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Ruiz, Mara DNI: 35755818 - Heras, Sofía DNI: 35323095

T.P. Nº 4

Prof. de taller: María Amalia Raimondi. – Prof. de teoría: Mercedes de los Santos.
Fecha de entrega: 13 de Octubre de 2010. – Tema: Critica de la película: “Batman, el
caballero de la noche”.
Consigna: Producir un texto de opinión complementando con las fuentes leídas y la
película.
Día/Hora: miércoles de 17 a 19 horas – Aula: 314.

¿Es “Batman, el caballero de la noche” un producto comercial?

La película de la que hablaremos a continuación ha sido un éxito taquillero, recaudando más de

1000 millones de dólares. Batman, el caballero de la noche (The Dark Night, USA 2008) se ubicó en el

top 5 de las películas más vistas hasta el momento. Dirigida y co-escrita por Christofer Nolan, esta

película abarca un elenco de actores mundialmente reconocidos como Christian Bale (Batman y Bruce

Wayne) y Heath Ledger (el Guasón). Nolan, director de cine, guionista y productor inglés, hace en el

2008 su segunda entrega del personaje de DC Comics, Batman.

En la película encontramos una trama principalmente de acción, con una ligera historia de

romance y observamos una alegoría socio-política, imposible de pasar por alto, del mundo actual. Ciudad

Gótica ha dejado de ser lo que era, los criminales y políticos corruptos ya no gobiernan la ciudad. Sin

embargo, hay un nuevo impedimento, varios mafiosos que se disputan el poder de la ciudad. Batman, el

procurador Harvey Dent y el teniente Gordon deciden abalanzarse contra la transgresión y eliminar estos

grupos mafiosos. Pero un nuevo personaje les dificultará la tarea, sembrando caos y terror y provocando

muchas muertes: el Guasón. A lo largo de la película se ve un conflicto de partes que discrepan de si

Batman y las acciones que lleva a cabo son o no favorables para la ciudad y esto provoca en él que se

replantee si debe continuar con el desarrollo del símbolo que ha creado.

Podemos observar en la película una clara exhibición de mentiras y engaños por parte de quienes,

originalmente en los comics, son los “héroes buenos e incorruptibles”. Ejemplos de este planteo son:

Alfred, que incumple su promesa y no estraga a Bruce Wayne una carta de Rachel; Gordon, que teatraliza
su propia muerte y, por último, Bruce Wayne y su alter ego que entran también al juego de las farsas. ¿Es

cierto que el fin justifica los medios? Como en todas las películas de acción, “El caballero de la noche”

nos transporta a un mundo en que destruir quince automóviles para alcanzar al bandido o establecer el

caos en la ciudad para sacar de quicio a tu némesis está justificado, o por lo menos, es aceptado por el

espectador. Nolan nos muestra como los “héroes” al ser atormentados y conducidos por fuerzas que

escapan a su control, manejan la justicia de acuerdo a sus propios códigos.

La película que nos dedicamos a analizar, tiene obviamente mucha acción, momentos de gran

tensión y suspenso y, por sobre todas las cosas, logra un excelente dramatismo con las personalidades del

los personajes y con las situaciones en que se desarrollan, especialmente en las escenas del Guasón. En su

artículo “Arriesgado, entretenido y fascinante” publicado en La Nación, Diego Batlle dice: “El dilema

esencial que plantea el film se sustenta en una compleja elaboración de la figura del héroe y en las

contradicciones íntimas de quienes la encarnan en medio de la presión de los medios de comunicación, la

ineficiencia de la justicia, la creciente corrupción y la desesperación de una población de reacciones tan

volátiles como impredecibles.”

Esta película cuenta con un gran arsenal de efectos especiales que la complementan y le dan

mucha emoción a grandes escenas y son usados de manera muy virtuosa. En nuestra opinión todos estos

artefactos técnicos, de los que se sirve la película, son necesarios. Porque sin ellos el valor de la misma

sería muy diferente y no habría convocado la multitud que acarreó hasta el momento.

Esta entrega de Batman representa, en un sentido sociopolítico, a la sociedad actual. En una

crítica irónica y acida por parte de José Pablo Feinmann en su artículo “Las historietas van a la guerra”

tilda a “El caballero de la noche” de thriller político. Describe Feinmann cómo los superhéroes

norteamericanos, con los colores de ese país en sus trajes, y las ciudades a las que salvaguardan son

“grandes metáforas de las grandes ciudades del Imperio.” El crítico Mariano Kairuz, en su artículo

“Dejate de Joker” nota que ya desde el comienzo de la película se dan ciertos indicios acerca de una

sociedad (en este caso, ciudad Gótica) enferma de violencia, paranoia, en estado de alerta y al límite de

una histeria colectiva explosiva. La película incluye escenas realmente obvias de hacia dónde apunta. En
una secuencia el Guasón comunica sus amenazas con videos de baja resolución asemejables a los de Al

Qaeda. Es peligroso como un hombre bomba e intimidante como un terrorista. También observamos un

Batman-SWAT, dispuesto a repartir mamporros a diestro y siniestro, sin detenerse a pensar en las

consecuencias.

