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2018

EL PERFIL CRIMINAL O CRIMINOLOGICO

DANIEL
ALEJANDRO
CHAC TEPAL
MATERIA: PERFIL
CRIMINAL
24-11-2018
1

INDICE.

INTRODUCCION………………………………………………………………………….PAG. 2

CONCEPTOS………………………………………………………………………………PAG. 2

TIPOS DE PERFILES……………………………………………………………………..PAG. 3

PERFILES DE AGRESORES CONOCIDOS…………………………………………..PAG. 3

PERFILES DE AGRESORES DESCONOCIDOS……………………………………..PAG. 4

PERFIL GEOGRAFICO…………………………………………………………………..PAG. 6

CONTENIDO DEL PERFIL CRIMINOLOGICO………………………………………...PAG. 7

ESCENA DEL CRIMEN………………………………………………………….PAG. 7

PERFIL GEOGRAFICO….………………………………………………………PAG. 10

MODUS OPERANDI (MO) Y FIRMA……………………………………………PAG. 11

VICTIMOLOGIA……………………………………………………………….PAG. 11

PROBLEMAS DEL PERFIL CRIMINOLOGICO………………………………………PAG. 12

LA PERFILACION EN MEXICO………………………………………………………..PAG. 15

CONCLUSION……………………………………………………………………………PAG. 17

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………………………………………PAG. 18
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INTRODUCCION

El perfil criminal es la disciplina de la ciencia forense que se ocupa de analizar las huellas

del comportamiento en una escena del crimen con objeto de proveer información útil a la

policía para la captura de un delincuente desconocido (Garrido, 2011).

Según el psicólogo alemán Friedrich Dörsch (1976) un perfil es: un “Método grafico de

representación de resultado de mediciones (por ejemplo: cualidades de un sujeto,

puntaciones de un grupo en un test, etc.), presenta la ventaja de poder obtener con un

ojeada una clara idea de los resultados, pero las relaciones están simplificadas”.

El termino perfil criminal fue acuñado en Quántico, Estados Unidos, por la Unidad de

Ciencias del Comportamiento en 1979, y es usado por gran variedad de autores y agencias

estatales internacionales, pero en la actualidad diversos autores prefieren el termino de

perfil criminológico, pues en esta se evidencia la inclusión de la Criminología y, en palabras

de Garrido (2006), es posible denotar la multidisciplinariedad necesaria para un buen

ejercicio de perfilación, como el aporte de profesionales en la psicología, psiquiatría,

criminología, análisis de la información, entre otros.

CONCEPTOS.

Perfil psicológico criminal: Herramienta psicológica que permite el establecimiento del nivel

de personalidad criminal o antisocial de un individuo a partir del análisis y estudio detallado

de sus caracteres conductuales o patrones típicos de comportamiento.

Perfil victimológico: Estudio que a través de la descripción detallada de las características

biológicas, psicológicas y sociales de la víctima o sujeto pasivo del delito, parten de

establecer su nivel de participación o performance en el daño sufrido.

El perfil criminológico consiste en la descripción, la explicación y la predicción de las

características sociodemográficas (edad, sexo, ocupación, etc.), criminológicas (carrera

delictiva) y psicológicas (personalidad, patrones conductuales, motivación, patrones de

pensamiento, etc.) de las personas que han cometido algún delito.


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TIPOS DE PERFILES

Dentro de la investigación criminal existen tres maneras elementales de elaborar los

perfiles:

1. Perfil de agresores conocidos, igualmente llamado perfil criminológico o método

inductivo; 2. Perfiles de agresores desconocidos, perfil psicológico o método deductivo y

3. Perfil geográfico. No se descarta la perfilación victimal, jurídica, criminalística, etc.

Veamos cómo se distingue cada uno de los tres primeros:

PERFILES DE AGRESORES CONOCIDOS.

