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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS (1985/1986)

I. Instrumento de la Iglesia renovada

El CENTRO DE ESTUDIOS FILOSÓFICOS Y TEOLÓGICOS SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO


de la Diócesis de Quilmes (CEFITEQ) es un organismo de servicio a la Iglesia particular
de Quilmes, abierto a estudiantes eclesiásticos, laicos y religiosas de nuestra diócesis o
de otras familias religiosas interesadas en compartir las siguientes orientaciones teoló-
gicas y pastorales.

1. En el dinamismo de la Iglesia universal


Con esta aproximación declaramos nuestro compromiso formal de formar a nues-
tros estudiantes en la eclesiología surgida del Concilio Vaticano II, particularmente en el
espíritu de la:
• Colegialidad y sinodalidad
• Comunión y participación
• Dimensión pastoral, ecuménica y de diálogo.

2. En el reencuentro de la Iglesia continental de América Latina


Queremos imbuir a nuestros alumnos en la toma de conciencia profunda y activa de
la pastoral latinoamericana. Para ello:
• Orientaremos a un conocimiento exhaustivo del pasado evangelizador.
• Estimularemos a la puesta en práctica de Medellín y Puebla.
• Estaremos atentos a un seguimiento de los Documentos solemnes de las Confe-
rencias Episcopales de cada país latinoamericano.

3. En la prosecución de las perspectivas abiertas por el Sínodo Diocesano


Partimos de la certeza de que el Señor nos abrió un camino a lo largo de nuestro
Primer Sínodo (1981-1983). Afirmamos también que es la metodología ideal para el
inmediato futuro de la pastoral diocesana. Para ello:
a. La referencia al Sínodo se hará claramente cada vez que lo sugieren las aplicacio-
nes pastorales de un curso, de un tratado, de una exposición.
b. Los docentes tratarán de comunicar a sus alumnos el espíritu que late bajo la le-
tra del Libro del Sínodo.
c. En adelante, el CEFITEQ será un auxiliar bien dispuesto para la celebración de
los Sínodos subsiguientes.

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II. Con vistas al hombre por evangelizar

El CEFITEQ formará pastores, agentes de pastoral altamente cualificados al servicio


del hombre concreto al que la Iglesia particular de Quilmes ha de evangelizar.
El CEFITEQ no busca un fin específicamente académico, entendiendo aquí la expre-
sión como forja de investigadores, estudiosos a tiempo pleno, escritores de alto vuelo
teológico.
En el CEFITEQ espera hallar la Iglesia diocesana un organismo ciertamente de rigu-
roso y serio nivel cultural, pero eminentemente práctico.
Del CEFITEQ saldrán agentes de pastoral debidamente capacitados en su iniciación
intelectual para el apostolado.
Al CEFITEQ regresarán periódicamente los agentes de pastoral que quieran actuali-
zar sus conocimientos teológicos en algún campo determinado.
En el CEFITEQ tendrá la Diócesis un instrumento de consulta, de análisis teológico,
de fundamentación doctrinal para sus planes y acciones pastorales.
Con el CEFITEQ encarará asimismo la Diócesis el diálogo en profundidad con la
cultura en general; con entidades culturales más concretas; con otros Centros teológicos
católicos o ecuménicos.
El CEFITEQ será un centro autónomo, pero no desvinculado con los restantes cen-
tros de formación. Todo lo contrario: en la Universidad Pastoral de la Diócesis será la
clave de bóveda que dará al conjunto altura, seguridad y belleza.

¿De qué hombre se trata?

1. Un hombre con historia


Es imprescindible que el CEFITEQ mire al destinatario último y verdadero de sus
objetivos, que es el hombre, en su totalidad, como resultante de un largo camino ya
recorrido, cargado con el peso de muchas edades, plenificado con la riqueza de muchas
culturas. De ahí que un sólido conocimiento histórico se imponga a todo alumno en forma
perentoria, un conocimiento que se exige previamente o se va comunicando en el de-
curso de los estudios. Esto supone:
a. Historia universal. Sólida ciencia del vaivén de las culturas y civilizaciones. El
egresado ha de saber orientarse, contemplado el pasado en sus causas y consecuencias.
b. Historia continental. América Latina tiene su experiencia histórica. No comienza
con el descubrimiento. Producido éste, hay una historia paralela y subterránea no
siempre conocida. La verdad ha de ser el único criterio en la apreciación de la presen-
cia evangelizadora de la Iglesia.
c. Historia nacional. Nuestro país ya tiene en su memoria acontecimientos intransfe-
ribles. Es preciso una apreciación objetiva de la sociedad civil y de la vida de la Iglesia.

