Você está na página 1de 10

V.

CENSURA CINEMATOGRÁFICA

Human Rights Watch está preocupado por la práctica constante de la censura cinematográfica en
Chile, llevada a cabo por un consejo de calificación de películas cuyas decisiones no se hacen
públicas y cuya estructura no ha sido alterada desde 1974, el primer año de gobierno militar. Las
bases legales para la censura cinematográfica son sumamente amplias y abarcan la prohibición por
razones ideológicas, aunque esta norma no ha sido aplicada por el consejo desde el retorno a la
democracia. La censura también se aplica a las cintas de video y a las películas emitidas en
televisión. Los canales de televisión que emiten películas prohibidas por el consejo de calificación o
calificados para mayores de 18 años a las horas de emisión para familias se arriesgan a multas y,
última instancia, a la suspensión de sus licencias de emisión. Estas prohibiciones se aplican tanto a
los canales de emisión abierta como a los servicios de cable.

Historia y normas legales

La censura cinematográfica previa está recogida en la constitución de 1980. El último párrafo del
Artículo 19 (12) dispone que "la ley establecerá un sistema de censura para la exhibición y
publicidad de la producción cinematográfica." Esto supone una excepción concreta a la regla
contenida en la clausula anterior del Artículo 19 (12), que garantiza "la libertad de emitir opinión y
la de informar, sin censura previa, en cualquier forma y por cualquier medio." El hecho de que la
censura cinematográfica siga disfrutando en Chile de la protección constitucional complica los
intentos de revocarla de los códigos legales. Cualquier enmienda al artículo en cuestión debe
aprobarse con una mayoría de dos tercios del Congreso. Es más, la disposición constitucional no
sólo se aplica a las películas, sino también a la publicidad de éstas, como los afiches y las sinopsis,
y se ha interpretado su aplicabilidad a las cintas de video.

El consejo de censura cinematográfica de Chile, establecido en 1924, estaba compuesto


originalmente por cinco personas, el director general de bibliotecas, dos personas nombradas por el
Presidente de la República y dos por la Alcaldía de Santiago. El consejo fue ampliado más tarde a
11 miembros. El periodista Hernán Millas, describía en un artículo de principios de los cincuentas
en el semanario Ercilla, donde trabajaba como crítico cinematográfico, el centro de operación del
consejo como una especie de buhardilla de la Biblioteca Nacional.....

ese lugar tenia para mi y mis colegas un sortilegio como el que senti cuando en Cartagena
de Indias conoci el edificio de la Inquisicion. [...] Aunque el Consejo estaba compuesto por
once personas, la asistencia era muy reducida. Nos enteramos que venian casi siempre las
mismas senoras y algunos varones jubilados, porque tenian mas tiempo. Un colega se
entero que una de los integrantes del Consejo era una amiga de la Ministra de Educacion de
la epoca, una viuda muy piadosa a la que se le proporciono el cargo para que se entretuviese
en algo."271

Las decisiones adoptadas a puerta cerrada por los consejeros han afectado a generaciones de
chilenos, que todavía no pueden ver El Silencio de Ingmar Bergman, y tienen que esperar hasta los
18 años para ver en versión original Casablanca o El Halcón Maltés.
La legislación que sigue vigente hoy en día en Chile, el Decreto No. 679, se remonta a octubre de
1974, cuando el país acaba de ser sometido al control de la junta militar y de su policía secreta. A
estos se añadieron los Reglamentos de Calificación Cinematográfica, dictados por el Ministerio de
Educación en abril de 1975. Se han producido muy pocos cambios sustanciales desde entonces.

El Decreto Ley 679 establecía un Consejo de Calificación Cinematográfica (CCC), descrito como
un "órgano técnico dependiente del Ministerio de Educación," cuya tarea consiste en "orientar la
exhibición cinematográfica en el país y efectuar la calificación de las películas de acuerdo con las
normas que en este decreto ley se establecen."272 No se puede exhibir o importar con fines de
exhibición ninguna película que no haya sido aprobada y calificada por el Consejo.

