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APUNTES NEUROPSICOLOGIA
Neurología: Es el estudio de los trastornos patológicos de la sensación, los movimientos
motores, el tono y los reflejos, todos estos comprenden una pequeña parte de la corteza y de
las vías nerviosas, las denominadas zonas primarias o zonas de proyección.
Neuropsicología: Es una rama de la psicología que estudia las zonas cerebrales secundarias y
terciarias, para estudiarlas se requiere el análisis de trastornos conductuales del sujeto, es
decir a métodos de investigación psicológica (análisis de trastornos gnósicos (conocimiento) y
praxicos (practica) del habla y pensamiento).
Hay que aclarar que no nacemos con las funciones psicológicas superiores, sino que nacemos
con el substrato material (cerebro), y luego se van desarrollando.
Función: como actividad adaptativa del organismo, determinada por una tarea
específica y que termina en una operación específica, esta actividad es producida por
medio de un sistema funcional muy complejo de procesos coordinados que comprende
de hecho un complejo sistema funcional determinado por un plan biológico progresivo.
Por ejemplo: la respiración como un sistema funcional, varios órganos y tejidos
cumplen una función, que en conjunto dan como resultado el sistema respiratorio.
Es una función compleja porque se usan varias áreas y es un conjunto de eslabones, los
eslabones medios son variables, pero la tarea (principio) y los resultados (fin) son invariables.
Por ejemplo: la escritura (tarea o principio invariable), dictado (audición) o copiado (visión),
estos serian los eslabones medios variables, es decir puede ser a través del dictado o del
copiado y la escritura (fin o resultado invariable).
Problema de localización
Localizacionista: Sostenían que los procesos psicológicos superiores eran aislados con
determinadas áreas limitadas del cerebro, interpretando a este como un complejo
agregado de “órganos” independientes. Es decir una función psicológica superior en un
área determinada del cerebro.
Como se puede ver ambas posturas estaban equivocadas, sin embargo cada un aporto algo
para una concepción acerca de la localización de las funciones psicológicas superiores, los
localizacionistas aportaron con la exanimación del cerebro como órgano diferenciado y los
antilocalizacionistas aportaron con la tesis de la plasticidad de los tejidos cerebrales y la
importancia de la actividad de la corteza cerebral.
Se puede localizar una función en un área concreta, en cuanto la función sea definida como
función de un tejido específico. Por ejemplo el tejido renal teniendo como función la
eliminación de la orina.
En cambio no puede localizarse el sistema funcional en un área específica, pero si puede ser
distribuido en un sistema complejo de zonas de la corteza cerebral y de las estructuras
subcorticales que operan en su acción.
Una afección en un área del cerebro que es parte de un sistema funcional ocasiona un
trastorno en el normal funcionamiento de dicho sistema. Por ejemplo el sistema respiratorio,
para el funcionamiento de este deben funcionar los tejidos que forman este sistema y no así un
tejido específico.
El proceso de desarrollo de las funciones psicológicas superiores según Vigotsky es que la base
de la formación de éstas al principio está siempre en la relación del niño con los adultos, esto
quiere decir que la acción que es compartida inicialmente entre dos personas y se convierte
más tarde en procedimiento de conducta individual, por ende se revela que es de origen social.
Es decir que las funciones psicológicas superiores se desarrollan a partir de la interacción
social.
Se entiende por estructura mediatizada a cualquier operación que resuelve una tarea práctica
mediante el empleo de un instrumento, o que resuelve un problema interno, psicológico, al
aplicar un signo auxiliar que constituya un medio para la organización de los procesos
psíquicos. El lenguaje es el mediatizador por excelencia.
Es decir se entiende por mediatización al uso de un elemento externo (signo) que regule el
proceso de una función psicológica superior. Vigotsky dice que el signo que es inicialmente el
medio de relación social y que en primer lugar influye sobre los demás y solo después sobre sí
mismo, convirtiéndose así en el medio que mediatiza la estructura de las funciones
psicológicas superiores.
Por ejemplo: Cuando queremos recordar que tenemos algún compromiso, usamos la agenda y
anotamos la fecha, la hora y el compromiso en sí, el uso de la agenda es la mediatización, es
decir usamos la agenda para luego acordarnos de que teníamos ese compromiso, o ponemos
nuestro reloj al revés como signo que representa que tenemos que llegar antes a clases y el
reloj, en si, tiene un significado social o una función social, que es la de indicarnos el tiempo,
sin embargo usamos el mismo, para indicar otra cosa más, le damos un significado individual,
para nosotros mismos, nos hace recuerdo que tenemos que llegar antes a clases.
