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IEDES 2020
En este trabajo se efectúa un breve análisis teórico del control de la actividad de inteligencia contenido, objetivos,
métodos, instrumentos y alcances- para pasar a describir su realidad actual y los desafíos que hacia el futuro le
plantean y habrán de plantearle las características de la actividad de inteligencia en el siglo XXI.
1.1 Introducción.
La materia de este trabajo nos propone un breve análisis de los fundamentos del control de la actividad de
inteligencia y un examen del estado de la cuestión en Venezuela y una comparación entre el estado Miranda y de
otras regiones del país
Se denomina inteligencia a un producto, que es conocimiento, información elaborada. También, a una actividad o
función estatal. Asimismo, a una organización, que suele constituir un conjunto de organizaciones.
Esto fue siempre así, tanto en la literatura académica sobre inteligencia, como en la práctica. La obra clásica de
Sherman Kent1 encabeza las partes en que se divide señalando que “La información es conocimiento”, “La información
es organización”, y que “La información es actividad”.
INTELIGENCIA: es lo que define Jeffrey Richelson como "el producto resultante de la recolección, evaluación, análisis,
integración e interpretación de toda la información disponible concerniente a uno o más aspectos de naciones
extranjeras o áreas de operación que son inmediatamente o potencialmente significativas para el planeamiento" (si
bien el referido autor expresa posteriormente que "...otras actividades -contrainteligencia y acción encubierta- están
interligadas con la actividad de inteligencia...")
Partiendo de la base que de que habremos de analizar aquí la problemática del control de la actividad de inteligencia,
debemos examinar qué comprende tal actividad. Como actividad, la inteligencia abarca no solamente la obtención,
tratamiento y análisis de la información destinada a satisfacer las necesidades de los formuladores de políticas,
fundamentalmente de las áreas de política exterior, economía y defensa, sino también la contrainteligencia y, aspecto
éste más sujeto a discusión, las operaciones encubiertas.
Indudablemente, estas últimas presentan uno de los mayores desafíos para el control.
El control de los órganos y actividades de inteligencia debe ser aceptado y asumido como una consecuencia ineludible
del carácter democrático del Estado y de su lógica derivación, el público examen de la actividad gubernativa, y la
exigencia de legitimidad y de eficacia que dicho carácter plantea, para toda institución gubernamental.
Por otra parte, se trata de una actividad que presenta rasgos distintivos respecto de otras actividades estatales.
Se trata de una actividad caracterizada por el secreto, que protege sus fuentes y métodos, y que frecuentemente
realiza actos de carácter subrepticio, y ello contradice uno de los principios fundamentales del sistema social, la
publicidad de los actos de gobierno.
Esta necesidad se acentúa en países en transición hacia la plena vigencia del sistema democrático socialista, que suelen
carecer de la protección adicional que brinda a éste la existencia de una opinión pública activa, vigilante y consciente
de sus derechos, y una prensa independiente.
Como objetivos del control, habremos de señalar que consisten en obtener que la actividad de inteligencia sea
realizada con legitimidad y con eficacia.
Cuando requerimos la realización de la actividad que nos ocupa con legitimidad, perseguimos que ésta tenga lugar
con observancia de las disposiciones de las normas constitucionales, legales y reglamentarias vigentes en el país que
la desempeña y de los principios generales del derecho; es decir, con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho, como
en una frase feliz exige la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y con respeto de los derechos
humanos individuales.
Cuando procuramos que la actividad de inteligencia sea realizada con eficacia, buscamos el logro en tal actividad de
los objetivos perseguidos a través de ella, mediante una adecuada relación entre los medios puestos a disposición de
los órganos que desempeñan la actividad -los fondos públicos- y el producto obtenido: la inteligencia
Se ha puesto énfasis en dos verdaderas precondiciones para la eficacia del control de inteligencia, especialmente
aplicables para los estados venezolanos, como se verá: la voluntad política de ejercitar el control, y la posesión de
adecuados recursos –humanos y materiales, cabe agregar-. Señala con indudable elocuencia, que la Estructuras de
supervisión que carezcan de los recursos y la voluntad necesarios son peor que inútiles. La razón es obvia: brindan
legitimación a la actividad de inteligencia, cualesquiera sean sus deficiencias, y facilitan la resistencia por parte de ésta
a los controles democráticos sociales.
