Você está na página 1de 14

3

Metafísica, violencia,
secularización
Gianni Vattimo*

Aquello de lo que la filosofía contemporánea se ha venido


sintiendo cada vez más consciente en relación con la metafísica
es que la desconfianza respecto de esta última y el plan,
enunciado de diversas maneras entre los siglos XIX y xx, de
"superarla", no se basa en fin de cuentas en motivos "teorético s" ,
sino, ante todo, en razones éticas. De manera tal vez paradójica,
en vista de que se trata del autor de un libro como Más allá del
bien y del mal, probablemente sea ese el efecto más caracte-
rístico del renacimiento nietzscheano, del renovado interés por
Nietzsche que se registra en el pensamiento europeo en los
últimos veinte años. Por un lado, en la filosofía de Nietzsche
existe una especie de summa de los "desenmascaramiento s" de
la disciplina metafísica propuestos en el último siglo o poco más,
desde la crítica de la ideología de Marx al descubrimiento
freudiano del inconsciente, pasando por el positivismo y el
surgimiento de las "ciencias humanas". Pero hay también en el
pensamiento de Nietzsche, como nota más característica y
específica, un radical "desenmascaramiento del desenmas-
caramiento"; según ést~, la idea misma de la verdad, del
esfuerzo, y la pretensión de alcanzar, más allá de las ideologías

* La presente discusión de los problemas de la superación de la metafísica


está conectada con escritos anteriores míos sobre Nietzsche y Heidegger y,
además, con algunos ensayos recientes que me permito recordar aquí: "La
secolarizzazione della filosofia", enIl Mulino, NQ 300 (1985, 4); "Ermeneutica
e secolarizzazione. A proposito di L. Pareyson", en Aut Aut, NQ 213 (1986);
"Ritorno alla (questione della) metafisica", en Theoria, 1986, 1.

63
y de toda forma de falsa conciencia, un "fondo" sólido que de verdad, sin hablar siempre en nombre de un nosotros, ¿no
permita develar su carácter de máscara es, precisamente, una muestra en última instancia que de la metafísica no es posible
vez más una devoción "humana, demasiado humana", otra vez realmente huir? Más aún, ¿es posible resolver este dilema
una máscara. Si, de acuerdo con Nietzsche, debemos desconfiar mediante la admisión de que el nosotros metafísico no es más
de la metafísica - es decir, tanto para él como para nosotros, de que una de las reglas de ese género literario que resolvemos
la creencia en una estructura estable del ser que rige el devenir practicar cuando decidimos (sin que podamos afirmar hasta
y da sentido al conocimiento y normas a la conducta- ello no qué punto tal decisión es puramente arbitraria) hacer filosofía?
es así, en definitiva, "por razones de conocimiento" (como Es probable que los tres interrogantes merezcan respuesta
escribe Nietzsche en el aforismo Nº 82 de El caminante y su afirmativa, con lo que se seguiría por otra parte una especie de
sombra). Si así fuera, seguiríamos estando prisioneros de otra consenso difuso, implícito o explícito, del pensamiento con-
metafísica, de una teoría que opone una "verdad verdadera" a temporáneo: aceptamos que el nosotros del discurso filosófico no
los errores que se deben desenmascarar, con lo que se perpetúa se da idealmente en el reino de una razón universal y eterna,
el juego del que queremos apartarnos por medio de nuestro sino que se constituye históricamente como la posibilidad de
alejamiento de la metafísica. Por supuesto, decir que "queremos" generalización de experiencias (yen consecuencia, hecho que es
(o debemos, o no podemos menos que, etcétera) mantenernos importante, también en relación· con el construirse de una
fuera del juego y del mecanismo de la metafísica, implica hablar sociedad en la cual existe, por ejemplo, algo que es llamado
en nombre de un sujeto, de un "nosotros" que, en sí mismo, "opinión pública"). Reconocerlo no nos coloca de pronto en un
parece ya de por sí enteramente integrado dentro de esa lógica horizonte diferente del de la metafísica pues, de hecho, y aun
metafísica de la que se desea huir. Nietzsche es plenamente con un diverso grado de conciencia, la metafísica ha actuado
consciente de ello; es posible, inclusive, que a causa precisamente exactamente así, constituyendo el nosotros que creía encontrar
de ello insista tanto, en sus escritos del último período, en la ya dado como esencia humana. En cuanto a la tercera respuesta,
oposición entre "superhombre" y "esclavos", o que configure su es muy cierto que seguimos perteneciendo a la metafísica, pero
doctrina, como subraya Klossowski, bajo la forma del "com- lo que a ella nos une es "sólo" la continuidad -si no casual y
plot";1 todos los citados son distintos modos de excluirse explí- arbitraria, por cierto que históricamente contingente- de un
citamente del horizonte de las afirmaciones "universales", "género literario" y de la cultura que dicho género contribuye a
características de la filosofía metafísica de la tradición. Ade- establecer.
más, y por sobre todo, la proposición más abarcadora y escan- Detenerse en las dificultades que surgen cuando, al querer
dalosa de sus textos, la sentencia "Dios ha muerto", no consti- poner en discusión la metafísica, se sigue hablando su propio
tuye una tesis metafísica argumentada y "demostrada" al lenguaje, por ejemplo mediante la adopción de la "ficción" de un
nosotros ideal de la razón humana; es el relato de una experiencia, sujeto universal como el nosotros del enunciado filosófico tra-
la apelación a otros a fin de que la descubran en sí mismos, dicional~ no es la forma de obtener una garantía de validez, de
estableciendo, sobre esa base, un nosotros al cual, y en nombre precisión lógica, de veracidad, de aquellas conclusiones a las
del cual, pueda Nietzsche hablar. que se quiere arribar, cuidando que estén "fundados" los pasos
Ahora bien, este nosotros establecido a posteriori, a partir del iniciales, de los que a continuación dependerá todo el resto. En
reconocimiento de una experiencia en común, de la aceptación verdad es la metafísica la que se preocupa por "fundar" cada
de una convocatoria, ¿escapa realmente al desenmascaramiento paso con rigurosidad. Nosotros, conscientes de que no necesa-
de la metafísica y de sus estructuras universales? O bien, al riamente el círculo es vicioso, sino que por el contrario garantiza
menos en cierta medida, ¿no muestra, en última instancia, la la única vía posible de acceso al tema mismo,2 incluimos tam-
dificultad de desenmascarar a la metafísica? ,y la misma noción bién, casi por acumulación, este problema entre las dimensio-