El primer eslabón para realizar una función psicológica superior es el de estar consciente, son
voluntarios porque uno quiere, y autorregulados porque primero inicia en exterior, luego se
mediatiza, luego es regulado por uno mismo.
Atención
El desarrollo cultural de la atención se produce en el primer contacto social entre el niño y los
adultos de su entorno. Como desarrollo cultural también es social.
El ser social en el proceso de su vida y actividad elabora una serie de estímulos y signos
artificiales que orientan a la conducta social de la personalidad, convirtiendo así a los
estímulos y signos en el medio fundamental por el cual domina sus propios procesos de
comportamiento.
T. Ribot: Estudio la atención voluntaria como producto del desarrollo cultural histórico de la
humanidad. Calificó como natural la atención involuntaria y como artificial la voluntaria.
Critica a este autor: No hay aclaración del propio mecanismo de actividad de la atención
voluntaria como una explicación mínimamente clara de su ontogénesis. Ribort reduce este
mecanismo de adiestramiento a: “La atención voluntaria como el resultado de un simple
reflejo condicionado a un estímulo distante que es la señal de otro estimulo que es quien
produce la tención natural”.
Señala también que los animales también tiene atención voluntaria, pero en ese caso se
contradice con que la atención voluntaria es producto de la civilización, lo que él no tomo en
cuenta es que la atención del animal no es voluntario porque el hombre es quien al domina y
no el propio animal. En los animales no hay el paso del dominio de otros al autodominio, de la
supeditación al dominio, paso que constituye el rasgo más característico del desarrollo de la
atención voluntaria del hombre.
Estas se diferencian únicamente por su complejidad como forma más temprana y más tardía,
pero responden a un mismo tipo de conciencia.
Llega a establecer tres etapas en el desarrollo de nuestra atención, procurando reducir las
diferencias entre ellas a diferencias genéticas sobre todo y no así a las de funcionamiento. Las
tres etapas son: la primaria o primitiva, la secundaria o externamente mediada y de transición.
Si bien dice que hay tres etapas de la atención, dice que hay sólo un tipo de proceso psíquico
de atención.
La atención voluntaria se distingue tan solo de la involuntaria por el modo cómo surge, pero
no por el modo de funcionamiento, es decir la atención no de desarrolla de acuerdo con el tipo
de concentración y el cambio orgánico, sino por el tipo de evolución de la propia forma del
comportamiento.
Critica a este autor: Solo hace una descripción fenotípica puramente externa de cada etapa y
no revela el mecanismo que rige el desarrollo y el funcionamiento de tales procesos.
La atención es una operación intelectual que trata los objetos por medio o con ayuda de un
objeto o varios. La atención así comprendida se transforma en una operación instrumental o
intelectual directa, levanta entre el objeto de la atención y el sujeto un medio auxiliar.
W. Köhler: reacción electiva de las relaciones estructurales. En los experimentos que hizo
reaccionaban ante la estructura, ante la totalidad, a la relación entre dos estímulos y no a la
absoluta cualidad del estímulo.
La función primaria del lenguaje no consiste en que las palabras posean un significado para el
niño, ni en que ayuden a establecer una conexión nueva correspondiente, sino en el hecho de
que la palabra es, al principio, una indicación. La palabra como indicación es la función
primaria en el desarrollo del lenguaje y de ella se deducen todas las demás.
Vemos, por lo tanto, que el desarrollo de la atención del niño, desde los primeros días de su
vida, se encuentra en un medio complejo formado por estímulos de un doble género. Por un
lado, los objetos y los fenómenos atraen la atención del niño en virtud de sus propiedades
intrínsecas; por otro, los correspondientes estímulos-catalizadores, es decir, las palabras
orientan la atención del niño. Desde el principio, la atención del niño está orientada. Primero la
dirigen los adultos, pero a medida que el niño va dominando el lenguaje, empieza a dominar la
misma propiedad de dirigir su atención con respecto a los demás y después en relación
consigo mismo.
La continuidad general del desarrollo cultural del niño es la siguiente: primero otras personas
actúan respecto a él; se produce después la interacción del niño con su entorno y, finalmente,
es el propio niño quien actúa sobre los demás y tan sólo al final empieza a actuar con relación
a sí mismo.
El desarrollo del lenguaje es ante todo la historia de la formación de una de las funciones más
importantes del comportamiento cultural del niño, que subyace en la acumulación de su
experiencia cultural.
