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Y EN LA ACCION
Alain Chanlat1
"Cuando leo una obra de mis colegas, los hechos expuestos casi siempre me
aburren... Leo los trabajos del profesor Leach no porque me interesan los hechos
que narra, sino para aprender algo sobre los principios que subyacen a ellos."2
Respondiendo a esta invitación de Jean Pouillon, la última parte de este libro trata de las
implicancias epistemológicas que sugieren los datos recogidos sobre Hydro-Québec y las
interpretaciones propuestas en las dos secciones anteriores. Esta monografía sobre una empresa
tiene como objetivos finales ampliar los conocimientos sobre administración, cuestionar la
administración en tanto teoría de la acción y, finalmente, enriquecer el debate sobre la formación
que brindan las escuelas y facultades de administración.
1
Alain Chanlat, Gestion et Culture d'entreprise. Le
Cheminement d'Hydro-Québec, Cap. 10, pp. 203-223,
Québec-Amérique, 1984, Montreal.
2
Jean Pouillon, "Postface", en E. Leach, Les systèmes
politiques des hautes terres de Birmanie, París,
Maspéro, 1972, p. 361.
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2
La identificación de disfunciones permite constatar que los modelos de análisis suelen ser
incompletos. Así, las consecuencias nefastas de la burocratización se deben al hecho de no tener en
cuenta elementos tan importantes de la realidad como las dimensiones afectivas y simbólicas del
ser humano. Las dificultades confrontadas por la administración de proyectos y más extensamente
por las técnicas de administración participativa pueden atribuirse en gran parte a la ignorancia
sobre los fenómenos relacionados con los actos verbales.
problemas creados por una nueva estructura provocan, en breve plazo, la adopción de medidas
correctivas. El fenómeno del péndulo encuentra su origen en esta característica de las estructuras.
Lo mismo ocurre con la desilusión, cuya causa radica en los éxitos pasados. Mientras más
problemas complejos Hydro-Québec resolvía durante la nacionalización, más problemas surgían.
Fueron los avances técnicos los que condujeron a un incremento del control financiero. Fue el
poder mismo de Hydro-Québec -si bien deseado y favorecido en 1962- la causa del deterioro de sus
relaciones con el gobierno y con la clientela. Fue la burocratización de la empresa lo que explicó
las sucesivas reorganizaciones de los años 70. Sería adecuado, entonces, sostener que existen
estructuras ideales o soluciones milagrosas.
La lógica de los actores a veces completa y refuerza la lógica de las estructuras. Es así
como el dinamismo de René Levesque no es ajeno al triunfo de la campaña de nacionalización de
1962. La necesidad de crear un instituto de investigación sobre electricidad en Québec se impuso
más fácilmente debido a la personalidad de su fundador. La Comisión hidroeléctrica abandonó la
modalidad de funcionamiento colegiado durante cierto periodo, especialmente a causa del estilo
administrativo que su presidente preconizaba. Finalmente, en las reorganizaciones no es raro
constatar que la lógica de reestructuración del momento es violentada con el propósito de respetar
el poder de individuos o de grupos.
Las relaciones que los seres humanos mantienen unos con otros motivan fenómenos
diferentes de los previstos por las estructuras. La forma en que los superiores ejercen su autoridad
influye de manera determinante en la calidad de las relaciones interpersonales que se dan en el
interior de la empresa y no deja de afectar directamente el clima social. La práctica cotidiana de la
administración de proyectos, que multiplica los encuentros y reuniones de coordinación, puede
conducir a los diversos interventores a ser absorbidos por las tareas administrativas y a descuidar
considerablemente la parte técnica de su trabajo.
Para captar mejor el alcance de las generalizaciones extraídas del estudio de Hydro-Québec,
es indispensable preguntarse sobre la validez del saber administrativo. La adquisición de
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4
LA PERSPECTIVA MULTICOMPLEMENTARISTA
Sin embargo, los dramáticos acontecimientos de estos últimos años se producen en una
época antes de la cual las élites políticas y económicas jamás habían tenido dicha formación. En el
transcurso de los treinta últimos años ha llegado a ser casi imposible llegar a un puesto importante
sin haber asistido a uno de los numerosos programas que ofrecen las escuelas de ingenieros,
administración o administración pública. En las empresas, se hace difícil actuar sin obtener
previamente la opinión de consultores profesionales. El poder de esta tecnocracia triunfante
obtiene su legitimidad del "saber" que se supone detenta y de la formación que ha recibido,
particularmente en el campo de las ciencias económicas y administrativas.
