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Paso natural siguiente a nuestro trabajo sobre la infidelidad masculina ( 1), nos
pareció el abordaje del complejo tema del Divorcio. Muchas personas con las
que hemos conversado nos plantearon sus inquietudes y dudas respecto al
futuro de su relación de pareja.
La duda está allí latente en estas personas: ¿ acaso deben admitir que se
equivocaron en su elección? ¿ Puede decirse que su pareja ha fracasado? ¿ Es
el divorcio o la disolución de su pareja el único camino posible?
Con el deseo de arrojar algo de luz sobre esta obscura y solitaria zona de la
afectividad humana, hemos desarrollado esta serie de razonamientos,
cuestionamientos y análisis.
Si acaso al final de estas disquisiciones, una sola persona hallare una luz al
final de su tortuoso camino, los esfuerzos por desenredar estas ideas y bregar
para que ellas vean la luz de la edición, habrán valido plenamente la pena.
Cordialmente
El autor
SUPUESTOS DE PARTIDA
Somos como angeles con una sola Ala, nos pasamos la vida buscando a aquel
que tenga el par que nos falta. Y cuando lo encontremos, nos abrazaremos
cálidamente y viviremos felices para siempre
Lucca Vernuzzi
( citado en Amar a los Demas- Leo Buscaglia)
¿ Ideal utópico? ¿ Sueño imposible? Sin embargo, desde que hemos arribado
al mundo adulto, vivimos prendidos a esta esperanza.
Con el paso del tiempo, irán descubriendo que ciertas cosas poco románticas
como administrar el dinero, pagar las cuentas, afrontar los problemas de la
vida moderna y administrar un hogar, empiezan a marcar una fuerte presencia
en lo que hasta entonces era un perfecto eden.
Los primeros tiempos uno se dirá que es algo pasajero, que todas las parejas
tienen sus momentos difíciles. Tal vez la otra se aferrará a la esperanza de que
su pareja cambie en algún momento. Pero a medida que transcurra el tiempo,
los interlocutores irán descubriendo con decepción, que las cosas no solo no
mejoran... sino que van empeorando.
¿Por qué ocurren todas estas cosas al interior de lo que al principio se suponía
era una pareja feliz, una unión en la que ambos parecían estar hechos el uno
para el otro ?
Una de las cosas importantes de tener en cuenta para entender los procesos
dinámicos que subyacen a todas las relaciones sentimentales es que en
realidad , la pareja resulta ser no solo la unión de dos personas; sino el
encuentro de dos grupos familiares y el de sus respectivos parámetros,
tradiciones y puntos de vista. En síntesis cuando dos seres humanos inician
una pareja, están arrastrando tras de sí y entre ellos los “ paradigmas
familiares” de ambos.
Cada familia como producto del aprendizaje social, desarrolla ciertos códigos
de relacionamiento, hábitos, valores, estilos de vida, etc. Estos parámetros se
introyectan medularmente en nuestro bagaje conceptual y cognitivo, al punto
que “ vemos ” la realidad y el mundo de acuerdo a los mismos.
Por su parte, la familia de Magdalena, no tenía esta visión sobre los horarios
de las comidas. Su padre tenía un pequeño negocio en su propia casa, razón
por la que no necesitaba salir del hogar. El negocio si bien pequeño era
bastante rentable, y no requería que la madre de Magdalena salga a trabajar.
Así las cosas, ambos padres estaban en la casa durante todo el día, y cerca de
sus hijos.
Esto hacía que el estar juntos en las horas de las comidas, sin dejar de ser
importante, no era algo sentido como imprescindible en este hogar.
De ahí que Magdalena creció no sintiendo como determinante de la unidad
familiar, el compartir la mesa a la hora de las comidas.
Al casarse con Juán y llegar los hijos, este asunto empezó a ser un factor de
conflicto en la nueva pareja. Se habían encontrado dos modelos diferentes de
valoración del tiempo de las comidas ( en ambos casos totalmente
explicables).
Tal diferencia, hacía que Juán a menudo se mostrase huraño, cuando por
alguna razón algún miembro de su nueva familia ( su esposa o alguno de sus
hijos), no podía compartir la mesa de la comida, tal vez por razones de
estudio, trabajo, o sobre todo cuando elegían salir a divertirse con sus amigos
en dichos horarios. Para él, esto equivalía a una afrenta familiar
¿Pueden los lectores imaginarse que diferentes son los manejos de cada
familia respecto a cuestiones tales como: la educación de los hijos, los roles de
cada conyugue, el manero del dinero, la administración del hogar, la
sexualidad?
