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Muerte no te enorgullezcas,

aunque algunos te llamen


poderosa y terrible, puesto que
nada de eso eres; porque todos
aquellos a quienes creíste abatir no murieron,
triste muerte, ni a mi vas a poder
matarme, esclava del hado, la fortuna, los reyes y los desesperados,
si con veneno, guerra y enfermedad y amapola
o encantamiento se nos hace dormir
tan bien y mejor que con tu golpe,
de qué te jactas, tras un breve sueño
despertamos a la eternidad y la muerte dejará de existir,
muerte morirás.

Acoger desde
el corazón
El proceso del duelo

Parroquia Beato
Manuel Domingo y
Sol
Diciembre 2019
“Amar la vida”
“Acoger desde el corazón”
SABIDURÍA DEL CORAZÓN. El duelo.
Introducción:
Nos hemos convertido en la máxima expresión de individualismo egocéntrico.
Un individuo cada vez más aislado centrado en la realización personal asociada
al bienestar emocional, que prácticamente ha perdido el sentido comunitario (de
grupo), que ha dejado de implicarse e interesarse por la comunidad, patria,
país… dejándola en manos de los “profesionales” de la política, y que reduce la
dimensión comunitaria a la más mínima expresión (familia, pareja, hijos
amigos…)
La consecuencia resultaría clara si miramos al hombre en toda su unidad: A más
individualismo, posiblemente, más soledades se deriven, más oscuridades en la
propia vida, más sufrimiento, dependencias, agotamientos no verbalizados.
Creo a pie juntillas que cualquier profesional que se precie de ello, (en el caso
de ser creyente tiene un plus de exigencia evangélica), puede ayudar a recuperar
la dimensión comunitaria, descubierta a partir de la propia persona, aquella que
sea capaz de emocionarse, expresar sentimientos, valorarse a sí mismo,
recuperando así la vitalidad que tiene cada ser humano, aprender a vivir con
fracasos y triunfos, descubrir más profundamente la relación humana que le re-
lance al propio descubrimiento del otro, y de sí mismo. Necesaria valoración del
individuo y del sentido comunitario que lo conduce a la solidaridad y al
compromiso más allá del pequeño grupo que sus relaciones lo han ido
construyendo. La persona como ser individual y social a la vez. Vivir la vida
como posibilidad de ser apreciada como don, como regalo y no sólo como una
construcción personal.
Así podemos aprender a valorar la dimensión gratuita de las relaciones humanas
y de toda la propia vida. Descubrir que a menudo somos, porque alguien nos ha
amado cuando éramos débiles, sin esperar nada a cambio.
EL ser humano no son sólo relaciones pactadas que tienden a desaparecer
cuando descubre la gratuidad de la vida.
Película Witt:
FICHA TÉCNICA
Witt (Gran Bretaña - EE.UU., 2001). D.: Mike Nichols.
G.: Margaret Edson (autora del libro), Emma
Thompson. P.: Simon Bosanquet. F.: Seamos Mc
Garvey. M.: Henryk Mikolaj Gorecki, Arvo Pärt, Dimitri
Shostako. Mo.: John Bloom. I.: Emma Thompson
(Vivian Bearing), Christopher Lloyd (Dr. Harvey
Kelekian), Eileen Atkins (Evelyn ‘E.M.’ Ashford), Audra
Mcdonald (Susi Monahan), Jonathan M. Woodward
(Dr. Jason Posner), Harold Pinter (padre de Vivian).
94’.

SINOPSIS
Vivian Bearing de 48 años es una brillante e ingeniosa profesora de literatura
inglesa, doctorada en filosofía y experta en poemas del siglo XVII. Sobre todo en
un autor (John Donne) cuyo poema hace de eje transversal de la película.
Vivian se ha dedicado por completo a la vida universitaria, siendo una profesora
exigente e intransigente. Su tranquila y solitaria existencia se ve alterada cuando
se le diagnostica un cáncer de difícil curación (cáncer ovárico metastático en
estadio IV). Su única alternativa es someterse a un tratamiento experimental
cuya eficacia no ha sido todavía demostrada y que, irónicamente, le será
administrado por un joven doctor que fue antiguo alumno suyo.
Haciendo uso de su inteligencia e ingenio, Vivian afronta esta dura prueba, en la
que acabará por darse cuenta de que el amor a la vida es su mejor arma.

SELECCIÓN DE ESCENAS

Escena 1.
No hay barreras insalvables
(Vivian sentada en la cama de la clínica, con la bata y una gorra disimulando su
falta de cabello, hablando directamente a los espectadores) Vivian Tengo
cáncer, un cáncer insidioso con graves efectos secundarios, perdón, con nocivos
efectos secundarios.
Tengo un cáncer ovárico metastásico en fase cuatro. La verdad, es que no hay
fase cinco. Ah, y tengo que ser muy fuerte. Como se suele decir normalmente,
es una cuestión de vida o muerte. Y lo sé todo sobre eso. Al fin y al cabo, soy
profesora de poesía del siglo XVll, especializada en los Sonetos de John Donne,
que exploran la mortalidad mejor que cualquier otra obra escrita en inglés, y lo
sé por el hecho de que soy fuerte. Una profesora exigente e intransigente. Nunca
rehuyo un desafío. Por eso elegí estudiar a John Donne, como alumna de la gran
E.M. Ashford.
(Cambio de plano, en flash-back. Entra Vivian, de joven, en el despacho de la
profesora Ashford) Ashford: Ah, sí. Su ensayo sobre el sexto Soneto Sagrado,
es un melodrama pretencioso impropio de usted, y no digamos de Donne. Vuelva
a hacerlo. (El contra plano de Vivian es en el momento actual, en la clínica)
Vivian: Yo... Ashford: Comience por el texto, Srta. Bearing, no por una sensación.
“Muerte, no te enorgullezcas, (Volvemos al despacho) aunque algunos te llamen
poderosa y terrible puesto que nada de eso eres”. No ha entendido en absoluto
el sentido del poema porque, debo decir, que ha usado una edición del texto,
incorrectamente puntuada. Y la edición de Gardner del texto... Vivian: La edición
que usé fue revisada... Ashford: ¿Srta. Bearing...? Vivian: Perdone. Ashford: Se
lo toma a la ligera. Esto es poesía metafísica, no novela moderna. Los criterios
de erudición y lectura crítica, que se aplicarían a cualquier otro texto, aquí son
insuficientes.
Para que el resultado sea significativo, el esfuerzo debe ser total. ¿Cree usted
que la puntuación de la última línea de ese soneto es un detalle insignificante?
(Vivian dice que no con la cara) El soneto comienza con una valerosa lucha con
la muerte, convocando a todas las fuerzas del intelecto para vencer al enemigo.
Se trata, en última instancia, de la superación de las insalvables barreras que
separan la vida, la muerte... y la vida eterna. En la edición que usted eligió, ese
significado profundamente simple se ve sacrificado por una puntuación histérica.
''Y la Muerte'', M mayúscula, ''dejará de existir'', punto y coma; '' ¡Muerte, ‘‘M
mayúscula, coma, seguido de ''morirás!'', entre signos de admiración.
Si eso es lo que busca, le sugiero que se dedique a Shakespeare. (De nuevo en
la clínica) La edición de Gardner de los Sonetos Sagrados vuelve a las fuentes
del Manuscrito Westmoreland de 1610. No por razones sentimentales, se lo
aseguro, sino porque Helen Gardner es una erudita. Ella dice ''Y la muerte dejará
de existir'', coma, ''muerte morirás''. Ni un suspiro, ni una coma, que separe la
vida de la vida eterna. Con la puntuación original, la muerte ya no es algo
(Volvemos al despacho) que se representa en un escenario entre signos de
admiración. Es una coma. Una pausa. De esta forma, una forma inflexible, uno
aprende algo del poema, ¿no cree? Vida, muerte, alma, Dios, pasado, presente.
No hay barreras insalvables. No hay puntos y comas. Sólo una coma.
Vivian Vida, muerte, entiendo. Es un concepto metafísico, ingenio.
Volveré a la biblioteca y... Ashford: Mire, no es ingenio, Srta. Bearing, es verdad.
La teoría no sirve de nada.
(De nuevo en la clínica)
Vivian: ¿Ah no? Ashford: Vivian, es una joven brillante. Use su inteligencia. No
vuelva a la biblioteca. Salga por ahí. Diviértase con amigos.