Aun hoy, pese a resultados más que decepcionantes, se persiste en creer que el saber en
economía y en administración, así como las posibilidades que la tecnología moderna ofrece, van a
permitir resolver los problemas de nuestras sociedades. Esta ingenua fe puede ilustrarse
óptimamente recordando el apasionamiento por los trabajos de Herman Kahn y el éxito logrado en
los años 60 por "Le défi américain" de J.J. Servan-Schreiber. Una nueva Meca, con sus ayatolas,
había nacido. El "desafío americano" ha sido recientemente destronado por el "desafío japonés",
del cual es posible temer que en el futuro atraviese la suerte de su ilustre predecesor.
Sería bastante sorprendente que la primera propuesta, útil como un ritual de magia,
produjera súbitamente resultados maravillosos. La segunda propuesta, que invita a volver atrás, en
el mejor de los casos decreta el fracaso de este saber y esta formación. En el peor de ellos, postula
implícitamente un modo de impotencia de la sociedad ante su propia evolución. ¿Para qué estudiar
durante largos años cosas tan sabias, si esto finalmente lleva a preceptos tan elementales? Frente a
tal situación, a los formadores de las escuelas de administración sólo les queda cuestionarse sobre
la pertinencia de los modelos formativos y hacer esfuerzos por mejorarlos, sin dudar de apartarse
de los caminos trillados.
En setiembre del mismo año, Niels Bohr presenta por primera vez una concepción ampliada
de la complementariedad, en el Congreso Internacional de Física que se lleva a cabo en Côme para
conmemorar el centésimo aniversario de la muerte de Volta. Este congreso reunió a todos los
grandes físicos de esta época, con excepción de Einstein.4 En esa ocasión, Bohr mostró que se
puede explicar la luz, recurriendo ya sea a la teoría ondulatoria, que la considera como un
fenómeno continuo, o a la teoría corpuscular, que la enfoca desde un punto de vista discontinuo.
Bohr sostiene que la luz puede ser descrita de modo igualmente satisfactorio por cualquiera de
estas dos teorías, las cuales, por lo demás, siguen siendo tan contradictorias que no podrían
transformarse una en otra. Las experiencias específicas de una y de otra son mutuamente
excluyentes, contrariamente a las descritas por Heisenberg. Kurt Gödel, en la misma época,
demuestra lógicamente que la prueba de validez de los postulados de un sistema formal no puede
hacerse partiendo de axiomas del mismo sistema. La prueba sólo puede provenir de un sistema
más elevado en extensión y en comprensión.
En tal perspectiva, la ciencia no puede ya conformarse con ofrecer una visión simplificada
de la realidad. En un capítulo que consagra el origen de la complementariedad, Holton indica que
por primera vez en la historia de la ciencia occidental:
3
Henri Poincaré, Electricité et optique, París, 1901.
4
Niels Bohr, La théorie atomique et la description des phéno-
mènes, París, Gauthier-Villars, 1932.
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6
único, inmediatamente inteligible, sino más bien del agotamiento, por yuxtaposición
de descripciones divergentes, asociadas a nociones en apariencia contradictorias."5
Bohr -subraya además Holton- consagró buena parte de su vida a promover el principio de
complementariedad, e incluso quiso elaborar uno de los fundamentos de una nueva epistemología.
Desde 1932, con ocasión de una conferencia pronunciada en un congreso de biología, aplicó su
principio a esta disciplina. Según Rosenfeld, uno de sus más fieles colaboradores, Bohr llegó a:
"...establecer una relación de complementariedad entre el lado físico-químico de los
procesos vitales -regidos por el tipo de causalidad que solemos concebir como el
único en ser auténticamente científico- y el aspecto propiamente funcional de estos
procesos, que determina una causalidad teleológica o finalista [...]. Niels Bohr
estaba en condiciones de demostrar que el marco ampliado de la
complementariedad pareciera singularmente apto para recibir ambas perspectivas,
permitiendo, sin ninguna contradicción, aprovechar tanto la una como la otra."6
Aunque cincuenta años después esta posición es compartida por un elevado número de
biólogos y hombres de ciencia (Piaget, por ejemplo, inscribe la complementariedad en el corazón
del sistema de las ciencias7), se encuentra aún lejos de lograr la unanimidad en la biología y las
otras ciencias humanas. Todavía no ha llegado el momento anunciado por Bohr en que "la
complementariedad se enseñe en las escuelas y forme parte de la cultura general."8
5
Holton, L'imagination scientifique, París, Gallimard, 1981,
p. 79.
