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I. RESUMEN
Objetivo: trazar una CONEXIÓN ENTRE LIBERTAD Y CULTURA para demostrar que el
valor liberal de la libertad de elección tiene determinados prerrequisitos culturales,
y por tanto estas cuestiones de pertenencia cultural deben incorporarse a los
principios liberales. En otras palabras, los derechos diferenciados en función del
grupo para las minorías étnicas y nacionales encajan dentro de una teoría de la
justicia liberal más amplia.
El tipo de solidaridad esencial para mi estado de bienestar exige que los ciudadanos
tengan un fuerte sentimiento de identidad común y pertenencia de manera tal que
se sacrificarían los unos por los otros; se da por supuesto que está identidad común
requiere -o se ve facilitada por- una lengua e historia comunes.
Una cultura así puede representar a todo un país o ser la cultura dominante que
incorpore a la mayoría de los ciudadanos.
Estados Unidos es un ejemplo de ello, existe una cultura dominante que incorpora
a la mayoría de los estadounidenses pero al mismo tiempo, fuera de esa cultura
existen diversas culturas minoritarias. A efecto de comprender la capacidad
integradora de la cultura común, y sus límites, el autor examina como los
inmigrantes y las minorías nacionales se relacionan con la cultura dominante:
Inmigrantes:
Minorías nacionales:
Existe presión para la creación de una única cultura común en cada país. Las
culturas societales tienden a ser culturas nacionales por la importancia de las
instituciones sociales, las naciones o pueblos son sociedades culturalmente
distintas, geográficamente concentradas e institucionalmente completas.
El autor considera que las culturas societales son importantes para la libertad de los
pueblos y, por lo tanto, los liberales deberían interesarse en su viabilidad dada su
contribución a la autonomía de las personas y la profunda vinculación que éstas
mantienen con su cultura propia.
(2) Somos libres para cuestionar las creencias elegidas, para examinarlas a la
luz de cualquier información, ejemplo y argumento que nuestra cultura nos
pueda proporcionar; los individuos deben tener las condicione necesarias
para adquirir conciencia de los diversos puntos de vista sobre la vida buena,
así como capacidad para examinarlos de manera inteligente, de ahí la
preocupación liberal por la educación, libertad de expresión y educación;
libertades que permiten juzgar qué es valioso y conocer otras formas de vida.
Un Estado liberal permite que las gentes sigan su estilo de vida actual y les
proporciona acceso a la información de otros estilos de vida –mediante la libertad
de expresión- y, de hecho, exige que los niños conozcan otros estilos de vida –
escolarización obligatoria- y permite que la gente haga un examen radical de sus
propósitos sin penalización legal alguna. Aspectos que sólo tienen sentido si se
considera que es posible, incluso deseable, que evaluemos nuestros objetivos
actuales, ya que no siempre son dignos de que sigamos ateniéndonos a ellos. Una
sociedad liberal no obliga a tal cuestionamiento y revisión, pero ofrece una
verdadera posibilidad de hacerlo.
Las personas eligen entre las prácticas sociales de su entorno en función de sus
creencias sobre el valor de esas prácticas, sin embargo, tener una creencia implica
comprender los significados que nuestra cultura le otorga. Comprender una práctica
social requiere comprender la lengua e historia.
El traslado de una cultura societal a otra es algo infrecuente y bastante difícil por las
diferencias en la organización social y desarrollo tecnológico entre la cultura
dominante y la minoría, ello impide una integración plena, pero, aun cuando se
logre, es un proceso costoso y no es legítimo exigir que las minorías paguen este
costo a menos de que sea voluntario su traslado.
El autor critica al comunitarismo sub nacional porque impedir que las personas
cuestionen sus roles sociales heredados puede condenarlas a una vida
insatisfactoria e incluso opresiva.
Para el autor un sistema de fronteras abiertas en el que la gente pudiera cruzar las
fronteras libremente y establecerse, trabajar y votar en cualquier país que desease
probablemente no contaría con muchos partidarios aunque se aumentase
espectacularmente el ámbito dentro del cual las personas serían tratadas como
ciudadanos libres e iguales; las fronteras abiertas aumentarían la probabilidad de
que la propia comunidad nacional fuera invadida por colonos de otras culturas y de
que ya no pudiera asegurarse su supervivencia como cultura nacional específica;
dos elecciones:
(1) El aumento de la movilidad y la expansión del ámbito dentro del cual las
personas son libres e iguales.
Los objetivos liberales se logran en –a través de- una cultura societal o una nación
liberalizada.
CASOS DIFÍCILES.
Para el autor, las minorías nacionales poseen una cultura societal susceptible de
protección a diferencia de los inmigrantes, sin embargo:
(1) Frente a una minoría con una cultura societal que no promueva los valores
liberales, los liberales no deberían disolverla sino más bien tratar de
liberalizarla aun cuando no sea posible en todos los casos.
(2) Si las personas tienen un fuerte vínculo con su propia cultura, entonces ¿no
se debería permitir a los inmigrantes recrear su cultura –convirtiéndose en
minoría nacional-? No es imposible, sin embargo, existen diferencias entre
inmigrantes y colonos: los inmigrantes son resultado de elecciones
individuales y familias que optaron por abandonar su sociedad y por unirse a
otra existente; los colonos son resultado de una política deliberada que aspira
a la recreación sistemática de una sociedad entera en una nueva tierra.
(3) Refugiados. Su mejor alternativa es que se les trate como inmigrantes, son
víctimas de una injusticia causada por el gobierno de su país.
INDIVIDUALIZAR CULTURAS.