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CHIQUITANIA ENTRE LO ELECTORAL Y LO RACIONAL

Respecto al incendio a la Chiquitania y la negativa del Gobierno de Morales de lanzar la


Declaratoria de Desastre Nacional, me permito compartir mi opinión la cual va más allá
del argumento reiterado por muchas voces en la opinión público, el gobierno tiene una
estrategia de minimizar el problema de la Chiquitania para evitar posibles efectos
colaterales en su votación de cara a las próximas elecciones presidenciales de octubre.
Hasta ahí el razonamiento en líneas generales es correcto, sin embargo, cae en lo
superficial. Si retrocedemos al año 2014 nos topamos con la Ley de Gestión de Riesgos
N°602 promulgada por Evo Morales Ayma en fecha 14 de noviembre, esta ley establece
las bases para afrontar tanto emergencias como desastres en lo municipal,
departamental y nacional.
Dicha ley establece la constitución del Comité Nacional de Gestión de Riesgos y Atención
de Desastres y/o Emergencias (CONARADE) conformado por los Ministros de Defensa,
Planificación, Medio Ambiente, Obras Públicas y Desarrollo Rural y Tierras a la cabeza
del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Dicho ente tendría a su cargo la
gestión del Fondo para la Reducción de Riesgos y Atención de Desastres y/o Emergencias
(FORADE), con una base de financiamiento del 0,15% del Presupuesto General del Estado
consolidado de gastos, para financiar con carácter prioritario acciones en materia de
gestión de riesgos.
¿Qué pasó en el caso de la Chiquitania? El presidente Morales conformó un Gabinete de
Emergencia Ambiental el pasado 21 de agosto conformado por los Ministerios de
Presidencia, Gobierno, Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Salud. El Gobierno a través
de este Gabinete invirtió hasta el pasado 4 de septiembre alrededor de 11 millones de
dólares y 2 millones de dólares más provenientes de la cooperación internacional.
Apelando a datos oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas, se aprobó el
Presupuesto General del Estado para la gestión 2019 por un monto de 214.724 millones de
bolivianos (aproximadamente 30.851 millones de dólares americanos), de este monto y
valiéndonos de la Ley N°602 el 0,15% de este presupuesto teóricamente debería haberse
destinado para el FORADE, tal que el fondo ascendería a 322,09 millones de bolivianos
(aproximadamente 46,28 millones de dólares americanos) para esta gestión. El
FONARADE es 4 veces mayor al gasto que realizó del Gabinete de Emergencia Ambiental
hasta la pasada semana.
Por otro lado, la declaratoria de Desastre Nacional de acuerdo a la Ley N° 602 en el
Artículo 32 permite establecer un Régimen de Excepción ante el Desastre. Dicho régimen
otorga la capacidad de realizar modificaciones y transferencias entre partidas
presupuestarias en todos los niveles del Estado. Así también el Artículo 33 respecto a
la Contratación de Bienes y Servicios viabiliza la contratación por Emergencia
orientada a la atención oportuna e inmediata de la población y sectores afectados.
Nuevamente ¿Qué tiene que ver con la Chiquitania? Bien la negativa del Gobierno a esta
declaratoria de Desastre Nacional responde a una estrategia exclusivamente
presupuestaria. El momento en el que el Gobierno ceda en la Declaratoria de Desastre
Nacional, la ley obliga a realizar todas modificaciones presupuestarias necesarias para
priorizar la respuesta frente al incendio de la Chiquitania, esto supondría por una parte
que se transfiera recursos hacia los Gobiernos Departamentales y Municipales que se
han visto rebasados por la magnitud del evento. Por otro lado, que los recursos de todas
las instituciones públicas (incluidos Ministerios) se puedan reconducir para atender a la
brevedad posible las necesidades de equipamiento, recursos humanos, material,
provisiones, maquinaria pesada, entre otros.
Y aquí surge el conflicto, el Gobierno de Evo Morales ha presupuestado los recursos con
la perspectiva de afrontar un año electoral, en ese sentido los presupuestos del
Ministerio de la Gobierno (3.715 mil millones de bolivianos equivalentes a 533 millones
de dólares), Ministerio de Presidencia (2.642 mil millones de bolivianos, equivalentes a
379 millones de dólares) y Comunicación (527 millones de bolivianos equivalentes a 75
millones de dólares) se han incrementado considerablemente con relación a la gestión
pasada.
La Declaración de Desastre Nacional obligaría al Estado a viabilizar recursos ya
comprometidos estrictamente a la campaña, para atender la emergencia de la
Chiquitania. En un escenario de esa naturaleza, el Gobierno no tendría más remedio que
atender la emergencia a riesgo de mostrar una faceta intransigente e incoherente de
persistir inflexible en su posición; priorizar lo político partidario al drama ambiental del
Bosque Seco Chiquitano sería un suicidio político para el oficialismo en un contexto de
Desastre Nacional, por ahora la opinión pública condena la actitud indolente de la
administración Morales amparada aún en la Declaratoria de Emergencia Departamental
del pasado 18 de agosto.
Por ahora lo electoral se impone a la racionalidad.
Por: Carlos Armando Cardozo Lozada
Economista, Máster en Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, Especialidad en Gestión del
Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático, Presidente de Fundación Lozanía

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