El Consejo está integrado por el Director de Bibliotecas, Archivos y Museos, tres miembros de la
judicatura, tres representantes del Consejo de Rectores de Universidades, un representante de cada
una de las ramas de las fuerzas armadas (cuatro en total), tres representantes del Ministerio de
Educación, dos representantes del Centro de Padres y Apoderados de los Liceos Fiscales y de los
Colegios Particulares y tres representantes de la Asociación de Periodistas, preferiblemente críticos
de cine o teatro. La intención en este caso era claramente crear un organismo representativo de las
instituciones más importantes del Estado, entre ellas la judicatura, las escuelas públicas y las fuerzas
armadas, con tan sólo una aceptación (la referencia a los críticos cinematográficos) de la opinión
pública informada.273 Los consejeros, a parte de los nombrados para ocupar puestos públicos,
tienen un mandato de dos años, pero pueden ser reelegidos indefinidamente.274

La tarea del consejo consiste en calificar las películas y las cintas de video en una de estas cuatro
categorías:

 aprobadas para todos los públicos;


 aprobadas para mayores de 14 o de 18 años;
 aprobadas para fines educativos;275 o
 rechazadas.

Un límite de edad de 21 años contemplado en el decreto original fue eliminado posteriormente


como reflejo de la reducción la mayoría de edad legal de los 21 a los 18 años.

Las películas rechazadas corresponden a cuatro categorías:

 Las que fomenten o propaguen doctrinas o ideas contrarias a las bases fundamentales de la
Patria o de la nacionalidad, tales como el marxismo y otras:
 las que ofenden a estados con los cuales Chile mantiene relaciones internacionales;
 las que sean contrarias al orden público, la moral o las buenas costumbres; y
 las que induzcan a la comisión de acciones antisociales o delictuosas.

La primera de estas categorías se corresponde con la prohibición de la manifestación de ideas


Marxistas contenida en el Artículo 8 de la constitución, que fue revocada en agosto de 1989. El
CCC no la ha invocado en los últimos años y la considera tácitamente revocada por la reforma
constitucional.276 La segunda categoría, que también se ha invocado muy pocas veces, constituye
no obstante una limitación inaceptable. Asume que los gobiernos tienen el derecho de pedir
responsabilidades a otros gobiernos por no haber limitado el ejercicio de la libertad de expresión de
sus ciudadanos, una idea que se contradice totalmente con las normas vigentes del derecho
internacional y que es incompatible con las obligaciones en materia de derechos humanos de Chile.
Las dos últimas categorías conceden a los censores amplia discrecionalidad al decidir si una
película pone en peligro la moral y el orden público, conceptos que no están definidos en el Decreto
Ley 679.

Desde el punto de vista del derecho internacional de derechos humanos, estas consideraciones son
totalmente irrelevantes en cualquier caso. La única excepción contemplada por la CADH a su
prohibición general de la censura previa son los"espectáculos públicos", que pueden "...ser
sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la
protección moral de la infancia y la adolescencia."277 Aunque es posible considerar que las
películas y los videos son "espectáculos públicos" (lo cual es cuestionable dado que éstos suelen ser
considerados actuaciones en directo), no es permisible el prohibir que los adultos los vean.

Entre 1985 y 1996, el CCC prohibió 52 películas de 35 milímetros y 299 películas en formato
video.278 Es imposible saber cuantas películas no se han podido proyectar debido a que las
distribuidoras internacionales consideraron que era una pérdida de dinero someterlas a la
consideración del consejo. Las deliberaciones del consejo son secretas. La ley no exige que las
decisiones vayan acompañadas de los nombres de los miembros del panel responsable de tomarlas;
es imposible saber la composición del voto. Durante años, al público se le informaba simplemente
de si los fallos eran unánimes o no: en el caso de las películas rechazadas, el consejo sólo tenía la
obligación de exponer sus razones por escrito a las distribuidoras. Según una nueva regla,
introducida en 1992, se exige que las razones para las prohibiciones se hagan públicas.279 Sin
embargo, no se dan explicaciones, ni a las distribuidoras ni al público, de las razones para la
calificación por edades. No existe un mecanismo, en ninguno de estos casos, que permita a las
productoras y a las distribuidoras representar sus puntos de vista.