Críticos del cine como Alejandro Franco en su texto “Asombroso” caratulan este film como

“posiblemente el mejor film de superhéroes de todos los tiempos”. Encontramos en la película una

multiplicidad de incoherencias (por ejemplo ¿como hizo el Guasón para escaparse de la cárcel u Oldman

para sobrevivir y huir sin que nadie lo notara?). ¿Porqué los consumidores eligen ver una trama con tanta

incongruencia y sin plantearse ninguna pregunta? El público que frecuenta este tipo de películas, está

acostumbrado a aceptar un relato tan enredado como este, que no tiene más que la intención de atraer a

las masas con todo tipo de efectos especiales y actores galardonados. La mayoría de las escenas, casi

todas las de acción y peleas, necesitan el volumen y la música al tope para crear tensión

Es verdad que muchos de los espectadores de todo el mundo consumen en exceso los productos

hollywoodenses de este país primermundista, pero ¿Cuál es la razón de que el público elija consumir un

relato tan sádico y paranoico que intenta reflejar una sociedad como la yanqui que, de alguna manera, es

cómplice varios de los genocidios más importantes del siglo? ¿Es por las razones que da Vincent

Tournier, profesor de ciencias políticas, en su artículo “El mercado hace cultura”? Él dice que: “Si series

como ER o Los expedientes secretos X han sabido encontrar un público tan masivo, no es sólo porque son

productos surgidos de la búsqueda de la máxima ganancia, sino porque […] la sociedad estadounidense

logra expresar con una fuerza notable los valores y las referencias universales […] en los cuales todo el

mundo o casi todo el mundo se reconoce.”

En nuestra opinión puede darse que una película haya sido escrita para reflejar los valores que

propone Tournier, pero el hecho de que recaude infinidad de miles de dólares se debe a que a la historia le

agregaron adornos para ampliar la adhesión del público. Coincidimos con el sociólogo francés Pierre

Bourdieu cuando, en su texto “Más ganancia, menos cultura”, dice: “el técnico [especializado en la

edición de películas] utiliza recursos técnicos, los famosos efectos especiales, y estrellas, ambos
sumamente costosos, para manipular o satisfacer las pulsiones primarias del espectador (a menudo

anticipadas gracias a las investigaciones de otros técnicos, los especialistas en marketing).”

Pensamos que esta versión del original cómic de Batman, se aleja de sus raíces, y se transforma

en una aguda reflexión sobre el terrorismo y en una propaganda política. Aunque no compartimos la

ideología que subyace en la película, coincidimos en que está estupendamente filmada.

En conclusión, opinamos que la película es un producto comercial, creado solo para la búsqueda

de la máxima ganancia. Diversos factores complementan nuestra opinión, como que sea una secuela que

ya estaba prevista desde la última escena de “Batman Begins”, o la extraordinaria cantidad de efectos y

actores reconocidos mundialmente.

Consideramos que la sociedad acepta sin criterios todo lo que provenga del mundo yanqui. Esta

“ciega adulación”, tan corriente en los nuestros tiempos, debe ser corregida. Con respecto a la excepción

cultural creemos que es necesario distinguir entre los productos comerciales y las obras de arte y, al

aplicar determinadas ayudas a los productos de artistas menos beneficiados por la audiencia, salvaríamos

a muchos de ellos de desaparecer. No se trata de crear una “censura yanqui” ni nada por el estilo, pero sí

de educación y políticas estatales que procuren la existencia de una oferta más variada, de pluralidad.

BIBLIOGRAFIA

· Batlle, Diego. (2008). “Arriesgado, entretenido y fascinante”, en La Nación.

· Bourdieu, Pierre. (1999). “Más ganancias, menos cultura”. (Elisa Camelli, Trad.) Buenos Aires,

Argentina: Diario Clarín (Trabajo original publicado en el año 1999 en el diario Le Monde)

· Feinmann, J.P. (2009). “Las historietas van a la guerra”, en Pagina 12.

· Kariuz, Mariano. (2008). “Dejate de Joker”, en Pagina 12.


· Tournier, Vincent. (1999). “El mercado hace cultura”. (Elisa Camelli, Trad.) Buenos Aires,

Argentina: Diario Clarín (Trabajo original publicado en el año 1999 en el diario Le Monde.

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