6
Citado por Holton, op. cit., p. 123.
7
Jean Piaget, (ed.) Logique et connaissance scientifique,
París, Gallimard, 1967.
8
Holton, op. cit., p. 147.
9
Georges Devereux, "Argument", en Ethnopsychanalyse complémen-
tariste, París, Flammarion, 1972, p. 9.
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7
al mismo tiempo "...la interdependencia total de los datos sociológicos y de los sicológicos..." y
"...la autonomía absoluta tanto del discurso sociológico como del discurso sicológico". Aunque lo
esencial de su trabajo se consagra a desarrollar e ilustrar esta necesaria relación entre las dos
ciencias, trasunta, en dos ocasiones, que favorece una generalización del principio de
complementariedad.10
Mas, desde un principio, se plantea el problema del estatuto del observador. La filosofía de
las ciencias ha debatido durante largo tiempo sobre los respectivos méritos del realismo
gnoseológico y del idealismo, los cuales constituyen las dos posiciones más contradictorias sobre
este tema. Una postula la existencia de una realidad independiente del observador; la otra, de una
realidad activamente constituida por el observador. La lectura del libro de Bernard d'Espagnat11,
revela que incluso en la actualidad, la física moderna oscila entre estos dos puntos de vista. En
cuanto a las ciencias humanas, ellas no pueden ignorar este problema, como Devereux
magistralmente lo recuerda en "De l'angoisse à la méthode"12. Sólo después de haber establecido
esta importante distinción es posible formular la lista de los diferentes modos de conocer.
10
En una nota al pie, escribe: "A veces el estudio biológico de
la especie puede mantener una relación de
complementariedad con la sicología, pero no es necesario
orientarse a esta posibilidad" (p. 11). Un poco más
adelante en el texto, menciona que "la misma posibilidad
recíproca y la misma relación de complementariedad
pueden existir entre dos perspectivas o dos teorías."
(p. 17).
11
Bernard D'Espagnat, A la recherche du réel, París, Gauthier-
Villars, 1979.
12
Georges Devereux, De l'angoisse à la méthode, París,
Flammarion, 1979.
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Analítico - Globalístico
Disciplinariedad - Multidisciplinariedad
Sincronía y diacronía
Toda disciplina puede ser examinada desde un punto de vista sincrónico o diacrónico. En
el primer caso, se enfatiza en sus elementos constitutivos y la disposición de sus partes en un
momento dado. En el segundo, las interrogantes se refieren a su génesis y desarrollo. La sincronía
pone el énfasis en las invariantes, en la estabilidad, mientras que la diacronía insiste en los factores
de tensión y el cambio. Esta doble aclaración permite enfocar ciertos hechos desde un nuevo
ángulo y descubrir explicaciones más completas que, limitándonos a un solo enfoque, jamás
aparecerían. Aquí recurrimos alternativamente a este doble punto de vista y evidenciamos sus
aspectos dialécticos. El estudio de la Comisión Hidroeléctrica en 1972 no permitió prever su
posterior evolución. Recurrir solamente al análisis sincrónico representa riesgos en la medida en
que, por explicar fenómenos aparentes, se desemboca en un exceso de confianza. Este análisis
debe ser necesariamente completado por un análisis diacrónico, el único capaz de revelar los
cambios en curso. El fenómeno del péndulo es una bella ilustración de la fecundidad del análisis
diacrónico.
Por lo general, dentro de una disciplina coexisten gran número de teorías, cada una con su
propio mérito. En economía, las teorías formal, marxista y sustantivista se reparten la adhesión de
la mayor parte de los economistas. Todas poseen debilidades y capacidades, según el tipo de
fenómeno que buscan explicar. La sociología comprehensiva de Weber y la sociología positivista
de Durkheim han demostrado su fecundidad. En el presente trabajo han sido utilizadas en varias
ocasiones, en el estudio de las nacionalizaciones de 1944 y de 1963, así como en la presentación de
los aspectos ocultos de las estructuras.
Muy a menudo las ciencias humanas adoptan cuatro grandes marcos de referencia para
integrar los hechos recolectados en las representaciones más generales, más abstractas y más
lógicas: el funcionalismo, el estructuralismo, el análisis sistémico y el análisis dialéctico. Esta lista
no es sin embargo, limitativa.