El reflejo del grito, la reacción vocal del niño, es un reflejo incondicionado, la base hereditaria
sobre la cual se edifica el lenguaje del adulto. En las primeras semanas las reacciones vocales
van transformándose en reflejos vocales condicionados.
A lo largo del primer año el lenguaje infantil está basado en el sistema de reacciones
incondicionadas, preferentemente instintivas y emocionales sobre las que por medio de la
diferenciación, se elabora la reacción vocal condicionada. Al principio la reacción es general
orgánica y emocional, pero después pasa a cumplir la función del contacto social.
La primera fase en el desarrollo del lenguaje infantil no está relacionada en absoluto con el
desarrollo del pensamiento infantil; no está relacionado con el desarrollo de los procesos
intelectuales del niño.
Stern afirma, que a una cierta edad (entre el año y medio y los dos años) en el niño normal, el
pensamiento y el lenguaje se encuentran. El niño descubre que cada objeto tiene nombre y que
a cada cosa le corresponde una palabra que denomina el objeto dado.
La voz del niño se convierte en su lenguaje o en el instrumento que sustituye el lenguaje en sus
formas más elementales.
Lo establece a base de tres síntomas objetivos, fundamentales:
Segundo síntoma: La etapa de las preguntas. El niño se comporta como si supiera que el
objeto debe tener un nombre, aunque los adultos no se lo hayan dicho.
W. Stern dice que en el niño realmente se produce un descubrimiento algo distinto a un simple
reflejo condicionado: el niño se hace consciente del nexo y de las relaciones existentes entre el
signo y su significado, el niño descubre el significado del signo.
El experimento del hijo de Darwin rebate de hecho la tesis de Stern. El reconoce su intención
de consolidar la faceta espiritual del lenguaje junto con sus raíces materiales y sociales. De
aquí surge el supuesto de que el niño “inventa” algo.
Por lo tanto la suposición de Stern queda descartada. Cabe hacer otra: el niño no descubre el
significado de las palabras, en el periodo del cambio no se produce en él ninguna búsqueda
activa que Stern pretende ver; el niño domina simplemente la estructura externa del
significado de la palabra, él asimila que a cada objeto le corresponde su propia palabra,
domina la estructura que puede unificar la palabra y el objeto, de forma que la palabra que
identifica al objeto venga a ser propiedad del propio objeto.
El lenguaje y los significados de las palabras se han desarrollado por vía natural y la historia
del desarrollo psicológico del significado de la palabra nos ayuda a esclarecer, cómo aparece
por vía natural el primer signo.
El lenguaje surgió de manera natural, recorrió psicológicamente toda la línea del desarrollo
del reflejo condicionado.
Cualquier palabra tiene su historia, en su base se halla la representación inicial o imagen y este
eslabón de enlace causó la formación de nuestra palabra. Significa que es necesario realizar un
análisis especial para descubrir la historia de esta formación.
Cuando el niño asimila las palabras, asimila su imagen externa. Nuestro lenguaje es un número
infinito de integraciones suturadas en las cuales desaparecen los eslabones intermedios por
ser innecesarios para el significado de la palabra moderna.
En el niño, que recibe cada palabra concreta de nosotros, se establece una conexión directa
entre la palabra dada y el objeto correspondiente. Esa conexión o reflejo condicionado se
origina en el niño por vía natural, ya que el niño no descubre ningún signo nuevo y utiliza la
palabra como signo del objeto dado.
La ley del reflejo condicionado permite que se desechen eslabones intermedios. La reacción
electiva; su proceso en el niño es de tal índole que desaparecen paulatinamente los eslabones
intermedios y la integración se hace por sutura. Nuestro lenguaje es un número infinito de
integraciones suturadas en las cuales desaparecen los eslabones intermedios por ser
innecesarios para el significado de la palabra moderna.
En el niño, que recibe cada palabra concreta de nosotros, se establece una conexión directa
entre la palabra dada y el objeto correspondiente. Esa conexión o reflejo condicionado se
origina en el niño por vía natural, ya que el niño no descubre ningún signo nuevo y utiliza la
palabra como signo del objeto dado.
Es el propio niño quien crea el signo por cuanto y sólo por cuanto, este signo se origina en
general en el desarrollo de nuestro lenguaje.
Justamente por ello es difícil suponer que el descubrimiento o la toma de conciencia del objeto
se produzcan antes y que sólo después se forme su función. De hecho, las funciones se asimilan
directamente y tan sólo en base a tal asimilación se conoce más tarde el objeto. Así pues, el
momento del descubrimiento del que habla Stern se aleja cada vez más y más.
