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Psicología Teórica El dolor

DAVID VAZQUEZ MERA. PSICOLOGIA TEORICA.


PROFESOR EMILIO GOMEZ MILAN

EL DOLOR
INTRODUCCIÓN

Hace casi medio siglo Buytendijk se preguntó si la ciencia era capaz de


responder a cualquier interrogante que la vida le formulara, y tras largo tiempo
buscando una respuesta, llegó a la irritante conclusión de que la ciencia no podía
contestar casi nunca a estas cuestiones. El sueño, la fatiga, los sentimientos, la voluntad,
el dolor,... son elementos demasiado complicados por lo que la ciencia no se preocupaba
por estudiarlos cuando se daban en un estado normal y sano del sujeto; ni intentaba
descifrar el significado para la existencia del hombre. La ciencia se limitó a decir que
las personas “son así”.

Hoy día, las cosas han cambiado. La ciencia afronta de lleno estos elementos,
pero ¿realmente se pueden afrontar científicamente? ¿un elemento tan puramente
subjetivo, como puede ser la voluntad, el dolor, el sabor,... puede explicarse
objetivamente como afirma la ciencia de hoy? Según el neurólogo Ramachandran la
ciencia puede estudiar estos elementos.

Los filósofos llaman a este problema el enigma de los qualias o sensación


subjetiva. ¿Cómo es posible que el flujo de iones genere todo el mundo subjetivo de
sensaciones como el rojo, el calor, el frío o el dolor? René Leriche escribía en 1949 que
el dolor, aún siendo algo cotidiano, se escapa al conocimiento exacto.

El dolor suele estar asociado a la percepción de un daño que se ha producido en


nuestro cuerpo. En este sentido el dolor sería la percepción del daño. Pero entre el daño
y el dolor intervienen una serie de factores de tipo psicológico. Cuando a un torero le
coge el toro, con la emoción de la lucha que está manteniendo puede seguir toreando,
sin embargo, cuando acaba, todos se asombran de cómo ha sido posible hacerlo con una
herida de esa magnitud, que tendría que dolerle mucho. Otra persona ante el más
mínimo dolor deja de hacer cualquier cosa. En circunstancias normales, sabemos que no
todos sentimos el mismo dolor ante una herida similar, hay personas que lo soportan
mejor que otras y nosotros mismos unas veces lo aguantamos mejor que otras
dependiendo de nuestro estado de ánimo.

El dolor, como hemos visto, constituye un reto, un reto que involucra desde sus
aspectos prácticos hasta los teóricos. Normalmente, el medico ve el dolor como un
fenómeno secundario (como un síntoma), mientras que para el paciente es el problema
central. Por esta razón, el profesional debe aprender a interpretar el lenguaje del
paciente si no, surgirán más problemas.

Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora se me vienen a la cabeza una serie
de preguntas que debemos replantearnos para poder avanzar en el tema, aunque para
ello tengamos que cambiar todo lo que tenemos acerca del fenómeno: ¿cómo debemos

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plantearnos el dolor? ¿quién o quienes deben estudiar el dolor? ¿cómo tendremos que
tratar el dolor? ¿cómo podemos ayudar a los pacientes que sufren dolor? En definitiva
¿qué es realmente el dolor?

DESARROLLO

El dolor es un elemento difícil de definir. La mayoría de sus investigadores


mantienen la idea de que este término tiene muchos significados (Lisbeskind, 1977).
Pero ¿a qué se debe tantos significados? La respuesta es muy simple, y ya casi la hemos
dicho anteriormente. Este elemento es muy complicado por lo que ha sido afrontado por
múltiples disciplinas científicas que han definido el término de manera diferente
resaltando los aspectos que entran dentro de sus ámbitos de competencia y cubriendo
una faceta diferente del fenómeno, sin que ninguna de ellas pueda atribuirse la
capacidad en exclusiva de definir el dolor en términos absolutos.

Antes se pensaba que el dolor implicaba únicamente la existencia de un daño


físico, sin embargo, actualmente la ciencia nos ha llevado a descubrir la importancia que
tienen las consecuencias de la vivencia del dolor. El dolor genera importantes
reacciones emocionales que pueden potenciar el sufrimiento que lleva asociado. Es
decir, el dolor ya no es sólo un síntoma de una enfermedad, sino que puede llegar a ser
una enfermedad por si sola, es el caso del dolor crónico.

