Você está na página 1de 2

JUPITER

El sistema astrológico tradicional asoció a los planetas con un cierto elemento, con ciertos
signos astrológicos y con ciertas cualidades materiales, emocionales y psicológicas. Elegimos
hablar sobre Saturno en este caso, porque este planeta tiene su domicilio en Capricornio, el
signo del zodiaco que rige el solsticio de invierno -el cual ocurre el 21 de diciembre este año-,
fecha en la que antiguamente se celebraban las Saturnalias en Roma y las fiesta del Sol Invicto.
El filósofo neoplatónico Porfirio escribió que estas fiestas se celebraban justamente porque
Capricornio "es la puerta de los dioses (o inmortales)". Esto se debe a que en el esquema de
Ptolomeo, en el cual está basada la astrología (y también el esquema hermético), el cosmos
está formado por siete esferas planetarias, siendo la más baja la Luna (la cual rige Cáncer "la
puerta de los hombres"), la cual marca el ingreso de un alma al mundo material, y la más alta la
de Saturno, la cual marca el regreso de un alma al mundo espiritual o a la octava esfera, la de
las estrellas fijas (en el descenso del alma el orden se invierte y Saturno es la primera esfera).
Notablemente, además, este 19 de diciembre del 2017 Saturno ingresa, en su movimiento
aparente zodiacal, a la constelación de Capricornio, signo donde residirá por tres años y donde
se encuentra en plenas facultades. De alguna manera el espíritu del tiempo saturnino
enfatizará el tema de la moderación, el orden, la disciplina y la importancia de construir una
estructura sólida.

Saturno es un planeta de una belleza enigmática, fría y distante. Para los astrónomos y
astrólogos antiguos era el séptimo y último planeta de nuestro sistema solar, aquel que yacía
en el límite, en la fronteras de lo desconocido. Y de aquí tomó seguramente en parte el
simbolismo de ser justamente el planeta, la deidad o el arquetipo de los "límites", aquello que
limita al alma humana pero también el guardián mismo de la puerta al límite de la existencia
con la cual se obtiene la trascendencia. Paradójicamente, Saturno es el planeta del orden y la
razón y de aquello que trasciende la razón y la mente en sí misma. De aquello en lo que todo
orden y razón se aniquila y se aventura al caos, al mar indiferenciado de la unidad, origen de
todo lo manifiesto.

Saturno, además de Capricornio en la astrología tradicional, rige el signo de Acuario y está


ligado al plomo, el metal base que debe de ser transformado en oro. Marca también la etapa
inicial de la gran obra alquímica, conocida como nigredo, en la cual se obtiene la materia prima
para el trabajo de transmutación a través de la putrefacción. Encontramos una asociación con
el elemento tierra ligado a Saturno y el humor melancólico (bilis negra) y el mismo origen de la
palabra alquimia, que algunos autores toman como una referencia a kheme, Egipto, la tierra
negra. Los melancólicos, enseñó la antigüedad vía un texto seudoaristotélico, son las personas
más propensas al estudio de las artes herméticas. Marsilio Ficino, quien tenía a Saturno como
gobernador de su ascendente, y quien sufrió de episodios depresivos que lo llevaron a
consagrarse al estudio de la filosofía y la religión bajo el auspicio de la familia Medici, dice de
este planeta que "no puede significar la cualidad y el lote común de la raza humana, sino que
marca al individuo que ha sido separado de los demás, divino o bruto, bendecido o azotado por
los extremos de la miseria". Ficino, a quien le debemos en buena medida la noción popular que
liga la genialidad con la melancolía, nos dice que estamos sujetos a Saturno a través del ocio, la
solicitud, la enfermedad, la teología, el ocultismo, la superstición, la agricultura, la magia y el
luto". En cierta manera, Saturno nos quita la energía que podríamos utilizar para participar en
el mundo común y en las vanidades bajo el Sol, para llevarnos a las profundidades del alma.
En la astrología antigua se habla de Saturno como uno de los dos grandes maléficos junto a
Marte y generalmente es temido como se teme el castigo de un padre inexorable. El astrólogo
John Frawley asocia a Saturno con la energía de la contracción, algo que también lo liga con la
tierra y por supuesto a la etapa de recogimiento invernal, el frío, la reflexión, el aislamiento. El
astrólogo Austin Coppock considera que la palabra clave de Saturno es la "estructura", el viejo
Padre Tiempo es quien provee el esqueleto para poder construir nuestras vidas de manera
íntegra y conforme a la ley (Saturno está asociado a los huesos en la anatomía según la
astrología y según la medicina china al bazo y al estómago). La astrología moderna le ha dado
el apelativo del "Señor del Karma", en tanto parece ser la autoridad máxima que distribuye los
castigos por los actos que desobedecen las leyes de la naturaleza. Se dice también que Saturno
es el destructor de la ilusiones y ahí donde aparece hace que se muestre la realidad lo que, por
nuestra fantasía y nuestra falta de aceptación, nos parece tan negativo, cuando también
podríamos pensar que al mostrarnos nuestros defectos y obligarnos a enfrentar nuestros
problemas en realidad hace el bien. Saturno, nos dice John Frawley, es el planeta de la justicia,
una justicia no sólo mundana sino en su aspecto cósmico superior.

El día de Saturno es por supuesto el sábado y no ha de extrañar que fuera ligado en la religión
judía con la divinidad suprema. Saturno tiene su exaltación en el signo de Libra y su detrimento
en Cáncer y Leo (los signos opuestos de Capricornio y Acuario). Esto quiere decir que después
de Capricornio y Acuario, Libra es donde Saturno se siente más cómodo; Cáncer y Leo es donde
se encuentra afligido. Ficino recomienda templar un exceso saturnino o una aflicción utilizando
la gracia de Júpiter para mitigar la influencia funesta de Saturno. Esto se puede conseguir
utilizando hierbas, talismanes, música u horas del día consagradas a Júpiter.

Você também pode gostar