Al niño se le enseña a trazar las letras y a formar con ellas palabras, pero no se le enseña el
lenguaje escrito, por ello su aprendizaje no ha sobrepasado los límites de la tradicional
ortografía y caligrafía.
A diferencia de la enseñanza del lenguaje oral, en la cual se integra el niño por solo, a
enseñanza del lenguaje escrito se basa en un aprendizaje artificial que exige enorme atención
y esfuerzos por parte del maestro y del alumno, debido a lo cual se convierte en algo
independiente, en algo que se basta a si mismo; el lenguaje escrito vivo pasa a un plano
posterior.
La escritura era considerada por la psicología como un hábito motor complejo, como el
problema del desarrollo muscular de las manos. Ahora se considera al lenguaje escrito como
un sistema especial de símbolos y signos cuyo dominio significa un viraje crítico en todo el
desarrollo cultural del niño.
El dominio del lenguaje escrito significa para el niño dominar un sistema de signos simbólicos
extremadamente complejo.
Delacroix señala acertadamente que la peculiaridad de ese sistema radica en que representa
un simbolismo de segundo grado que se transforma poco a poco en simbolismo directo. Esto
significa que el lenguaje escrito está formado por un sistema de signos que identifican
convencionalmente los sonidos y las palabras del lenguaje oral son, a su vez, signos de objetos
y relaciones reales. El nexo intermedio, es decir, el lenguaje oral puede extinguirse
gradualmente y el lenguaje escrito se transforma en un sistema de signos que simbolizan
directamente los objetos designados, así como sus relaciones recíprocas.
Es evidente que el dominio de este sistema complejo de signos no puede realizarse por una vía
exclusivamente mecánica, por medio de un aprendizaje artificial, sino que en realidad es el
resultado de un largo desarrollo de las funciones superiores del comportamiento infantil. Hay
que entender la escritura desde un punto de vista histórico, es decir comprenderla a lo largo
del desarrollo histórico cultural del niño.
El desarrollo del lenguaje escrito no sigue una línea única, hay transformaciones de unas
formas del lenguaje escrito en otras. Baldwin dice que el lenguaje escrito es tanto evolutivo
como involutivo. Eso significa que a la par con los procesos del desarrollo de avances y
aparición de formas nuevas, se producen a cada paso procesos regresivos, de extinción, de
desarrollo inverso de formas viejas.
El desarrollo del lenguaje escrito pertenece a la primera y más evidente línea del desarrollo
cultural, ya que está relacionado con el dominio del sistema externo de medios elaborados y
estructurados en el proceso del desarrollo cultural de la humanidad.
La historia del desarrollo de la escritura se inicia cuando aparecen los primeros signos
visuales en el niño y se sustenta en la misma historia natural de los signos de los cuales ha
nacido el lenguaje. El gesto precisamente, es el primer signo visual que contiene la futura
escritura del niño. El gesto de la escritura en el aire y el signo escrito es, frecuentemente, un
gesto que se afianza.
Wundt señalo la relación existente entre la escritura en dibujos o “pictografía” con el gesto. El
gesto figurativo a menudo reproduce simplemente algún signo gráfico. En otros casos ocurre
lo contrario, el signo es la fijación y el afianzamiento del gesto. Todas las designaciones
simbólicas en la escritura pictográfica, dice Wundt, pueden explicarse si se deducen del
lenguaje de los gestos, incluso si los símbolos, mas tarde se apartan de él y llevan una
existencia independiente.
Hay dos momentos que enlazan genéticamente el gesto con el signo escrito:
Primer momento: Representado por los garabatos que traza el niño, señala con el
gesto lo que intenta representar y la huella dejada por el lápiz no es más que el
complemento de lo que representa con el gesto. Stern puso de manifiesto el lejano
parentesco entre el dibujo y el gesto. En realidad los primeros dibujos de los niños, sus
garabatos, son más bien gestos que dibujos en el verdadero sentido de la palabra. El
niño al dibujar objetos complejos no representa sus partes, sino sus propiedades
generales.
Segundo momento: Se forma el nexo genético entre el gesto y el lenguaje escrito, nos
lleva a los juegos infantiles. Durante el juego unos objetos pasan a significar muy
fácilmente otros, los sustituyen, se concierten en signos suyos, lo que tiene mayor
importancia es la utilización funcional, la posibilidad de realizar con su ayuda el gesto
representativo, es el propio movimiento del niño, su propio gesto, los que tribuyen la
función de signo al objeto correspondiente, lo que le confiere sentido.