Y sin embargo, con frecuencia los miembros de la pareja esperan que el otro
vea y piense las cosas como ellos lo hacen.
Una mención especial merece ser hecha respecto al tema de las diferentes
maneras en que las personas ( como producto del aprendizaje familiar)
procesan sus afectos.
Existen familias en las que los afectos se ven como algo natural y hermoso.
Este tipo de clanes valora altamente la sensibilidad de sus miembros.
Acostumbran a los mismos a conectarse interiormente con sus afectos ( sean
estos agradables o desagradables) y posteriormente a exteriorizarlos y
compartirlos con los demás integrantes del grupo. En este marco son usuales y
corrientes las expresiones afectivas: abrazarse, tocarse, acariciarse, decirse
frases tiernas, decir: “ te amo “ “ te necesito”, “ gracias por todo”, comentar
“ hoy estoy triste ”, “ ahora me siento mal ”; etc.
Otras familias en cambio, por algún motivo, aprendieron a sentir como algo
inconveniente y quizá hasta avergonzante la expresión afectiva. En dichas
circunstancias, difieren casi radicalmente del grupo anterior: no son
demostrativos en sus expresiones, no cultivan los contactos físicos frecuentes,
no hablan de sus problemas e incluso tienen sus mecanismos para desalentar
en unos casos y punir en otros lo que para estos grupos son “ demostraciones
estridentes y exageradas de sensibilidad”.
Para ella, Juán era frío y distante. No expresaba sus emociones y no gustaba
de comentar sus problemas. Una de sus conclusiones por tanto, era que él no
confiaba lo suficiente en ella, como para compartir sus tribulaciones.
Por lo tanto, para él, cuando le tocó asumir el rol de esposo, era normal no
conversar mucho con Magdalena. Incluso aun cuando su trabajo no le exigía
llegar tarde a la casa, estando en el hogar, en vez de dialogar con su esposa, el
prefería escuchar la radio o ver la televisión. Esto evidentemente a María le
caia como una patada al higado. Llegó un momento en que ella llegó a pensar
que talvez su marido tenía una amante, y/o de que ya no la amaba.
También, sin distinción de sexo, se ven situaciones en las que una persona
obliga a la otra a: preferir el cine antes que ir a bailar, comer pastas en vez de
carne roja, ir de vacaciones a la montaña, en vez de a la playa, etc.
Como puede verse en estos ejemplos, son frecuentes los casos en los que,
incluso sin proponerselo deliberádamente, uno de los miembros de la pareja va
lentamente queriendo amoldar al otro, hacia un estilo de personalidad falso, en
el sentido que las expresiones que la otra persona adopta, no son del todo las
que naturalmente desearía exhibir.
Para la persona que realiza las adaptaciones, puede que al principio incluso los
esfuerzos que demandan tales modificaciones de su conducta, se vean
facilitados o lubricados por el “ combustible ” del amor hacia su pareja. No
obstante en todos los casos de los que tuvimos conocimiento, en el momento
en el que dichos ajustes se iban efectuando, se han encontrado siempre
resquicios mínimos de un sentimiento parecido a cierta esperanza en que
algún día no serán necesarios tales actos como pasaporte a la felicidad en
pareja. Es decir, en el fondo, aun cuando se flexibilizaban, tales personas
deaban no tener que hacerlo.
En el caso anterior, era uno de los miembos el que exigía al otro el ajuste a
ciertos esquemas de comportamiento.
En este, sin que dicha exigencia se presente por parte del primer miembro, es
el segundo el que se siente moralmente obligado a comportarse de cierta
manera, con el fin de satisfacer a su contraparte, y lograr su comodidad.
Dicho de otra forma, son estos mecanismos los que subyacen a las típicas
situaciones en las que uno de los miembros ( luego de muchos años de
convivencia) reclama al otro: yo que por ti abandone mi carrera, mi empleo,
mis amistades, mis estudios, mi familia, etc.; y tu después de todos estos años,
así me pagas. Ese “ así ” se refiere a alguna cosa que la otra persona hizo ( tal
vez incurrir en una infidelidad) que no es para nada agradable para el
reclamante.
De todas maneras lo usual suele ser que en tales casos, la persona hacia quien
se dirige el reclamo sienta que el mismo es inadecuado, porque – pensará para
sus adentros- “ yo nunca le pedí que hiciera ese renunciamiento que ahora me
echa en cara ”.