Escena 2.
El último paso
(Vivian sentada al lado de la cama de la clínica. La vemos en plano general. A lo
largo de su monólogo la cámara se va acercando hasta enfocarla en primer
plano) Vivian: ''Esta es la última escena de mi drama. Aquí fijan los cielos el
último metro de mi peregrinaje. Aquí, tarde, aunque, sin duda, veloz fue su curso,
da mi carrera el último paso; halla mi palmo su último centímetro, mi minuto su
último punto.
Aquí la muerte voraz vendrá a separar en un instante mi cuerpo de mi alma.
‘‘John Donne, 1609. Este poema me atrae particularmente. En abstracto. Ahora
encuentro la imagen de ''mi minuto su último punto'', podríamos decir que
demasiado, directa. No es que quiera quejarme pero, me estoy poniendo muy
enferma. Muy, muy enferma. Terminantemente enferma, como quien dice.

Escena 3.
El conejito fugitivo
(Vivian en la cama de la clínica con muchos dolores acompañada de Susie. Entra
el doctor Kelekian y Jason, vestido de calle) Kelekian: Dra. Bearing, ¿tiene
dolores? Vivian: ¡No puedo creerlo! Kelekian: Quiero un gotero de morfina. Susie:
Con el auto administrable estaría más despierta. Kelekian: Generalmente sí,
pero en su caso, no. Susie: Pero yo creo que ella preferiría... Kelekian: Se
merece descansar. Morfina. Diez unidades ahora y 10 cada hora. Dra. Bearing,
intente descansar, nosotros vamos a ayudarla. No se preocupe. ¿Dra.
Bearing...? (Ella intenta responder pero apenas puede articular palabras)
Estupendo. (A Susie) Susie. (Abandonan la habitación. Queda ella con Jason,
que deja en la cama el historial y abandona la habitación)

(Vivian habla a los espectadores)


