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Título: AMAR EN VEZ DE JUZGAR. Tema: Juzgar. Objetivo: Enseñar a no juzgar.

Oración de entrada.

Introducción: Muchas veces nos resulta bien fácil criticar y juzgar a los demás sin ponernos a
pensar que con esto ofendemos a Dios, pues Él nos ha mandado a que no juzguemos a nadie. Lo
peor es que lo hacemos sin darnos cuenta que muchas veces nosotros estamos actuando peor que
a quienes juzgamos.

Muchas personas denigran la palabra de Dios, dando mal uso a la sabiduría que Él les ha
concedido, pues tienen por costumbre levantar críticas, y juzgar a quien encuentren en una falta,
cabe destacar que este tipo de personas creen – y a veces hasta lo dicen con orgullo- tener un ojo
clínico para las cosas que están mal hechas, pero lamentablemente el amor de Dios no es reflejado
en sus acciones, pues ni Cristo siendo el hijo de Dios -en su perfección, pureza y santidad- nos
condenó, por lo contrario, Dios lo envió al mundo para ofrecernos el regalo de la salvación.

Juan 3:17.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

Dios es el juez, en 1 Juan 2:1 queda claro que Jesucristo es nuestro abogado para con el padre, si
en su gracia y amor fuimos exentos de la condenación ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a los
demás?

1 Juan 2:1:

“Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un
abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo.”

Ilustración: Anécdota del muchacho del autobús.

Texto base:

Romanos 2:1-3 “1 Por tanto tú, que juzgas a otros, no tienes excusa, no importa quién seas, pues
al juzgar a otros te condenas a ti mismo, porque haces las mismas cosas que hacen ellos. 2 Todos
sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas se ciñe a la verdad. 3 Y tú, que
juzgas a los demás pero practicas las mismas cosas que ellos, ¿piensas que escaparás del juicio de
Dios?”

¿Por qué no debemos juzgar?

I. Porque Dios es específico cuando dice que no tenemos que hacerlo:

1. Dios dice que es inexcusable quien juzga. Cuando dice que es inexcusable, quiere decir que no
hay excusa para decir que podemos hacerlo, porque no existe ninguna razón en el mundo para
ello.
2. Porque cuando juzgamos a otro nos condenamos a nosotros mismos: Nos condenamos porque
estamos incumpliendo lo que Dios ordena.

3. Porque cuando juzgamos hacemos lo mismo: Al momento de juzgar, nosotros estamos


actuando igual o peor que la persona a quien estamos juzgando. Jesucristo lo explica bien claro en
Mateo 7:1-5:

“No juzguen, para que no sean juzgados. 2 Porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán
juzgados; y con la medida con que miden, serán medidos. 3 ¿Por qué miras la paja que está en el
ojo de tu hermano, y no miras la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿Cómo dirás a tu hermano:
“Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes una viga en el tuyo? 5 ¡Hipócrita! Saca primero la
viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

II. Solo hay Uno que es capaz de juzgar con justicia.

Jeremías 11:20 “Pero tú, Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia y que escudriñas la mente
y el corazón, permíteme ver cómo te vengas de ellos, porque ante ti he expuesto mi causa.”

¿Por qué solo Dios es capaz de juzgar con justicia?

Porque él puede escudriñar la mente y el corazón, por lo tanto Él sabe bien lo que está pasando
dentro de la persona, y es Él único capaz de poder hacerlo porque lo hará con justicia, porque solo
Él es justo.

Solo Él puede conocer bien las razones y causas de lo que el hombre hace.

Pero qué está diciendo Jeremías cuando dice: “permíteme ver cómo te vengas de ellos, porque
ante ti he expuesto mi causa”. El deseo de venganza de Jeremías no era personal, sino ministerial,
el cual era conforme al propósito de Dios, que se lo había revelado a él; sus enemigos lo eran
suyos y de Dios (Salmos 37:34; 54:7; 112:8; 118:7).

Por lo tanto había una razón válida para lo que estaba haciendo Jeremías.

III. La razón principal para no juzgar:

Porque así lo enseñó Jesucristo y lo demuestra vívidamente.

Mateo 7:1-5 “1 No juzguen, para que no sean juzgados. 2 Porque con el juicio con que ustedes
juzgan, serán juzgados; y con la medida con que miden, serán medidos. 3 ¿Por qué miras la paja
que está en el ojo de tu hermano, y no miras la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿Cómo dirás a tu
hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes una viga en el tuyo? 5 ¡Hipócrita! Saca
primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

¿Cuáles son estas razones?

