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6.1.2.

Oleaginosas y sus productos

Definicion de la Oleaginosas

Semillas Oleaginosas

Las oleaginosos son semillas que se comen o utilizan para la extracción de


aceite. Estas incluyen semillas de calabaza, de melón, de salsifí (Telfairia
pedata) y semilla de algodón. Esta última es una importante fuente de aceite en
áreas donde se cultiva algodón en Asia, África y América Latina. En África
occidental y otras partes, se utilizan en la dieta mantequillas de semilla de shea
(Butyrospermum parkii), de nuez de nogal blanco y otras semillas oleaginosas.
Casi todas estas semillas crecen en árboles nativos.

Maní Bambara

El maní bambara (Voandzeia subterranea) es originario de África y se cultiva


ampliamente. Se parece en lo físico al maní pero es distinto desde el punto de
vista nutricional y solo tiene un 6 por ciento de grasa. Su contenido proteico es
de 18 por ciento, un poco menos que las otras legumbres comestibles, pero
tiene aproximadamente el mismo contenido de minerales y vitaminas que los
fríjoles. Debido a su menor contenido de grasa, su cultivo no tiene gran
demanda para la producción de aceite. Por lo tanto, en vez de venderse como
producto comercial, en general se utiliza localmente como alimento.

NUECES DE ÁRBOLES

Coco

El coco (Foto 55) es el más importante cultivo de nuez en África. Su origen es


incierto. Como la nuez es liviana e impermeable al agua, sin duda viajó a la
deriva a través de muchos mares para germinar en nuevas playas y hoy se
cultiva ampliamente. El árbol que la produce es una planta pintoresca de gran
utilidad, además de servir de alimento a los seres humanos. Cuando está
verde, la nuez contiene aproximadamente medio litro de agua; es una bebida
refrescante e higiénica, pero fuera de un poco de calcio y carbohidratos, no
tiene valor nutritivo. La pulpa blanca, sin embargo, es rica en grasa.

La pulpa del coco generalmente se seca al sol para convertirla en copra. El


aceite de coco se utiliza para cocinar y para fabricar jabón. La copra se emplea
en los trópicos y en otras partes para agregarla a muchos platos. Es un
importante ingrediente en una variedad de delicias culinarias desde Tailandia
hasta Arabia Saudita. El aceite de coco tiene la desventaja de contener una
proporción relativamente alta de ácidos grasos saturados. La savia de coco se
fermenta en muchos países para producir bebidas alcohólicas.

Marañón
El marañón o cajuil es el producto de un árbol pequeño originario de áreas
secas del continente americano. Se cultiva ampliamente en los trópicos y las
nueces principalmente se exportan. Tienen un alto contenido de grasa (45 por
ciento), 20 por ciento de proteína y 26 por ciento de carbohidrato. El tallo
comestible de la nuez contiene buena cantidad de vitamina C. El marañón es
un alimento local útil pero demasiado costoso para la mayoría de las personas.

Sésamo

El ajonjolí o sésamo (benniseed en África occidental), se cultiva en grandes


extensiones en el mundo entero y en gran parte se utiliza para la extracción de
aceite. Las semillas, de diversos colores, contienen aproximadamente 50 por
ciento de grasa y 20 por ciento de proteína. Además son ricas en calcio y
contienen cantidades útiles de caroteno, hierro y vitaminas B. Las semillas de
sésamo pueden constituir una adición nutritiva a la dieta.

Semillas de girasol

Los girasoles se cultivan sobre todo como producto de exportación, pero


algunas de las semillas y algo del aceite se consume localmente. El aceite
tiene la ventaja de tener relativamente un alto contenido de ácidos grasos
poliinsaturados. Las semillas contienen alrededor de 36 por ciento de aceite
(menos que el sésamo), 23 por ciento de proteína y algo de calcio, hierro,
caroteno y vitaminas B.

Aceite de palma roja

El producto de la palma de aceite (Elaeis guineensis) figura en el Capítulo 30


con otros aceites y grasas.

La mala calidad de las semillas, unas prácticas de cultivo inadecuadas o los ataques de
insectos en los campos pueden producir pérdidas de productos ya antes de ser
recolectados. Pero nuestro objeto se limita aquí a la prevención de las pérdidas después
de recogida la cosecha.

A partir pues de la recolección, los granos se someten a una serie de operaciones


durante las cuales pueden producirse pérdidas cuantitativas y cualitativas.

