Você está na página 1de 36

Romanos 13:4-6

Propósito:
Aprender que las autoridades civiles ya que son establecidas por Dios es de nuestra responsabilidad
obedecer, aceptar, apoyar, ayudar y orar por ellas.

Introducción:
Dios ha establecido autoridades civiles para que velen por nosotros. Muchos judíos estaban
amargados por las leyes estrictas que los romanos habían impuesto a su nación, como la que obligaba
al judío a llevar la carga de un soldado una milla si se lo pedía. Jesús dijo: Mateo 5:41.
¿Como ser obediente a las autoridades?
I. Acepta a las autoridades civiles como ministros de Dios.
1. Dios quiere que honremos a las autoridades civiles como ministros de Él, y que les obedezcamos
porque su autoridad viene de Dios. Romanos 13:4-6.
a) Al aceptar a los oficiales de gobierno como ministros de Dios, podrías comunicarles mejor el honor
y respeto que Dios quiso que les mostráramos.

II. Apoya a las autoridades civiles con los impuestos.


 1. Dios manda que paguemos impuestos. Romanos 13:6-7.
 2. Los padres de Jesús pagaron impuestos cuando él nació, y así cumplieron la Escritura.
 3. Jesús pagó impuestos durante su ministerio, aún después de explicar a Pedro que él debía estar
exento por ser el hijo de Dios. Mateo 17:27.
III. Ayuda a las autoridades civiles a aplicar la Justicia.
 1. La capacidad de cualquier gobierno para funcionar depende de la colaboración de los
ciudadanos.
 2. Las leyes son ineficaces si no tienen el apoyo del pueblo.
 3. Los infractores salen ganando si los ciudadanos no participan, colaborando con los funcionarios
para hacer la justicia.
 4. Pregunta a los funcionarios locales encargados de aplicar la ley, qué puedes hacer para ayudarles
a cumplir con su trabajo. Proverbios 28:4.
IV. Ayuda a las autoridades civiles a conocer la verdad.
Anuncios

 1. Siendo que Dios da autoridad a los gobernantes, ellos en última instancia tendrán que dar
cuentas a Él de sus decisiones.
 2. Las naciones que basan sus leyes en principios de la Palabra de Dios serán más sabias, ricas y
sanas que otras naciones.
 3. Tú puedes ayudar a los gobernantes a basar sus decisiones en la ley de Dios mandándoles la
información pertinente, y manifestando la Verdad de Cristo en tu manera de vivir.
V. Ora por las autoridades civiles y sus familias.
 1. Los servidores públicos están sujetos a más presiones y tentaciones de lo que reconocen la
mayoría de las personas.
 2. Además, sus familias están en la mira pública y están expuestos a influencias que pueden ser
dañinas.
 3. Ora con regularidad que Dios ponga un muro de protección alrededor de cada funcionario y su
familia.
 4. Aprende los nombres de los miembros de las familias de tus autoridades, y si es posible, Investiga
necesidades específicas por las que puedas orar.
 5. Cuando sea prudente, coméntales cómo estas orando por ellos. Elógiales por hacer el bien.
VI. Sé un votante informado.
 1. Votar es una responsabilidad de los ciudadanos de una nación libre.
 2. Cuando un gran segmento de la población deja de votar, los que tienen malas intencione se dan
cuenta de que una pequeña minoría pueden cambiar el rumbo de toda una nación.
 3. Cuando un gobernante pide a los ciudadanos que voten se vuelve asunto de obediencia que
sigamos la instrucción.
VII. Aprende leyes y obedécelas.
 1. Es importante que aprendas todas las leyes que afectan directamente tu vida.
 2. Si manejas, debes aprender y obedecer todas las leyes de tránsito.
 3. Si tienes empresa, debes entender y cumplir con todos los reglamentos comerciales.
 4. Si rentas o eres dueño de una casa, necesitas entender las leyes relacionadas con la vivienda y
obras públicas.
Conclusión:
Dado que las responsabilidades de los funcionarios de gobierno frecuentemente les obligan a estar
separados de sus familias, ellos se vuelven vulnerables a influencias destructivas.

Honremos a quienes se ha dado


autoridad sobre nosotros
“Honren a hombres de toda clase, tengan amor a toda la asociación
de hermanos, estén en temor de Dios, den honra al rey.” (1 PEDRO
2:17.)

1, 2. ¿Cómo considera la gente la autoridad hoy? ¿Por qué?

“LOS niños tienen todos los derechos. Nadie respeta a los padres”, se lamenta una
madre. “Cuestiona la autoridad”, dice un adhesivo colocado en el parachoques de un
automóvil. Estos son tan solo dos reflejos de una situación que hoy se ha generalizado.
En todo el mundo es común la falta de respeto a los padres, maestros, patronos y
autoridades.

2
Algunos quizá solo se encojan de hombros y digan: “Y bien, los que ocupan puestos de
autoridad no merecen mi respeto”. A veces eso es difícil de negar. Oímos constantemente
noticias sobre políticos corruptos, patronos codiciosos, maestros incompetentes y padres
que maltratan a sus hijos. Felizmente, pocos cristianos ven que esas sean las actitudes
de quienes tienen autoridad en la congregación (Mateo 24:45-47).

3, 4. ¿Por qué deben respetar los cristianos a los que ocupan puestos de autoridad?
3 Como cristianos tenemos una “razón apremiante” para respetar a las autoridades
seglares. El apóstol Pablo aconsejó a los cristianos que estuvieran “en sujeción a las
autoridades superiores, porque no hay autoridad a no ser por Dios; las autoridades que
existen están colocadas por Dios en sus posiciones relativas” (Romanos 13:1,
2, 5;1 Pedro 2:13-15). Pablo también indicó una razón importante por la que obedecer
a la autoridad en la familia: “Esposas, estén en sujeción a sus esposos, como es decoroso
en el Señor. Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable
en el Señor” (Colosenses 3:18, 20). Los ancianos de la congregación merecen nuestra
honra porque “el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la
congregación de Dios” (Hechos 20:28). De modo que honramos a las autoridades
humanas por respeto a Jehová. Naturalmente, honrar la autoridad de Jehová siempre
ocupa un lugar prioritario en nuestra vida (Hechos 5:29).
4 Teniendo presente la autoridad suprema de Jehová, analicemos algunos ejemplos de
personas que no respetaron a quienes ocupaban puestos de autoridad y de otras que sí lo
hicieron.
La falta de respeto conduce a la desaprobación
5. ¿Cómo demostró Mical falta de respeto a David, y en qué resultó?

5
La historia del rey David nos muestra cómo ve Jehová a los que menosprecian la
autoridad que él ha concedido. Cuando David mandó que se llevara el arca del pacto a
Jerusalén, su esposa Mical “llegó a ver al rey David saltando y danzando en derredor
delante de Jehová; y empezó a despreciarlo en su corazón”. Mical no solo debió haber
reconocido que David era el cabeza de familia, sino también el rey de la nación. Sin
embargo, expresó con sarcasmo sus sentimientos: “¡Cuán glorioso se hizo hoy el rey de
Israel cuando se descubrió hoy a los ojos de las esclavas de sus siervos, tal como uno de
los casquivanos se descubre completamente!”. Mical nunca tuvo hijos debido a esta
conducta (2 Samuel 6:14-23).

6. ¿Cómo vio Jehová la falta de respeto de Coré a Su ungido?

6 Un vergonzoso ejemplo de alguien que no honró la dirección teocrática nombrada por


Dios fue Coré. Como qohatita tenía el gran privilegio de servir a Jehová en el tabernáculo.
Sin embargo, criticó a Moisés y a Aarón, a quienes Dios había ungido para dirigir a los
israelitas. Coré se alió con otros principales de Israel y dijo a Moisés y a Aarón con
descaro: “La entera asamblea son todos santos, y Jehová está en medio de ellos. ¿Por
qué, pues, deben ustedes alzarse por encima de la congregación de Jehová?”. ¿Cómo
consideró Jehová la actitud de Coré y de quienes lo apoyaron? Como una deshonra para
Sí mismo. Después de ver cómo la tierra se tragaba a todos los que se habían puesto de
su lado, Coré y los 250 principales fueron devorados por un fuego de Jehová (Números
16:1-3, 28-35).

7. ¿Tenían alguna razón los “apóstoles superfinos” para criticar la autoridad de Pablo?

7 En la congregación cristiana del siglo primero hubo quienes despreciaron la autoridad


teocrática. Los “apóstoles superfinos” de la congregación corintia no trataron con respeto
a Pablo. Dijeron de su oratoria en son de crítica: “Su presencia en persona es débil, y su
habla desdeñable” (2 Corintios 10:10; 11:5). Fuera Pablo un orador sobresaliente o no,
merecía respeto como apóstol. Pero ¿era en realidad desdeñable su habla? Sus
discursos públicos recogidos en la Biblia muestran que era un orador muy convincente.
Después de una breve conversación con Herodes Agripa II, que era “perito en todas [...]
las controversias entre los judíos”, el rey se sintió impulsado a decir: “En poco tiempo me
persuadirías a hacerme cristiano” (Hechos 13:15-43; 17:22-34; 26:1-28). ¡Y los apóstoles
superfinos de Corinto decían que su habla era desdeñable! ¿Cómo vio Jehová su actitud?
En un mensaje a los superintendentes de la congregación efesia, Jesucristo habló
favorablemente de los que no se habían dejado llevar por los ‘que decían ser apóstoles
pero no lo eran’ (Revelación [Apocalipsis] 2:2).
Respeto a pesar de la imperfección
8. ¿Cómo demostró David que honraba la autoridad que Dios había concedido a Saúl?

8 En la Biblia hay muchos ejemplos de siervos de Dios que honraron a quienes se había
concedido autoridad aunque estos la utilizaran mal o abusaran de ella. David fue uno de
esos buenos ejemplos. El rey Saúl tuvo celos de las hazañas de David, su súbdito, e
intentó matarlo (1 Samuel 18:8-12; 19:9-11; 23:26). Este también tuvo oportunidades de
matar a Saúl, sin embargo, dijo: “Es inconcebible, de parte mía, desde el punto de vista de
Jehová, que yo haga esta cosa a mi señor, el ungido de Jehová” (1 Samuel 24:3-6; 26:7-
13). David sabía que Saúl estaba equivocado, pero dejó que fuera Jehová quien lo
juzgara (1 Samuel 24:12, 15; 26:22-24). No habló mal de él ni lo trató con falta de respeto.

