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“LA
ECOR REG IO N
IB ERA”
Año 2007
“La ecorregión Iberá”
INDICE
INTRODUCCION
HIPOTESIS
OBJETIVOS
CARACTERISTICAS GENERALES
Mapa
PROCESOS GEOMORFOLOGICOS
Origen geológico y relieve
HIDROGRAFIA
Estructura Hidrográfica
Laguna Iberá
Mapas
Función hídrica
CLIMA
Tipo de clima
Temperaturas
Precipitaciones
FLORA Y FAUNA
Flora
Fauna
Especies amenazadas
POBLACION
Población originaria
Aspectos socio-demográficos
Actividades económicas
SITUACION AMBIENTAL
Riesgo para los Esteros del Iberá
Reserva Natural Iberá
Mapas
CORROBORACION DE HIPOTESIS
CONCLUSION
ANEXOS
FUENTES Y BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
Iberá (“agua que brilla”) es la palabra en idioma guaraní con la que los aborígenes
designaron a las enormes lagunas comprendidas en un extenso paisaje palustre. El
microsistema Iberá comprende un complejo de ecosistemas con predomino de los
ambientes palustres (esteros y bañados) que interconectan extensos lagos poco
profundos, unidos por cursos de agua de distinto orden. Por su posición estratégica en el
noreste de la Argentina y por su extensión es una de los principales fuentes superficiales
de agua limpia de nuestro país.
HIPOTESIS
“La modificación sufrida en las pasturas naturales de los Esteros del Iberá es producto
de la vulnerabilidad de los procesos naturales ante la acción antrópica de practica de la
actividad agropecuaria”
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS PARTICULARES
ORIGEN GEOLOGICO
La región del Iberá se ubica en la depresión central, flanqueada por terrenos más altos
de carácter geológicamente diverso en las márgenes de los ríos Paraná y Uruguay, que
constituye el centro de la provincia de Corrientes. Toma la forma de una ancha llanura,
de pendiente apenas superior al 1‰ que permite un lento desagüe en dirección noreste-
sudoeste.
La formación del sistema no se conoce con exactitud. El lecho del Paraná está excavado
sobre un sustrato de basalto poroso que presenta fracturas importantes en varios puntos;
la mayor de estas fallas secciona diagonalmente la totalidad de la provincia de
Corrientes, e intersecta el lecho del Paraná unos 90 kilómetros río abajo de la ciudad de
Posadas con una pared basáltica de considerable espesor. Se especula con que la
presencia de esta pared desviaba antiguamente el curso del río, llevándolo en dirección
sudeste por los bajíos que hoy componen el sistema del Iberá y dando origen a la
morfología actual de la zona. El cauce del río habría tomado su forma presente una vez
la erosión hizo practicable el flujo a través del banco rocoso de los saltos de Yacyretá-
Apipé. También la erosión eólica habría ayudado a deprimir las lomadas y cuchillas que
surcan los esteros.
Avala esta teoría el origen aluvionario del suelo, compuesto por capas de arena y limo
sobre un fondo impermeable de arcilla que impide el drenaje directo de las aguas. El
estrato superficial actual está conformado por arenas de origen fluvial, acumuladas entre
el Plioceno Superior y el Pleistoceno Inferior 1.
La escasa pendiente y la densidad botánica en los cuerpos de agua hacen que el drenaje
del sistema sea marcadamente lento; el agua fluye poco a poco hacia el sudoeste, hasta
desaguar a través del río Corriente y el Miriñay, hacia las cuencas del Paraná y el
Uruguay respectivamente2. Las lluvias frecuentes, sobre todo durante la primavera y el
otoño, reponen el nivel de los esteros, que no ha mostrado tendencias a la modificación
en los últimos años; se mantiene así estable, aunque con variaciones estacionales, el
nivel hídrico. Las precipitaciones anuales están en el orden de los 1.200 a 1.500 mm,
mientras que la evaporación se eleva a los 1.000 mm en un plazo equivalente.El relieve
del fondo es en general aplanado, a una altura promedio de 65 msnm.