64 65
si la culpa de ésta consistiera en proporcionar un conocimiento
nes, las estratificaciones, las ambigüedades de las que en la
distorsionado y falso de la realidad, a diferencia de otros tipos
filosofía actual -es decir, la que ha hecho la experiencia del
de saber que, como el científico ante todo, supuestamente la
pensamiento nietzscheano- se halla recargado el discurso
captan del modo adecuado. Por el contrario, quienes desconfían
acerca de la metafísica y de su superación.
de la metafísica y piensan en su superación se mueven dentro
De modo que, tras haber "escuchado" a Nietzsche, no quere-
del ámbito definido por Nietzsche cuando escribe, por ejemplo,
mos, debemos ni podemos ya limitarnos a desenmascarar a la
que la metafísica es "un intento de adueñarse por la fuerza de
metafísica heredada en nombre de un fundamento más auténtico.
comarcas más fértiles".5 Hasta el mismo Heidegger, el teórico
Nietzsche nos ha enseñado a desconfiar de la idea misma de un
más radical de la necesidad de superar la metafísica, no pone en
fondo auténtico, e inclusive palabras como "sospecha" y "des-
ello motivaciones teoréticas. Ser y tiempo, por el contrario,
confianza", que reaparecen con tanta frecuencia en sus textos,
parte de la imposibilidad de pensar en el marco de las categorías
son términos que indican actitudes más prácticas que teóricas.
de la metafísica tradicional, y sobre todo a la luz de la noción de
Esta enseñanza, y la experiencia que le sirve de base y que
ser como presencia desplegada, la existencia del hombre. Pero
Nietzsche fue el primero en vivir y formular de modo radical, ya
tal imposibilidad no constituye un problema, ante todo en el
no es exclusiva de Nietzsche. La hipótesis por él formulada-
sentido de que se necesite una noción más "adecuada" del ser,
que la metafísica no es otra cosa que una forma de la voluntad
susceptible de ser aplicada correctamente, incluso, al ser del
de poder-, ha penetrado profundamente, con significados
hombre. Ser y tiempo contiene ya, por otra parte, la crítica de
diversos en ocasiones pero siempre estrechamente conectados
Heidegger a la noción de verdad como adecuación de la propo-
entre sí, en el pensamiento del siglo xx. Y en ese pensamiento,
sición a la cosa. No podemos suponer, pues, que la metafísica
la crítica de la metafísica que más ha persistido, de manera de
(que allí se sigue llamando "ontología") tradicional merezca la
determinar inclusive nuestro punto de partida de hoy, es la que
destrucción que Heidegger propone (cfr. el párrafo 6) porque no
quiere desenmascararla como una manifestación de violencia.
satisface el criterio de verdad como conformidad. De modo que
En cambio, el rechazo de la metafísica que se inspiraba en
sólo queda la alternativa de leer como implícito en esa obra lo
razones de "conocimiento" carece ya de fuerza alguna (por
que irá volviéndose cada vez más claro en el Heidegger maduro:
ejemplo, el ejemplificado por el famoso escrito de Carnap contra
se nos convoca a una superación de la metafísica "porque" ésta
Heidegger de 1932).3 Tanto ese texto como la actitud que expre-
se despliega, hoy, en el Ge-Stell, en el mundo de la organización
sa han sido olvidados, y no sólo eso: ni siquiera cuentan con
técnico-científica total, en el cual el ser nuestro, el sernos, no
algún grado visible de receptividad en el pensamiento de
solamente nos permite ser "pensado" (como parecía en Ser y
orientación neoempírica. Más aún, cabe considerar que el éxito
tiempo), a causa del predominio de la simple-presencia, sino que
mismo que el término "metafísica" conoce exactamente en
no puede "sernas" en sentido radical. Las alusiones de Heidegger,
ambientes y autores de tendencia "analítica" -por ejemplo, en
en discursos y conferencias de los años cincuenta y siguientes,
Popper-,4 constituye la "liquidación" de aquel texto. Si hoy
a la bomba atómica y a la desertización del mundo no son sólo
existe una actitud "amistosa" respecto de la metafísica, se la
"ocasionales", dictadas por el buen deseo de unir su voz a las de
debe buscar, antes que en los sostenedores de un pensamiento
quienes se preocupan por el futuro de la especie humana en la
neoclásico, en filósofos de proveniencia neoempirista. Hecho
época de las grandes tecnologías de la destrucción. Contienen lo
paradójico, pero no tanto, si se recuerda el estrecho nexo que
esencial de su pensamiento, en la medida en que todo el esfuerzo
Heidegger, con fundamento, detecta entre la herencia de la
que Heidegger realiza, a partir de Ser y tiempo, para "rememorar"
metafísica y el "cientificismo" moderno.
al ser superando la metafísica, está impulsado por la experien-
De todos modos, no es en nombre de motivaciones teoréticas
cia de la violencia. Que tal hecho no sea igualmente evidente en
que se habla hoy en día de una superación de la metafísica, como
67
66
sus textos depende tanto de malentendidos personales, como el cidad para la metafísica está paralizada porque lo que ha
que se halla en el origen de la adhesión de Heidegger al nazismo sucedido hizo añicos la base de la unificabilidad del pensamiento
como (lo que para nosotros es más importante) del hecho de que especulativo metafísico con la experiencia".9 La metafísica re-
Heidegger, al igual que Nietzsche y por las mismas razones de sulta desacreditada además, y antes que nada, porque la
éste, relacionadas con el desenmascaramiento del indiferencia hacia la vida del individuo, hacia los derechos de lo
desenmascaramiento, no opone a la violencia metafísica otra contingente y lo caduco, es lo que desde siempre ha constituido
metafísica-ética de la no violencia, yen consecuencia no está en su contenido esencial. Auschwitz, de algún modo, no hace otra
condiciones de plantear "denuncias" demasiado terminantes, cosa que evidenciar todo ello, al desplegar su intolerable violen-
sino que debe seguir el camino de la Verwindung, de la acep- cia. (La negatividad de la dialéctica adorniana que, como se verá
tación-distorsión, que se sale de la metafísica sólo por medio de más adelante, coloca el telas de la reconciliación en un futuro
una prosecución secularizadora de ésta. jamás alcanzable, desvanece también en él la posibilidad de
La necesidad de seguir ese camino parece emerger de las una verdadera filosofía de la historia; en consecuencia, es difícil
mismas dificultades, auténticas aporías, con las que se enfrentan decir si "después de Auschwitz" cabe esperar un cambio de
las más enérgicas denuncias de la esencia violenta de la me- rumbo en la historia de la violencia y de la metafísica, distinto
tafísica en el pensamiento contemporáneo, la de Adorno y la de y característico respecto de otros momentos de la historia; o si,
Lévinas. por el contrario, Auschwitz es para Adorno nada más que la
manifestación "extrema", porque es la más visible para nosotros,
En las Meditaciones sobre la metafísica, que constituyen el y más atroz que las otras -guerras, matanzas, catástrofes
último capítulo de laDialéctica Negativa, 6 no solamente Adorno naturales- de las que podemos tener experiencia o recuerdos,
no plantea una alternativa entre modernización y metafísica, de una "estructura" violenta de la existencia en la que, desde
sino que las ve estrechamente relacionadas (metafísica es que la conciliación no puede ser sino utopía, no se registran
racionalización, que en la modernidad se convierte en efectiva verdaderos hiatos, etapas, cambios significativos.
organización técnico-científica de la sociedad). Pero también, al Es probable que, sobre la base de los textos de Adorno, una
menos en alguna medida, parece considerar a la explosión cuestión semejante no pueda ser resuelta ni en un sentido ni en
extrema de la violencia como una develación y un paso decisivo otro. Nosotros creemos que, para revestirse de un sentido no
en el camino, incluso, de la posible superación de la metafísica, puramente "edificante", descriptivo-metafísico, la argumenta-
en la que se inspira y en la que se despliega. Solamente después ción de Adorno debería atribuir al "post-Auschwitz", además, el
de Auschwitz diríamos, (acaso) en un lenguaje diferente del de significado de una posible media vuelta, y no solamente el valor
Adorno, que el ser puede darse en su auténtica esencia minimal, de un exemplum retórico de la violencia unida a la condición
micrológica, claro que sin atribuir a Auschwitz ninguna humana.)
providencialidad necesaria. De todos modos, es porque tapa y olvida los derechos de lo
Los hornos crematorios de Auschwitz, dice Adorno, no son vital inmediato que la metafísica, y en general la "cultura",
sólo consecuencia de una determinada visión racionalista del prepara Auschwitz: "El hecho de que ya no se comprenda lo
mundo; son también, y sobre todo, la imagen anticipada de lo que alguna vez se sintió ante la figura del cazaperros es el
que el mundo administrado es y hace en su funcionamiento triunfo, y el fracaso, de la cultura" y de la metafísica. !O El curso
normal, que afirma y universaliza "la absoluta indiferencia de la historia "lleva hacia el materialismo aquello que tradicio-
hacia la vida de todo individuo". 7 La atrocidad de Auschwitz nalmente había sido su inmediato opuesto, la metafísica", 11 en
hace imposible seguir afirmando "que lo inmutable es verdad y el sentido de que es lo caduco, lo degradado, lo bajo, lo que jus-
lo móvil apariencia caduca";8 no solamente en cuanto "la capa- tamente ahora reivindica, con legitimidad, los derechos de lo