El juego simbólico infantil puede entenderse como un sistema del lenguaje muy complejo que
mediante gestos informa y señala el significado de los diversos juguetes. Sólo en la base de los
gestos indicativos, el juguete va adquiriendo su significado; al igual que el dibujo, apoyado al
comienzo por el gesto, se convierte en signo independiente.
Primer hecho: El objeto, por sí mismo, adquiere la función y el significado del signo
gracias tan sólo al gesto que le atribuye tal significación. De aquí se desprende que
el significado reside en el gesto y no en el objeto. Por ello, es relativamente
indiferente la clase de objeto que maneje el niño. El objeto es el ineludible punto de
aplicación del correspondiente gesto simbólico.
El objeto, por sí mismo, cumple una función sustitutiva: el lápiz sustituye a la niñera y el reloj a
la farmacia; pero es tan sólo el gesto referido a ellos lo que les confiere tal sentido, indica tal
sentido. Bajo la influencia del gesto indicador, en los niños de mayor edad, los objetos no sólo
tienden a reemplazar las cosas que designan, sino también a señalarlas. Aquí es cuando se
produce el primer «descubrimiento» del niño de extraordinaria importancia.
Las palabras adquieren, en virtud de algún indicio figurativo, una determinada significación.
Cuando el signo adquiere un desarrollo objetivo independiente que no depende del gesto
infantil, este hecho se considera como una segunda etapa en el desarrollo del lenguaje escrito
del niño.
El dibujo primario es un gesto de la mano armada con un lápiz; el dibujo empieza a designar
por si mismo algún objeto, los trazos esbozados reciben su nombre correspondiente.
Bühler observó que los trazos del dibujo infantil progresan gradual mente: la designación
verbal pasa de ser posterior a ser simultánea. Acaba finalmente por convenirse en el nombre
que es anterior al dibujo. Eso significa que de la designación posterior de la forma dibujada se
desarrolla la intención de representar algo indeterminado. El lenguaje que se anticipa
contribuye a un importante progreso espiritual.
Por lo tanto el dibujo infantil es una etapa previa al lenguaje escrito. Bühler señala que el niño
empieza a dibujar cuando su lenguaje verbal-oral ha progresado mucho y se le hace habitual.
El dibujo es un lenguaje gráfico nacido del lenguaje verbal.
El niño no representa las palabras, sino los objetos y las representaciones se tales objetos. Hay
en él su momento crítico cuando se pasa del simple garabato a lápiz en el papel a utilizar sus
huellas en calidad de signos que representan o significan algo. Todos los psicólogos están de
acuerdo que es aquí cuando, como dice Bühler, el niño descubre que las líneas por él trazadas
pueden significar algo.
Cabe suponer que las cosas no sean así. Gracias a una serie de circunstancias, el niño
comprende de pronto que su dibujo puede representar algo. El reconocimiento de los objetos
en los dibujos de otros suele ser anterior al reconocimiento de los propios. Aun cuando el niño
reconozca por primera vez una similitud del dibujo con un objeto, lo considera como un objeto
parecido y no como su representación o símbolo.
Los signos de escritura son símbolos de primer orden, denominaciones directas de objetos o
acciones, pero en la etapa descrita el niño no llega al simbolismo de segundo orden, que
consiste en la utilización de signos de escritura para representar los símbolos verbales de la
palabra.
Para que el niño llegue a ese descubrimiento fundamental debe comprender que no sólo se
pueden dibujar las cosas, sino también el lenguaje. La forma superior del lenguaje escrito,
consiste en que el lenguaje escrito —de ser simbólico en segundo orden se convierte de nuevo
en simbólico de primer orden—. Los símbolos primarios de escritura se utilizan ya para
designar los verbales. El lenguaje escrito se comprende a través del oral, pero ese cambio se va
acortando poco a poco; el eslabón intermedio, que es el lenguaje oral, desaparece y el lenguaje
escrito se hace di rectamente simbólico, percibido del mismo modo, que el lenguaje oral.
A los niños se les enseña a escribir como un hábito motor determinado y no como una
compleja actividad cultural.
En los cálculos del niño el resto puede ser mayor que el divisor. La división llegaría a ser una
operación mediada. En el paso de la aritmética directa a la mediada, de la reacción a ojo a la
reacción que en calidad de medio auxiliar recurre al tractor, al reloj, a los palitos, es el
momento más importante en el desarrollo aritmético del niño.