Los rasgos geomorfológicos más destacables son las lagunas de diversa conformación
que componen el eje principal de la cuenca, conectadas entre sí por riachos y rodeadas
de bañados permanentes. Los ambientes son sobre todo leníticos permanentes,
representados por las lagunas y esteros, con algunas zonas temporales periféricas y
extensas áreas de transición semianegadas de manera permanente, y secciones lóticas
representadas por los canales de desagüe que los conectan.
HIDROGRAFIA
ESTRUCTURA HIDROGRAFICA
A lo largo del arco de la zona pueden distinguirse varias lagunas o esteros permanentes
de diversas extensión, de las cuales las más amplias son la epónima Iberá, y la laguna
Luna, a cuyas orillas se ubica el pueblo de Colonia Carlos Pellegrini. Las lagunas
Fernández, Galarza, Medina, Paraná y Trin superan también los 15 km²;. El sistema de
lagunas es de muy escasa profundidad, por lo general, aunque en épocas de creciente
pueden alcanzar los tres metros. Con ellas se alternan escasas áreas de tierra seca,
mayormente lomadas bajas y arenosas, y una gran extensión de bañados, es decir,
terreno anegable o anegado.
El perfil exacto de la superficie firme varía constantemente; sumado a la continuidad
visual entre la tierra firme y las cañadas —dada tanto por la gran cantidad de vegetación
semisumergida como por la formación de embalsados, enmarañadas formaciones de
vegetación flotante a las que la acumulación de tierra de origen eólico y el
entrelazamiento de las raíces dota de solidez suficiente para caminar sobre ellas—, la
orientación se hace extremadamente difícil.
LAGUNA IBERA
LAGUNA IBERA
Superficie (km2) 52
Volumen (hm3) 166.4
Profundidad Media (m) 3.2
Longitud de la Costa (km) 45.5
Laguna Iberá
Laguna Iberá (Corrientes,
Argentina)
Superficie aproximada 24.550 ha.
FUNCION HIDRICA
El río Corrientes es el único desague natural y vuelca su caudal en el Paraná. De la
evaporación y la transpiración se encarga el entramado vegetal, favorecido por la
relación que existe entre su gran extensión y la escasa profundidad del agua. De esta
forma, el sistema de los esteros funciona como una eficiente represa reguladora.
Los Esteros del Iberá son un depósito de agua estancada, con una profundidad que no
supera los tres metros y se encuentran cubiertos por plantas acuáticas.
Los aguapés, las amapolas, y las lentejuelas de agua, son algunas de las especies
flotantes que cubren la superficie de las lagunas, formando camalotales.
Los mismos dan origen a los embalsados, y sobre su entretejido vegetal se deposita la
tierra que permite el arraigo de las plantas. Algunas de estas islas flotantes llegan a los
dos metros de espesor y se puede caminar sobre ellas.
Otros ambientes propicios de la región son los bañados, formados por la acumulación
temporaria de agua. El excedente sólo queda en las lagunas permanentes como Iberá,
Fernanadez, Luna, Galarza, entre otras.
El sistema del Iberá tiene más de 60 lagunas que constituyen entre el 20 y el 30 por
ciento de la superficie total. Cuentan con 2 o 3 metros de profundidad, y tienen sus
costas formadas por embalsados.
CLIMA
TIPO DE CLIMA
TEMPERATURAS
La temperatura media del mes de julio (el mes más frío del año) varía entre 15 º C y 16 º
C. En verano, la temperatura media de enero es de 26.5 ºC.
PRECIPITACIONES
Las precipitaciones medias anuales promedian los 1500/1700 mm, siendo las
precipitaciones estivales (noviembre a marzo) ligeramente superiores al resto del año,
con unos 600 a 700 mm.
Hubo un importante aumento del volumen anual de lluvias, que pasó de una media
histórica de 1300 mm/año a 1700 mm/año, debido al cambio climático ocurrido a
comienzos de 1970.
FLORA Y FAUNA
FLORA
Dotados de una gran diversidad de especies propias de la región, recorriendo los Esteros
del Iberá, el visitante podrá acercarse a un mundo mágico y sin igual, donde las bellezas
naturales lo llenarán de sensaciones nuevas, únicas.
A simple vista, los camalotales, juncales y embalsados llaman la atención por sus
dimensiones y cantidad. Atraen las miradas los palmares de yatay, selvas en galerías e
isletas de bosques hidrófilos, lapacho negro, higuerón, urunday, viraró, timbó, laurel
negro, quebracho blanco o guabiyú.