En estos casos, lo usual es que al formar pareja, una mujer sustituye a sus
amistades originales por las amistades de su conyugue. Los amigos de su
marido, se convierten en sus nuevos amigos. Ya quedan atrás sus propios
amigos (varones), para evitar que “ él se ponga celoso”. También las amigas
corren igual suerte, porque ella no desea que él sienta “ ¿esta clase de personas
son tus amigas? ” ( nunca falta alguna oveja descarriada en el viejo grupo de
amigas).
Lo ideal sería que en todos estos casos, ambos miembros de la pareja, puedan
mantener sus respectivos mundos. Es decir, que aun cuando exista un
compromiso asumido, cada uno pueda tener su círculo propio de amistades,
sus hobbies y preferencias y realice sus elecciones vocacionales libremente.
Otro error frecuente de observar en los procesos que llevan al paulatino pero
seguro deterioro de una relación, es lo que deseamos aquí patentar como “ el
complejo de plastilina”.
Si se hace más esfuerzo, incluso se la puede limitar hasta una décima parte de
su extensión original. Y así sucesivamente.
Con el paso del tiempo, las cosas no suelen mejorar, sino todo lo contrario. Ya
a estas alturas, el hecho se encuentra claramente anclado en los terrenos de lo
que puede llamarse una situación grave.
Pero esto de ninguna manera impide, el que las acciones y conductas de sus
parejas, les desilusionen, lastimen o hieran. Como seres humanos racionales
que pueden llegar a alcanzar cierto grado de entendimiento sobre los
“ traumas ” que sufrieron sus parejas; son también seres sensibles que no
pueden dejar de sentirse afectados por lo que dichas personas hacen con ellas
en la vida sentimental.
Por eso es muy importante que se pueda separar claramente ambas
dimensiones.
Para eso están los terapeutas y psicólogos que tienen los recursos y elementos
para abordar tales situaciones.
Por tanto, la mejor manera de ayudarle, es haciendole ver que dichos trumas
están destruyendo la vida en pareja, y tal vez la familiar; y que ello amerita
plenamente la búsqueda de ayuda profesional. Esto es lo mejor que una
persona que ama a su contraparte, y a quién ve presa de numerosos problemas
emocionales, puede hacer.
QUE NECESITAMOS DE NUESTRA PAREJA
Hemos decidido analizar el punto solo de manera breve, ya que las personas
que tengan interés en profundizar sobre el asunto, pueden referirse
directamente a las numerosas obras que con mucha mayor extensión y
precisión están disponibles para su adquisición.
Por tanto, lo peor que un hombre puede hacer respecto a su pareja, es evitar la
comunicación fluida y periódica con ella. Hace poco, estuvimos escuchando
los reclamos de una señora, quién nos informaba que había decidido
divorciarse luego de 17 años de matrimonio.
(*) Escritos por tomas man y napoleon hill. Tambien integran la colección: “ Marte y Venus en la cama”, Las Mujeres son
de Venus, los hombres son del Infierno”,
“ Me cansé, ya no puedo más”, empezaba su doloroso relato. “ En todos estos
últimos años, estuve intentando que él me hable, que me escuche, que
dialoguemos. Pero no, en vez de eso, el siempre prefiere encerrarse en su
mundo. Ni bien llega del trabajo, enciende el televisor para ver las noticias.
Al principio, yo trataba de obrar inteligentemente, y lo invitaba a que después
de cenar nos sentemos en el jardín, a la luz de las estrellas a charlar. El,
aceptaba mi invitación, pero asistía al encuentro con su pequeño aparato de
radio en la mano. Sintonizaba una emisora que transmitía noticias a esa hora,
y se sentaba a mi lado. De tanto en tanto, yo trataba de iniciar la charla,
preguntando como quién no quiere, sobre algún tema que me parecía
importante para él. Pero no. Me interrumpía pidiendo que le deje escuchar la
noticia que justo en ese instante empezaban a desarrollar.
Luego me canse de buscar el diálogo y ya simplemente deje que se quede en
la sala, enganchado a la televisión.
Y así sucesivamente, por los últimos 10 años. Durante los primeros tiempos de
nuestro matrimonio, las cosas eran diferentes. Anhelabamos llegar a la casa
después de trabajar y encontrarnos, para compartir, estar juntos, tener
relaciones. Pero ahora... Siento que ya nuestro amor ha muerto.