Perfil criminológico; criminal o método inductivo. Consiste en la caracterización de los

agresores conocidos o población carcelaria para extraer características generales; es

decir, se parte de lo particular a lo general; por ejemplo: si es el investigador que está

elaborando perfiles de agresores dentro de una cárcel, entonces entrevistara a un violador

y nota que no es asertivo, luego a otro y observa lo mismo entonces, si se repite el mismo

patrón, el investigador podrá extraer una característica promedio de los violadores (para

el ejemplo le falta asertividad). Para obtener estos datos, los investigadores realizan

entrevistas por una parte de delincuentes sentenciados por el mismo delito o también

aplicando estudios diversos a criminales violentos condenados sin posibilidad de salir de

la cárcel, para que se brinde amplia información y con esta no tengan nada que ganar o

perder. Además se basan en la observación conductual y en informes de la conducta del

delincuente brindada por otras personas (allegados, victimas o custodios). También se

nutren los investigadores de datos provenientes del expediente judicial y con base en

todas estas fuentes se construye el perfil deductivo. Homant y Kennedy (1998) afirman

que este perfil se usó para la estrategia de entrevista y testimonio de individuos,

determinando si sus características emparejan con las características de una base de

datos de una específica clase de agresores. La ventaja de este modelo es que es un gran
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facilitador de características, pues ofrece premisas con cualidades básicas del agresor

que permite perfilarlo y predecir su comportamiento (Turvey, 1999).

Entre sus ventajas es una herramienta muy fácil de utilizar, no se necesita un conocimiento

especializado en ciencias forenses ni entrenamiento en el ámbito de la investigación de la

conducta criminal, no lleva mucho tiempo y no aplica grandes habilidades analíticas por

parte del perfilador.

En sus desventajas están: el grupo de sujetos pudo no haber estado apropiadamente

muestreado, los sujetos pudieron mentir o falsear los datos que se deben seguir estrictos

controles de medición de las variables en cuestión, incluyendo la validez y la confiablidad

de los instrumentos a través de estrictos modelos de control estadístico; no se incluyen

criminales que lograron evadir la justicia (generalmente más inteligentes y habilidosos),

dichas inexactitudes pueden de manera inapropiada a implicar individuos inocentes.

PERFILES DE AGRESORES DESCONOCIDOS.

Perfil psicológico o método deductivo. Este método, también llamado “análisis de la

evidencia del comportamiento” se desarrolla haciendo inferencias con base en el análisis

de la evidencia psicológica de la escena del crimen. Como su nombre lo indica, se trata

de ir de lo general a lo particular, es decir, premisas generales como la edad del agresor,

la condición étnica de la víctima, las agresiones específicas que el criminal ha hecho a la

víctima como cubrirle la cara o dejar algún tipo de simbología, etc., posteriormente de la

evidencia psicológica se extraen rasgos del agresor, para dar como resultado un perfil

particular. Por ejemplo agresor adulto joven, blanco, sin aparente sentimiento de

culpabilidad, impulsivo, nivel académico medio superior, etc.

Para realizar este perfil resulta de mucha utilidad hacer comparaciones con las

características de otros comportamientos criminales similares de población conocida

(penitenciaria o carcelaria) obtenida mediante el método inductivo (Turvey, 1999).


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Este método se puede usar como un tipo investigativo y adjudicativo, ya que como primera

medida, el análisis de la evidencia conductual puede ser sistemáticamente examinada e

interpretada para los hechos del caso y después de eso puede ser usado para asistir en

el proceso que se ponga a disposición en una corte legal (Turvey, 1999).

El perfil criminal deductivo no implica un individuo específico ni un crimen especifico.

Puede ser usado para sugerir un tipo de individuo con características psicológicas y

emocionales específicas; describe solo las características evidentes en la conducta

criminal a la mano, así como las circunstancias de tal conducta.

Los encargados de hacer perfiles deductivos, recopilan información de la escena del

crimen para analizarla y poder revelar qué tipo de persona lo cometió. Los casos reales

de crímenes no se resuelven por pequeñas pistas, sino por el análisis de todas las pistas

y los patrones del crimen. El perfil criminal desconocido interpreta la evidencia forense que

incluye observar la escena del crimen, tomar fotografías, reportes de autopsia, fotografías

de la autopsia, además del estudio individual del agresor y la victima partiendo de los

patrones de conducta se deduce de las características del agresor(es), la demografía,

emociones y motivaciones (Turvey, 1999).

