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INEFABLE

Febrero de 2020

Lo inefable

Yo muero extrañamente… No me mata la Vida,


No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida…
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor?

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,


Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?

¡Cumbre de los Martirios!… Llevar eternamente,


Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz!…

Pero arrancarla un día en una flor que abriera


milagrosa, inviolable!… Ah, más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!

Dalmira Agustini publicado en Cantos de la mañana, en 1910

Diccionario de la Real Academia Española

Inefable

Del lat. ineffabĭlis 'indecible'.

1. adj. Que no se puede explicar con palabras.

Azul II, Joan Miró (1962)


Hace unos cinco años, leyendo al teólogo protestante Paul Tillich, descubrí el concepto de
inefable1. Este concepto está presente en cualquier formulación teológica, ya que representa
uno de los modos en los que el ser humano ha intentado encajar a Dios a través de un proceso
racional de búsqueda. Lo inefable como aquello que no se puede definir, aquello que las palabras
tan solo llegaran a rozar, pero nunca a abarcar en su totalidad. Dios encaja a la perfección en
este marco conceptual, un absoluto al cual nos podremos acercar a través de muchos caminos
existentes, pero los cuales tan solo nos llevaran a una constante sensación de angustia al no
llegar nunca a la totalidad de su significado.

Creo que este concepto es aplicable a muchas realidades de nuestra vida, pero más allá de las
posibles situaciones que se podrían encajar como inefables hay algo que siempre me ha
fascinado: la actitud que toman las personas frente a esta realidad. En cada persona esta actitud
se muestra de maneras diferentes, o bien la angustia puede apropiarse de cada uno de los
pensamientos de uno mismo, o la serenidad puede marcar un rumbo confiado en cada uno de
los pasos que se dan hacia ese fin que no podremos conocer en su plenitud.

Hay varias posiciones ante esto. En primer lugar, nos podemos detener en observación en los
diferentes entes inefables de nuestras vidas intentando descubrir que los convierte en algo tan
excelso y difícil para el conocimiento. En segundo lugar, podríamos intentar analizar las
diferentes reacciones a esto, distinguiendo el motivo que lleva a la desesperación o bien el que
lleva a la serena aceptación de la realidad. En tercer lugar, tendríamos la opción de distinguir
que ocurre finalmente con estos caminos, cual es el resultado de la desesperación o del
conformismo, actitudes que pueden determinar el desenlace. Finalmente, creo en la postura de
aquellas personas que optan por la mera contemplación del todo, del suceso en sus distintas
partes, llegando incluso a ser asumidos por aquello que deciden no conocer y tan solo
contemplar.

La transcripción de todo esto requiere de las diferentes formas en las que el arte se ha
manifestado. Todo aquello que es sensible de ser considerado inefable lo es precisamente
porque requiere de diferentes caminos sensitivos para llegar a captarlo en su plenitud. Si
utilizáramos tan solo una de las posibles vías sensibles tan solo aumentaríamos nuestro
desconocimiento sobre el objeto, y por lo tanto la inseguridad y la angustia. La exploración de
lo inefable a través de la pintura, performance, fotografía u otros caminos de búsqueda plástica
nos acercan de un modo concreto, y a la vez conjunto, al camino que se realiza en cada persona
que descubre en su vida el concepto inefable. Lo que se inicia como un proceso de abstracción
acaba trazando en su conjunto una serie de acciones visuales que evidencian el rastro que se
genera en cada uno de nosotros ante un reto existencial.

1
TILLICH, P. (2018). El coraje del ser. Avarigani. Madrid.

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