Teniendo en cuenta este dato, tomaremos la definición que nos da la Asociación


Internacional para el Estudio del Dolor que dice: El dolor es una experiencia sensorial
y emocional desagradable, asociada con una lesión presente o potencial o descrita en
términos de la misma. La presente definición conlleva una serie de implicaciones tanto
para el diagnóstico como para el tratamiento del dolor, y a su vez refleja la superación
de los modelos simplistas (Latorre, 1992).

ESTÍMULO SENSACIÓN DOLOR RESPUESTA

Modelo lineal simplista

En síntesis, se puede concluir que todo dolor tiene varios componentes, entre los
que destaca un fuerte componente subjetivo, además de otros componentes asociados a
los correlatos biológicos del dolor. Si lo conceptualizamos como un afecto, podríamos
entonces conceder gran importancia al papel central que tienen los factores
psicosociales en el mantenimiento y elaboración del dolor. Se puede plantear entonces

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que la percepción y expresión del dolor están siempre codeterminadas por el grado de
atención, el estado emocional, el estilo cognitivo, la personalidad y la situación de vida
del paciente, los que a su vez estarán siempre vinculados a eventos cerebrales, sean
éstos provocados por pensamientos o descargas neuronales de una estimulación
dolorosa (Saavedra y Paeile, 1990).

El dolor entonces, como experiencia emocional, se acompaña de respuestas


neurovegetativas importantes, entre las más frecuentes que se pueden apreciar están:
taquicardia, aumento de la presión arterial, sudoración, palidez, cambios en el diámetro
pupilar, estados nauseosos que pueden inducir vómitos. Puede inclusive generar estados
emocionales de miedo, irritabilidad, agresividad y otros cambios psíquicos diversos.
Estos plantean entonces problemas de orden psicológico, fisiológico y social.

Es más, ya el propio Darwin se percató de este hecho. El dolor promueve


conductas en los animales de tensión muscular que los prepara para la huída o el ataque.
Y después, Cannon se dedicó a detallar todos los procesos fisiológicos que el dolor
promueve en el organismo.

Una vez llegados a este punto, debemos pasar a la evaluación del fenómeno. Ya
que todo elemento científico debe poder evaluarse para ser tratado posteriormente. Por
tanto, ¿cómo evalúa la ciencia este elemento?

Según lord Kelvin, cuando puedes medir aquello de lo que hablas y expresarlo
en números, sabes algo sobre ello; pero cuando no puedes, tu conocimiento es exiguo e
insatisfactorio. Por esta razón, la ciencia ante el dolor, toma el modelo de la física
actual.

Para poder medir científicamente el dolor, se ha tenido que idear una serie de
instrumentos que cuantifican al qualia. Estos instrumentos se distribuyen desde los que
miden de forma indirecta hasta los que miden de una forma directa: autoinformes,
autoregistros y observación directa de las conductas de dolor.

Los datos o informaciones más frecuentemente citados en la bibliografía y que la


mayoría de autores considera pertinentes al estudio clínico del dolor se pueden clasificar
en los siguientes apartados:

1.- Aspectos del comportamiento verbal referidos a las características


espacio-temporales, de intensidad y cualidades de dolor.

2.- Aspectos del comportamiento verbal y no verbal considerados


socialmente significativos o indicativos de dolor: conductas de dolor que son los
comportamientos que los individuos realizan dentro de un contexto socialmente
designado como “dolor”. Son un conjunto de comportamientos socialmente
significativos e interpretados como indicación de lo que le sucede al que los
emite (Fordyce, 1976).

3.- Indicadores de incapacitación o invalidez y de la interferencia en el


nivel de actividad habitual y del estilo de vida.

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4.- Aspectos del comportamiento general, no constitutivos de problemas,


que ofrezcan información sobre los recursos adaptativos del paciente.

Además, es necesario establecer sus condiciones de ocurrencia, es decir,


averiguar en qué situaciones y contextos son más probables o de qué forma éstos
influyen en su probabilidad, por lo que, es necesario recoger información sobre las
respuestas diferenciadas del ambiente social.

En el tratamiento del dolor hay que tener en cuenta su origen multicausal,


debiéndose establecer diversos niveles y procedimientos de intervención dirigidos al
logro de la rehabilitación del paciente. Es un requisito indispensable lograr un
diagnóstico que integre los determinantes bio-psico-sociales del dolor y la
implementación de intervenciones terapéuticas consecuentes (Zas, 1995).