Vivian: Hola. ¿Cómo se sienten hoy? Estas son mis últimas frases coherentes.
Tendré que dejar la acción a los profesionales. Ha venido tan rápido, después
de tardar tanto que no ha habido tiempo para un final adecuado.
(Cambio de plano. Vemos como Susie le pone suero)
Vivian: Espero que eso tenga un efecto soporífico.
Susie: Bueno, eso no lo sé, pero lo cierto es que da sueño.
(Vivian ríe) Susie: ¿De qué se ríe? ¿Qué? ¿Qué?
Vivian: (Riendo) Es que... Es que ''soporífico'' significa eso, ''que da sueño''
Susie: ¿De veras? Vaya, qué tonta soy.
Vivian: No, no, ha sido muy gracioso. Susie:¿Sí? Pero he hecho la tonta. Me
alegra que me lo haya explicado. Nunca lo habría cogido.
(La cámara se va alejando de la habitación a través de la puerta)
Vivian: Es que soy profesora.
(La cámara queda en el pasillo. La habitación al fondo. Susie cierra la cortina)
(Vemos entrar por el pasillo a Susie y Jason, en dirección a la habitación)
Jason: Sí, era una gran profesora. (Entran en la habitación)
Escribió toneladas de libros, artículos… Era toda una autoridad. La gente se
apartaba para dejar paso. Levantemos la hidratación. No beberá más.
Confiemos que no pierda los riñones... Sí, yo le tenía un gran respeto.
Qué más puedo decir de todo el Departamento de Bioquímica.
Susie: ¿Qué quieres? ¿Dextrosa?
Jason: Dale una salina. Daba unas charlas excelentes. Sin apuntes, ni una
palabra fuera de lugar. Era impresionante. Había alumnos que la odiaban. Susie:
¿Por qué? Jason: No era exactamente una delicia. Susie: Tampoco ha sido
exactamente eso aquí...Señorita Bearing, Jason y yo vamos a insertarle un
catéter para recoger su orina. No le dolerá, no se preocupe.
Jason: Como si fuera a oírte. Susie: Oye, y tú, ¿qué sabes? Jason: Ocho ciclos
a dosis completa. Kelekian no lo creía posible. Ojalá todos resistieran como ella,
tendríamos más datos.
Susie: No me la imaginaba así. Siendo experta en poesía la creía más soñadora.
Jason: Tal como la daba, su clase parecía un campamento militar.
Ese John Donne se pasaba de difícil. El cerebro se te hacía polvo antes de
entenderlo. Susie: ¿Tan complicado era? Jason: Bueno, tiene que ver con el
tema. Los ''Sonetos sagrados'' trataban sobre el ''afán de salvación''. El término
lo inventé para un examen, creo que encaja muy bien. Era brillante. Realmente
brillante. Hace que Shakespeare parezca un aprendiz. Sabes que eres un
pecador... Está el rollo religioso de la salvación, pero no puedes manejarlo.
Susie: ¿Cómo es eso? Jason: Porque no resiste un examen. Como no puedes
enfrentarte a la vida sin eso, escribes esos jodidos sonetos. Como un juego para
hacer un puzle muy complicado. Susie: ¿Qué le pasa al final? Jason: ¿Al final?
¿A quién? Susie: A John Donne. ¿Lo entiende? Jason: ¿El qué? Susie: Su afán
de salvación. Jason: No, qué va. Eh, el puzle acaba venciendo. Al final, ni
intentas resolverlo. Es fascinante, en serio. Como prepararse para una
investigación con un nivel de complejidad creciente.
Susie ¿Hasta cuándo? Jason ¿Qué insinúas? Susie ¿Qué pasa al final?
¿Resuelves el puzle? Jason No. Si se trata de eso, la investigación sólo intenta
cuantificarlas complicaciones del puzle. Susie Tú ayudas a la gente. Salvas vidas
y esas cosas. Jason Claro. Salvo a alguien, luego sale a la calle y le atropella un
autobús.
Susie Ya, supongo. Pero es que yo no lo veo así. Será porque nunca he hecho
un curso de poesía. Jason: Bueno, si algo aprendí de la poesía del XVll, es que
puedes olvidarte de todo ese rollo sentimental. La ''Cinética de enzimas'' tenía
más poesía que sus clases. Además, no puedes ir por ahí pensando en ese rollo
del sentido de la vida, te volverías loco. Susie:¿Crees en eso? Jason: ¿Creer en
qué? Susie: No sé, en el rollo ese del sentido de la vida. Jason: ¿Qué os enseñan
en la escuela de enfermería? Para ella se acabó. No tardará mucho. ¿Has
terminado? Susie: No, he de ordenar un poco. Jason (Marchándose) : Hasta
luego. Susie: Adiós. (Se queda en la habitación poniéndole crema en las manos)
(Elipsis. Llega por el pasillo la profesora Ashford. Entra en la habitación. Se
acerca lentamente a Vivian. Ashford: ¿Vivian? ¿Vivian? Soy Eve. ¿Vivian?
Vivian: ¡Dios mío! ¿Profesora Ashford? ¡Dios mío! Ashford: He venido a la
ciudad, a visitar a mi bisnieto. Está a punto de cumplir 5 años. He ido a verte a
tu despacho y me han dicho que estabas aquí. (Se quita el abrigo) He caminado
tanto... Había olvidado lo fría que es esta ciudad.
Vivian: ¡Oh, me siento tan mal! Ashford Sí, sé cómo te sientes. Lo puedo ver.
Querida... (Vivian llora) ¡Oh, anímate! ¡Anímate! ¡Oh, Vivian! ¡Vivian! (Ashford se
sienta a su lado y la abraza) ¡Vamos, vamos! ¡Vamos, vamos, Vivian! Hoy hace
tanto viento... No te preocupes, cariño. Veamos. ¿Te gustaría que te recitara
algo? ¿Te gustaría? Voy a recitarte algo de Donne. Vivian: ¡No!
Ashford: Está bien. Veamos. ‘Érase una vez un conejito que quiso huir de su
casa. Así que le dijo a su madre ''Me voy a escapar''. ''Si te escapas'', dijo su
madre, ‘‘Correré tras de ti, porque tú eres mi conejito. ‘‘‘‘Si corres tras de mí'', dijo
el conejito, ''entonces, me convertiré en pez en un arroyo y me alejaré nadando
de ti''. ''Pues, si te conviertes en pez en un arroyo'', dijo su madre, ''me convertiré
en pescador e iré a pescarte. ‘‘Ah, fíjate, una pequeña alegoría del alma. (Le
enseña la ilustración del libro) Dondequiera que se esconda, Dios la encontrará.
¿Lo ves, Vivian? ''Si te conviertes en pescador'', dijo el conejito, ''me haré pájaro
y me alejaré volando de ti. ‘‘‘‘Si te haces pájaro y te alejas volando de mí'', dijo
su madre, ''yo me volveré árbol, al que irás a vivir. ‘‘Muy inteligente.
''Cáscaras'', dijo el conejito, ''casi es mejor que me quede donde estoy y siga
siendo tu conejito''. Y así lo hizo. ''Toma una zanahoria'', dijo mamá conejo.
‘‘Precioso. (Vivian duerme en su regazo)
Ashford:Es hora de irse. (Se levanta y la besa) Ashford: ''Y bandadas de ángeles
te acompañarán a tu descanso. ‘‘
(Plano general con la cámara alejándose lentamente. En primer término, Vivian
en la cama, al fondo, la profesora saliendo de la habitación y marchando por el
pasillo)
Escena 4.
“Muerte, morirás”
(Plano cenital de Vivian, ya fallecida, en la cama de la clínica, y Susie moviéndole
la cabeza. Oímos la voz en off de Vivian) Off ''Muerte, no te enorgullezcas, (La
enfermera sale de la habitación y cierra la cortina) aunque algunos te llamen
poderosa y terrible, puesto que nada de eso eres. (Plano picado sobre el rostro
de Vivian. La cámara se va acercando cada vez más a su rostro) Porque todos
aquellos a quienes creíste abatir no murieron, triste muerte, ni a mí vas a poder
matarme.
(Su rostro se encadena con una fotografía en blanco y negro de Vivian sana) se
nos hace dormir tan bien, y mejor, que con tu golpe, ¿de qué te jactas? Tras un
breve sueño, despertamos a la eternidad, y la muerte dejará de existir'', coma,
''muerte morirás. ‘‘
El poema de Donne será el eje de comprensión del film:
Muerte no te enorgullezcas,
aunque algunos te llamen
poderosa y terrible, puesto que
nada de eso eres; porque todos
aquellos a quienes creíste abatir no murieron,
triste muerte, ni a mi vas a poder
matarme, esclava del hado, la fortuna, los reyes y los desesperados,
si con veneno, guerra y enfermedad y amapola
o encantamiento se nos hace dormir
tan bien y mejor que con tu golpe,
de qué te jactas, tras un breve sueño
despertamos a la eternidad y la muerte dejará de existir,
muerte morirás.

1. El sentido de la vida
La renuncia a las dimensiones espirituales y su reducción a la materia termina
por deshumanizar. La enfermedad no puede ser un refugio en la abstracción
metafísica .y en el ejercicio profesional.
La profesora Evelyn E.M. Ashford que viene en ayuda de Vivian en la hora de la
muerte. Más allá de las complicadas abstracciones le cuenta un cuento infantil
que no es más que “una pequeña alegoría del alma. Donde quiera que se
esconda, Dios la encontrará”. Este es el sentido, la vida es Witt, es gracia de
Dios.

2. El duro aprendizaje del sufrimiento


La persona segura de sí misma ve asomar la duda y el miedo: “Dios mío, tengo
miedo”. “Estoy aprendiendo a sufrir”. El dolor le enseñará a ser menos poética
pero más real.

3. La aceptación de la muerte
La aceptación supone la rebelión y la búsqueda. Allí se concentran los sentidos
en cada acto y en cada momento. “Esta es la última escena de mi drama…”.
Afirmación fuerte del final del tiempo, del final del cuerpo exhausto y caduco.
El texto del poema primero dirá: “la muerte dejará de existir, muerte morirás”. El
asunto de la polémica es nimio, un punto o una coma. Ella defiende la coma.
Tras la muerte “una coma, una pausa”, tras un paso, el salto entre esta vida y la
eternidad.

4. Ante la misericordia de Dios


Hay un soneto que la profesora Vivian muestra a sus alumnos:
“Vistió de muerte nuestra inmortalidad. Si el lascivo macho cabrío y la serpiente
envidiosa no son condenados, ¿por qué habría de serlo yo? ¿Por qué la
intención o la razón nacidas de mí, harían mis pecados iguales a los otros? Y si
la misericordia es para Dios fácil y gloriosa, ¿por qué_ amenaza con su
implacable cólera?
Pero, ¿quién soy yo para atreverme a discutir contigo? ¡Oh Dios!, ¡oh! De tu
única noble sangre y de mis lágrimas, haz un celestial Leteo y ahoga en él la
negra memoria de mis pecados, para que tú los recuerdes y reclames alguno
como deuda.
Tomaré por clemencia si quieres olvidarlos”. Aunque en este soneto aparece la
amenaza de la cólera de Dios, en última instancia triunfa el Dios de la
misericordia que ahoga nuestros pecados en su clemencia.
La intachable Vivian siente una necesidad profunda de pedir perdón a Dios al
final de su vida tras el recorrido de la memoria. No todo ha ido bien y quiere
arrepentirse de lo no amado, de lo no vivido.
En este sentido en la escena final con la profesora Ashford es una referencia a
la maternidad/paternidad divina en la que nos podemos morir/dormir en paz.