No juzgar para que no seamos juzgados, porque con el juicio con juzguemos seremos juzgados,
porque con la medida con que medimos seremos medidos. Pero hay una razón todavía muy
poderosa: Cuando estamos juzgando sólo somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno y no vemos
la viga que está en nuestro propio ojo.

Jesús nos hace ver algo que es triste:

Que somos capaces de decirlo al hermano déjame sacar la paja de tu ojo y no echamos de ver la
viga que está en el nuestro. El Señor nos llama hipócritas porque llegamos al extremo de no ver las
grandes faltas que nosotros cometemos (la viga en nuestro propio ojo). Esto significa que cuando
estamos juzgando a otro no vemos que nosotros estamos en peores condiciones, que nuestra falta
es aún peor.

El Señor nos da una recomendación:

Que antes de juzgar a otro nos analicemos y veamos nuestras propias faltas y solo entonces
podríamos ser capaces de ayudar al hermano con sus pecados. Pero esto no quiere decir que
juzguemos, sino que hasta que estemos nosotros limpios de pecado podremos ayudar al hermano
con sus problemas.

IV. Jesús nos dio un precioso ejemplo, que ni aún Él siendo Dios en la tierra juzgó a la mujer
adúltera.

Juan 8:10-11 “10 Entonces Jesús se enderezó y le dijo: «Y, mujer, ¿dónde están todos? ¿Ya nadie
te condena?» 11 Ella dijo: «Nadie, Señor.» Entonces Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete,
y no peques más.»”

Mencionar lo de Cristo cómo abogado.

Dios es un Dios de amor y perdón, nos ha amado tanto que envió a su Hijo a morir en la cruz por
nuestros pecados. Él no nos acusa cuando nos llama, al contrario ofrece perdonarnos, En lugar de
juzgarnos dio su vida por nosotros.

¿Qué derecho tenemos nosotros para juzgar a otros, si ni Cristo siendo puro y perfecto lo hizo, no
condenó ni a la mujer adultera, sino que la perdonó, con la salvedad que ya no pecara más?

Ahora viene un punto importante:

¿Cuál es la forma correcta de exhortar?

Si vamos a la definición de exhortar, es la siguiente:

Cuando una persona con autoridad o derecho incita a otra a hacer una cosa o a actuar de cierta
forma, mediante razones o ruegos.

La autoridad o derecho están en la Palabra de Dios. Cuando exhortemos, hagámoslo siempre


basados en el manual de vida – que es la biblia- pero con amor.
Primero, debemos ser justos. Jesús ordenó: “Sean justos en sus juicios, y no juzguen según las
apariencias” (Juan 7:24).

Segundo, si vamos a exhortar a otros, debe ser siempre en amor, sin hipocresía y llamando a las
personas al arrepentimiento. Eso lo podemos leer en varios pasajes de la Biblia. Estos son algunos
de ellos.

“Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo
con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado” (Gálatas
6:1).

“19 Hermanos, si alguno de ustedes se ha apartado de la verdad, y otro lo hace volver a ella, 20
sepan que el que haga volver al pecador de su mal camino, lo salvará de la muerte y cubrirá una
gran cantidad de pecados.” (Santiago 5:19-20, esto fue escrito, luego de que en el capítulo
anterior Santiago 4- se condenara en los versos 11-12 el juzgar mal)

Santiago 4:11-12.

No juzguen a los hermanos.

“11 Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal del hermano y lo juzga, habla
mal de la ley y juzga a la ley. Y si tú juzgas a la ley, te eriges en juez de la ley, y no en alguien que
debe cumplirla.

12 La ley la ha dado Uno solo, el cual tiene poder para salvar y destruir. Pero tú, ¿quién eres para
juzgar a tu prójimo?”

Cuando juzgamos a las personas no tenemos tiempo para amarlas. ¡Jesús enseñó que juzgar bien
es parte de amar! Las personas que aman dicen la verdad y se confrontan con el evangelio.

DAR UNAS PALABRAS POR EL ANIVERSARIO.

CONTAR COMO LLEGAMOS A LA IGLESIA.

ORAR POR EL MINISTERIO, NUESTROS PASTORES, LÍDERES Y HERMANOS.

Tú hermano y amigo que escuchas este mensaje de la Palabra de Dios, te invito a que entres a
esta gracia del perdón. Te invito que recibas a Cristo Jesús, como tu único y suficiente Salvador
personal. Porque la gracia del perdón solo se puede discernir espiritualmente, y para esto es
necesario que nazcas de nuevo. Solo tienes que hacer una pequeña oración de todo corazón:

Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en
la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname
Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma
hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amén.

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