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LA TERAPIA FAMILIAR Y LA
CIBERNÉTICA DE SEGUNDO
GRADO.- DESDE UNA REVISIÓN
CONCEPTUAL A LA CLÍNICA
SISTEMICA

Por: Gino Cavani Grau *


* Psicólogo. Terapeuta familiar y de pareja.
Supervisión y tutor del internado de psicología
en el Hospital “Guillermo Almenara I. de
Essalud. Docente de cursos formativos, maestría
y segunda especialización en TFS.

1. INTRODUCCIÓN.-

La cibernética

La Cibernética es una disciplina íntimamente


vinculada con la Teoría General de Sistemas, al
grado en que muchos la consideran inseparable de
esta, y se ocupa del estudio de: el mando, las
regulaciones y el gobierno de los sistemas. El
propósito de la Cibernética es desarrollar un
lenguaje y técnicas que nos permitan atacar los
problemas de control y comunicación en general. Lo
que estabiliza y coordina el funcionamiento de los
sistemas complejos como los seres vivos o las
sociedades y les permite hacer frente a las
variaciones del ambiente y presentar un
comportamiento más o menos complejo es el control,
que le permite al sistema seleccionar los ingresos
(inputs) para obtener ciertos egresos (outputs)
predefinidos. La regulación está constituida por los
mecanismos que permiten al sistema mantener su
equilibrio y alcanzar o mantener un estado en
constante regulación. Los sistemas son alterados y
fluctuantes.

Un concepto fundamental en Cibernética es el de la


retroalimentación. La retroalimentación parte del
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principio de que todos los elementos de la totalidad


de un sistema, deben comunicarse entre sí para
poder desarrollar interacciones coherentes. Sin
comunicación no hay orden y sin orden no hay
totalidad, lo que rige tanto para los sistemas físicos
como para los biológicos y los sociológicos.

La retroalimentación puede ser positiva, negativa o


compensada. La retroalimentación es negativa
cuando su función consiste en contener o regular el
cambio, es positiva si amplifica o multiplica el
cambio en una dirección determinada y se dice que
es compensada cuando un regulador ejerce
alternadamente retroalimentaciones positivas o
negativas, según las necesidades del mantenimiento
de la estabilidad del sistema regulado. (Ejemplos:
refrigerador, temperatura humana, etc.).

Gregory Bateson

2. HACIENDO HISTORIA.-

La Cibernética de primer orden. -

Desde la época de Herón hasta la aparición de la


Cibernética de Primer Orden deberán pasar 2000
años. En 1932, el biólogo Claude Bernard utiliza el
concepto de medio interno para hacer referencia al
organismo como sistema y plantear que no es posible
considerar a una parte del organismo separada de
otras, y que todas son interdependientes en una
dinámica no descriptible en los términos causales
corrientes.
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A Walter Cannon se debe el concepto de


homeostasis. Predecesor directo de Wiener, toma la
noción de Claude Bernard del medio interno, y la
considera en términos de mecanismos fisiológicos
en relación a la constancia del medio. Cannon está
interesado en los mecanismos de regulación, y la
noción de homeostasis surge de la descripción de
una red de interacciones recíprocas en que los
distintos componentes del medio interior están en
equilibrio dinámico.

Estas nociones estimularon a distintas personas del


campo de la biología, las matemáticas, la física, los
antropólogos, sociólogos e ingenieros electrónicos.
Entre ellos, Gregory Bateson, Warren Culloch,
Margaret Mead, Jhon Von Neumann y Norbert
Wiener.

Norbert Wiener (entre 1954 y 1967), estudiando la


conducta de los tiros de los cañones antiaéreos
para optimizar su objetivo, utiliza el principio de
retroalimentación o feedback como una de las bases
de su teoría. Dicho principio hace referencia a un
mecanismo que reintroduce en el sistema los
resultados de su desempeño. De esta manera, la
información sobre los efectos retro-actúa sobre las
causas convirtiendo el proceso lineal en circular.
Para que se pueda producir este movimiento de
control es necesario tener un sensor que dé
información respecto de la posición actual del
sistema en relación al estado deseado, de manera
tal que los mecanismos de corrección de la
desviación entre uno y otro puedan actuar. Wiener
consideró que el principio de corrección del error es
el mismo en las máquinas y en los seres humanos.
Este principio está basado en los mecanismos de
activación y corrección del error. Wiener lo
denominó “control y comunicación en el animal y la
máquina” y acuñó el término de Cibernética en 1948.
“Warren McCulloch (1965) la describió como una
epistemología experimental centrada en la
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comunicación dentro del observador y entre el


observador y el medio”.

