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LIBRES PARA AMAR

3 ¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la muerte de Jesucristo se les
explicó con tanta claridad como si lo hubieran visto morir en la cruz. 2 Déjenme hacerles una
pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron al
Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo. 3 ¿Será posible que sean tan
tontos? Después de haber comenzado su nueva vida en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser
perfectos mediante sus propios esfuerzos? 4 ¿Acaso han pasado por tantas experiencias en vano?
¡No puede ser que no les hayan servido para nada!

5 Por lo tanto, Cristo en verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres y no se
esclavicen de nuevo a la ley.
13
Pues ustedes, mis hermanos, han sido llamados a vivir en libertad; pero no usen esa libertad para
satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. Al contrario, usen la libertad para servirse unos
a otros por amor. 14 Pues toda la ley puede resumirse en un solo mandato: «Ama a tu prójimo como
a ti mismo», 15 pero si están siempre mordiéndose y devorándose unos a otros, ¡tengan cuidado!
Corren peligro de destruirse unos a otros.
16
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por
los impulsos de la naturaleza pecaminosa. 17 La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es
precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo
que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces
ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones, 18 pero cuando el Espíritu los guía,
ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés.
24
Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la
naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí. 25 Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía
del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. 26 No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos
unos a otros ni tengamos envidia unos de otros.

¿Qué tienen en común Harry Potter, Frodo Bolson, Luke Skywalker, Batman, Superman, Spider-
Man, Iron Man, Simba, Neo…. Naruto, Goku, Black Panter, la Cenicienta, Blanca Nieves y Dorothy?
Que son huérfanos.

Nos gustan las historias de estos personajes porque reflejan la historia de nuestras vidas. En cierto
sentido, todo ser humano es un huérfano cósmico. Hay un momento, o mejor dicho, varios
momentos en nuestras vidas en la que nos empezamos a preguntar ¿quién soy? ¿Qué hago aquí?
¿para que existo? Y de alguna u otra manera los escritores han tomado esta preocupación
universal para escribir historietas que nos levanten el ánimo porque en un sentido más profundo
nos alegramos de que algún ser humano (real o ficticio) haya encontrado el sentido a su vida.

Y la historia de todos estos héroes es la misma, solo que, reciclada y empacada de diferente
manera, pero nos sigue gustando. Es más, todos conocemos el patrón que siguen y cuando
escriben algo diferente no nos gusta. Imaginen que Simba hubiera decidido no regresar a reclamar
el reino que pertenecía a su padre Mufasa y que Scar se hubiera quedado gobernando. O que
Frodo Bolsón hubiera decidido quedarse con el anillo en vez de destruirlo. O que Tony Stark, que
tenía una mente privilegiada, se hubiera quedado sumido en la depresión por el resentimiento
que tenía contra quien fue su padre y no hubiera construido a Iron Man. No nos gustarían porque
no siguen el patrón al que estamos acostumbrados.

Patrón que está bien documentado, se le llama el viaje del héroe (lo pueden buscar en internet).

1. Mundo ordinario
2. Llamado a la aventura
3. Rechazo al llamado
4. Encuentro con el mentor
5. Cruzando el umbral
6. Pruebas, aliados y enemigos
7. Acercamiento
8. Prueba suprema
9. Recompensa
10. El camino de vuelta
11. La resurrección
12. El regreso

Como les decía, nos gustan estas películas porque son un reflejo de nuestra vida. Luchamos por
entendernos, hallar nuestro propósito y nuestra identidad. La Biblia contesta estas preguntas.

Hemos venido diciendo que los creyentes de Galacia sufrieron una crisis de identidad, habían
recibido el evangelio y ahora los llamaban “cristianos”. Pero habían venido unos maestros de fuera
y les habían enseñado que a parte de recibir a cristo debían guardar las ordenanzas de Moisés y
volverse judíos, no por nacimiento, pero si por identificación. Entonces en vez de cristianos
deberían ser “cristios” o “judianos”. Varios cayeron en este error, sino es que todos, y es por ello
que Pablo es enérgico con ellos y les presenta varios argumentos para hacerles ver lo absurdo de
lo que estaban haciendo.