Sin esta forma de afrontar su manejo, no es sorprendente que los métodos de


tratamiento para el dolor, a menudo den como resultado una excesiva duración, aumento
de la incapacidad y mayor sufrimiento para el individuo. Sin duda, los errores en las
estrategias se deben en buena parte a que el dolor es visto como un síntoma en cuya
base existe un daño corporal no curado. Es decir, el dolor es visto en términos del
modelo de enfermedad. De tal forma que el diagnóstico o evaluación, así como el
tratamiento, está basado en gran parte en los conceptos de este modelo, por lo tanto
ignoran los efectos de las experiencias previas y las expectativas de los individuos sobre
la intensidad del sufrimiento (Fordyce, 1988).

CONCLUSIÓN

Al parecer, es posible que la ciencia por fin halla logrado responder a esos
interrogantes que la vida le planteaba y que tanto buscó Buytendijk. Parece que el
estudio de las sensaciones subjetivas ya no es un problema sin solución. La ciencia ha
encontrado la base material de la consciencia donde basar sus estudios, o al menos, eso
dicen. Incluso ha encontrado las características de los qualias que los hace objetivos.

Para Ramachandran, el problema mente y materia no es tal problema,


simplemente es una dificultad de comunicación entre ambas partes. Para este autor, la
mente y la materia, utilizan lenguas distintas que cuando se traducen, parte del
significado se pierde. Debemos encontrar un método de comunicación eficaz para que
ambas partes se entiendan mutuamente y además, hay que estudiar estos fenómenos
desde un punto de vista amplio y no centrarse únicamente en los pequeños detalles
biológicos y filosóficos.

Habiendo visto todo lo anterior, parece lógico y normal pensar que los
científicos hablen de dolor, lo evalúen e incluso lo midan. Parece que lo “objetivo” de
nuevo, ha ganado la carrera a lo “subjetivo”. La ciencia otra vez nos ha sorprendido.
Todos creíamos una cosa, y la ciencia, poco después, nos demuestra la “verdad” de esa
creencia. Pero, no creen que en este tema la ciencia peca un poco de prepotencia.

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En este caso, creo que la ciencia se equivoca. ¿Cómo pretende hacer que
creamos que han encontrado la forma de hacer lo subjetivo en objetivo? ¿Utilizando
esas técnicas de autorregistros, autoinformes o de observación directa? ¿A caso esas
técnicas están limpias de subjetividad? ¿Cuando se le pregunta a un sujeto cuánto te
duele, el paciente no está influido por el propio dolor? ¿Cuando observamos a los
pacientes que sufren dolor sabemos realmente qué dolor tienen por el hecho que el
paciente haga una mueca o un gesto determinado? ¿Acaso nuestras interpretaciones de
esos gestos no son subjetivas?

Personalmente pienso que aún hoy las ideas de Buytendijk, Leriche y otros
pensadores siguen siendo verdaderas. La ciencia aún es incapaz de responder de manera
fiable a los qualias. No digo que no puedan algún día, ni que lo que dicen sea totalmente
falso, hay cosas respecto al dolor, que la ciencia ha respondido bastante bien, lo único
que digo es que todavía les queda mucho camino por delante para aclarar todas las
dudas que le plantea la vida con respecto a este tema.

“La verdadera ciencia enseña, por encima de todo,


a dudar y a ser ignorante”

Miguel de Unamuno

BIBLIOGRAFÍA
Barcena, F. (2005): El aprendizaje del dolor. Notas para una simbólica del sufrimiento
humano. www.ifs.csic.es

Biurrun, A. y Jusué, G. (2005): Presentación de un protocolo de tratamiento psicológico


(grupal cognitivo-conductual) en pacientes con dolor crónico en Navarra. www.salud.es

Buytendijk, F. J. J. (1958): Conocimiento del hombre. El dolor. Ed. Revista de


Occidente S. A.

García Higuera, J.A. (2004): Tratamiento Psicológico en el dolor crónico. www.cop.es

Ovejero Lucas, F. (2005): Daniel Dennett: con Darwin nos basta. www.imim.es

Pacheco, P. (2005): Aspectos psicológicos del dolor. www.bueno.es

Penzo, W. (1989): El dolor crónico. Aspectos psicológicos. Ed. Martínez Roca, S.A.

Ramachandran, V. S. y Blakeslee, S. (1999): Fantasmas en el Cerebro. Los misterios de


la mente al descubierto. Ed. Debate S.A.

Ribera Domene, D. (2003): El dolor. www.apunt_psicolo_salud_9.es

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