El método de perfil deductivo incluye dos fases:

1. La fase investigadora: en la que como su nombre lo indica se investiga todo lo que

tiene que ver con las evidencias ya sean físicas o conductuales.

2. La fase de ensayo: Esta fase se involucra el análisis de evidencias conductuales

de crímenes conocidos donde ya existe un sospechoso, por esta razón la meta es

auxiliar en el proceso de entrevista o interrogatorio y a desarrollar la visión de la

fantasía de la mente del ofensor.

Como se observa, las deducciones de lo que puso haber pasado en la escena criminal

son teórica o empíricamente conducidas por la actividad de investigación y prueba

hipótesis, en la mayoría de los casos, se encuentra sostenida en la experiencia personal.


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PERFIL GEOGRAFICO.

Relacionado con las características físicas del lugar, podría llamarse perfil de la escena

del crimen, ya que intenta generalizar la vinculación de las localizaciones de las escenas

de crimen con la probable residencia de un agresor desconocido. Aunque este tipo de

perfil es predominantemente empírico, emplea el concepto de mapa mental y trata de

reconstruir una representación psicológica relevante de las áreas del crimen en donde el

agresor se sienta confortable (Homant, 1998). El Doctor en psicología forense Kim

Rossmo (1997) citado por Hotman (1998) afirma que en el perfil geográfico es de gran

ayuda para refinar el perfil de la escena del crimen, ya que lo se intenta es generalizar la

vinculación de la escena del crimen con la posible residencia del agresor, además de

ayudar a formular el mapa mental.

De esa manera el perfil geográfico pretende contestar relevantes preguntas como: ¿Dónde

es más probable que seleccione a sus víctimas? ¿Cómo se desplaza el criminal? ¿Cuál

es la zona más probable para la base de operaciones del criminal? ¿Dónde puede ser el

siguiente ataque? Vicente Garrido (2006) dice que incluso; “se puede deducir el tipo de

trabajo que tiene combinando los lugares y las horas en las que mata (alguien con un lugar

de trabajo y horario estables es improbable que pueda atacar en lugares distantes y en

horarios variables)”. Se estudia cómo se desplazan los delincuentes a la hora de cometer

sus agresiones manteniendo que estos desplazamientos están condicionados por la

experiencia que el delincuente tiene en la zona en la que vive o trabaja “mapa mental”.

Para entender no solo habrá que estudiar la escena del delito sino las rutas de acceso, de

salida, las horas de los ataques, el tipo de víctima y la manera en que ataca.

El psicólogo británico y profesor de la universidad de Liverpool David Canter desarrollo la

hipótesis del circulo según el cual hay una alta probabilidad de que el agresor viva en una

zona determinada por un circulo trazado a partir del diámetro que une los dos crímenes

más alejados, con una tendencia a que su hogar o zona de operatividad, se situé en el
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centro del mismo a su vez, el ahora asesor de varios departamentos policiales Kim

Rossmo a través de análisis matemáticos establecido el principio de decaimiento de la

distancia, que predice que a medida de que el victimario aumenta el desplazamiento para

cometer sus crímenes, la frecuencia de los mismos disminuye ya que con la distancia

aumenta también los riesgos y los costos psicológicos (inseguridad). Otra de las

aportaciones de Kim Rossmo fue señalar la existencia de un área muy próxima a la

habitación del delincuente a la que llamo zona de protección, donde no se protagoniza

ningún ataque para no ser reconocido.

Los tres tipos de perfiles descritos no están reñidos entre si y en muchas ocasiones se

puede tener una buena y más confiable conclusión al perfilar si se extrae información

aplicando las tres técnicas en combinación.

CONTENIDO DEL PERFIL CRIMINOLOGICO.