- Salvación (c. 1)
o Es por gracia
o Es una transformación
o Es para glorificar a Dios
- Justificación (c. 2)
o Somos declarados justos por gracia por medio de la fe. No por obedecer la ley,
porque nadie puede cumplir a cabalidad la ley, sino por creer que Cristo hizo lo
que no podíamos hacer, cumplir la ley. Y una vez que él ha cumplido la ley nos
regala su vida para que nosotros podamos se declarados justos (nos hemos
vestido de Cristo)
- Santificación (c. 3)
- Identificación con la promesa de Dios a Abraham. Somos Hijos de Dios.
- Nuestros esfuerzos solo nos esclavizan más, mientras que la fe en Cristo nos libera (c. 4)

5 Por lo tanto, Cristo en verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres y no
se esclavicen de nuevo a la ley.

Esa nueva identidad que Cristo te ha dado ahora que eres Hijo de Dios, es la identidad de una
persona libre, verdaderamente libre en todo el sentido de la palabra. Lo que vamos a discutir
ahora es que significa esa libertad. Pablo le dedica un capítulo completo a explicar esto. Porque si
no lo hace puede que se distorsione la verdad. A Pablo le gusta ser honesto, pero la honestidad no
significa que no vayan a distorsionar la verdad. Si distorsionaron el evangelio que tan claramente
les había sido expuesto. Por eso Pablo va a tratar esta cuestión aquí.

Y quiero que vean que no es cualquier cosa. Es un tema realmente importante. De la mala
interpretación y enseñanza de la libertad cristiana es que ha surgido ese evangelio light, diluido
que más bien a generado libertinaje. Libertad que mal entendida por algunos creyentes
consideran que pueden darles rienda suelta a deseos pecaminosos. Al fin que ya no estamos bajo
la ley. Y es verdad que ya no estamos bajo la ley, pero Pablo ha introducido un nuevo elemento en
el capítulo 3:2 del que va a explicar con más detalle en este capítulo 5.
2
Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés?
¡Claro que no! Recibieron al Espíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de
Cristo. 3 ¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado su nueva vida en el
Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos?

Recuerden que Pablo está haciéndoles ver lo absurdo de querer someterse a una serie de reglas
para “agradar más a Dios”. Y les muestra como es que han recibido al Espíritu Santo, fue por la fe
en Cristo y no por obedecer la ley de Moisés. Si la promesa dada por Dios de darnos su Espíritu,
anunciada por los profetas, fuera posible recibirla mediante la ley de Moisés entonces la muerte
de Cristo no era necesaria.

Pero como ha sido bastante claro en el Antiguo Testamento, es imposible recibir el Espíritu por la
simple obediencia a la ley. Además, nuestra fe está fundada en la promesa de Dios hecha con
Abraham (c. 3), la cual es antes que Dios diera su ley a Moisés.

Esta promesa incluye por lo menos tres elementos: Salvación (justificación, santificación), Nuevo
corazón, Espíritu Santo.

Entonces hablando de la libertad, el cristiano es verdaderamente libre porque vive bajo la


influencia del Espíritu Santo. La libertad no consiste en hacernos libres para hacer lo que
queramos. Para Pablo, “ser libre” significa ser liberados para ser lo que Dios quiere que seamos y
hacer lo que él quiere que hagamos.

Y como habíamos mencionado anteriormente, esa nueva identidad dada por Dios a nosotros
significa que debemos amar. Es el fundamento de nuestra libertad. Toda libertad debe ser
practicada en el ejercicio del amor. En otras palabras, Dios quiere que seamos amor, Dios quiere
que amemos. Porque él es amor. Por eso nuestra libertad tiene un propósito, amar. Es por ello por
lo que somos libres para amar. Amar verdaderamente.