5. La resurrección
La escena última nos habla que “entre la vida y la muerte, el alma y Dios no hay
barreras infranqueables”. Hay una unidad profunda que muestra la esperanza
del clérigo poeta que sabe que la muerte ha sido vencida en la resurrección de
Cristo.
La simbología de la resurrección se significa con el rostro muerto de Vivian que
progresivamente se confunde en un fundido en blanco signo de la luz divina en
la que se transforma y el encadenado de la fotografía sonriente de la profesora.
Hay una transformación hacia la plenitud que Vivian ha recorrido tras su muerte,
una vida nueva.

(Jn 16,33 16,33


LAS RELACIONES AFECTIVAS ¿Qué son?

Las relaciones afectivas son aquellas en las que habiendo establecido un


vínculo, se produce un intercambio emocional entre las partes que componen la
relación. La profundidad de la relación afectiva dependerá de numerosos
factores siendo el más determinante, la intensidad del intercambio emocional.
Dicho intercambio tiene un comportamiento cíclico en el tiempo y hace que las
relaciones afectivas pasen por 4 fases.

1.- Apego: inicio de la relación. Para que pueda darse las necesidades de todos
los que componen la relación deberán estar tenidas en cuenta.

2.- Bonding: este “sintiendo” corresponde al conjunto de emociones y


sensaciones de cercanía afectiva (generalmente agradables) que se dan
mientras la relación está establecida y continúa evolucionando con la relación.

3.- Separación: se produce cuando en la evolución natural de la relación, las


partes que la conforman dejan de estar en contacto.

4.- Duelo: Cuando se rompe la relación, se produce el contacto con las


sensaciones y emociones de la pérdida, como de luto interno, al no poder
continuar. Tanto si se trata de un proceso de duelo espontáneo como de un duelo
terapéutico, el proceso cuenta con tres etapas y nueve fases que, aunque
pueden darse de forma desordenada, vamos a ordenarlas por cuestiones
didácticas de la siguiente forma. Y, ¿Cuándo la muerte ha tocado hace muy
poco mi vida?

Somos humanos, tenemos sentimientos, emociones, reacciones, no podemos


negarlas. Expresarlas no es muestra de falta de espiritualidad.

MPATÍA
MPATÍA

E MPA
En el proceso del duelo necesitamos:
La escucha activa

La persona empática es capaz de desarrollar una escucha activa durante la


relación con la persona que visitamos. Esto implica, atención, motivación
interés……por parte del ayudante.

Un pilar importante en la escucha activa es la atención, que se divide en tres


tipos:
1. Atención física, tenemos actitud de escucha, nuestra postura, nuestra
predisposición a escuchar.
2. La observación, escuchamos también las cosas que nos quiere decir
nuestro interlocutor, aunque no tengan voz. Todo lo que deriva del
lenguaje no verbal
3. La escucha cercana, con la proximidad el ayudante demuestra que está
vitalmente interesado en la persona que requiere ayuda.

¿Qué significa exactamente escuchar? (ejercicio de la escucha)


Escuchar significa que detrás de lo que estás oyendo de tu interlocutor hay un
mundo lleno de sentimientos que el otro quiere abrir. Escuchar es centrarse en
el otro y callar nuestras propias voces interiores. Escuchar es poner a disposición
del otro nuestro tiempo libre mental. Escuchar es hospedar sin condiciones.
Escuchar es acoger las expresiones de la vida del otro. Escuchar es situarnos
delante de la otra persona con atención, respeto y modestia.

La mirada es una parte importante en la escucha, nuestra mirada puede facilitar


o entorpecer una relación de ayuda.
El silencio, el respeto al silencio, es importante durante la escucha.

La relación basada en la escucha, propone un campo terapéutico en sí mismo.


Poder establecer una relación comunicativa quiere decir poder establecer unas
bases sanadoras para la persona que sufre.

Obstáculos para la escucha hay varios, provienen del ayudante, podemos


sintetizarlos en:

• Ansiedad • Pasividad
• Superficialidad • Predicar
• Emisión de juicios
• Impaciencia
TIPO CONCEPTO VENTAJAS COMPORTAMIENTOS
Hacemos Relaciones más Hacen aserciones breves y apropiadas:
respetar satisfactorias; Yo pienso, creo, quiero, necesito.
nuestros mayor
Distinguen claramente entre hechos y
derechos de una confianza en
opiniones.
forma que no nosotros
viola los mismos y en los Evitan palabras como: Tú deberías.
derechos del demás;
otro. Expresando aumento del Hacen preguntas abiertas para
de manera propio sentido descubrir los pensamientos, las
honesta y abierta de opiniones y los deseo de los demás.
nuestros puntos responsabilidad Usan un lenguaje no verbal con un
de vista, al y autocontrol. tono de voz firme, decidido, pero
tiempo que también cálido; su discurso fluye de
manifestamos manera uniforme; su rostro expresa
que entendemos
Asertivo

apertura; utiliza las manos y el cuerpo


la posición del para comunicar y no para asustar.
otro.
Dejamos de Expresamos con tono de excusa,
exigir el respeto evitamos expresar nuestros puntos de
de nuestros vista y nuestras convicciones.
derechos o nos Parecen tener
Es típico ofrecer largas justificaciones y
comportamos de las mismas
explicaciones, adaptándose a las
tal forma que el ventajas.
exigencias y a los puntos de vista del
otro puede
fácilmente El pasivo puede otro.
descuidarlos. apagar el
Usan un lenguaje no verbal con un
conflicto
Remiso o pasivo

tono de voz vacilante, monótona; su


evitándolo y el
discurso es nervioso, no fluido; su
agresivo nos
rostro con mirada baja, no le gusta
facilita lo que
mirar a los ojos; utiliza las manos y el
queremos
cuerpo en forma curvada o plegada
(poder,
sobre sí mismo.
Afirmamos posibilidad de Nuestras opiniones son más
nuestros desahogo). importantes que las de los demás sin
derechos de una motivo, demostrando desprecio u
No tenemos
forma que viola hostilidad, atacando o gesticulando de
incentivos para
los derechos del modo paternalista. La agresividad
modificarlos
otro, de manera enfatiza su punto de visa a cuenta del
mientras no
inoportuna y otro y termina deprimiéndolo.
encontremos un
deshonesta.
nuevo Usan un lenguaje no verbal con un
comportamiento tono de voz decidido, frio y alto; su
que demuestre discurso es fluido y sin pausas; su
que posee rostro expresa determinación y
Agresivo

mayores hostilidad; utiliza las manos y el


ventajas. cuerpo en forma intimidatoria (dedo
apuntando, cabeza levantada).

Ser lo suficientemente asertivos depende del nivel de autoestima que hayamos adquirido.
Síntesis: La inteligencia emocional es nuestra capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos y los de los demás y manejarlos adecuadamente en las relaciones, siendo dueños de
ellos y conduciéndonos por los valores, aprovechando la energía de los sentimientos.
La persona emocionalmente inteligente se autoafirma a sí misma en medio de los impactos
emocionales que experimenta como fruto de las interacciones con los demás. Previene así el
burnout en aquella relación en la que puede verse afectada por el sufrimiento ajeno, y se mueve
por los valores de actitud, incluso en medio de la incomodidad emocional: es dueña de lo que siente

Dos términos que resultan interesantes.