En esta etapa se consideraba que los procesos de


corrección de la desviación (feed-back negativo)
permitían mantener la organización y que los
procesos de ampliación de la desviación llevan a la
desorganización, el caos y la destrucción del sistema.
Por lo tanto, la homeostasis como proceso auto-
correctivo era el concepto predominante.

La cibernética segundo orden.-

La cibernética de segundo orden se ocupa del


observador como parte de lo observado. Lo relevante
es su implicancia en la psicología clínica de
orientación sistemica y el quehacer de la práctica
origina una concepción compleja en nuestra forma
de conocer el mundo y a actuar sobre él.

El termino cibernética de segundo orden fue


acuñado por Heinz Von Foerster en su trabajo
titulado “Cybernetics of cybernetics” en 1970. La
cibernética de segundo orden se ocupa del
observador como parte de lo observado. Así, según
Von Foerster, el objetivo de la segunda cibernética es
explicarse a sí mismo como observador, es decir la
cibernética de la cibernética, y se refiere a los
sistemas que son capaces de modificar su objetivo o
finalidad (o su camino) por sí mismos, sin necesidad
de ser guiados por alguien o algo desde fuera del
sistema. Por esta razón el terapeuta de segundo
orden se involucra en el sistema familiar y forma
parte de este. Así, la segunda cibernética, es una
ciencia de acción en la que los mecanismos de
informacion y control, permiten que el sistema
reoriente o replantee continuamente su camino para
alcanzar su objetivo primario.

La cibernética de segundo orden, introduce la idea


de circularidad a través del concepto de
retroalimentación o feed-back, rompiendo con el
esquema de la ciencia newtoniana clásica en la que
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los efectos y las causas se encadenan de forma lineal.


La idea de circularidad desarrollada por Norbert
Wiener se centra en el feed-back negativo que
permite la autorregulación del sistema ante posibles
perturbaciones (sistemas “equilibradores”). En 1963,
Maruyama estudio el feed-back positivo que, a
diferencia del negativo, amplifica la desviación
(sistemas “amplificadores”). La utilización de este
concepto puede permitir explicar la evolución de los
sistemas sociales en los cuales existen los dos tipos
de retroalimentación: Retroalimentación positiva y
retroalimentación negativa.

3. EL TERAPEUTA FAMILIAR DE SEGUNDO


ORDEN.-

La resonancia y la implicación en los sistemas


familiares.

“La responsabilidad del terapeuta es


funcionar como persona, esto es,
conservarse básicamente humano.
Este es su triunfo”

(Minuchin, S y Nichols, M. P. año 1993)

“Tú y sólo tú actúas sobre los recursos que


posees. Tú manejas tus experiencias, tus
esperanzas, tus deseos,
tus incomodidades, tus preocupaciones, tus
obsesiones...Y nadie, absolutamente nadie, es
responsable de lo
que decides preferir.”

Virgina Satir

Al incluirse el observador dentro del sistema


observable, estamos advirtiendo que la neutralidad
es sólo una ilusión, ya que al estar éste implicado en
el sistema que observa significa que su subjetividad
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está en juego. Emociones, creencias, historias,


prejuicios etc. Están irremediablemente
involucrados en el sistema familiar.

En la cibernética de segundo orden, el observador ya


no conoce una realidad mirándola desde afuera, sino
que la conoce desde adentro, por lo que su
“subjetividad” está presente en todo momento, no la
puede dejar de lado, y por lo tanto las observaciones
carecen de neutralidad. Cuando el
observador/terapeuta describe una situación
relevante en el acontecer familiar, está incluyendo
prejuicios y emociones resonantes de su persona.

Clausura su objetividad al incorporar en lo que


describe sus propias opiniones. El terapeuta debe
tener cuidado y ser muy consiente de no llevar
siempre "su" realidad a la terapia, ya que sus
emociones no van a ser las mismas que las que
tienen la familia. Sin embargo, la resonancias que
generan las reacciones familiares en él, las tiene que
tomar en cuenta, si sólo si, le dan sentido a la
comprensión que la familia tiene que tener de sí
misma, a través de las aseveraciones del terapeuta.