La metodología planteada por el FBI, al ser una de las más sobresalientes ha generado

muchas dudas y contraposiciones por diversas escuelas que realizan perfiles como

servicio para la policía, independientemente de esto, los diversos expertos coinciden en

los conceptos principales que se deben tomar en cuenta cuando se realiza un perfil:

a) escena del crimen, b) perfil geográfico, c) modus operandi y firma y d) Victimología

(Garrido, 2006). En los siguientes incisos se definirán los siguientes conceptos:

ESCENA DEL CRIMEN.

El análisis de la escena del crimen se basa en el principio de la transferencia desarrollado

por Edmond Locard (1928), el cual plantea que cuando un criminal interactúa con la

víctima, algo de él se transfiere a esta y a la escena, así como de manera inversa, algo de

la víctima y del escenario se transfieren a él; para el caso de la perfilación criminológica,

se analiza la evidencia física y la psicológica, con el propósito de conocer el

comportamiento que tuvo el individuo en el momento de cometer el delito.


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Dado que agresor y víctima han coincidido en un mismo lugar, es importante preguntarse

si este tenía relación o algún significado especial para alguno de ellos; por ejemplo si era

un sitio conocido o desconocido para ambos, si trabajaban o adelantaban alguna otra

actividad cotidiana allí, etc. (Turvey, 2008), esta información es relevante para desarrollar

los perfiles geográficos y se aborda en seguida.

La escena del crimen se entiende como el contexto en el cual ocurre el delito y donde

agresor y víctima coinciden. El estudio de lo que ha sucedido en el lugar de los hechos

permite proponer hipótesis de lo que paso durante la interacción agresor/victima. La

manera de interactuar, el tipo y arma empleada, la cantidad y la ubicación de las heridas

causadas aportan información indispensable para conocer el comportamiento de quien ha

cometido el delito. El supuesto subyacente a la elaboración de los perfiles es que existe

consistencia en el comportamiento a lo largo del tiempo, de tal forma que la manera que

se comporta un delincuente con su víctima puede decir mucho de su conducta con otras

personas y en otras circunstancias no delictuosas.

Canter propone a partir de la teoría narrativa de McAdams (1988), que algunos aspectos

del comportamiento del delincuente se mantienen estables en diferentes delitos y en otras

esferas de la vida del individuo. Según esta teoría, las personas viven sus vidas como una

historia en la que son aquellas el personaje central y en la cual es posible identificar

algunos temas que puedan explicar su conducta. Esto implica el estudio de los perfiles,

significa que las acciones y rasgos presentes en los escenarios del delito son un reflejo de

la historia general del delincuente (Canter, 1989).

Con base en teorías sobre la interacción social, Canter (1984) explica que estas historias

muestran estrategias que el individuo ha aprendido durante su vida. Según su

planteamiento, las personas cuentan con un guion o esquema cognitivo que emplea para

relacionarse con los demás y que ha sido aprendido a través de la experiencia.


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Como lo explica Garrido (2000), el guion es el resultado del almacenamiento cognitivo de

experiencias que se repite frecuentemente. Así, las personas reaccionan de manera rápida

ante las situaciones utilizando este guion y no pensando en lo que debería hacer en cada

situación. Estos guiones o estrategias cognoscitivas se verían reflejados en los temas

identificados en las escenas del crimen y en las características de los delincuentes, de

modo que la manera en que los sujetos se relacionan con sus víctimas debería proveer la

información sobre la forma en que el sujeto se relaciona con otras personas en su vida.

De acuerdo con el modelo de FBI considerado el más popular en la elaboración de perfiles

criminológicos, el principal supuesto es la existencia de dos tipos predominantes de

escenas del delito: las organizadas y las desorganizadas. Según este planteamiento las

características de la escena de los crímenes están relacionados con las características de

los responsables.