Hace unos cincuenta años, las múltiples variantes del funcionalismo eran los enfoques más
ampliamente utilizados para explicar las realidades estudiadas -biológicas, sicológicas o sociales.
El enfoque funcionalista se basa en el siguiente axioma: cualquier fenómeno aislado sólo puede ser
comprendido preguntándose sobre la contribución que aporta al funcionamiento de un conjunto.
En el presente libro, el capítulo "Sistemas de representaciones e identidad cultural" es un
ejemplo de la utilidad del análisis funcionalista.
Los resultados presentados por las diferentes disciplinas pueden expresarse en forma
cuantitativa o cualitativa, mediante modelos y esquemas o, incluso, de manera discursiva. En tanto
la mayoría de las ciencias humanas ha tomado como modelo la física del Siglo XIX, presenciamos
una verdadera religión del número, con sus grandes sacerdotes y sofisticados rituales. En todas las
disciplinas, los "cuantitativos" casi siempre buscan desacreditar el valor de cualquier proceso cuali-
tativo y presentar su enfoque como el único capaz de acceder a la verdad... ante el gran asombro de
los mismos matemáticos. Uno de los objetivos del presente trabajo es demostrar la legitimidad del
discurso y los métodos cualitativos.
Como Bohr lo señaló desde 1932, a cualquier ciencia le es difícil escapar ya sea de
explicaciones mecánicas que acentúan un determinismo absoluto o probabilista, o de explicaciones
finalistas que basan su justificación en las metas perseguidas. Las interpretaciones presentadas en
este trabajo recurren alternativamente a ambos tipos de explicación. Así, la nacionalización de
1963 ya estaba inscrita en la de 1944 y fue analizada desde un punto de vista mecánico. Por el
contrario, el triunfo del IREQ se explica por la finalidad del proyecto mucho mejor que por sus
antecedentes.
La comparación
Esencia y acción
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11
"... la finalidad de las ciencias prácticas es la acción. Ahora bien, la acción humana
se sitúa en el orden de lo particular; luego, no depende de lo necesario. Universal y
necesaria, así es la ley de la ciencia teórica pura, pero particular y contingente
tampoco significa arbitraria."13
2. Los diversos enfoques del conocimiento son, por lo general, -y es de lamentar- mutuamente
excluyentes. Se definen casi siempre unos en oposición a otros, y mantienen entre sí
relaciones que, según el caso, son complementarias o antagónicas.
3. Todo fenómeno puede ser explicado de varias maneras que no pueden reducirse una a otra.
No hay una verdad absoluta; sólo existen verdades parciales complementarias. No es
siempre posible progresar por medio de síntesis sucesivas.
5. La ley del rendimiento decreciente se aplica a todo sistema explicativo. Más allá de cierto
13
Maurice Dufour, en Chanlat, A. y Dufour, M. (eds.) La
gestion en question: le point de vue des sciencies de la
vie, Montreal, Québec-Amérique, en prensa, 1984.
14
Georges Devereux, op. cit., p. 16.
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12
umbral, es necesario asignar cada vez más energía y esfuerzos para obtener, en términos de
explicación, ganancias cada vez menores. A la inversa, el recurrir a un nuevo sistema
explicativo tiende a dar, en un primer momento, resultados más palpables, a menudo
espectaculares.
6. Si bien es cierto que el conocimiento progresa gracias a la especialización que una cierta
exclusividad en el desarrollo supone, esto no implica que debamos dejar de multiplicar las
evidencias; máxime cuanto, por su misma esencia, el campo de la acción es
multidimensional.
"No hay más que decir una vez que se comprende claramente que el especialista en
ciencias humanas no se interesa en el ser humano sino en la ciencia, y que toda
ciencia tiene la veracidad destructiva del rito obsesivo. No nos hagamos ilusiones;
el sabio no puede decirnos sobre el ser humano nada que no sea expresable en
función de las definiciones y los procesos verbales de su logos, bello dominio
feérico que por momentos recuerda que el ser humano es un organismo hecho de
experiencias, pero que nunca se entrega a la totalidad de dicha experiencia."15
Y Esterson agrega:
Por último, Georges Gusdorf, uno de los más ilustres representantes del enfoque
multicomplementarista, dice de la antropología:
"No se trata de constituir una especie de nuevo sistema filosófico, una doctrina...
que se anhele imponer a unos y a otros. La multicomplementariedad, en la
actualidad, no puede ser una teoría, sino sólo una orientación del pensamiento, una
disposición del espíritu. Ella interviene antes de la adquisición de conocimientos
precisos, [ella es] condición del conocimiento, más que objeto de conocimiento."17
15
Edward Sapir, Anthropologie, París, Minuit, Coll. Point,
1967, p. 117.