Pronto en este impulso el terapeuta familiar,


comienza a pensar en cuales serían los cambios a
realizar con la familia, uno sabría qué cambios y qué
orientación habrían de tener estos cambios de
antemano, por supuesto esto lleva implícito que si se
sabe qué se ha de cambiar es porque se tiene un
criterio que permita identificar lo que no se va a
cambiar.

El terapeuta (“desde su propio propósito”) puede


estar pensando en una estructura específica (que
es lo que esta familia necesita desde su propia
epistemología) y comienza a evaluar si esta
estructura puede ser disfuncional, si lo es, entonces
debe ser patológica en las interacciones y de forma
relacional, por tanto, tendría que trabajar y
“curarla”. Aquí tendríamos un regreso a aquello que
el enfoque sistémico pretendió en un principio dejar
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atrás y además enmarca deplorablemente la postura


de uno que cura y otro que es curado.

El mantener esta postura en la práctica terapéutica


ha traído como consecuencia una aproximación a la
familia enfrascada en un pragmatismo más bien
estrecho, donde se busca la receta, el ritual, la
prescripción que más inmediatamente nos resuelva
el qué hacer con la familia y nos dé el control. Se
recurre a la creación de una lista de técnicas recetas
de intervención donde ajustar la demanda de cada
caso presente. Estas son contraindicaciones. El
terapeuta se auto-presenta como Amo del Universo
(conoce la realidad e incluso la construye) y presta
sus servicios a los mortales en desgracia (las
familias disfuncionales) a quienes instruye gracias a
su sapiencia estratégica (prescripciones, ritos,
paradojas) para que terminen ya con su “juego”.

Al considerar la visión de una construcción social de


la realidad, la postura del terapeuta -Amo del
Universo- se encuentra sin apoyo en el cual
sustentar, desde el, su visión desde fuera del
sistema, y conocer la realidad tal como es. Es
imposible conocer, entender y clarificar el juego
familiar de la familia desde una visión descriptiva y
lineal. Él no puede estar fuera y ver la “realidad”. Él
está inmerso dentro de esa misma realidad: él no
está bajo el control de nada pues, él mismo es parte
de toda esa red simbólica que se crea con la familia
donde los cambios de él y los de la familia suelen ser
en conjunto.
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“Real es, al fin y al cabo, lo que es denominado


real por un número suficientemente grande de
hombres. En este sentido extremo, la realidad es
una convención interpersonal”

(Watzlawick, 1992: 17)

No existe, entonces una “realidad de familia” fuera de


la percepcion del terapeuta. Lo que describe del
acontecer familiar, lo incluye.

El estudio de la cibernética de segundo orden supone


agregar las definiciones que desde el constructivismo
radical se han venido cuestionando la existencia de
la objetividad y de la existencia de una “realidad
inventada” desde el observador.

El terapeuta pasa de ser un observador que busca


ser objetivo, para describir a un
terapeuta/observador que se incluye en el sistema
familiar. “Al ver de otra manera pudimos pensar
de otra manera”. (Hoffman, 1987). Cambia para
cambiar.

Con respecto a la resonancia, el terapeuta familiar se


fue conduciendo con sus emociones y sentimientos,
en función de lo que se fue descubriendo de las
familias. Si bien, hoy el terapeuta familiar se
“involucra”, tomando la suficiente distancia, no
asumiendo la objetividad como recurso para
comprender los argumentos y discursos relacionales
de la familia.
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Si el terapeuta puede usar indistintamente los


canales cognitivo, pragmático y emocional,
recurriendo para ello, a su capacidad narrativa
para crear historias, a su espíritu práctico para
montar estrategias y a su inteligencia emocional
para sintonizar afectos, es evidente que los
individuos y las familias con los que trabaja
pueden también procesar su intervención en esos
mismos espacios. Entonces es cuando las
narrativas individuales y los mitos familiares
cambian y desaparecen los síntomas y
disfuncionalidades familiares. (Molero 2010).

Es inevitable que no se movilicen los espacios


cognitivos (pensar), pragmático (actuar) y el espacio
emocional (el sentir). Estos espacios son los
analizaremos a continuación.