Hoy, toda actividad humana está sujeta a cambios, frecuentemente a ritmo veloz. La actividad de inteligencia no es
una excepción, y hoy también en esta materia se advierte la obsolescencia de los paradigmas de la Guerra Fría.
Ya en las postrimerías de dicho conflicto en un trabajo precursor, se anticipaban el fenómeno de la multiplicación de
blancos de inteligencia, y la multiplicación de consumidores de este insumo. Este fenómeno no ha cesado de crecer
desde entonces; las Nuevas y Viejas Amenazas a que aluden los Estados como villanos, terrorismo, narcotráfico y
delito organizado, en general, etc., viejas amenazas destacadas por la globalización, representan precisamente ese
problema.
Tampoco es muy novedoso que afirmemos que la venidera será la inteligencia de la era de la información.
La multiplicación de la información disponible públicamente plantea la necesidad de un sustantivo incremento de la
capacidad de análisis. Estos aspectos sugieren modificaciones organizacionales: flexibilidad, desconcentración tanto
de la organización como de la actividad, fortalecimiento y mayor inmediación en la relación productor-consumidor,
combinar capacidad de análisis de personal permanente de las agencias con expertos contratados y recurrir a
instituciones privadas
,
También es innegable que el futuro anticipa un sostenido incremento de la importancia de la actividad de inteligencia.
La lucha contra el terrorismo –o de otras formas de delito organizado que pongan en peligro la seguridad del Estado-
es, ante todo, una lucha de inteligencia. Aquí se combinarán la capacidad de análisis del torrente de información de
acceso libre en la Web que el futuro requiere con carácter general para toda la actividad de inteligencia, con la
inteligencia de fuente humana capaz de penetrar en las organizaciones terroristas y en las intenciones de sus jefes y
mentores.
Multiplicación de blancos y de consumidores, desconcentración de organizaciones, recurso a outsiders, son desafíos
para el control. Será necesario asegurar la exactitud y legitimidad de la determinación de blancos, y la existencia de
necesito saber en los consumidores, asegurando la adecuada diseminación de la inteligencia. Se deberá evitar que
desconcentración signifique autonomía, y ello probablemente requiera más medios y mejor tecnología para el control.
El control de los fondos destinados a la actividad de inteligencia tendrá especial importancia; un control fondos
invertidos-producto obtenido tendrá especial importancia. La inmediación productor-consumidor requerirá esfuerzo
adicional para preservar la independencia intelectual del primero. El recurso a outsiders y particularmente a
académicos y a universidades demandará un especial esfuerzo para asegurar la transparencia de esa relación, frente
a la comunidad académica, a las universidades y al propio Estado.
1.7. Especiales desafíos para el control en los ámbitos regional y la cooperación en materia de inteligencia.
El desafío representado por el terrorismo, narcotráfico y delito organizado, en general, etc. ha demandado el
incremento del intercambio de información, con participación, no sólo de las instituciones policiales y fuerzas de
seguridad, sino de los organismos de inteligencia del estado.
Se ha establecido un Foro Especializado de Intercambio y Análisis de Información sobre terrorismo, narcotráfico y
delito organizado, en general, etc. Este Foro, que comprende convocatorias regulares para celebrar reuniones entre
funcionarios de nivel político y funcionarios de nivel técnico de Organismos Especializados y/o de Inteligencia de cada
uno de los Estados Partes, que incluye un Grupo de Trabajo Especializado sobre terrorismo, narcotráfico y delito
organizado, en general, etc. (GTE), para incrementar el mecanismo de intercambio preexistente, que con preveía
convocatorias semestrales a funcionarios especializados y/o de Inteligencia, convocatorias que han quedado
integradas en el mecanismo del GTE.
También cabe considerar los tipos o formas que asume el control de la actividad de inteligencia.
Podemos señalar tres tipos de controles de esta actividad.