Asertividad

Cultivar el optimismo y construir relatos de esperanza, no sólo promover las malas noticias del
telediario, que amplifican lo negativo. Construir historias positivas, no solo de rencor, sino de
perdón… Usar cuentos para potenciar la narrativa.
Érase una vez un hombre malvado, Ben Sadok, que atravesaba un oasis. Tenía un carácter tan
violento que no podía ver nada sano ni bonito sin estropearlo.
En la orilla del oasis había una joven palmera que estaba creciendo con energía. Ésta le hirió los
ojos a Ben Sadok. Entonces cogió una piedra pesada y la puso encima de la corona de la joven
palmera. Y, echando una risa pérfida, continuó su camino.
La joven palmera se sacudió y se inclinó e intentó deshacerse de la pesada carga sin éxito. La
piedra estaba fuertemente puesta encima de su corona. Por más que intentaba empujar, no tenía
fuerzas suficientes para deshacerse de ella.
Entonces la joven palmera arañó el suelo y excavó y se mantuvo a pesar de la pesada carga,
empujándola. Como no podía estirar sus ramas, fue hundiendo y hundiendo sus raíces tan
profundamente que encontró las vetas de agua más escondidas del oasis.
Esas aguas frescas y profundas la alimentaron y fortalecieron, dándole tanta fuerza que empujó la
piedra tan alta, que ya ningún árbol hacía sombra a su corona. El agua de las profundidades y el
sol de las alturas convirtieron al joven árbol en una palmera reina
Al cabo de unos años volvió Ben Sadok, para alegrarse la vista con el árbol enfermo que él había
estropeado. Buscó sin éxito.
Entonces la palmera, más orgullosa ahora, bajó su corona, enseñó la piedra y dijo:
“Ben Sadok, tengo que darte las gracias porque tu carga me ha hecho fuerte.”

Resiliencia

Las palmeras dejan pasar los fuertes vientos, se doblan y agachan su


cabeza, pero se recobran y siguen creciendo después de las tormentas,
robusteciendo así su tronco su resistencia.
La resiliencia es una metáfora generativa que construye futuros posibles
sobre la esperanza humana y la consecución de la felicidad ante los
sufrimientos, los traumas y el dolor padecido.
Rastreando imágenes:
 La flor de loto nace en las
peores
 La espiritualidad de la pantera
rosa
 El patito feo
 El arte y escultura
 Arte y música. Beethoven:
sordo
Ayudar a crecer desde la noche oscura
Algunas pistas.
Testimonios.
1.- DESDE EL CÁNCER. MI GRAN TENTACIÓN: PEDIR A DIOS QUE ME LIBERARA DE LA
PRUEBA (Jesús Burgaleta)
“Me voy a atrever, con sencillez, a comunicaros mi experiencia en el transcurso de un largo proceso
de quimioterapia, finalizado, con éxito, con un trasplante de mi propia médula. La gran tentación
fue volver de la fe a la religión, de la confianza gratuita al interés; de relacionarme con Dios sin
esperar nada de él y sin necesitarlo -sólo por amor-, a acudir a él para que te liberara de la prueba
o te sacara del pozo. Tuve que asumir que si mi salud no dependía de Dios, tampoco mi
enfermedad. Dios ni me la enviaba ni la quería. Simplemente era algo que estaba ocurriendo en mi
vida. Si no me había quejado a Dios cuando todo me iba bien, ¿por qué me iba a quejar cuando
todo me iba mal? la única fórmula que encontraba era la del salmo aquel que dice “Señor, ¡qué
admirable es tu nombre en toda la tierra!”. Mi experiencia de Dios me ha llevado en el transcurso
de mi enfermedad:
-A confiar en mí mismo: a tomar conciencia de mis propias fuerzas, a solidarizarme con mis
resortes más profundos (resiliencia), a conectar con mis energías desconocidas, a luchar contra la
enfermedad sin desfallecer, a mantener el buen ánimo, a valorar el don de la vida y recibirlo como
una tarea.
-A intensificar la orientación fundamental de la vida como amor, entrega, donación. La enfermedad
también ha sido la ocasión para olvidarme de mí mismo.
-A vivir la enfermedad con normalidad, procurando no crear más situaciones excepcionales que
las necesarias. Dejarme cuidar con sencillez; a liberar a los demás de estar pendientes de mí, en
cuanto a la preocupación, atención, visitas o teléfono.
-A confiar en los médicos. A tener con los demás un sentimiento de misericordia”
2.- TESTIMONIO DE UN AFECTADO DE SIDA
• Empecé a encontrarme muy mal. Fiebres altas… hospital. Tenía el sida.
• Me había apartado de la religión, de la práctica, dadas mis circunstancias.
• Escuchando el propio interior se crece.

La soledad es una enfermedad del alma

3.- Josep y su familia. Unción en el Hospital de Jesús en Tortosa.


Jesús devuelve la autoridad al ser humano que pide ayuda.
• Por mi parte: Inercia de lo cotidiano, de lo conocido. Sobreviviendo.
• La familia: “Facilitadora de salud”
• Mossén, no te marches…
• Mt 15,21-28. Hay posibilidades de rebatir, de opinar.

“Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.


En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: « ¡Ten piedad
de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.»
Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que
viene gritando detrás de nosotros.»
Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»
Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: « ¡Señor, socórreme!»
El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»
«Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de
sus amos.»
Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde
aquel momento quedó curada su hija”.
• Jesús se deja interpelar. No impone.
• Provoca salud
Ausencia de juicio moralizante.
Acoger a la persona sin emitir juicios sobre ella.
No es lo mismo que aprobar las conductas.
Consideración positiva.
Confianza en los recursos del ayudado

La persona auténtica
SIENTE PROFUNDAMENTE
SABE LO QUE SIENTE
DICE LO QUE SABE QUE SIENTE

EL SANADOR HERIDO
La imagen del sanador herido (que cada vez se emplea más en la literatura médica, psicológica y
espiritual) sirve para poner en evidencia el proceso interior al que son llamados todos cuantos
prestan ayuda a quien atraviesa un momento difícil en la vida, marcado por el sufrimiento físico,
psíquico o espiritual. Significa, pues, el reconocimiento, la aceptación y la integración de las
propias heridas, de la propia vulnerabilidad y condición de finitud.
Integración y manejo de la propia “herida”

El sanador herido es, pues, la figura ejemplar de la relación terapéutica, donde el ayudante
ejecuta el arte de curar más allá de un método o una terapia puntual, involucrando todo su ser en
ese acto y empatizando con la herida del paciente que le rememora y activa su propia herida
devolviéndole así su percepción, de modo que ayudado y ayudante se “pasan” sus roles haciendo
fructíferamente sanador el dolor de ambos.