Sobre la superficie de las aguas de los Esteros del Iberá, se pueden ver irupés o
nenúfares, camalotes, lentejas, repollitos, lirios y jacintos de agua y helechos pequeños.
Por encima de los embalsados, pajonales achiras, yuyales y pequeños árboles de suelos
húmedos como los sarandíes, laureles, y el pehuajó o totora grande. Mientras que en las
islas se observan algunas especies agrupadas como ombúes y hierba gigante, a la que se
la considera originaria del Iberá.
Por las costas de los esteros se dejan admirar los jacarandaes y lapachos, ceibos y
sauces, curupíes y timbóes, guayabíes y urundayes, espinillos.
Yatay, pindó y caranday, son las especies de palmeras más comunes y numerosas dentro
de la flora de los Esteros del Iberá.
FAUNA
Adentrándose a los Esteros del Iberá, se dejan apreciar a simple vista especies de todo
tipo, mamíferos, aves, reptiles, batracios, peces y también insectos.
La Reserva Natural del Iberá guarda en sus aguas al yacaré negro de hocico angosto y
al yacaré ñato u overo, de hocico ancho, las dos especies de caimán de la Argentina.
Con el lobito de río, el aguará guazú, y el ciervo de los pantanos, constituyen las
cuatro especies denominadas Monumentos Nacionales de la Provincia de Corrientes.
Las constrictoras boas del agua o curiyú, las ñancaninás, las culebras verdes o las
yararás pueden observarse sobre los embalsados, escondidas entre la exuberante
vegetación.
Los Esteros del Iberá son el hogar del roedor más grande del mundo: el carpincho. Este
mamífero alcanza a vivir alrededor de 20 años y llega a pesar unos 60 kilos.
Los visitantes de la Reserva Natural del Iberá, tienen la posibilidad de observar una
multiplicidad de animales silvestres en su estado natural, como: el osito lavador o
aguará popé, corzuela roja y parda, monos carayás o aulladores, gato de los
pajonales y monteses, zorros grises chicos, y zorrinos.
Además de hurones, comadrejas, liebres, vizcachas; armadillo negro o tatú, peludos,
mulitas, cuises, ratones de campo, tucu-tucos y lagarto overo, lagartijas, y tortugas.
En los Esteros del Iberá, conviven además centenares de especies de aves, su
abundancia y colorido atraen inmediatamente la atención de quien visita este lugar.
Sus aguas calmas dejan maravillar a los visitantes con inmensos cardúmenes de
pequeños peces que nadan en los cursos de agua junto a tarariras, anguilas, palometas
o pirañas, bogas, sábalos, bagres, dientudos, y el resto de su rica fauna íctica.
Al caer la noche en los Esteros del Iberá, resalta en el ambiente la actividad de los
anfibios, como el gran sapo buey o cururú. Llenando de magia los aires de los Esteros
del Iberá multicolores mariposas dan la bienvenida a los turistas y presentan a este
paraíso natural de una manera exclusiva.
Flora y fauna autóctonas de los Esteros del Iberá, provincia de Corrientes.
ESPECIES AMENAZADAS
Del total de las especies de aves, se considera que dieciocho se hallan amenazadas, una
de ellas en peligro crítico, dos en peligro y siete han sido calificadas como vulnerables.
Entre las especies de mamíferos consideradas en peligro de extinción -registro de la
Convención Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres
(CITES)- se encuentran el aguara guazú (Chrysoyon brachyurus), el gato onza
(Pantera onca), el gato montés (Herpailurus jagouroundi), el lobito de río (Contra
longicaudis) y el guazuncho (Mazama gouazoubira). El carpincho (Hydrochaeris
hydrochoerus) se encuentra en un estatus de riesgo menor, si bien sus poblaciones son
más pequeñas que en otros humedales como en el Pantanal.
Carpinchos en la Reserva Natural del Iberá
POBLACIÓN
POBLACION ORIGINARIA
Siguiendo con el relato del poblamiento de los Esteros, llegamos a etapas más
contemporáneas.
A partir de mediados del siglo XIX comienza un proceso de mestizaje, como
consecuencia del establecimiento de colonos de origen europeo. La mayor parte de los
pobladores trabajaban como peones de estancia, al no poder acceder a la propiedad de
las tierras.
Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX se concretó un plan del gobierno
provincial para la adjudicación de tierras. Pero los colonos que accedían a los terrenos
que adjudicaba el Estado eran unos pocos, y el mestizo habitante de los Esteros quedaba
excluido de la adjudicación legal de tierras, que por lo general eran las más aptas para la
ganadería, y debía subsistir con sus antiguas prácticas de caza y pesca en la zona
ribereña.
La situación actual no ha cambiado demasiado, y conviven establecimientos ganaderos
con pequeños productores que subsisten apenas con la pesca y caza. Sumado a esto,
hacia 1983 la restricción para la caza y posterior comercialización de pieles, diezmó aún
más a los pobladores de los Esteros, cuyo número disminuyó y sigue disminuyendo
aceleradamente, ya que quiénes se dedicaban a la caza migraron en busca de otras
formas de supervivencia.
ACTIVIDADES ECONOMICAS
Es importante observar que dentro de los Esteros el 60% de las tierras se encuentran en
manos privadas, de ellas el 90% se ubican en zonas no anegables y aptas para la
producción (arroz, pasturas, forestaciones y explotaciones ganaderas extensivas).
Dentro de la reserva, la zona de dominio público, el 40% restante, se encuentra
mayormente anegada y sin posibilidades de usufructo económico.
Otras actividades económicas que tienen lugar en la zona son el ecoturismo, el turismo
aventura y la silvicultura.
En estos días existen conflictos puntuales entre pequeños productores agropecuarios,
aproximadamente 1500, que detentan explotaciones de subsistencia, y según ellos, las
mismas no son incompatibles con la conservación del medio ambiente. Según los
pobladores existen convenios entre el Estado Argentino y el programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, que harían cada vez más restrictivas las actividades en la
reserva, impidiendo la subsistencia de sus pobladores y obligándolos a migrar hacia
otros parajes. Esto permitiría la concentración de tierras en pocas y poderosas manos
extranjeras. Un caso muy gráfico es el del propietario “ecologista”, Douglas Tompkins,
quién adquirió gran cantidad de tierras en el área, impidiendo, en varios casos
documentados, la libre circulación de los habitantes de la zona.
Por lo tanto, la principal actividad que puede desarrollarse en la reserva, está
relacionada con el turismo y todo lo que esta actividad genera, siendo monopolizada por
los grandes propietarios, mientras que los pequeños productores y antiguos habitantes
de tierras fiscales son desplazados y cada vez más marginados de las actividades
productivas.
SITUACION AMBIENTAL
Con sus 1.300.000 hectáreas, la Reserva Natural del Iberá abarca toda la alta cuenca del
río Corriente. Esta área protegida provincial fue creada en abril de 1983 por Ley
Provincial Nº 3771, con la categoría de Reserva Natural.
Sus límites son: al norte, la ruta nacional N° 12; al este, la divisoria con los afluentes del
Aguapié y el Miriñay; al oeste, la divisoria con los esteros, arroyos y afluentes del
Paraná y principalmente del Batel Batelito; al sur, la continuación de la divisoria del
este, que separa el sistema de los afluentes del margen derecho del Miriñay y al norte
del Payhubre.
Comprende la mayor parte del departamento de Ituzaingó, y parte de los de San Miguel,
Concepción, Mercedes, San Martín y Santo Tome.
En la actualidad, cerca del 60% de la Reserva Provincial son propiedades privadas, que
en un 90% se ubican sobre la tierra firme que bordea el agua. La mayor parte de las
áreas bajo dominio público de la Reserva son zonas anegadas, mientras que los
principales ecosistemas de tierra firme se encuentran bajo dominio privado.
Al igual que en el resto de la provincia, los campos privados ubicados dentro de la
Reserva, están dedicadas a distintos tipos de producción, como ganadería extensiva,
explotación forestal y agricultura (arroz, pasturas y otros).
Dado que en los humedales el agua fluye en forma natural dentro de una cuenca, existe
una estrecha vinculación entre los ecosistemas acuáticos permanentes, los que son
húmedos por temporadas y los ambientes terrestres vecinos. Esto significa que los
humedales son vulnerables a los impactos negativos de acciones que ocurren fuera de
ellos. Por tal motivo, su conservación y uso sustentable se deben desarrollar a través de
un enfoque integral que tenga en cuenta todos los ecosistemas que se encuentran
relacionados dentro de los límites naturales que define la cuenca.