En primer lugar, un control político no partidista realizado desde el órgano ejecutivo, que asegure que los objetivos a
alcanzar, como las políticas a implementar, como los planes a formular y las acciones a realizar, respondan
adecuadamente a las necesidades de la sociedad en su conjunto; que el presupuesto sea adecuadamente distribuido
entre los distintos órganos que conforman el Sistema de Inteligencia de que se trate; siendo este aspecto realizado
conjuntamente con la asamblea, que habrá de analizar tal presupuesto; y que el gasto sea efectuado con racionalidad
y exclusivamente en acciones tanto legítimas, como necesarias y útiles para el Estado.
En este aspecto, el control ministerial, ejercido por el ministro del que depende el organismo de inteligencia de que
se trate –existente en forma unánime en Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá y, en general, en aquellos países
desarrollados institucionalmente, con relación a aquellos organismos de inteligencia que ejercen sus competencias
con medios propios de obtención de información en el territorio del país- tiene por finalidad asegurar su ejercicio por
parte de una instancia con responsabilidad política inferior al Jefe de Estado o de Gobierno, generalmente los ministros
del Interior o de Justicia, que pueden contar con una estructura adecuada para su ejercicio. Esta instancia suele ser
desaprovechada en aquellos países latinoamericanos que establecen la dependencia de sus organismos de inteligencia
directamente respecto del Jefe de Estado.
El primer control es el que ejercita el superior inmediato y en especial, el titular del organismo de inteligencia de que
se trata, quien debe velar y consiguientemente responder por el comportamiento de sus subordinados y garantizar de
la legitimidad de sus acciones y su adecuación los planes vigentes y requerimientos que sean formulados por órganos
competentes.
En segundo término, el control parlamentario, debe tener en miras verificar la legitimidad y la eficacia en la actividad
de inteligencia. Sólo será adecuadamente ejercido si existe entre los miembros de la Comisión respectiva la voluntad
de ejercer el control, cualquiera sea la posición –oficialismo u oposición- de aquellos, evitándose actitudes de obtener
ventajas políticas coyunturales.
Finalmente, un control de actividades intrusivas de la privacidad, que en los estados estén derivado a un mecanismo
autorizatorio confiado a órganos judiciales, mientras que en su atribución a un funcionario político de alto rango,
generalmente el Ministro del Interior, controlado posteriormente por un Comisionado, o comisión supervisora, según
los casos.
Este tipo de control tiene por finalidad verificar que estas acciones tengan por exclusiva finalidad aquellas invocadas
para disponer su realización, y que la intrusión en la esfera de la privacidad quede reducida al mínimo posible.
El análisis comparativo de las estructuras de inteligencia también es interesantes, desde el punto de vista de la eficacia
y la eficiencia.
Verificar la eficacia y la eficiencia consiste en expresar cuantitativamente el progreso hacia la consecución de las
mutaciones deseadas en las estructuras y en la coyuntura; y en precisar el aprovechamiento de los recursos con que
se lograron los cambios. Es decir, valuar la eficacia es determinar el grado en que se hayan conseguido los objetivos;
valuar la eficiencia es juzgar hasta qué punto se emplearon racionalmente los medios –monetarios y no monetarios-
para lograr resultados óptimos; es cerciorarse de que las actividades se ejecuten siguiendo la combinación de recursos,
acciones y fines que ofrece más ventajas.
¿Existen leyes y estructuras orgánico-funcionales, en materia de inteligencia, que favorezcan-la eficacia y la eficiencia?
Esta consideración requiere en primer lugar pensar cuáles son los objetivos que persigue la institución de un sistema
de información e inteligencia en un estado determinado.
El primer objetivo de dicho sistema es, indudablemente, el de producir información e inteligencia de significativo valor,
oportuna y objetiva, para la toma de decisiones por parte del Estado.
El segundo es el de impedir que otros estados, u organizaciones de otros estados, obtengan aquella información que
el Estado propio les niega.
De allí que quepa suponer que un sistema de inteligencia eficaz y eficiente será aquél que proporcione información e
inteligencia valiosa, oportuna y objetiva, en cantidad y calidad adecuadas a los recursos que le son suministrados para
ello; y que sea capaz de impedir el ejercicio de una actividad análoga por parte de organismos de inteligencia
extranjeros, respecto del Estado propio.