68 69
esencial. Pero no se trata puramente de "batir al platonismo": curso del mundo perturbado y mutilado es inconmensurable,
"Quien habla en favor de la conservación de la cultura radical- como en Kafka, inclusive en relación con el sentido de la pura
mente culpable se convierte en cómplice, mientras que quien insensatez y ceguera. Resiste al intento de la conciencia
se niega a la cultura favorece la barbarie" .12 En cierto modo, es desesperada de poner a la desesperación como absoluto".15
literalmente exacto que el materialismo se presenta como la Lo esencial de la actual crítica -postnietzscheana, poshei-
metafísica: reivindicar los derechos de lo caduco, de lo inme- deggeriana- a la metafísica se halla aquí definido con toda
diato, de lo bajo es también establecer un "desdoblamiento", claridad, por más que las respuestas de Adorno no sean del
una forma de lo que debería ser, respecto de lo que es. "El que todo satisfactorias. Aquello en cuyo nombre el pensamiento se
se niegue a reorientar la experiencia metafísica hacia pre- vuelve hacia la metafísica es la experiencia histórica de la
tendidas experiencias religiosas originarias se la representará violencia que a ella aparece ligada: no solamente la violencia
de modo preferente como Proust, pensando en la felicidad que de Auschwitz, sino la de la sociedad de la organización total,
prometen nombres de poblaciones como Otterbach, Watterbach, que ha sido preparada y posibilitada por el esencialismo
Reuenthal, Monbrunn ... ".13 No sólo es violencia metafísica metafísico y por todos los procedimientos de ablación de 10
tapar y borrar los derechos de lo sensible y de lo caduco en la caduco que constituyen la "cultura". En Auschwitz, la con-
afirmación de esencias universales y abstractas; igualmente ciencia ofendida reacciona por medio del desenmascaramiento
violento y fetichista es despojar a lo sensible de su dimensión de las pretensiones de la metafísica; un desenmascaramiento
de alteridad, negando como consuelo ilusorio y, a la postre, que, no obstante, y por contradictorio que pueda parecer, sigue
inclusive como violencia disfrazada, esa "promesse de bonheur" siendo reivindicación de derechos que, como tales, no son pura
que el viviente se empecina en leer en ella. El puro factualidad inmediata. Precisamente aquello que más efímero
desenmascaramiento de la violencia de lo universal metafísico e incierto hay en el mundo sensible (la luz de una mirada, el
se transformaría entonces en una metafísica nihilista, tan meneo del rabo de un perro) lleva en sí una promesa de
violenta como aquello que quiere negar: contra esta repetición felicidad que no se deja acallar por la crítica desenmascaradora.
de la metafísica, lo sensible y 10 caduco harían valer de nuevo Las mismas razones que inspiran a la crítica de la metafísica
sus derechos. "El ideal de la nada se desvanecería ante la luz motivan también un paradójico resurgimiento, para Adorno la
de una mirada, y hasta ante el débil menearse del rabo de un "dialéctica negativa", que debe ser situado "en la tierra de
perro al que se le ha dado un buen bocado, que olvida ense- nadie entre los límites del ser y de la nada",16 la tierra que
guida ... "14 Por lo demás, para Adorno la grandeza de Kant alberga la promesa de felicidad traducida en el perro que
consistió no tanto en situar a la razón dentro de sus límites, al menea el rabo. Aún estamos en un horizonte metafísico, ése
decretar la imposibilidad de conocer los tradicionales objetos que se caracteriza por la constante reaparición del "argumento
de la metafísica: Dios, la libertad, la inmortalidad, la totalidad ontológico": "el concepto no es real, como lo desearía el argu-
del mundo, sino en haber definido un "espacio" para esas ideas mento ontológico, pero no podría ser pensado si no hubiera
metafísicas, un espacio que al fin y al cabo se reduce a la algo, en la cosa, que impulsa hacia él"Y
apariencia de lo estético, pero no por eso es menos real, si bien Esta "reaparición" de la metafísica como dialéctica negativa
con el realismo problemático de la "promesse de bonheur", que es delineada por Adorno mediante la insistencia en la categoría
Adorno se esfuerza por definir con el (problemático) concepto kantiana de apariencia (tanto en la Dialéctica negativa, a la cual
de una dialéctica negativa. El fondo "real" de las cosas, sus- estamos haciendo referencia, como en la Teoría estética 18 ) y en
ceptible de ser opuesto a la violencia de la universalidad la de micrología, de resonancias benjaminianas. Todas esas
metafísica, no es la insensatez total del nihilismo -a la que, categorías se encuentran precariamente "fundamentadas" en
sin embargo, Nietzsche llamaría el nihilismo reactivo-; "el la argumentación adorniana: resulta difícil ver cómo los postu-
70 71
lados de la razón práctica kantiana puedan ser orientados sin minado a alejar, hacia el horizonte de la utopía, el deseado-y-
escorias, tal como parece entenderlo Adorno, hacia la experiencia temido momento de acceder a la fundamentación. La concilia-
estética. En cuanto a la "micrología", la Dialéctica negativa ción dialéctica es la exclusión de cualquier trascendencia, pero
llega hasta el fondo de ella sólo por medio de un salto acrobático, ésta sólo constituye el buen derecho de lo caduco y lo sensible
evocando una notación familiar a la música contemporánea, el contra las pretensiones "normalizadoras" de la metafisica. En
"presque rien", 19 como la forma más verosímil de permanecer en otros pasajes del mismo texto, por otra parte, la trascendencia
la tierra de nadie entre el ser y la nada. No se proporciona un metafisica está explícitamente referida a la "separación de
verdadero argumento que muestre "por qué" precisamente se alma y cuerpo, reflejo de la división del trabajo",21 y sería dificil
trata de la apariencia, de lo caduco, de la micrología, más allá, encontrar en Adorno otra "justificación". Sin embargo, tiene
por supuesto, de la actitud dialéctica de conjunto del pensa- que considerar a la trascendencia no solamente como expresión
miento adorniano. Pero es precisamente en la noción de dialéctica de la alienación, sino también como la fuente del derecho de lo
negativa donde se condensan, en lugar de resolverse, todos los sensible, en su remontarse necesariamente a otro ... En suma,
problemas suscitados por las otras nociones. La dialéctica que desde una perspectiva dialéctica cualquier tensión existente
negativa es definida por Adorno como "negación de la negación entre el ser y el deber ser, entre el mundo fáctico y el mundo
que no supera su postura",20 un saber "absoluto" en cuanto real inteligible, es expresión de una fractura que debe ser recom-
en su jamás resuelta problematicidad: la "promesse de bonheur" puesta; la tensión es provisional, y debe ser suprimida. En la
es esencialmente apariencia, debe seguir siendo una promesa preocupación por suspender indefinidamente la conciliación, la
nunca cumplida. A la violenta supresión y extirpación de lo superación de la dialéctica en el momento de la "asunción",
sensible y lo caduco que la metafísica, en su forma tradicional, Adorno parece hacerse consciente de que la violencia metafísica
ha producido, se opone el derecho de lo caduco como espera de no consiste tanto en el mecanismo de la trascendencia, la
una felicidad que será reconciliación entre lo sensible y lo remisión a otro orden de realidades que desvaloriza y humilla
inteligible, entre el espíritu y la materia, entre el yo y la a-=ro inmediatamente dado; es más bien el mecanismo de la
naturaleza: en resumen, la belleza de la estética hegeliana o la fundación, el proceso que pretende alcanzar ese "otro" prome-
esencia genérica del hombre desalienado de Marx. Tal condición tido y establecerse en su presencia desplegada, en suenérgheia.
reconciliada debe quedar siempre en promesa, porque su rea- Las dificultades de la noción de dialéctica negativa, así, sólo
lización implicaría justamente la supresión de esa dimensión parecen expresar una más grave y radical problematicidad: la
de alteridad, de nostalgia, de aspiración y apertura que cons- que encuentra a todo intento de superar la metafísica sin
tituye el derecho" la verdad, de lo caduco. Sin embargo, lo que abandonar la concepción del ser como presencia desplegada que
hace problemática y precaria la noción de dialéctica negativa no la ha determinado en su desarrollo, y que aún domina el
es tanto la intrínseca irrealizabilidad del "bonheur" prometido pensamiento de Hegel y Marx, al cual Adorno permanece
(una irrealizabilidad que se ha apartado del fondo todavía ligado.
religioso de los postulados kantianos para volver a colocar todo La incertidumbre acerca del verdadero objetivo polémico de
bajo el dominio estético de la apariencia) sino que es, en cambio, la superación de la metafísica (¿el trascender lo sensible en
el modelo de pensamiento que sigue constituyendo su base. A dirección de un orden estable, de un reino de esencias? ¿O la idea
pesar del tan sincero énfasis que ha conferido a la apariencia y misma de que el ser real sea Grund, fundamentación, alteridad
a la micrología, el "bonheur" de Adorno sigue siendo pensado de perentoria más allá de la cual no se puede ir, presencia plena y
acuerdo con los más clásicos mecanismos metafisicos de la desplegada?) confiere una peculiar fragilidad a la dialéctica
fundamentación. La superación de la metafisica y de su violencia negativa adorniana; a la que Adorno, por cierto, podría defen-
se vuelve así una especie de exorcismo, de movimiento enca- der, precisamente en nombre de la micrología y del "presque

