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La disciplina y la constancia del caficultor son dos de sus mayores virtudes para escalar
en la cadena de valor de una industria mundial cada vez más sofisticada y ávida de
productos diferenciados, que se traducen en primas de calidad y sostenibilidad que van
directamente a su bolsillo.
Estos logros y conquistas han sido posibles en gran medida gracias a la sólida arquitectura
gremial creada para defender el complejo tejido social que representan los caficultores,
proveer bienes públicos como el Servicio de Extensión y la garantía de compra, y ayudar
al productor a escalar en la cadena de valor.
La caficultura genera cerca de 800 mil empleos directos en el sector rural (Ministerio de
Agricultura y Desarrollo Rural, MADR), es decir, 32% del empleo que generan las
actividades agrícolas (2.5 millones de empleos), 23% del agropecuario (3,5 millones de
empleos) y 17,4% de todo el empleo rural (4,6 millones de empleos, DANE, 2013).
Además del empleo directo, la caficultura ocupa a personas en toda la cadena de valor
(comercialización, trilla, transporte, industrialización y exportación), lo que se traduce en
cerca de 1,6 millones de empleos indirectos (MADR).
El empleo que genera la caficultura es 3,5 veces el empleo creado por los cultivos de
arroz, maíz y papa juntos, y cerca de 10 veces el que genera el cultivo de palma africana
y caucho juntos. Así, el empleo cafetero es un vigoroso motor y agente para reducir la
pobreza, distribuir el ingreso en la población rural y dinamizar la economía.
El valor de la cosecha ($3,4 billones de pesos) se redistribuye como ingreso entre 561 mil
familias y se traduce en consumo de bienes y servicios en la economía de más de 590
municipios (más de la mitad de los del país). Esto representa al año cerca de $1,6 billones
de gasto en alimentos; $745 mil millones en vivienda y servicios; $738 mil millones en
bienes y servicios diversos, comunicaciones, salud, educación, recreación; $176 mil
millones en ropa y calzado y $198 mil millones en transporte, lo que a su vez genera
empleo y crecimiento en otros sectores.
En materia de exportaciones cafeteras, en los últimos cinco años el promedio anual fue
de 1.966 millones de dólares (DANE), es decir, 31% de todas las exportaciones del sector
agropecuario y 4% de las totales del país. Pese a la coyuntura de precios bajos, las
exportaciones de café fueron 2,5 veces más que las de banano, un tercio más que el
renglón floricultor y casi el doble de las de azúcar crudo