Las funciones del CCC no están sometidas a ningún control ni supervisión judicial. Un panel de
revisión, mal llamado corte de apelación, puede ser convocado para que considere el rechazo de una
película tras la presentación de un recurso por escrito.280 La "corte" está integrada por el ministro
de educación, el presidente de la Corte Suprema, el presidente del Colegio de Abogados y el jefe
del Estado Mayor de la Defensa. Su decisión es final y no puede ser revisada por una corte legal.
Como medida adicional, la exhibición de cualquier película aprobada por el CCC puede ser
suspendida "temporal o permanentemente" por decisión conjunta del ministro del interior, de
defensa y de educación, "cuando las circunstancias lo requieran."281

No existe un mecanismo de apelación para recurrir una decisión de calificación. No obstante, dado
que se trata de decisiones administrativas adoptadas por un organismo público, las calificaciones de
películas pueden ser sometidas a una revisión y enmienda posterior por parte de este organismo por
motivos de interés público. Un ley que rige la administración pública ha ofrecido una válvula de
escape al CCC, permitiendo cambios en la calificación de películas cuando la presión se vuelve
insostenible.282 Entre los ejemplos de su aplicación se encuentran la película chilena Cien años
esperando un tren, calificada inicialmente para mayores de 21 años aunque sus protagonistas eran
menores de edad, y El club de los poetas muertos, calificada para mayores de 18 años y recalificada
posteriormente para mayores de 14 años como resultado de su enorme popularidad entre los
estudiantes de secundaria durante los meses que siguieron a la toma de posesión del gobierno
electo. El consejo ha revocado prohibiciones en unos cuantos casos, como el de Imagen latente y La
última tentación de Cristo, que se exponen más adelante.

Además, el consejo está encargado de aplicar la ley por medio de la supervisión de las salas de cine.
De esta tarea se encargan inspectores que deben, con ayuda policial si fuera necesario, expulsar a
los niños sorprendidos en el acto viendo una película considerada inadecuada para su edad, a no ser
que puedan mostrar su cédula de identidad y demostrar que tienen la edad requerida.283 Los
adultos molestos con la presencia de menores en la sala de cine pueden solicitar su expulsión y el
inspector debe anotar sus nombres y direcciones.284 Se hace una excepción para los menores
casados. Los niños no pueden ir al cine a ver ningún tipo de película antes de las seis de las tarde en
días escolares.285

El Artículo 63 de los Reglamentos de 1975 considera expresamente las cintas de video como
películas con fines legales; en 1989, la Ley No. 18.853 estableció un régimen para la inspección de
videos. La constitucionalidad de esta ley es cuestionable, dado que los videos son principalmente
para uso doméstico particular y no suelen "exhibirse" como se estipula en la constitución. Las
consecuencias de esta ley para el coleccionista de video son momentos de nerviosismo al pasar la
aduana. Cualquier video de una película comercial que haya sido rechazada en Chile puede ser
confiscado. Cualquier video que no haya sido calificado por el consejo - por ejemplo, la gran
mayoría de las películas europeas - puede ser incautado y sometido a la evaluación del consejo. Si
la película es aceptada, el propietario del video tiene que pagar los gastos de calificación para
recuperarlo.

El recibo de vídeos encargados por correo puede convertirse en una pesadilla burocrática. Los
paquetes que llegan son inspeccionados al azar en la aduana y si el destinatario es poco afortunado,
tiene que desplazarse hasta la oficina central de correos y pagar una multa para reclamarlo. En ese
momento, le dan un recibo para que se dirija al CCC en el último piso del Ministerio de Educación.
Para recuperar la película tiene que abonar derechos de licencia, una depósito para honorarios - una
contribución para el estipendio de los censores - así como los gastos de despacho del paquete de la
aduana al CCC. Dichos procedimientos arcaicos fomentan difícilmente un libre flujo de cultura,
información e ideas.

