Debido a la importancia del ministerio del canto, debemos
ser muy cuidadosos con a qué personas ponemos a cargo del mismo.
Cada congregación tiene sus propios requisitos, pero éstos
son algunos requerimientos generales pero muy necesarios para la persona que llegue al liderazgo del ministerio de alabanza de cualquier iglesia. 1. Que sea un adorador.
Algunas personas están como encargados de adoración
solamente porque cantan bonito aunque su estilo de vida no refleje adoración para Dios, y eso no debe ser así.
Nadie puede guiar a otro en un momento de adoración si no
sabe adorar. El adorador dedica tiempo a estar con Dios y conocerle. Se esfuerza por vivir de acuerdo a la voluntad de su Señor.
No debe ser nuevo en los caminos de Dios.
El director de alabanza enfrenta una serie de circunstancias
,incluidas espirituales, al estar ministrando los cantos. Por ello se requiere que ya tenga algún tiempo de estar caminando con Dios para que sepa cómo enfrentarlas.
No debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva
presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo. (1Ti 3:6 NVI)
Debe conocer el estilo de alabanza y adoración de su
congregación, los cantos que entonan y las normas establecidas por su pastor.
No todas las congregaciones tienen el mismo estilo para
alabar a Dios por medio de la música, por lo cual es conveniente que el director de alabanza dedique un tiempo a conocer el estilo de su congregación y tomar un tiempo para hablar con su Pastor respecto al tema para poder trabajar en equipo con él.
Debe tener un nivel musical aceptable.
Del mismo modo que no sólo cantar bonito es suficiente
para ser director de alabanza, el sólo tener la preparación espiritual tampoco es suficiente. El director de cantos debe tener buen oído musical y cantar afinado. Deberá hacer todo lo que esté a su alcance para desarrollar su talento musical (clases de canto o de algún instrumento).
Debe contar con el respeto de su congregación, ganado
por su buen testimonio.
Junto con Tito, mandamos a un hermano en Cristo que trabaja
mucho anunciando la buena noticia. En todas las iglesias se habla bien de él, (2Co 8:18 BLS)
Los miembros de la iglesia en Listra y en Iconio hablaban muy
bien de Timoteo. (Hech 16:2 BLS)
Debe tener la capacidad de liderar y saber trabajar en
equipo, con el pastor y con los músicos (no debe ser individualista). Debe conocer, creer y apoyar la visión de su congregación. No debe tener resentimientos contra el liderazgo. Debe ser ejemplo en responsabilidad, puntualidad, disciplina, esfuerzo, servicio y sencillez.
No está demás que leamos el siguiente pasaje bíblico:
Es verdad que si alguien desea dirigir una iglesia, desea un
buen trabajo. Pero debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Debe tener una sola esposa, controlar todos sus deseos y pensar dos veces lo que va a hacer. Debe comportarse correctamente, recibir con gusto a los viajeros en su hogar y saber enseñar. No debe ser borracho, ni violento, ni buscar pelea. Al contrario, debe ser amable y tranquilo, y no estar preocupado sólo por el dinero. Además, debe gobernar bien a su propia familia y educar a sus hijos para que sean obedientes y respetuosos. Porque si no puede gobernar a su propia familia, tampoco podrá gobernar a la iglesia de Dios. Y no debe ser alguien con poco tiempo de haber creído en Jesucristo, pues puede volverse orgulloso y entonces recibirá el mismo castigo que Satanás. Por último, debe contar con el respeto de la gente que no cree en Jesucristo, para que nunca pase vergüenza delante de ellos ni caiga en alguna trampa de Satanás.
Los diáconos de la iglesia Los diáconos deben ser gente
respetable; no deben mentir ni beber mucho vino, ni estar preocupados por ganar mucho dinero. Además, deben creer siempre en todo el mensaje de la buena noticia que Dios nos ha dado, y tener la conciencia tranquila. Deben tener una sola esposa, y dirigir bien a sus hijos y a toda su familia.
Las mujeres también deben hacer bien su trabajo. No deben ser
chismosas, sino saber controlarse en todo, y ser personas en las que se pueda confiar.
A los que quieran ser diáconos se les deberá poner a prueba. Si
no se les puede acusar de nada malo y pasan la prueba, trabajarán en la iglesia. Los que hagan bien su trabajo como diáconos tendrán buena fama y se ganarán el respeto y la confianza de todos en la iglesia de Cristo.
La gran verdad Espero visitarte pronto. Pero te escribo todo
esto por si acaso no llego a tiempo. Así sabrás cómo debemos comportarnos los que pertenecemos a la iglesia, que es la familia del Dios vivo. La iglesia sostiene y defiende la verdad.