Lo primero que quiero que veamos es que ser verdaderamente libres significa amar a Dios:

1. AMAR A DIOS

Eso significa en primer lugar que ya soy libre del pecado. 24 Los que pertenecen a Cristo Jesús han
clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí.
En otras palabras, Pablo está diciendo que hemos muerto al pecado. Ya no somos más controlados
por nuestras pasiones y deseos. Bueno, esto dice de los que pertenecen a Cristo.

¿Se dan cuenta de lo absurdo que es pensar que ahora que Cristo me ha liberado puedo pecar
libremente? Si es precisamente del pecado que hemos sido liberados. Ahora si puedo amar a Dios
porque mi pecado, la barrera que me separaba de Dios, la pared que impedía que me relacionara
con él ha sido derribada por la muerte de Cristo en la cruz.

Algunas personas creen que agradan a Dios, creen que demuestran su amor por él al hacer
algunos actos de autoflagelación, unos hacen mandas, otros caminan de rodillas, otros hacen
peregrinaciones. Y ya se que nos parece de locos lo que hacen los católicos. Pero esta clase de
acciones no es ajena al cristianismo evangélico. Hay cristianos que ayunan, hacen grandes
donaciones de dinero, entran en un activismo religioso, y hasta algunos hacen peregrinaciones a
Israel con la idea de que de esa manera limpian sus pecados. Eso es igual de loco. La única manera
de ser librados de nuestro pecado es poniendo nuestra fe en la muerte de Cristo, no más. No estoy
diciendo que no debemos ayunar, no estoy diciendo que no debemos ofrendar, no estoy diciendo
que no debemos involucrarnos en las actividades de la iglesia, no estoy diciendo que no podemos
ir a Israel. Estoy diciendo que mientras mi fe no sea puesta en Jesús y solamente en él, no seré
libre del pecado.

Ahora bien, ¿significa esto que ya no voy a pecar más? Como me gustaría decir que una vez que
aceptas por fe el sacrificio de Cristo ya no vas a pecar más. Pero Pablo es claro al señalar que
dentro del creyente aun existe nuestra naturaleza pecaminosa. Y que depende de nosotros
escoger ser guiados por el Espíritu Santo o por nuestros deseos pecaminosos.
16
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por
los impulsos de la naturaleza pecaminosa. 17 La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es
precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo
que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces
ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones, 25 Ya que vivimos por el Espíritu,
sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida.

Ser libre para amar a Dios significa que puedo escoger ser guiado por el Espíritu Santo. A
diferencia del no creyente, el creyente si tiene la capacidad de decidir pecar o no pecar. El no
creyente no tiene otra opción, es dominado por su naturaleza pecaminosa, mientras el creyente si
puede escoger porque el Espíritu Santo que habita en él le da esta capacidad. Le abre el
entendimiento para que conozca el bien y el mal. El problema es que los creyentes que tenemos
esta capacidad de decidir muchas veces escogemos lo que nuestra naturaleza pecaminosa desea y
no lo que el Espíritu nos manda. Ejemplo con mi esposa.

¿Entonces que significa que soy libre del pecado? Ya dijimos que no puede ser no pecar porque
aún luchamos con nuestra naturaleza pecaminosa. Y es que algunos enseñan que el creyente ya no
peca, pero la verdad es que si, pero ya no es esclavo de su pecado. Puede decidir, en otras
palabras, el creyente domina el pecado, por el poder del Espíritu Santo. Antes no tenía esta
capacidad.

Entonces, haber clavado en la cruz de Cristo nuestras pasiones y deseos de la naturaleza


pecaminosa significa que hemos sido liberados de pagar por las consecuencias de nuestro pecado,
en otras palabras, somos libres del temor de morir eternamente separados de Dios. Y también
significa que ahora puedo escoger entre el bien y el mal. Por eso ahora si soy libre para amar a
Dios. Y es que el amor se da en libertad y no por obligación. No estamos obligados a amar a Dios,
sino que libremente le amamos en agradecimiento a lo que ha hecho por nosotros.