La secuencia de estas operaciones y las condiciones en que se realizan pueden originar


además fenómenos físicos y bioquímicos de los que se derive la alteración de los granos
en fases ulteriores del sistema poscosecha.

Una recolección tardía, por ejemplo, puede dar lugar a pérdidas debidas a ataques por
los pájaros y otros animales.

Un secado insuficiente de los granos puede ocasionar pérdidas debidas al desarrollo de


moho y de insectos.
La trilla puede producir pérdidas por rotura de los granos, favoreciendo el desarrollo
ulterior de insectos.

Unas malas condiciones de almacenamiento pueden acarrear pérdidas debidas a la


acción combinada de moho, insectos, roedores y otros animales dañinos.

Las condiciones de transporte o un embalaje defectuoso de los granos pueden ocasionar


pérdidas cuantitativas del producto.

Finalmente, además de estos factores, hay otros que pueden a menudo ser parcialmente
responsables de las pérdidas poscosecha, tales como, por ejemplo, la organización de la
comercialización, las políticas sectoriales y otros aspectos de índole socioeconómica.

ALMACENAMIENTO DE SEMILLAS
Cuando evocamos las grandes culturas del Cercano Oriente y Egipto,
necesariamente debemos asociarlas al desarrollo y estabilidad de su agricultura y
que fue posible por las excepcionales condiciones naturales de su ambiente para
almacenar granos y semillas. Las características de su clima subtropical, muy seco
y con bajas temperaturas nocturnas, permitió almacenar fácilmente estos
productos, sin que ocurriesen mayores pérdidas de su calidad, lo cual les garantizó
ser el polo de desarrollo de ambas civilizaciones. Actualmente la capacidad de
almacenamiento de alimentos y semillas distingue también a los países más
avanzados del globo.

Tanto los granos como las semillas son seres vivos, en consecuencia respiran y
utilizan el oxigeno del aire, producen bióxido de carbono, agua y energía que se
traduce en calor, pero a un nivel metabólico tan mínimo que diera la impresión de
estar sin vida. Esto les permite que se puedan almacenar en grandes volúmenes y
durante largos períodos sin mayores consecuencias de deterioro, siempre que las
condiciones ambientales sean favorables a su conservación. Sobre todo, en el caso
de las semillas, por cuanto su principal función es perpetuar la especie y por ello es
condición sine qua non que estén vivas y mantengan esa viabilidad.

Los problemas asociados en la viabilidad de semillas antes de la cosecha revisten


gran importancia para los productores de semillas, agricultores, agrónomos y
horticultores; pero mantener esa viabilidad durante el almacenamiento por periodos
relativamente largos, de uno a dos años, concierne más a los productores de
semilla. Sin embargo, cuando son periodos mucho mayores y con materiales de
alto interés y valor genético, son de relevante importancia para los mejoradores, a
quienes no sólo le disminuyen los costos de mantener los genotipos de poco uso,
sino que les permita disminuir riesgos en la integridad genética de los materiales
promisorios.

Porqué almacenar y cuáles son sus objetivos

Las razones por las cuales se deben guardar las semillas son múltiples. Desde las
más simples como son las de preservarlas por un corto periodo, desde su cosecha
hasta la próxima siembra, hasta otras de orden técnico, como es el caso de
materiales de alto valor genético o el de las semillas que presentan latencia y se

desee que ésta no se rompa naturalmente en almacenamiento. También pueden


ser de orden económico, como cuando existe saturación en el mercado con algún
tipo de semilla específico y se quiere esperar el momento oportuno para su venta;
o simplemente, alguna razón legal o sanitaria que impida su comercialización
inmediata y se deba esperar el próximo ciclo de siembra. Independientemente de
las razones señaladas, el objetivo primordial del almacenamiento es mantener las
semillas viables, en buena condición física y fisiológica desde su cosecha hasta la
próxima siembra, para lograr una satisfactoria germinación y posterior emergencia.

Cómo lograr un almacenamiento adecuado

Para que un programa de almacenamiento sea exitoso, deberá ser cuidadosamente


planificado y tener un concepto claro del propósito del almacenamiento, de los
factores que determinan la calidad de la semilla y los procesos que en ella ocurren
después de su madurez fisiológica. También hay que considerar los datos climáticos
de la zona seleccionada para el almacenamiento y realizar un cuidadoso análisis de
las necesidades específicas de las semillas a guardar y, finalmente de ser posible,
tener conocimientos básicos de ingeniería ambiental.