Ningún proceso terapéutico funciona sin el involucramiento de la subjetividad que implica la


relación personal.
Conocer e integrar la propia sombra es sanarse. Supone una apasionante terapia del límite, es
decir, un proceso de humanización donde la propia fragilidad se convierte en recurso resiliente,
donde lo que desearíamos esconder se transforma en fuente de comprensión de las dinámicas
ajenas, hasta que podamos decir serenamente. “nada humano me es ajeno”; cualquier dinámica
personal que encuentro en los demás tiene un eco en mí que me permita ser comprensivo y
humano ante ella.
Sentarse ante el telón del propio corazón dispuesto a asistir a la representación realista de
nuestro interior, puede producirnos pánico. Solo quien sobrevive a la contemplación serena de las
escenas menos agradables, de los recuerdos imborrables que afectan y han construido la propia
personalidad, de la tiranía de los sentimientos que a veces no se han dejado manejar por la
razón, solo ése será un artista en la escucha de la vulnerabilidad ajena.
El hombre de la era atómica se da cuenta de que sus poderes creativos conllevan la posibilidad
de la autodestrucción.
Observa qué complejos industriales enormes dan al hombre la posibilidad de conseguir en una
hora lo que en el pasado le costó años de trabajo. Pero también es consciente de que estas
mismas industrias han roto el equilibrio ecológico y que, a través de la polución atmosférica y del
ruido, han contaminado su propio ambiente
Si entramos primeramente en nosotros, para empezar a unificar nuestra existencia y a
familiarizarnos con las complejidades de nuestras vidas interiores, nos sentiremos en casa, en el
hogar en nuestras propias casas, descubriendo los rincones oscuros, lo mismo que los puntos
luminosos, las puertas cerradas, lo mismo que las habitaciones que están ahí pero que no
parecen en los planos de nuestra propia vida interior, desaparecerá nuestra confusión, nuestra
ansiedad disminuirá y seremos capaces de realizar un trabajo creativo.
Enseñar desde esta perspectiva, no significa contar una y mil veces viejas glorias sino ofrecer los
canales por medio de los cuales las personas puedan descubrirse a sí mismas, clarificar sus
experiencias y encontrar los cimientos en los que la Palabra de Dios puede asentarse firmemente.
La liturgia puede ser una gran aliada nuestra si somos capaces de poner todo en juego.

Servir
Nadie puede ofrecer su servicio a otros si no hace notar su presencia, es decir, si no se adelanta
y emerge del anonimato y de la apatía de su medio, y hace real la posibilidad de la amistad.
Muchos pacientes han sido engañados con cuentos sobre su recuperación y con una vida mejor
después de ella, aunque pocas de esas personas que trataban de consolar así al enfermo creían
en sus propias palabras. ¿Qué sentido tiene hablar sobre la espera del día de mañana cuando esas
palabras, muy probablemente, van a ser las últimas dirigidas a un enfermo?
Quién puede salvar a un niño de una casa en llamas sin ponerse en peligro de ser abrasado por
ellas? ¿Quién puede escuchar una historia de soledad y desesperación sin arriesgarse a
experimentar penas semejantes en su propio corazón, e incluso a perder su preciosa paz mental?
Hemos olvidado que ningún Dios puede salvarnos, salvo el Dios sufriente, y que ningún hombre
puede guiar a las personas a las que sirve, salvo el que se siente aplastado por sus pecados. Una
palabra, ¿quién puede librar a alguien del sufrimiento sin meterse de cabeza en él?
Como los nómadas semitas, vivimos en un desierto con muchos viajeros solitarios que buscan un
momento de paz, una bebida refrescante y una señal de ánimo para poder continuar luego su
misteriosa búsqueda de la libertad.
¿Qué exige la hospitalidad para convertirse en poder curativo? En primer lugar, que el que
hospeda se sienta en el hogar en su propia casa y, en segundo lugar, que cree un lugar libre y sin
miedo para el visitante inesperado
El ministro que ha llegado a hablar de igual a igual con su propia soledad y está en el hogar de su
propia casa, es un anfitrión que ofrece hospitalidad a sus huéspedes.
Entonces les regala amigablemente un espacio donde puedan sentirse libres para llegar, para estar
cerca y distantes, para descansar y jugar, para hablar y callar, para comer y ayunar. La paradoja
es que esta hospitalidad exige la creación de un espacio vacío donde el huésped pueda encontrar
su propio espíritu.
Paradójicamente, retirándonos al interior de nosotros mismos, no por autocompasión, sino con
sentido de humildad, creamos el espacio para que el otro sea él mismo y para que pueda
abordarnos desde sus propias realidades.
Pero la retirada del hombre hacia su interior es un proceso doloroso y que nos llena de sentido de
soledad porque nos fuerza a enfrentarnos directamente a nuestra propia condición en toda su
belleza tanto como en toda su miseria. Cuando no nos asusta entrar en nuestro propio centro,
introducirnos hacia la agitación de lo más íntimo de nuestra alma, llegamos a conocer que estar
vivo significa ser amado.
La mirada

“Ojos que no ven…”


“Hay quien no ve más allá de sus…”
“Hay quien lo ve todo…”
“Hay quien en lugar de ver molinos de viento, ve…”
“Lo esencial es invisible a los…”

Hay miradas…
Que matan
Que sorprenden
Que interrogan
Que envuelven
Que seducen
Que estremecen
Que hablan de soledad
Que espían
Que desprecian
Que hablan de sueños
Que se apagan
Que enternecen
Que interrogan
Que hablan de pena
Que esperan
Que reflexionan
Que hablan de éxito
Que están de fiesta
Luminosas
De foto
Que acumulan
POR QUÉ LA MIRADA DE JESÚS SEDUCE Y MOLESTA TANTO

La radical parcialidad de Jesús hacia los excluidos

de la sociedad es otro de esos

rasgos suyos innegables que, a la vez, seducen y asustan

Dos protagonistas: enfermos y pobres-excluidos

Los evangelios están llenos de enfermos, muchos de los cuales eran marginados sociales,

debido precisamente a su enfermedad: ciegos, cojos, sordos, paralíticos, leprosos...

enfermedades muy típicas de su época y su entorno. También están llenos los evangelios de

una serie de figuras de la clase más baja: prostitutas, recaudadores, mujeres, pobres... y un sin

fin de gente que hoy llamaríamos «don nadie”