De acuerdo con la propuesta del FBI, los delincuentes organizados son metódicos,

inteligentes, controlados y competentes socia y sexualmente. Estas personas están

motivadas por el deseo de control y de dominio, por eso buscan humillar a sus víctimas al

usar la violencia instrumental. Las escenas organizadas indican que el autor del delito

planea sus acciones y hace esfuerzos por ocultar la evidencia, además parece elegir un

tipo particular de víctima, ya que tiene un significado especial para él, y trato con ellas

suele ser personal. La escena desorganizada caracteriza a personas impulsivas,

incompetentes social y sexualmente, poco inteligentes que padecen alguna enfermedad

mental y que actúan en general buscando gratificación sexual. Estos sujetos no planean

sus ataques ni se preocupan por los rastros que dejen en la escena del crimen hay mayor

probabilidad de agresión brutal y rápida. La selección se sus víctimas es aleatoria, y no

parece tener un significado especial para el agresor; la interacción es mínima, y suele

tratarlas como un objeto (despersonalización).


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PERFIL GEOGRAFICO.

Es el segundo elemento considerado en la perfilación criminológica; pretende describir el

lugar en donde reside, actúa, transita y delinque el criminal. Esto puede dar un idea acerca

del mapa mental del agresor, pues su calle, su casa, su barrio y su ciudad también están

descritos en función de las experiencias que allí atenido el agresor. El sustento teórico del

perfil geográfico se basa en el constructo de mapa mental o mapa cognitivo que de

acuerdo con Milgram (1977) se refiere al dibujo que una persona tiene en su mente de una

ciudad, las calles, los barrios, los parques y los diversos lugares de determinada

importancia, que representa cada uno, una carga emocional conjunta para él.

Los perfiles geográficos tienen su importancia en la Criminología y Psicología ambientales,

en particular en lo que se le denomina la teoría de las actividades cotidianas, el hogar, el

trabajo, el sitio de reunión con los amigos, y de las rutas que utiliza para desplazarse, por

ejemplo el trayecto de la casa al trabajo.

El conocimiento de ciertas zonas y su representación mental permite cierto grado de

control y predicción; es decir, en los lugares conocidos se sabe que cosas buscar y como

encontrarlas. En el caso de los delincuentes, es más probable que cometan sus crímenes

en zonas que conocen, porque ahí sabrán donde buscar a sus víctimas y que sitios pueden

ser más seguros para cometer sus delitos.

En palabras de Jiménez (2006), el perfil geográfico supone que el criminal ataca solo en

sectores en donde se siente seguro, le es fácil de escapar y su víctima tiene menos

posibilidades de huir, por lo que su zona de actuación le es familiar para él, ya que es

donde se siente seguro y cómodo para cometer los crímenes. La utilización del perfil

geográfico permite reducir la lista de sospechosos según el área de perfil arrojada, así

como dirigir estrategias de patrullaje específicas para la policía.


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MODUS OPERANDI (MO) Y FIRMA.

En tercer lugar se encuentra el análisis del modus operandi (MO) y firma del criminal. El

MO se refiere al método que utilizo el criminal para llevar acabo su crimen y las acciones

y conductas que componen, de inicio a fin, la comisión de un delito. Conocer el MO puede

ofrecer información acerca de cómo se efectúa el crimen y características psicológicas

pueden estar presentes: planificación, inteligencia, posible profesión, perfeccionismo entre

otras (Jiménez, 2006). El modus operandi contiene conductas aprendidas, por lo que

puede variar lo largo del tiempo, ya se perfeccionándose o deteriorándose, en caso de que

el criminal presente algún trastorno mental que menoscabe su ejecución.

Algunas características del MO, como las estrategias para aproximarse a la víctima, el

método usado para controlar, la evidencia de asalto sexual, el tipo de arma usada para

causar la muerte y las características de las victimas seleccionadas, han demostrado ser

útiles en la elaboración de los perfiles, dado que se han encontrado consistencia en estas

a través del tiempo y en diferentes delitos cometidos por el mismo sujeto.

Por otra parte, la firma requiere porque el individuo comete el crimen. La firma es la

relación psicológica que permite conocer que quiere el agresor con el crimen y cuáles son

sus necesidades psicológicas.

El MO y la firma permiten acercarse a la motivación del agresor, a las necesidades que

pretende satisfacer a partir de la comisión del delito, y con ello tener una mejor idea de

sus características personales.

VICTIMOLOGIA.