9. a) ¿Cómo se sintió David al ser maltratado por Saúl? b) ¿Por qué podemos decir que el respeto que
David sentía por Saúl era auténtico?

9 ¿Se sintió David afligido por este maltrato? “Hay [...] tiranos que de veras buscan mi
alma”, clamó a Jehová (Salmo 54:3). Luego derramó su corazón ante él: “Líbrame de mis
enemigos, oh Dios mío. [...] Los fuertes lanzan un ataque contra mí, no por sublevación de
parte mía, ni pecado alguno de parte mía, oh Jehová. Aunque no hay error, corren y se
alistan. Despierta, sí, a mi llamar, y ve” (Salmo 59:1-4). ¿Nos hemos sentido alguna vez
de la misma manera, cuando una persona que tiene autoridad nos trata mal sin que le
hayamos hecho nada? David nunca dejó de respetar a Saúl. Cuando este murió, en vez
de alegrarse, compuso el siguiente canto fúnebre: “Saúl y Jonatán, los amables y los
agradables durante su vida [...]. Más veloces que las águilas eran ellos, más poderosos
que los leones eran. Oh hijas de Israel, lloren por motivo de Saúl” (2 Samuel 1:23, 24).
¡Qué buen ejemplo de verdadero respeto al ungido de Jehová pese al maltrato de que fue
objeto!

10. ¿Qué excelente ejemplo dio Pablo en lo que respecta a honrar la autoridad que Dios había
concedido al cuerpo gobernante, y a qué le condujo?

10 En la era cristiana también hallamos ejemplos sobresalientes de quienes honraron la


autoridad dada por Dios. Pongamos por caso a Pablo. Este respetó las decisiones del
cuerpo gobernante de la congregación cristiana del siglo primero. En su última visita a
Jerusalén, el cuerpo gobernante le aconsejó que se limpiara ceremonialmente para que la
gente viera que no abrigaba ninguna animosidad contra la Ley mosaica. Pablo pudo haber
razonado: “Esos hermanos me dijeron que abandonara Jerusalén cuando mi vida corría
peligro. Ahora quieren que demuestre en público que respeto la Ley mosaica. Ya he
escrito una carta a los gálatas en la que les explico que no tienen que observar la Ley. Si
voy al templo, es posible que se malinterprete mi acción y se piense que estoy
transigiendo por motivo de la clase circuncisa”. Sin embargo, Pablo evidentemente
no razonó de ese modo. Como no había ningún principio bíblico implicado, respetó y
acató el consejo del cuerpo gobernante del siglo primero. El resultado inmediato fue que
tuvo que ser librado de una chusma judía y pasar luego dos años en prisión. Pero a la
larga se hizo la voluntad de Dios. Pablo dio testimonio ante altos cargos en Cesarea y
luego se le llevó a Roma, a expensas del gobierno, para dar testimonio ante el mismo
César (Hechos 9:26-30; 21:20-26; 23:11;24:27; Gálatas 2:12; 4:9, 10).
¿Somos nosotros respetuosos?
11. ¿Cómo respetamos la autoridad seglar?

11 ¿Mostramos el debido respeto a los que tienen autoridad? A los cristianos se les manda
que “den a todos lo que les es debido: al que pide [...] honra, dicha honra”. La sujeción a
“las autoridades superiores” no solo implica el pago de nuestros impuestos, sino también
honrarlas mediante nuestra conducta y habla (Romanos 13:1-7). Cuando nos enfrentamos
a autoridades gubernamentales severas, ¿cómo reaccionamos? En el estado de Chiapas
(México) las autoridades de una comunidad se apropiaron de las tierras de 57 familias de
testigos de Jehová, por no participar estos en ciertas fiestas religiosas. En las reuniones
que se celebraron para dirimir el caso, los Testigos se presentaron limpios y bien
arreglados, y siempre hablaron con dignidad y respeto. Un año más tarde, las autoridades
dictaron un fallo favorable. La actitud de estos cristianos se ganó el respeto de algunos
observadores al grado que también quisieron hacerse testigos de Jehová.

12. ¿Por qué es importante tener “profundo respeto” al esposo incrédulo?

12 ¿Cómo podemos respetar la autoridad que Dios ha conferido en la familia? Después de


comentar el ejemplo que dio Jesús de sufrir el mal, el apóstol Pedro dijo: “De igual
manera, ustedes, esposas, estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si
algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de
sus esposas, por haber sido ellos testigos oculares de su conducta casta junto con
profundo respeto” (1 Pedro 3:1, 2; Efesios 5:22-24). En este pasaje Pedro enfatiza la
importancia de que la esposa se sujete a su esposo con “profundo respeto”, aunque
algunos maridos hagan poco por merecer ese respeto. La actitud respetuosa de la esposa
puede ganar el corazón de su esposo incrédulo.

13. ¿Cómo pueden las esposas honrar a sus esposos?

13 En el contexto Pedro dirige la atención al ejemplo de Sara, cuyo esposo, Abrahán, fue
un modelo de fe sobresaliente (Romanos 4:16, 17; Gálatas 3:6-9; 1 Pedro 3:6). ¿Deberían
las esposas que tienen esposos creyentes honrarles menos que si fueran incrédulos?
¿Qué debe hacer cuando no está de acuerdo con su esposo en algún asunto? Jesús dio
un consejo que es aplicable en sentido general a este caso: “Si alguien bajo autoridad te
obliga a una milla de servicio, ve con él dos millas” (Mateo 5:41). ¿Honra usted a su
esposo atendiendo a sus deseos? Si eso parece demasiado difícil, exprésele sus
sentimientos. No dé por sentado que él ya los conoce. Pero cuando le comunique sus
deseos, hágalo de manera respetuosa, como la Biblia aconseja: “Que su habla siempre
sea con gracia, sazonada con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada
uno” (Colosenses 4:6).

14. ¿Qué implica honrar a los padres?

14 ¿Qué decir de los hijos? La Palabra de Dios manda: “Hijos, sean obedientes a sus
padres en unión con el Señor, porque esto es justo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’; que
es el primer mandato con promesa” (Efesios 6:1-3). Observemos que la obediencia a los
padres se considera equivalente a ‘honrar a tu padre y a tu madre’. La palabra griega que
se traduce “honrar” comunica la idea de “apreciar” o “fijar el valor o precio de una cosa”.
Así, la obediencia supone más que seguir a regañadientes las reglas paternas que
puedan parecerte irrazonables. Dios te pide que tengas en alta estima a tus padres y
valores su dirección (Proverbios 15:5).

15. ¿Cómo pueden respetar los hijos a los padres aunque estos se equivoquen?

15 ¿Y si tus padres hacen algo que erosiona el respeto que les tienes? Intenta ver los
asuntos desde su punto de vista. ¿No ‘causaron tu nacimiento’ y te proveyeron de lo
necesario? (Proverbios 23:22.) ¿No les motiva el amor que te tienen? (Hebreos 12:7-11.)
Habla con respeto a tus padres, y explícales con espíritu de humildad lo que sientes. Aun
si responden de un modo que no te gusta, no les hables con falta de respeto (Proverbios
24:29). Recuerda cómo David respetó a Saúl aun cuando este se apartó del consejo de
Dios. Pide a Jehová que te ayude a controlar tus sentimientos. “Delante de él derramen
ustedes su corazón”, dijo David. “Dios es refugio para nosotros.” (Salmo
62:8; Lamentaciones 3:25-27.)
Honremos a los que llevan la delantera
16. ¿Qué aprendemos de los ejemplos de los falsos maestros y los ángeles?

16
Los ancianos de las congregaciones están nombrados por espíritu santo, pero aún son
imperfectos y cometen errores (Salmo 130:3; Eclesiastés 7:20; Hechos 20:28;Santiago
3:2). Por tanto, es posible que algunos miembros de la congregación se sientan
descontentos con ellos. ¿Cómo deberíamos reaccionar cuando pensamos que algo no se
está haciendo bien en la congregación, o al menos eso parece? Observemos el contraste
entre los falsos maestros del siglo primero y los ángeles: “Osados, voluntariosos, estos
[falsos maestros] no tiemblan ante los gloriosos, sino que hablan injuriosamente, mientras
que los ángeles, aunque son mayores en fuerza y poder, no presentan contra ellos
acusación en términos injuriosos, lo cual no hacen por respeto a Jehová” (2 Pedro 2:10-
13). Mientras que los falsos maestros hablaron injuriosamente de “los gloriosos” —los
ancianos a los que se había concedido autoridad en la congregación cristiana del siglo
primero—, los ángeles no hablaron en términos injuriosos de los falsos maestros que
estaban dividiendo a los hermanos. Siendo estos superiores al hombre y con un mejor
sentido de la justicia, eran conscientes de lo que estaba ocurriendo en la congregación.
No obstante, “por respeto a Jehová” le dejaron el juicio a Él (Hebreos 2:6, 7; Judas 9).

17. ¿Cómo nos ayuda la fe cuando nos enfrentamos a problemas en los que creemos que los ancianos
están equivocados?
17 Aunque no se haga algo como es debido, ¿no deberíamos tener fe en Jesucristo, el
Cabeza viviente de la congregación cristiana? ¿No está él al tanto de lo que sucede en su
congregación mundial? ¿No deberíamos respetar su manera de tratar la situación y
reconocer que puede controlarla? Realmente, ‘¿quiénes somos nosotros para juzgar a
nuestro prójimo?’ (Santiago 4:12; 1 Corintios 11:3; Colosenses 1:18). ¿Por qué
no expresar a Jehová en oración nuestras preocupaciones?

18, 19. ¿Qué podemos hacer si creemos que un anciano se ha equivocado?

18 Debido a la imperfección humana es posible que surjan dificultades o problemas. Tal vez
los ancianos cometan errores que perturben a algunos hermanos. La actuación
precipitada ante tales circunstancias no cambiará la situación. Solo puede agravar el
problema. Los que tienen discernimiento espiritual esperan que Jehová enderece los
asuntos y administre la disciplina necesaria a su propio modo y a su debido tiempo
(2 Timoteo 3:16; Hebreos 12:7-11).
19 ¿Qué hacer si nos angustia algún asunto? En vez de hablar con otros miembros de la
congregación, ¿por qué no pedir ayuda respetuosamente a los ancianos? Sin criticar a
nadie, explíqueles cómo se ha visto afectado. Confíese a ellos de manera respetuosa y
‘comparta sus sentimientos como compañeros’ (1 Pedro 3:8). No recurra al sarcasmo,
sino confíe en su madurez cristiana. Valore el estímulo bíblico que puedan ofrecerle. Y si
parece que se necesitan otras medidas correctivas, confíe en que Jehová guiará a los
ancianos a hacer lo que es debido (Gálatas 6:10;2 Tesalonicenses 3:13).

