAFS (Intervención en Adolescentes con Fobia Social) es probablemente el tratamiento con
mayor evidencia empírica para la ansiedad social infanto-juvenil.
10. Los tratamientos cognitivo-conductuales online para la ansiedad social infantil son un enfoque novedoso que está
ofreciendo resultados prometedores. No obstante, se requiere de mayor evidencia empírica sobre su eficacia en
la ansiedad social y en población infanto-juvenil.
Los numerosos instrumentos para evaluar ansiedad social infantil y los avances en el tratamiento son prueba del
creciente interés por el trastorno de ansiedad social (fobia) infantil en las últimas décadas. Sin embargo los estudios
son escasos. Son necesarios más estudios longitudinales que apoyen la eficacia de estos tratamientos a largo
plazo. Está pendiente de evaluar el aporte que tiene cada componente del tratamiento a la eficacia del mismo. Se
requiere de mayor evidencia empírica de la TCC online para reducir la ansiedad social en población infantil,
aunque empieza a ofrecer resultados prometedores en un formato novedoso y atractivo.

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