La mayor fortaleza de la Ley de creación de la Reserva Natural Iberá radica en su
diseño de límites, los que comprenden la totalidad de la alta cuenca del río Corriente,
que es donde nace el río y recoge la mayor cantidad de agua. La importancia de la
protección de las altas cuencas radica en que esto permite asegurar la calidad de las
aguas río abajo y el correcto funcionamiento del sistema ecológico en su totalidad. En
los ríos en los que en sus nacientes se produce erosión y acarreo de sedimentos y se
liberan contaminantes y efluentes cloacales, al largo plazo se provoca la "muerte" de la
totalidad del ecosistema. Si, por el contrario, las nacientes de un río se encuentran
protegidas (dentro de una Reserva Natural o Parque), el aporte permanente de aguas
limpias y oxigenadas -transportando semillas y nutrientes - permite mantener y
revitalizar el ecosistema.
Reserva Natural del Iberá
RIESGOS PARA LOS ESTEROS DEL IBERA
Una de las amenazas del Iberá es la que existe desde la segunda mitad del siglo XX,
época en que el avance de la frontera agropecuaria y el cambio de sus flujos de agua por
obras viales mal planificadas, comenzaron a modificar la dinámica natural de la cuenca,
amenazando su conservación.
Aproximadamente el 60% de la superficie de la Reserva Natural del Iberá pertenece al
sector privado. La mayor parte de los establecimientos asentados en este sector están
dedicados a la ganadería extensiva, aunque los cultivos y las forestaciones han avanzado
notablemente en estos últimos años. Desgraciadamente, muchas de las actividades
productivas realizadas en el área no cuentan con los estudios de impacto ambiental a
escala de cuenca y realizan alteraciones ilegales en la dinámica hídrica del Iberá.
Los emprendimientos productivos no tienen porqué ser perjudiciales para la reserva,
siempre y cuando se desarrollen con métodos de bajo impacto ambiental y cumpliendo
con la normativa ambiental.
Las unidades productivas en el Iberá son, por lo general, grandes superficies donde se
intercalan tierras altas con sectores más bajos anegables. La demanda de accesos
vehiculares a todos los rincones de los campos y las actividades turísticas con accesos
privados a espejos de agua en el interior de los esteros, han incrementado la aparición
de numerosos terraplenes y canales artificiales, construidos sin autorización estatal ni
estudios de impacto ambiental previos, afectando el funcionamiento hídrico de toda la
cuenca del Iberá.
Imagen de un Terraplen
FORMACION DE CARCAVAS Y EROSION
La costa del departamento de Mercedes, presenta una pendiente marcada hacia el Iberá
y suelos arcillosos impermeables, lo que ha generado la formación de numerosos
arroyos a modo de cárcavas. En esta zona, los campos sufren permanente riesgo de
erosión si no se cuida la cobertura vegetal (sabanas y pastizales) y las selvas en galería,
que son las que evitan que las aguas de lluvias corran libremente arrastrando consigo las
partículas de tierra hacia el interior del Iberá. Existen numerosas cárcavas activas que
año a año transportan varias toneladas de tierra hacia el interior de la cuenca, generando
a la larga un mayor taponamiento de todo el sistema.
CONTAMINACION
Aunque los esteros del Iberá presentan a primera vista un paisaje natural continuo, en
sus bordes hay sectores donde la fragmentación de los pastizales y montes es marcado.
Durante las últimas décadas, la costa alta del nordeste (a lo largo de la ruta 41) fue arada
para la siembra de arroz y ahora sistematizada para forestaciones. Aunque justamente
hasta esta zona del Iberá, tiempo atrás llegaban animales como el ocelote, la chuña y el
tatú poyú desde el sur de Misiones, actualmente en la región son escasos los sitios
donde estas especies pueden encontrarse campos con pastizales naturales y montes que
les brinden un hábitat. La generación de un ambiente agroforestal continuo
probablemente imposibilitará que estas especies puedan seguir en contacto con sus
poblaciones de origen y, si ya no lo hicieron, con el tiempo terminarán desapareciendo
de la región.