20. ¿Qué examinaremos en el artículo siguiente?

20
Sin embargo, hay otro aspecto que analizar sobre la honra y el respeto. ¿No deberían
los que tienen autoridad respetar a los que están bajo su cuidado? Examinemos este
tema en el artículo siguiente.
¿Qué responderíamos?

• ¿Por qué debemos honrar la autoridad?

• ¿Cómo ven Jehová y Jesús a los que no respetan la autoridad concedida por Dios?

• ¿Qué excelentes ejemplos tenemos de personas que honraron a quienes se concedió


autoridad?

• ¿Qué podemos hacer cuando parece que alguien que tiene autoridad sobre nosotros se
equivoca?
¿Por qué no expresar a Jehová en oración nuestras preocupaciones?

Romanos 13:1-7 “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo
que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir
temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo
bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si
haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios,
vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no
solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por
esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden
continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al
que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.”

Dentro de un par de días Puerto Rico y los Estados Unidos se enfrentan a un


acontecimiento importante en la vida de ambas naciones. Estaremos eligiendo a
nuestro gobernador por los próximos 4 años y los estadounidenses a su presidente.
Esto es un acontecimiento importante no solo para el pueblo sino también para la
iglesia. Y aunque no somos de este mundo sí vivimos en este mundo. Jesús en su oración
sacerdotal de Juan capítulo 17 no ora al Padre para que salgamos del mundo, sino que
ora al Padre para que seamos preservados del mal.

Como creyentes que vivimos en este mundo tenemos una responsabilidad dada
por Dios con respecto a este mundo. Dios nos llama a ser luz y sal de la tierra. Dios nos
llama a participar de las cosas de este mundo desde una perspectiva distinta del mundo.
El mundo piensa, escoge, decide según los principios del mundo. Nosotros como
creyentes debemos pensar, escoger y decidir según los principios de la Palabra de Dios.

Nosotros creemos que la Biblia es la Palabra de Dios y que ella es nuestra única
regla que nos enseña lo que debemos creer y cómo debemos vivir. Ella es una antorcha
que alumbra en un lugar oscuro. Y como ella es nuestra guía para el todo de nuestra
vida entendemos que ella es también nuestra guía sobre cómo debemos pensar, decidir
y escoger el candidato o candidata a la gobernación de este país.

La Palabra es una guía en donde podemos extraer los principios que nos deben
llevar a elegir responsablemente. La Palabra de Dios es una guía para que nosotros, el
pueblo de Dios, podamos votar inteligentemente como cristianos antes que cualquier
otra cosa. Antes que ser puertorriqueños, ciudadanos americanos, caribeños y
latinoamericanos somos cristianos. Y debemos pensar como cristianos, analizar las
cosas como cristianos antes que como populares, estadistas, independentistas e
independientes.

Para guiarnos a pensar inteligentemente el pasaje de Romanos 13:1-7 nos enseña


cuáles son los requisitos que debe poseer una persona que desea gobernar una nación.
No vamos a endosar, en este sermón a ningún candidato ni partido político. Eso estaría
fuera de mis funciones ministeriales las cuales son tratar exclusivamente lo que es
ministerial. Pero la Palabra de Dios es nuestro mapa que, aunque no nos da todos los
detalles, nos da unas guías que nos ayuden a reflexionar sobre lo que vamos a hacer
dentro de un par de días.

Entonces, a la luz de Romanos 13:1-7, ¿cuáles son los requisitos que debe poseer
una persona que desea gobernar una nación o un país? El primer gran requisito es…

I. Reconocer que su autoridad es delegada por Dios antes que delegada por el
pueblo

V.1-2 “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay


autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y
los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.”

Lo primero que podemos señalar es que es Dios quien quita y pone reyes. El
gobierno, nos dice Pablo, es una autoridad que es de parte de Dios y ha sido establecida
por Dios. Hermanos, el gobierno es una institución divina. Es Dios quien crea el
gobierno. Por tanto, no debemos ver el gobierno como un mal necesario sino como un
bien de parte de Dios. Y el gobernante se debe ver a sí mismo, en virtud de su oficio
como un ministro de Dios. Así lo dice Pablo en el versículo 3-4, el magistrado “es
servidor de Dios para tu bien.” Y la palabra para servidor, en el griego es,
[διάκονός], la cual puede ser traducido como servidor o ministro. Y nos dice Pablo
que el magistrado o gobernante es servidor de Dios para nuestro bienestar. El gobierno
no es un mal necesario, es algo bueno para nosotros.

El gobierno es una institución divina y cada gobernante debe verse a sí mismo


como un servidor cuya autoridad proviene primeramente de Dios y no de los hombres.
Busquemos Proverbios 8:15-16 “Por mí reinan los reyes, Y los príncipes
determinan justicia. Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores
juzgan la tierra.” Y Jesús hablando con Pilato le dice en Juan 19:11 “Respondió Jesús:
Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el
que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.” Jesús reconoce que Pilato tiene
autoridad, él era gobernador. Y como posee autoridad debe ser respetado por ello. Pero
sobre la autoridad de Pilato se levanta otra autoridad, la autoridad de Dios. Y es Dios
quien le ha dado la autoridad que posee ese gobernador.

Así que el primer requisito es reconocer que la autoridad que tiene proviene
primeramente de Dios y no de los hombres.

El segundo requisito es que como su autoridad proviene primeramente de Dios y


no de la Iglesia sino de Dios, él o ella es responsable primeramente a Dios en su encargo.
Si es Dios quien en su providencia lo pone como gobernante y en nuestro caso por
medio de la elección popular, entonces él es responsable ante Dios en primer lugar. Y
esto implica dar cuenta a Dios y no oponerse a Dios, pues es Dios quien lo puso en su
cargo. Y nosotros debemos preguntarnos, ¿en su plataforma política apoya las leyes de
Dios o se opone a ellas? ¿Nos hemos hecho esa pregunta? ¿O solamente apoyamos al
candidato porque es de mi partido político, aunque en su plataforma se opone a las leyes
de Dios? ¿Has pensado en eso? ¿Conoces la plataforma política de los candidatos a la
gobernación? Pregúntate, ¿apoya ese candidato el matrimonio bíblico entre un hombre
y una mujer? ¿Reconoce su deber de proteger a la Iglesia de Cristo? ¿Cuál es su
perspectiva sobre la santidad de la vida con respecto al aborto, la eutanasia? ¿Cuál es
su posición sobre la perspectiva de género? Hermanos, estas son preguntas
importantes que debemos hacernos. ¿Conoces la plataforma política de los candidatos
a la gobernación? ¿Apoyarías a uno que se opone a las leyes de Dios?

En tercer lugar, ese candidato debe verse a sí mismo como un siervo del pueblo.
Pablo dice en el versículo 3-4, el magistrado “es servidor de Dios para tu bien.” Me
encanta cómo Pablo lo escribe en el griego. Literalmente Pablo dice: De Dios servidor
es para ti para tu bien. Él debe verse como uno que viene a servir y no ser servido. Su
único deseo es hacer bien, no es fama, enriquecerse, aparecer en los libros de historia
ni buscar su agenda personal sino el bienestar del pueblo. Debe comportarse como un
buen padre de familia ya que él es el padre de la nación o la madre de la nación. Y como
reconoce que no lo sabe todo debe ser una persona enseñable que reconozca sus
errores y no tapar los errores con la frase constante: todo está bien en el gobierno. Y
por tanto debe ser íntegro, no manipulador de la data que le informa al pueblo.

El segundo gran requisito es…

II. Debe poseer una clara visión de la justicia

V. 3-5 “3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace
el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y
tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces
lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios,
vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle
sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la
conciencia.”

Su deber es proteger al justo. O como dice Pablo: darle alabaza al justo “Haz lo
bueno, y tendrás alabanza de ella”. Debe dar prioridad en proteger a la víctima más
que al victimario. Hoy día parece como que se le da más protección al que comete el
crimen que al que sufre el crimen. Eso no debe ser así. No negamos que toda persona,
irrespectivamente de su crimen, tiene derecho a recibir un juicio rápido, justo e
imparcial. Pero debemos darle prioridad a la víctima.

Su deber es castigar al que hace lo malo. Él está “para infundir temor al que
hace el… mal.” Él es “vengador para castigar al que hace lo malo.” El gobernante
debe poseer una visión punitiva del crimen. ¿Puede haber rehabilitación? Claro que sí.
Pero no se debe dar la idea de que el criminal es impune. Por tanto, no debe tolerar el
crimen ni la conducta que le lleva al mismo. Y entiendo yo no favorecer zonas rosadas:
donde se permite hacer todo lo manos con miras a evitar el crimen violento. El día que
dejemos de lugar contra el crimen, la drogadicción, la prostitución, etc. ese día
habremos perdido la guerra contra el crimen.

Debe apoyar la pena capital. V. 4 “Pero si haces lo malo, teme; porque no en


vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace
lo malo”. Dios ha investido al gobierno con el poder de la espada. ¿Para qué? Pablo dice:
“para castigar al que hace lo malo”. Con la espada se castiga al que hace lo malo. Es
una clara referencia a la pena capital. ¿Cuál es la opinión de los candidatos a la pena
capital?

Tercer gran requisito:

III. Debe poseer una clara visión del erario público

V. 6-7 “6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores
de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad a todos lo que debéis:
al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que
honra, honra”.

Debe reconocer que, aunque tienen el derecho de imponer impuestos al pueblo


estos deben ser justos y equitativos sino gobiernan como tiranos y dictadores. Los
impuestos no deben ser excesivos, ni menos para cuadrar el mal uso de los fondos
públicos.

Que los gastos del gobierno no deben ser excesivos y que la sana administración
de los fondos públicos comienza por la casa misma, reduciéndose sus salarios. ¿Qué
candidatos han propuesto la reducción de los salarios de los senadores o
representantes?