A pesar del importante renacer del cine chileno en los últimos años, la mayoría de las obras de los
directores chilenos galardonados, exiliados durante la dictadura, todavía no se han exhibido en
Chile. La mayoría de estos trabajos no se sometieron a los censores, probablemente para evitar una
pérdida inútil de tiempo y dinero. Entre los ejemplos se encuentran el documental clásico de
Patricio Guzmán La batalla de Chile y La tierra prometida de Miguel Littín. Imagen Latente de
Pablo Perelman fue rechazada en 1988 por el CCC porque contenía referencia a los
"desaparecidos," lo que provocó la retirada durante tres años de los representantes de la Asociación
de Periodistas en el consejo, hasta que se derogó la prohibición. Littín expone con claridad el
trastorno de la cultura cinematográfica chilena tras 17 años de régimen militar, al describir la
primera proyección durante la democracia de su película nominada a los Óscar Actas de Marusia:

Allí, en una noche brumosa, más de un centenar de jóvenes se apretujaba frente a una pantalla que,
impulsada por el viento, mostraba las ahora insólitas imágenes de un norte chileno de comienzos del
siglo, atravesado por los conflictos sociales de la época. Algunos micros se detuvieron en plena
Alameda y el chofer y los pasajeros presenciaron asombrados el insólito espectáculo. Al iniciarse la
proyección, desde los balcones de la gran casona, Arturo Barrios y otros jóvenes habían lanzado
panfletos contra la censura y éstos cubrían la vereda.286

El CCC: un organismo antidemocrático dentro de la democracia

Mientras que la composiciones, facultades y modo de funcionamiento del CCC sólo han sido objeto
de cambios superficiales desde la elección del Presidente Aylwin, el consejo ha modificado su papel
en tres aspectos: en primer lugar, se ha abstenido cada vez más de ejercer su capacidad de censura
previa;287 en segundo lugar, ha revocado las prohibiciones que pesaban sobre algunas películas y
ha rebajado la edad permitida para otras; y en tercer lugar, se ha concentrado en la protección de los
menores frente a la exposición a la violencia excesiva y los contenidos explícitamente sexuales, y a
las películas que parecen defender conductas anormales o antisociales y en las que aparecen
menores. El debate sobre el papeldel CCC se basa inevitablemente en la especulación debido a la
confidencialidad de sus decisiones y al hecho de que, a diferencia del CNTV, el CCC no tiene que
publicar ningún informe periódico sobre sus actividades reguladoras. La prensa sólo informa muy
esporádicamente sobre el tema de la censura cinematográfica, cuando se produce un debate público
con motivo de una decisión especialmente alarmante.

Un ejemplo de esto se produjo en julio de 1992, cuando el CCC prohibió la exhibición de dos
películas, Bilbao (1978) de Bigas Luna y Arrebato (1980) de Iván Zulueta, que formaban parte de
una retrospectiva itinerante del cine español organizada por el Instituto de Cooperación
Iberoamericana y el Ministerio de Cultura de España. La proyección de las dos películas se iba a
realizar el 23 y 24 de julio en la sala de arte y ensayo Normandie, como parte de una gira exitosa
que ya había tenido como escenario ocho países latinoamericanos. El 18 de julio, el Normandie
puso en sus carteleras los certificados de "rechazadas," que había recibido sin mediar explicación
sobre las prohibiciones. La confusión inicial se vio agravada por el hecho de que Raúl Allard,
Subsecretario de Educación y Presidente del Consejo, dijo que no sabía nada del caso.288 Tras las
reacciones escandalizadas aparecidas en los editoriales de los periódicos, Allard convocó al consejo
para que volviera a ver las películas, y citó la norma según la cual las decisiones administrativas
están sujetas a revisión. Como fruto de su intervención, Arrebato pasó de prohibida a calificada
para mayores de 21 años. El cambio radical de postura sembró más confusión y aumentó la
impresión de arbitrariedad en las decisiones del consejo. Era imposible discernir por qué motivo se
había mantenido la prohibición de Bilbao, dado que ninguna de las dos películas iba a ser exhibida
en salas comerciales y ambas contaban con un interés cultural evidente.289 Bilbao marcó un hito en
el renacimiento cultural de la transición posterior al franquismo en España, lo que hizo que su
prohibición en Chile fuera doblemente significativa.
La última tentación de Cristo

La prohibición judicial impuesta a la exhibición de La última tentación de Cristo de Martin


Scorcese en enero de 1997 ofrece otro ejemplo clave de la jurisprudencia altamente restrictiva
aplicada por las cortes chilenas en el caso Martorell. Sin embargo, en la decisión sobre La última
tentación, la protección del honor llegó mucho más lejos, hasta abarcar el honor del propio Cristo
así como del de los seguidores de sus enseñanzas.