Ciertamente que medir el alcance de un sistema de inteligencia es tarea por demás dificultosa, dado tanto el carácter
secreto que suele tener tal producción, como la inexistencia de una evaluación o auditoría fuera del sistema en sí.
Por ello, en esta materia sólo es posible conjeturar sobre la base de las opiniones de autores y del examen de las
estructuras de los sistemas de inteligencia de mayor prestigio.
Procurando corroborar esta información con profesionales que practican esta actividad, como funcionarios de los
sistemas respectivos.
Podríamos postular, en una primera aproximación, que la eficiencia y la eficacia en materia de inteligencia requieren:
• Una adecuada determinación de las necesidades de información e inteligencia por parte de los “consumidores”:
funcionarios que necesitan contar con tales insumos para la elaboración y ejecución de las políticas;
• Obtener la información necesaria para satisfacer tales necesidades, al mínimo costo económico y político posible,
evitando duplicar esfuerzos; salvo que la duplicación sea requerida para confirmar la exactitud de la información;
• Analizar tal información con la profundidad y objetividad necesarias. En este caso, es preciso distinguir entre la mera
duplicación y el análisis competitivo que puede ser necesario;
• Contar con un mecanismo de retroalimentación por parte de los consumidores, así como instancias y procedimientos
para la evaluación de la calidad del producto de inteligencia;
• Contar con adecuadas instancias de control.
Establecido mediante la reforma puntual a la Ley Orgánica de Seguridad y Defensa para agregar una sola disposición
prevista en el artículo, 59, mediante el cual se crea un sistema de protección para la paz, fundamentado en el concepto
de la llamada inteligencia popular, “a fin de promover y ejecutar un nuevo modo de planificación de política criminal
y la consecución de los planes en materia de seguridad ciudadana contra amenazas externas e internas a la seguridad
de la nación”, el cual es desarrollado por un Decreto más detallado, publicado por el
Presidente de la República en Gaceta Oficial, a través del cual se atribuyen al llamado sistema popular, funciones
inteligencia
República Bolivariana de Venezuela. Asamblea Nacional, Acuerdo mediante el cual se aprueba en todas sus partes y
para que surta efecto jurídico, y sea de obligatorio cumplimiento en todo el territorio de la República Bolivariana de
Venezuela, las Líneas Generales del Plan de la Patria, Proyecto Nacional Simón Bolívar, Segundo Plan Socialista de
Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela N° 6.118 del 4 de diciembre de 2013.
República Bolivariana de Venezuela. Presidencia de la República. Decreto N° 1.473 del 19 de noviembre de 2014, con
rango, valor y fuerza de ley de reforma de la ley orgánica de seguridad de la nación, publicado en la Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela N° 6.156 Extraordinario del 19 de noviembre de 2014.
Sistema nacional de inteligencia y contrainteligencia.
Una regulación necesaria en Venezuela / Análisis Legal 2017
Popular para realizar tareas de Vigilancia, Seguridad y Contraloría Social, estableciendo redes coordinadas y
entrelazadas entre sí.
Artículo 59
Introducido en la última reforma a la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, realizada vía Decreto, por el Presidente
de la República, Nicolás Maduro, incorpora al “pueblo organizado” a fin de promover y ejecutar un nuevo modo de
planificación de política criminal y la consecución de los planes en materia de seguridad ciudadana contra amenazas
externas e internas a la seguridad de la nación, que como ha quedado demostrado, ha sido la puesta en vigor de la
llamada “inteligencia social” contra los llamados enemigos de la patria. Esto quedó demostrado con la publicación días
después de la aprobación de la reforma a la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, con la aprobación el Decreto –
también por parte del Presidente- mediante el cual se activa el Sistema Popular de Protección para la Paz (SP3), que
desarrolla este articulo 59 y establece tareas de vigilancia, seguridad y contraloría social, a ser ejercidas por comunas,
consejos comunales, base de misiones socialistas, etc., violando el artículo 332 de la Constitución, que establece
taxativamente, los órganos de seguridad ciudadana en Venezuela.