Deben poseer también una clara visión sobre la fiscalización efectiva de la


administración. Deben ser firmes contra la corrupción y no tolerarla aún dentro de su
propio partido.

Aplicaciones prácticas:

1. No hay un gobierno perfecto, pero es mejor un gobierno imperfecto que no tener


gobierno alguno. La anarquía es algo que nunca debemos aspirar ni considerar.

2. ¿Cómo vamos a escoger a un candidato cuando vemos que a la luz de la Palabra de


Dios prácticamente todos estás descalificados? La única respuesta es preguntarnos,
¿cuál de los candidatos se acerca más o se aleja menos de los requisitos bíblicos? Haz el
análisis tú mismo.
3. Las elecciones nos deben llevar a recordar que hay un Dios que gobierna este mundo
poniendo y quitando reyes según su voluntad. Que a veces Dios envía malos gobiernos
para castigarnos por nuestros pecados. Y para enseñarnos a no poner nuestra mirada
en los hombres sino en el Señor Jesucristo, el Dios-hombre. Quien es el único
Gobernante que sí reúne todos los requisitos para ser el Rey del universo ya que Él reina
según el corazón de Dios. Él es el único que gobierna con firmeza y dulzura a la vez. El
único que jamás podrá ser sobornado porque El no necesita de nadie ni de nada. El
único que puede satisfacer todas nuestras necesidades por encima de cualquier
gobierno benefactor. El único que puede lograr que todas las cosas obren para el bien
de su Iglesia. El único que puede estar en todas partes. El único que posee todos los
tesoros de la ciencia y del conocimiento de Dios. Y el único que es realmente nuestro
Salvador en todo el sentido de la palabra y para el todo de nuestra vida. Quien con su
muerte a beneficio nuestro se sentó en la Majestad de los cielos y desde allí gobierna
eficazmente para beneficio de su pueblo. ¿Quién es ese? El Señor Jesucristo, el Señor de
la Gloria, ante quien todo rey, presidente, gobernador, primer ministro, deben doblar
sus rodillas y decid: “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él
confían.” Salmo 2:12. Amén.

La Autoridad Delegada por Dios

En la lección pasada vimos que la autoridad significa el


derecho de gobernar. Toda la autoridad pertenece a Dios
porque Él es el creador de todas las cosas. Aprendimos que la
rebeldía es el principio básico de este mundo, mientras que el principio básico de
los hijos de Dios es la obediencia. El obedecer a Dios y someterse a Su autoridad
es el deber de cada creyente.
En esta lección vamos a aprender una verdad muy importante: Para ser
totalmente obedientes a Dios debemos obedecer la autoridad
delegada por Él.
¿Qué es una Autoridad Delegada?

Una autoridad delegada es una persona que recibe y representa la


autoridad de Dios. Toda la autoridad pertenece a Dios, pero Dios tiene dos
maneras de ejercer Su autoridad.
1. Autoridad directa. Esto significa que Dios nos dice directamente a través
de Su Palabra o a través del Espíritu Santo lo que Él desea que hagamos.
2. La autoridad delegada. Esto significa que Dios elige a determinadas
personas para que lo representen y ejerzan Su autoridad.
Dios no sólo nos guía personalmente, sino que también nos dirige a través de Su
autoridad delegada. Padres, profesores, policías, jefes, gobernantes, etc. son
autoridades delegadas.
Puesto que una autoridad delegada es alguien que representa la autoridad de
Dios, esa persona debe ser obedecida. Ser irrespetuoso o desobediente a la
autoridad delegada por Dios es semejante a ser irrespetuoso o desobediente con
Dios mismo.
Las Cuatro Clases Básicas de Autoridad
En el mundo en que vivimos, Dios ha establecido cuatro áreas básicas de
autoridad:

Consideremos cada una de estas cuatro clases de autoridad.


LA FAMILIA

Lo que Dios dispuso para la familia es que el padre sea la cabeza del
hogar bajo Dios. La esposa debe estar sujeta a su esposo y los hijos sujetos a sus
padres. La Biblia dice:
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor
(Efesios 5:22).
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo… (Colosenses 3:20).
En la familia, Dios ha puesto Su autoridad en los padres. Puesto que los padres
representan la autoridad de Dios en el hogar, lo correcto es que sean obedecidos.
La Biblia dice:

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es


justo (Efesios 6:1).
Muchas veces los jóvenes quisieran cambiar la Palabra de Dios para su
conveniencia. Por ejemplo:
“Obedece a tus padres:
Si tienen razón… o
Si tú crees que tienen razón… o
Si no se interponen a lo que quieres hacer… o
Si te mandan hacer las cosas en una forma amable y agradable…”
Pero el joven que desea agradar a Dios no usará estas excusas. En cambio,
escogerá obedecer a sus padres porque es correcto hacerlo.
El padre ha sido señalado por Dios como cabeza de la familia, pero no debe ser
un dictador. Debe amar a su esposa y a sus hijos y ser un ejemplo para ellos.
También él es responsable ante Dios de educar a sus hijos en los caminos del
Señor. La Biblia dice:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la


iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:25).
Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4).

EL GOBIERNO

Debido a la naturaleza pecaminosa y rebelde del hombre, Dios


estableció las leyes y el gobierno humano. Dios dio a los hombres la autoridad
para hacer cumplir Sus leyes. Lo hizo para nuestra protección y para nuestro
bien. Las autoridades civiles son la provisión de Dios para limitar el mal a fin de
que podamos vivir en paz y tranquilidad y en toda piedad y decoro (Ver 1
Timoteo 2:2).
Profesores, policías, jueces y funcionarios locales y federales, todos son
autoridades delegadas por Dios. Puesto que representan la autoridad de Dios,
debemos obedecerles. La Biblia dice:
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no
hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han
sido establecidas (Romanos 13:1).
Los cristianos debemos ser ciudadanos que obedecen la ley. El estudiante
en la escuela da honor a Dios cuando obedece las reglas del establecimiento y
demuestra respeto hacia los maestros. Cuando no hace esto deshonra a Dios.
Como seguidores de Jesucristo debemos regir nuestras vidas por el principio de
obediencia.

La Biblia dice:

Por Causa Del Señor someteos a toda institución humana… (1


Pedro 2:13).
Nuestro Señor nunca participó en ninguna rebelión. Le enseñó a la gente a
obedecer a las autoridades del gobierno. Cuando los fariseos le preguntaron a
Jesús si debían pagar impuestos a César, el Señor les respondió:

Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios


(Mateo 22:21).
LA IGLESIA

El plan de Dios es que Cristo sea la Cabeza de cada iglesia. Bajo la


autoridad de Cristo están los líderes designados por Dios, tales como ancianos,
pastores, diáconos y maestros. Debemos someternos a las autoridades de la
iglesia, delegadas por Dios. La Biblia dice:
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos
velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para
que lo hagan con alegría, y no quejándose… (Hebreos 13:17).
Aquellos que tienen autoridad en la iglesia no deben imponerse al pueblo de
Dios, sino en cambio, servirlos y ser ejemplo para ellos. Respecto a los ancianos,
la Biblia dice:

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de


ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia
deshonesta [dinero], sino con ánimo pronto; no como teniendo
señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo
ejemplos de la grey (1 Pedro 5:2–3).
EL TRABAJO

Nuestro jefe o “patrón” representa la autoridad delegada de Dios en el


trabajo. Honramos a Dios cuando hacemos nuestro trabajo lo mejor posible por
causa del Señor. Dios no se complace cuando hacemos nuestro trabajo en forma
descuidada y a medias. Él quiere que lo hagamos de todo corazón. La Biblia dice:
Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no
sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres,
sino con corazón sincero, temiendo a Dios (Colosenses 3:22).
Aquí la palabra “siervo” significa sencillamente un empleado, una persona que es
empleada por otra. La Biblia nos dice que los empleados deben estar sujetos a
sus jefes, no sólo a los que son bondadosos y gentiles, sino también a aquellos
con quienes es difícil llevarse bien. La Biblia dice:

Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no


solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de
soportar (1 Pedro 2:18).
Con relación a nuestros empleos, Dios quiere que cada creyente trabaje como si
lo estuviera haciendo para el Señor Jesús. Un joven tenía dificultades para
desempeñar su trabajo. Su actitud no era buena y la calidad de su trabajo era tal
que su patrón no estaba contento con él.
Un día, el consejero de la Sociedad de Jóvenes le hizo esta
pregunta: “Supongamos que Jesucristo mismo fuera el gerente de esa
empresa. ¿Cambiaría eso la calidad de tu trabajo?”
Él contestó: “¡Desde luego que sí! Lo haría lo mejor posible todo el
tiempo”.
El consejero le dijo: “¿Sabes que Dios quiere que con sinceridad tú hagas
tu trabajo como para el Señor Jesús?” Luego, leyeron este versículo:
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y
no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la
recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor
servís (Colosenses 3:23–24).
La Biblia dice que los jefes también tienen responsabilidad ante Dios. Deben ser
buenos con quienes trabajan para ellos, reconociendo que tienen un Señor en el
Cielo. La Biblia dice:

Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo (sed amables y


considerados), dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de
ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción
de personas (Efesios 6:9).
Preguntas Sobre la Autoridad
Puede ser que tengas preguntas respecto a la autoridad. Trataremos de
contestar algunas.

“Supongamos que pienso que mis padres están equivocados respecto a algo. ¿Debo
aún obedecerles?”
La relación entre los hijos y sus padres es tan importante a los ojos de Dios, que
Él la hizo el tema de uno de los Diez Mandamientos. La Biblia dice:

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en


la tierra que JEHOVÁ, tu Dios te da (Éxodo 20:12).
La palabra “honrar” significa respetar y obedecer. Aún cuando estés en
desacuerdo con tus padres, no seas desobediente ni rebelde. La persona que no
honra a sus padres no sólo está quebrantando el mandamiento de Dios, sino que
también se está saliendo de la autoridad de Dios. El resultado de esto es que su
vida pueda ser cortada.
Podemos pensar en la autoridad de Dios como en un “paraguas” que nos
protege de los ataques de Satanás. Satanás odia al pueblo de Dios y quiere
destruirlo. Pero, mientras estemos bajo el “paraguas” de Dios, Satanás no puede
tocarnos sin el permiso de Dios.

“Supongamos que quien tiene autoridad sobre mí hace una decisión equivocada.
¿Seré yo responsable?”
Aquél que hace la decisión es responsable por los resultados. Si tú sólo
estás obedeciendo a la persona que tiene la autoridad sobre ti, Dios no te hará
responsable. En cambio, hará responsable a aquél que está al mando.