Estos son sus dos protagonistas en sentido grupal, sin que ello sea obstáculo para que Jesús
tuviera trato y amistad personal con gentes de la llamada “buena sociedad”.
Más allá de la historicidad de cada escena concreta, este balance de protagonistas resiste
perfectamente a la crítica histórica. También es innegable que Jesús, mirado desde la
religiosidad judía, contrajo muchas veces “impureza” por el trato con aquellas gentes. Se dejó
tocar por ellos, tomó la decisión de ir a casa de un pagano... Y esa impureza no parecía afectarle
demasiado.
Cuando Jesús dice bienaventurados... no está queriendo decir que se lo pasan bien o que son
felices de acuerdo a nuestros cánones materialistas de bienestar. Sabe de sobra que pobres,
hambrientos, perseguidos y dolientes no son felices en ese sentido. Pero para Jesús el meollo
de la felicidad es el favor de Dios. La bienaventuranza de Dichosos los pobres porque Dios es
de ellos. De ahí que les sigan esas cuatro terribles malaventuranzas: ay de vosotros los ricos
etc. etc. Y esto es así porque, también para Jesús, «es imposible servir a Dios y a la riqueza
privada». Es de gran interés estudiar los mil escudos, corazas y otras defensas que, a lo largo
de la historia, hemos ido tejiendo los cristianos para defendernos de Jesús en este punto.
Resumiendo pues: Dios no es sólo una figura maternal (o paterna) sino que es además «amor
desigual» Como reza una de las mejores plegarias de la liturgia católica, su amor es manifiesto
a todos, pero más intensamente a los pobres y oprimidos. Lo cual no nos es fácil de aceptar a
quienes tendemos a creernos sus privilegiados.
Dos conductas: curaciones y comidas
Se puede discutir la historicidad de casi cada uno de los relatos milagrosos de Jesús; pero la
crítica histórica se considera autorizada para garantizar que Jesús realizó frecuentes
curaciones, prescindiendo ahora de qué dimensión “sobrenatural” tuvieran aquellos actos. Podrá
parecer incomprensible que las curaciones provoquen miedo o conflictividad, a menos que
tengamos en cuenta todo su contexto: aparte de que Jesús no cobraba por ellas como los
magos de la antigüedad, muchas de sus curaciones «violaban directamente las normas judías...
de segregación. Curaba en sábado desafiando así la vieja ley que prohibía trabajar el día del
descanso de Dios», y dando así al enfermo todo el protagonismo de la escena en lugar de
dárselo al taumaturgo. De este modo «declaraba el perdón de los pecados que habrían podido
causar la enfermedad que él mismo sanaba» (cf. Mc 2,1-2). Innecesariamente, y devaluando la
curación, los evangelistas repiten que «curaba a personas que estaban en los mismos límites
de las normas de la piedad judía a causa de sus ocupaciones, de su raza, de su lugar de
residencia de sus circunstancias rituales»11 (hijos del centurión o de la cananea, endemoniado
de Gerasa, mujer con flujo de sangre...). La crítica histórica parece confirmar que los relatos
evangélicos más primitivos de curación no presentan «pruebas para legitimar a su autor», sino
«acogidas que hacen visible una enseñanza» (la acogida de Dios). Los relatos más tardíos van
pasando de esta segunda concepción a la primera aunque, naturalmente, ambas concepciones
no son contradictorias y, a la larga, la segunda puede volverse más digna de crédito que la
primera. Prescindiendo de la cuestión de su historicidad, parece seguro que la frase que cierra
el episodio de Gerasa: «comenzaron a pedirle que se ausentase de sus confines» (Mc 5,17),
tiene un sentido simbólico, insinuando una discreta expulsión de Jesús. Y esta reacción en
contra sería aún más significativa si el endemoniado simbolizaba a los roma- nos, tal como
sugiere la respuesta de que su nombre era «legión». Una liberación a tal precio podía gustar
pero daba miedo.
Lo que Dios pretende es sacar la máxima humanidad posible de esta mar turbia de inhumanidad
que somos tantas veces los seres humanos

Jesús no revela más divinidad que


la de su figura humana y ese es el escándalo
de la encarnación Dios
Ejemplificando y concluyendo con algunas pistas. El buen samaritano (Lc/10/29-37)
San Lucas sitúa la escena, que podría evocar un incidente real, en el camino que va de
Jerusalén a Jericó. Es una pendiente larga (27 kilómetros entre Jerusalén y Jericó), todavía hoy
famosa por los ataques de los bandidos (Jeremías). Cuando haga su última peregrinación,
Jesús seguirá ese camino en sentido inverso. El héroe de la parábola es un hombre corriente
y moliente. Un viajero, que tiene justamente lo que se necesita para hacer un viaje: su mula, y
dentro del sillín, una cantimplora de vino, y algunas vendas de tela. El hombre anda
cómodamente por las posadas. Por lo demás, es un samaritano, de una región poco
recomendable; y baja de Jerusalén, donde es seguro que no ha estado para adorar a Dios. El
prefiere su monte de Garizim, donde han sacrificado los Patriarcas. Pero bajo el vestido de
ese viajero «corriente» palpita un corazón que no tiene nada de vulgar. En un recodo, se
espanta la caballería. Allí, en el suelo, está tendido un hombre, con el rostro ensangrentado,
asesinado tal vez... Respira jadeante, como en el estertor de la agonía. El viajero se acerca. Se
da cuenta entonces de la maniobra de los dos viajeros que han pasado delante de él, un
sacerdote judío y un levita. Exactamente en ese sitio, han tirado de sus mulas para no pasar
demasiado cerca de un muerto y evitar así una impureza que habría podido trastornar su
liturgia, su oficio del día. El Samaritano no tiene esos escrúpulos. Pero tiene compasión. Y
acercándose, le venda las heridas. Echa en ellas óleo y vino, receta del viejo Hipócrates. Le
hace montar sobre su propia mula. Y yendo él a pie, sosteniendo fraternalmente al herido,
le lleva a la hospedería y se encarga de cuidarle. Al día siguiente, saca de su faja dos denarios,
y se los da al posadero: «Cuida de este hombre, y lo que gastes de más, yo te lo pagaré a mi
regreso». Esto, lo que este buen hombre ha hecho, parece muy sencillo. «La caridad —decía
Peguy— es, por desgracia, algo natural. La caridad brota por sí sola. Para amar al prójimo,
no hay más que dejarse llevar, ver un poco de miseria. Para no amar al prójimo, habría que
violentarse, torturarse, atormentarse, contrariarse. Habría que ir en contra de uno mismo,
hacerse otro. La caridad fluye naturalmente, brota de manera sencilla, sin esfuerzo, como el
agua de un manantial. Es el primer movimiento del corazón. El primer latido, que es el bueno.
La caridad es una madre y una hermana». Sin duda alguna, resulta muy sencillo ser «humano»
(en el sentido que ha impuesto a esta palabra una civilización cristiana). Pero no es ahí donde
nos lleva la parábola. Una cosa nos pone los pelos de punta: el sacerdote judío, el levita judío
no han sacado, de su religión, más que razones para dispensarse de la misericordia. Un fariseo
los alabaría por haber colocado la preocupación por la pureza legal, por encima de la caridad.
Y aunque es cierto que el samaritano ha vencido su repugnancia para recoger de la orilla del
camino al moribundo lleno de sangre, y ha «perdido su tiempo» ocupándose de él, y ha gastado
con él su dinero (¿era tan rico?), y ha venido en socorro de un judío (por lo demás, la parábola
no nos dice que el agonizante fuese judío), aunque todo esto es verdad, Jesús nos lo presenta
como ejemplo por esta otra razón: su caridad es un acto religioso que en lo sucesivo estará
colocado en la base de la santidad.
«La moral de esta historia es que la caridad es la verdadera santidad”. Esa es la clave de todo el edificio de la
parábola. Esto es lo que explica particularmente la elección de los personajes, un sacerdote y un levita, personas
santas por profesión y ocupación, y un desconocido samaritano, de raza distinta a la del hombre que necesitaba el
socorro del prójimo.
Los dos primeros subrayan la lección de la parábola por el contraste que sugieren entre la verdadera santidad del
amor y las formas viciadas de la santidad; el último pone de relieve, con su buena acción, el valor supremo del amor
a los ojos de Dios. Nuestra parábola es, de manera enfática, una parábola de la gracia; nos revela la naturaleza de
Dios y de su Reino».
«Toda la humanidad yace herida en el borde del camino, en la persona de ese hombre, a quien los ladrones han
despojado». Cuando un hombre se inclina caritativamente sobre esta humanidad, tocando su alma, su espíritu o su
cuerpo, es siempre Jesús, el buen Samaritano, el que se inclina. Un gesto de caridad auténtica se hace un gesto de
Cristo, con la profundidad de Cristo, con la anchura de su humanidad.
«Vete y haz tú lo mismo», oímos que se dice al escriba. Hay una Buena Nueva para los corazones arrepentidos,
hay un mañana esperanzador para los que han soltado las amarras que los uncían al pasado.
«Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria, escoltado por todos los ángeles, se sentará sobre
su trono de gloria. Se congregarán delante de él todas las naciones, y separará a los unos de los
otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos...
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, poseed el Reino que está
preparado para vosotros desde el comienzo del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino, y me ofrecisteis albergue; estuve desnudo, y me
vestisteis; estaba en la cárcel, y fuisteis a verme... (Mt 25, 31-36).
Toda la civilización cristiana ha nacido de esta parábola. ¿Tendremos hoy todavía el coraje y la
lucidez de volver a comenzar este milagro de la gracia?
Domestícame