Irónicamente, la censura de La última tentación no fue el resultado de una prohibición del CCC,
sino de un recurso judicial contra la decisión del consejo de revocar su censura anterior de la
película. En 1988, el CCC había rechazado la exhibición de La última tentación alegando que
contradecía las enseñanzas de la Biblia y "constituía una ficción de una parte de la vida de
Cristo."290 En marzo de 1989, el panel de apelaciones del CCC confirmó la decisión. Al igual que
en el caso de muchos otros títulos que siguen prohibidos en Chile, la decisión fue adoptada en un
momento en que el consejo tenía la obligación de prohibir las películas consideradas "contrarias a
las bases fundamentales de la Patria o de la nacionalidad."

En noviembre de 1996, la distribuidora, United International Pictures, sometió por segunda vez la
película a la consideración del CCC, que procedió a recalificarla como autorizada para mayores de
18 años, valiéndose del principio de revisión administrativa antes mencionado. Antes de que se
pudiera exhibir la película, siete abogados que actuaban en calidad de representantes de un grupo
partidario de la censura conocido como Porvenir de Chile presentaron un recurso de protección
contra el CCC, cuya decisión de levantar la prohibición había ofendido, según ellos, el derecho a la
reputación de Cristo y sus seguidores, entre ellos la Iglesia Católica y los demandantes. A parte de
su objeción fundamental a la película, Porvenir de Chile alegaba que el consejo no tenía autoridad
para revocar una decisión de su panel de apelaciones. Los planes de exhibición de la película fue
suspendidos inmediatamente por orden judicial.

El 20 de enero de 1997, la Corte de Apelaciones de Santiago admitió el recurso de protección, lo


que anulaba la decisión del CCC de legalizar la película y volvía a confirmar la prohibición original
del panel de apelaciones. El 17 de junio, la Corte Suprema confirmó unánimemente la decisión
apelada, lo que convirtió la prohibición en definitiva. En el asunto de la legalidad, la corte sostuvo
que la decisión del panel de decisiones del CCC era irrevocable y que el consejo no tenía autoridad
para revocar la decisión de un "órgano superior."

En lo referente al derecho al honor, la corte superior concluyó que la figura de Cristo había sido

tan deformada y humillada, que su honra (la de Cristo) aparece vulnerada gravemente, lo
que no se logra cohonestar, por cierto, como se pretende, atribuyendo todo a una fantasía
onírica.

Jesucristo, históricamente, vivió hace dos mil años y murió crucificado, y aunque este
tribunal prescinde del hecho de su resurrección, cuya aceptación es materia de fe, debe
admitir que el agravio a su honra repercute o transciende en la honra de los propios
recurrentes, ligado esencialmente a su dignidad de personas, ya que ésta implica, entre otros
atributos, la capacidad de determinarse conforme a valores y creencias, por eso, al ofender,
debilitar o deformar a la persona de Cristo, la películacuestionada ofende y agravia a
quienes, como los recurrentes, basan su fe en la persona de Cristo, Dios y hombre, y a partir
de esa convicción y realidad asumen y dirigen sus propias vidas.291

La Corte Suprema coincidió con la opinión de la Corte de Apelaciones de que el retrato de Cristo
era humillante. La Corte de Apelaciones había objetado que se había representado a Cristo "como
un individuo secundario, sin un ápice de dignidad y despojado totalmente de su divinidad"; Cristo
aparecía como "un hombre inseguro, de poca personalidad," cuya "pobre expresión oral y su
sensiblería solo permiten dar una imagen absurda y rebajada del ser que ha influido sustancialmente
en la filosofía, en las religiones cristianas y en la historia universal y en las vidas de millones de
personas."292