“Supongamos que el que está al mando es una mala persona y no me gusta. De


todos modos ¿debo obedecerle?”
Sí, debes someterte a él si éste está en autoridad sobre ti. Debemos
distinguir bien entre el puesto de una persona y su personalidad.

Por ejemplo, un policía está en un puesto de autoridad. Él representa la


autoridad de Dios en el cumplimiento de la ley. Puede ser que no tenga una
personalidad agradable, pero esto no es excusa para que tú no le obedezcas. Si te
pasa un boleto de infracción por exceso de velocidad, no puedes desatenderlo y
decir: “Me pasaron este boleto ayer, pero lo rompí porque no me gusta
ese policía”.
“¿Qué hago si alguien con autoridad me manda hacer algo contrario al
mandamiento de Dios?”
En tal situación no debes obedecer a la persona en autoridad. Hay una
ilustración de esto en el Nuevo Testamento. Jesús mandó a Sus seguidores a
predicar el evangelio a toda la gente. Más tarde, los líderes religiosos ordenaron a
Pedro y a los otros discípulos que no predicaran ni enseñaran más en el nombre
de Jesús.

Pero Pedro no podía cumplir esta orden porque era contraria al mandamiento
del Señor y dijo:

Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos


5:29).
Cada vez que la orden de un hombre esté en conflicto con los mandamientos de
Dios, tú debes obedecer a Dios. Por ejemplo, suponte que tu jefe te mande hacer
algo fraudulento o mentir respecto a algo. El hacerlo sería desobedecer los
mandamientos de Dios, por lo tanto, tú no puedes obedecerle. Aún en una
situación así debes ser respetuoso. Debes tener un espíritu humilde, aunque no
puedes obedecer. Podrías decir suavemente: “Lo siento, pero no puedo hacer
eso”.
Algunas veces, rehusar obedecer al jefe, si te manda hacer algo malo, pueda
significar que pierdas el empleo. Si eso ocurre, acéptalo como del Señor,
sabiendo que Él está complacido con tu forma de actuar. La Biblia dice:
Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la
conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo
injustamente (1 Pedro 2:19).
Todas las Personas en Autoridad son Designadas por Dios
Dios quiere que entendamos que todas las personas en autoridad han
sido designadas y ordenadas por Él. Por eso, deben ser obedecidas. No tenemos
opción al respecto. Debemos obedecer a quienes tienen autoridad sobre
nosotros. La Biblia dice:
…no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por
Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la
autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten,
acarrean condenación (juicio) para sí mismos (Romanos 13:1–2).

¿Quién de nosotros se atrevería a desobedecer un mandato directo del


Señor? ¿Pero nos damos cuenta que resistir a la autoridad delegada de Dios es
desobedecer el mandamiento de Dios? Para obedecer el mandamiento de Dios,
debemos someternos a Sus autoridades delegadas.
El Señor Jesús mismo es nuestro ejemplo de lo que significa someterse a la
autoridad. Él se sometía no sólo a la autoridad directa de Dios sino también a sus
autoridades delegadas. Se sometió a sus padres, a las autoridades del gobierno,
pagó impuestos, y obedeció las leyes del país. Durante toda Su vida, el Señor
Jesús estuvo sujeto a autoridad. Nunca fue rebelde en ninguna ocasión.
Verdaderamente vivió la vida bajo el principio de obediencia.
Para agradar a Dios, la cosa más importante que podemos hacer es obedecerle.
Para ser totalmente obedientes al Señor debemos obedecer a Sus autoridades
delegadas. El apóstol Pablo dijo:
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que
obedezcan… (Tito 3:1).
Para ser completamente obedientes a Dios, debemos obedecer a las autoridades
delegadas por Dios.

Gobernar es servir Se oyen hoy voces enfrentadas sobre la ‘obligación de obedecer a las
autoridades’ y el ‘derecho a la independencia’. La Biblia enseña que obedecer a los
gobernantes es obedecer a Dios. AGENTES DE CAMBIO AUTOR Óscar Margenet 19 DE
NOVIEMBRE DE 2017 09:00 h Continuando con la serie sobre la relación del cristiano con el
gobierno (01) presentaré de manera resumida lo que John MacArthur (02) enseña con
respecto a obedecer a nuestros gobernantes. Sus libros y prédicas son seguidos por muchos
creyentes; entre los cuales hay defensores y críticos de su posición teológica frente a este y
otros temas bíblicos. El conocido predicador y escritor visitó por primera vez España hace seis
años (03). En su exposición sobre Romanos 13, el hermano nos aporta siete principios por los
cuales los seguidores de Jesucristo debemos obedecer a los gobernantes civiles.
Comenzaremos con los cuatro primeros en este artículo. Dice MacArthur: “Dios ha ordenado
que el gobierno proteja y preserve a los hombres, para velar por sus vidas y propiedades.
Para hacerlo, la función del gobierno debe ser reprimir la maldad; y reprimiendo el crimen,
exaltar y honrar a aquellos que son virtuosos y buenos. Entonces, Pablo dice: ‘Porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.’ (04) Los
poderes no están allí por la voluntad de la mayoría. La mayoría simplemente refleja el
propósito soberano de Dios. Están ahí por deseo y diseño de Dios. Y eso significa cualquier
poder gubernamental en cualquier forma.” Vayamos a los principios:
Principio 1. “La razón número uno por la cual nos sometemos al gobierno, es porque el
gobierno está en ese lugar por decreto de Dios. Es así porque Dios actúa como Él quiere, en
el tiempo que desea y en las naciones que escoja para expresar su divina voluntad. A veces,
Él quiere castigar a una nación; otras veces, Él quiere hacer que una nación prospere; otras,
Él quiere bendecir a un pueblo; otras, Él escoge juzgar a un pueblo. Pero el gobierno en todas
sus formas es gobierno por decreto divino. Ahora, esto nos lleva al segundo principio. Y de
hecho, es un principio dramático.
Principio 2. Otra razón por la que nos sometemos a las autoridades es que la resistencia al
gobierno es rebelión contra Dios. Pablo lo explica así: ‘De modo que quien se opone a la
autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí
mismos.’ (05) Más claro imposible. Si usted se resiste al gobierno, se resiste a la institución de
Dios. La palabra “establecido” es a veces traducida ‘ordenado’. Significa instituir. Debido a que
Dios es el poder que está detrás de todo gobierno, cualquier persona que se resiste a la
autoridad del gobierno, se alinea contra el gobierno, se resiste y continúa en actitud de
resistencia permanente contra el gobierno, se coloca en contra del gobierno, al rehusarse a
apoyarlo, al desobedecerlo, resiste a Dios. Robert Haldane (06) escribió en su maravilloso
comentario sobre la carta a los Romanos: ‘El pueblo de Dios entonces, debe considerar la
resistencia al gobierno bajo el cual viven como un crimen muy terrible, inclusive como
resistencia a Dios mismo.’ Es una declaración sorprendente. Ya he citado a aquellos que
salieron de Rusia y nos dicen que los queridos hermanos y hermanas de ese país no se
resisten contra su gobierno. Que los que terminan en la cárcel lo son simple y únicamente por
su amor al Evangelio de Jesucristo y su proclamación. Durante el Imperio Romano no
importaba si el emperador era bueno, amable, perseguidor o amante de los cristianos. No
importaba si era elegido por el pueblo, si era establecido por el Senado o si se había hecho
del poder mediante un golpe de estado. No importaba si la autoridad imperial del César era
justa o injusta, si era impía o básicamente buena. Nada de eso importaba. Lo que sí importa
es que el gobierno, como existe en cualquier situación, es para cumplir con el propósito de
Dios en esa situación. Y la resistencia y rebelión en contra de ese gobierno es resistencia y
rebelión en contra de Dios. Pero, lo vuelvo a decir, Dios opera en el mantenimiento de ese
gobierno y debemos obedecerle, a menos de que sea obvio que el gobierno haya cruzado la
línea y lo esté forzando a usted a hacer lo que es contrario a lo que las Escrituras indican en
todo su contexto. Honramos al gobierno, sea el Presidente, o el gobernador, o al Senado, la
policía, lo que sea. Y estoy pensando cuando David tuvo oportunidad de matar al rey Saúl, y
no lo hizo. No lo podía hacer. Él conocía la verdad de honrar al que está en autoridad. En
Israel era sumamente importante enseñarles a los niños que el castigo para un hijo
desobediente a sus padres era la misma muerte. Entonces, el gobierno ha sido decretado de
manera divina y resistirlo es resistirse a Dios. Esto nos conduce a un tercer pensamiento.

