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Breve relectura del “Golpe de Timón” en el marco de un

nuevo ciclo de victorias revolucionarias

2012, 20 de octubre, el invicto Comandante Chávez en su primera reunión de gabinete


transmitida en cadena nacional, luego de un nuevo triunfo electoral, nos entrego un importante
documento político donde enunciaba líneas generales sobre las tareas más importante del
nuevo período presidencial, expresadas no como plan de gobierno, sino más bien en claves
para la construcción del socialismo, con sus reflexiones sobre múltiples lecturas, conjugadas
desde las experiencias obtenidas en mil batallas, nos entregaba síntesis contextualizadas
para profundizar la Revolución Bolivariana.

Chávez con su fuerza motora, nos delineo caminos para una praxis revolucionaria, teniendo
como objetivo claro empoderar al pueblo para ser autogobierno, ambos, gobierno y pueblo
organizado tienen el deber de “cambiar toda la relación geográfica-humano socioterritorial y
cultural” para la construcción del socialismo. En función de ese testamento de acción política,
que llamamos Golpe de Timón, es necesario siempre poner en el horizonte las tareas que de
allí se desprenden.

Mucho se puede hablar sobre lo expuesto ese día (1), aquí quisiéramos referir solo algunas en
el marco de la actual coyuntura, con la Asamblea Nacional Constituyente en plenas funciones,
el triunfo electoral en la gran mayoría de las gobernaciones y el fortalecimiento del liderazgo
del Presidente Maduro (quién conduce una importante batalla por la paz y la estabilidad del
país), podemos decir que estamos en presencia de una especie de inicio de nuevo ciclo en
términos políticos, uno que permite delinear tareas, sin perder de vista la embestida
internacional de los adversarios y los diversos peligros que aún persisten.

En el marco del nuevo ciclo, que claramente esta definido por la urgencia de dar respuestas
concretas en diversos escenarios (sin duda el económico en primer plano), se suma la
necesidad de pasar a una ofensiva, aquí el reto implica retomar las formas de Chávez:
generando procesos tácticos y estratégicos de forma simultánea, complementarias.

Asumiendo que la tarea es, mientras se avanza en la derrota definitiva del adversario,
impulsar el socialismo, creemos necesario recuperar lo planteado por el Comandante, citando
a Mészáros:

“El patrón de medición de los logros socialistas es: hasta qué grado las medidas y políticas
adoptadas contribuyen activamente a la constitución y consolidación bien arraigada de un
modo sustancialmente democrático, de control social y autogestión general” (2)

Allí una clara formula que la ANC, gobernadores(as) y el gobierno en pleno debe tomar en
cuenta para el desarrollo de la democracia revolucionaria que permita retomar a plenitud la
reconstrucción hegemónica de la revolución, tarea urgentes para mantener las victorias
electorales, basta hacer un análisis de los resultados recientes para estar convencido de ello.
El control social pasa, a nuestro entender, por desarrollar y/o reimpulsar mecanismos efectivos
de autogobiernos populares en diversas escalas y sujetos, la comuna uno fundamental pero
no el único, toca sumar instancias similares que vincule a todos los espacios organizativos
que impulse la revolución.

La formula del autogobierno debe estar pensada también en el marco de la constitución de


espacios de cogobierno, donde el pueblo organizado que construye el socialismo desde el
impulso del Estado Comunal, tensiona de forma permanente desde planes de desarrollo
contextualizados, expresiones de las líneas generales del Plan de Desarrollo de la Nación.

“Seguimos entregando las viviendas, pero las comunas no se ven por ningún lado, ni el
espíritu de la comuna, que es mucho más importante en este momento que la misma comuna:
la cultura comunal”.

Y cuando hablamos del Estado Comunal es desde todo acción posible que instale de forma
irreversible la “cultura comunal” en el ejercicio de hacer política revolucionaria para la
construcción de la nueva institucionalidad revolucionaria.

Nos toca en ese sentido definir un horizonte que permita el encuentro de lxs iguales, de lxs
comunes, reivindicando una identidad histórica que nos unifique, sin duda la comuna es una
de ellas. La que no puede ser pensada solamente como la que recibe el registro en el
Ministerio de las Comunas, ni vista como sector, sino como síntesis de una tarea estratégica
como es la construcción del Estado Comunal, tarea planteada por el Comandante Chávez y
también por el Presidente Maduro en su primera intervención ante la Asamblea Nacional
Constituyente. Es decir, la construcción del Estado Comunal es una tarea ineludible de lxs
revolucionarixs que militan en los diversos sectores: obrerxs, campesinado, jóvenes, mujeres,
y en las expresiones territoriales de poder popular, entre ellas los consejos comunales y
comunas (en cualquiera de sus posibles agregaciones o articulaciones). Desde allí
reinvindicarnos como comunerxs, que buscamos la construcción del bloque histórico de los
oprimidxs para la defensa de la vida y de lo común, necesario para el rearme hegemónico de
la Revolución Bolivariana.

“… El Socialismo es democracia y la democracia es Socialismo en lo político, en lo social, en


lo económico...”

Asumiendo también palabras del Comandante Chávez, debemos convencer, sumar desde un
ejercicio de la democracia revolucionaria a la profundización de un ejercicio político, social y
económico del pueblo. Mucho camino ha transitado la revolución en ese sentido como para
hacer un balance y proyectar en este nuevo ciclo, asumiendo errores y aprendizajes, las
formulas para encarar ese avance en nuestro tiempo.

Repito, dando respuestas al hoy pero también al futuro, con acciones contundentes para la
resolución de las “heridas sociales” producto de la guerra económica pero también haciendo
posible su derrota en términos estructurales. Parte de las condiciones políticas están dadas
para su realización, partiendo de otra premisa presente en el Golpe de Timón: “la Revolución
política es previa a la económica. Siempre tiene que ser así: primero Revolución política,
liberación política y luego viene la Revolución económica”.