73
72
rien", como un pensamiento que rehúye la metafísica inclusive ante todo, el de reducir el ser al ente, sino el de no ser capaz de
en su forma, negándose al rigor de la lógica fundante. Pero para proporcionar una fundamentación bastante sólida (ya que lo
desarrollar una defensa de tal índole Adorno debería estructurar que el sujeto creía externo a sí es, opuestamente, situado y
mejor las implicaciones de su micrología, las que por el contrario certificado por él mismo). Al olvido del ser, definido de tal modo
siguen implícitas, mientras el modelo dominante sigue siendo como reducción de todo en poder del sujeto (el último, en la
el de la conciliación dialéctica -así sea trasladada a un futuro forma de voluntad de potencia técnico-científica realizada por
utópico-, es decir, la idea del ser real como presencia. Si bien el mundo de la organización total), se opondría así un pensa-
la individualización de la metafísica como violencia sitúa a miento "rememorante", capaz de encontrarse realmente con el
Adorno en el horizonte abierto por Nietzsche y Heidegger, su "otro", el ser en cuanto irreductible al sujeto y a su capacidad de
actitud de permanecer ligado a la dialéctica, y a la idea del ser disposición. Si tuviéramos que pensar así, la superación de la
que ésta implica, hace de él un pensador todavía prenietzs- metafísica -como, por otra parte, parecen sugerirlo ciertas
cheano y preheideggeriano. páginas de Heidegger, que han dado lugar a una suerte de
Es posible despachar a la metafísica como violencia y versión "de derecha" del heideggerismo- se resolvería en una
reencontrar, en distinto sentido, a la metafísica como reivin- radicalización del "pensamiento de lo otro" que, más aún que en
dicación del derecho de lo viviente a una dimensión trascendente Heidegger, tiene su expresión en Emmanuel Lévinas.
(la "promesse de bonheur"), sin criticar de modo radical al
mecanismo que, en toda su historia, ha constituido siempre la Hay muchas razones para ver al pensamiento de Lévinas
base de la violencia metafísica, el mecanismo de la remisión al como una contribución decisiva en el sentido de la superación de
Grund, de la fundamentación -que no es un mecanismo so- la metafísica, de la cual habla gran parte de la filosofía del siglo
lamente reductivo, como a menudo se cree, leyendo de manera xx. Ante todo, y de manera más radical aún que en el propio
excesivamente simplificadora la definición heideggeriana de la Adorno, Lévinas desarrolla a fondo todas las implicaciones de
metafísica como pensamiento que olvida al ser en favor del ente. la exigencia ética en nombre de la cual, ante todo, la metafísica
Junto con el olvido de la diferencia ontológica, para Heidegger parece requerir una superación; y, al contrario de Adorno,
son constitutivos de la metafísica el enmascaramiento y el desarrolla el tema de una superación de la metafísica en
olvido de este mismo olvido; y tal olvido se despliega precisamente nombre de la ética,junto con un esfuerzo por la radical renovación
como la conservación -bajo formas sucesivamente diferentes, del lenguaje filosófico, mientras que Adorno, manteniéndose en
desde la teología aristotélica hasta la crítica de la razón kantiana una perspectiva dialéctica, todavía seguía ligado al lenguaje
y la epistemología positivista-de la relación de fundamentación, conceptual de la tradición. Ambos respecto -la radicalización
es decir, de la posposición del ente a un ente supremo, primero de la exigencia ética, la despedida (o el intento de despedida) del
o último, que lo "fundamenta". La fundamentación así pensada lenguaje de la tradición metafísica- están en Lévinas estre-
pertenece a la metafísica como olvido del ser, en cuanto -como chamente entrelazados si bien, en último análisis, el resultado
lo ha demostrado Heidegger, sobre todo en Der Satz vom más significativo de su pensamiento en lo que respecta a la
Grund 22- fundamenta sólo en la medida en la que es "cedido" superación de la metafísica no deberá buscarse tanto' en la
al individuo que cree encontrarlo fuera de sí: el principio de "reducción" de la metafísica a la ética como en la problematización
razón suficiente es "principium reddendae rationis". Lo cual del lenguaje conceptual de la metafísica en relación con otra
puede inducir a considerar que un pensamiento no metafísico, tradición a la que se remite Lévinas, la tradición religiosa
vale decir no olvidado del ser, sea el que es capaz de abrirse de hebrea. Este segundo aspecto de su pensamiento, que abre el
verdad a la alteridad, no a la falsa, "cedida" al sujeto por la camino al problema de la secularización como paso decisivo en
fundamentación; como si el límite de la metafísica no fuera, la superación de la metafísica, está sólo parcialmente tematizado
74 75
por el propio Lévinas que, según parece al menos, considera reductible a la noción general, a la totalidad. A esta conclusión
marginal o "instrumental" (en el sentido de que de alguna forma debemos llegar si atendemos al Deseo -el tema con el cual se
su interés es prevalecientemente metódico) respecto de la abre una de las obras teóricas esenciales de Lévinas, Totalidad
reivindicación de la ética como única base de un pensamiento no e infinito-, una experiencia radical de alteridad que, asumida
violento. como punto de partida, sitúa desde un principio a Lévinas en un
Lo que Heidegger y Adorno y buena parte del pensamiento horizonte teórico original e irreductible al prevaleciente
crítico del siglo XX llaman metafísica e indican como un modo de "teoreticismo" de la metafísica tradicional. En el deseo existe un
pensamiento que debe ser superado, se llama en Lévinas componente "metafísico" (en el sentido específico leviniano) que
ontología; reserva el término "metafísica", de acuerdo con uno lo hace irreductible a la necesidad, o incluso a la pasión; el deseo
de sus significados históricamente consolidados (meta ta physika no se satisface como el hambre o el impulso sexual. "El deseo
=más allá de las cosas físicas, del mundo visible dado, etcétera), metafísico tiende hacia una cosa totalmente otra, hacia lo ab-
para señalar el pensamiento que, al abrirse al más allá, a la solutamente otro".25 Pero este absolutamente otro es el otro
alteridad, rehúye la lógica de la violencia que ha caracterizado hombre en su infinitud: no solamente otro yo hacia el que soy
a la ontología (o metafísica) de la tradición. Ontología es, en responsable, en una suerte de relación igualitaria. En el otro no
efecto, el saber (lagos) del ser como tal, que la filosofía europea busco sólo un "tú" que me complete, o con el cual compartir una
siempre pensó, de Sócrates a Heidegger, como condición preli- "naturaleza" común, etc. El otro es deseado en cuanto él mismo
minar para el acceso a los entes. La filosofía -o la línea es deseante, o sea, abierto sobre un infinito; el otro es un rostro,
prevaleciente en la filosofía occidental- ha considerado siempre no sólo una "cara", porque mira cuando lo miro y, sobre todo, me
que la función de la teoría era apropiarse de la noción de ser habla.
(ontología o metafísica han sido siempre las ciencias del ser en
cuanto ser). Cuando Heidegger declara que el conocimiento La palabra asoma sobre la visión. En el conocimiento o en la
óntico (el conocimiento de los entes, de las cosas individuales visión, el objeto visto puede obviamente determinar un acto,
dadas) presupone un conocimiento o una precomprensión pero un acto que lo integra en un mundo y, en fin de cuentas, lo
ontológica, es decir, del ser como tal; o cuando Husserl teoriza constituye. En el discurso, la diferencia inevitablemente acu-
que el ente sólo puede darse al surgir sobre un fondo, el sada de "Otro" (Autrui) como mi tema y "Otro" como mi interlo-
cutor contesta inmediatamente el sentido que atribuyo a mi
horizonte, que lo supera, "como el individuo a partir del concep-
interlocutor [. .. ] La idea del infinito, lo infinitamente de más
to",23 no hacen más que representar el antiguo programa contenido en el menos, se produce concretamente bajo la especie
ontológico de la filosofía europea, que, como ontología, ha "sido, de una relación con el rostro. 26
mayormente, una reducción de la Otro a lo Mismo".24 Los entes
individuales, por esta filosofía, pueden aparecer en la experiencia El otro como rostro se "produce" como infinito en el discurso
sólo como "individuos" sobre el fondo de una totalidad, que los que me dirige (y ya que la relación con el otro es, según Lévinas,
hace comprensibles sólo en la medida en que los vuelve a atraer la primera verdadera experiencia del ser -lo que para Heidegger,
hacia sí; la totalidad es el ser que el sujeto que conoce debe ya en cambio, es la precomprensión- también en Lévinas se
siempre conocer antes de acceder al ente; pero este último, en instaura una relación constitutiva entre ser y lenguaje o, mejor,
cuanto se lo remite a lo ya-conocido, a la totalidad del concepto entre ser y discurso-diálogo), y ello lo despoja de cualquier
universal, de ningún modo es tomado como aquello que es, está violencia que podría ejercer sobre el "Mismo", sobre el yo que lo
inmediatamente reducido a lo Mismo, al sujeto que conoce. Lo encuentra. "La relación con el otro en cuanto rostro [ ... ] es
otro, sin embargo, no tanto el objeto inanimado o la naturaleza deseo, enseñanza recibida y oposición pacífica del discurso".27
como el otro hombre, no por nada es apenas un ejemplar

76 77
joS ... 34 Si tiene razón Derrida, al menos en estos puntos, hay
La relación con el otro como rostro es, según Lévinas, rela-
motivos para creer que, una vez más, el esfuerzo de superar la
ción ética; pero "instaura y justifica la libertad del Mismo, no la
metafísica (como violencia ontológica) fracasa también en
limita"28 porque es una relación asimétrica: "Otro, con su
Lévinas. Y a los argumentos de Derrida probablemente pueda
significado que precede mi iniciativa, se asemeja a Dios".29 Aun
añadirse otro que, por lo demás, sólo hace más explícitos
cuando no es posible decir, simplísticamente, que la infinitud
aspectos que ya se encuentran en éL Sin el discurso y la relativa
del otro consiste en su ser imagen de Dios -lo que seguiría
violencia que implica, dice Derrida, "sólo habría no-violencia o
siendo una reducción "ontológica" del otro, respetado sólo en
violencia puras."35 Más fácil es comprender la segunda alterna-
cuanto "criatura", imagen, etcétera-, el respeto que él exige no
tiva, y en consecuencia no sólo concluir que, pese al esfuerzo de
lo exige sólo en nombre de una igualdad y reciprocidad de
pensar el ser en términos de pura alteridad, Lévinas debe
derechos, sino en nombre de una dimensión trascendente en la
aceptar cierta medida de ''violencia trascendental", más allá de
cual se halla. Lévinas describe esta infinitud de lo otro remi- la cual también el otro es, en su fondo, una "figura" de violencia,
tiéndose a la formulación cartesiana del argumento ontológico
una vez más una forma de la autoridad perentoria del Grund
y de la idea del infinito que le sirve de base. En la idea de infinito
metafísico. A veces, esto se hace explícito en el texto de Lévinas:
que ilustra en la tercera meditación, Descartes "descubre una
así, en una de las páginas de conclusiones de Totalita e infinito,
relación con una alteridad total, irreducible a la interioridad y la exterioridad del ser es "totalmente mando y autoridad",36
que, sin embargo, no ejerce violencia sobre la interioridad";30 y
infinito que se remite al Mismo como altísimo y majestad. Si la
en el último párrafo de la misma meditación, la filosofía llega a
metafísica, como hemos aprendido de Heidegger, no es sólo la
concebir a Dios como persona: "N o se trata de un 'objeto infinito'
violencia de la reducción de todo a una universalidad, pero
todavía conocido y tematizada, sino de una majestad".31
también e inseparablemente la identificación de esta univer-
Jacques Derrida, en un ensayo sobre Lévinas (titulado,
salidad con un ente -la fundamentación, el arché, el primer
significativamente, Violencia y metafísica) que es probable-
principio, la autoridad- entonces Lévinas aparece como alguien
mente el mejor de los escritos dedicados al pensamiento de
que, para rehuir a la metafísica en su primer sentido de
éste,32 ha proporcionado una serie de argumentos para sostener
ontología, encuentra sencillamente, en su segundo sentido, la
que, en definitiva, si la ontología es violenta en el sentido en que
metafísica como teología. Se abre aquí, así sea a partir de una
lo entiende Lévinas, tampoco éste, con su filosofía de la alteridad,
aporía que Lévinas no parece poder resolver, el aspecto más
puede sustraerse del todo a esa violencia: por un lado, el
fecundo de su pensamiento: el que conduce a una meditación
encuentro con el otro requiere que de algún modo éste se nos
sobre la secularización y sobre su significado para la superación
revele, precisamente, "en cuanto" otro, es decir, que sea
de la metafísica.
tematizado como un ego (y no, por ejemplo, como una cosa); pero
El nexo entre la metafísica como ciencia del ser en cuanto ser,
ello comporta al menos cierta pre-comprensión de tipo
y metafísica como teología -ciencia de ese ente que, como acto
ontológico;33 en segundo término, si como quiere Lévinas el
puro, realiza en sí el ser en su plenitud- es una de las tesis más
rostro del otro se me presenta como interlocutor en un discurso,
firmemente arraigadas en el pensamiento occidental. El hecho
el encuentro estará ya mediatizado por el lenguaje, que también
de que Lévinas, por otra parte, se remita a la idea de infinito tal
es "violencia" ontológica. "La predicación es la primera violen-
como "funciona" en Descartes indica que, al menos en ese
cia. Puesto que el verbo ser y el acto predicativo se hallan im-
aspecto, este autor no rechaza su propia pertenencia a la
plicados en cualquier otro verbo y en cualquier nombre común,
tradición metafísica que proviene de los griegos. Pero en esa
el lenguaje no-violento tal vez sea, en último extremo, un
medida es también probable que su noción de alteridad a duras
lenguaje de pura invocación, de pura adoración, que acaso
penas logre huir de las implicaciones de aquella que Heidegger
profiera sólo nombres propios para invocar al otro desde le-
79
78
llamó la onto-teología que recorre todo el pensamiento europeo. hipocresía no sólo una despreciable falta contingente del hombre,
No obstante, si el "Otro" de Lévinas, con sus remisiones a sino el desgarramiento profundo de un mundo ligado al mismo
Descartes, parece definirse en el horizonte de la onto-teología, tiempo a los filósofos y a los profetas".42
y reflejarse en sí, en última instancia, también los tramos de ¿Es posible que el otro pueda realmente soslayar el mecanis-
violencia (en el "mando y autoridad" que lo caracterizan), es mo de la violencia metafísica, en cuanto es pensado no tanto con
cierto que, en otras páginas de su obra (en el prefacio mismo de el modelo de la idea del infinito cartesiana, sino como el "Señor"
Totalita e infinito, la obra en la que, por otra parte, la remisión que habla en la Biblia?
a Descartes es más esencial y constante), Lévinas parece Da la impresión de que toda la obra de Lévinas, incluso (y
reconocer como "fuente" de su filosofía de la exterioridad no ya sobre todo) en las no pocas páginas de tono edificante, por
el análisis fenomenológico, llevado a cabo con los instrumentos ejemplo, de Totalita e infinito, fuera el esfuerzo por mostrar que
conceptuales de la filosofía occidental, sino la escatología de los la "majestad" del infinito pensada a base de la escatología
profetas bíblicos. Escatología no significa primordialmente una bíblica no posee los rasgos de violencia que, por el contrario, son
determinada anticipación de las cosas últimas, que se presen- propios del ser metafísico. Pero, ¿acaso el ser de la ontología
taría como "complementación" de las evidencias filosóficas. 37 Se occidental no es tal vez violento porque "reduce" a sí mismo? Y
configura en primer lugar como idea de un juicio pronunciado esa reducción, ¿no se caracteriza sin embargo como violenta,
sobre cada ser en todo momento, desde afuera de la sucesión y solamente y ante todo, por motivos "teoréticos"? Ello parece
del devanarse de su destino en la historia como totalidad. Y contradecir la inspiración ética del pensamiento de Lévinas. La
solamente en cuanto "capaces" de ser sometidos a un juicio de reducción a lo mismo se llama violencia, no porque no deje
tal carácter que los pone en relación con el más allá de la aparecer a lo otro en lo que en verdad es, como si lo esencial
historia, es decir de la totalidad, que los hombres pueden valer fuera conocer o hacerse conocer en la propia naturaleza real, y
como "Otros" y presentarse como rostros abiertos al infinito. el Bien no estuviera, por el contrario, como dice a menudo
Ante el "extraordinario fenómeno de la escatología profética", la Lévinas, por encima de lo real y del ser; la violencia de la
filosofía occidental aparece dominada por la idea del ser como ontología consistirá entonces en el ejercicio de un poder, de una
totalidad y por la violencia que ella implica. 38 "Oponemos al orden: exactamente cuanto Lévinas atribuye a la alteridad del
objetivismo de la guerra (el nexo totalidad-violencia de la infinito-Señor.
ontología) una subjetividad extraída de la visión escatológica."39 El problema del vínculo entre ellogos filosófico occidental y
Lévinas, con todo, piensa llevar a cabo esta empresa con los la escatología bíblica se entrelaza de manera muy estrecha con
instrumentos que le proporciona la fenomenología husserliana estos problemas de contenido, y por eso puede decirse que el
(de la cual el pensamiento aprende que es necesario ante todo núcleo oculto del pensamiento de Lévinas es el problema de la
"dejar ser "40) , aunque sin permanecer dentro de los límites secularización. De ese problema, al menos en términos explícitos,
"ontológicos" que la caracterizan; considera que la escatología parece huir continuamente Lévinas. La "explosión" -como la
no vive "de opiniones e ilusiones subjetivas" sino que la propia llama en una página de Totalita e infinito- de la categoría de
evidencia filosófica "remite por sí misma a una situación que no totalidad sobreviene ya sea porque hemos sido convocados por
puede expresarse en términos de 'totalidad' ".41 De las dificul- la escatología bíblica, ya sea porque la propia filosofía logra
tades implícitas en esta situación -la escatología profética revelarnos su insuficiencia. Pero esta doble inspiración, ¿no
como verdadera fuente del pensamiento de lo otro; la posibili- constituye acaso la hipocresía del pensamiento europeo, que
dad de que la filosofía "occidental" llegue por sí misma a disolver deberíamos empezar a concebir en términos no exclusivamente
el dominio de la noción de totalidad- Lévinas es plenamente moralizantes?43 Lo que sigue sin haber sido lo bastante esclare-
consciente: "Tal vez ha llegado el momento de reconocer en la cido en Lévinas es, por un lado, si es cierto, y hasta qué punto

80 81
lo es, para este pensador, que la filosofía occidental está por
metafísica como la idea de infinito cartesiana, para "hablar" de
completo dominada por una orientación que es como la de
la exterioridad del otro. Estos dos lenguajes nos son proporcio-
Ulises, quien por fin regresa a su isla natal: "Un complacerse en
nados ya-siempre en un entrelazamiento común, como un envío
lo Mismo, un desconocer lo otro";44 y si la escatología bíblica es
y un destino, en el doble sentido que tiene en Heidegger el
en verdad, como lo parece, una fuente enteramente distinta de
término Ge-Schick.
la de este pensamiento dominado por la violencia de lo mismo.
La conclusión que esa problemática parece indicar es ésta:
Lévinas no formula abiertamente una teoría tan radical, como
sólo tematizando de modo más explícito -y no como problemas
ya se ha visto. Pero en este punto debería preguntarse si es en
"marginales", de lenguaje, de método- la cuestión de las
general posible que la filosofía, por sí misma, llegue a hacer
relaciones entre ambas tradiciones, la griega y la bíblica, a las
estallar la idea de totalidad que la ha dominado siempre. Se
que se remite Lévinas, éste puede retornar al principio del
perfilan aquí dos esquemas posibles: o bien el pensamiento de
problema de la violencia ontológica aún implicada en su repre-
la exterioridad puede ser instaurado mediante la "corrección"
sentación de lo otro. Probablemente no carezca aquí de impor-
teórica de errores del pensamiento occidental, y entonces la
tancia que Lévinas se remita a la Biblia como Antiguo Testa-
escatología bíblica es sólo una fuente complementaria de ver-
mento, es decir, al hebraísmo y no al cristianismo. Tal hecho
dad; o bien la filosofía griega se halla por completo dominada
acentúa en él la tendencia que, por otra parte y sin embargo, es
por la idea de totalidad, y necesita, para "corregirse", una
también visible en pensadores cristianos, por resolver el pro-
intervención "externa", como es la palabra de los profetas. El
blema de la secularización con un "regreso" puro y simple al
primer esquema aparece impracticable, sobre todo porque
origen, a un momento que precede la "disolución" que ella
configurar el pensamiento de la totalidad como un "error" capaz
hubiera representado. Lo que Heidegger llama el olvido meta-
de "corregirse" significaría una vez más y siempre adoptar una
físico del ser en favor del ente, y que Lévinas describe como el
imagen "representativa" de la teoría: creíamos erróneamente
predominio de la violencia ontológica, se disolvería con una
que las cosas eran de cierta manera; pero en cambio descubri-
"rememoración" que constituiría un salto hacia atrás, hacia
mos que, etc. Sin embargo, representar es, por consiguiente,
una "representación" auténtica del ser como otro, oscurecida
también "corregir" cierta representación errónea con otra más
por la peripecia de contaminación a la que la historia del
adecuada, es justamente el procedimiento de la reducción de lo
Occidente la ha sometido. Pero el regreso a esto, ¿no será en
otro a 10 mismo. Difícilmente pueda pensarse que sea ésta la vía
primer lugar, pura y simplemente, el reencuentro del Grund
de salida de la ontología violenta de la totalidad. Queda en pie,
metafísico en una forma todavía bárbara, todavía señalada por
pues, el segundo esquema, el de la intervención "externa". Pero
la perentoriedad de una relación de mando, respecto de la cual
lo que Lévinas verifica, y que Derrida saca bien a la luz en su
la metafísica de la "fundamentación", y por fin el "principium
ensayo, es que el pensamiento no logra franquear del todo el
reddendae rationis" representan en verdad una primera
logos occidental, el cual, por el contrario, aparece también a
secularización, pero también un impulso civilizado, una re-
Lévinas como "el medio de todo acuerdo, en el que toda la verdad
ducción de violencia?
se refleja" y que es "la civilización griega y lo que ella ha
Es innegable, por cierto, que el fondo de la problemática
producido: ellogos, el discurso coherente de la razón ... ". 45 ¿Cuál
contemporánea de una superación de la metafísica es ético y,
será la forma correcta de estar dentro del "desgarramiento"
más aún, religioso; ello, al menos en uno de los sentidos que
entre logos griego y escatologismo? El hecho de que ambos no
Lévinas ha iluminado, aquel por el que, en procura de la
puedan considerarse como dos fuentes de verdad por completo
superación de la metafísica, se encuentra el "Señor" de la Biblia;
separadas surge de la propia "necesidad", en la que Lévinas se
cuya alteridad, no obstante, consiste en el no ser reducible al
encuentra enredado, de recurrir a un elemento de la tradición
Grund; no ya en el sentido de que -como parece pensar
82
83
Lévinas- el Grund no "fundamenta" lo bastante, no es lo antecedente, más real, al que sería dado remitirse pasando por
suficientemente otro como para proporcionar esa base, esa sobre los equívocos y las tergiversaciones introducidas por el
autoridad y ese mando, de los cuales el Deseo se hallaría en logos griego. El "consumo" hacia el cual se dirigió el mensaje
busca (aunque contradiciendo así su propia "infinitud"), sino bíblico, Antiguo y Nuevo Testamento, cristianización de Occi-
más bien en el sentido de que nos pone en relación con una dente, racionalización "weberiana" como interpretación y
"proveniencia" que escapa a todo mecanismo de fundación; y por "aplicación" de la Biblia, todo ello forma parte del mensaje bí-
eso es que Lévinas la llama "inmemorial".46 Si debemos tomar blico, se encuentra por completo dentro de él. El "Señor de la
en serio esta inmemorialidad, sin embargo, el Señor de la Biblia Biblia", se podría decir, empleando una vez más una coquetería
no debería ser pensado tampoco como el "creador", al menos en "gramatical" de Heidegger, es tal en el doble sentido del genitivo:
la medida en que la creación tiende a configurarse como la no es sólo el autor a cuya voluntad, personalidad o, en resumidas
iniciación absoluta, sino, acaso, sólo como el autor del mensaje, cuentas, "presencia", se llega a través del texto. Es también, y
o inclusive, en definitiva, como la transmisión del mensaje de manera inescindible, un efecto del texto, la "continuidad" que
mismo. No es cierto, como cree Lévinas, que la escatología nos habla en las interpretaciones, traducciones, transmisiones
bíblica hable ante todo del juicio que atañe a cada uno en que constituyen la historia de la civilización hebrea-greco-
cualquier momento y más allá de toda pertenencia histórica; o cristiana. Tematizar esta relación entre el texto y su autor-
mejor, este juicio se ejerce justamente mediante la pertenencia precisamente esto, y sólo esto-, es en definitiva la superación
a la peripecia de que habla la escatología: creación, pecado, de la metafísica. Lévinas, como antes Adorno en la noción de
redención, espera del fin del mundo. La escatología bíblica es micrología, dice más de cuanto su teoría logra en verdad con-
también una filosofía de la historia, en la cual está "prevista" o tener (en la medida en que no desarrolla a fondo la temática de
iniciada esa secularización que Lévinas no tematiza. Los mo- la secularización). Así, en la apertura de Altrimenti che essere,
mentos de la historia no son todos iguales ante Dios; un Dios escribe: "Si la trascendencia tiene un sentido, sólo puede sig-
para el cual esto fuera cierto no sería otra cosa,justamente, que nificar el hecho, por el advenimiento de ser -por la esencia- de
el Dios de los filósofos, el principio primario de la onto-teología pasar al otro que el ser [... ] Pasar al otro que el ser, algo más que
metafísica. Con razón Derrida reprocha a Lévinas una tendencia ser. No ser algo más, sino ser algo más que ser. Ni siquiera no-
a pensar la alteridad como salto fuera de la historia;47 ello, más ser. En este caso, pasar no equivale amorir ... ".48 Descubrir que
allá de que después el propio Derrida crea poder resolver el el "Señor de la Biblia" no es otro en cuanto autoridad, principio,
problema de la historicidad al hacer de la inevitabilidad de la fundamentación, sino en cuanto autor de un mensaje que llega
violencia ontológica (en los sentidos que se han visto más atrás) a nosotros esencialmente connotado por las peripecias de su
una filosofía de la "estructural" finitud del hombre que, como transmisión (en consecuencia, también por el hecho de haber
tal, abriría el ámbito de la historicidad, de las opciones, de las sido considerado Grund, como razón suficiente, y en última
peripecias humanas. Pero en ese ámbito es todavía válido que, instancia como voluntad de poder en Nietzsche) y que como
respecto de la relación con el otro, el ser, Dios, todos los autor es no solamente origen sino también siempre efecto del
momentos sean iguales, estén en una relación "inmediata"; se texto, significa abrirse a una noción de ser que se despide de la
trata, pues, de una historicidad muy sui generis, incapaz a su metafísica porque lo ve ya en su constitutiva conexión con el
vez de pensar en serio la secularización. pasar. No hay un remontarse al arché, al "creador", al autor; y
Si el Señor de la Biblia no debe ser un "principio" metafísico todo ello es lo mismo que tomar nota de que el ser no es, sino que
tomado por sí solo en una configuración más inicial y bárbara, sucede. La experiencia de la secularización del encuentro -hi-
la escatología de los profetas no puede ser considerada ni una pocresía o laceración- que constituye el Occidente, entre
fuente paralela a la de la filosofía griega ni un momento Biblia y logos griego, no es un aspecto paralelo, en el plano de