La decisión de la Corte de Apelaciones es merecedora de un debate en profundidad dado que revela


un modo de pensar incoherente con el valor que se otorga a la libertad de opinión y el pluralismo en
una sociedad laica. En esencia, el veredicto era una disquisición teológica sobre la nobleza y la
divinidad de Cristo, apoyada por citas meticulosamente elegidas de enciclopedias e historiadores
religiosos. Se asemeja al pronunciamiento de un tribunal eclesiástico en lugar del de una corte que
representa a un país culturalmente diverso con varias creencias y fes, en el que el Estado y la Iglesia
llevan separados desde 1925. Los jueces eludieron su responsabilidad de reconciliar las demandas
encontradas de la libertad de expresión y del principio al honor al establecer, con argumentos
legales, dónde se encuentran los límites entre ambos derechos en el caso presentado ante ellos. Tras
citar a fuentes seleccionadas para sustentar su opinión de que la película ofendía al "verdadero"
Cristo, la corte alegó que "el respeto y protección de la honra prevalece con respecto a la libertad de
emitir opinión o de informar." Esta afirmación, sin ningún argumento que la sustente, es
incompatible con los principios del derecho de derechos humanos, como ya se señaló en el caso
Martorell.

En sus comentarios finales, los jueces alegaron que cuidar la necesidad de información o de
expresión tiene una estrechísima relación con la veracidad de los hechos y por eso deja de
ser información o expresión la deformación histórica de un hecho o de una persona. Por
esto es que los sentenciadores creen que el derecho de emitir opinión es el derecho a
calificar una realidad pero nunca el deformarla haciéndola pasar por otra. [Énfasis
añadido.]293

Al rechazar el uso de la libertad de expresión para presentar una visión alternativa deuna realidad
histórica aceptada, el veredicto se opone a la esencia de la libertad de expresión en una sociedad
democrática, que respeta y defiende el derecho a cuestionar la historia sin temor a la
censura.294 Como estableció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 1979:

La libertad de expresión constituye uno de los pilares fundamentales de este tipo de


sociedad, uno que establece las condiciones básicas para su progreso y el desarrollo de toda
la humanidad. Contemplada en el párrafo 2 del Artículo 10 [de la Convención Europea
sobre Derechos Humanos], no sólo es aplicable a la `información' o las `ideas' recibidas
favorablemente o consideradas inofensivas o contempladas con indiferencia, sino también a
las que ofenden, impactan o inquietan al Estado o a cualquier sector de la población. Tales
son las exigencias del pluralismo, la tolerancia y la apertura de ideas sin las cuales no
existiría la sociedad democrática.295

Al aceptar que la película ofendía el honor de Cristo, la sentencia abría la posibilidad de que se
prohibieran otros trabajos críticos de la vista ortodoxa de personalidades históricas que son objeto
de veneración religiosa o filosófica.296 Como se preguntaba un comentarista:

El carácter de "persona" de Cristo está resuelto histórica y teológicamente, pero extender


esto al ámbito legal es aventurado, por decir lo menos. Si Cristo es una persona titular de
derechos jurídicos, ¿tiene también obligaciones legales? ¿Cuál es su estado civil, su
nacionalidad y su patrimonio? ¿Está domiciliado en Ahumada 312, cómo pretenden los
recurrentes?297

En la sentencia tampoco se pudo establecer si se había afectado el honor de los demandantes, dado
que evidentemente en la película no se hacía ninguna referencia a ellos, ni tampoco de podía
interpretar en realidad como un ataque a la fe cristiana ni a los cristianos en general. Aunque puede
que las imágenes y el mensaje de la película puedan ser impactantes u ofensivos para algunas
personas, la constitución de Chile no protégé a las personas frente a este hecho. Si lo hiciera, estaría
transgrediendo sus propios principios de pluralismo que no permiten la supresión de opiniones
divergentes. La corte no intentó establecer una base objetiva para concluir que la queja de los
demandantes por los contenidos de la película correspondía a un ataque contra su honor.

La Corte de Apelaciones afirmó que no hubo censura previa al admitir el recurso de protección y
citó una definición anacrónica y engañosa de la censura previa como, "todo procedimiento
impeditivo que forma parte de una política estatal, aplicada de antemano por funcionarios
administrativos vigilantes en gobiernos autoritarios."298 En esta ocasión, la corte se limitó ha
reproducir el mismo razonamiento erróneo utilizado dos años antes en el caso Martorell, y no hizo
ninguna referencia a las conclusiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre
ese caso.

