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elegir. Tiene que haber el Uno, que es Dios, y el Otro que es el Hijo, y en
ellos una unión, ya que el mundo llegaría a existir según el prototipo del
Otro, que también lo llamamos Nuestro Señor, siendo EL como resucitado
que nos llama hermanos. Esto lo explica continuando la idea del artículo
anterior y relacionándolo con ésta para que entendamos de alguna manera
que: El Padre pide al Hijo que garantice su Salvación. Y el Hijo pide al Padre
que pueda aceptar la obra. Y el Espíritu Santo es la glorificación del Padre y
el Hijo mediante su poder santificador. Con la finalidad de que no
compartamos la idea de que podamos catalogarnos como partícula de Dios,
y atribuirnos así, como necesidad.
3- Concebido por obra del Espíritu Santo, nacido de la Virgen
María:
Entiende a María como expresión de la fecundidad de la vida virginal
concedida en la Nueva Alianza con lo cual el cuerpo y el sexo adquieren una
nueva significación. Confesamos entonces que él mismo no se encarnó, sino
que fue por obra del Espíritu Santo que fue gestado como la simiente del
Padre. En el Credo no se habla de tomar sino de dejar que suceda sobre sí, y
he aquí la obediencia del Hijo, éste hace que se disponga sobre Él el plan
divino, por ello se pasa inmediatamente del nacimiento a la pasión. Y es el
Espíritu, dentro del Padre, el que da instrucciones, y dentro del Hijo, el que
recibe instrucciones. Este artículo nos intenta aclarar la importancia trinitaria
a través de la obediencia del Hijo.
4- Padeció bajo Poncio Pilato, fue muerto y sepultado, descendió a la
región de los muertos:
El siguiente apartado defiende que Jesús veía y sabía algunos detalles de la
Pasión. Él admitía todo lo que venía del Padre, aunque la cruz se hace
atemporal para el que padece. Incluso muere con la pregunta ¿Por qué me
has abandonado?, y entrega su Espíritu con un gran grito con el cual la
palabra de Dios encuentra su intensidad más alta. Así, el Hijo descendió
luego a donde están los muertos, murió puramente por Amor, por amor
humano-divino; su muerte fue el acto supremo de ese amor. Desde entonces
la muerte es purificación, al descender de ese lugar Cristo nos abrió las
puertas al Padre. Explicando paso a paso los padecimientos de Jesús
Balthasar nos invita a comprender el plan de Dios a través de estos
acontecimientos, y destaca que la muerte queda realmente superada y que
debemos aprender a vivir realmente entregados y de forma obediente, como
lo hiso Jesús.
Meditaciones sobre el Credo Apostólico 3
Vanessa Lamas Alves
Von Balthasar explica que “desde allí” no se refiere a un lugar concreto sino
que significa dos cosas: Del Padre, y en virtud de la misión que se le ha
conferido. Y en este sentido debe tomar decisiones, decidir en el veredicto
final, para así abrir camino a lo venidero, a lo eterno. Pudiendo hacerlo frente
a la única norma decisiva: la misericordia que se nos pide y la que también
esperamos tener. Y en virtud de esa misión la cual se le ha concedido con el
conocimiento de todas las alturas y profundidades de la oración.
Sintiéndonos invitados entonces a saber tomar las decisiones de acuerdo con
la voluntad del Padre que está relacionada con nuestra misión en el mundo.
El artículo deja muy claro que el Espíritu Santo es lo más misterioso que hay
en Dios, es en Dios Otro distinto del Padre y del Hijo. Es definido como lo
más tierno, lo más precioso que hay en Dios, sin endurecimiento, para recibir
de él el misterio de que Dios es Amor. Desde San Agustín se dice que el
Espíritu procede del Padre, y como éste transmite al Hijo toda su divinidad,
es igual que el Hijo le devuelve con el mismo poder el Espíritu de amor
Meditaciones sobre el Credo Apostólico 4
Vanessa Lamas Alves
Reflexión: