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KYMLICKA, WILL, “LIBERTAD Y CULTURA”, CIUDADANÍA

MULTICULTURAL, PÁGS. 111-149.

I. RESUMEN

Se pretende desarrollar un enfoque liberal -no tradicional- de los derechos de las


minorías. LOS LIBERALES ÚNICAMENTE PUEDEN APROBAR LOS DERECHOS DE LAS
MINORÍAS EN LA MEDIDA EN QUE ESTOS SEAN CONSISTENTES CON EL RESPETO A LA
LIBERTAD O AUTONOMÍA DE LOS INDIVIDUOS. Los derechos de las minorías son
consistentes con la libertad individual y pueden fomentarla porque la libertad está
íntimamente vinculada con -y depende de- la cultura.

Se sigue el principio teórico liberal de que LA CAUSA DE LA LIBERTAD A MENUDO


ENCUENTRA SUS BASES EN LA AUTONOMÍA DE UN GRUPO NACIONAL sin omitir que existen
grupos étnicos y nacionales iliberales que procuran eliminar la libertad de sus
miembros en lugar de procurarla.

Objetivo: trazar una CONEXIÓN ENTRE LIBERTAD Y CULTURA para demostrar que el
valor liberal de la libertad de elección tiene determinados prerrequisitos culturales,
y por tanto estas cuestiones de pertenencia cultural deben incorporarse a los
principios liberales. En otras palabras, los derechos diferenciados en función del
grupo para las minorías étnicas y nacionales encajan dentro de una teoría de la
justicia liberal más amplia.

DEFINICIÓN DE LAS CULTURAS.

El autor se centra en la CULTURA SOCIETAL: cultura que proporciona a sus miembros


unas formas de vida significativas a través de todo el abanico de actividades
humanas, incluyendo la vida social, educativa, religiosa, recreativa y económica,
abarcando las esferas pública y privada. Estas culturas tienden a concentrarse
territorialmente y se basan en una lengua compartida. El autor las denomina
societales para resaltar que las culturas comprenden memorias o valores
compartidos, instituciones y prácticas comunes además de léxico compartido de
tradición y convención; dada la importancia de las instituciones sociales toda cultura
que no sea societal se ve marginada.

Las culturas societales no siempre existen, su creación está íntimamente ligada al


proceso de modernización -encargado de difundir toda una cultura en la sociedad-,
incluyen una lengua normatizada que se expresa en las instituciones económicas,
políticas y educativas comunes -esto como exigencia de la economía moderna, de
la necesidad de solidaridad dentro de los estados democráticos modernos y para
igualar oportunidades-.

El tipo de solidaridad esencial para mi estado de bienestar exige que los ciudadanos
tengan un fuerte sentimiento de identidad común y pertenencia de manera tal que
se sacrificarían los unos por los otros; se da por supuesto que está identidad común
requiere -o se ve facilitada por- una lengua e historia comunes.

Una cultura así puede representar a todo un país o ser la cultura dominante que
incorpore a la mayoría de los ciudadanos.

Estados Unidos es un ejemplo de ello, existe una cultura dominante que incorpora
a la mayoría de los estadounidenses pero al mismo tiempo, fuera de esa cultura
existen diversas culturas minoritarias. A efecto de comprender la capacidad
integradora de la cultura común, y sus límites, el autor examina como los
inmigrantes y las minorías nacionales se relacionan con la cultura dominante:

Inmigrantes:

Los inmigrantes llevan consigo su lengua y narrativas históricas pero dejan


el conjunto de prácticas institucionalizadas, expresadas en su lengua
materna, que son las que verdaderamente proporcionan estilos de vida
significativos a la gente en su patria original; se han desarraigado a sí mismos
de las prácticas sociales a las cuales el léxico que continúan usando da
sentido.

Los inmigrantes esperaban recrear sus prácticas en su nuevo país pero no


es posible sin apoyo gubernamental, por el contrario, la política de
inmigración de USA tiene como objetivo integrar a los inmigrantes dentro de
la cultura de habla inglesa existente. Los inmigrantes no llegan en
comunidades enteras, radican a lo largo del país en lugar de formar patrias
por ello se espera su integración a la cultura dominante.

No se espera total integración, se les anima a que mantengan algunos


aspectos de su etnia: compromiso con el multiculturalismo (se cambia la
perspectiva de cómo integrar a los inmigrantes, no de cuestionar si se
integran o no; rechazo a la angloconformidad).

En el ámbito privado se afirma el derecho de los inmigrantes de mantener su


herencia étnica (hogar y asociaciones voluntarias), se deben reformar las
instituciones públicas de la cultura dominante para que reconozcan su
herencia, pero no implica el establecimiento de culturas societales distintas e
institucionalmente completas paralelas a la sociedad anglófona, más bien,
implica que se enriquezca y diversifique la cultura dominante.

Minorías nacionales:

Son una cultura societal activa y separada de la cultura anglófona, no tuvieron


que recrear su cultura –como los inmigrantes- porque su lengua y narrativa
histórica ya se expresaba plenamente en un conjunto de prácticas e
instituciones sociales abarcando todos los aspectos de la vida social; estas
prácticas definieron el abanico de opciones sociales significativas de sus
miembros.

Lucharon por conservar su existencia como cultura societal distinta a pesar


de lo intentos estatales por erradicarlas. No son subgrupos. Se resisten a la
integración.

Existe presión para la creación de una única cultura común en cada país. Las
culturas societales tienden a ser culturas nacionales por la importancia de las
instituciones sociales, las naciones o pueblos son sociedades culturalmente
distintas, geográficamente concentradas e institucionalmente completas.

LIBERALISMO Y LIBERTAD INDIVIDUAL.

El autor considera que las culturas societales son importantes para la libertad de los
pueblos y, por lo tanto, los liberales deberían interesarse en su viabilidad dada su
contribución a la autonomía de las personas y la profunda vinculación que éstas
mantienen con su cultura propia.

Característica del liberalismo:

Adscribe determinadas libertades fundamentales a cada individuo, otorgan a la


gente una libertad de elección muy amplia en términos de cómo dirigen sus vidas;
permite que la gente elija una concepción de la vida buena y le permite reconsiderar
esa decisión, reafirmarla o adoptar una nueva. El gobierno no debe intervenir para
obligarnos a llevar una vida buena a pesar de que algunos tomen decisiones
imprudentes, en este sentido, las restricciones paternalistas de la libertad no
funcionan porque la persona puede no aprobar los valores impuestos por el Estado
que, llevado al extremo, puede causar disenso civil.

Condiciones previas para llevar una vida buena:


(1) Que cada quien dirija su vida desde dentro, de acuerdo son sus convicciones
sobre qué es lo que da valor a la vida, consecuentemente, los individuos
deben tener los recursos y las libertades necesarias para guiar sus vidas
según sus creencias sobre el valor, sin temor a la discriminación o el castigo.

(2) Somos libres para cuestionar las creencias elegidas, para examinarlas a la
luz de cualquier información, ejemplo y argumento que nuestra cultura nos
pueda proporcionar; los individuos deben tener las condicione necesarias
para adquirir conciencia de los diversos puntos de vista sobre la vida buena,
así como capacidad para examinarlos de manera inteligente, de ahí la
preocupación liberal por la educación, libertad de expresión y educación;
libertades que permiten juzgar qué es valioso y conocer otras formas de vida.

(3) El autor agrega: ACCEDER A UNA CULTURA SOCIETAL.

Un Estado liberal permite que las gentes sigan su estilo de vida actual y les
proporciona acceso a la información de otros estilos de vida –mediante la libertad
de expresión- y, de hecho, exige que los niños conozcan otros estilos de vida –
escolarización obligatoria- y permite que la gente haga un examen radical de sus
propósitos sin penalización legal alguna. Aspectos que sólo tienen sentido si se
considera que es posible, incluso deseable, que evaluemos nuestros objetivos
actuales, ya que no siempre son dignos de que sigamos ateniéndonos a ellos. Una
sociedad liberal no obliga a tal cuestionamiento y revisión, pero ofrece una
verdadera posibilidad de hacerlo.

LAS CULTURAS SOCIETALES COMO CONTEXTO DE ELECCIÓN.

La libertad implica elegir entre diversas opciones, la cultura societal no sólo


proporciona esas opciones sino que también hace que sean importantes.

Las personas eligen entre las prácticas sociales de su entorno en función de sus
creencias sobre el valor de esas prácticas, sin embargo, tener una creencia implica
comprender los significados que nuestra cultura le otorga. Comprender una práctica
social requiere comprender la lengua e historia.

La supervivencia de las culturas no está garantizada, en este sentido, son valiosas


–no en y por sí mismas- sino porque únicamente mediante el acceso a una cultura
societal las personas pueden tener acceso a una serie de opciones significativas
(CONEXIÓN ENTRE ELECCIÓN INDIVIDUAL –LIBERTAD- Y CULTURA), ello
implica una defensa liberal de determinados derechos diferenciados en función del
grupo.

Es papel FUNDAMENTAL en la teoría liberal de la justicia: medidas diferenciadas en


función del grupo que aseguren y fomenten dicho el acceso de los individuos a: (1)
información, (2) capacidad de evaluar la información, libertad de expresión y
asociación, (3) acceso a una cultura societal, para que los individuos tomen una
elección individual significativa.

EL VALOR DE LA PERTENENCIA CULTURAL.

Si los Estados permiten o provocan la erradicación de las culturas minoritarias


conlleva un coste para las minorías que el Estado puede sufragar mediante
subvenciones para que aprendan el lenguaje y la historia de la cultura dominante.

Trasladarse de una cultura societal a otra no implica ocasionalmente alimentarse de


otra comida o hablar otro idioma, esto es disfrutar de las oportunidades que ofrecen
las diversas culturas societales.

El traslado de una cultura societal a otra es algo infrecuente y bastante difícil por las
diferencias en la organización social y desarrollo tecnológico entre la cultura
dominante y la minoría, ello impide una integración plena, pero, aun cuando se
logre, es un proceso costoso y no es legítimo exigir que las minorías paguen este
costo a menos de que sea voluntario su traslado.

Sin embargo, el deseo de las minorías nacionales de mantener su pertenencia


cultural es muy fuerte, la elección de abandonar la propia cultura se puede
considerar análoga a la elección de hacer votos de pobreza perpetua y de ingresar
en una orden religiosa.

En este sentido, los liberales aceptan las legítimas expectativas de la gente a


permanecer en sus culturas porque el acceso a la cultura es algo que
presumiblemente –razonablemente- la gente quiere, aunque renuncie a ese
derecho; los vínculos culturales normalmente son demasiado fuertes como para
abandonarlos.

Al desarrollar una teoría de la justicia se debe considerar que:

(1) Se presume que la gente quiere acceso a su cultura.


(2) Las personas nacen y se espera que lleven una vida plena dentro de la
misma sociedad y cultura.

El autor critica al comunitarismo sub nacional porque impedir que las personas
cuestionen sus roles sociales heredados puede condenarlas a una vida
insatisfactoria e incluso opresiva.

La Nación es la sociedad adecuada para el ideal liberal de individuos libres e


iguales, el tipo de libertad e igualdad que más valoran y que más pueden ejercer
son los existentes en su propia cultura societal y están dispuestos a renunciar a una
mayor libertad e igualdad para asegurar la supervivencia de su Nación.

Para el autor un sistema de fronteras abiertas en el que la gente pudiera cruzar las
fronteras libremente y establecerse, trabajar y votar en cualquier país que desease
probablemente no contaría con muchos partidarios aunque se aumentase
espectacularmente el ámbito dentro del cual las personas serían tratadas como
ciudadanos libres e iguales; las fronteras abiertas aumentarían la probabilidad de
que la propia comunidad nacional fuera invadida por colonos de otras culturas y de
que ya no pudiera asegurarse su supervivencia como cultura nacional específica;
dos elecciones:

(1) El aumento de la movilidad y la expansión del ámbito dentro del cual las
personas son libres e iguales.

(2) Disminución de la movilidad y mayor seguridad de que las personas puedan


continuar siendo miembros libres e iguales de su propia cultura nacional (EN
LAS SOCIEDADES LIBERALES SE OPTA POR ESTA).

Los objetivos liberales se logran en –a través de- una cultura societal o una nación
liberalizada.

CASOS DIFÍCILES.

Para el autor, las minorías nacionales poseen una cultura societal susceptible de
protección a diferencia de los inmigrantes, sin embargo:

(1) Frente a una minoría con una cultura societal que no promueva los valores
liberales, los liberales no deberían disolverla sino más bien tratar de
liberalizarla aun cuando no sea posible en todos los casos.
(2) Si las personas tienen un fuerte vínculo con su propia cultura, entonces ¿no
se debería permitir a los inmigrantes recrear su cultura –convirtiéndose en
minoría nacional-? No es imposible, sin embargo, existen diferencias entre
inmigrantes y colonos: los inmigrantes son resultado de elecciones
individuales y familias que optaron por abandonar su sociedad y por unirse a
otra existente; los colonos son resultado de una política deliberada que aspira
a la recreación sistemática de una sociedad entera en una nueva tierra.

Se opta por la integración porque la negación de la instauración de una


cultura societal no implica que se desconozcan sus derechos relacionados
con la expresión de su identidad; la integración es un proceso de dos
direcciones, por un lado exige que la sociedad mayoritaria se adapte a los
inmigrantes de la misma manera que los inmigrantes deben adaptarse a ella.

Se requiere combatir los prejuicios y discriminación provocados por los


medios de comunicación y falta de educación.

(3) Refugiados. Su mejor alternativa es que se les trate como inmigrantes, son
víctimas de una injusticia causada por el gobierno de su país.

(4) Refugiados económicos. Permitirles a los inmigrantes de países pobres que


recreen su propia cultura societal puede ser una forma de compensar el
fracaso universal –responsabilidad de todos- en proporcionales una
oportunidad justa y una vida digna en su propio país. Teoría ideal.

INDIVIDUALIZAR CULTURAS.

El que una cultura se enriquezca de otras no implica que no sigamos perteneciendo


a culturas societales separadas o que no hablemos lenguas diferentes. Cada cultura
decide qué, cuándo y cómo adoptar fragmentos de otras.

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