Iguales barreras agroforestales se están generando en la zona de la ruta 22, entre
Chavarría y Concepción, y en los alrededores de San Miguel.
EXTINCION DE ESPECIES POR CAZA COMERCIAL Y DEPORTIVA
ESPECIES FORASTERAS
ESTERIZACION
CONCLUSION
Para preservar los recursos naturales, en 1983 se creó la Reserva Natural del Iberá,
que actualmente cuenta con un 40 por ciento de territorio fiscal y un 60 por ciento
privado. Y en 2002 fue declarado Humedal de Importancia Internacional.
Uno de los tantos espejos de agua que pueblan la región es la laguna Iberá, en
cuyas orillas se encuentra la Colonia Carlos Pellegrini. Hasta allí se accede desde la
ciudad de Mercedes, a través de la ruta 40 y después de recorrer 120 kilómetros por
un camino de ripio y tierra.
A 815 kilómetros de Buenos Aires, Pellegrini es un pueblo apacible con cerca de 900
habitantes y sus orígenes remiten a las viejas arroceras del lugar y la necesidad de
contar con un paso que permitiera el traslado de la hacienda criada en las
estancias, muchas de las cuales aún subsisten en la zona.
Pocos lugares permiten un contacto tan cercano con la rica fauna y flora,
favorecidas con el clima subtropical y convirtiendo a la región en un verdadero
santuario natural.
Agua brillante
Ante el intenso brillo que produce la luz solar sobre las aguas, los habitantes
originarios le dieron el nombre en guaraní: "Y" significa "agua" y "bera" quiere decir
"brillante".
Cuando los españoles arribaron a principios del siglo XVI, encontraron distintas
tribus diseminadas en los esteros. Resistiéndose a la colonización, los aborígenes
-que vivían de la caza y de la pesca- se internaron en lo más profundo del lugar y
cuenta la leyenda que aún habitan allí porque nunca pudieron encontrarlos.
Siglos más tarde, el sistema del Iberá fue elegido también por cazadores
denominados "mariscadores". Ellos pasaban la mayor parte de su vida en canoas,
recorriendo casi la totalidad de los embalsados, y cazando yacarés, ciervos y
carpinchos cuyas pieles servían para el comercio. Para los lugareños, la caza era
también un medio de subsistencia.
Entre los reptiles sobresalen las dos especies de yacarés (el negro y el overo o
ñato), mientras que entre los mamíferos, se destaca el carpincho o capibara, que
asombra con su mansedumbre. Los ciervos, los lobitos de río y los monos aulladores
completan el listado de los principales ejemplares. En tanto, las aguas son
habitadas por tarariras, mojarras, morenas, bagres, dorados, surubíes y las temidas
palometas.
Pero Iberá atesora, además, leyendas sobre sus lagunas, sus animales y sus
antiguos habitantes, que valen la pena conocer. Visitar la Reserva es un privilegio.
Cuidarla, una obligación.
·
Domingo 10 de Julio de 2005
Norteamericanos y multimillonarios
Conquistadores del fin del mundo
Hace poco más de diez años llevan adelante un proyecto de filantropía fundamentado en
lo que se llama ecología profunda, que se diferencia del resto de las concepciones
filosóficas porque no concibe un mundo antropocéntrico, sino uno que promueve el
equilibrio de fuerzas entre el hombre y la naturaleza. Se opone, por tanto, a la
globalización, que, según sostiene, no ha hecho más que licuar las culturas locales y sus
saberes ancestrales para imponer la homogeneización de los valores en buena parte del
planeta.
Arne Naess y George Sessions crearon en 1984 ocho principios que definen la
plataforma básica de la ecología profunda, de los cuales los fundamentales son los
siguientes: "El florecimiento de la vida posee un valor intrínseco. La riqueza y la
diversidad de las diferentes formas de vida contribuyen a la realización de estos valores,
y los seres humanos no tienen el derecho de disminuir esta riqueza, excepto cuando se
trate de satisfacer necesidades esenciales. El hombre está interfiriendo en forma
excesiva en la vida no humana, y el florecimiento de la vida requiere de una sustancial
disminución de la población mundial. La política de acción del ser humano sobre la
naturaleza debe cambiar, y estos cambios tendrán consecuencias en el ámbito
económico, ideológico y tecnológico. El cambio en la ideología consistirá en adoptar
una nueva forma de apreciar lo que es la calidad de vida".