Un almacenamiento adecuado se puede lograr de dos maneras:

1. Ubicándolo en un área geográfica donde las condiciones climáticas sean


favorables, con lo cual solo bastaría secar las semillas y llevar su contenido de
humedad a un nivel de equilibrio con el ambiente que la rodea y luego empacarlas
para evitar cualquier tipo de contaminación o absorción de humedad.

2. Controlando los factores ambientales que las rodean.

Factores físicos, químicos y bióticos que afectan el almacenamiento

A) Factores físicos
Los factores físicos más importantes a considerar durante el almacenamiento son:
la humedad de equilibrio de la semilla, la humedad relativa y la temperatura de
almacenamiento que la rodean, ya que éstos dos son los que inciden principalmente
sobre su contenido de humedad.

1. Humedad de equilibrio y humedad relativa del aire

Conocer cuáles son los mecanismos de transferencia entre las semillas y el aire que
las rodea es de vital importancia, pues ayuda a tomar decisiones sobre las
operaciones de almacenamiento. Las semillas son higroscópicas y absorben o
liberan humedad, dependiendo del ambiente donde se les coloque y su contenido
de humedad final se estabiliza cuando estas se exponen a un ambiente específico
por un período de tiempo determinado, lo cual se conoce como "humedad de
equilibrio". Esta depende del tipo de semillas, de la temperatura y la humedad
relativa (HR) del aire circundante. Si el contenido de humedad de la semilla es alto,
mayor que el de la humedad de equilibrio para un ambiente dado, la semilla
liberará humedad al ambiente; si por el contrario es menor, entonces absorberá
humedad del aire. Está demostrado que cuando la HR del aire supera 75%, el
contenido de humedad de las semillas se incrementa rápidamente; en cambio en
climas secos donde la HR no sobrepasa ese limite, sus cambios afectan poco el
contenido de humedad de las semillas.

2. Temperatura

El contenido de humedad de la semilla también se incrementa cuando aumenta la


temperatura siempre y cuando la HR permanezca estable. Pero cuando la
temperatura del aire se calienta, las semillas disminuirán su humedad de equilibrio;
por ejemplo, semillas de arroz en una HR de 70% y una temperatura de 15 ºC,
tendrán una humedad de equilibrio de 13,8%, pero si se aumenta la temperatura a
25 ºC a la misma HR, la capacidad de retención de agua de ese ambiente también
aumenta y la humedad de equilibrio de la semilla en ese ambiente disminuye a
13,3%. No obstante, hay que señalar que la temperatura y la HR actúan en forma
independiente, por lo tanto si una aumenta hay que disminuir la otra.

B) Factores químicos

Entre los factores químicos, el oxigeno y bióxido de carbono influyen fuertemente


sobre los granos y semillas almacenados, lo que está relacionado con el volumen y
la porosidad de las semillas almacenadas y los procesos de respiración. Como fue
señalado, las semillas son organismos conformados por células vivas que respiran
para producir la energía necesaria para los diversos procesos metabólicos.

C) Factores bióticos

Finalmente, los factores bióticos como insectos y microorganismos, pueden causar


serios problemas cuando se encuentran asociados a la masa de semillas, llegando
inclusive a ocasionar serios problemas al valor agrícola y comercial de estas. La
presencia de hongos, bacterias e insectos y sus ciclos reproductivos están muy
vinculados con la HR y la temperatura del almacén. En países tropicales, donde las
condiciones ambientales de temperatura y HR son siempre altas y continuas, se
favorece la presencia de plagas y microorganismos. Por lo tanto, para un buen
almacenamiento es imprescindible mantener bajo el contenido de
humedad de los granos y semillas.

Además de los factores previamente señalados, también se debe considerar otros


que de alguna manera inciden sobre el almacenamiento de semillas, como son:

Características genéticas de la especie a ser almacenada: bajo iguales


condiciones de almacenamiento, la longevidad de las semillas varía entre especies,
entre cultivares de una misma especie, entre lotes y hasta entre individuos de un
mismo lote. Entre los cereales, la avena y la cebada tienen alto potencial de
almacenamiento; el maíz y el trigo tienen longevidad intermedia, mientras el
centeno se considera de vida corta. Así mismo, el maíz dulce tiene mayores
problemas de almacenamiento que el maíz blanco o amarillo.