4. EL TERAPEUTA SISTÉMICO.- DE LA
INTELIGENCIA EMOCIONAL A LA INTELIGENCIA
TERAPÉUTICA.-

La inteligencia emocional es la capacidad de las


personas de utilizar sus emociones relacionalmente
de modo coherente, controlado y veraz. Por ello, la
persona que moviliza y pone en juego su inteligencia
emocional tiene mayor poder de convicción, resulta
más creíble y aumenta su capacidad de influir a los
demás. Es un recurso para lograr el éxito en la vida.

Existen tres grandes espacios fundamentales en la


visión relacional, que son el cognitivo, el pragmático
y el emocional. Con respecto a ellos se han orientado
los distintos modelos psicoterapéuticos, combinando
en ecuaciones, más implícitas que explícitas,
diferentes proporciones del qué pensar, qué hacer y
qué sentir. Linares reafirma que estos tres espacios
de apropiación del conocimiento, a través de lo digital
y de la expresión de los actos analógicos. Así mismo
se pregunta por el espacio emocional. Más allá de
la evidencia de que existe una comunicación
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emocional, el comunicacionalismo de Palo Alto


consiguió soslayarla refiriendo su distinción
entre lenguajes digital y analógico a mensajes
de contenido y de proceso relacional. (Linares,
1999)-

¿De qué forma lo emocional se fue haciendo notorio


en el proceso de resonar los mensajes de la familia
durante la terapia?

Cuando en sesión digitalizamos el lenguaje analógico


y le otorgamos un significado a lo emocional,
estaremos incluyendo el espacio emocional en la
interacción entre el terapeuta y la familia.

Para Linares, la persona que moviliza y pone en juego


su inteligencia emocional tiene mayor poder de
convicción, resulta más creíble y aumenta
considerablemente su capacidad de influir a los
demás. Cualidades todas ellas preciosas para un
terapeuta familiar sistémico.

Elkaïm (2009), propone trabajar en psicoterapia a


partir de la auto-referencia. Lo que siente el
terapeuta remite no solamente a su historia
personal, sino que también al sistema en el que este
sentimiento emerge. El sentido y la función de lo
vivido por el terapeuta sistémico, pasa a ser
herramientas de análisis e intervención al servicio
del sistema terapéutico. Además, añade los
conceptos de ensamblaje y resonancia.

El ensamblaje es el conjunto creado por diferentes


elementos en interrelación en una situación
particular, elementos que pueden ser tanto genéticos
o biológicos, ligados a reglas familiares o a aspectos
sociales o culturales. Podríamos estar hablando de
nuestros mitos y socialmente hablando de
secretos…secretos familiares.

La resonancia es un hecho no objetivo, que nace en


la construcción mutua de lo real que se opera entre
la persona que la nombra y el contexto en el cual se
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descubre a punto de nombrarla. La resonancia se


manifiesta en una situación donde una misma regla,
se aplica, a la vez, a la familia del paciente, a la
familia de origen del terapeuta y a la institución en
que el paciente es recibido.

Referencias Bibliográficas

Bateson, g., Pasos para una ecología de la mente.


Buenos Aires, ed. Carlos lohlé, 1976.

Bertalanffy, l., Teoría general de sistemas. México,


Fondo de Cultura Económica, 1976.

Elkaim, Mony. 2009. Si me amas, no me ames:


psicoterapia con enfoque sistémico. Editorial
Gedisa.
Hoffman, L., Fundamentos de la terapia familiar:
Un marco conceptual para el cambio de sistemas.
Fondo de Cultura Económica.
Económica. México. 1989.

Jackson, d., El problema de la homeostasis de la


familia. d.d. Jackson, comunicación, familia y
matrimonio. Buenos Aires, nueva visión, 1977.

Linares, Juan Luis. 1999. LA NUEVA


COMUNICACIÓN. Artículos "on line". El uso de la
inteligencia emocional en la construcción de la
terapia. Bs. As.

Molero F. Itziar. 2010. Trabajo de 3er curso. El


terapeuta sistémico.

Watzlawick, p., otros, Teoría de la comunicación


humana. Buenos aires. ed. tiempo contemporáneo,
1967.

---------------------, y otros. La realidad inventada.-


¿Como sabemos lo que creemos saber? Colección
El mamífero parlante. 2005

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