Finalmente la Victimología, es otro aspecto importante para tener en cuenta cuando se

hace un perfil criminológico. La víctima es quien presencia y sufre en primera persona el

crimen, sobre ella se plasma el MO y la firma del criminal. Si sobrevive puede aportar

información valiosa para identificar y capturar al criminal, si la persona muere debe de

hacerse una autopsia psicológica (Morales, 2006), donde se recojan los aspectos más
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importantes en el ámbito personal, familiar, social, económico y laboral de la víctima. Con

esta información se puede conocer la forma en que la víctima y el agresor se relacionaban

y la huella psicológica que el agresor plasmo. El asesino usa a la víctima para contar su

historia, satisfacer sus necesidades y fantasías, para mostrar cuál es su conexión con el

mundo, aspectos que puedan llevar a evidenciar a través de la víctima (Jiménez, 2006).

En cuanto a las victimas la investigación sugiere que los delincuentes seriales las eligen

de acuerdo con unas ideas preterminadas de edad, sexo, apariencia, grupo étnico,

actividad peculiar, etc. (Garrido, 2000). De manera general las víctimas de los asesinos en

serie suelen ser vulnerables y fáciles de controlar, como en el caso de mujeres jóvenes,

infantes, vagabundos y prostitutas (Egger, 1984).

PROBLEMAS DEL PERFIL CRIMINOLOGICO.

En la actualidad, el problema fundamental que tiene el perfil es el de construirse en su

disciplina con un método definido, aceptado por todos, que descanse en la validez de los

procedimientos (eso es, que exista una lógica racional que establezca como proceder) y

en la comprobación de la utilidad o eficiencia de su aplicación (es decir, que pruebe de

modo empírico que tal procedimiento provee resultados en las investigaciones reales).

Esta es la razón por la que actualmente los perfiladores se ufanan en evitar saltos de

deducción o inferencias que pudieran ser fantasiosas o poco acreditadas, al estilo de las

deducciones sorprendentes que hicieron famosos y éxitos de ventas de libros de los

perfiladores del FBI, como El que lucha con monstruos, de Robert Ressler, o Mindhunter,

de John Douglas.

La dificultad fundamental que está detrás de la validez y la eficacia de esta técnica o

disciplina forense se relaciona con el problema de la consistencia. Existen dos tipos de

consistencia:

1. La consistencia en el actuar criminal del sujeto en las diferentes escenas del

crimen. Aquí el problema está en ser capaces de afirmar que un asesino o violador
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(o cualquier otro tipo de delincuente que actué de forma serial) mostrara un patrón

en todas las escenas, de tal modo que podamos vincular a esas escenas a un

único autor. Este presupuesto es que fundamenta el llamado “análisis de

vinculación”.

2. La consistencia o proyección de los atributos del criminal en su comportamiento en

la escena del crimen. Este es el punto más débil del método, el más difícil de

realizar con veracidad, porque exige demonstrar que la personalidad y el estilo de

vida del sujeto, junto con otros atributos como la edad y el sexo, definen un conjunto

de obsesiones y necesidades que se plasman necesariamente en sus actos

criminales, es decir, en las huellas de comportamiento que dejan en la escena del

crimen.

Para determinar ambos tipos de consistencia resulta crucial el análisis del modus operandi,

de la firma del delincuente y del perfil geográfico. Así (a modo de ejemplo), podemos llegar

a precisar que un asesino ha cometido cinco crímenes porque identificamos, a pesar de

las diferencias o variaciones que apreciamos en cada uno de ellos, un mismo modus

operandi y una misma firma, y entendemos que su ubicación habitual estimada (residencia

o lugar de trabajo) está dentro de los paramentos especiales predichos. Pero, por otra

parte, si llegamos a poder afirmar que (de nuevo como ejemplo) “el asesino tiene

experiencia delictiva dado que las conductas que vierten en las escenas son todas muy

controladas y muestran una clara premeditación”, entonces esta afirmación solo ser

verdadera si hay una correspondencia (o consistencia) entre tener “experiencia delictiva”

y “actuar de forma controlada y premeditada en la comisión del crimen”. Esto es

justamente lo que nos permite definir un perfil, nuestra convicción de determinados

asesinos (o violadores, incendiarios, etc.) se expresa de un modo peculiar en la escena

del crimen.
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La investigación, en la actualidad, muestra que, en efecto, los delincuentes tienen una

consistencia más o menos importante cuando cometen sus delitos, lo que se ha

comprobado en el caso de homicidas, violadores, incendiarios y ladrones de diferentes

tipos. Es decir la primera de las hipótesis (la consistencia en la actividad criminal o la

existencia de un patrón que se repite en diferentes crímenes) cuenta con un importante

apoyo empírico, si bien está lejos de ser perfecta.

