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La Palabra de Dios y la rebeldía del mundo.

Reflexión.
La Palabra de Dios existió, existe y existirá, porque Dios, es Creador de todo y
cuanto existe y existirá.

Sin embargo, desde los tiempos antiguos, siempre han existido también,
quienes se oponen a La Palabra de Dios. Unos por su propia rebeldía y no
querer limpiar sus corazones de maldad, rencores y pecados gigantes, porque
se han acomodado a vivir con esos pecados y les sacan provechos a su favor,
otros, porque nadie les ha enseñado, con testimonios y pruebas, lo que les
sucede a quienes desobedecen a Dios.

A Dios, no le importa si usted es ateo((a) o cristiano(a); a Dios le importa que


usted le obedezca en todo y se libre del castigo y la condenación.

Los cristianos, pastores, siervos de Dios y evangelistas, lo único que


pretendemos al llevar al mundo La Palabra de Dios, es enseñar, educar,
levantar las almas sufridas y edificar.

Ningún cristiano, ha pretendido jamás, ¡y que Dios nos libre de ello!, llevar
mensajes subliminales a las redes, que laceren, destruyan o blasfemen contra
una persona, un sistema sociopolítico, o contra ningún país, porque en el
AMOR de Jesucristo, los amamos a todos. Cuando expresamos que
perdonemos a nuestros enemigos, aún, aunque nos hagan mal, es porque es
la Voluntad de quien ofreció su vida en la cruz, por ti y por mí.

¡Ah!, nadie está obligado a obedecer a Cristo, pero, entonces, debemos


aceptar lo que venga desde su Espíritu Santo a nuestras vidas.

El que maldiga a su semejante, sea bueno o malo, se acogerá a la Justicia


Divina con sus consecuencias, pero, solamente lo advertimos, no obligamos a
nadie a que lo crea.
Cristo dijo, según Lucas 06: 27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad
a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te
quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas
que te lo devuelva.
31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también
haced vosotros con ellos.
32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque
también los pecadores aman a los que los aman.
33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque
también los pecadores hacen lo mismo.
34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito
tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para
recibir otro tanto.
35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no
esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos
del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.
36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso.
37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados; perdonad, y seréis perdonados.
38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando
darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís,
os volverán a medir.

Algunos cristianos hemos recibido críticas por llevar estas Palabras de


Jesús, pero, sabemos de quienes y el por qué vienen contra nosotros.

¡No se trata de que defendamos aquel o este pensar, solamente nos


guiamos por el llamado que a diario nos hace Dios, porque hemos
recibido pruebas por la desobediencia!.

El Libro de los Proverbios, recoge claramente una enseñanza a cerca


del odio entre las personas, y dice en: Proverbios, Capítulo 13:
1 El hijo sabio recibe el consejo del padre;
Mas el burlador no escucha las reprensiones.
2 Del fruto de su boca el hombre comerá el bien;
Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal.
En los versos 5 y 6, dice:

5 El justo aborrece la palabra de mentira;


Mas el impío se hace odioso e infame.
6 La justicia guarda al de perfecto camino;
Mas la impiedad trastornará al pecador.
Los que escuchan la Palabra de Dios y la obedecen, dice el Libro del
Deuteronomio: Deuteronomio, Capítulo 30:

1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la


bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres
en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu
Dios,
2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a
todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con
toda tu alma,
3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de
ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere
esparcido Jehová tu Dios.
4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que
hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te
tomará;
5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y
será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.
6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu
descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma, a fin de que vivas.
7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos,
y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.
8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus
mandamientos que yo te ordeno hoy.
9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el
fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra,
para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la
manera que se gozó sobre tus padres,
10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus
mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te
convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado
difícil para ti, ni está lejos.
12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al
cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?
13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por
nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo
cumplamos?
14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón,
para que la cumplas.
15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el
mal;
16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en
sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos,
para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la
tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
17 Más si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te
inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,
18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros
días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en
posesión de ella.
19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que
os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;
escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él;
porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que
habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y
Jacob, que les había de dar.

Se escribiría un libro de 200 páginas con los nombres de los que por
desobediencia dieron sus espaldas a Dios y blasfemaron y han tenido
que ir a pedir perdón a los pies de Jesucristo, por el dolor y la
transformación negativa que han experimentado sus vidas.

Las redes sociales, son el medio que hoy día con todo adelanto, amor,
respeto y desarrollo ha puesto Dios para enseñar y evangelizar con su
Palabra, ¡eso, le molesta a satanás, quien es el enemigo número uno de
Dios!, pero, hasta ahora, no ha dejado de cumplirse ni un solo punto de
la Palabra de Dios, la que dice sobre los renegados!:

En el Libro del Apocalipsis, capítulo 03, dice: 19 Yo reprendo y castigo


a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como
yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Los cristianos, desde la Palabra de Dios, tratamos de enseñar y llevar al


mundo una nueva forma de vida en obediencia a Dios; no nos
interponemos sobre los que opinan contra esa decisión divina, ellos
mismos, ya trazaron su camino.

¡Que Dios les Bendiga a todos!. Amén.

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