Estos puntos son la base conceptual sobre la que se asientan las acciones del
matrimonio estadounidense.
Por eso se han dedicado a comprar tierras en Chile y en la Argentina (ver infografía)
cuya biodiversidad se encontrara en riesgo. Su plan es simple, aunque requiere de
tiempo, dinero y mucho trabajo: recuperar la flora y la fauna del lugar, promover el
desarrollo de una agricultura orgánica en las poblaciones de los alrededores de ese sitio
y, una vez concluido el proyecto de recuperación, donarlo al organismo de parques
nacionales del país de origen.
En la otra punta están las acciones concretas del magnate y su esposa, y el apoyo que les
da buena parte de las organizaciones destinadas a preservar la naturaleza, como
Fundación Vida Silvestre o Greenpeace Chile.
Porque lo que queda claro es que los Tompkins no están solos frente al resto del mundo.
Un sinnúmero de ONG aporta incluso fondos, inteligencia y trabajo. En medio del
fuego cruzado están los pobladores de las zonas involucradas, que ni aprueban ni
desaprueban, pero suelen decir que es "demasiado bueno para ser cierto".
En el humedal
A 32 km de Colonia Carlos Pellegrini, la laguna Iberá (perteneciente al Sistema
Acuífero Guaraní –SAG–, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo), se
encuentra el casco de la estancia Rincón del Socorro, de 179.000 hectáreas. Es el más
reciente emprendimiento de los Tompkins. Le compraron el campo hace tres años a la
familia Blaquier, que, según los lugareños, utilizaba las tierras como coto para cazar
ciervos de los pantanos y venados de las pampas, esta última, una especie en alerta roja
de extinción a la que los Tompkins se proponen devolver su plena presencia.
En la estancia Rincón del Socorro trabajan unas 20 personas, casi todos correntinos.
Una hostería ocupa el centro del casco y hay casas diseminadas sobre un cuidado jardín.
La arquitectura respeta algunos recursos de construcción de la tradición local. El olor a
hierba fresca inunda el aire.
Doug (de 62 años) y Kris Tompkins (de 55) viven seis meses en su estancia correntina y
seis en Chile. No suelen dar notas. No les gusta. Esta vez dijeron que sí. En español.
"En el ’98 llegamos por primera vez al Iberá invitados por el gobierno argentino, que
tenía la intención de que compráramos territorios privados que dividen dos parques
nacionales para, a largo plazo, transformarlos en un gran parque –explica Kristine–.
Pero no nos convenció la idea porque entre ambos parques había muchos pequeños
terrenos privados. A la vuelta pasamos por la estancia San Alonso, que es una isla en
medio de la laguna a la que sólo se llega por avión. A mí el lugar no me conmovió
especialmente. Estaba en venta, pero a mí no me cerraba la idea. Ya en Chile a Doug le
dieron ganas de volver. Vino a los dos meses y entonces quiso comprarlo porque
percibió algo especial. Y cuando finalmente fuimos a San Alonso y empezamos a
investigar las posibilidades de iniciar un proyecto de conservación descubrimos que, en
términos de biodiversidad, es un lugar único."
Kris es una mujer de mediana estatura y vivaces ojos verdes que se entusiasma con la
idea de tener hoy uno de los primeros proyectos de reinserción de especies extinguidas
de la zona, un emprendimiento que recién se convencieron de concebir cuando les
compraron, poco tiempo después, la estancia a los Blaquier.
En su libro The Conservation Land Trust – The First Ten Years–, Douglas Tompkins
explica que "actualmente CLT está comenzando un programa de reintroducción de todas
las especies extinguidas, en un plazo de 20 a 25 años, un proyecto ambicioso y costoso,
pero muy interesante. Con suerte y con la ayuda de biólogos conservacionistas seremos
capaces de reintroducir el venado de las pampas, que se encuentra en la lista roja de
especies en peligro de la Argentina, y además lograremos que vuelva la nutria gigante
de río, desaparecida hace mucho tiempo. Debería ser relativamente fácil aumentar o
reintroducir las siguientes especies que se han sido extinguido o han sido reducidas: oso
hormiguero gigante, oso hormiguero menor (u oso mielero), lobito del río, jabalí, águila
coronada, loro hablador y tapir. Dejamos para el final el yaguareté, ya que requerirá una
preparación político-social inteligente antes de que los vecinos le den la bienvenida,
especialmente los estancieros".