84 85
NOTAS
la historia de las ideas, del salir a luz del ser como suceso; es la
misma cosa. El verdadero sentido que la apelación a la tradición 1 Véase P. Klossowski, Nietzsche e il circolo uizioso (1969), trad. it. de E.
bíblica tiene por superación de la metafisica es que en tal Turolla, Adelphi, Milán, 1981.
apelación el ser se da como suceso (mensaje, palabra transmi- 2 Véase M. Heidegger, tr. it., Essere e tempo (1972), P. Chiodi, trad., Utet,

tida) pero en el cual se halla incluido, como momento constitutivo, Turín, 1968, par. 32, pág. 250. [Hay versión castellana: El ser y el tiempo.
México, FCE, 3a. ed., 1980]
también la historia de la metafísica. Superar o, como prefiere 3 R. Carnap, Ueberwindung der Metaphysik durch logische Analyse der
decir Heidegger, uerwinden (retomar, desanudar, remitirse a y Sprache (1932), tr. it. en el volumen antológico JI neoempirismo, compilado
desde) la metafísica,49 es volver a recorrer temáticamente este por A. Pasquinelli, Utet, Tunn, 1969.
hecho de transmisión, o "corresponder al Ge-Schick", al envío, 4 Empleo este término en el sentido ampliamente descriptivo que tiene,
reconociéndolo en su naturaleza de proceso secularizador. Si el por ejemplo, para K. O. Apel, en el pasaje en que discrimina en dos grandes
corrientes, analítica y existencial, la filosofía contemporánea; véase, de Apel,
camino de Lévinas sigue siendo aquel - metafisicamente
Comunitil e comunicazione, tr. it. de G. Carchia, Rosenberg e Sellier, Tunn,
orientado- de remontarse al otro como momento inicial, au- 1977.
toridad y mando, el que sigue Heidegger consiste en continuar 5 Al respecto, véase F. Nietzsche, Humano, demasiado humano (citado de
el movimiento de "disolución" secularizadora en el que el ser, la tr. it., Umano troppo umano, vol. n, en Opere, G. Colli y M. Montinari
incl uso por medio de la contaminación del "Señor de la Biblia", (comps, Adelphi, Milán, 1964 y , vol. IV, t. 3, tr. it. de S. Giametta y M.
con la metafísica occidental, se libera de sus connotaciones Montinari, pág. 352); es un apunte inédito de la época del segundo tomo de
Humano, demasiado humano.
violentas; de "principio" que era se vuelve palabra, discurso, 6 Th. W. Adorno, Dialettica negativa (1966), tr. it. de C. Donolo,
interpretación. En la "reconstrucción heideggeriana de la his- Einaudi,Turín, 1970 (en este texto modificamos ligeramente la traducción
toria de la metafísica como destino del ser (que, por ahora, se para ajustarla al original). [Hay versión castellana: Dialéctica negativa,
cumple en el crepúsculo hacia el cual se dirige el ser metafísico Madrid, Tauros, 1975.]
en Occidente), hebraísmo y cristianismo están extrañamente 7 Ob. cit., pág. 327.
8 Ob. cit., pág. 326.
ausentes, o casi lo están. Si bien este autor ha descrito a la
9 Ibídem.
metafísica como onto-teo-Iogía, se diría que la rememoración 10 Ob. cit., pág. 33l.
que practicó se detenía en el aspecto ontológico. En este punto, 11 Ob. cit., pág. 330.
quien escucha la enseñanza de Heidegger tiene algo esencial 12 Ob. cit., pág. 33l.
que aprender del pensamiento de Lévinas. Es probable que sólo 13 Ob. cit., pág. 337.

de un desarrollo explícito de la rememoración heideggeriana de 14 Ob. cit., pág. 344.


15 Ob. cit., pág. 365.
la metafisica, incluso bajo el aspecto teo-lógico, pueda provenir 16 Ob. cit., pág. 344.
una más auténtica comprensión de la eventualidad del ser - 17 Ob. cit., pág. 365.
fuera de las recurrentes tentaciones de salir de la metafísica, 18 Véase Th. W. Adorno, Teoria estetíca (1970), tr. it., de E. De Angelis,
retomando en el lugar de la ontología ala teología o la Verwindung Einaudi, Tunn, 1975. [Hay versión castellana: Teoría estética, Madrid, Tauros,
de la metafisica, en sus aspectos "teóricos" e, inseparablemente, 1980.]
19 Th. W. Adorno, Dialettica negativa, cit., pág. 368.
en sus aspectos "epocales" (el Ge-Stell), no es otra cosa que la
20 Ob. cit., pág. 367.
secularización. 21 Ob. cit., pág. 362.
22 M. Heidegger, Der Satz uom Grund, Neske, Pfullingen, 1957.
23 E. Lévinas, Totalita e infinito (1961), tr. it. de A. Dell'Asta, con introd.
de S. Petrosino, Jaca Book, Milán, 1977, pág. 42.
24 Ob. cit., pág. 4l.
25 Ob. cit., pág. 31 (las cursivas son del autor).

87
86
26 Ob. cit., págs. 200-l.
27 Ob. cit., pág. 202.
28 Ibídem.
4
29 Ob. cit., pág. 30l.
30 Ob. cit., pág. 216.
31 Ibídem. Los fundamentos filosóficos
32 J. Derrida, La scrittura e la differenza (1967), tr. it. de G. Pozzi, Einaudi,
Turín, 1971. del siglo XX
33 Ob. cit., pág. 156 Y sigs.
34 Ob. cit., pág. 189.
35 Ibídem.
36 E. Lévinas, Totalita e infinito, cit., pág. 299.
H. G. Gadamer *
37 Ob. cit., pág. 2l.
38 Ob. cit., pág. 20.
Si hoy nos formulamos una pregunta tal como había sido
39 Ob. cit., pág. 23. formulada a fines del siglo XIX y, antes, en el curso de esa
40 Ob. cit., pág. 27. centuria (Chamberlain), resultará obvio que, al hacerlo así,
41 Ob. cit., pág. 22. tenemos la oportunidad de volver la vista hacia atrás. El siglo
42 Ibídem.
43 Ibídem.
xx, considerado históricamente, no es por cierto una magnitud
44 Véase E. Lévinas, Humanisme de l'autre homme, Fata Morgana,
determinada de manera cronológica. Así como el siglo XIX, en
Montpellier, 1971, pág. 40. realidad, comenzó con la muerte de Goethe y la de Hegel y
45 Véase Difficile liberté (1963), Albin Michel, París, 19762 , pág. 230. finalizó al estallar la Primera Guerra Mundial, el siguiente se
46 Al respecto, véanse los textos comentados por S. Petrosino y J. Rolland inició justamente con esa guerra, y comenzó precisamente como
en el volumen La vérité nomade. Introduction a E. Lévinas, La découverte, la época de la guerra mundial y de las guerras mundiales. Si hoy
París, 1984, pág. 73 (un ensayo al que, junto con el de Derrida, he tenido nos interrogamos sobre esa época de nuestro siglo, ello significa
particularmente presente; entre los escritos recientes en italiano sobre
Derrida, véase también el denso ensayo de M. Ferraris, "L'esclusione della que existe una conciencia de época que nos separa del período
filosofia. Ebraismo e pragmatismo", enAut Aut, Nº 213 [19861, que contiene de las guerras mundiales. Se diría que el sentimiento de la vida
importantes observaciones sobre el tema de la secularización). de la nueva generación ya no está dominado hasta tal grado por
47 Véanse, por lo demás, las ya citadas páginas del prefacio a Totalita e la angustia de sentir que las amenazadoras catástrofes son la
infinito. inevitable prosecución de la trama de la historia universal; que
48 Véase E. Lévinas, Altrimenti che essere oAl di la dell'essenza (1974), tr.
it. de S. Petrosino, Jaca Book, Milán, 1983, págs. 5-6.
los hombres pueden aprender a convivir incluso con los potentes
49 Sobr~ la noción de Verwindung en Heidegger, me permito remitir al medios de dominio de que disponen para su mutua destrucción,
útlimo capítulo de mi trabajo La fine della modernita, Garzanti, Milán, 1985. y que el camino hacia el futuro permanece abierto gracias a una
[Hay versión castellana: El fin de la modernidad, Barcelona, Gedisa, 1990, 3ª sobria evaluación de las realidades ya una actitud positiva ante
edición.] los compromisos razonables, son esperanzas que todos alientan.
A la luz de esas esperanzas, nos preguntamos también cuáles
son los fundamentos del siglo en el que vivimos, y en cuya
estabilidad confiamos.
Interrogarse sobre los fundamentos de un siglo, de una
época, significa interrogarse acerca de algo que no está a la luz
del sol, pero cuya fisonomía unitaria ha dado pese a todo un
* Agradecemos el permiso de inclusión en el presente volumen a J.C.B. Mohr
(Paul Siebeckl TUBINGA, Alemania.
88 89

Você também pode gostar