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El interés de esa confrontación, Brecht se ha retirado a los elementos más originarios del teatro

(…) Ha renunciado a las acciones de vasto alcance. Y así es cómo ha logrado modificar la
interdependencia funcional entre escena y público, texto y puesta en escena, director y actores. El
teatro épico-ha declarado-, no tiene que desarrollar acciones tanto como exponer situaciones.
Esas situaciones, las obtiene interrumpiendo las acciones. Les recuerdo las canciones, que tienen
su función primordial en la interrupción de la acción. El teatro épico, por tanto, asimila –con el
principio de la interrupción- un procedimiento que les resulta familiar, por el cine y por la radio.
Me refiero al procedimiento del montaje: lo montado interrumpe el contexto en el cual se monta.
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