Las manos son uno de los instrumentos comunicadores por excelencia; esto lo constatan cada día
más los especialistas en relaciones humanas, que han comprobado que quienes durante su
infancia no recibieron caricias de sus padres son más proclives a mostrar dificultades para dar o
recibir afecto, a mantener una postura corporal rígida y a las limitaciones para expresar emotividad.
Asimismo, manifiestan una tendencia a evitar el contacto físico con los demás, a verlo como algo
inapropiado o "sucio". Son vistas como personas distantes, "frías". Al parecer, personas que
evidencian también una dificultad mayor de la habitual para sentirse queridas y aceptadas por los
demás. Acariciemos a nuestros hijos para que ellos sepan cuidarnos, cuando lo necesitemos, con
sus caricias.
La demencia es un proceso degenerativo progresivo e irreversible que va minando de forma
progresiva las capacidades intelectuales del enfermo; es una enfermedad que golpea el cerebro
del enfermo y el corazón de la familia. Pero no olvidemos que aún recuerda el amor. Cuidar al
enfermo de Alzheimer es cuidar a alguien que recibe sin darse cuenta; él nos recompensa nuestro
trabajo con una mirada o una sonrisa; supone hacer que nuestro tiempo se componga de paciencia,
amor y buena voluntad. No nos pide más que una mano que estreche la suya, un corazón que le
cuide y una mente que piense por él cuando ya no puede hacerlo. El cerebro de este enfermo está
estropeado, pero su corazón, al menos, el afectivo, no. Su corazón biológico necesita que sus
coronarias le aporten sangre suficiente; cuando éstas no cumplen bien su función podremos aportar
soluciones con los medicamentos o con la cirugía. Sin embargo, su corazón afectivo sólo precisa
de afecto y para alimentarse de este afecto tan sólo necesita que le transmitamos el nuestro a
través de nuestra sonrisa, con palabras agradables y con nuestras caricias.

La comunicación es distinta si nos situamos a un metro de la cama o si nos ponemos a su lado


tocándole con nuestra mano. Cuando el profesional sanitario coge la mano del enfermo parece que
parte de su sufrimiento pasa a quien le toca. Cuando alguien es capaz de acercarse al enfermo y
darle la mano, o un beso o una caricia, aparte de ser un acto de amor infinito, se consigue que el
enfermo se sienta como una persona viva y emotivamente unido a quien le muestra ese afecto. Un
apretón de manos, una caricia, un fuerte abrazo, no los lleva el viento, suelen pesar más que las
palabras.

Con nuestro contacto físico le transmitimos el importante mensaje de que no será abandonado y
que siempre tendrá a su lado un ser que le aprecia. En ocasiones, el tacto suele ser la única forma
de comunicación y de expresión de cuidado que se le puede dar. Si tiene que cuidar a alguien que
presenta esta terrible enfermedad, hágale compañía, siéntese junto a su cama y cójale de las
manos. ¡No le ignore! Aunque parece que no entiende nada, piense que siempre le queda la
afectividad. Es muy importante que el enfermo de Alzheimer y su cuidador mantengan alguna forma
de comunicación, sobre todo en los estadios avanzados en los que el enfermo ya casi no se
comunica verbalmente. Si quien le cuida o acompaña sigue hablándole, sonriéndole o
acariciándole, esta comunicación afectiva con el enfermo permanecerá intacta aun cuando la
comunicación verbal se pierda.
Gestos
ENTONCES apareció el zorro:
-¡Buenos días! -dijo el zorro. ¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio
nada.
-Estoy aquí, bajo el manzano -dijo la voz.
-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.
-¡Ah, perdón! -dijo el principito.
Pero después de una breve reflexión, añadió:
-¿Qué significa “domesticar”?
-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?
-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa “domesticar”?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo
único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”? -volvió a preguntar el principito.
-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa “crear lazos… ”
-¿Crear lazos?
-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil
muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre
otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú
serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…
-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor… creo que ella me ha domesticado
¿Cómo aprender a escuchar, saber escuchar, a todo ser humano que está buscando, que está sufriendo, que llora
y se muere interiormente porque no encuentra el sentido de su vida?

Danos entrañas de misericordia frente a toda miseria humana.

Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y


desamparado.

Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado


y deprimido.

Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de


libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un
motivo para seguir esperando.

Que quienes te buscamos sepamos discernir los signos de los


tiempos y crezcamos en fidelidad al Evangelio; que nos
preocupemos de compartir en el amor las angustias y tristezas, las
alegrías y esperanzas de todos los seres humanos, y así les
mostremos tu camino de reconciliación, de perdón, de paz

Compadecerse de los trabajos y miserias ajenas, creando un clima cálido, para aquel que está
empezando un proceso de aceptación de sí mismo.
Podría tener algún efecto positivo desde la posición de Rogers. Sí. Él le llama, auto comprensión
desde un clima acogedor, cálido, de aceptación incondicional para el otro. Ya veremos más
adelante el clima que ha de presidir una entrevista.
Llegaremos posiblemente a ayudarnos a “domesticar”, sólo y desde las entrañas de misericordia,
nunca jamás imponiendo juicios o patrones que a más de uno no nos han permitido crecer, e
inclinar la cabeza ante la perplejidad de las relaciones humanas.
Efesios 6:10-18

Por lo demás, fortaleceos en el


Señor y en la fuerza de su
poder.

Revestíos de las armas de Dios


para poder resistir a las
acechanzas del Diablo.

Porque nuestra lucha no es


contra la carne y la sangre,
sino contra los Principados,
contra las Potestades, contra
los Dominadores de este mundo
tenebroso, contra los Espíritus
del Mal que están en las
alturas.

Por eso, tomad las armas de


Dios, para que podáis resistir en
el día malo, y después de haber
vencido todo, manteneros
firmes.

¡En pie!, pues; ceñida vuestra


cintura con la Verdad y
revestidos de la Justicia como
coraza, calzados los pies con el
Celo por el Evangelio de la paz,
embrazando siempre el escudo
de la Fe, para que podáis apagar
con él todos los encendidos
dardos del Maligno.

Tomad, también, el yelmo de


la salvación y la espada del
Espíritu, que es la Palabra de
Dios; siempre en oración y
súplica, orando en toda ocasión
en el Espíritu, velando juntos
con perseverancia e
intercediendo por todos los
santos.

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