Historia precosecha del cultivo: antes de la cosecha, el cultivo está expuesto a


una serie de factores que pueden mermar su calidad, y ningún almacenamiento por
muy bueno que sea, puede mejorarla. Por ello, para garantizar un buen
almacenamiento es recomendable guardar siempre semillas maduras, con baja
incidencia de daños mecánicos o por patógenos y que no hayan sido sometidas a
excesivo estrés de temperatura y humedad durante su maduración y cosecha.

Estructura y composición química de la semilla: ciertas estructuras como las


glumas en los cereales, ayudan a prolongar la longevidad de las semillas; las
cáscaras, aristas o ambas, parecen tener un efecto inhibitorio sobre el desarrollo de
hongos en los cereales almacenados;. el tamaño y arreglo de las estructuras
esenciales de las semillas y la composición química de estas, también son
factoresque afectan el almacenamiento. Por ejemplo, semillas ricas en aceites y
proteínas son más susceptibles al deterioro que las semillas ricas en carbohidratos.

Grado de madurez: cuando las semillas están fisiológicamente maduras


presentan la máxima calidad en todos sus atributos como tamaño, peso,
germinación y vigor, por lo tanto semillas llenas, sanas y maduras se almacenan
mejor que aquellas que no hayan alcanzado su total grado de madurez.

Presencia de latencia: muchas semillas pueden desarrollar cierto grado de


latencia cercano al momento de la cosecha. Esta latencia puede ser debida a
diversas causas, como barreras físicas causadas por tegumentos, brácteas, glumas,
pericarpio, testa u otra estructura; o bien por aspectos fisiológicos relacionados con
el embrión, por presencia de inhibidores o como sucede en muchos casos, una
combinación de factores. En cualquiera de estas expresiones, la latencia ayuda a
prolongar la vida de las semillas y de acuerdo a las temperaturas de
almacenamiento, este fenómeno puede aumentar o desaparecer.

Vigor: el vigor de las semillas es un factor determinante en la longevidad de las


semillas durante el almacenamiento. A mayor vigor, mayor potencialidad de
permanecer almacenadas.

Daños mecánicos: los daños mecánicos en las semillas son producto del uso
excesivo y/o inadecuado de maquinarias, que no solo producen magulladuras y
abrasiones que se manifiestan por un rápido descenso y pérdidas de vigor, dando
origen a plántulas débiles y anormales, sino que hacen a las semillas mas
vulnerables a infecciones secundarias por hongos e insectos, provocando un rápido
deterioro del material.

Tipos de almacenamiento

Para una conservación adecuada de granos y semillas en cualquier parte del


mundo, se deben considerar aspectos como ecología de la región, tipo y condición
del material a guardar; tipo de "troj", bodegón o almacén disponible y la duración
del almacenamiento.

En los países tropicales, donde la temperatura y la humedad relativa son altas y


exceden los valores recomendados, aún para periodos cortos de almacenamiento,
la conservación de granos y semillas constituye una labor de alto riesgo, pues esta
condición no sólo acelera el deterioro fisiológico de las semillas, sino que también
propicia el desarrollo de muchas plagas como hongos, bacterias, insectos, roedores
y pájaros que afectan la calidad de la semilla, por lo tanto, para garantizar su
conservación adecuada, a corto o largo plazo, se le debe proporcionar la mayor
protección posible durante ese periodo.

1) Almacenamiento artesanal

En pequeños predios, muchas veces el agricultor, cuando trabaja con variedades,


selecciona en su campo el mejor lote del cultivo y lo almacena para usarlo como
semilla en el próximo ciclo. Para ello, puede usar tambores desinfectados en donde
colocará la semilla bien seca, por ejemplo, en maíz con 11 a 12% de humedad y
luego tapará herméticamente el envase. En algunos países de Latinoamérica y
África usan un "troj" que consiste de una estructura elevada, parecida a una jaula,
que puede hacerse de palos, bambú, de forma variable, protegiéndolo en las bases
contra roedores (Figura 1). Estas estructuras sin embargo, no garantizan la
efectividad de almacenamiento y su principal desventaja es la absorción de
humedad por la semilla y la infestación con plagas, insectos y patógenos. En
general, el tiempo de permanencia bajo estas condiciones no debe exceder de unos
días a unas pocas semanas.