16
A. Esterson, La dialéctique de la folie, París, Payot, 1972,
p. 237.
17
Georges Gusdorf, Les sciences de l'homme sont des sciences
humaines, París, Belles lettres, 1967, p. 89.
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14
Esta incesante búsqueda de mejores formas de obrar y esta nueva estrategia de legitimación
social preconizada por los directivos de las grandes empresas han contribuido al desarrollo de la
ocupación de asesor en campos cada vez más diversos.
Sin embargo, pese a la extrema diversidad de contenidos de las asesorías, los métodos
empleados para llevar a buen término estos cambios pueden agruparse en dos grandes tipos: la
intervención estructural y la intervención formativa. La comparación de ambas permitirá destacar
sus respectivos méritos y debilidades.
La intervención estructural
Las etapas de una intervención estructural no se alejan mucho del siguiente modelo:
recolección de datos, diagnóstico, recomendaciones, aplicación.
La recolección de datos lleva al asesor a reunirse con todas las personas involucradas en el
problema estudiado, en los diferentes niveles. Acumula todos los documentos pertinentes y
observa en el terreno -etapa casi siempre hecha de prisa si no omitida- cómo ocurren los hechos.
Esta primera etapa no debe ser eludida, ya que la pertinencia del diagnóstico y el éxito de la
asesoría dependen en gran medida de la calidad de la información recogida.
18
Alain Chanlat, Le métier de consultant en question",
Systèmes, set. 1982, pp. 6-9.
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15
La intervención estructural conduce al asesor a detentar la actitud del experto que posee lo
esencial del saber. Tras haber consultado a los diferentes interlocutores y haber entendido sus
puntos de vista, el asesor evalúa, partiendo de sus conocimientos técnicos, la naturaleza del
problema estudiado y las soluciones para remediarlo. Su arbritraje, tan objetivo como intenta serlo,
es a menudo cuestionado. En efecto, cada uno de los interesados tiene su idea propia sobre las
causas del problema y sobre las soluciones capaces de mejorar la situación. Durante la primera
etapa, el experto se beneficia del saber acumulado de los diversos interlocutores. Cometería un
gran error si decidiera hacer sólo una síntesis de esto, eliminando los puntos de vista demasiado
específicos y conservando sólo los que parecen coherentes, verosímiles y justos.
Confrontadas con el diagnóstico y las recomendaciones del asesor, las diferentes partes
involucradas rara vez son seducidas por el esfuerzo efectuado para reconciliar sus diferentes puntos
de vista. No alcanzan a percibir los aspectos de su posición que han sido mantenidos, y dirigen sus
objeciones hacia todo aquello que ha sido rechazado. Las personas implicadas tienden a adoptar
posiciones extremas y cuestionar las transacciones presentadas por el experto. Entonces, éste se
percata de que todo su saber, sus argumentos y su racionalidad no bastan para imponer
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Después de haber observado largo tiempo la situación de las ciudades griegas, Platón
describe al detalle en "La República" su concepción de la ciudad ideal. Por su coherencia, su
elegancia, su racionalidad esta ciudad permite a cada uno vivir en armonía con los otros y
contribuir al bien común.
Esta ciudad ideal es una pura visión del espíritu. No corresponde ni a la historia ni a la
situación de una sociedad real. Sería como si varios especialistas y directivos, muy imbuidos de su
conocimiento técnico, diseñaran a su gusto su ciudad ideal con suministros, finanzas, mercadeo,
personal, informática, planificación, organización, etc. Si todas las partes en cuestión aceptaran
conducirse conforme al modelo propuesto, la armonía estaría asegurada. Lamentablemente, estas
concepciones ideales rara vez se imponen por sí solas y a menudo es necesario apelar a la autoridad
y recurrir a la violencia para forzar a la realidad a acercarse a estas visiones utópicas. Tal práctica
conduce inevitablemente a una perversión del modelo ideal y a un sufrimiento cada vez mayor de
las personas involucradas. En Hydro-Québec, como en otros lugares, es frecuente que la
introducción de cambios siga esta vía discutible. Los tecnócratas que aplican este método de
intervención pretenden la neutralidad científica. Ante las resistencias que provocan por los
cambios que proponen, tienden incluso a considerarse revolucionarios.