Principio 3. Aquellos que resisten serán castigados. La palabra involucrada es crima, la causal
de juicio; lo mismo que en la carta de Pablo a los corintios (07) refiere al juicio de Dios. Pero
aquí es usada primordialmente en referencia al castigo que viene por parte de Dios a través
de las autoridades civiles. “Y los que resisten acarrean condenación para sí mismos.” Si usted
resiste al gobierno, será castigado. Así es. Dios ha ordenado que el gobierno castigue a los
malhechores. Y si usted se resiste al gobierno, va a ser castigado. Esto era verdad en la
economía del Antiguo Testamento. Ahora, si como Daniel usted tiene que desobedecer debido
que tiene un mandato más elevado, entonces usted acepta el castigo. Pero si no es en esa
situación, si es simplemente una decisión que usted toma por resistirse, claro, usted va a
recibir el castigo. Sobre este tema me explayaré un poco más. El estudio sobre el castigo en el
Antiguo Testamento resulta fascinante. Estudiar cómo eran castigados los criminales, es un
estudio fascinante porque había muchas maneras en que las personas eran castigadas. La
restitución era una de ellas. En otras palabras, lo que usted tomaba sin permiso, tenía que
devolverlo.” MacArthur relata que su hogar fue robado y los ladrones llevaron objetos de valor
ligados a la historia familiar. Los ladrones fueron identificados; pero ya habían reducido los
objetos robados. En la policía le advirtieron entonces: “Lamentamos decirle que no hay modo
en que usted pueda jamás recuperar los bienes que le robaron”. Esto le llevó a pensar: “en el
patrón de la restitución en el Antiguo Testamento. La manera en la que un criminal era
castigado no era metiéndolo en un lugar donde no podía servir para nada ni nadie durante
mucho tiempo. Se le obligaba a trabajar dignamente con sus manos. También encontramos en
el AT el castigo corporal; físico, en base a latigazos, de tal manera que el dolor venía de
inmediato, igual que la vergüenza era pública; empezaba y acababa, y el castigado continuaba
viviendo. Había pagado por su crimen con castigo y seguía viviendo. Si cometía otro crimen
recibiría otro castigo. Había casi 35 crímenes diferentes por los cuales se prescribía la pena
de muerte; en esos casos el reo moría y muy rápido. El sistema de castigo era muy simple.
Para cualquier crimen menor, había restitución y castigo corporal. Para los crímenes mayores,
la muerte. Los objetivos del castigo eran múltiples. En primer lugar, era una cuestión de
justicia. En segundo lugar, ponía freno el crimen. En tercer lugar, desalentaba a los criminales.
En cuarto lugar, permitía la rehabilitación del criminal. Y esto significaba prevenir la venganza
privada. Se pagaba y se acababa el tema. Nada en el AT indica que los israelitas debían
construir prisiones. No existía tal cosa como ser enviado a sentarse en una celda y aprender
cómo ser un mejor criminal, o ser violado por un grupo de homosexuales. En la ley social
levítica no se ordenaba crear cárceles ni operar cárceles ya creadas (08). Estas eran parte del
orden social romano y otros paganos. Entonces, las cárceles no fueron promovidas
bíblicamente. El juicio y castigo inmediato al crimen daba lugar a restaurar la dignidad del
hombre.” Menciona el escritor que fueron los cuáqueros “quienes introdujeron el sistema
carcelario o penitenciario. La primera cárcel norteamericana fue lo que era llamada la cárcel
de la calle Walnut. (09) En la actualidad, tenemos en los EE.UU. medio millón de prisioneros y
la tasa de crimen más alta en el mundo occidental. ¿Funciona? Respondemos ‘claro, claro
que no funciona’. Las cárceles son tierra fértil para los criminales, los homosexuales, la
brutalidad. Operan escuelas de crimen. El sistema penitenciario norteamericano, dice un
escritor bíblico, es anti bíblico, inhumano, ineficaz, ineficiente y torpe.” Lo cierto es que los
Derechos Humanos han venido a complicar el tema. “Dios le ha dado al gobierno el derecho
de castigar. Y ahora oímos todo el tiempo acerca de la promoción de los derechos de los
prisioneros. De tal manera que las prisiones rápidamente se están convirtiendo en clubes
sociales. Y a algunas personas no les molesta estar ahí. Reciben alimentos de manera
gratuita, son cuidados por el estado y demás. Pero en la economía del Antiguo Testamento, el
gobierno tenía el derecho de castigar de manera inmediata forzando la restitución y
permitiendo a la persona recuperar su dignidad y pagar su deuda social. Muy interesante de
resaltar es que el proceso de restitución normalmente incluía asignarle ese hombre al cuidado
de una familia. Allí vivía y trabajaba y podía llevar a cabo su restitución. ¡Qué manera tan
digna de restaurar la honra de un hombre!” Este es un antecedente bíblico del ‘trabajo social
compensatorio’ actual. “La reflexión del Predicador es oportuna: ‘Por cuanto no se ejecuta
luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos
dispuesto para hacer el mal.’ (10) Si usted no cumple una sentencia rápidamente, los hombres
tienden a cometer delitos. La sociedad actual demora el juicio y el castigo de un malhechor.
Pero, este es un derecho dado por Dios al gobierno. Todo violador de la ley debería esperar
ser castigado de inmediato porque Dios le ha dado al estado el derecho de hacerlo así. En tal
sentido la autoridad es representativa de Dios. Si bien los instrumentos de castigo son
humanos, la ley, la fuente, es Dios. Somos testigos de la manera en que la sociedad se va
desmoronando porque olvidamos que el gobierno está instituido por Dios, que las autoridades
han sido ordenadas por Dios, para cualquiera que sea Su propósito; así permitimos que la
maldad no sea castigada y el instrumento entero del gobierno comienza a perder vigencia. Y
me temo que la política no va a cambiar esto.” Refiriéndose a los EE.UU. MacArthur concluye
esta reflexión así: “Estamos viendo el colapso de nuestro gobierno. Creo que estamos
observando el colapso de nuestra sociedad. Sólo hay una manera de cambiar eso; y no es
mediante la acción política, sino del Evangelio salvador de Jesucristo. Esa es nuestra
prioridad.
Principio 4. Lo introduciré y lo cubriremos la próxima vez. Se basa en este versículo: “Porque
los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo.” (11) Se nos
dice que debemos someternos al gobierno porque sirve para restringir la maldad. Cualquier
gobierno hace eso” afirma el escritor. En este punto habrá quienes opinen diferente; pues hay
gobiernos que menoscaban la verdad y cometen abusos castigando a presuntos
transgresores. El autor responde: “No hay gobierno sobre la faz de la Tierra que castigue a
alguien por no haber violado la ley, por no haber robado alguien o por no haber asesinado a
alguien. No. Inclusive el peor tipo de gobierno enfrenta correctamente asuntos en los que
juega lo bueno y lo malo.” Y tras citar lo que ocurría en Etiopía al escribir este artículo,
concluye su introducción al Principio 4: “Amados, antes de la caída se advirtió que comiendo
del árbol del conocimiento del bien y del mal sabríamos la diferencia entre hacer el bien y
hacer el mal. Hasta las personas que viven pecando lo saben. Y el gobierno también lo sabe.
Me atrevo a decir, y no me gusta hacerlo, que uno está más seguro en las calles de Irán por la
noche que lo que se está en las calles de Los Ángeles. Meterse en problemas en Irán, no
tiene buen final. Aunque ciertamente no querríamos vivir bajo ese tipo de gobierno debemos
saber que todo gobierno ha sido establecido para restringir la maldad. Inclusive esos
gobiernos con los que no nos gustaría identificarnos o someternos tienen una medida del
entendimiento de lo que está bien y de lo que está mal.” Sobre ello continuaremos en el
próximo artículo. Sin embargo, antes de concluir este, repito la sentida oración con que cierra
sus reflexiones John MacArthur: “Señor, sólo sabemos que en nuestros corazones deseamos
ser lo que Tú quieres que seamos. Ése es nuestro deseo más profundo. No estamos trayendo
un motivo adicional a este texto porque hay muchas cosas que no nos gustan y nos gustaría
cambiar. Y hay muchos queridos hermanos y hermanas que amamos en todos los países que
están viviendo bajo situaciones gubernamentales muy opresivas y difíciles. Y Señor, hay
tantas cosas que nos gustaría cambiar. Algo en nosotros clama en contra de la injusticia y la
desigualdad. Algo clama en contra del poder cruel en contra de la iglesia. Algo en nosotros
clama a favor de aquellos alrededores del mundo que actualmente están siendo oprimidos y
tratados de manera injusta. Y deseamos ver que los gobiernos cambien; y que sus actitudes
cambien. Y sin embargo, Señor, tenemos que ir a lo que Tú nos has dicho, que la prioridad
para nosotros no es la política, no es la estructura social, sino una piadosa, pacífica y
aquietada que exalta a Jesucristo con integridad y honestidad; y también una proclamación
valiente, directa y fuerte del Evangelio salvador. Padre, ayúdanos a ser fieles en hacer esto y
saber que sea cual fuere el gobierno que esté ahí, está ahí porque por Tu providencia y Tu
soberanía refleja Tu propósito para ese tiempo y ese lugar y ese pueblo; y no hay autoridad
que exista que no esté ahí sino porque Tú lo hayas permitido. Ayúdanos como cristianos a
saber que si desobedecemos a ese poder nos lleva a un castigo justo; porque eso es resistirte
y ser dignos del castigo que Tú has delegado a ese gobierno. Entonces, Señor, ayúdanos a
ser ciudadanos modelo, quienes mediante nuestra buena conducta callemos la ignorancia de
hombres insensatos. Que el mundo nunca nos vea como un grupo de activistas políticos, un
grupo que adopta una determinada perspectiva social, o un grupo con una cierta filosofía de
gobierno o de liderazgo. Pero que nos vean distintivamente como cristianos, reflejando el
amor del Señor Jesucristo, la verdad de la Palabra de Dios. Y que sea, oh Señor, que cuando
esos tiempos vengan, cuando Tus hijos deban ir en contra del gobierno porque Tú nos hayas
mandado a hacerlo, que sea con un Espíritu de gracia, con un Espíritu que está dispuesto a
recibir el castigo que venga, comprometiéndonos, encomendándonos al cuidado del que nos
cuida, nuestro propio Dios y Padre celestial. Y que nosotros, en todo momento, mostremos
respeto a aquellos que están en autoridad sobre nosotros, mientras que no hagamos
concesiones en nuestro compromiso con la obediencia. Y de esta manera, que te traigamos
gran gloria y honor a Ti Y que prosperemos, así como Daniel y sus amigos, para Tu alabanza
en gloria, en el nombre de Cristo. Amén.”
Leer más: http://protestantedigital.com/magacin/43441/Gobernar_es_servir

Respetando la autoridad
Hoy anhelo comentarles sobre un tema que se ha pegado al hombre desde los orígenes. Hoy
hablaremos sobre la desobediencia. Como les comenté, la desobediencia es algo que ha invadido al
hombre desde los orígenes, y es por este motivo que reiteradas veces oímos que demasiados
comentan que no son capaces de imponer al ser humano porque el ser humano no es y jamás será
perfecto y con toda seguridad les puedo decir lo que los que piensan de esta manera tienen el juicio
hasta cierta parte.

Es la realidad que el ser humano no es perfecto y jamás lo va a ser, pero la disciplina y la sumisión a
la voluntad de Dios si es algo que termina en la desobediencia.

El primero que es la desobediencia nos quita la vista para que no observemos las bendiciones de Dios
otorga sobre nosotros, la desobediencia causa que solo observemos lo malo. Segundo, la
desobediencia nos lleva la sumisión de este mundo lleno de perversidades. Tercero, la desobediencia
siempre nos llevara hacia caminos de tortura y dolor. Demos inicio a la Palabra de Dios.

Romanos 13:1-2 – Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino
de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 de modo que quien se opone a la
autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Anuncios

Como siempre lo he comentado para que podamos comprender mejor el mensaje de Dios tiene para
todos nosotros, nos será debido realizar un pequeño estudio de la historia. Lo primero que debemos
conocer es que Pablo no fue el creador de la iglesia en roma y que la creencia de que pedro fue el
creador es opuesta a toda la evidencia de la historia.