Una razón importante de esta variabilidad comportamental de los sujetos en los diferentes

crímenes es que los delincuentes cambien y evolucionan. Además, pueden reaccionar de

formas diferentes si las víctimas o las circunstancias se han salido de lo normal o de lo

esperado por el delincuente. Este elemento situacional o con textual y de aprendizaje es

siempre una amenaza que debe considerar el perfilador, amenaza que afecta tanto al

hipótesis de la consistencia de la escena del crimen como a la hipótesis de la

correspondencia entre los atributos socio/psicológicos del criminal y sus conductas en

esos escenarios.

Verde y Nurra han definido el proceso por el que el perfilador realiza el espacio de estudio

de la escena del crimen a la descripción del delincuente desconocido como un proceso

hipotético denominado de “abducción”, según el cual de los antecedentes o datos de que

se dispone nunca se tiene la seguridad de que lo que se concluye sea cierto. Por ello, en

su opinión, la veracidad de los hallazgos de los perfiladores siempre será una cuestión de

probabilidad. Ellos plantean el siguiente ejemplo para ilustrar porque el modelo de

inferencia seguido en el perfil criminológico es el de “abductivo” o probabilista:

1. Si el patrón de conducta X (modus operandi y firma) se ha observado en el crimen

actual (resultado)

2. Y muchos asesinos conocidos con el perfil psico/sociológico “A” han mostrado este

patrón de conducta X en el pasado (Regla)


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3. Entonces es posible que un asesino desconocido con el mismo perfil

psico/sociológico “A” de los asesinos conocidos haya cometido el crimen actual

(Inferencia abductiva aplicada al caso de la investigación).

Entonces, para estos autores, el tipo de razonamiento adoptado por los perfiladores

mediante las inferencias abductivas se corresponde con una estructura narrativa en donde

estos “deben por consiguiente organizar la información dentro de un todo orgánico

mediante su encaje dentro de una trampa de acciones y eventos que no es solo

estructuralmente similar a una narración, sino que “es” una narración”. Y más adelante

señalan: “El perfilador, en su esfuerzo por comprender la conducta de un delincuente en

la escena del crimen, recoge, evalúa y conecta diferentes conjuntos de datos, crea una

narración la cual nunca se podrá corresponder del todo a los hechos realmente acaecidos”.

Ahora bien, digamos que el perfilador no necesita que su narración sea “completamente”

cierta en relación con lo que realmente sucedió, sino que basta, para probar su utilidad y

eficacia, que los hechos que suministre a la policía con su relato supongan un impulso en

la dirección correcta hacia la resolución del caso, es decir, hasta la captura del delincuente

desconocido.

LA PERFILACION EN MEXICO.

Si bien se utiliza la en el análisis de homicidios seriales, aun es poca la generación de

conocimientos con base en el estudio de grandes muestras. Ejemplo de estos análisis son

el de Gilberto Ortega y Juana Barraza. El primero un homicida serial de infantes de

Chihuahua, cuyo caso ha sido estudiado y publicado por el investigador Jesús Vaca. En

su análisis se considera tanto la entrevista realizada al implicado como el contenido de su

diario, para revelar su personalidad y comprender aquellos factores que pudieron

determinar su comportamiento violento y extremo. Este análisis está plasmado en el libro

La máscara del asesino (Vaca y Dzib, 2012). En el segundo caso se entrevistó y se

hicieron pruebas neuropsicológicas a una mujer que asesino al menos 17 mujeres adultas
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mayores en Ciudad de México. Este caso está muy bien documentado por el historiador y

criminólogo Martin G. Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales de

la misma ciudad, en su libro El nudo del silencio (2006), y por la neurocientífica Feggy

Ostrosky, directora del Laboratorio de Psicofisiología de la Universidad Nacional

Autónoma de México, en su libro Mentes Asesinas (2008).