Lo segundo, ser verdaderamente libres significa

2. AMAR A LOS DEMÁS


13
Pues ustedes, mis hermanos, han sido llamados a vivir en libertad; pero no usen esa libertad para
satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa. Al contrario, usen la libertad para servirse unos
a otros por amor.

Entonces amar a los demás significa servirles. Pablo nos recuerda que la libertad no es para
satisfacer nuestra naturaleza pecaminosa que un persiste en nosotros. Sino que debemos usar la
libertad para servir a los demás por amor.

Y esto es algo paradójico. Seguramente se preguntarán ¿Cómo se puede ser libre sirviendo? En
nuestro mundo ser libre significa no trabajar, viajar y disfrutar de los placeres de la vida. El que
trabaja y el que sirve es esclavo. Pero la Biblia nos muestra algo completamente diferente, el ser
humano encuentra su propósito en servicio a los demás. Porque ese fue el propósito de Cristo al
venir a servir a la humanidad.

Servirnos unos a otros significa ayudarnos entre todos, en nuestras necesidades físicas,
emocionales y espirituales. Santiago va a decir en su carta:

2 14 Amados hermanos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe si no lo demuestra con sus
acciones? ¿Puede esa clase de fe salvar a alguien? 15 Supónganse que ven a un hermano o una
hermana que no tiene qué comer ni con qué vestirse 16 y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas
un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le
sirve?
17
Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está
muerta y es inútil.

Ahora que el creyente ha sido liberado, debe usar su libertad para servir a otros. Aunque muchas
veces no nos guste. Hermano que me cae mal.

Amar a los demás significa que vivo para construir no para destruir. 14 Pues toda la ley puede
resumirse en un solo mandato: «Ama a tu prójimo como a ti mismo», 15 pero si están siempre
mordiéndose y devorándose unos a otros, ¡tengan cuidado! Corren peligro de destruirse unos a
otros.

Hay en cierto sentido una similitud en lo que produce el vivir siendo controlados por la naturaleza
pecaminosa y el vivir bajo la ley de Moisés. Ambas conductas producen destrucción. El creyente
que vive mayormente dominado por su naturaleza pecaminosa va a causar destrucción en el
cuerpo de Cristo con sus chismes, peleas, celos, arrebatos de furia, inmoralidad sexual, mal
testimonio.
Por otro lado, los creyentes que insisten en imponer reglas de vestimenta, de comida, de
conducta, de prácticas religiosas y de actividades también están produciendo destrucción.

El creyente no vive para destruir sino para construir, y la base de esta construcción es el amor.

Solamente el creyente es verdaderamente libre, ahora si podemos amar a Dios y si podemos amar
a los demás. La libertad cristiana no es en ningún momento una vía libre para pecar
insensiblemente. Sino que hemos sido liberados para desbordar amor. Por eso, toda libertad
cristiana esta “limitada” por el amor.

¿Hay algunas cosas que tengo que dejar de hacer que, aunque no son pecado en si mismas si
pueden afectar a otros? Lo hago.

¿Hay cosas que generalmente no puedo aceptar, porque no encajan con mi idea, o con como se
venia haciendo, o no son de mi agrado, pero no son pecado? Las acepto

¿Hay creyentes que dominados por su naturaleza pecaminosa han cometido algún error? Los amo
y procuro construir sus vidas y no destruirlas más de lo que el pecado ya lo hizo.

¿Hay personas que aun no son cristianas y asisten a esta iglesia para escuchar? Los amamos, y
quiero decirles que en esta iglesia tenemos un propósito, Ser más como Jesús, eso significa que
queremos amar como él lo hizo y lo sigue haciendo.

Así que si tu sientes que eres un pecador y que no mereces el amor de Dios, quiero decirte que
estás en el lugar correcto. Todos aquí pensamos lo mismo, todos seguimos siendo pecadores, pero
ahora somos perdonados por Dios por el sacrificio de su hijo y estamos en ese proceso de amar
más como Jesús.

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