Lo más probable es que la iglesia tuvo sus orígenes cuando volvieron a Romas los judíos y prosélitos
al judaísmo que se mudaron a Cristo en el día de Pentecostés como lo vemos en Hechos 2:10 cuando
leemos “en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí
residentes, tanto judíos como prosélitos.”
De esta manera la iglesia en Roma estaba conformada de judíos y buenas personas que se habían
convertido al Cristo. En la epístola Pablo no estaba centrado en un inconveniente determinado en la
iglesia, el redacto esta epístola con tres cosas en la mente.

La primera, declarar el plan de salvación soberano de Dios, como lo vemos en la Romanos 1:16-
17 cuando leemos «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a
todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego. 17 porque en el evangelio la justicia
de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.»
Segundo, para educar como los judíos y gentiles conformaban parte del plan de Dios esto lo vemos
muy reflejado en Romanos 3:29-30 cuando leemos “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es
también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. 30 porque Dios es uno, y él justificará
por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.”
Y por último para suplicar que viviesen una vida juta y en armonía como lo vemos en Romanos 15:5-
6 cuando leemos “Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir
según Cristo Jesús, 6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo.” ¿Porque es importante que conozcamos estas cosas?
Es importante que conozcamos esto para preservarnos dentro de la voluntad de Dios y no caer en la
desobediencia, primero tenemos que saber el plan divino de Dios para nuestra salvación. Segundo,
debemos comprender que todo creyente forma parte de este plan de Dios y que no importa lo
irrelevante que nosotros creamos que somos. Tercero tenemos que vivir en armonía, es decir dejar
manejar nuestra vida por el espíritu santo que ahora habita en nosotros.

Entonces, estos versículos que estamos analizando en el día de hoy abordan directamente las
autoridades gubernamentales, pero la verdad no para ahí ya que Dios también ha acordado personas
de autoridad en la iglesia.

Entonces esto lo hallamos en la palabra en en Efesios 4:11-12 cuando leemos «Y él mismo constituyó
a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.» Es decir
la autoridad de Dios es hallada en toda característica de nuestra vida. Así que preservando estas cosas
en nuestras mentes prosigamos ahora con nuestro estudio del día de hoy y examinemos los
resultados de la desobediencia.
Como les comenté inicialmente, la primera muestra de la desobediencia es que nos anula la
vista para que observemos las bendiciones de Dios y nos genera que solo observemos lo
negativo. Cuando exploramos acerca de este tema en la Biblia, hallamos un buen ejemplo
en Números 11:4-6 cuando leemos «Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo,
y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron ¡Quién nos diera a comer carne! 5 Nos
acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las
cebollas y los ajos; 6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.»
Comento esto porque es un gran ejemplo de cómo la desobediencia anula nuestra vita de las
bendiciones de dios porque eso mismo fue lo que le ocurrió en ese momento en la historia.
El rebaño de Dios ingresó en un estado de desobediencia y esto los llevo a ser cegados para que no
lograran ver las bondades que Dios estaba haciendo por ellos. La desobediencia los llevo a pasar por
alto todas estas bendiciones que Dios les había otorgado.

La desobediencia los llevo a olvidad la tortura del látigo del Faraón, la labor explotada y de los demás
abusos que estos esclavos habían recibido. Hermanos, el primer resultado de la desobediencia es que
nos lleva a menospreciar lo que Dios ha realizado por nosotros y lo que continúa realizando en
nuestra vida. De este corto momento de la historia tenemos demasiado que aprender. Comento esto
porque debemos que aprender demasiado porque hay muchos en el rebaño de Dios que actúan
como este pueblo.

Hay demasiados dentro del rebaño de dios que menosprecian las bendiciones que Dios nos ha
otorgado. Por ejemplo, hablemos un poco sobre los matrimonios. Ustedes no logran imaginarse la
multitud de ocasiones que yo he oído a tanto hombres como mujeres, alegar sobre su pareja porque
esa persona está más devota en la obra de Dios o porque esta persona está a una altura diferente a
nivel espiritual.

Yo comentaría que en las parejas cristianas esto es un gran lio que existe con mucha reiteración. ¿Por
qué ocurre esto? esto ocurre porque la gran cantidad de las ocasiones uno de los dos ha ingresado
o está a punto de ingresar en la desobediencia.

El resultado final de esto siempre es que la situación espiritual les ha dejado ciegos y no logran
observar la bendición tan enorme que es tener una pareja que esta entregada en el amor a
Cristo. Comento que esto es una enorme bendición porque es una persona casada con un devoto
fiel, jamás tendrá que angustiarse de la fidelidad de su pareja.
Una persona casada con un devoto fiel jamás tendrá que angustiarse por recibir dolor y malos tratos,
jamás tendrá que angustiarse de que su pareja está siendo descompuesta o llevada por la corriente
del mal que habita en este mundo.

Una persona casada con un devoto fiel, es una persona enormemente bendecida. Pero la
desobediencia y la obstinación impiden a la persona que observe esto. Coméntale a tu hermano de
al lado, LA desobediencia te impide ver.

El segundo resultado obtenido de la desobediencia es que nos lleva al yugo de este mundo de
perversidades. Observen con suma atención lo que nos comenta la Palabra en 2 Pedro 2:18-
20 cuando leemos «Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne
y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. 19 Les prometen
libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo
del que lo venció. 20 Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por
el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer
estado viene a ser peor que el primero.»
Es por este mismo motivo que con suma reiteración comento que tenemos que analizarnos para
hallar lo que nos está influenciando en nuestra vida. No debemos dejar que las tentaciones de la
carne nos dominen e intervienen en nuestra vida, entonces tenemos que realizar como nos comenta
la palabra en Romanos 12:2 cuando leemos “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por
medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta.”

El gobierno civil y el cristianismo


CAPÍTULO 17

“Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones


de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en
eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y
honestidad” (1 Timoteo 2.1–2).

La bondad de Dios hacia el hombre se ve en la doble provisión que hizo él para


gobernar, cuidar y proteger al hombre: (1) en lo espiritual, por medio de la
iglesia; (2) en lo material, por medio del estado. La Biblia enseña que la
autoridad del gobierno civil y la autoridad de la iglesia son ordenadas por Dios:
“No hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por
Dios resiste” (Romanos 13.1–2).

Orden y autoridad

“Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (1 Corintios 14.33). Aun entre los
animales se puede apreciar que Dios les capacita para conducir sus asuntos en
una manera ordenada. Por ejemplo, considere como un sinnúmero de hormigas o
abejas viven juntas en orden. No es de extrañarse, pues, que Dios estableciera
un sistema ordenado para los humanos, un sistema en el cual los justos pueden
ser protegidos de la corrupción y la violencia de los injustos. Dios estableció a los
gobiernos para que gobernaran a los ciudadanos de las naciones por medio de
leyes basadas sobre los principios de la rectitud y la equidad. De manera que los
impíos fueran refrenados de sus injusticias por medio de castigos. Respecto a la
autoridad para llevar a cabo los decretos de Dios, las autoridades son
responsables ante Dios por su fidelidad o infidelidad.
El propósito del gobierno

El propósito del gobierno es castigar a los transgresores (1 Timoteo 1.9) y


proteger de la violencia de los malos a los que obedecen las leyes (Hechos
25.11). Se destaca la sabiduría de Dios en hacer tal provisión cuando recordamos
que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5.19). Si no existiera alguna
forma para refrenar los males comunes de la sociedad entonces los justos
estaríamos a la merced de los injustos en todos los aspectos de la vida diaria.

Tal vez usted se hace las siguientes preguntas: “¿No es cierto que algunos de los
pecados más perversos los cometen aquellos que están en posiciones altas en el
gobierno? ¿Acaso no es cierto que muchas veces los gobiernos promueven la
iniquidad en lugar de suprimirla? ¿Qué de los fanáticos religiosos que por muchos
siglos hicieron correr la sangre de cristianos humildes e indefensos? ¿Qué de los
gobiernos que por muchos años se han entregado al ateísmo y a la opresión?
¿Qué de los muchos casos en la historia donde el gobierno asesinó a los cristianos
en lugar de darles protección? ¿Es Dios el autor de todas estas atrocidades,
algunas de ellas cometidas en su nombre?”

¡No! Tampoco él es el autor de todo lo que hacen las personas infieles en las
iglesias. Dios es paciente, y algunas veces en su sabiduría inescrutable espera
mucho tiempo antes de llevar ante la justicia a las autoridades. Dios hace
responsables a las naciones, así como también a las personas por sus actos de
desobediencia. A su debido tiempo, conforme a su sabiduría infinita, él traerá
juicio sobre toda mala obra. Así lo ha hecho en el pasado y así lo continuará
haciendo en el presente y en el futuro.

La voluntad directiva y permisiva de Dios

Esto trata principalmente acerca del asunto del gobierno de las naciones. Existen
algunas cosas que Dios dirige o manda, mientras que hay otras que él sólo las
permite. A continuación, daremos dos ejemplos para aclarar la voluntad directiva
y permisiva de Dios.

Cuando Balaam le preguntó a Dios si debía maldecir a Israel, él le dijo que no lo


hiciera. Esa fue la voluntad directiva de Dios. Entonces Balaam, inquieto bajo
esta prohibición de Dios, volvió nuevamente a inquirir si él podía ir hasta aquel
lugar para ver lo que acontecía. Fue así que Dios le dijo que fuera. Esa fue
la voluntad permisiva de Dios.

En los días de Samuel el pueblo de Israel quería tener un rey. Samuel les dijo
cuál era la voluntad directiva de Dios en el asunto. Pero siendo aquel un pueblo
rebelde que rechazó someterse a esta voluntad, Dios le dijo a Samuel que les
concediera su demanda; que no estaban rechazando a Samuel sino a Dios. Esa fue
la voluntad permisiva de Dios y el pueblo de Israel sufrió las consecuencias de no
someterse a la voluntad directiva de Dios.
La voluntad permisiva de Dios no significa que él aprueba los planes de un
individuo o de una nación rebelde. La realidad es que Dios dio al hombre la
responsabilidad de escoger y es por eso que él no obliga al hombre a ir contra su
propia voluntad.