2) Almacenamiento controlado corto


Este almacenamiento es destinado generalmente a lotes de semillas comerciales y
cuya permanencia es también relativamente corta, desde su cosecha hasta el
próximo ciclo de siembra (uno a nueve meses). Este tipo de almacenamiento está
más relacionado con empresas productoras de semillas, oficiales o privadas, y varía
en tamaño y construcción, desde pequeños silos de madera o metal, tanques o
fosas de almacenamiento hasta galpones medianos de concreto (Figura 2). Muchas
veces, bajo estas condiciones también es difícil controlar la humedad y la
temperatura, y frecuentemente ocurren grandes pérdidas por factores bióticos
como insectos, hongos o roedores. Cuando éstas estructuras disponen de controles
para temperatura y HR, y para garantizar un almacenamiento seguro, se
recomienda usar las siguientes combinaciones de los factores físicos ambientales:

(a) 30ºC y 50% HR manteniendo el contenido de humedad en 12% para los


cereales y 9% en semillas oleaginosas y

(b) 20ºC y 60% H.R cuando el contenido de humedad en cereales este cercano a
13% y 9,5% en las oleaginosas.

3) Almacenamiento controlado prolongado

Generalmente el tiempo de almacenamiento excede el año, de 18 a 30 meses, y


usualmente es destinado a guardar semillas de alto valor comercial, como son las
clases Genética o Fundación, semillas de líneas parentales, semillas ornamentales o
forestales. Para garantizar un almacenamiento seguro, en cereales y oleaginosas se
recomienda las combinaciones de T, HR y contenido máximo de humedad
siguientes:

Estos almacenes o bodegas especiales están equipados con aparatos de


refrigeración y desecadores de aire, pero además sus paredes, techos y pisos
deben estar recubiertos con materiales aislantes para controlar los intercambios de
humedad y calor con el medio ambiente (Figura 3).

4) Almacenamiento para bancos de germoplasma

La devastación de amplias áreas vegetales, la presión de selección en materiales


genéticos y las modernas prácticas agrícolas han propiciado la desaparición de
muchas especies silvestres y cultivares primitivos de los cultivos agrícolas, con la
consecuente disminución de valiosos recursos genéticos vegetales. Esto impulsó en
la década de los 40, la necesidad de evaluar métodos para restringir esta tendencia
creando organizaciones y estableciendo estructuras especializadas para ese fin. En
muchos países del mundo surgieron los laboratorios de almacenamiento de semillas
para recursos fitogenéticos, con estructuras y equipamiento sofisticados y en donde
la mayoría de las especies de semilla mantienen su viabilidad, aún almacenadas por
largos años (Figura 4). En algunos de ellos usan envases sellados y en otros
abiertos, pero siempre a bajas humedades relativas y a bajas temperaturas,
algunas de ellas menores a –18ºC y un contenido de humedad de la semilla que
fluctúa entre 4 y 7%. Las evaluaciones de viabilidad se realizan entre 2 a 5 años,
dependiendo de la especie, y cuando esta disminuye a niveles peligrosos, los
mismos laboratorios son los encargados de multiplicar la nueva generación.

Con las características de almacenamiento descritas, la mayoría de las especies


mantendrán su viabilidad por largos períodos Sin embargo, para garantizar un
adecuado almacenamiento y reducir al máximo cualquier riesgo, se sugiere seguir
las recomendaciones de J.C. Delouche, quien, producto de sus numerosas
experiencias e investigaciones, las resume a continuación:
1) Guardar siempre semillas de alta calidad.

2) El contenido de humedad de la semilla y la temperatura de almacenamiento, son


los factores más importantes que influyen en el almacenamiento.

3) El contenido de humedad está fuertemente afectado por la HR y en menor grado


por la temperatura del ambiente.

4) El contenido de humedad es más importante que la temperatura.

5) Disminuyendo en 1% el contenido de humedad o en 5ºC la temperatura, casi se


duplica el potencial de almacenamiento.

6) Para un buen almacenamiento se debe seleccionar un lugar seco y fresco,


basando ésta selección en el tipo de semilla a guardar, tiempo de permanencia y su
condición fisiológica.

7) La longevidad de la semilla es una característica genética de las especies.

8) La calidad de la semilla es un factor determinante de la potencialidad de su


almacenamiento.

9) Para un almacenamiento sellado, el contenido de humedad en la semilla deberá


ser de 2 a 3% inferior que cuando es almacenado en condiciones abiertas.

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