La intervención estructural no favorece -ni mucho menos- el otorgar el mismo peso a todos
los puntos de vista estudiados. A quienes la ejecutan, por ejemplo, les es mucho más difícil ser
comprendidos y hacer valer su punto de vista, que a los ejecutivos profesionales, cuya visión de la
realidad a menudo se acerca más a la del consejero. Ejecutivos y asesores terminan entonces
compartiendo un mismo candoroso asombro ante las reacciones negativas que la implementación
de un nuevo sistema suscita entre quienes deben vivir en él cotidianamente.
Es, pues, frecuente que los cambios implantados creen problemas más graves de los que
debían resolver, a causa de los factores desatendidos o ignorados. Este tipo de obstáculo es
inherente a la intervención estructural, en la medida en que se atribuye mayor importancia a los
puntos de vista de los asesores y los dirigentes. El enfoque sistémico es rico en enseñanzas al
respecto. Pone en evidencia, en efecto, la variedad de interacciones que mantienen los elementos
de un sistema, y subraya la importancia de tener esto en cuenta antes de proceder a los cambios. La
antropología moderna da ejemplos convincentes de los efectos catastróficos que puede tener la
introducción de ciertos cambios aparentemente inocuos respecto al funcionamiento de las
sociedades.19 Finalmente, ya en "La Política", Aristóteles invitaba a quienes debieran modificar el
19
R. Bureau, Le péril blanc, París, Harmatan, 1978. R.
Jaulin, La paix blanche, París, 10/18, 1974. D.
Ribeiro, Les frontières indigènes de la civilisation,
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17
funcionamiento de las organizaciones, a asegurarse de que los cambios anhelados valieran la pena.
La intervención formativa
La intervención formativa aspira a reunir en una misma mesa a personas con visiones
diferentes y que hasta el momento quizás vez no hayan tenido la ocasión de conocerse e
interactuar. La búsqueda de soluciones deviene el objetivo colectivo.20 La negociación, el
abandono de las posiciones extremas y la búsqueda de transacciones constituyen las reglas de
juego. Los encuentros, las entrevistas, las sesiones formativas a la medida son también medios
capaces de favorecer el surgimiento de puntos de vista comunes. Las personas involucradas
adquieren hábitos de negociación y aprenden a identificar los vínculos de interdependencia y de
solidaridad que los unen. En tal contexto, la solución escogida es la que las distintas partes
comprometidas elaboran progresivamente con ayuda del asesor.
Por último, la intervención formativa hace prevalecer las soluciones políticas por sobre las
No hace falta comentar que, en efecto, la búsqueda de consenso exige plazos mayores que
los requeridos para la toma de decisión de un actor único, sea éste un directivo o un asesor. Sin
embargo, la noción de eficacia sigue ligada hoy en día a la rapidez de la decisión. Por una parte, el
éxito atribuido al "modelo japonés" y, por otra, el logrado por ciertas iniciativas de tipo
cooperativo, han permitido descubrir que el "tiempo perdido" en lograr consensos puede
recuperarse eliminando resistencias durante la ejecución de las soluciones.
Las reticencias de los directivos respecto a la intervención formativa van más allá. Se
preguntan por qué debieran recurrir a los servicios de un especialista, cuando los conocimientos
técnicos de éste cumplen tan sólo un rol secundario en el estudio de un problema. No toman en
cuenta el hecho de estar a merced de un proceso que les impide conocer de antemano con certeza
las soluciones que serán adoptadas. La institucionalización de las negociaciones, incentivadas por
este tipo de intervención, acentúa el sentimiento de inseguridad de los ejecutivos. En resumen,
según los directivos, este método diluye su autoridad y perjudica sus prerrogativas.
naturaleza del saber administrativo y a la realidad del funcionamiento organizacional. Exige, sin
embargo, por razones de eficacia de la acción, que la dirección consienta en renunciar a algunas de
sus prerrogativas. Igualmente, cuestiona el rol tradicional del asesor.
La intervención formativa impone, pues, una nueva conducta a todos los actores:
compromete a los empleados en un proceso de negociación al que están poco habituados; invita a
los directivos a un inusitado compartir de sus prerrogativas; exige a los asesores sacrificar la
"belleza" de sus soluciones por el realismo.
No obstante, los dos tipos de asesoría no se excluyen mutuamente. Por el contrario, pueden
utilizarse de manera complementaria.
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