Además, Dios permite que acontezcan ciertas cosas, no porque son buenas en sí,
sino por causa del bien que resultará de ellas o porque cumplen su propósito.
Algunos ejemplos de tales cosas son la opresión de Faraón sobre los hijos de
Israel (Éxodo 1.1–10), la crucifixión del Señor Jesucristo (Hechos 2.23) y la
dispersión de los discípulos después de la muerte de Esteban (Hechos 8.1–3). En
los asuntos de las naciones, Dios permite muchas cosas por medio de la opresión
y las otras formas de iniquidad de la ira del hombre. Muchas veces esto ha sido el
medio por el cual se traen alabanzas a Dios. La sangre de los mártires ha sido
muchas veces la simiente de la iglesia. La historia recoge muchos ejemplos de de
lo anteriormente expuesto.

La relación del cristiano con el gobierno

Volvamos a la Biblia para ver cómo se debe relacionar el cristiano con el


gobierno. Algunos de los puntos principales son los siguientes:

1. La sujeción

Nuestro deber principal hacia el gobierno es someternos al mismo. Aun en el caso


cuando existan leyes que nos desagradan no debemos dejar de respetarlas y
obedecerlas. Y esta sumisión debe ser una lealtad voluntaria en lugar de una
esclavitud de mala gana: “Es necesario estarle sujetos, no solamente por razón
del castigo, sino también por causa de la conciencia” (Romanos 13.5). Por eso:
“sométase toda persona a las autoridades superiores” (Romanos 13.l).
“Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan,
que estén dispuestos a toda buena obra” (Tito 3.l).

2. Una ciudadanía doble

El hijo de Dios tiene una obligación doble. Por una parte, es ciudadano del país
donde vive y por la otra es ciudadano del país celestial. Pablo, nativo de Tarso,
en varias ocasiones se refirió a sí mismo como ciudadano romano. Pablo también
era ciudadano del reino que “no es de este mundo” (Juan 18.36). A los
Filipenses, Pablo les escribió: “Nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses
3.20).

3. Extranjeros y peregrinos

Aunque somos ciudadanos aquí, no debemos olvidar que no somos más que
“extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Hebreos 11.13). Nosotros buscamos
vivir en una ciudad “cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11.10).
Reconociendo esta verdad podemos entender fácilmente cómo los apóstoles
podían enseñar la sujeción a las autoridades, pero a la vez decir que los
cristianos deben su primera lealtad a Dios. Ninguna ley terrenal los movía a
desobedecer la ley superior de Dios. (Lea Hechos 5.25–29.) No obstante, los
discípulos nunca ofrecieron resistencia alguna a su gobierno, escogiendo, en
tiempos de persecución, sufrir como extranjeros.

La Biblia no enseña que la iglesia debe involucrarse en el gobierno para así influir
en el mismo en beneficio de la obra de Dios. El gobierno está fuera del campo de
trabajo de los cristianos. Su poder más fuerte está en la oración. Segunda de
Pedro 2.8 se refiere a Lot como un hombre justo. No obstante, este hombre
justo, que al parecer tenía influencia en los asuntos de Sodoma, fue incapaz de
salvar la ciudad de la destrucción. Lot tenía menos influencia allí que su tío
Abraham que sólo oraba por la ciudad. Cuando el Imperio Romano adoptó el
cristianismo como la religión del estado, el mismo corrompió a la iglesia en lugar
de la iglesia purificar al estado. Esto siempre sucede así. Es por eso que los
verdaderos cristianos no se mezclan con la política del mundo. Sus esferas son
totalmente diferentes. Tanto el gobierno como la iglesia marchan mejor si cada
uno se dedica a la misión a la cual ha sido llamado por Dios. La idea de que el
cristiano puede ayudar en la causa de la justicia al mezclarse en la política es un
engaño.

4. Un poder edificador

Sin embargo, el cristiano sí tiene obligación hacia su gobierno y el gobierno


recibe muchos beneficios de sus ciudadanos cristianos. Puesto que los cristianos
son muy conscientes en el cumplimiento de la ley es por eso que el gobierno
necesita muy poco de la policía, los tribunales o las cárceles para mantenerlos en
orden. Los cristianos verdaderos son honrados, rectos, diligentes y sobrios; pagan
sus impuestos y procuran vivir vidas intachables. El ciudadano cristiano siempre
ejerce una influencia positiva en cualquier país que le dé refugio. La mayoría de
las veces que una nación ha maltratado a sus cristianos le va mal de una forma u
otra.

5. Un intercesor

Es un privilegio y un deber de cada cristiano orar por sus gobernantes y por todos
los que están en autoridad: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas,
oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes
y por todos los que están en eminencia” (1 Timoteo 2.1–2). El beneficio es doble;
tanto el gobierno recibe beneficio, así como también el intercesor. En esto está
el poder del cristiano; su oportunidad más grande es por medio de la oración.
Bendita la nación que tiene dentro de sus fronteras un ejército de intercesores,
porque sin dudas es el ejército más formidable que pueda tener cualquier
nación. Bien se ha dicho que “la oración es el poder que mueve la Mano que
gobierna al mundo”. Aboguemos por los ciudadanos cristianos que nunca dejen
de orar a favor de su nación.

Texto Base: Romanos 13:1-2. RV/1960.


Objetivo: Entender la importancia que tiene aceptar y respetar las autoridades que hay
establecidas, para poder gozar del respaldo y la bendición de Dios.
Actividad Introductoria: El principal principio establecido por Dios para bendecir la
humanidad es el respeto y la sujeción a la autoridad; pero infortunadamente, la desobediencia
y el irrespeto a las autoridades es el pan diario en nuestra sociedad, trayendo consecuencias
dolorosas y maldición.
Introducción: La desobediencia a las autoridades trae consecuencias funestas; para explicarlo
tomaremos como ejemplo la primera familia que Dios estableció. En el huerto del edén Adán y
Eva disfrutaban de gran abundancia, con todo lo necesario para vivir una vida en bienestar y
gozaban con la presencia de Dios. El Señor como máxima autoridad, les había dado
instrucciones claras, las cuales debían seguir al pie de la letra, para vivir en bendición y evitar
caer en desgracia; pero Adán y Eva, se pusieron a escuchar una voz ajena a la autoridad que
tenían, la cual los llevo a cambiar su forma de pensar y tomaron una decisión que cambiaría
para siempre sus vidas. Al desobedecer a su autoridad, las consecuencias no se hicieron
esperar y fueron desastrosas; llegó la maldición a sus vidas y pasaron de disfrutar de una vida
eterna en el edén, con gran abundancia; a una vida en el desierto, comiendo cardos y espinos y
además de la muerte. (Leer en voz alta: Genesis 3:1-19)
Desarrollo Del Tema: Para poder disfrutar de la gran bendición de Dios debemos
1-Sujetarse a Dios como la máxima autoridad que existe: Hechos 5:29: Muchas de las leyes
que hoy día dictan los gobernantes van en contra de Dios y de Su palabra (Biblia) como:
aborto, eutanasia, dosis personal, matrimonio entre parejas del mismo sexo, etc. Todo esto lo
hacen por humanismo y/o para alcanzar adeptos para sus fines egoístas por las ansias de
poder, olvidándose que el creador de la vida y de las leyes fue Dios y no el mismo hombre. Los
científicos o estudiosos, sacan teorías que van en contra de Dios, poniendo en duda Su
existencia. Muchas personas le creen más a un estudio, o a una teoría que, a Dios y a la Biblia,
dándole, más crédito al hombre que a Dios y acarreando maldición. Dios creó Su palabra como
manual de vida, no para hacernos la vida más difícil o para confundirnos, sino para que al
seguir sus leyes en obediencia alcancemos Su bendición.
2-Sujetarse a los gobernantes y autoridades: Tito 3:1: La raíz de las maldiciones es la
desobediencia a Dios, ya que el Señor constituyó autoridades con la responsabilidad de guiar,
representar, administrar y poner orden sobre Su creación. La caída del hombre en el huerto
Edén, fue consecuencia de la desobediencia y desde ese momento la humanidad fue minada
por el germen de la desobediencia y falta de sujeción; no es que el hombre haya dejado de
reconocer sobre él una autoridad superior, sino que dejó de obedecerla, siendo esta una
muestra clara de rebeldía. Vivimos en tiempos donde la desobediencia y la rebeldía se han
vuelto algo común en nuestra sociedad, las personas irrespetan los semáforos, violan las leyes
(contrabando, no pagan impuestos, corrupción, etc.) los jóvenes no respetan ni honran a sus
padres, mucho menos a sus abuelos, se burlan de ellos, ya no se respetan a los ancianos y los
ven como estorbos; las personas hablan mal de los jefes y murmuran de ellos entre
compañeros de trabajo. Debemos entender que todo esto acarrea maldición y destrucción.
3-Sujetarse a las autoridades espirituales: Hebreos 13:17: Hoy día las personas le prestan más
atención a una persona que actúa por fuera se los principios establecidos por Dios en su
palabra, que a las autoridades puestas por el Señor en las iglesias (Pastores) que nos dan
testimonio de amor y pasión por restaurar las personas, a tal punto que se burlan y murmuran
de ellos. Si se presenta alguna diferencia con alguna persona, toman la decisión de irse de la
iglesia, murmurando y desacreditándolos. Muchas personas no los honran, pues creen que
solamente están en la iglesia para predicar y dar consejería, olvidándose, que Dios estableció la
iglesia y a sus pastores como autoridad; ya que ellos son los encargados de instruir al pueblo y
a los gobernantes, para que las leyes que se dicten no vayan en contra de Su palabra. Los
pastores, pasan tiempo en la presencia de Dios y el Señor les revela y pone cargas en su
corazón por establecer Sus principios en todas las áreas de nuestra vida y en nuestra sociedad,
para que al obedecerlas podamos disfrutar de una vida llena de bienestar.
Conclusión: El primer principio establecido por Dios para bendecir la humanidad es aceptar,
respetar y sujetarse a las autoridades que Él ha puesto o que ha permitido que se establezcan,
por tal motivo si queremos llevar una vida llena de la bendición de Dios debemos renunciar a
la desobediencia y cumplir este principio en nuestras vidas.
Ofrenda: Hageo 2:8. Una persona que se sujeta a Dios como máxima autoridad, reconoce que
Él es el creador y dueño de sus finanzas y toma la decisión de reconocerlo honrándolo en el
altar.

Você também pode gostar