Podemos decir que de cierta forma, los triunfos recientes hacen posible un nuevo ciclo de
victorias electorales que deben ser traducidas a victorias políticas integrales, en “Revolución
política”, en ese sentido la Revolución económica no puede esperar más, es la exigencia
principal del pueblo, necesaria para neutralizar parte de los planes de conspiración que aún
están activos.

Para ello es necesaria “…la transformación de la base económica del país para hacerla
esencial y sustancialmente democrática” y eso pasa por “…injertar la propiedad social, el
espíritu socialista, a lo largo de toda la cadena, desde el trabajo de la tierra… hasta el sistema
de distribución y consumo”.

Por ello, en el marco de una economía mixta planteada en la Revolución Bolivariana toca
desarrollar todo el campo de la propiedad social en manos del pueblo organizado, para ello es
imprescindible ampliar la mirada más allá de las comunas como instancias del autogobierno
territorial que generan iniciativas productivas (que son fundamentales en ese ejercicio pero no
los únicos sujetos), sumando todo ejercicio económico que tenga como horizonte el
socialismo: Unidades de Producción Familiar, Empresas recuperadas por sus trabajadores,
cooperativas, iniciativas productivas de las organizaciones del poder popular en el sentido
más amplio posible. Todas ellas en dialogo permanente con las iniciativas productivas del
Estado, allí una alianza clave para ir construyendo el socialismo bolivariano.

Es obligante en cualquier plan que intente superar el rentismo petrolero desde una perspectiva
revolucionaria asumir con fuerza un reimpulso de estas iniciativas

Toca dejar de forma clara que esta economía no es algo marginal o de “micro
emprendimientos”, es base de la economía nueva y en ese sentido no puede ser limitada. Su
escala de desarrollo debe estar directamente vinculada con la capacidad organizativa del
sujeto que la impulsa, así como sus agregaciones y articulaciones con otros sujetos del poder
popular o con el mismo Estado (no sólo las iniciativas mixtas deben ser con el privado). Es
necesario impulsar emprendimientos de escala local pero también regional, nacional, en
diversas formas, entre ellas las empresas de propiedad social directas comunal o gran
comunal, impulsadas por todo sujeto del poder popular y no sólo por las comunas, en fin, un
ejercito productivo del pueblo. Aquí es fundamental una política clara de parte del Estado para
la incorporación efectiva de las mismas a las cadenas productivas existentes y a las que se
deben crear, articular, exigida la misma por el ejecutivo y por las iniciativas de forma
permanente.

En fin, el desarrollo de la base de un régimen de propiedad social, propiedad comunal, para


una nueva economía de lxs comunes, una economía para la vida y no para la acumulación de
capital. Sin duda la clave real para el impulso de la economía post-rentista, planteada como la
que nos puede efectivamente dar soberanía y garantizar el socialismo.

“A veces creemos que todo debe controlarse desde Caracas, no.

Se trata de crear, como dice Mészáros, un conjunto de sistemas paralelos coordinados y de


ahí la regionalización, los distritos motores. Pero no hemos creado ni uno todavía y tenemos la
ley, decretamos uno, pero lo decretamos y ya, y dentro de los distritos motores las comunas.”

Implica a su vez hacer ensayos sobre posibles formulas de la nueva institucionalidad


revolucionaria, en el marco de la nueva geometría del poder, que haga posible la construcción
de un Sistema de Gobierno Popular, por ello toca ir construyendo mecanismos constituyentes
para el desarrollo de los ensayos de la construcción de lo nuevo, que pueden ser decretos o
leyes de la ANC, o incluso que parta de la voluntad política de lxs nuevxs gobernadores(as)
para profundizar lo que esta establecido en las leyes vigentes.

Ese tránsito visto como una disputa de poder y no como tarea administrativa, por ello es clave
pensar todo proceso que permita acumular fuerza al pueblo en ese sentido. Si algún
aprendizaje hemos tenido en estos años de la revolución es que no basta con leyes (que son
sin duda importantes), no basta con anuncios de alto nivel o incluso con planes aprobados.
Las fuerzas conservadoras que ocupan espacios de poder institucional o en la sociedad,
frenan el avance revolucionario en el caso de no existir una fuerza popular capaz de ejercer su
autonomía para hacer valer sus derechos. Implica superar la relación clientelar, sumisa y
cómplice que muchxs tratan de instalar (y otros reproducir dócilmente). Implica tener objetivos
claros y ver la necesidad del avance como una tensión revolucionaria con el gobierno.

“Nicolás, te encomiendo esto como te encomendaría mi vida: las comunas,el Estado social de
derecho y de justicia”

La necesaria ofensiva revolucionaria pasa por replantear un política coherente, conectada con
el avance ya realizado de las comunas, vistas como el espacio sobre el cual vamos a parir el
socialismo, como la base del Estado Comunal, el único que garantizará de forma irreversible
el “Estado social de derecho y de justicia”.

El presidente Nicolás Maduro, junto al pueblo, tiene el deber revolucionario de seguir


construyendo formulas viables para sortear los ataques y también, en el marco de la acción
constituyente, para la concreción del Estado Comunal, del reagrupar a sujetos populares
organizados para profundizar la revolución, de los autogobiernos, de los cogobiernos como
parte de la nueva institucionalidad Socialista que refundará la República Bolivariana de
Venezuela en este nuevo contexto político nacional, regional y mundial.

Teniendo siempre presente a nuestro Comandante Chávez y su grito: “¡Independencia o


nada!, ¡Comuna o nada!”

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