2. Un hombre con futuro


a. ¿Qué queremos decir? Que el hombre se siente en plena evolución. Sabe que su
historia ha entrado en un ritmo de aceleración creciente. Con cambios profundos: los
mayores hasta ahora conocidos, según la Gaudium et spes del Concilio Vaticano II. Mira

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al futuro. Planifica con años y décadas de anticipación. Prevé y, más que proyectar, se
proyecta.
b. Aunque parezca contradictorio, porque tanto insistimos en el pasado (la historia),
miramos sobre todo el porvenir. Es una nueva forma de redescubrir la tensión escatoló-
gica del cristianismo. Esto supone también un nuevo arte de relativización de aconte-
cimientos, estructuras, modalidades. La mirada nostálgica (y aún ejemplar, retrospecti-
va) debe ser reemplazada por una visión esperanzada y en prospectiva. Se retiene lo
modélico e inspirador del pasado, pero la vitalidad resurreccional inherente a la Iglesia
(y que condiciona y determina su pastoral) sugiere inventiva y creatividad. No pare-
cemos vivir en el otoño, sino en la primavera.
c. En lo formativo se dan requerimientos nuevos, para perfilar un agente de pasto-
ral hecho a la nueva dinámica social e histórica. Una primera exigencia: la información.
Luego, la lectura de la computadora de datos (lectura crítica evangélica, además de la
mera interpretativa social). En seguida la metodología: activa, comunitaria, dialogal (con
este mundo y su hombre).

3. Un hombre en situación
En la tensión pasado-futuro de la cuerda del tiempo hay que aproximarse al hombre
contemporáneo, al que pertenecemos todos. Esto supone:
• Sólido conocimiento de la sociología. Lo social, lo político, lo ideológico. La agru-
pación, confrontación y tendencias de las ideas fuerza y de las fuerzas poder.
• Penetrante dominio de la psicología, del ser humano en su realidad profunda. Lo
incambiable y lo evolutivo. Más que lo epifenoménico (modos y modas), lo nece-
sario, lo verdaderamente real de las profundidades de la conciencia de este hom-
bre.
• Aproximación debida a lo relacional. Particularmente a los medios masivos de
comunicación social.

III. A la luz de la Palabra de Dios

El CEFITEQ es, en último análisis, un Centro cultural donde se estudia, a la luz de la


Revelación, el proyecto divino sobre el hombre, preparando a los agentes de pastoral
(sobre todo a los futuros sacerdotes), al diálogo evangelizador con el hombre inmerso
en su mundo y dinamizado por su historia.
Todo ha de quedar relativizado a esta toma de conciencia, que marca la identidad
de nuestra institución educativa apostólica. También la filosofía, sin que esto signifique
degradación de este campo del conocimiento humano, ni relajación de las exigencias
intrínsecas que reclama como disciplina intelectual. Establecido el principio general
han de desglosarse algunas especificaciones a modo de mayor precisión descriptiva.

1. Sólida iniciación bíblica


Varias son las razones por las que nuestros seminaristas, laicos y religiosas han de
ser formados bíblicamente durante sus estudios teológicos: por tratarse de un conoci-

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miento enfocado «desde Dios», o sea, a la luz de su Revelación; por tender a capacitar a
quienes serán, después del obispo y en nombre de éste, evangelizadores y catequizado-
res (por sí mismos o por auxiliares a quienes deberán orientar) del pueblo de Dios; por
tener que ser instrumentos primarios del diálogo ecuménico, en el que la Palabra de
Dios escrita desempaña un papel preponderante. Varios serán también los modos de esa
iniciación: el estudio directo de los libros bíblicos y su comentario (exégesis), la compe-
netración bíblica de las restantes materias teológicas y la animación del movimiento
bíblico en las comunidades.

2. Contacto permanente con la Tradición


El concepto de Tradición se toma de acuerdo a la doctrina de la Constitución conci-
liar Dei Verbum. Los profesores familiarizarán a los alumnos, entonces, en la vida de la
comunidad cristiana y sus constantes de fe y moral a lo largo de los siglos; en los escri-
tos de los Padres de la Iglesia, como testigos preclaros de la Tradición; en los documen-
tos litúrgicos como manifestación festiva y efectiva de la Palabra de Dios en la Iglesia.

3. Consulta fiel del Magisterio


Vale también aquí la definición dada por la Constitución mencionada. Seremos eco
fiel del Magisterio auténtico: de las enseñanzas impartidas por los Papas de modo ex-
traordinario y ordinario, de la doctrina de los Concilios Ecuménicos, de las orientacio-
nes emanadas de otras Asambleas que reflejan la colegialidad episcopal: Sínodos Ro-
manos de Obispos, Conferencias Generales del CELAM, Asambleas Plenarias de la
Conferencia Episcopal Argentina; también habrá escucha obediente al magisterio del
obispo local.

En síntesis

La Palabra de Dios, de la Tradición y del Magisterio, estimulará en el contexto de la


historia contemporánea en general, latinoamericana en particular y argentina en espe-
cial, a nuestros estudiantes para
• amar al hombre, al pueblo y a la comunidad,
• vivir plenamente los acontecimientos históricos en una dimensión liberadora,
• defender al ser humano como templo vivo del Espíritu de Dios,
• amar a la Iglesia, lugar de comunión entre Dios y su pueblo.
Todo lo que antecede es un desafío teológico y científico y, particularmente, pasto-
ral, que ponemos en manos del Señor del universo y en Jesucristo, sumo y eterno sa-
cerdote. María de Luján, Señora de Argentina, bajo la advocación de Inmaculada, pa-
trona de la Diócesis, será nuestra intercesora.

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