Pero, a pesar de las expresas buenas intenciones y de sus resultados, las hostilidades, en
algunos lugares, llegaron a extremos de violencia. Especialmente en Chile, con la
compra del Pumalín, 298.800 hectáreas en la provincia de Palena, hoy a punto de ser
declarado Santuario de la Naturaleza, administrado por la Fundación Pumalín con un
directorio integrado por representantes del gobierno de Chile y de Douglas Tompkins.
Sería tema para otro artículo reproducir todo el largo conflicto. Baste decir que las
disputas llegaron hasta la acusación de que Tompkins financiaba la campaña política del
entonces candidato a la presidencia –en ese momento era ministro de Obras Públicas–,
Ricardo Lagos. Sin embargo, en la actualidad, según explicó a la Revista la jefa de
Comunicación de la Secretaría General de la Presidencia del país hermano, Cecilia
Alzamora, "no ha habido, desde entonces, nuevos conflictos. El último incidente fue la
presentación de la bancada del Partido Verde ante la Justicia esgrimiendo una serie de
reclamos, que finalmente se consideró improcedente".
–Bueno, no –dice Kristine–, pero cuando las cosas llegan a los extremos a los que
llegaron en Chile no es sencillo mantener la distancia.
DT: –Yo tengo una larga relación con la Argentina y con Chile. Vengo desde muy joven
y tengo muchos amigos. Pero, además, América del Sur es el mejor continente del
mundo, por su diversidad cultural y por su naturaleza. Europa, por ejemplo, es un
continente muerto.
KT: –Lo que nosotros hacemos es para la gente. Los esteros del Iberá son un patrimonio
natural de la provincia de Corrientes, pero también de la Argentina y del mundo. Mi
sueño es que algún día llegue a haber un equilibrio en la convivencia entre el hombre y
la naturaleza.
–Porque es un trabajo que me da un placer enorme y porque tengo la plata para hacerlo.
–Sí. La muerte.
Aun así, siempre suena a que "es demasiado bueno para ser cierto". Y es bastante lógico
que se despierten suspicacias. No obstante, es posible creer en la versión directa de los
hechos y considerar que Douglas y Kristine Tompkins son un par de filántropos locos,
radicales antiglobalización que se gastan en esta extraña tarea la fortuna acumulada con
el éxito empresarial. Por el momento hay dos pruebas de cumplimiento de sus
promesas: Monte León, en la provincia de Santa Cruz, que ya forma parte de Parques
Nacionales, y Parque Pumalín, en Chile.
Si, en cambio, se opta por tomar partido por la versión de que son testaferros del
gobierno estadounidense, o de que compran territorios con dinero sucio, o aun si se
piensa que han venido a estas tierras a acumular reservas de agua dulce, el tiempo lo
dirá. Porque los actos suelen decir más que las palabras.
Douglas Tompkins nació en 1943 en Ohio, Estados Unidos. Cuando tenía 20 años y era
un fanático del esquí fundó la marca de ropa deportiva North Face. En 1968 la vendió y
ayudó a su primera esposa, Susie (con la que tiene dos hijas, una de ellas a cargo de
Conservation Land Trust filial Estados Unidos), a diseñar una línea de vestidos que muy
pronto se puso de moda: Esprit. Y dio en el blanco: prendas cómodas, de colores
audaces, ideales para combinar entre sí. Hacia mediados de los ochenta, Esprit vendía
cientos de millones de dólares en camisas, vestidos, pantalones y accesorios. Entonces
el gusto local prefirió un estilo más conservador y la empresa dejó de florecer. Y la
pareja se divorció. Desde hace diez años está casado con Kristine McDivitt, ex ejecutiva
de la cadena de ropa minorista Patagonia. Según declaró alguna vez Douglas Tompkins,
le dio un cambio de 180 grados a su vida cuando se dio cuenta del enorme daño que le
estaba produciendo al medio ambiente al producir "artículos de consumo que nadie
necesitaba".
Negocios redondos
Por Marta Maffei
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