Los perfiles criminológicos también han demostrado ser útiles para comprender un

fenómeno delictivo y el papel de cada uno de los participantes en su desarrollo. En un

investigación llevada por Godoy, Dzib y Sánchez (2011), sobre el feminicidio en Yucatán,

se retomaron datos y estadísticas de la INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía

e Informática de México), y de diferentes instituciones gubernamentales que tenían

información sobre el tema objeto de estudio. La técnica del perfil se tomó como un

referente metodológico para analizar las muertes violentas en la ciudad de Mérida, capital

del estado de Yucatán, México. Así, teniendo en cuenta elementos como el modus

operandi, la escena del crimen, la información de las víctimas y las características del

agresor, los autores concluyeron que la manera en que los medios de comunicación

abordan el tema del feminicidio en Mérida fue errónea, puesto que exageraron la

incidencia de muertes violentas de mujeres en esta ciudad y no tuvieron en cuenta que

estas se dieron principalmente como resultado de accidentes de tránsito. En esta

investigación, la perfilación criminológica no se utilizó como un medio para conocer las

características de un delincuente, reconocerlo, capturarlo o judicializarlo, sino que se usó

como una herramienta base, que permitió la caracterización de un delito; es decir, la

identificación del modus operandi, las víctimas y los victimarios de las muertes violentas

de mujeres. Esto demuestra que la utilidad de la técnica de perfilación no se limita a la

identificación de asesinos y/o violadores sexuales en serie, como se mencionó

previamente, sino que también permite explicar y reconocer diversos delitos y sus

dinámicas. Igualmente es importante señalar que dentro de las limitaciones más


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importantes de esta investigación, se encontró la escasa información disponible en los

expedientes judiciales, lo que dificulta el análisis y la identificación de determinadas

variables.

CONCLUSION.

La perfilación criminal o criminológica es una herramienta importante en el ámbito de la

ciencia forense pero a pesar de sus aportaciones en dicho ámbito tiene problemas a la

hora de su aplicación, fundamentación y metodología, puesto que se refiere que carece

ciertamente de estas al momento de su aplicación siendo en el ámbito tanto jurídico como

forense sea válido ante las dichas áreas, puesto que actualmente en los juicios de oralidad

es muy importante dar una fundamentación y explicación solida ante el juez, la fiscalía y

la defensa según sea el caso, aunque bien es cierto que hay métodos que incluso usan

fórmulas de las ciencias exactas como son las matemáticas que se aplican en el llamado

perfil geográfico, que viéndolo así puede tener una mejor fundamentación, en lo que

respecta al perfil criminal o criminológico aún le falta mucho camino por solidificar la

aplicación, fundamentación y metodología, en cuestión de México en la perfilación al

parecer va por buen camino en su aplicación en la perfilación criminal o criminológica en

diferentes ámbitos que se presentan ya sea de manera delictiva o de problemática social.


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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

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CON CIENCIA CRIMINAL, NORZA CESPEDES, ERVYN Y EGEA GARAVITO, GLORIA,

1RA. ED., BOGOTA, MANUAL MODERNO, 2017

DICCIONARIO ELEMENTAL DE CRIMINALISTICA, CRIMINOLOGIA Y CIENCIAS

FORENSES, CCAZA ZAPANA, JOSEPH EMERSON, MEXICO, D.F., FLORES EDITOR

Y DISTRIBUIDOR, S. A. DE C. V., 2013

PERFILES CRIMINOLÓGICOS: EL ARTE DE SHERLOCK HOLMES EN EL SIGLO XXI,

MORALES, LUZ ANYELA, MUÑOZ-DELGADO, JAIRO, SANTILLÁN, ANA MARÍA,

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3, MAYO-JUNIO 2007. PDF

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