El veredicto sobre La última tentación de Cristo tiene otras dos consecuencias inquietantes. En
primer lugar, constituye otro precedente judicial - después del sentado por el caso Martorell - del
empleo inadecuado de un recurso de protección para obtener la limitación de un derecho humanos
garantizado por la constitución. La admisión de varias recursos de este tipo constituye una
invitación a que cualquiera que considere afectada su reputación por una publicación se dirija a una
corte para que ésta sea prohibida.299 Al afirmar que el CCC no tiene autoridad para revaluar las
películas prohibidas por su panel de apelaciones, la sentencia prolonga indefinidamente la censura
sobre películas en virtud de normas que violaban el derecho internacional cuando estaban en vigor y
que son actualmente totalmente inconstitucionales. Esto hace que la necesidad de nuevas leyes
sobre la regulación del cine sea imperiosa, dado que hasta que no se cambien las leyes y aunque el
CCC decida no aplicar más prohibiciones, las que impuso oficialmente son irreversibles, lo que
sitúa al Estado en una violación permanente de sus obligaciones internacionales de no permitir la
censura previa.
En mayo de 1998, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró admisible una
demanda presentada contra el Estado chileno por seis abogados representantes de la Asociación de
Abogados por las Libertades Públicas, una organización chilena de derechos civiles. En la demanda
se afirmaba que la prohibición judicial sobre la proyección de La Última tentación de Cristo hacía
al Estado responsable de la violación de las garantías de la libertad de expresión contenidas en el
Artículo 13 de la Convención Americana.
Propuestas para la reforma

A pesar de lo que parece ser un consenso cada vez mayor para la abolición de la censura previa, no
ha progresado una enmienda al Artículo 19 (12) de la constituciónpresentada por el Gobierno en la
Cámara de Diputados en abril de 1997 y, cuando se escribió este informe (agosto de 1998), el
Congreso todavía no había votado sobre el asunto. La reforma propuesta es simple: reemplazar la
palabra "censura" por "calificación" y eliminar la palabra "publicidad" de la última clausula del
Artículo 19 (12). El efecto de la reforma sería limitar las funciones del CCC a la calificación de
películas y abolir los controles sobre la publicidad de películas.

Aunque el espectro político de los que apoyan el cambio abarca desde el Partido por la Democracia
(PPD) de centro izquierda hasta el ramo liberal del Renovación Nacional (RN),300 y parece que la
prensa se ha unido en su apoyo,301 no está garantizada la mayoría legal necesaria para una reforma
constitucional. Todavía existe una opinión conservadora extendida en contra de la reforma,
especialmente en el Senado. El senador del RN Sergio Díez comparó las películas con los
narcóticos: "Todo el mundo está de acuerdo en que hay que combatir la droga. También cierta clase
de espectáculos equivalen a una especie de droga moral contra las buenas costumbres o droga
intelectual. Para eso el Estado tiene la obligación de tomar medidas."302

A parte de la reforma constitucional, el Congreso todavía no se ha pronunciado sobre un proyecto


de ley de reforma de la composición y funciones del CCC, introducido por el gobierno Aylwin en
enero de 1992. El proyecto de ley, redactado por el Ministerio de Educación, consiste
fundamentalmente en una versión actualizada de la ley de 1974 y conserva la censura previa. Su
objetivo principal es eliminar la censura política de películas, permitir que un panel de revisión
modifique las calificaciones, y reemplazar la categoría de películas "rechazadas" por la de
"objetadas," que también puede ser reconsiderado por el panel de apelaciones. Aumenta la
representación técnica en el consejo, reduce la representación de las fuerzas armadas de cuatro a dos
miembros y convierte en requisito que todas las decisiones del consejo estén fundadas. Las
películas "objetadas" se dividen en tres categorías: pornográficas, excesivamente violentas y las que
ofenden a un grupo social, religioso o étnico. No se exhiban públicamente las películas que
correspondan a alguna de estas categorías. Por lo tanto, en lo que se refiere a la censura previa, el
antiguo proyecto de ley ha sido superado por la iniciativa de enero de 1997, aunque el resto de sus
propuestas será tomadas en cuenta cuando el Congreso establezca finalmente nuevos mecanismos
pararegular el cine.

Você também pode gostar