Por su parte, una de las cosas más determinantes para la mayoría de los
hombres, es que no importanto cuanto tiempo haya pasado desde el inicio de
la relación, se sigan pudiendo sentir los “ heroes de sus mujeres ”. El ser
heroes para ellas, tiene aquí la tradicional connotación del heroe de las
películas de acción. Generalmente es el galán que sortea mil peligros, para
salvar a la bella dama de una muerte segura e incluso a veces hasta salva al
mundo del tenebroso villano.
Con seguridad casi ningún hombre común deberá realizar en la realidad tales
proezas, pero existen dimensiones equivalentes: ser heroe de su pareja por su
buen humor, por sus iniciativas, por sus habilidades manuales para reparar
cosas en la casa, para contar historias divertidas en las reuniones sociales, por
sus artes amatorias, por la dedicación que le consagra a los hijos, por las
atenciones que le prodiga a su esposa, ser héroe por las ideas creativas y su
espíritu innovador en los negocios, por ser honesto en su trabajo, etc, etc.
Los hijos
De todas maneras, nunca será enteramente saludable que un solo rol, invada a
los restantes, que también integran la identidad individual.
Los compromisos
En directa relación con el cuidado de los hijos, surgen los diversos
compromisos que se asumen, en la búsqueda del bienestar de la familia. Las
deudas y el manejo de la economía, son aspectos de la convivencia en pareja
que frecuentemente son vividos como estresantes.
Por un lado, no es raro que el manejo del dinero sea objeto de frecuentes
disputas. Las mismas pueden surgir a partir de las siguientes posibilidades:
Así las cosas, suele darse que por ser el único que aporta al presupuesto
familiar, el varón en algunos casos se cree con derecho absoluto a decidir
cómo se manejará el dinero ( que en realidad lo siente como “suyo”)
Y como cuando no lo hace, esta reclama airada, el siente que ella actúa
injusta y caprichosamente.
Trabajo y Carrera
El sexo
Tampoco suele ser raro que ( no casualmente) uno de los hijos invada la cama
matrimonial y establezca la nada saludable costumbre de dormir con papá y
mamá. En el peor de los casos incluso el hijo invasor del lecho, acabará
desalojando a papá de su cama compartida con mamá, estableciendo las bases
de un conflicto de profundas implicancias tanto para el matrimonio, como para
ese niño, que con toda seguridad actúa acicateado por sus profundos
sentimientos edípicos (*)
De manera que tal vez a estas alturas el lector esté a punto de concluir que no
es posible compatibilizar la vida sexual y las otras obligaciones de la vida en
pareja o matrimonial.
Esto no tiene por que ser necesariamente así: justamente el tomar consciencia
y aceptar lo fundamental que es para una pareja su relación sexual les puede
servir para que dediquen tiempó y energías a planificar los otros aspectos con
sumo detale y cuidado, de tal manera a impedir que la atención a los mismos
acabe por deteriorar esta hermosa dimensión de su vida conyugal.
En ningún momento debe permitirse a los niños dormir con sus padres.
Cuando los hijos ya son más grandes deben acostumbrarlos a que toquen la
puerta del cuarto conyugal, antes de entrar. En ocasiones habrá que echarle
llave a la puerta, etc.
Cuando ya han crecido más todavía, sería muy bueno que algún viernes, y
aprovechando que al día siguiente no hay escuela, los niños vayan a dormir a
casa de la abuela, de algun familiar o de sus amiguitos, dejando a mamá y
papá la casa para ellos solos.
Más adelante, incluso, los padres podrían tener una “ escapada de fin de
semana”, a algún hotel fuera de la ciudad o algo parecido.
Tal vez este tipo de medidas les puedan parecer muy exigentes y complicadas
a los lectores. Lo son ciertamente, pero el esfuerzo bien valdrá la pena. De lo
contrario, la opción es dejarse estar y prepararse para que la vida sexual se
vaya marchitando lentamente.
Como síntesis general de este capitulo se tiene que todos los elementos a los
que pasado revista, naturalmente tenderán a actuar como saboteadores de la
vida en pareja, y poderosos aliados del veneno de la rutina: la existencia de
compromisos que atender, deudas que pagar, la atención del trabajo y la
carrera, y los numerosos obstáculos a la vida sexual.
Los conyugues deben poder encontrar tiempo y lugar para segur adelante con
su romance, sin dejar de atender las otras realidades de su vida en pareja.
EL DIVORCIO EMOCIONAL
Los hijos
La soledad
El qué dirán
Razones económicas
Infidelidades
Maltrato
Vicios
Cambios importantes de aptitudes
Diferencias estructurales de criterio sobre temas fundamentales
Dinero
Educación de los hijos
Proyectos personales.
LA HORA DE LA DECISION